Por Rubén Weinsteiner
Ningún movimiento estudiantil o juvenil estructurado se alzó en la
década de 1930 contra el nazismo en Alemania o contra el fascismo en
Italia. Los jóvenes como colectivo, se podría decir que apoyaron o por
lo menos acompañaron estos procesos. Los trabajadores alemanes e
italianos apoyaban a los socialdemócratas, a los liberales o a los
comunistas, y se mostraban fuertemente hostiles hacia los nazis y
fascistas. Los jóvenes sin embargo nutrían las marchas y muestras de
fuerza de estos movimientos. Incluso los jóvenes intelectuales no se
opusieron enérgicamente como lo hicieron los trabajadores, a Hitler y a
Mussolini.
Esta capitulación de los intelectuales jóvenes fue voluntaria y no
existieron focos de resistencia significativos como los que se
desplegaron entre los trabajadores.
Joseph Lash escribió en Oxford Student Advocate : “ Los jóvenes
socialistas y comunistas de Alemania e Italia actuaron convencidos que
era inútil tratar de organizar a los jóvenes- de origen burgués- para
aliarse con los trabajadores. A lo sumo un puñado de espíritus
esclarecidos e independientes podrían haberse interesado por el
movimiento obrero. El movimiento estudiantil italiano de izquierda, no
pasó de ser un exaltado círculo de estudios marxistas. Los fascistas en
cambio, fueron más astutos y perceptivos de las privaciones, inseguridad
y malestar de la población joven. Las soluciones propuestas apuntaban a
la democracia y los mayores como los causantes de retardar las
soluciones a los problemas de los jóvenes”
Los jóvenes bajo el primer franquismo
En España con el triunfo de Franco, el escenario fue muy diferente.
Cuando la elite militar se enfrentó a los intelectuales, los jóvenes
opusieron una feroz resistencia.
En 1926 surgió un movimiento estudiantil para combatir a la dictadura de
Primo de Rivera. El líder estudiantil Sbert, fue deportado a Mallorca, y
en 1930 los estudiantes apedrearon la casa del dictador. La
Universidad de Madrid fue clausurada, y el 22 de diciembre, una huelga
estudiantil, fue uno de los factores que determinaron la caída del
dictador Primo de Rivera. Sbert volvió victorioso y lideró la lucha
para modernizar los planes de estudio, lograr la libertad en el aula, y
liberar de restricciones medievales los ámbitos frecuentados por los
jóvenes. Estas luchas foguearon a los jóvenes en la calle, enfrentando a
la guardia Civil, de hecho, cuando esta generación fue a la guerra
civil en 1936, ya tenía varias batallas en su haber.
Los jóvenes españoles se enfrentaban a un orden parecido aunque no tan
brutal como el que se constituía en Italia y en Alemania, sin embargo
el comportamiento de los jóvenes en ambos casos, fue diametralmente
opuesto.
El caso francés
Hasta la segunda guerra mundial el movimiento estudiantil francés era
básicamente de derecha, nucleado alrededor de la Action Francaise. De
tendencia monárquica, controlaban la Sorbona con los socialistas como
oponentes minoritarios. En 1920, comenzaron a publicar la revista
mensual L’ Etudiant Francais, fuente de inspiración de varias
generaciones de intelectuales de la derecha francesa.
Las pautas de la rebelión juvenil francesa antes de la segunda guerra
mundial, eran bastante heterodoxas. Se rebelaban contra padres
republicanos desde una posición conservadora. La Gazettte de Lausanne
lo definía: “Los jóvenes son realistas en 1933, así como sus padres
republicanos bajo el segundo imperio”. Estos jóvenes eran hijos y nietos
de jacobinos y comuneros. Si bien la ideología imperante en los jóvenes
variaba de acuerdo con la norma de la revuelta generacional, la pauta
de sus tácticas, la pauta de la política de la rebelión generacional,
permanecía invariable.
Bernard de Vésins, líder de la Action decía: “Los jóvenes constituyen el
elemento más eficaz para frenar a los profesores republicanos”.
Edouard Herriot, Primer Ministro francés, icono de la tradición jacobina
y el más representativo de los estadistas liberales entre las dos
guerras, era el blanco preferido y enemigo perfecto de los estudiantes
franceses, mayoritariamente de derecha. Era la figura paterna de la
Francia republicana que detestaban. En 1925 , lo abuchearon e insultaron
masivamente en una entrega de premios en el Lycée Louis le Grand. En
diciembre de 1932 los estudiantes de la mayoritaria Action Francaise
juntaron 30.000 jóvenes y rodearon la Cámara pidiendo la renuncia de
Herriot, 6000 policías contuvieron a los jóvenes, pero esa noche, el
primer ministro Herriot tuvo que renunciar.
Pautas de rebelión
Una pauta es una regularidad efectiva de la acción social, es una
creencia, una forma, una conducta, una manera de actuar que se da y
repite en un contexto social.
La pauta de la rebelión en los jóvenes es funcionalmente constante pero históricamente cambiante.
Para analizar el posicionamiento de los jóvenes en determinada etapa
histórica, hay que tener en cuenta la pauta de rebelión en función de
las condiciones objetivas de poder y contra poder.
Los Nazis y los fascistas, más allá de las valoraciones acerca de las
aberraciones propuestas y cometidas, supieron aumentar las tensiones del
conflicto generacional, desautorizando a los mayores ante los jóvenes,
cosa que el franquismo no hizo, sino todo lo contrario. El Franquismo
puso en valor la autoridad paterna, instituciones como la familia, y
tradiciones antiguas.
El nazismo y el fascismo plantearon un esquema tribal hacia los
jóvenes La tribalidad alude a la identidad social del joven. Los adultos
mayores pueden, si quieren estar solos, para los jóvenes es más
difícil, un joven va a la escuela, a la universidad, a un club, hace
deportes, se junta en la esquina, integra grupos, y en esos marcos
organizacionales se define identitariamente el sistema de valores y
preferencias del joven.
El franquismo estructuraba su esquema de valores de manera celular, con
la familia como núcleo, la parroquia, el barrio y las ciudades como
continentes. La tribu no era contemplada por la narrativa franquista.
La narrativa nazi-fascista apuntaba a que los mayores habían errado el
camino, se habían equivocado, se habían rendido en el caso alemán, y
habían aceptado en Versalles condiciones humillantes que condicionaban
las posibilidades de desarrollo de los jóvenes, y había que cambiar el
orden y los jóvenes debían encarar esa rebelión. La narrativa franquista
sostenía que los problemas habían surgido porque los jóvenes habían
abandonado el camino de sus mayores, la tradición y los valores, y había
que retomar el camino de los padres y abuelos.
Los nazis y los fascistas le planteaban a los jóvenes una lucha contra
un enemigo poderoso, con final abierto, algo que moviliza fuertemente a
los jóvenes. El franquismo le proponía a los jóvenes ser como sus
padres, no agitar el avispero, ya que lo que ellos hacían estaba mal.
Los jóvenes y el franquismo de posguerra
Treinta años después y todavía bajo Franco la insurgencia estudiantil
viró de lo estrictamente ideológico a un sentido más corporativo.
La pauta de rebelión de los jóvenes españoles, no se constituía en una
disputa por el sentido acerca de grandes problemas sociales, sino como
reacción al autoritarismo vertical del establishment y los mayores.
Era obligatorio afiliarse al Sindicato Español Universitario (SEU) , que
tenía 100.000 afiliados y estaba controlado por el gobierno, eligiendo
este sus autoridades. Este autoritarismo y afiliación obligatoria,
produjo un fuerte malestar entre los estudiantes, que consideraban que
el sindicato debía ser autónomo. Como protesta contra el SEU, se
formaron más de 20 grupos disidentes ilegales, concentrados
principalmente en las Universidades de Madrid y Barcelona. Sus reclamos
eran, ante todo “sindicatos estudiantiles libres” “supresión del SEU” y
“solidaridad estudiantil”. Era un reclamo básicamente sectorial y no
planteaban un debate ideológico directo acerca de la política o la
economía nacional, no planteban cambio profundos en materia social,
económica o constitucional.
La lucha contra el SEU, fue violenta, la consigna la reorganización
democrática del sindicato estudiantil. La lucha fue cruenta en Madrid,
Barcelona, Salamanca, Bilbao, Valencia, Sevilla, Oviedo, Valladolid y
Zaragoza.
Estos alzamientos que se dieron en un contexto de fuerte crisis
política, marcaron el sentido tribal de la lucha de los jóvenes, que
ante todo pusieron los problemas de la tribu al tope de la agenda.
Nazismo y juventud
A partir de 1920, el Partido Nazi eligió a la juventud alemana como una
audiencia especial para sus mensajes de propaganda. Estos mensajes
resaltaban que el Partido era un movimiento de jóvenes: dinámico,
fuerte, progresista y esperanzado. Millones de jóvenes alemanes fueron
convencidos por el nazismo en las aulas y a través de actividades
extracurriculares. En enero de 1933, la Juventud Hitleriana tenía solo
50 mil miembros, pero al finalizar el año esta cifra había aumentado a
más de dos millones. Hacia 1936 la pertenencia a la Juventud Hitleriana
había aumentado a 5,4 millones antes de convertirse en obligatoria en
1939. Posteriormente, las autoridades alemanas prohibieron o disolvieron
las organizaciones juveniles rivales.
Jay Lovestone en “The youth movement in the Third Reich” señala que “
Con hábil demagogia, Goebbels repetía que los jóvenes graduados en las
escuelas alemanas, no tenían la preparación adecuada para encarar su
futuro… la juventud comenzó a creer que estaba pagando por la
incapacidad de los mayores. Una y otra vez los nazis los exhortaban a
liberarse de la carga que correspondía a la vieja generación. Esa era la
puerta de entrada discursiva para los predicadores del nazismo…”Pocos
meses antes de asumir el cargo de Canciller, Hitler proclamó, durante la
celebración del Día del Deporte de la Juventud Nacionalsocialista:
“Grancias a nuestro movimiento está surgiendo una nueva generación llena
de coraje, e incapaz de rendirse”.
Pautas de rebelión en el proceso alemán
En Alemania la pauta de rebelión contra los liberales y
socialdemócratas apoyada entre los militaristas y nacionalistas de
diversas extracciones, estuvo muy presente a lo largo del siglo 19. En
las décadas posteriores a 1848-escribe George Mosse en “The crisis of
German Ideology : Intellectual origins of The Third Reich” ,1964-
“Nuevas fuerzas, vital y políticamente triunfantes, suscitaron la
adhesión de un nuevo estudiantado, desilusionado por la aptitud de los
viejos liberales. La unificación de Alemania, y el control de su
política interna y externa, habían sido logrados gracias a los esfuerzos
de unos pocos hombres; y sólo el ejército, comandado por Bismarck,
había sido capaz de cumplir la proeza” Por ello “ las generaciones de
estudiantes que asistieron a las universidades en la década de 1880,
dieron nueva vida al movimiento radical de derecha”.
Entre 1848 y 1914 los jóvenes y los estudiantes en particular, se
sometieron de buen grado al orden bismarckiano, y conformaron una elite
que primero ocupó los cargos políticos más relevantes y luego se
distanció de la política, para liderar el establishment desde el ámbito
corporativo. Fue ahí, donde los socialdemócratas recuperaron terreno
político y ganaron la batalla cultural a favor de la democracia liberal,
los derechos civiles y la economía de mercado. Loa jóvenes registraron
que la pauta de rebelión era contra un orden forjado por la derecha,
que ya se revelaba como incapaz para responder a sus demandas.
Finalizada la primera guerra mundial y la revolución rusa, los
estudiantes y los jóvenes en general volvieron a la política,
desempeñando un papel modesto en el movimiento comunista y masivo en
nazismo. Los jóvenes alemanes se orientaron hacia los extremos del arco
político, y con la violencia como eje central de su accionar.
En la década del 30, la mayoría de los estudiantes alemanes consideraba
que el estado liberal socialdemócrata era “reaccionario” y había
traicionado sus esperanzas.
La autonomía académica que los estudiantes le reclamaban al gobierno
socialdemócrata, bajó del listado de reclamos ante los nazis, y los
estudiantes aceptaron la regimentación y coordinación política de las
universidades.
Los estudiantes nazis, tomaron las universidades, echaron profesores,
organizaron quema de libros , y narraron estas acciones como una
rebelión apoyada desde el poder, de carácter indispensable, ante los
mayores que habían fracasado.
La Studentenschaft nazi se puso como objetivo eliminar de la
universidades todo lo “no alemán” donde la idea era un corte abrupto con
la construcción de sentido de sus padres y profesores, a favor de
profesores que reinvindicaran el rol fundacional de los jóvenes, basado
en un pasado mítico, que excedía, temporal, cultural y estructuralmente a
sus padres y abuelos.
Relatos ocultos, tensión y antisemitismo estructural
El antisemitismo caló hondo en estos jóvenes alemanes, ya en 1890 una
petición presentada al gobierno requiriendo la expulsión de los judíos
del país, tuvo más aceptación entre los estudiantes que entre la
población en general. La Asociación de Estudiantes Alemanes (Verein
Deutscher Studenten – Kyffhauser Bund) , organizada en 1881, tenía como
fines en su carta constitutiva; la lucha contra el materialismo, el
liberalismo, el racionalismo y los judíos. Los estudiantes sostenían que
consideraban “la cuestión judía” imparcial y objetivamente, ya que no
existía en ellos “temor a la competencia judía”. En 1901, actuando bajo
la presión de los estudiantes, el cuerpo de profesores de la Universidad
de Heidelberg prohibió la formación de una asociación estudiantil
judía.
Las organizaciones estudiantiles propiciaban el boicot y el uso de la violencia contra los estudiantes judíos.
Y aquí vemos otra vez una pauta de rebelión en función de un proceso
histórico. Los judíos como colectivo habían conseguido legitimar su
posicionamiento social en europa occidental. Luego de la resolución del
affaire Dreyfuss en Francia, y durante los años 20 en Alemania, la
burguesía y el establishment en general generó un consenso de
“tolerancia” y legitimación hacia las comunidades judías que no se daba
en Europa oriental. Este fenómeno coyuntural se apoyaba más en las
necesidades financieras y políticas de los poderes fácticos que en un
cambio cultural profundo. Esta movida fue percibida por los jóvenes
alemanes, italianos y franceses como una rendición ante un grupo de
poder, y por eso el antisemitismo operó como catalizador de la pauta de
rebelión.
Para los jóvenes que contemporáneos del surgimiento del nazismo, este
era “un desarrollo natural y lógico” de los lemas que sus padres habían
pregonado desde su juventud. La derrota alemana de la primera guerra
mundial le dio fuerza a los argumentos, acerca de la debilidad e
ineficacia del establishment socialdemócrata contra el que esos jóvenes
se estaban empezando a rebelar.
La crisis económica , el desempleo entre los jóvenes, la inflación y la
recesión, hacía que los jóvenes más limitados y con menos formación y
capacidad sufrieran más la competencia del mercado laboral. Esos jóvenes
vieron en el nazismo una expresión funcionalmente racional de
representatividad.
La tensión entre pautas propias y normas ajenas en los segmentos
jóvenes, sobredetermina la necesidad de la mutación. El joven pone en
emergencia conductas “asociales”, que violan normas, y que muchos viven y
practican subterráneamente, por ejemplo los relatos ocultos de la
sociedad alemana.
Los relatos culturales, tanto públicos abiertos y difundidos, como los
ocultos, privados y subterráneos, conforman las hegemonías dentro de los
diferentes segmentos poblacionales. Los relatos ocultos son una parte
muy importante en las matrices de construcción de los sistemas de
preferencias y determinación del voto.
Son relatos privados, que no se verbalizan en el espacio público, se
remiten exclusivamente a los círculos de confianza, de “los nuestros”, a
las charlas en familia o con amigos cercanos. Doy un ejemplo de estos
relatos ocultos: Muchos argentinos sintieron alivio apenas producido el
golpe militar de 1976, algunos y no pocos de ellos siguen sintiendo
hasta el presente apoyo y simpatía por ese gobierno militar, sin que les
importe los crímenes cometidos por este. Sin embargo la difusión,
resignificación y elaboración colectiva, impide hoy una reivindicación
abierta de la dictadura en los medios, en la Universidad, en una reunión
con gente desconocida, en el espacio público. Por eso la memoria se
transforma para este grupo en un hecho privado que retorna a las vías de
la oralidad propias de la intimidad.
Muchos de estos relatos ocultos contienen un desprecio por la otredad,
por otro grupo o sector social, y si bien no se expresan en público,
sobreviven subterráneamente, en lo familiar, entre amigos, allí donde
hay redes de confianza, como dadores de sentido, de lo que Bordieu
llama: la distinción.
Entre los mayores, funcionaba en Alemania un sistema de relatos ocultos
que cultivaban el antisemitismo. Los jóvenes crecieron con estos
relatos, que gozaban de la legitimidad del hogar pero asumiendo su
carácter de oculto, “de eso en público no se habla”.
Los nazis, en este caso, le dieron una plataforma de legitimidad a este
tipo de relatos, que tensó su relación con el establishment y los
mayores, pero que exponía la contradicción que esos mayores no podían
resolver.
El caso de los jóvenes comunistas alemanes
En el otro extremo del arco, el de los jóvenes comunistas, podemos
observar la efímera revolución, que implantó soviets en Baviera en 1919,
en lo que se llamó “el Abril rojo de Munich”. Los jóvenes articularon
con el movimiento obrero y contra los mayores. Uno de sus líderes, Ernst
Toler, alumno de Max Weber, escribía: “Nuestros padres nos han
traicionado, y los jóvenes que conocieron la guerra y su dureza,
comenzarán la tarea de limpieza”. La pauta de rebelión también era
contra los socialdemócratas y liberales, y también contra la democracia
liberal, pero el eje lo constituía prevenir y no propiciar futuras
guerras, como lo hacían desde la derecha. “La juventud de todos los
países debe unírsenos en nuestra lucha contra aquellos a quienes
acusamos de ser los causantes de la guerra: ¡nuestros padres!” .
El “Abril rojo de Munich” duró muy poco, Toller fue a la cárcel, y los
jóvenes alemanes mayoritariamente expresaron su rebelión hacia sus
“mayores fracasados” desde el nazismo.
La posguerra, los jóvenes alemanes y la política
Porqué no surgió ningún movimiento estudiantil y o juvenil en Alemania
después de la caída del nazismo? Podríamos pensar que se daba un
escenario de desautorización de los mayores clásico para el surgimiento
de un movimiento joven. Sin embargo los jóvenes como colectivo apoyaron
el nazismo, el objeto de desautorización eran los jóvenes mismos. Los
intelectuales veían y narraban a los jóvenes como un grupo de interés
real importante en la base de sustentación del nazismo.
Los adultos mayores, conservadores, liberales, socialdemócratas o
socialistas, participaron en menor grado que los jóvenes ahora ex nazis
en las culpas colectivas del pueblo alemán, porqué además habían sido
desplazados por el nazismo. Por eso recién en 1965 aparecen los primeros
movimientos juveniles y estudiantiles, claramente anti nazis,
involucrados en política.
Pautas de rebelión constantes y coyunturalmente cambiantes
Desde los funcional, pensamos la juventud como la define Roberto Brito
Lemus, que plantea que la juventud, comienza cuando se desarrolla la
capacidad de reproducir la especie humana, y termina cuando se
desarrolla la capacidad de reproducir el orden social. Se es joven
mientras se cuestiona, contesta y demanda cambios y se evita reproducir
el orden social tal cual está planteado. Cuando se evita “transar”.
La pauta de la rebelión en los jóvenes es funcionalmente constante, es
decir, los jóvenes buscan cambiar y sustituir, ya que deben “matar al
padre” como estrategia de inserción, proyección y supervivencia, por
eso la rebelión y la protesta se mantienen constantes, como la
identificación con los factores mas disruptivos de la sociedad, buscando
luchas contra enemigos poderosos, con final abierto.
Esa pauta de rebelión es históricamente cambiante, y depende que lo
está instituido como conservador, preservador del orden constituido y
bloqueador de cambios, sustituciones, y del ingreso de los jóvenes a
instancias de potencialidad de acción.
La pauta de rebelión se constituye en función de lo que obtura el recambio, con la impronta de la nueva generación
Rubén Weinsteiner