Apple reconoce la existencia de virus en Mac de forma oficial

Apple preparó un blindaje antivirus
Los peligrosos efectos del troyano Flashback, que llegaron a infectar a más de 600.000 computadoras con Mac OS a nivel mundial, dejaron al descubierto las carencias de seguridad de Apple para combatir este tipo de ataques.
 
Apple preparó un blindaje antivirus
Entre varias empresas de seguridad informática que analizaron el tema, Kaspersky había alertado sobre la necesidad de que Apple se ponga a trabajar seriamente en la seguridad de su plataforma Mac OS, porque los ataques se iban a incrementar.
 
Tras repetidos ataques, la tecnológica de la manzanita lanzó varias actualizaciones de seguridad pero las amenazas se incrementaron y diversificaron, es por eso que la empresa con cede en Cupertino decidió escuchar seriamente los reclamos, reconoció la existencia de virus y preparó una serie de herramientas antimalware, entre las que destaca "Gatekeeper".
 
Esta es la última barrera puesta por la empresa para bloquear la entrada de virus, ya presente en la última versión de Mac OS, conocida bajo el nombre clave Mountain Lion. ¿Cómo funciona? Gatekeeper es una aplicación que controla qué programas son aptos o no para descargar e instalar en una Mac, según señala la información sobre seguridad publicada por Apple.
 
Si bien Gatekeeper es una solución, su uso limitaría la instalación de aplicaciones de terceros y cercaría aun más la ya de por si cerrada plataforma de Apple. Claro que el uso de esta herramienta no es obligatoria, incluso luego de implementarla puede dejar de usarse, pero es ese caso, el usuario será el único responsable si un virus invade su Mac.
 
Cabe recordar que a mediados de mayo la compañía de la manzanita había convocado al director de Tecnología de Kaspersky, Nikolai Grebennikov, para que sus expertos en seguridad informática analizaran "las vulnerabilidades del sistema operativo y que tipo de malware podría afectarlo", según declaró la firma del antivirus en ese momento.
 
Kaspersky confirmó que fueron invitados por Apple "para trabajar en la seguridad de Mac OS", pero hasta ahora ninguna de las dos empresas explicó si Gatekeeper surgió a partir de esta convocatoria o es fruto del trabajo de los desarrolladores del Mountain Lion, ni tampoco hay declaraciones sobre la construcción de una herramienta más poderosa que sirva para erradicar software malicioso.
 
Con el anuncio de Gatekeeper y el reconocimiento de la existencia de virus en Mac, Apple también dejó de jactarse de la "invulnerabilidad" de sus computadoras. En la nuevas publicidades en las que promociona a Mountain Lion y sus nuevos equipos ahora solo apuntan que Mac OS "está hecho para ser seguro".

Krugman: las peripecias de remar contra la corriente

Ahora que esta de moda el debate acalorado de ideas y la guerra de los matices, donde sobran hogueras y traidores pero nada de poder real para sostener ese pintoresco escenario, leemos a Paul Krugman en un interesante reportajere sobre las peripecias de remar contra corriente y más...
Le pregunto si está descorazonado porque la gente que está de su lado en la discusión política no defiende aquello en lo que cree. Después de todo, debe decepcionarlo que se acepte la necesidad de recortar drásticamente el gasto en lugar de elevar impuestos, cuando el ratio de los impuestos federales es excepcionalmente bajo y hubo extraordinarias modificaciones en la distribución del ingreso. ¿Piensa que todo esto tiene que ver con el dinero?
"Estas cosas son siempre complicadas, pero en algo tienen que ver con el dinero. Por decir sólo unas palabras de leve reproche Obama ha perdido una enorme fuente de financiación en Wall Street. Y hay que reconocer que la derecha juega a largo plazo. Han pasado 40 años o más insistiendo en que el gobierno es malo o los impuestos son malos", dijo Krugman, pero agregó que, "aunque no consigo las políticas que querría, me están escuchando como no ocurría hace apenas dos años".
¿Y cómo enfrenta el odio que despierta?
 "Los años del 2002 al 2004 fueron, de lejos, los peores, y no se debió mayormente a la economía, sino a que estaba bastante solo cuando decía que nos habían mentido para ir a la guerra. Pero uno tiene que tener piel gruesa. Llevo mucho tiempo en esto y realmente fue terrible al principio, pero eventualmente me aclimaté. Creo que eso asusta a mucha gente. Cuando algunos periodistas publican por primera vez algo ligeramente crítico sobre la ortodoxia de derecha se topan con una tormenta de fuego y no vuelven más. Pero yo hace mucho que pasé ese punto"...

El paro en un mercado de trabajo heterogéneo


Leemos una muy interesante nota de Ezequiel Meler, aparecida hoy en Página 12 , bajo un título que estrecha en mucho su alcance conceptual.

En efecto, la nota plantea una problemática que abstraída del momento en que se edita , desborda ampliamente el ámbito de un solo gremio y remite a  la eficacia del paro como herramienta central de reclamo en un mercado de trabajo heterogéneo , y no solo por las asimetrìas formal/ informal, sino, como vimos acá, al interior mismo de los asalariados formales

A nuestro juicio, solo una amplia legitimidad política y sindical  -- no de la "opinión pública -- puede funcionar como mecanismo compensatorio de la gran fragmentación estructural que el mercado de trabajo actual plantea como obstáculo a la eficacia del paro como herramienta de reclamo. Leemos a Meler:
Mañana, Hugo Moyano tendrá que mostrar en la Plaza de Mayo, con todo lo que eso implica, cuánto apoyo mantiene en el seno de sus gremios y qué pueden aportar sus aliados, dentro y fuera de la CGT. La jugada no le servirá, probablemente, para retener la secretaría general, pero legitimará su papel como referente inevitable del movimiento obrero organizado, por ser uno de los pocos que puede, a partir de la gran expansión del sindicato de Camioneros en la última década, parar literalmente la actividad económica y el funcionamiento del país.
Moyano, es cierto, aspiraba y aspira a más. Creyó que podría, en el nuevo diseño del justicialismo pensado por Néstor Kirchner a partir de 2007, recuperar posiciones perdidas por el sindicalismo desde los años ’80, cuando el PJ, aún en la oposición, inició lentamente el camino que lo convirtió en un partido de base territorial financiado por el gobierno de las instancias comunales y provinciales del Estado. En esa disputa, Moyano enfrentó primero la reticencia de los intendentes del Gran Buenos Aires, representantes por defecto de sectores populares que hoy construyen su identidad no tanto a partir de una experiencia fabril sino a través del ámbito barrial. Pero su desplazamiento definitivo tuvo lugar cuando reclamó espacios en las listas que no se correspondían con la intención de voto que aportaba al conjunto del Frente para la Victoria.
Los sindicatos han avanzado, es cierto, varios casilleros en el mercado de trabajo. Merced a la recuperación de las paritarias y la vigencia del esquema de convenios colectivos característico del modelo sindical argentino, los gremios en general, y los más fuertes en particular, han aprovechado sus posiciones para convertirse en la referencia saliente de la protesta social en el país. Como señalan Sebastián Etchemendy y Ruth Collier, esta modalidad de representación, que llaman neocorporativismo segmentado, “ha restablecido a los líderes sindicales como interlocutores cruciales del Gobierno y las asociaciones empresarias en negociaciones salariales a nivel de cúpulas, ha incrementado la capacidad de movilización y las prerrogativas institucionales de los sindicatos y ha ayudado a grandes porciones de los trabajadores del sector formal a recomponer su nivel de salarios”. Ello, además, tuvo lugar con una marcada autonomía operativa respecto del proyecto político kirchnerista, del que pudieron actuar como socios menores. Incluso ahora, la pauta general de aumentos salariales lograda por la mayoría de los sindicatos se parece más al 23 por ciento de la UOM que al 18 por ciento propugnado inicialmente por el Gobierno.
La realidad que Moyano eligió no ver en ese momento remite a datos muy duros, que diferencian a la Argentina de aquel país de los años ’60 y ’70, en que vivieron su niñez y juventud muchos de los dirigentes nacionales que vetaron su tentativa restauradora. Según la Consultora Equis, dirigida por Artemio López, las cifras de pobreza e indigencia combinadas rondan el 16 por ciento, cifra que se elevaría notablemente de no ser por la activa política social del Estado nacional. Asimismo, el mercado laboral argentino funciona con un 35 por ciento de informalidad, y las tasas de agremiación son muy bajas. Muchos de los reclamos del mundo sindical, como la suba del mínimo no imponible, aparecen como contradictorios con los intereses de sectores que dependen de la recaudación estatal para acceder a los recursos que dispensa la política social...

Crisis en Paraguay: gobernar sin partido




Los periodistas internacionales llegaron en abril de 2008 a Paraguay, dejaron constancia de que un antiguo obispo de 56 años llamado Fernando Lugo, aliado de los campesinos más pobres, terminaba con 61 años de poder del Partido Colorado, y se fueron. La hegemonía de los colorados, que abarcó también la dictadura (1954-1989) del militar Alfredo Stroessner (1912-2006), había quedado atrás. En un país donde solo el 2% de sus 6,4 millones de habitantes es propietario del 80% de las tierras fértiles, llegaba por fin a la presidencia un hombre que prometía emprender una reforma agraria integral.

Lugo puso a Paraguay en el mapa. Pero el país apenas volvió a salir en el mapa cada vez que Lugo reconocía la paternidad de algún hijo ilegítimo. El primero se conoció en 2009 y el segundo a principios de este mes. Ambos fueron concebidos cuando ejercía de obispo. Eso apenas incidió en la opinión pública de una nación que desde la guerra de la Triple Alianza (1865-1870), donde Paraguay sufrió una diezma enorme de varones, se volvió muy permisiva con las paternidades ilegítimas, incluso con las atribuidas a clérigos. El problema era que su poder se asentaba sobre una base de barro.

El antiguo obispo había ganado con el 40,82% de los votos y una ventaja de diez puntos sobre la candidata de los colorados. Pero solo era la cabeza visible de una Alianza Patriótica para el Cambio (APC) formada por nueve partidos y más de 20 organizaciones sociales en la que los eternos rivales de los colorados, el Partido Radical Liberal Auténtico (PRLA), aportaba más del 60% de los votos. Hubo un liberal que se veía con más derecho que Lugo a ser presidente. Se llamaba Federico Franco. Aunque Franco aspiraba a lo máximo, se tuvo que conformar con la vicepresidencia. Su relación con Lugo siempre fue tirante y a veces nula. Por eso, cuando el Partido Colorado le ofreció el cuchillo del juicio político no dudó en agarrarlo. El resultado de la Cámara de Diputados que aprobó plantear el juicio con 76 votos a favor y solo uno en contra, y el del Senado, donde se falló la condena de la destitución con 39 votos a favor y cuatro en contra, puso de relieve la debilidad con que Lugo había gobernando.

“En realidad, los colorados siempre estuvieron ahí. Cada vez que había que aprobar una ley más o menos importante, Lugo negociaba la concesión de algún ministerio o un cargo importante para miembros del Partido Colorado”, indica Óscar Rodríguez, profesor de Economía en la Universidad Católica de Asunción y miembro del Frente Guazú, la organización liderada por Lugo.

Cuatro años después, el 80% de las tierras fértiles siguen en manos del 2% de la población. Sus seguidores estiman que los enemigos de Lugo eran demasiado poderosos. Una vez presenciada la algarabía indisimulada con la que los principales medios del país acogieron la destitución, lo que parece milagroso es que se mantuviera en el poder hasta ahora. Ese milagro solo se explica asumiendo que los intereses de los terratenientes nunca se vieron verdaderamente comprometidos. Lugo no fue un Hugo Chávez ni una Cristina Fernández, ni siquiera pudo ser un Lula da Silva. No solo no expropió, sino que apenas pudo incrementar los impuestos a los principales productores de soja.

A pesar de todo, implantó un sistema de salud que facilitó medicina gratuita a buena parte de la población. También concedió subsidios para más de 20.000 familias que viven en la extrema pobreza y llevó el desayuno y el almuerzo gratuito a las escuelas públicas. “Dejó sembrada una cultura política que nunca se había visto en este país”, señala el sociólogo José Carlos Rodríguez, colaborador del Gobierno. “Antes nadie se atrevía a declararse de izquierdas. Y la homosexualidad era un tabú terrible. Con Lugo se sabía que había un viceministro gay, y no pasaba nada. Apoyó los movimientos de los sindicatos, los campesinos y las mujeres como nunca antes se hizo. Eso ha quedado ahí”.

Sus seguros servidores

Por Mariano Blejman
Súbanlo todo que nosotros se lo guardamos, parecen decir las sugerentes marquesinas virtuales alrededor del planeta: Google, Facebook, Amazon, RedHat, Ubuntu, DropBox, GrooveShark (podría seguir) ofrecen servicios de almacenamiento en “la nube”, ese espacio que queda en algún lejano lugar llamado Internet. Curiosa la climatología virtual que se las ha arreglado para llevar las nubes siempre para el mismo lado: la estructura de la información que están montando los gigantes de la red va a ser más grande que la de cualquier Estado y va a estar guardada (¿dónde si no?) en Estados Unidos o al menos controlados desde allí. ¡Aleluya! Estamos salvados: los datos están bien guardados en el país de la libertad. Google, Facebook, Apple y Amazon, los grandes jugadores de la nube, están construyendo inmensos centros de datos en las zonas áridas y, lo que es todavía más simpático, la NSA (National Security Agency, agencia de espionaje desde Estados Unidos hacia afuera) también está guardándolo todo en el backup más ambicioso del planeta.
Umberto Eco decía que las sociedades han avanzado sobre la base de perder montañas de información de una generación a otra. Esta vez, Internet podría permitir viajar al pasado con un nivel de precisión espantosa. Facebook tiene apenas ocho años y anda a los tumbos en la Bolsa de Nueva York, pero más allá de la cuestión coyuntural es una máquina de guardar datos, fotos, videos, mensajes y conexiones. ¿Hasta cuándo? ¿Dónde? “El tema de infraestructura va a ser nuestro mayor desafío”, dijo Mark Zuckerberg –su creador– cuando anunció su salida a la Bolsa. Imagínese el lector una línea de tiempo (esa función que estrenó hace un tiempo en Facebook) que llegue cien años para atrás. El lector dirá que seguramente Facebook no va a existir dentro de cien años, pero el asunto es que los datos van a quedar bien guardados no importa la empresa que los muestre, incluso aunque usted piense que los ha borrado para siempre.
Los gigantes sociales guardan celosamente la información sobre los lugares, la cantidad de servidores que tienen, los tipos de hardware que compran y toda aquella información que pudiera afectar a su negocio y por lo tanto su credibilidad. Eso era así hasta que Facebook decidió abrir su información de infraestructura: ha elegido Prineville, una ciudad de Oregon, para instalar uno de sus nuevos inmensos centros de datos, algo así como el corazón de nuestra memoria. ¿Y por qué eligieron Prineville? Ese recóndito pueblo de Oregon es algo así como el Tíbet de América del Norte, seco, con sol pero fresco, alejado de la humanidad para salvarla.
Mientras Facebook –una empresa cerrada, que exige usuario y clave a sus usuarios para ingresar– está dispuesto a mostrar sus centros de datos, Google –que ha hecho culto de lo abierto– esconde información sobre cómo, cuándo y dónde guarda los datos de miles de millones de personas. La organización de los centros de datos en Google es secreto de Estado, incluso la compañía es conocida por mantener los servidores en cajas completamente negras para evitar ser vistas. Por su parte, Microsoft ha realizado un camino intermedio: si bien no ha abierto todos sus datos ha publicado información relevante sobre la organización de los centros de datos. Parece que Oregon se ha puesto de moda, también Apple construye un gran centro de datos en el desierto de Prineville “similar” al que se encuentra a unos pocos kilómetros, en el mundo de Facebook. La increíble nube de Amazon –que además de funcionar para la empresa de libros ofrece un fantástico servicio de virtualización de servidores– es todavía más oculta que la de Google: nadie sabe exactamente el tamaño de sus servidores ni el diseño de su infraestructura. Ni siquiera dónde compra el hardware.
Pero si hay una “empresa” dispuesta a guardarlo todo, y también lo hace en Estados Unidos, ésa es la National Security Agency, que construye en Utah un centro de datos que pretende interceptar, descifrar, analizar y guardar vastos volúmenes de datos de todos los cables submarinos y satélites posibles locales, nacionales e internacionales. Según publicó la revista Wired, el centro de guardados estará “operativo” en septiembre de 2013 y promete ser el backup más intrusivo de la historia de Internet. ¿Qué van a guardar? Todo: llamadas telefónicas, correos privados, recibos de estacionamientos, itinerarios de estacionamientos, compras de libros, cualquier cosa que esté en Internet. O sea, cualquier cosa.
Según describe la Wired, el centro de Utah es el sueño borgeano del Aleph hecho realidad: la historia universal vista desde todos los puntos de vista en un solo lugar. Cabe decir que la diferencia entre el panóptico de Michel Foucault –la idea de que el control se efectúa sobre la presunción de que alguien podía ser mirado– es un tanto diferente aquí: el control se efectúa sobre la certeza de que todo está siendo guardado. Es la concreción de un viejo proyecto de George W. “Orwell” Bush que en 2003 se detuvo por presión pública, y que no se contenta con guardar cualquier tipo de información sino con quebrar cualquier tipo de código. La NSA tiene la habilidad de romper sistemas de encriptación usados no sólo por el gobierno alrededor del mundo sino también en cualquier computadora personal. Cualquier persona que pueda comunicarse es un objetivo: corre el riesgo de ser taggeada.

Acerca del proteccionismo


Leemos a Jorge Arguello, actual embajador en USA en Embajada Abierta: 
¿Qué es hoy ser una nación proteccionista? ¿Es cuando un país en desarrollo toma precauciones ante una ola de productos abaratados por la crisis internacional? ¿O es más bien cuando una potencia exportadora entrega subsidios internos a gran escala exclusivamente a la producción local? En una economía mundial como la actual, ¿se puede medir el proteccionismo sólo por medidas aduaneras o dirigidas a las importaciones?
De cómo se respondan esas preguntas dependerá si las Américas marchan hacia una “guerra comercial” o si más bien necesitaremos establecer diálogos más abiertos fundamentados en nuevos términos.
Días atrás, ensayé algunas de estas respuestas en el programa que conduce el periodista Andrés Oppenheimer en la cadena CNN en Español, en el que participé junto con el subsecretario de la Administración de Comercio Internacional de EEUU, Francisco Sánchez, entre otros. El subsecretario Sánchez expresó preocupación sobre la actual política comercial de Argentina y mencionó recientes reclamos presentados por la Unión Europea, EEUU e incluso México contra mi país ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), noticias ampliamente difundidas en algunos medios de comunicación.
En primer lugar, quisiera poner en contexto la actual situación. Quejas de ese tipo se cruzan periódicamente todos los países; es moneda corriente en el seno de la OMC. Si bien no ha habido denuncias formales contra países de América Latina de parte de otros extra zona, en cambio, la UE y Estados Unidos afrontaron más de una decena cada uno en los últimos cuatro años.
¿Estamos ante una inminente guerra comercial? Especular con ello es una desmesura. Sí, hay tensiones comerciales, producto de una crisis que alteró el comercio internacional, lo que se tradujo en baja de precios, reducción de la demanda interna, aplicación de planes de estímulo en países desarrollados, excedentes de producción y una avalancha de bienes que los países necesitan colocar en el resto del mundo.
Las percepciones deben basarse en los hechos. ¿Por qué, por ejemplo, hay quienes dicen que Argentina toma el camino del proteccionismo? Los países más proteccionistas son los que compran menos. En 2011, entre todos los países del G-20 el país que registró el mayor aumento en importaciones desde los cinco continentes fue… Argentina, por el orden de 30.7%. Desde 2003 sus importaciones globales crecieron ¡cuatro veces y media (447%)!
En nuestra relación bilateral, las estadísticas oficiales de la Comisión de Comercio Internacional de 
Estados Unidos (USITC) contrastan enormemente con los argumentos que sostienen lo contrario. Durante la última década nuestro intercambio comercial bilateral se duplicó (107.7%), hasta alcanzar $13,172 millones. El déficit de Argentina con Estados Unidos aumentó 48% entre enero-febrero de 2011 y el mismo período en 2012. Paradójicamente, Argentina, principal productor mundial de limones, los exporta a más de 70 países pero no puede vender uno solo en Estados Unidos: eso es proteccionismo...

Completo acá

China y la especificidad estratégica de la Argentina

El primer ministro chino Wen Jiabao viene a la Argentina del 23 al 26 de junio. Es la primera visita al país de la segunda figura del sistema político chino, después del presidente, y secretario general del Partido Comunista, Hu Jintao. También es el primer viaje de Wen Jiabao a América del Sur, en ocasión de la conferencia ecológica mundial que tendrá lugar en Río de Janeiro (Río+20).

El contenido político de la gira del número 2 de la República Popular puede formularse en los siguientes términos: en los últimos cuatro años, ha surgido una nueva estructura del poder mundial , en la que los países emergentes cumplen un papel fundamental. En la visión china, los cuatro países emergentes decisivos son, además de la República Popular, India, Brasil y Rusia; y ahora, el gobierno de Beijing, por iniciativa de Wen Jiabao, acaba de convocar a Sudáfrica a integrarse a este núcleo central.

El objetivo de China es transformar a este grupo (BRIC ampliado) en un esfuerzo concertado de política exterior, basado en una común visión estratégica de alcance global , sobre todo en lo que se refiere a la relación con EE.UU., el otro polo del poder mundial. En esta concepción, Brasil no es sólo el mayor país emergente de América del Sur, sino un actor global, identificado como el principal aliado estratégico de la República Popular en el plano mundial, fuera de Asia. Para China, hay un segundo grupo de países emergentes relevantes en relación a la nueva estructura del poder mundial, que son los 13 que integran el Grupo de los 20 (G-20). Allí está la Argentina, considerada uno de los tres principales países emergentes de América Latina (México, Brasil, la Argentina).

En la percepción china, la Argentina tiene una especificidad estratégica fundamental, que le otorga un papel propio y relevante en el nuevo contexto global. China considera que la Argentina tiene un potencial agroalimentario capaz de alimentar a 500 (quizás 600) millones de personas; y la seguridad alimentaria (asegurar la alimentación de sus 1.300 millones de habitantes) es el primero de sus intereses vitales, por encima de la salvaguardia de su régimen político. La República Popular tiene la menor proporción entre tierra fértil y población del mundo (7%/22%); y enfrenta un problema de sequía crónica (carencia de agua), agudizada por la industrialización/urbanización, que torna insustentable la producción agrícola en el mediano plazo, tendencia que se acentúa en los próximos diez años, y adquiere la forma de una crisis o emergencia nacional.

La influencia de China en América del Sur se ha dado en los últimos diez años a través de dos vertientes: en forma indirecta, mediante el aumento del precio de los commodities en el mercado mundial, y directamente, como resultado del crecimiento excepcional del comercio internacional entre Sudamérica y la región asiática. Ahora comienza una tercera etapa, cuyo eje es el aumento de las inversiones chinas en América del Sur, como parte de un salto hacia el exterior de las empresas privadas y públicas de la República Popular, que llegaría a US$ 500.000 millones por año en 2020. La clave de la inversión china en la Argentina es el programa de modernización del ferrocarril Belgrano Cargas de US$ 2.500 millones, cuyo financiamiento corresponde en un 85% a la República Popular, y 15% a la Argentina. El programa está paralizado debido a las dificultades de la Argentina para hacer su aporte en la financiación, como consecuencia de la crisis económica, financiera y monetaria que la afecta al país desde octubre del año pasado. China advierte que la crítica situación de la Argentina no modifica su condición de gran productora agrícola, esencial para la seguridad alimentaria de la República Popular. Además, el ferrocarril Belgrano Cargas es una inversión en infraestructura directamente vinculada a la producción agroalimentaria y al comercio con China, a través de los puertos chilenos sobre el Pacífico; y tiene, por lo tanto, un carácter hondamente estratégico, que vincula los dos polos de la seguridad alimentaria china y la potencialidad argentina como productora mundial de alimentos.

Es probable, por eso, que el premier Wen Jiabao le proponga a la mandataria argentina, Cristina Kirchner, una fórmula para cubrir el bache de 15% en el financiamiento del Belgrano Cargas, sobre la premisa de que las decisiones estratégicas tienen un carácter esencialmente político, y sólo accesoriamente financiero o bancario. La visita de Wen Jiabao puede ser un punto de inflexión en la relación entre los dos países.