Merklen y Kessler: “Sólo una ínfima parte de los jóvenes que cometen un delito hacen una carrera delictiva”


DIALOGOS › GABRIEL KESSLER Y DENIS MERKLEN DEBATEN SOBRE INSEGURIDAD Y RIESGOS EN UNA SOCIEDAD

Los investigadores sostienen que existe una “hiperinflación” de la idea de riesgo, principalmente en torno de la llamada inseguridad. Aquí explican por qué es necesario diferenciar los riesgos. La carga de ser individuos en una sociedad. Críticas al papel de los sociólogos.

Por Natalia Aruguete y

Bárbara Schijman

Del profundo debate sobre “Morales y sentimientos de la cuestión social” entre Robert Castel, Gabriel Kessler, Denis Merklen y Numa Murard, celebrado en la Casa Argentina de París en marzo de 2011, surgió la obra Individuación, precariedad, inseguridad. ¿Desinstitucionalización del presente? (Paidós). Allí se disparan problemáticas clave del mundo actual, en particular, cómo ha evolucionado el conflicto social en las últimas décadas.
Luego de la presentación del libro en las X Jornadas de Sociología, los investigadores Kessler y Merklen dialogaron con Página/12. En la charla, problematizaron la pesada carga de ser individuos hoy, advirtieron sobre la hiperinflación de la idea de riesgo como marco de legibilidad de la sociedad y pusieron en cuestión el rol del sociólogo, en particular, “qué hacer con nuestro propio discurso de la estructura social”, puntualiza Kessler.
–¿Cómo caracterizaría las actuales dinámicas de individuación?
Denis Merklen: Esta palabra es casi un neologismo, no es asimilable a individualización. No tratamos de entender qué es lo que hace que cada uno sea un sujeto singular, sino qué hace que podamos comportarnos como individuos en el mundo, conducir nuestras vidas como individuos y tener ciertos espacios de libertad, independencia social y autonomía. Retomamos algunas preguntas planteadas hace casi veinte años ya por Robert Castel: el modo en que hoy nos volvemos individuos no siempre tiene un valor positivo. Podemos volvernos individuos y que eso constituya una forma de desigualdad social, de carga social. Hasta hace un tiempo la sociología pensaba que algunos –los pobres, los trabajadores– no lograban ser individuos, que la condición de individuo era de las clases altas y medias. La novedad en nuestros trabajos de campo es que la individuación está distribuida en toda la estructura social. Pero eso no implica que todos necesariamente se desarrollen, liberen y expandan. A veces, el ser individuos en el mundo actual puede ser una carga extremadamente pesada.
–Respecto de esta pesada carga, ¿qué efectos genera en las subjetividades lo que usted define como “responsabilización” y “actuación”?
D. M.: En Europa hay muchos dispositivos sociales que apuntan a producir la subjetividad del otro, formas de actuar sobre el otro como sujeto. Algo que no es nuevo, pero que antes estaba reservado a sujetos percibidos como problemáticos y que ahora se dirige a todo el mundo, a gente que no tiene un problema en tanto tal, sino que simplemente fracasa en la vida. El otro punto es que para poder conducirte como un individuo responsable se necesitan ciertas condiciones, que a veces son del orden de los recursos que se posee y otras del orden contextual. Entonces, convertir la exigencia de conducirse como un individuo responsable y autónomo en universal supone desconocer los recursos de los que cada quien dispone para poder hacerlo, por un lado, y las abismales diferencias de situación en las que uno se encuentra, por otro.
–¿Asociado al contexto, también en el caso de los riesgos habría diferencias?
Gabriel Kessler: La pregunta es hasta dónde extendemos la idea de riesgo. En el artículo de Castel se expresa una posición que también compartimos los otros autores: se alerta sobre la hiperinflación de la idea de riesgo como marco de legibilidad de la sociedad actual. Por un lado, hay una expansión del riesgo como grilla de legibilidad, lo que conlleva nuevas y constantes demandas a los gobiernos. Ellos son interpelados para asegurarnos contra nuevos tipos de riesgos, impensados tiempo atrás. Cada vez más se instala la idea de una democracia técnica que pueda gestionar estos riesgos. Esta es la discusión entre los teóricos de la sociedad de riesgo (Beck, Giddens) y la postura de otros como Castel, que propone la necesidad de limitar y diferenciar la utilización de la idea de riesgo.
–¿En qué sentido cree que se debe diferenciar?
G. K.: Por un lado, su extensión limitada diluye la idea de responsabilidad sobre ciertos colectivos y ciertas clases. Por otro lado, impone una demanda necesariamente insatisfecha, tanto en relación con la inseguridad como con respecto a otros temas, la llamada “frustración securitaria”. En relación con la inseguridad, hay un cuestionamiento a la idea de grupos de riesgo, porque se puede demostrar correlación pero no causalidad entre ciertos atributos y el delito. A lo que se agrega la idea de indicadores “pre-delictivos” que conllevaría el riesgo futuro de que cometan tales hechos, con el potencial estigmatizador que implica. También se cuestiona la idea clásica de la criminología de que los delitos en la juventud son indicadores de una carrera delictiva adulta, cuando se ha demostrado lo contrario: sólo una ínfima parte de quienes cometen un delito en la juventud tiene el riesgo de entablar más tarde una “carrera”. Allí hay un cuestionamiento tanto a las políticas más autoritarias como a las más progresistas, bajo la idea de “jóvenes en riesgo”, cuya extensión ilimitada impondría un tipo de política preventiva con tintes autoritarios.
–¿En qué medida la propuesta de limitar la idea de riesgo se asocia a la premisa de que “no sorprende que la inseguridad se haya ubicado en el primer lugar de preocupación en la Argentina y a nivel regional”, que usted plantea en el libro Ilegalismos, cidade e política?
G. K.: No sorprende porque aparece, sobre todo en América latina, un cambio en la experiencia social y cultural del delito ligado al aumento de las tasas históricas de cada país; un cambio importante que se dio dentro de una misma generación o con una generación de diferencia. Por ejemplo, el caso de Uruguay es paradigmático, donde en términos relativos sus tasas son bajas, pero han aumentado en función de lo que era habitual. Allí hay una sociedad envejecida para la cual el pasado está siempre muy presente; ha experimentado un cambio en la relación con el delito. Ello hace que aparezca, casi por antonomasia, como el riesgo primero.
–¿Por qué?
G. K.: Porque los riesgos no se expresan en tanto cálculos de probabilidades –no alcanza con decirle a una persona: “Mire que las probabilidades de sufrir un homicidio son bajas”–, sino que se expresan en términos de experiencia de incertidumbre: la percepción dicotómica de que algo me puede pasar o no. A esto se agrega que uno, de algún modo, elige entre los riesgos que más le preocupan y más lo rebelan o le parecen intolerables. Unos son más insoportables que otros porque media una condena moral. Mientras algunos se inscriben dentro de lo aceptable, otros se vuelven moralmente insoportables. Y esto explica por qué reaccionamos más, a menudo con más bronca que miedo frente al delito que a otros riesgos con mayores probabilidades pero sin la misma indignación moral. Un tema adicional es la “configuración Cono Sur”, entre las que se encuentran Buenos Aires junto a otras ciudades argentinas, Montevideo y algunas ciudades chilenas. Tienen un rasgo común: los homicidios son relativamente bajos pero las tasas de victimización son altas.
–¿A qué se debe esa disociación?
G. K.: En parte, al tipo de vida urbana: donde hay más circulación urbana de individuos suele haber más delitos ocasionales. Ellos resuenan en forma constante en las conversaciones; ese telón de fondo diario se articula con las noticias de los hechos más violentos, menos habituales pero que, por esa misma razón, son los que más presencia tienen en los medios. Así, la incertidumbre de que acaso uno de estos innumerables hechos cotidianos tenga un desenlace fatal es una clave explicativa de la alta preocupación actual. Esto se retroalimenta con la imagen de un “delito aleatorio”, es decir, poco profesional y con escaso control de la violencia, lo que contribuye al temor de ese desenlace. Cuando la inseguridad se vincula al “crimen organizado”, como sucede en otros países de la región, los temores se configuran de manera diferente de lo que sucede en el Cono Sur.
–En sus escritos, usted plantea que hay una autonomía relativa entre delito e inseguridad. Otros autores, en cambio, afirman que la sensación de inseguridad no está asociada con la tasa de delitos. Más aún, en algunos países las estadísticas muestran una baja en el nivel de delitos cometidos y, en cambio, un aumento del temor al delito.
G. K.: Yo sostengo que (la autonomía) es relativa. Cuando uno toma una evolución temporal de una década o década y media en determinados países, ve un reacomodamiento de las percepciones. Cuando los delitos empiezan a aumentar, en general un tiempo después el temor aumenta. Cuando el delito baja –pero ya la preocupación está instalada: los medios han tematizado el tema, los mercados de seguridad están prósperos, las prácticas sociales han cambiado–, allí podemos decir que el sentimiento de inseguridad, pensado como sentimientos, prácticas y representaciones, se autonomiza y perdura. Pero una vez que el delito baja y se mantiene así durante un tiempo considerable, como en varios países de Europa, el temor al delito disminuye. En lugares como Chile, donde el delito empezó a bajar, también el temor bajó. En Bogotá, más allá de que las tasas siguen siendo muy altas, el delito efectivamente bajó y la percepción también. Hay una maleabilidad de las percepciones.
–¿Cómo analiza las mediciones en este campo?
G. K.: Si yo busco temor, encuentro temor, por lo cual las mediciones más sofisticadas empiezan a diferenciar entre lo que llaman un “miedo experiencial”, más ligado a las experiencias personales o a la lectura del contexto barrial, de lo que se denomina un “miedo expresivo”, asociado a una crítica social, en muchos casos expresiones autoritarias sobre inmigrantes, inquietud por cambios en los sectores populares, crítica generacional contra los jóvenes. Los indicadores actuales –por ejemplo, la encuesta británica de victimización que diferencia entre indicadores para miedo experiencial y miedo más expresivo– muestran que cuando diferenciamos entre indicadores para uno y otro temor –los de percepción de probabilidad de un delito, por caso– no sólo las cifras del temor cambian, sino que además los grupos que aparecían como menos temerosos, por ejemplo los jóvenes varones, empiezan a mostrar guarismos más elevados. Depende de lo que pregunte, encontraré cosas distintas.
–¿Cómo se vincula esta noción de riesgo con la creciente individuación y la precariedad de la que hablan en el libro Individuación, precariedad, inseguridad?
D. M.: No hay actualmente mayor individuación porque haya mayor precariedad o exposición al riesgo. Incluso si se revisa la literatura sociológica del siglo XX, es indudable que la individuación fue un efecto inmediato y exponencial de una mayor estabilización de las condiciones de vida, de mayor seguridad social. Comparado con lo que había ocurrido durante el siglo XIX, al lograr estabilizar los modos de vida de la mayoría, hacerlos previsibles y generando que el horizonte temporal se extendiera, hubo una explosión del individualismo, observado muy claramente ya en los años ‘50. Lo que ocurre luego de ese proceso, con las formas de precariedad que conocimos en los últimos 30 años, es que se produce un modo de individuación diferente.
–¿Con qué rasgos?
D. M.: Ya no está relacionada con la capacidad que un individuo tiene de poder anticipar y proyectarse hacia el futuro de manera independiente, sino con la dificultad que los sujetos tienen de apoyarse en estructuras sociales sólidas, lo que los obliga a repensarse como los únicos actores de sus propias vidas. Como no puedo contar con ninguna protección social, no puedo más que arreglármelas solo. Pero entre ser socialmente independiente y tener que arreglárselas solo hay una valencia del tipo de individuo que es muy distinta.
–¿En qué se diferencia?
D. M.: En el primer caso hay una cierta homogenización con las condiciones sociales, lo que no quiere decir igualdad, sino que algunos riesgos se controlan mejor. En el otro caso hay una profunda desigualdad social porque no se es igualmente individuo en distintos contextos. Supongamos que decimos: “las sociedades contemporáneas son sociedades del riesgo”. Al decir eso nos perdemos de observar una situación muy evidente.
–¿Cuál?
D. M.: Vamos por una calle cualquiera de la ciudad en una hora vespertina aquí y en alguna periferia poco transitada y protegida, es indudable que la exposición al riesgo no es la misma. Del mismo modo que no está expuesto al mismo riesgo un habitante de clase media en Berlín que uno de clase popular en el Congo… Entonces, si todos están igualmente expuestos al riesgo estamos perdiendo una capacidad descriptiva formidable, porque es indudable que las situaciones son diametralmente diferentes, dependiendo de la exposición. Hay una obligación del sociólogo de restituir un elemento que no es perceptible necesariamente para los sujetos. Que tanto el ciudadano berlinés como el otro pueden sentirse muy amenazados, pero no podemos decir que las dos situaciones sean iguales pese a que los sujetos se expresen de la misma manera.
G. K.: Querría llamar la atención sobre las maneras paradójicas en que se pueden expresar subjetivamente esos mayores riesgos y esa mayor incertidumbre, ligada a la criminalidad que recién mencionaba. En mi artículo yo comparo a los jóvenes que cometieron delitos en los ’70-’80, de los ’90 a 2002 y después de 2006. En la segunda etapa aparecía algo que en ese momento no vi tan claramente; quizá creí que era un aspecto de la adolescencia. Era esa incertidumbre y, sobre todo, esa gran precariedad, que podía ser leída a primera vista como una idea de actor hiperestratégico, cuando lo que había era una situación de necesidad que se expresaba como una suerte de lógica instrumental según la cual parecía no haber opción más allá de la elegida.
–¿En qué se expresaba esa falta de opción?
G. K.: Yo uso una frase de una entrevista que lo resume: “Necesitaba dinero. No tenía trabajo. Salí a robar”. Allí aparece reducido al máximo el campo de acciones posibles, lo cual puede ser leído como una especie de actor hiperestratégico que está solamente pensando en una lógica de los fines sin importar los medios. Pero cuando lo comparo con algunos jóvenes diez años después, en una sociedad donde se abren más oportunidades laborales, donde hay una idea de menor precariedad más allá de que realmente los pueda o no incluir, aparecen más opciones y capacidad de agencia.
–¿Diez años después pudieron optar?
G. K.: El delito aparece como una posibilidad por la que se puede optar o no. Lo paradojal es que la idea de incertidumbre, que uno tendería a pensar que se vivencia como un estado de duda, desde el punto de vista de los actores, a veces es expresado como que el camino que se elige es lo único posible. Entonces esto nos enfrenta a una cuestión bastante debatida en el libro: esa relación entre lo que uno (como investigador) explica y lo que los actores dicen de sí mismos.
–¿Puede el investigador evitar decir más de lo que los actores dicen? ¿Cómo hacer para no sesgar desde su interpretación el relato de los actores?
D. M.: Cuando Kessler construye su narración de tres momentos de un personaje social equivalente y los compara, produce un modo de comprensión del mundo que no es accesible a ninguno de esos actores; como sociólogo, él está en condiciones de crear un dispositivo de observación que es propio de su trabajo. Allí hay un momento de “creatividad” en la construcción del dispositivo de investigación. Entonces, sin la necesidad de decir: “Esa persona está equivocada al pensar lo que piensa sobre su propia vida, su propia historia y sobre el mundo”, los sociólogos tienen la obligación de construir un mecanismo de acceso a la realidad, de conocimiento, que permita observar algo que no era observable antes. Y que no es directamente accesible para los propios actores. Creo que allí hay una respuesta posible a este dilema moral del sociólogo, en tanto no resuelve todas las preguntas posibles.
G. K.: Dos observaciones. Por un lado, en las ciencias sociales, en particular desde la sociología pragmática, hay un movimiento desde hace ya varios años de cuestionar lo que han llamado la reducción a lo social, en el sentido de imponer una serie de argumentos y de claves explicativas relativamente limitadas –la crítica es sobre todo a Bourdieu– para explicar distintas cuestiones. Como dice Latour, imponer una meta-narrativa que sustituye la propia narrativa de los actores. En estos temas, me parece que esa pregunta tiene también una relevancia política particular. Me refiero a que las explicaciones sociales, a las que adhiero y sobre las que he trabajado, han permitido contrarrestar los discursos más punitivos cuando se produjo el gran aumento del delito en los ’90. Hemos demostrado, en Argentina como en el resto de la región, la relación entre aumento de la desigualdad, desempleo y delito. Pero es necesario incorporar otras variables a la experiencia urbana de un delito, a las emociones ligadas a los actos y a los actores mismos. Poder diferenciar entre nuestras interpretaciones y las de los actores, que en muchos casos, como dice Boltanski, reniegan a subsumir su historia en un relato de dominación.
D. M.: Al comienzo de su carrera, Bourdieu había dicho que el principal problema del sociólogo es que su objeto habla. El era perfectamente consciente de eso y tomó una decisión radical. Sabía que se exponía a que le dijeran: “Usted no tiene razón”. En una de las últimas escenas de la película La sociología es un deporte de combate, Bourdieu se expone frente a los jóvenes de la periferia de París. Uno de los chicos le dice: “Tenés a Dios en tu apellido, pero vos no sos Dios” (N. de la R.: Dieu, Dios en francés). Como si le cuestionara: “No sos quién para venir a explicarnos a nosotros los que nos pasa”. En ese entonces, Bourdieu era un profesor del Collège de France, una persona conocida en Francia para todo el mundo. Cuando Bourdieu sale de la sala, dice: “Pobres muchachos; se creen que entienden lo que les está pasando pero no entienden nada”.
–Con respecto a esta discusión sobre la “mirada” del sociólogo, ¿cómo no caer en el miserabilismo?
D. M.: El reproche de miserabilismo es a la sociología de Bourdieu. Se trata de la toma de conciencia que tienen los mecanismos de dominación en una sociedad, que hacen del dominado un sujeto que, incluso, no puede hablar en nombre propio. Bourdieu decía que las clases populares no pueden hablar en nombre propio, sólo pueden ser habladas por otros. El acento puesto en la observación puede invalidar completamente el hecho de que esos dominados tienen una voz, una iniciativa, una visión del mundo, se equivocan, hacen cosas bien y otras mal. Hay una especie de condescendencia que descalifica porque no es más que la producción de un dominado.
–¿Cómo escapar a eso?
D. M.: Es algo muy difícil para nosotros, que hemos prestado una atención muy especial a la condición del pobre. Pienso que el principal resguardo que tenemos es el de pensar que todos los otros miembros de la sociedad son nuestros conciudadanos. Los pobres, la clase media y los ricos. Y que del mismo modo que criticamos sin tapujos y con entusiasmo las conductas y los modos de ver de los poderosos, los políticos, los periodistas, también debemos tener una actitud crítica –lo cual no quiere decir desconocer la racionalidad del otro– con quienes están en una posición de desventaja: pobres, sometidos, explotados y demás. El reconocimiento de la situación y de la condición no obliga a tener un punto de vista condescendiente ni descalificador con el otro.
G. K.: Una de las formas de evitar el riesgo del miserabilismo es no pensar determinados fenómenos como exclusivos de los sectores populares, sino tener una mirada que considere los diferentes grupos y las relaciones entre los grupos o clases sociales. Los ilegalismos que estudiamos en el libro, por ejemplo: se podría decir que a cada clase y franja etaria le corresponden distintos tipos de ilegalismos. Cuando uno va al conurbano se encuentra con un terreno heterogéneo de sectores medios, medios bajos, medios altos. Sin embargo, se suele visualizar como un territorio polarizado entre clases altas en urbanizaciones privadas y sectores marginalizados; nada más lejano de la realidad. El efecto de una construcción de conocimiento, con una preocupación legítima por la urgencia social en años pasados, tendió a tener una mirada sesgada sobre ciertos territorios y franjas de la población. Allí hay un problema. De hecho, hoy nos preguntamos de qué hablamos cuando hablamos de sectores populares y también cómo definirlos. Por último, creo que hay un cuestionamiento más macro sobre qué hacer con nuestro propio discurso de la estructura social. La “sociología de los problemas públicos” nos dice: “Ustedes –en tanto expertos– son parte de la conformación de los problemas públicos. No son la voz que dice, desde afuera, “esto es así o asá”. Somos parte de esos dispositivos de enunciación y de prácticas que contribuyen a configurar ese problema.

Tapas, noticia y recorte de la realidad

Comparamos las tapas de los diarios de mayor tirada del país para saber qué realidad construye cada uno a través de los contenidos que destaca.
Les dejamos, para que recorran, las tapas de los principales diarios argentinos.
Les dejamos, para que recorran, las tapas de los principales diarios argentinos.
Clarín, Popular, Crónica, Tiempo y Olé destinan dos tercios de su primera plana a la indefinición del torneo Inicial, producto del empate sin goles entre San Lorenzo, el líder, y Estudiantes que dejó, a una fecha del final, con chances de ser campeón a otros tres equipos: Vélez, Newell’s y Lanús. La mayoría exhibe, en su foto central, la desilusión vivida en el Nuevo Gasómetro.
Clarín prefiere mostrar el “penal no cobrado” favorable a San Lorenzo, cometido por Silva contra Cavallaro, y presenta un “Final abierto para cuatro equipos”. Indica que, con “el 0-0 de San Lorenzo-Estudiantes y el 2-2 de Lanús ante Boca, arde la pelea por el título”, ya que el Ciclón les “lleva dos puntos a Vélez, su próximo rival, y a Newell’s y Lanús, que juegan entre sí”. Al igual que sus colegas gráficos, Clarín destaca que “La AFA postergó la definición para el 15, a pedido de Lanús”, que jugará la final de la Copa Sudamerica.
Diario Popular presenta a jugadores azulgranas abatidos, arma el título “Ahora no puede fallar”, y plantea que “San Lorenzo jugó mal, igualó 0 a 0 con Estudiantes y desperdició la chance de ser campeón pero sigue dependiendo de sí mismo”.
Crónica exhibe a decenas de simpatizantes de San Lorenzo con gestos de preocupación y decepción, junto al rótulo “Camp... Nou”, y señala que “Los hinchas del ‘Ciclón’ tenían todo preparado, pero se quedaron con el grito atragantado”.
Tiempo prioriza que “San Lorenzo empató y se mantiene el suspenso”, y detalla que “Hay cuatro equipos con posibilidades y se cruzarán el domingo 15 en dos partidos que pueden consagrar al campeón o alargar la definición hasta un desempate: “Vélez-San Lorenzo y Newell’s-Lanús”.
Olé muestra al jugador “Pipi” Romagnoli con “bronca”, edita el título “Quini 4 con revancha” y consigna que “San Lorenzo no pudo festejar y ahora lo define en Vélez, que tiene chance, como Lanús y Ñuls. ¡Final increíble!”.
“Loquísimo”, titula Muy, y muestra al “intruso” hincha del Ciclón que ingresó en el segundo tiempo del partido. Resalta que el “empate de San Lorenzo y Estudiantes demoró hasta el 15/12 la definición del torneo más raro de estos años”.
La Nación cede su imagen central a los gestos de desilusión de los jugadores azulgrana y propone que “Campeón, se busca”. Y Página/12 habla de un “Póker de candidatos”, dado que “Los de Boedo no pudieron con Estudiantes y el campeonato quedó abierto”.
Elecciones en Santiago
Las elecciones en Santiago del Estero repercuten en todas las tapas, pero con distinta intesidad.
Bajo el título central “Santiago Kerido”, Página muestra el festejo compartido entre Claudia Ledesma Abdala, su esposo y gobernador Gerardo Zamora, el jefe de Gabinete nacional, Jorge Capitanich, y el secretario Oscar Parrilli. Según el matutino, en las “últimas elecciones del año, el kirchnerismo retuvo la gobernación de Santiago del Estero con el 64 por ciento de los votos, casi 50 puntos por sobre el segundo puesto”.
Tiempo expone, en el techo lateral derecho de la portada, un “Rotundo triunfo del kirchnerismo en Santiago”, y comenta que “Capitanich acompañó a la gobernadora electa” y “hoy Cristina la recibirá en Olivos”.
Clarín anuncia que “El radicalismo K arrasó en Santiago con la mujer de Zamora”, y muestra, en una pequeña foto, a Claudia Abdala, que le “sacó casi 50 puntos al segundo”. Por su parte, La Nación apenas incluye en la portada, en su título más pequeño, el “Amplio triunfo de los Zamora”.
Crónica menciona el “Triunfo de una radical K”, y Popular indica la “Amplia victoria para la esposa de Zamora en Santiago”.
Malas noticias para el Gobierno
En sus dos noticias más destacadas, La Nación desliza críticas hacia el Ejecutivo. En la principal, bajo el título “Preocupa a EE.UU. la caída en las reservas argentinas”, el diario observa “escepticismo” en el gobierno de Barack Obama, que “considera que se necesitan varias medidas urgentes para frenar la sangría”.
En la secundaria de mayor visibilidad, La Nación alerta sobre la “Ola de denuncias por acoso laboral y maltrato en Cancillería”, y detalla que la “llegada de jóvenes kirchneristas desplazó a diplomáticos de carrera y a administrativos; hay críticas por el manejo irregular de fondos y quejas del sindicato”.
Clarín prefiere conservar en su título secundario más destacado su ofensiva contra el vicepresidente Amado Boudou. Tras haber alertado ayer que “Boudou es dueño de 5 empresas que nunca declaró”, el matutino subraya hoy que “Piden protección para un testigo clave en el caso de la ex Ciccone”, y considera que “Boudou sigue muy complicado” en la causa judicial por la venta de la imprenta.
Fuente: www.diariosobrediarios.com.ar

Insaurralde se despidió de Lomas y respaldó a Carasatorre

El electo diputado nacional puso paños fríos luego de su decisión de pedir licencia como intendente y no renunciar. Dijo que queda “un gran equipo” comandado por su sucesor, Santiago “Beto” Carasatorre. Se mostró con el gobernador Daniel Scioli. 

“En Lomas queda un gran equipo, con Santiago Carasatorre y con el apoyo de los vecinos”. Así, el electo diputado nacional del Frente para la Victoria Martín Insaurralde le puso paños fríos a la tensa situación que se vive en Lomas de Zamora luego de su decisión de pedir licencia y seguir ligado al Municipio en vez de renunciar al cargo.

Anoche, Insaurralde inauguró un microestadio para 4500 persona en el parque municipal “Eva Perón” en una jornada que incluyó el recital del cantante solista Luciano Pereyra.

“Hoy es un día muy especial ya que estamos inaugurando el primer microestadio en la historia de Lomas de Zamora. Pero también es muy especial porque junto a ustedes he vivido los cuatro años más hermosos de mi vida política. Mi gran compromiso es con todos los vecinos, que saben que voy a trabajar hasta el último día de mi vida por seguir cambiando la ciudad entre todos”, señaló Insaurralde durante el acto.

El electo diputado estuvo acompañado por su pareja, Jésica Cirio, el gobernador Daniel Scioli y Karina Rabolini, entre otras celebridades.

En sus declaraciones, Insaurralde incluyó a Santiago Carasatorre, quien será su sucesor en el cargo de intendente a partir del 4 de diciembre.

“En Lomas queda un gran equipo, con Santiago Carasatorre y con el apoyo de los vecinos. Disfruto la vida todos los días. Cumplí el sueño de ser electo diputado, pero aún quedan muchos sueños por cumplir y son los de cada uno de los vecinos de Lomas de Zamora”, señaló quien encabezara la lista del FpV en las elecciones de octubre.

Esta semana, el Concejo Deliberante aprobó una licencia hasta diciembre de 2015 para Insaurralde. La decisión de no renunciar cayó pésimo en el entorno de Carasatorre, que piensa que Insaurralde “no le tiene confianza”.
 

Ituzaingó: Descalzo rescindió el contrato de la basura pero volverá a privatizarla

El intendente cortó el contrato con la empresa Urbanhica por “el deficiente servicio que prestaba” en el distrito. Ahora, intentará un contrato de emergencia con otra firma por los próximos 6 meses hasta armar el nuevo pliego y en el gobierno local descartan de plano la municipalización. El conflicto con los Camioneros.  

El intendente de Ituzaingó, Alberto Descalzo, decidió rescindir el contrato de recolección de residuos a la empresa Urbanhica por “el deficiente servicio” que, según el Municipio, venía prestando y esta semana resolverá qué nueva firma se hará cargo del área. Mientras, desde el oficialismo descartaron la municipalización.

“Durante los últimos meses la empresa ha estado prestando un servicio pésimo, que no sólo motivó los reclamos del Gobierno Municipal sino de muchos vecinos que diariamente nos hacían llegar sus quejas. Hemos dialogado en reiteradas oportunidades con los responsables de la empresa, pero el servicio no mejoró, sino todo lo contrario, por eso hemos decidido dejar sin efecto el contrato que en su momento se había firmado”, señaló Descalzo mediante un comunicado en el que anunció la baja del contrato del servicio de recolección de residuos domiciliarios como así también el de montículos y ramas.

En ese distrito del oeste del Conurbano, la empresa encargada de la recolección es Urbanhica, una fusión entre Martin y Martin y Ashira.

El municipio comenzó pagando unos 35 millones de pesos anuales a la firma integrada por Martin y Martin y Ashira. Pero, con el correr de los años y mediante actualizaciones, los gastos municipales ascendieron y este año llegaron a unos 53 millones de pesos.
Sin embargo, desde la Comuna nunca estuvieron conformes con el servicio.  Y a esa insatisfacción se sumaba a los constantes conflictos entre la empresa y los trabajadores.

De hecho, esta tarde Camioneros difundió un comunicado en el que señala que hay 200 puestos de trabajo en juego y que la caída del contrato “es una clara jugada del intendente de esta localidad, que sigue intentando municipalizar los servicios, cubriendo lugares de trabajo genuino por planes sociales, menospreciando el trabajo digno”.

No osbtante, desde el Municipio descartaron una municipalización del servicio aunque esta semana personal de la comuna se hará cargo del servicio. La idea de Descalzo es contratar bajo la figura de emergencia a una empresa por los próximos 6 meses y luego sí, armar un nuevo pliego para un contrato largo.

De todos modos, de acuerdo a fuentes municipales, el objetivo es bajar los costos. “El servicio era caro y malo, así no se podía seguir”.
La semana pasada, el gobierno municipal avanzó con la compra de camiones para la recolección de ramas con un préstamo del Banco Nación pero aún así en el oficialismo aseguran que el servicio se volverá a privatizar.

Esta tarde, el secretario de Infraestructura y concejal electo, Pablo Piana, y el secretario General, Alfredo Almeida, se reunieron con representantes de Camioneros. Los funcionarios prometieron que le pedirán a la nueva empresa que tome a parte de los empleados que quedaron sin trabajo por la caída de Urbanhica.
 

A map of American English


Do you pahk the cah in Hahvahd yahd? Do you refer to multiple people as “dey”? Is a jelly doughnut called a “bismark,” or is everything that comes out of a soda fountain called a coke, even if it’s really 7-Up? Do you root for Da Bears?
The way we speak, both the phrases we use and the accents that inflect those phrases, come from our upbringings. And in a nation of more than 300 million people, it’s little wonder that those accents vary widely. More than a decade ago, Robert Delaney, a reference associate at Long Island University, put together this map of the 24 regions of American English:
Dialects and Subdialects of American English in the 48 conterminous states, image copyright Robert Delaney
Dialects and Subdialects of American English in the 48 conterminous states, image copyright Robert Delaney
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Here’s a quick rundown of the regions Delaney identified:
Eastern New England: These are the cah pahkahs, the blue collar residents from Maine to Massachusetts who drop their Rs and substitute an H. Think Jack Donaghy when he hangs out with Nancy Donovan on “30 Rock.”
Boston Urban: There are a few sub-dialects in the Hub, from the stereotypical Southie dialect (Sully and Denise on “Saturday Night Live”) to the Boston Brahmin (John Kerry). The differences are more determined by class than anything else.
Western New England: Outside eastern Massachusetts, it’s the T that gets dropped. The last Democratic president was Bill Clin-n, for example. It’s not as distinctive as the eastern accent.
Hudson Valley: Dutch settlers, Delaney says, influenced language development north of New York City. The sitting area in front of your doorstep is a stoop, and the best-sellers at Dunkin’ Donuts are crullers and olycooks.
New York City: The mix of ethnicities that built the Big Apple created their own dialect that doesn’t sound much like the rest of America. TH sounds become Ds, and words get smashed together easily. There’s no better example than Marisa Tomei and Joe Pesci in “My Cousin Vinny.”
Bonac: A small and dwindling dialect on Long Island, which was once a part of New England. Combine New York City and Eastern New England and you get the idea.
Inland Northern: Upstate New York and Vermont combine Western New England and the Midwest, and words like marry, merry and Mary are all pronounced identically. Delaney points out another doughnut difference: Here, they’re called friedcakes.
San Francisco Urban: The city by the bay has more in common with the East Coast than the West Coast, thanks to the settlers who originally made their way to the Bay Area. San Franciscans speak a mishmash of Northeastern and Midwestern English.
Upper Midwestern: Home of the Midwestern twang, influenced by a combination of Northeasterners and Southerners who migrated up the Mississippi River, as well as the Scandanavian immigrants who settled the area. A subdialect in and around Minnesota reflects more of that Norweigan influence. Think “Drop Dead Gorgeous.”
Chicago Urban: Bill Swerski would be proud. Chicago’s distinctive dialect is influenced by what linguists call the Northern Cities Vowel Shift, when short vowels started sounding like their longer cousins. Chicago’s dialect was influenced by migrants who traveled along the Erie Canal, west from the Northeast. They root, of course, for Da Bears.
North Midland: Here’s where the European immigrants who didn’t move to New York City start playing a role. The Scotch-Irish, German and Quaker settlers from Pennsylvania to the central Midwest created what Delaney calls a “transition zone” between the north and south. Doughnuts are dunkers or fatcakes.
Pennsylvania German-English: A small but distinct dialect in the center of the Keystone State, probably spoken by Dwight Schrute’s ancestors. The grammar system is the most distinctive remnant of the region’s immigrant populations; it sounds more like German than English.
Rocky Mountain: Think Montana, Colorado and Utah. Heavy influences from frontier settlers and Native American languages.
Pacific Northwest: More influence from Native American languages. An example is the potluck, a gathering where everyone brings a dish, a derivation of the Native American “potlatch.” Muckatymuck, known elsewhere as a big shot, is another Native American term adopted by Northwesterners. But there’s less of an accent here than elsewhere, given the fact that the region was settled relatively recently.
Pacific Southwest: The settlers who showed up came to California for the gold, and that still shows in some of their slang — Delaney cites “pay dirt,” “pan out” and “goner” as phrases that started in California. Sub-dialects of Valley Girls and Surfer Dudes are ripe for parody, as in Cher and Travis from the timeless classic “Clueless.”
Southwestern: Mexican dialects of Spanish infuse Southwestern English, though the region is still what Delaney calls a melting pot of other dialects. Words like “patio” and “plaza” became a part of everyday English thanks to the Southwest.
South Midland: West of the Appalachians and into North Texas, speakers here sometimes put an A before a word ending in -ING, in place of words like “are.” TH is often replaced with an F. Delaney says this region retains more strains of Elizabethan English than modern British English has, including words like “ragamuffin,” “reckon” and “sorry,” meaning “inferior.”
Ozark: Southern Appalachian settlers developed their own dialect, best embodied in pop culture by the Beverly Hillbillies.
Southern Appalachian: The “g” in gerunds doesn’t survive often here. But overall, the accent is pretty similar to the South Midlands.
Virginia Piedmont: A syrupy drawl starts to develop south of Washington, where the letter R, when coming after a vowel, becomes what Delaney calls a slided sound. So “four dogs” sounds like “fo-uh dahawgs.”
Coastal Southern: Similar to the Piedmont drawl, but with more remnants of Colonial English. Something diagonally across the street is “catty-corner.”
Gullah: A Creole mix found in coastal areas of Georgia and South Carolina combines English with West African languages brought over by slaves who entered the U.S. in the 1700s and 1800s. Words like “peruse,” “yam” and “samba” all entered the country here.
Gulf Southern: Basically the Deep South minus Georgia and New Orleans. It’s a result of mixing English settlers from the southern colonies with French settlers in Louisiana, and it’s where we get words like “armoire,” “bisque” and “bayou.”
Louisiana: The French settlers who first traveled up the Mississippi River brought a whole mess of dialects. They include Cajun French, which incorporates some Spanish, and Cajun English, which makes New Orleans “Nawlins.”
Here’s another way linguists view the English dialects spoken in the U.S.:
Courtesy Robert Delaney

Scioli dice que es un "chimento" el pase de De Narváez a Seguridad

El gobernador respondió a la versión sobre el desembarco del Colorado en su Gabinete. Aclaró que es "un diputado opositor", pese a que recientemente incorporó a dos dirigentes de su entorno.

Daniel Scioli buscó calmar los ánimos y salió a enfriar la versión difundida por el propio Francisco De Narváez de su desembarco como ministro de Seguridad bonaerense en el mes de marzo, cuando se terminaría de blanquear un acuerdo político que a esta altura es casi inocultable.

El Colorado repite ante los suyos que “en marzo asumo como ministro de Seguridad de Scioli. Tengo que resolver ese problema para reposicionarme en la carrera a la gobernación”. El rumor no es nuevo, pero a los interlocutores que visitan a De Narváez en su casa de Barrio Parque los sorprendió la firmeza con que lo anunció.

En una entrevista con el diario oficialista Tiempo Argentino, el gobernador bonaerense respondió con una chicana a la consulta sobre el pase de su ex rival político. "¿Dónde lo dijo? Otro chimento. Le di una idea a Budassi (futuro titular de ARBA) para que ponga un impuesto al chimento, vas a ver lo que recauda", ironizó.

"Alejandro Granados está haciendo un gran trabajo, por favor. De Narváez es un diputado opositor", agregó Scioli. Se trata de una curiosa desmentida del mandatario provincial si se tiene en cuenta que acaba de incorporar a dos dirigentes del espacio del Colorado: Gustavo Ferrari y Franco La Porta.

Según Scioli, esas incorporaciones son “desde la oposición. La Asesoría General de Gobierno es un lugar en manos de la oposición, como es el caso del Tesorero, el Fiscal de Estado, el presidente del Tribunal de Cuentas”. Claro que no es el caso de la Secretaría de Servicios Públicos que estará a cargo de La Porta, que en octubre encabezó la lista del denarvaísmo en la segunda sección electoral.

Por otro lado, el propio Scioli es quien termina convalidando la categoría “chimento”. Diez días atrás, en un encuentro con la prensa en la Casa de Gobierno de La Plata, el mandatario fue consultado acerca de las versiones de cambios en su Gabinete, que incluían especulaciones sobre la llegada de Ferrari y el nombramiento de Iván Budassi en ARBA.

"Yo no puedo responder en base a especulaciones o rumores o chimentos que se largan por ahí", afirmó en ese momento, descartando las versiones que la semana siguiente se terminaron confirmando.

"Operación política"

Quien también salió al cruce de la información  fue Gustavo Ferrari. "De ninguna manera Francisco será ministro de Seguridad, es algo típico de una operación política de no se sabe dónde. Ya lo dijeron Scioli y Francisco", declaró en la FM Nacional Rock.

Además, el diputado nacional saliente afirmó que su incorporación al gobierno provincial "no se tiene que leer como un acuerdo sino como algo que Scioli viene mostrando desde hace tiempo que es la posibilidad de entablar el diálogo con distintos sectores".

Ferrari también le regaló algunos elogios al kirchnerismo. "Sería muy obtuso si no viera un cambio después de haber reclamado que el gobierno diera conferencias de prensa y hable con todos los sectores. Tengo infinidad de cosas que me diferencian del gobierno pero no puedo dejar de decir ha habido un cambio", admitió.

"Hay un marco de mayor libertad evidente en la República Argentina. Vuelven a publicarse publicidades en todos los medios, el acuerdo con Repsol y las inversiones en Vaca Muerta dan la posibilidad de incorporar los fondos que se necesitan desde afuera. Parece muy alentador que Bonfatti y Macri sean convocados y el jefe de Gabinete responda las preguntas de todos los periodistas", agregó.

Tensión en Villa Crespo por inminente desalojo de Alé Alé


Se trata del conocido local de comidas Alé Alé. Sus dueños quebraron y los trabajadores armaron una cooperativa para no perder el trabajo. Los empleados se preparan para resistir un operativo de la Metropolitana
Alrededor de unos 300 trabajadores del restaurante mantienen tomado el local, ubicado en la calle Estado de Israel al 4500, ante un inminente desalojo que en principio estaba previsto para esta madrugada, pero todavía no se concretó.

Se trata de los cocineros y personal de limpieza del restaurant Alé Alé, quienes hace más de un año lograron salvar de la quiebra al local gastronómico tras la creación de una cooperativa de trabajo que apuntó a mantener la fuente laboral a partir de la autogestión.

La orden de desalojo fue solicitada por los dueños del inmueble donde funciona el restaurante, que no son los mismos viejos propietarios del local de comidas, quienes decidieron no renovarle el alquiler del lugar.

"Resistiremos pero no de ninguna forma salvaje. Estamos más de 300 personas aguantando a la Metropolitana a que entre", dijo Andrés Toledo, presidente de la cooperativa que gestiona el restaurante, al tiempo que remarcó que no quieren "perjudicar a terceros".
Los empleados del restaurante armaron una barricada con mesas y sillas en el interior del local
"Pedimos un tiempo lógico para buscar otro inmueble y trasladar todo esto a otro lugar", aseguró el representante de los trabajadores. "Nosotros vamos a aguantar pacíficamente. No somos salvajes. No queremos violencia. Queremos un acuerdo para pagar un alquiler y que nos den un tiempo. Nada más", reclamó.
En declaraciones al canal Todo Noticias (TN), Toledo remarcó que "se van a quedar sin empleo 40 laburantes" y dijo que el trabajo "ha levantado más del 100 por ciento" desde que los empleados gestionan el comercio.
En el mismo sentido se expresó Sergio Cano, otro de los integrantes de la cooperativa que armaron los empleados, quien se quejó porque los dueños "no dan tiempo para nada". Y remarcó que van a a resistir: "Estamos protegiendo lo nuestro".
En tanto, la abogada de los trabajadores de Alé Alé, Ornella Nociti, comentó que "la orden de desalojo viene de un juez civil por un convenio de desocupación". Al respecto, adelantó: "Estamos presentando el pedido de suspensión, apelamos, nos rechazaron el recurso pero vamos a ir a la Cámara. Y si esto sigue así, presentaremos un amparo para que no intervenga la Metropolitana, porque en cada desalojo que realiza se producen incidentes".
Al ser consultada en radio Del Plata por las intenciones de los propietarios del restaurante, la asesora letrada aseguró: "Quieren traspasarlo a otra de las sociedades que tiene, para hacer negocios inmobiliarios; como ya hicieron con otros locales".

“Apostamos por Kicillof”


El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, dijo que la inflación, la caída de reservas y el cepo al dólar "son temas que preocupan" a empresarios. Aseguró que la entidad “apuesta a Kicillof y a Capitanich”. 
“Apostamos por Kicillof”
Héctor Méndez.

El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, afirmó que la inflación, la caída de reservas y el cepo al dólar "son temas que preocupan" a empresarios, y condicionó el "éxito" del acuerdo que propicia el Gobierno sobre precios y salarios a que se "acepten las realidades" del sector.

Además, pidió un dólar "competitivo", planteó que la moneda norteamericana "tiene que acompañar lo que sucede con otras variables de la economía", y aseguró que la entidad "apuesta" al ministro de Economía, Axel Kicillof, y al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.

El titular de la UIA, central que lunes y martes de la semana que viene realizará su conferencia anual, con presencia de hombres del Gobierno y de la oposición, fue consultado por el diario Cronista Comercial sobre si la inflación le preocupa más que la caída de las reservas o el cepo al dólar.

"Los tres temas son preocupantes. No hay que descuidarlos y hay que prestarle atención. No se soluciona con una sola medida", contestó Méndez, según publicó hoy el matutino porteño.

Tras considerar que la presidenta Cristina Fernández regresó "muy bien" a la función luego del reposo médico, y que la oposición "perdió fuerza luego de las elecciones", el dirigente de los industriales expresó que "son positivos" los cambios que introdujo la jefa de Estado en el gabinete de ministros.

"Se acabó la incertidumbre. Ahora el empresariado está menos ansioso, controlar la ansiedad empresaria es bueno", expresó, mientras que sobre el ministro de Economía, Axel Kicillof, dijo que "es una persona preparada. Los que lo conocen bien no se quejan. La UIA apuesta a Kicillof y a Capitanich".

Cuando se le mencionó que el Gobierno quiere tener listo antes de Navidad una suerte de pacto social, Méndez expresó: "Confiamos que lo va a lograr. Ahora, no sé si puede tener éxito".

"Si se aceptan las realidades puede ser exitoso. Pero resolver las paritarias no será sencillo. Es un desafío muy difícil, porque los argentinos tenemos que entender, y esto es para todos los sectores, que no nos puede ir bien, si a otros les va mal", sostuvo.

Sobre la medida que propicia el Gobierno para aumentar los impuestos internos de los autos más caros, señaló que se verá "cómo" se acompaña el "reclamo" de las automotrices, aunque admitió que "como estaba (el tema) no era justo. Era anormal. Los autos importados tenían un tipo de cambio diferencial de fácil acceso. Eso estaba mal".

Y cerró con un comentario sobre el saliente secretario de Comercio, Guillermo Moreno, de quien dijo que "no" estaba "de acuerdo con la mayoría de las políticas que aplicó. Algunos sectores fueron beneficiados, otros perjudicados".

En cuanto a los bonos Baade y otras medidas que había tomado el ex secretario, Méndez opinó: "Nadie sabe qué va a pasar. Es una incógnita".
 

ENTREVISTA A ALEJANDRO BULGHERONI Y EDUARDO EURNEKIAN

"Capitanich es un buen CEO para el país"

Los dos mayores inversores locales en hidrocarburos se juntaron para hablar del momento político, de Repsol, de YPF, de Galuccio, de la inflación, del dólar, de Kicillof, entre otros temas. Galería de imágenes.

No les gusta que se diga que son los dos argentinos más ricos, pero lo son. 


—Bulgheroni, ¿a usted le habría gustado comprar el 51% de YPF por US$ 5 mil millones a pagar a diez años con una tasa del 8,5% de interés anual?
BULGHERONI: Ni siquiera lo analicé. Estoy muy bien con Pan American Energy & Action. Tenemos muchas inversiones futuras.
—¿Y a usted, Eurnekian?
EURNEKIAN: A mí me interesa mucho porque él tiene una posición hoy fuerte, importante, en el mercado petrolero argentino, y es la única manera de poder ser más que él, como buen capitalista que soy... Sí, yo compraría YPF.
—¿Hizo buen negocio la Argentina regulando los precios del combustible para comprar YPF por tan poco aunque le haya costado unos años de importar energía, o habría sido mejor pagarla el cuádruple en una expropiación normal hace cinco años?
E: No sé si es mejor o peor. La falta de participación de la sociedad es uno de los grandes temas que hacen a las políticas nacionales, que no pueden ser privilegio de unos pocos que tienen la suerte o la responsabilidad de gobernar. Tiene que ser partícipe toda la sociedad, principalmente en estos casos, como pueden ser la salud, el desarrollo de ciertas inversiones estratégicas. No veo por qué alguien tiene que elegir que esto es estratégico y aquello no. Es razonable que un país defina estrategias, indicar “esto, esto y esto lo queremos explotar nosotros”. Pero sepámoslo todos, así colaboramos, porque en este caso habríamos ayudado muchísimo para que YPF sea una realidad.
—Y usted, Bulgheroni, ¿qué opina?
B: La pregunta afirma que el objetivo de regular los precios fue para comprar YPF, y no sé si es así. Creo que el objetivo de regular los precios fue un problema de costos internos, como todos los precios que están regulados bajos, para tratar de generar una economía de precios más bajos, o sea, de costos más bajos.
—Pudo haber sido un efecto secundario, pero no era el objetivo central.
B: No. Además, los precios se regularon mucho antes.
—YPF hoy vale mucho menos de lo que valdría en situaciones distintas.
E: El valor de YPF es el que está en la Bolsa. Todos tenemos expectativas, entonces yo digo: “Si valuás una empresa por la expectativa, hay que ver cuánto vale; si la valuás por sus resultados, es un número más tangible”. Pero en el caso de una empresa que cotiza en la Bolsa, lo que el mercado está dispuesto a pagar es lo que vale.
—¿Tras el arreglo con Repsol el precio de YPF se duplicará en los próximos años?
B: No sé. Ahí entran de nuevo las expectativas y los resultados que muestre YPF. Y creo que los que están invirtiendo, ya sea en YPF o en alguna otra empresa, lo hacen desde ese punto de vista.
—Eurnekian, usted conoce el tema de medios, habiendo sido dueño de varios, ¿por qué desde fuera de los medios oficialistas se presenta este acuerdo como una concesión a Repsol y no al revés?
E: Al estar comprometidos, deja de haber una ecuanimidad.
—Concretamente: ¿se está pagando barato o caro?
E: Si los españoles están de acuerdo en cerrar esta operación de esta manera es porque es lo que se consigue. Otro camino sería mucho más complejo para los españoles y los argentinos, y perderían todos. Si los españoles quieren sacar más dinero que esto, tendrán que ir a un árbitro, tomará años, deterioro. Si están de acuerdo las partes, me parece muy bueno.
—Ustedes dos han hecho inversiones en asociación con YPF. ¿Se sienten más cómodos hoy haciendo negocios con esta YPF que acordó con Repsol su indemnización?
B: El acuerdo con Repsol es muy positivo para YPF, para el país, para todos nosotros. Es mejor que se pueda trabajar con una YPF que no tiene ese problema.
—Usted que invirtió en Vaca Muerta, hay análisis que aseguran que Vaca Muerta producirá para Argentina el equivalente a entre treinta y cien años de cosechas de soja. ¿Qué significará para la Argentina Vaca Muerta?
B: Significa algo muy interesante. Cuantificarlo sería medio temerario, como creo que fue temerario lo que dijo la Agencia Americana sobre cuánto valía Vaca Muerta. La gente tiene que entender que una cosa son los recursos y otra son las reservas. Recursos es lo que puede existir. Ni siquiera es una reserva posible. Tenemos recursos, reservas posibles, reservas probables y reservas. Y después hay que tener la producción. En petróleo, decimos que sabemos cuánto petróleo tiene un yacimiento el último día de producción. Hasta ese día, todos hacemos cuentas, los ingenieros hacen sus análisis, los geólogos hacen sus análisis. En un reservorio no convencional, estamos en pañales para decir una cosa u otra. Sí es cierto es que tiene un valor muy importante para el país. Todavía falta mucho, se han perforado muy pocos pozos. En los 80, nosotros perforamos pozos no convencionales de gas. Y encontramos gas. Pero a un dólar el millón de BTU no era económicamente explotable. Hace 11 años que yo tengo un pozo de tight gas produciendo en la cuenca neuquina. Pero claro, a un dólar como estaba en ese momento, ya lo había perforado, lo dejé en producción y produjo bien.
—¿Pero sí se sabe que no vale lo mismo YPF antes de Vaca Muerta que después de Vaca Muerta?
B: Vaca Muerta ya estaba descubierta, había producido. Pero no estaba la tecnología que la hacía producir económicamente. Hoy está. Hay gente que considera que algunos pozos son económicos. Nosotros todavía no lo hemos podido lograr. Así que, digamos, YPF vale mucho más ahora por el posicionamiento que tiene en Vaca Muerta. Pero hay que probar que podemos producir económicamente en las cantidades que hay que producir.
—Eurnekian, usted decidió, invertir en hidrocarburos pero no en Vaca Muerta.
E: Yo no estoy en condiciones de iniciarme en este negocio con Vaca Muerta. He dicho que para resucitar esta vaca muerta se necesitan muchos miles de millones de dólares. Es la realidad. No hace que sea ni bueno ni malo el negocio: hace que no sea accesible para mí.
B: Coincido en lo que él dice. Cuando nosotros empezamos a trabajar en el petróleo, empezamos mucho más abajo de donde empezó él. Trabajamos con proveedores de servicio petroleros y fuimos aprendiendo el negocio. De eso hace ya, qué sé yo, cincuenta años. Hay que lograr una fracturación que sea eficiente, y para lograr una fracturación que sea eficiente hay que encontrar la fórmula de presión, qué fluidos se meten, qué agentes para mantener abierta la fractura. Las fracturas múltiples en pozos horizontales son tecnologías de después de 2000. Yo estoy produciendo en Estados Unidos pozos horizontales, pero son pozos que no tienen toda esa serie de fracturas, son nada más que pozos horizontales que producen. Las fracturas y el tipo de fracturas es lo que llevó, después de diez o 12 años, a que Barnett Shale pudiera producir, y es increíble lo que ha producido.
—En el momento que se hace económicamente viable, el crecimiento es geométrico.
B: Sí. Y bueno, cuando salió Barnett Shale, se fueron a Hensvick, que es otra área donde yo también estoy, y ahí empezaron a desarrollar con la misma receta que había sido exitosa en Barnett, pero no fue así. Cuando nosotros empezamos a perforar, agarramos la receta que traían de allá y lo hicimos, pero después nos dimos cuenta de que se podía optimizar porque es una arcilla distinta que la de Barnett. Y cuando el precio del gas bajó, todos se fueron a perforar petróleo, y entonces ahí salió Kelford, en Texas. Y hay zonas de Kelford muy buenas y hay zonas de Kelford que no sirven para nada.
—También en Brasil una tecnología hizo posible lo que antes era inviable económicamente y hoy en Brasil hay un boom, se dice que va a ser la Arabia Saudita del futuro, que tiene reservas incalculables. ¿Se puede comparar de alguna manera el Presal de Brasil con Vaca Muerta?
B: Vaca Muerta empezó a tener cierta significación en 2010. El Presal tiene un tiempo de investigación y desarrollo mucho más largo, ya lleva muchísimos años, desde los 60. Seguramente, han cometido muchísimos errores y han puesto muchísima plata. En eso sí se parece a Vaca Muerta. Hacen falta muchos años y mucha plata. La perforación y todo el tema petrolero en la Argentina son carísimos a nivel internacional. Cuesta dos o tres veces más perforar un pozo acá.
—¿Por qué?
B: Por los costos internos. El mismo pozo que en Estados Unidos cuesta seis, siete, ocho millones de dólares, acá sale 15, 20 millones.
—No debe ser sólo un problema del tipo de cambio, porque si en lugar de tomar el dólar a $ 6 se tomara a $ 10. Si uno corrigiera el dólar y lo llevara a $ 10; en vez de costar US$ 20 millones, costarían 12, pero siempre el doble que en EE.UU. Evidentemente, hay otro problema.
B: Hay ineficiencia. La operación petrolera en la Argentina es tremendamente ineficiente. Tenemos que tener más personal porque el gremio lo exige. Ahora hay equipos nuevos que se manejan con dos o tres personas, y acá tenemos que usar seis u ocho. Y el costo de mano de obra, que antes era 40% o 50% de la perforación, hoy es el 70%. Además, la eficiencia se mide por cómo la gente trabaja. Parece que ahora estuvieran trabajando con música clásica (risas).
—Eurnekian, Bulgheroni es un experto en petróleo y usted tiene una actitud más diversificada en el campo de los negocios, que podría ser más comparable a Eskenazi entrando en YPF hace unos años. ¿Usted hubiese entrado en la situación en que lo hizo Eskenazi?
E: Fuera de dudas que sí.
—Y hoy, en retrospectiva, ¿cree que a usted no le hubiese pasado lo mismo?
E: Me parece que era un buen negocio e hizo muy bien en entrar. Lo que sucedió después es un problema ya de circunstancias que yo ni valoro ni juzgo. Eso depende de las actitudes de cada uno, que puede tener finales iguales o distintas. Pero fue una actitud inteligente, hizo bien en entrar, hizo una apuesta importante al país. Ahora, desarrollo, los contratos, las circunstancias políticas… Esto va más allá.
—¿No teme que a usted le pueda pasar con su actuales inversiones en petróleo lo que le pasó, por ejemplo, al brasileño Eike Batista, que invirtió mal, que se equivocó por no ser un especialista del medio?
E: Eso depende de la avidez personal. Abrirse en varias actividades no es que uno está eligiendo desarrollarlas simultáneamente. Hay momentos en que un empresario quiere llevar adelante una actividad porque la ve promisoria. Hay otras circunstancias en que abre distintos frentes para saber cuál está decidido a profundizar. La petrolera, por ejemplo, es una que hemos decidido. El petrolero no es un negocio fácil; es un negocio difícil, con alto riesgo. Si uno mira el historial de precios, se encuentra con sorpresas que hacen no solamente a la tecnología. El petróleo pasó de dos dólares el barril a principios del 70 y de golpe se fue a 15, o 12, en el 70 y pico. Luego llegó a 30. Luego bajó, en 2001, a 10. Luego subió a 150, 147. Bajó de 147, en la crisis de 2008, a 30, 35. Entonces, cuando uno ve esa distorsión, dice: “Van apareciendo distintas tecnologías”. Los saudíes pueden producir petróleo a 10, 12 dólares el barril.
—Porque allí está arriba, como en Venezuela.
E: Meten la manguera en cualquier lado y salen 1.200 metros cúbicos por día. Y nosotros hacemos la misma perforación y salen 10. Tienen que hacer muchas menos perforaciones para amortizar su costo. Un millón más o un millón menos el pozo no les interesa tanto, porque la incidencia de ese pozo en costo de perforaciones no es significante. Nosotros podemos estar haciendo miles de pozos anuales para mantener nuestro flujo y nivel de producción de gas y de petróleo.
—¿El petróleo será su actividades principal?
E: Hoy es principal porque tiene desde mi ángulo, y para mi personalidad, el riesgo empresario activado, que necesita ejercerse, y estar dispuesto a ejercerlo. Pero, en contrapartida, tiene las posibilidades que no pueden brindar otras actividades.
—Bulgheroni, con su experiencia, ¿cuál es el error que cometen quienes se hacen petroleros sin saber?
B: Cada caso es especial. No es lo mismo en Brasil que en Argentina o que en los Estados Unidos.
—Vayamos al caso en Brasil de Ike Batista, el hombre que llegó a ser el más rico de Sudamérica y se desplomó.
B: Creo que él sobreinvirtió en una cosa que tenía un riesgo muy alto. En el petróleo, la sobreinversión o la no evaluación del riesgo, son…
—Letales.
B: Muy negativas. Si yo puedo perder diez, corro un riesgo por cinco. Pero no voy a correr un riesgo por cincuenta, porque me va mal y fui. Todos los días estamos corriendo riesgos. En la exploración, en la producción, en el desarrollo, porque además de los riesgos geológicos, están los de superficie. Las regulaciones, la macroeconomía, una cantidad de cosas que también hacen al negocio. Hay gente que es demasiado optimista con el riesgo, y tienen asesores, técnicos en la materia, que por ahí los embalan demasiado para tomar una decisión equivocada. Es muy importante para una persona que va a meterse en petróleo, saber de petróleo. O tener un asesor muy bueno, que sea cauto. Yo no tendría un asesor demasiado optimista, porque seguramente me la va a pintar mucho mejor de lo que es.
—Por ejemplo, si los Eskenazi, aquí con YPF, hubieran tenido un buen CEO, alguien que supiera realmente de petróleo, ¿habría sido diferente la situación?
B: Creo que sí, pero yo, sinceramente, no sé cuál era el negocio. Veo que Repsol no invirtió como debería haber invertido antes de que vinieran los Eskenazi. O sea, no es que el problema sí o no lo tienen los Eskenazi: impactó negativamente en la empresa, no solamente en el país. Todas las empresas que vamos a exportar gas hicimos una presentación en la Secretaría de Energía. Dijimos: “Yo tengo asignadas mis reservas en el futuro así, así y asá, y me quedan éstas”. Tuve que probar que tenía esas reservas y en base a eso me dejaron exportar. Si todas las empresas hubieran hecho lo mismo, no habría habido los problemas que hubo en 2003, 2004. A mí me prohibieron seguir exportando no porque yo no tuviera reservas, sino porque YPF no tenía reservas para exportar y para cumplir sus contratos en la Argentina. Eso impactó negativamente en nosotros como empresa y, lógicamente, en el país.
—¿Se podría decir que Repsol, fundada a fines de los 90, tampoco era una empresa con experiencia en petróleo?
B: Bueno, yo conozco Repsol desde su nacimiento.
—Porque antes era una compañía distribuidora de combustible.
B: Estaba Hispanoil, que era la compañía de exploración de España, y estaba una compañía distribuidora.
—Una cadena de estaciones de servicio.
B: Correcto. Hispanoil no había sido muy exitosa encontrando gas y petróleo en el mundo. Y le dice a Oscar Fanjul que haga el desarrollo de la compañía española, y ahí aparece Repsol. Viene a la Argentina con la idea de invertir, y nosotros, que estábamos buscando un socio, con la idea de salir internacionalmente, les dijimos: “¿Se quieren asociar con nosotros?”.
—¿El lugar que hoy ocupan los chinos de Cnooc?
B: Sí, correcto. Y les enseñamos toda la geología y la historia argentina de producción de petróleo, y, cuando tuvieron todo el conocimiento, quisieron asociarse con nosotros por dos pesos. Y entonces, les dijimos: “No, pará, no estamos de remate, estamos queriendo asociarnos con una empresa internacional para desarrollarnos internacionalmente”. No hubo negocio. Inmediatamente, fueron a hablar con nuestros socios en el offshore, Total y Wintershall, para comprarles a ellos, cosa que no se hace. Y después terminaron comprando Astra, que la habían conocido porque era socio nuestro. Hoy tienen mucha experiencia porque han invertido en muchos lugares del mundo y la empresa ha crecido muchísimo los últimos años.
—La ventaja que tenía Repsol en 1999 al comprar YPF era que con el nacimiento del Euro España se podía endeudar al 2%, y, como esta es una actividad de capital intensivo, pagaban el costo de capital la tercera parte que usted.
B: No lo analicé a eso, pero es razonable lo que dice.
—Eurnekian, en México, que está liberando la explotación petrolera, ¿en algún momento pensó en invertir fuera de la Argentina?
E: No. Yo debo ir paso a paso. La empresa que he comprado tiene algunas inversiones en Venezuela, que vamos a mantener, pero por ahora me interesa afianzarme aquí, analizar el desarrollo de la actividad desde el punto de vista tecnológico.
—¿Y usted, Bulgheroni? ¿Invertiría en México?
B: Hace algunos años quisieron hacer algo con contratos a algunas empresas que podían vender un paquete de servicios. No fue positivo para el desarrollo petrolero de México, sí puede haber sido positivo para alguna de las empresas que actuaron. En este caso, creo que van con una idea más profunda, pero no sé. Primero, tienen que cambiar la Constitución, después hay que reglamentar eso, después tienen que salir los contratos, y entonces le podré contestar.
—¿Les gustaría tener en sus empresas un CEO como Galuccio?
B: Sí. Es una persona que conoce mucho de petróleo y gas.
E: Yo preferiría no tener clones, prefiero tenerlo a Galuccio: no quiero correr riesgos.
B: Galuccio empezó en Bridas. Hace muchos años, estuvo trabajando mucho con nosotros, y Pepe Estenssoro lo tentó para irse a YPF y se fue.
—¿Por qué Slim termina quedándose con el 10% de YPF?
B: Es un tema financiero. Habían financiado al Grupo Eskenazi para hacer toda esta operación y se quedaron con las acciones, como seguramente era el contrato de garantía.
—¿Lo ve como inversor estratégico o que va a intentar vender esas acciones ni bien pueda?
B: No sé.
—¿Qué opinión tiene de Brufau?
B: A mucha gente no le gusta lo que hizo, cómo lo hizo, pero creo que para Repsol ha hecho las cosas bien. Si uno analiza qué ha sido de Repsol desde que está Brufau al frente…
—¿Sabe de petróleo o es una mente financiera?
B: Es más una mente financiera.
E: Coincido con Alejandro. Creo que ha hecho bien lo que tenía que hacer para su empresa. Hay que ver si en los objetivos de ellos estaba desarrollarse en la Argentina o si era una inversión circunstancial, y es una manera de salirse, o de negociar con el Gobierno. Cuando hay demasiada participación de parte de los gobiernos, muchas veces da lugar a la aparición de individuos circunstanciales que creen que van a poder mejorar su relación por vía de esas relaciones. Algunas veces se da y otras no.
—El famoso tema de especialistas en mercados regulados.
E: Exacto. Pero no lo sé, yo simplemente conjeturo qué pudo haber sido.
—Eurnekian, ¿qué piensa un argentino que decide invertir 500 millones de dólares en la Argentina cuando tan pocos extranjeros y argentinos piensan hacerlo?
E: Que en nuestra tierra nos tratan muy mal, y que quisiéramos tener el mismo trato que les dan al circunstancial inversor que nunca llega.
—¿Tratan mejor a Chevron que a usted?
E: No creo que nosotros negociemos ni por las tapas como Chevron, ni que pongamos las condiciones que puso. No sé todas, pero conozco otros entretelones. Ningún argentino negociaría en esos términos porque nos adaptamos más a las condiciones generadas y a la ley. El que viene de afuera, generalmente, está más protegido. Así que en ese aspecto estamos en desventaja.
—¿Y usted, Bulgheroni?
B: Nosotros estamos invirtiendo desde hace muchos años más de mil millones de dólares por año en la Argentina. No es nuevo. También ahora, con la compra de Action y la ampliación de la refinería, estamos invirtiendo cerca de dos mil millones de dólares más en todo eso.
—Ahí hay una situación algo contradictoria porque está el anuncio de la inversión de los 500 millones de dólares, pero ustedes habían anunciado a fines del año pasado que iban a invertir 1.200 millones. En realidad, los 500 millones de dólares en Vaca Muerta están dentro de una decisión de inversión previa.
B: Eso fue una negociación que habíamos hecho con YPF que no llegó a término, digamos. Y lo de los 500 millones es para una nueva explotación.
—¿Específicamente para Vaca Muerta?
B: En principio, sí, pero no tiene por qué ser específicamente.
OTROS TEMAS
—¿Y qué le aconsejarían a los empresarios argentinos qué no invierten?
B: La gente analiza. El tipo de Gobierno, la ideología del Gobierno, son importantes, pero mucho más importante es lo que hace ese Gobierno. Fija normas, no digo que esté de acuerdo con esas normas, pero dentro de las cuales yo puedo hacer un negocio razonable, y tomo la decisión de si juego ese partido o no lo juego.
—¿Hay una aversión al riesgo que hace que muchos desinviertan?
E: La Argentina está descapitalizada. No han quedado capitales para encarar los grandes proyectos tecnológicos que requiere hoy el mundo.
B: En Sudamérica no tenemos mala fama de inversores. Es más, cuando en el año 74 yo iba como queriendo desarrollar la empresa fuera de la Argentina, no me creían que era una empresa argentina en petróleo. Se suponía que una empresa en petróleo o era estatal o era americana o europea, no existía otra. Y muchas veces me preguntaron de qué empresa era subsidiaria Bridas. No les entraba en la cabeza que era argentina.
—Concretamente, ¿usted toma más riesgo que el promedio de los empresarios argentinos?
B: Sí.
—¿Y usted, Eurnekian?
E: Si en este momento propendo a invertir en la Argentina, es porque soy un convencido de que es el momento oportuno. En algún momento también creo que es el momento de salirse, lo que no quiere decir que presupone llevar la plata afuera. Ese es otro error en el que incurren los funcionarios, que creen que alguien vendió una compañía y se fue con la plata. Yo no me voy con la plata, hago esa transacción porque creo que eso se agotó y lo puedo invertir en otro lugar para mejorar mi rentabilidad.
—¿Podría contarle al lector por qué, así como creyó antes del fin de la convertibilidad que había que desinvertir y la pegó, ahora cree que hay que invertir?
E: No hay cuestión de pegarla. Uno tiene que tener la noción de esa actividad a nivel mundial. Si yo estoy haciendo textil, y de golpe veo que van apareciendo países como China o la India, digo: “Mi padre –y esto es real– era un genio que en el año 28 puso una industria textil”. Pero si yo en la década del 70 sigo haciendo textil, soy un infradotado. Por conocimiento, por tradición, por cincuenta años de mi vida en textiles, lo hacía bien, tenía la sensación de lo que pasaba en el mundo y dije: “Esto se termina”. Los americanos le abrieron la puerta a China, y atrás le abrieron la puerta al indio, y viene el pakistaní y Sri Lanka, Indonesia… ¿Yo qué tengo que hacer acá? Y, me voy. Razonable. Haber pasado a comunicaciones era el otro paso razonable que yo creía que tenía que dar. Era obvio que el gobierno militar se terminaba después de Malvinas. Entonces uno se decía: “¿Qué puede suceder en la Argentina?”. Una explosión de libertad. Cuando vi que un sistema de televisión por cable me daba la posibilidad de poder mandarle veinte, treinta cables, que tomaban cualquier antena parabólica, tomaba un cable de Estados Unidos, y tomaba de Brasil y de Francia, dije: “Esto es lo que el pueblo argentino va a querer”. El pueblo argentino es universalista. Tuve suerte, no me equivoqué. Pero cuando vi que ya esto no daba para más, me pareció prudente también salir. Me salí en el mejor momento, es cierto, pero no para irme: empecé a invertir en aeropuertos, en mi país. ¿Por qué uno elige su país? Porque es lo que más conoce.
—¿Y por qué dice que este es el momento para invertir?
E: Porque los activos argentinos están muy bajos. Una empresa petrolera de cualquier parte del mundo costaría diez veces más, por lo menos, de lo que pagarían en la Argentina. Sea porque hemos estado alejados de los mercados de capitales, sea por lo que fuere. Entonces, es momento de invertir. No voy a invertir en Brasil porque están todos altos.
—También hace dos años los precios de las empresas argentinas eran baratos.
E: Hace dos años no tenía la liquidez que tengo ahora.
—No solamente, ahora se sabe que falta poco para un cambio de gobierno.
E: No. Este gobierno tiene la suficiente cintura para haber hecho lo que hizo hace dos años, y hacer lo que está haciendo ahora.
—Bulgheroni, ¿usted coincide en que los activos en la Argentina están baratos?
B: Depende de qué activos. Hay activos que están baratos y otros que no los veo tan baratos. En el 98, 99, compré campos en el Uruguay. Estaban muy baratos, y hoy valen 10 veces más. Pero hoy acá a los campos no los veo con esa misma capacidad de crecimiento.
—¿Y las empresas? ¿Le parecen subvaluadas?
B: Si se fija en la Bolsa, va a decir que hay muchas compañías que deberían valer más.
—Eurnekian, usted decidió esta inversión de 500 millones de dólares en petróleo antes de las elecciones.
E: Sí. A mí las elecciones me dan el panorama de que estamos en democracia, apostando a que los cambios se van a hacer en evolución. El camino de la no democracia nos ha costado carísimo. Nos ha costado perder las instituciones, no tener tradición, no tener equipos formados.
—¿El resultado de la elección no era lo determinante?
E: Las elecciones hay que respetarlas.
—Se comenta que usted hace más de un año dijo que Capitanich venía como jefe de Gabinete.
E: Es un disparate. Nunca dije eso. (N.d.R.: no es así) Yo siempre hablé de Capitanich, dije que es un individuo idóneo porque lo conozco bien, es uno de los pocos gobernadores con los que tengo mucho trato porque tengo inversiones en la provincia, pero nada más. Es un individuo muy incisivo, perseguidor, obsesivo.
—Cuente más sobre él.
E: Lo veo como un gran vendedor. Quiere inversiones, a todo me dice que sí. Lo veo proactivo en su función de gobernador. No quiero usar la palabra negocios.
—¿Lo ve con un ánimo empresario?
E: Es proactivo, obviamente. No conozco a tantos gobernadores con la profundidad que lo conozco a él. Lo puedo conocer bien a Scioli, es cierto.
—¿Y comparando uno y otro?
E: Los problemas son diametralmente opuestos. Scioli tiene las dificultades propias de una provincia que es el 40% del país; compleja, que le absorbe tiempo, demanda y tiene que generarle reglas de trabajo.
—En sus términos, el Chaco sería como una pyme.
E: Algo así.
—Bulgheroni, ¿qué opina de los cambios en el Gabinete?
B: Me han parecido positivos. A Capitanich lo conozco desde hace algunos años y coincido con Eduardo en cuanto a la calidad de persona que es, que siempre está tratando de buscar una solución. Como usted decía de Galuccio en una empresa, creo que Capitanich es un buen CEO para la Argentina.
—¿Por qué Cristóbal López, que tiene actividades en petróleo, no invirtió como usted 500 millones de dólares en Vaca Muerta?
B: No le sabría decir.
—¿Le llama la atención?
B: No. Creo que la gente decide sus inversiones en función de lo que ve, de lo que le informan sus técnicos, si es que está en el sector, en función de lo que le parece interesante.
—Eurnekian, usted que se había especializado en medios ahora invierte en petróleo. Y al revés, Cristóbal López, que estaba por lo menos desde antes que usted en el petróleo, ahora compra medios de comunicación.
E: Menos mal que es así, porque si no ¿a quién le vendería yo los medios?
—Dicen los ejecutivos de Cristóbal López que él compra medios para protegerse, para que en el 2016, cuando no esté el kirchnerismo en el Gobierno, les den una cobertura a todos sus negocios de casino.
E: Cristóbal López es mucho más inteligente que eso. No creo que necesite comprar medios para protegerse.
—¿Los medios protegen o, dado un nivel de exposición tan grande cuando alguien no es del ramo y se mete en los medios, puede terminar estigmatizado como Moneta?
E: Con los medios yo tenía una posición ética que creo que sería interesante que se generalizara como concepto: el que maneja un medio de comunicación no puede tener otras actividades paralelas a los medios de comunicación, sino diferentes. Porque en algún momento es…
—Juez y parte.
E: Juez y parte. Desde la ética, cuestiono eso únicamente a quienes tienen un medio de comunicación, y mucho más a quien tiene un medio de comunicación muy sólido, muy influyente en la sociedad. Pero como no hay ninguna norma que lo prohíba, es una cuestión personal. En cuanto a lo demás, no creo.
—¿Le pareció positivo el debate de la Ley de Medios?
E: El debate de la Ley de Medios es positivo. No creo que sea positiva la forma. El armado lo veo complejo, raro, antinatural, por como creo que viene la tecnología y el desarrollo periodístico.
—¿Prefiere el triple play?
E: Sí.
—¿Prohibiría a las personas que pueden proveer conectividad que produzcan contenidos, o no?
E: Si es parte de su negocio, no, para nada.
—¿Es distinto ser empresario de medios que de otras actividades?
E: Sí. El empresario de medios es el que menos puede delegar sus tareas y su función de supervisor y de vigilante de su propia empresa. En el caso suyo, saca mañana la revista Noticias y es usted. No es el fulanito o menganito que lo escribió.
—Bulgheroni, usted no es de hablar en los medios. Esto que hoy está haciendo es muy fuera de lo normal, y me gustaría que pudiera explicar por qué los empresarios argentinos, en general, tienen bajo perfil y hablan poco.
B: Yo le puedo contestar por mí. Las cosas que hago son personales; no soy una persona pública, no tengo alguna función pública de alguna naturaleza. Entonces, pienso que es muy privado lo que estoy haciendo y por qué lo hago. Así que, por eso, digamos, tengo mi posición de no aparecer por los medios. Lamentablemente, a veces uno aparece más de lo que quisiera.
—¿Es más difícil ser hoy empresario en la Argentina?
B: Son épocas. No he vivido tanto como Eduardo haciendo negocios en la Argentina, pero han pasado épocas en donde era más difícil, donde era menos difícil. Depende también del negocio en el que uno está.
—¿La sociedad brasilera o colombiana tiene una valoración distinta por sus empresarios?
B: Sí. El empresario no tiene una buena imagen en la Argentina. ¿Por qué? No se lo puedo contestar. En otros países tienen mejor imagen. Tampoco los veo a los empresarios, salvo a algunos, muy adictos a hablar y a presentarse en sociedad y a decir cosas.
—¿Estará ahí parte del problema?
B: Puede ser.
—Eurnekian, usted era uno de los candidatos a comprar las acciones que se ponían en venta de Telecom, y de hecho había sido uno de los candidatos a comprar Nextel hace unos meses. ¿Qué pasó que las compró David Martínez? ¿No quiso hacer una oferta?
E: En la época que yo quise comprar Telecom eran otras circunstancias. No me enteré de la venta de Telecom ahora, pero no sé si hubiera comprado. Ya no me interesa esa actividad.
—¿Le hubiera gustado comprar el control de Telecom por menos de mil millones de dólares?
E: En su época, sí. Yo entré en el negocio de Telecom en 2008, luego las circunstancias se modificaron. En ese momento existía la obligatoriedad de Telecom de vender porque estaba en duda si la absorción de Telefónica generaba un monopolio. Ellos no estaban decididos, y lo hacían porque había presión de parte del Gobierno, y nosotros no queríamos aparecer como que forzábamos una compra amparados en eso.
—¿Se vendió muy barato el control de Telecom?
E: Sí creo que se ha vendido, tomando en cuenta lo que discutimos antes sobre los valores de la Argentina, barato. David Martínez ha hecho una buena operación. Lo felicito. El tiene la forma y el capital necesario como para satisfacer el requerimiento de los vendedores, y suficiente resto si hay que invertir fuertemente para desarrollar la empresa.
—David Martínez está invirtiendo también como accionista en su empresa. ¿Se podría decir que lo compensó para que usted no ofertara por Telecom?
E: No. David está hablando con nosotros desde hace largos dos meses y discutiendo los términos, y esto ha sido una sorpresa para mí, para él.
—¿Le sorprende que una empresa así se venda sin que se informe y compitan varios por tratar de ver quién paga más?
E: Me encantaría hacer todas las operaciones así. ¿Qué quiere qué le diga?
—¿David Martínez está más alineado con el Gobierno, con Clarín, con ninguno de los dos?
E: David Martínez es un empresario y es un “manejador”, entre comillas, en el buen sentido, de dinero, de capital. Creo que tendrá la visión que tengo yo de decir “Argentina es un buen lugar para invertir”. En ese aspecto no se equivoca. Además, es un individuo que tiene entrada, acceso fácil a los distintos estratos y niveles políticos. Y más todavía: debe tener algunas relaciones internacionales que pesan en la Argentina, como con Slim o con otros. Así que le da la suficiente confianza al país y las circunstancias para invertir. En ese aspecto, lo felicito. Me parece muy bien lo que ha hecho.
—Bulgheroni, ¿conoce a Kicillof?
B: Sí.
—¿Cómo lo impresiona?
B: Como una persona muy inteligente. Tiene sus ideas claras, pero también ha sido muy pragmático cuando hace falta tomar ciertas decisiones. Cuando nosotros trabajamos con el tema de tratar de reactivar el negocio del gas, él fue muy conducente, digamos.
—¿Ejecutivo?
B: Sí.
—¿Podrá hacer un dúo compatible con Capitanich?
B: Sí.
—¿Qué recuerda de Moreno?
B: Nada.
—¿Y a usted, Eurnekian?
E: Yo no soy tan negativo en lo personal. Tengo sentimientos encontrados con él porque cuando le pedí la importación de todo lo necesario para montar la planta de microchips, tuve un apoyo total, abierto, decidido. No lo hubiera podido hacer tan rápido si él no me sacaba todos los trámites y papeleos internos. Por el otro lado, tengo en la Aduana 71 containers desde hace año y medio que no me los permitió sacar porque eso es para la actividad de biodiésel, y él considera que el biodiésel en la Argentina no hay que desarrollarlo. Fue claro. Dijo: “Esto no te dejo sacarlo”.
—¿Y cómo vio el regreso de Cristina?
E: Me parece bien que delegue. No quisiera que sea por un problema de salud, sino por un tema conceptual, para tener una visión más alejada de lo cotidiano, más amplia en la toma de decisión, y poder proyectarse saliendo de la pelea del día a día.
—Bulgheroni, del 1 al 10, ¿qué posibilidad le asigna a que la economía argentina se salga de control y volvamos a tener episodios disruptivos como en el pasado?
B: Hay una posibilidad de que salgamos bien de todo esto. Y si estamos invirtiendo en el país…
—¿Es por eso?
B: Habrá momentos mejores, momentos peores. Nosotros somos inversores de largo plazo. O sea, lo que está sucediendo en la compañía hoy, nosotros lo vimos hace diez años. Estuvimos explorando para que hoy podamos producir. Lo mismo que le decía de Vaca Muerta: va a andar bien, pero van a faltar muchos años para que encontremos la vuelta para producir bien.
—¿Y usted, Eurnekian?
E: Los argentinos creen que tienen la vaca atada. Siempre son positivos. Yo, todo lo contrario, soy negativo. Hay que trabajar, ser creativo, competir. Ese positivismo argentino nos ha llevado a creer que el mundo va a vivir gracias a nosotros, que cuando no haya granos, se van a morir de hambre, y que si no tienen después el agua argentina, se van a morir de sed.
—¿Ve posibilidades a una disrupción en 2014 o 2015?
E: No puedo generar una imagen a dos años. Genero una imagen general soy siempre absolutamente negativo para sentarme a enfocar a ser próspero en mi trabajo.
—Eduardo, usted cumplió 80 años el año pasado, y usted, Alejandro, 70 hace poquito.
E: ¿70? Un pibe viejo.
—¿Qué los motiva a hacer inversiones de largo plazo que puedan no tener la posibilidad de gozarlas?
E: Mi caso fue muy particular. Una vez me preguntaron en un banco americano que me iba a dar un crédito: “Señor Eurnekian, ¿en su organización, quién lo sigue? ¿Cómo le vamos a dar crédito si sabemos cómo es su estructura empresaria?”. Ahí recién razoné que el hombre tenía razón. ¿Cómo le va a dar el crédito a un empresario que tiene 70 años si…? Entonces dije: “Tengo que crear una organización”.
—¿Recién a los 70?
E: A los 70. Y estoy en eso. A los que tuve que echar mano eran todos pibes, así que ahora van creciendo.
—Y a Bulgheroni, ¿qué le cambian los años?
B: Su pregunta me hace acordar al doctor Hammer. Cuando era presidente de Occidental Petroleum y tenía 93 años, le preguntaron: “¿Qué va a pasar con Occidental cuando usted muera?”. Y empezó contestando: “Si yo muriera…”.
E: Soy más modesto: yo me voy a morir.
—El padre de ustedes era empresario. ¿Eso significó una ventaja determinante?
B: Es una gran ventaja, que es difícil transmitirla porque las condiciones son distintas. Cuando teníamos 14, 15 años, mi padre nos dijo a mi hermano y a mí: “Yo tengo plata suficiente para vivir”. Mi papá era muy austero. “Y también para darles educación y buenos estudios a ustedes, así que en realidad no necesitaría seguir trabajando. Pero si trabajo, lo haría por ustedes. Ahora, ¿ustedes van a seguir con este trabajo o no?”. Nos puso una presión tremenda, le contestamos los dos que sí, que siguiera invirtiendo, que siguiera trabajando, que nosotros seguíamos en la carrera. Y nosotros tratamos que nuestros hijos también sigan en la carrera, cada uno con distinta metodología. Creo que ninguna familia es idéntica a la otra. Pero volviendo a su pregunta, yo creo que nosotros estamos desarrollando e invirtiendo porque creemos que tenemos que hacerlo. Lo digo por mí y, seguramente, por mi hermano también. Pienso, además, que el día que no tenga proyectos empezaré a envejecer, por lo que voy a tratar de tener proyectos lo máximo posible.
—¿En su caso, Eurnekian?
E: Me pesa el apellido por la terminación. Ese ian no identifica solamente un apellido, sino una procedencia de gente muy orgullosa, trabajadora, y que cuando llegaron al país, creían más en la palabra que en 50 mil escritos. Es una educación que uno recibe, y se da que lo más preciado que hay en la vida es eso. Cuando me empecé a dedicar a la actividad económica, tenía un aval, un camino hecho. Yo decía: “Eurnekian”. “Ah, su padre”. Y se me ha convertido en una carga que quiero transferirla a otros, a quienes decida, porque es un activo impresionantemente importante el apellido que se lleva. Es una tradición, saber cuáles son los límites de la persona, que hoy, con el desarrollo tecnológico, son importantísimos, porque vale mucho más la ética que mil libros hablando de lo que se puede y de lo que no se puede.
—A usted los 80 parecen hacerlo más suelto, como más allá del bien y del mal.
E: No está bien eso. El otro día me he hecho una crítica y me dije que debo ser más recatado. Por haber estado en los medios, tengo una muy buena relación con muchísimos individuos que hoy están en lugares importantes, y muchos han pasado por empresas nuestras. Y muchos hablan con mucho cariño de mí, cosa que les agradezco. Y más de una vez me cuesta negarme, trato de tomar distancia, de no hacerlo, qué sé yo. Pero el otro día, bueno, no sé, me deschavé.
—¿Por qué a todos los periodistas les dice: “Che, Negro…”?
E: Porque muchas veces no me acuerdo del nombre. Esa es la pura verdad. Entonces se me hace mucho más simple decirle Negro. Después se me pegó como muletilla, y una vez que se pegó como muletilla…
—A Bulgheroni no le dice Negro.
E: Sí, ¿por qué no? Le digo Negro, también.
—Bulgheroni, usted junto con su hermano son las dos personas más ricas de la Argentina, de acuerdo a la revista “Fortune”. En conjunto vienen valuados por 5.500 millones de dólares. No era así hace diez o 15 años, cuando los más ricos de la Argentina eran Fortabat, Perez Companc, que vendieron sus empresas. ¿Qué le produce ese cambio?
B: Lo mismo que sentía antes. Además, eso lo dice la revista Fortune, yo no lo digo. La señora de Fortabat, para mí, hasta que murió, siguió siendo la señora de Fortabat. Y los Rocca son amigos y siguen siéndolo. Tengo muchísimos amigos que deben tener mucha plata, pero yo no se la estoy contando. Para mí, son amigos.
—Pregunté específicamente por Fortabat y Perez Companc, que vendieron, una su empresa de cemento y otro su empresa petrolera, cada una alrededor de mil millones de dólares. Si no las hubieran vendido, hoy valdrían mucho más. ¿Cuál es su reflexión sobre aquel que vende la empresa?
B: Son circunstancias. Este tema lo he hablado con algunos amigos que vendieron, y me dijeron: “Che, qué suerte que vos te quedaste”.
—Por la valorización de su empresa.
B: Yo no me quedé pensando en que la empresa se iba a valorar más. Me quedé porque tenía ganas de seguir trabajando en esto. Cuando nos asociamos con Amoco, no fue para venderle, sino para tener más espaldas para salir internacionalmente y desarrollar la empresa. Lo mismo que hicimos con los chinos. No sé si podríamos haber comprado la Esso así como lo hicimos, y ahora invertir en la Esso mil y pico de millones de dólares gracias, a lo mejor, a esas operaciones.
—Usted tiene residencia fiscal en Uruguay.
B: Soy residente uruguayo, sí. Porque estoy invirtiendo en Uruguay, y me requieren más a mí. Acá tenemos una estructura empresaria muy eficiente, muy buena, y no es necesario que esté acá mucho tiempo. Acá soy honorary chairman. Pero allá sí soy ejecutivo porque tengo cosas que estoy desarrollando directamente.
—¿Pero la central está en Buenos Aires?
B: Tenemos una central acá, pero la empresa global.
—¿Qué le transmiten sus socios chinos sobre los cambios aprobados por el Partido Comunista?
B: No ha cambiado mi impresión sobre China el estar relacionado con los chinos. Hace muchos años, cuando teníamos una empresa pesquera, estuvimos asociados con los chinos del puerto de Dalian, que es una zona muy pesquera. Desde ese entonces, tenemos relaciones con China, y vimos el desarrollo y todo lo que sucedió en China, lo que está sucediendo. El crecimiento de China es asombroso. Cuando estuve, el año pasado, en la muestra de Shanghai, iban millones de personas por día a verla.
—Eurnekian, usted es el segundo más rico de la Argentina de acuerdo a la misma lista. Figura con cerca de 2 mil millones, que es un poco menos de la mitad de Alejandro y Carlos, pero como está solo es una cantidad similar. ¿Qué representa el dinero para usted?
E: Primero, me molesta terriblemente que se catalogue a la gente por el dinero. Eso es un marketinismo de alguien que se le ocurrió el concepto y venderá…
—... vende revistas en todo el mundo.
E: Segundo, no creo que ese ranking sea verdadero. Creo que los que realmente tienen más dinero están escondidos, tapados, disfrutando en islas y en barcos y en lo que sea. No quita que yo disfrute también, no se preocupe. Pero a lo que voy es a que no me agrada ese concepto de estar insistiendo tanto en la sociedad de la riqueza. La riqueza del empresario pasa por otro lugar, por saber generar fuentes de trabajo.
—Explíquelo.
E: Lo mismo que para un artista hacer una buena pintura o un buen libro.
—¿Una obra?
E: No, más allá de la obra. ¿Qué es lo que en nuestra sociedad representa el éxito? Hace miles de años que estamos con el concepto de que el éxito, el conocimiento o lo que fuere es valuado en metálico. Esto vale y esto no vale. ¿Por qué vale? Porque alguien creó esto, inventó esto, desarrolló esto o hizo esto que lo quiero tener yo. Los empresarios cumplimos también esa descripción. Entonces, yo me siento ni más ni menos como cualquier artista. Y yo trabajo porque sé que mi éxito me lo va a evaluar la apetencia que haya o exista sobre lo que yo hago, pero nada más.
B: Coincido con Eduardo. Nosotros somos empresarios un poco por naturaleza. Empresario es alguien que hace empresas. Y una empresa es darle trabajo a la gente, generar riqueza, desarrollar. Creo que eso es lo que tenemos que hacer nosotros. Tenemos que ganar plata para que la cosa funcione mejor y siga creciendo. Pero después, si tengo más plata o tengo menos plata, no significa…
E: ¿Alguien cree que uno tiene 3 mil millones de dólares en el bolsillo? Por favor. ¿Alguien cree que yo puedo tener 2 mil millones en el bolsillo? Lo tengo desparramado en bienes que hoy valen y mañana no valen nada. Por favor, ¿de qué estamos hablando? No los tengo en el banco, apilados, y él tampoco.
—Aun en bienes, ¿cambia algo que sea 500 millones o 2 mil millones?
E: Esa valuación no la pongo yo, sino las circunstancias. No soy yo el que valoriza “esto vale tanto”. Empecé con nada. Y después vale, y podría no valer nada.
B: Sí con nuestro trabajo, el de nuestra gente, desarrollamos la empresa, la empresa crece, la empresa vale. Pero cada uno tiene sus ideas sobre las cosas. Conozco empresarios a los que les encanta tener un cuadro de 50 millones de dólares en la pared, o de 20. Me horroriza eso. Yo, si tengo 30, 40, 50 millones de dólares, hago una fábrica, una empresa, les doy de comer a 200, 300 personas; genero empleo, desarrollo. Son formas distintas de pensar. No digo que una esté bien o mal; cada uno tiene su forma de pensar.
—¿Cómo viven el tema de la seguridad?
E: Creo que las estadísticas no sirven para evaluar la seguridad. Eso de que en otras partes del mundo… No. Yo quiero vivir en la Argentina como vivía cuando era chico. Salía a la calle, podía irme de un barrio al otro, ir caminando, no sucedía absolutamente nada. Creo que la seguridad es parte inherente de un derecho humano a vivir como la gente.
—¿Anda con guardaespaldas?
E: (N de R: responde y luego se arrepiente y agrega) No publique eso porque mañana…
B: Esas preguntas no son para contestarlas. Discúlpeme.
—Eurnekian, ¿nunca tuvo el inconveniente de que alguien lo reconociera y lo maltratara por ser empresario?
E: No. Que me reconocieran sí, que me hayan pedido ayuda sí, que me maltrataran, no. He tenido varios casos de robo a mano armada, muy fuertes y muy duros. Desde el restaurante donde estaba comiendo hasta en una estación de servicio que, circunstancialmente, paré para cargar nafta y me agarraron a los golpes y me metieron en una piecita.
—¿Y usted, Bulgheroni? Le han robado su casa en Uruguay, ¿no?
B: No. En mi casa, no tengo pruebas, pero bueno, estoy casi seguro de que los que sacaron la plata fueron los caseros.
—Eurnekian, ¿extraña a Ernesto Gutiérrez, de Corporación América?
E: ¿Le preguntó a él si me extraña a mí?
—No, nunca lo entrevisté.
E: Ernesto Gutiérrez tenía un estilo y ahora apuesto a otro estilo. Ambos cubren perfectamente bien lo que quería en cada oportunidad. Me dio la posibilidad a mí de la diversificación pensando en el futuro. Poder contar con una persona activa como él, incisiva como él, me lo permitió. Hoy es otra etapa, en la que la persona que está dirigiendo la empresa me parece que es la correcta.
—¿Cómo termina este año en lo económico para sus empresas en la Argentina?
 B: No termina mal, pero podría haber terminado mucho mejor. Hemos tenido muchos problemas de inestabilidad, digamos, en Chubut, donde cualquiera nos cortaba las rutas y no dejaba ir a trabajar a la gente, se perdía producción, se perdían pozos a perforar, se le generaba un mal a todo el mundo en su proporción. A nosotros, pero también a la gente. Ha habido en ese sentido un descontrol importante. Y entonces, lo que podría haber terminado muy bien está terminando bien. Es lamentable.
—¿Y usted, Eurnekian?
E: Este año no termina mal. Tengo dos niveles de empresas. Una de servicios que tiene contrato administrativo por un período determinado, que son los aeropuertos. En una empresa petrolera tenemos un panorama totalmente diferente y exigencias económicas también diferentes. En los aeropuertos sabemos que tenemos un período de, normalmente, diez años de fuerte inversión. Otros diez años de un equilibrio razonable, donde se va recuperando algo para el mantenimiento y para dejar las condiciones para el final de, en nuestro caso, treinta años.
—Usted está en este segundo período.
E: Claro. Pero por las vicisitudes que hemos vivido, esa actividad no diría que es una maravilla. No me siento feliz del desarrollo de la inversión. Si bien me ha dado una proyección internacional muy positiva, porque ha generado una tecnología que pocos tienen, y hoy estamos en ocho países: en Brasilia, en Perú, en Uruguay, en Italia dos o tres. Ahora voy a competir en Grecia.
—Lo globalizó.
E: Exacto. En ese aspecto estoy muy conforme. Pero en la Argentina todavía vivimos las incertidumbres del default, una falta absoluta y definitiva de orientación económica. En cuanto a las otras inversiones que hemos realizado, estoy muy contento.
—¿Y cuáles son sus previsiones para 2014?
E: Este año fue muy mal en todo lo que es agro. Todo lo que es vino en el sentido de exportación.
—¿Espera que el año próximo sea mejor para las exportaciones porque habrá un dólar más alto?
E: No espero que haya un dólar más alto ni más bajo. Digo, simplemente, que se despejen las trabas que existen para determinada actividad. La Argentina ha logrado un desarrollo enorme en su industria vitivinícola. Hemos colocado la marca. Y de golpe, lo estamos destruyendo. Lo hemos hecho con la carne: lo hemos destruido. Lo hemos hecho con los granos. Lo que digo es que tenemos que tener planes para saber a qué atenernos. Porque si no, no es necesario hacer vino y poner el esfuerzo y el capital en cosas que no tienen retorno. ¿Para qué?
—Eurnekian, Bulgheroni definió a Capitanich como un buen CEO para la Argentina. ¿Adhiere a esa definición?
E: Yo creo que Capitanich es un individuo hábil, tiene mucha cintura política, y posiblemente la va a necesitar más que en una empresa. En una empresa yo no necesito gente de cintura política. Es un buen CEO para la Argentina. Es el individuo para el momento. Tiene conocimiento, tiene la confianza de la Presidenta, es del palo político, ha sido probado varios años como gobernador. No estamos corriendo ningún riesgo. Creo que la decisión es buena. Si hubieran nombrado a otro, no estaría tan seguro.
—¿Hay algo que no haya preguntado y que quieran agregar?
B: No. En lo que es de conocimiento mío, nos hemos explayado bastante.
E: Ha sido una entrevista muy profunda, como las que siempre realiza, así que no me da la imaginación para más.

Capitanich: perfil del nuevo jefe de Gabinete

El Gobernador de la provincia de Chaco, Jorge Capitanich, fue designado como Jefe de Gabinete. De este modo, da un gran salto al plano nacional. Capacidad de gestión, identidad y trayectoria peronista, y conocimiento económico posicionaron al chaqueño en la escena nacional.
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Por Nicolás Adet Larcher Agencia Paco Urondo

La vuelta de la presidenta Cristina Kirchner a sus funciones regulares luego de su reposo de un mes, volvió plagada de sorpresas. En el mismo día en que se difundió en forma viral el video de Cristina hablando y exponiendo su buen estado de salud ante las especulaciones mediáticas, el vocero Alfredo Scoccimarro anunció el cambio más importante en el gabinete de una gestión kirchnerista desde la asunción de Néstor Kirchner en 2003.
Si bien había cierta previsibilidad en la ocupación del ministerio de economía por parte de Axel Kicillof, la designación de Jorge Capitanich como jefe de gabinete fue una novedad propia del kirchnerismo. El flamante jefe de ministros tiene 48 años, es contador público y posee un perfil alto para el debate público.
Fue reelecto gobernador chaqueño en 2011 con el 66% de los votos. Se le reconoce la capacidad de un gran dirigente peronista con alta presencia territorial. Ya había ocupado la función de la jefatura de gabinete nacional durante la presidencia de Eduardo Duhalde en 2002. Sus adversarios y adherentes le reconocen su capacidad de gestión, y diferentes logros obtenidos durante su gobernación.
Su administración provincial acompañó la tendencia a nivel nacional en cuanto a disminución de la pobreza: en cuatro años, la redujo del 40% al 17,6%. En ese período, se crearon 71.500 puestos de trabajo, con una novedad: es una de las pocas provincias en las que el empleo privado supera al empleo estatal. Mientras, el empleo informal se ubicó en el 32% (se destacan en este ítem los planes “Mi Primer Empleo” o “Volver al trabajo”).
Durante estos años, Chaco creció entre un 7,9% y un 14,7% anual. Al mismo tiempo, la mortalidad infantil se achicó en forma “récord” según consta en los informes del Ministerio de Salud de la Nación. También se reconocen aportes a la cultura: el escritor Mempo Giardinelli supo decir que “vine a celebrar que un gobernador de mi provincia, que tiene una mirada que no esperaba, se ocupa y preocupa por una justicia social como nunca soñé ver pero que ahora estoy viendo”
Reconocido entre sus pares peronistas, Capitanich podría llegar al gabinete para tratar de retomar la acción política que había perdido potencia durante la gestión de Abal Medina, quien además recibió quejas de varios gobernadores durante la campaña electoral. El perfil del chaqueño será diferente y buena parte de su atención se centrará en el plano económico.
"Católico conservador"
Capitanich se declaró en numerosas oportunidades como un “católico conservador”. Dijo que Bergoglio es el argentino “más importante de la historia” y suele encarar sus discursos políticos desde citas y ópticas religiosas. “Ganarás tu pan con el sudor de tu frente”, expresó mientras anunciaba reformas para el trabajo, y no dudó en pronunciarse contra el aborto y el matrimonio igualitario.
Desde las filas críticas a su gestión se le endilga también la falta de aplicación de la ley de Bosques, que podría detener los desmontes en el impenetrable chaqueño, potenciados por la extensión de la frontera sojera (problemática que cruza a varias provincias norteñas).
Una controversia que lo colocó en el ojo de la tormenta dentro del propio kirchnerismo sucedió a principios del año pasado y fue el intento de establecer una base “humanitaria” norteamericana en nuestro país, más precisamente en su provincia. La agencia de noticias provincial informó que en aquel entonces Capitanich se reunió con la comitiva norteamericana en el salón de acuerdos de la casa de gobierno entre los que estaban el comandante Edwin Passmore; la formadora de emergencia de la Embajada de Estados Unidos, Silvia Maurizio y el representante de la Agencia de Inversión, Comercio Exterior y Relaciones Internacionales del Chaco, Marcos Sotelo”. En una nota referida al tema, Horacio Verbitsky escribió: “En junio, el Secretario Forti reveló que el gobierno nacional había ordenado anular el convenio que el gobernador Jorge Capitanich no tenía facultades para firmar con el Grupo Militar.” Forti agregó “Chaco dijo que sí porque es muy difícil resistirse a la tentación de las donaciones. Pero recién después de avanzar en el tema se descubre que los recursos venían de un fondo para asistencia humanitaria del Comando Sur. Desde nuestra perspectiva, no podemos aceptar que una estructura militar extranjera tenga operaciones, actividades –así sean las de evitar inundaciones–, sin pasar por el Ministerio de Defensa, la Cancillería y el Congreso”. La controversia terminó ahí.
Capacidad de gestión, identidad y trayectoria peronista, y conocimiento económico posicionaron a Capitanich en la escena nacional. Su designación en un puesto clave lo pone, además, en la pole position de cara al 2015. Como es sabido, dos años es mucho tiempo en la Argentina.