“Dinero helicóptero”, la estrategia de EEUU para estimular la economía en medio de la pandemia


Un hombre conduciendo una bicicleta frente a la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE), en medio del brote de la enfermedad causada por el coronavirus

Estados Unidos aprobó un paquete de medidas de estímulo de 2,2 billones de dólares para paliar los efectos del coronavirus sobre su economía y que incluye inyecciones directas al bolsillo de los ciudadanos con el objetivo de reactivar el consumo, lo que se conoce como “dinero helicóptero”.


El impacto económico de la pandemia del Covid-19 ya ha hecho que en las dos últimas semanas casi 10 millones de estadounidenses hayan perdido su empleo y el paro se haya disparado al 4,4 %. La semana anterior, el Congreso de EEUU aprobó un plan de estímulo que contempla dar 1.200 dólares a muchos estadounidenses o aumentar las prestaciones habituales de desempleo, entre otras medidas.


Es el mayor plan de estímulos de la historia del país y representa alrededor del 10 % del producto interior bruto (PIB) de EEUU.


¿Qué es el dinero helicóptero?


Es una política monetaria o fiscal expansiva que pueden aplicar los gobiernos o los bancos centrales que consiste en dar de forma directa dinero a los ciudadanos con el fin de estimular la economía en un periodo de recesión o cuando los tipos de interés están a cero.


Se trata de un término empleado en los años 70 por el premio Nobel de Economía Milton Friedman que explica qué pasaría si un helicóptero se dedicara a tirar dinero a los ciudadanos.


La teoría, que considera que reactivaría el consumo, vuelve a ponerse sobre la mesa en un momento en el que los bancos centrales empiezan a quedarse sin munición.


¿A quien se dirige en EEUU?


El paquete de estímulo fiscal aprobado por el Congreso de EEUU es el triple del que se puso en 2009 tras el estallido de la crisis financiera y que entonces ascendió a 700.000 millones de dólares.


Incluye una partida de cerca de 250.000 millones de dólares que se reservarán para efectuar pagos directos a individuos y familias de 1.200 dólares para quienes tengan una renta de menos de 75.000 dólares al año, a lo que se añadirá 500 dólares por cada menor de 17 años.


Dispone otros 350.000 millones en préstamos para pequeñas empresas y 250.000 millones más para ampliar los beneficios por seguro de desempleo. Otorga, además, 150.000 millones de dólares para el apoyo a las autoridades locales y estatales, y otros 130.000 millones para reforzar el sistema sanitario, que en algunos lugares, como el estado de Nueva York, comienza a estar saturado.
Trabajadores sanitarios mueven cuerpos de personas fallecidas del Centro Médico Wyckoff Heights durante el brote de coronavirus (COVID-19) en Nueva York


¿Cuáles son las principales ventajas?


Si existe una capacidad productiva suficiente y la población no ahorra el dinero recibido, estimula el consumo, lo cual reactivaría la economía. Además, frenaría la caída de precios en momentos de deflación.


¿Cuáles son los inconvenientes?


Según los expertos, el primero es la distorsión del mercado, ya que los ciudadanos podrían comenzar a consumir bienes y servicios que antes no consumían. Además, supondría una devaluación de la moneda, lo que encarece las importaciones, algo que no favorece a países como España -muy dependiente del gas y el petroleo exterior- y que puede generar inflación.


¿Se puede implementar en la Unión Europa?


Existen diferentes criterios entre los estados miembros sobre qué tipo de medidas a aplicar para combatir la crisis económica provocada por el Covid-19 por lo que parece difícil una acción coordinada en este sentido.


Sin embargo, los distintos Gobiernos pueden aplicar una bajada de impuestos generalizada a autónomos, pymes y empresas que permita reactivar la capacidad del tejido productivo y a los ciudadanos, lo que permitiría aumentar la demanda.


Sin embargo, en un país como España, con un problema de déficit, debería ir acompañado de una reducción del gasto público. Algunos expertos apuntan a que podría ser el momento de acabar con duplicidades administrativas y otros gastos improductivos que no tiran de la economía.

Golpe blando contra Bolsonaro, los militares lo corren del Gobierno

Acaba de ser desplazado "informalmente" del gobierno de Brasil: sigue en funciones, pero pierde todo poder real. Lo reemplaza el general Walter Braga Neto, a quien ya mencionan como "Presidente Operativo".

No se puede calificar como un golpe de Estado, al menos no como los tradicionales, pero el presidente Jair Bolsonaro acaba de ser desplazado "informalmente" del gobierno de Brasil. Sigue en funciones, pero no cumplirá ninguna misión. Quien lo reemplaza en el Poder Ejecutivo es su ministro jefe de la Casa Civil, el general Walter Braga Neto, quien entró al gobierno a mediados de febrero, cuando aún se desempeñaba como jefe del Estado Mayor del Ejército. En un comunicado del 31 de marzo, firmado por el ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva y los comandantes del Ejército, la Marina y la Aeronáutica, se anunció la nueva forma de gobierno: "En cuanto dure la situación de crisis (por el impacto del Coronavirus) el Presidente Operacional de Brasil será el general (Walter) Braga Neto".

Según el site DefesaNet, que difunde exclusivamente materiales referidos a las Fuerzas Armadas, el "cambio" se hizo visible el lunes 31 de marzo. Ese día, la conferencia de prensa diaria sobre el Coronavirus, en el Palacio del Planalto, tuvo como protagonista al "ministro-presidente" Braga, pasó a comandar una suerte de "Estado Mayor" en las sombras de la Presidencia de Brasil. Este medio afirma que la "designación de Braga no fue un simple nombramiento". Por el contrario, resultó "producto de un acuerdo por arriba, que involucró ministros y comandos militares, y hasta al propio Bolsonaro".

El desplazamiento de Bolsonaro de las decisiones, permitió que Braga pudiera conducir las políticas del Palacio del Planalto sobre el Coronavirus, en contradicción con las declaraciones presidenciales contrarias a la cuarentena. En los medios de Brasil ya se menciona a Braga Neto como "Presidente Operativo".

La explicación que corrió en la cúpula del gobierno sobre este desplazamiento de la autoridad electa, es que con este "mecanismo" se lograba reducir el grado de exposición del presidente brasileño, que había sido objeto de pesadas críticas tanto por parte del Congreso, como de todo el espectro partidario (de derecha a izquierda) y de la prensa. Le cuestionaban su manejo de la crisis del Coronavirus y su postura adversa a la cuarentena que habían apoyado los gobernadores de los 27 estados brasileños. Esta "nueva forma de gobierno" permitió que Braga pudiera conducir las políticas del Palacio del Planalto sobre el Coronavirus, en contradicción flagrante con las declaraciones presidenciales contraria a esa medida. En los medios de Brasil ya se menciona a Braga Neto como "Presidente Operativo", como confirmó el columnista Ricardo Kotscho del sitio UOL, el más leído de país, bajo el sugerente título "¿Al final quien gobierna Brasil?.


La toma directa del control del Estado por parte de militares mediante distintos atajos, parece ser una nueva tendencia en Latinoamérica. Esa tendencia fue incluso expuesta por el periodista Max Fisher en The New York Times en un editorial titulado "Un juego muy peligroso: en América Latina los líderes cuestionados se apoyan en generales", donde habla de "democracias militarizadas".

Braga Neto apareció este viernes en el centro de una conferencia sobre el Coronavirus en el Planalto, debutando en su rol de "presidente operativo".

La caída de Bolsonaro ocurre luego que las élites empresariales comenzaron a mencionar la existencia de un "desgobierno" y la falta de capacidad de conducción del Presidente. Así lo afirma DefesaNet, al señalar que pasados los primeros días de ganancias especulativas en la Bolsa de San Pablo, el mundo financiero empezó a temer que sobrevenga un quiebre de los grandes bancos brasileños.


En verdad, en los hechos fueron los propios militares los que preanunciaron el proceso de alejamiento "no formal" en el comunicado que firmaron el ministro de Defensa Azevedo y los tres comandantes militares. Allí se anunció: "Le toca al ministro jefe de la Casa Civil (Walter Braga), ahora incorporado como figura del Estado Mayor Nacional Político conducir la amarga realidad nacional", en un pronunciamiento que hace eco en aquel realizado por los militares de Bolivia, que empujó la salida de Evo Morales.

Un comunicado firmado por el ministro de Defensa y los tres comandantes militares anunció: "Le toca al ministro jefe de la Casa Civil (Walter Braga Neto), ahora incorporado como figura del Estado Mayor Nacional Político, conducir la amarga realidad nacional".

Más aún, en ese comunicado se subrayó: "Esa deliberación ya fue comunicada con los debidos cuidados, a los ministros y a las principales autoridades de los Tres Poderes (Ejecutivo, Justicia, Congreso)". Y se explica que este reemplazo "operacional" se mantendrá "mientras perdure la grave situación" generada por el Covid-19.

Una semana antes de esta operación en las más altas esferas del país, el jefe del Ejército, Leal Pujol, había advertido: "Este es un momento de cuidado y prevención, pero también de mucha acción por parte del Ejército brasileño". Pero la parte más reveladora de ese mensaje vino a continuación: "El Ejército está integrado al esfuerzo de toda la Nación bajo la coordinación del Ministerio de Defensa y junto a las otras Fuerzas hermanas". No mencionó al presidente Bolsonaro. Leal Pujol culminó su proclama con la frase distintiva del Ejército que alude al "brazo fuerte".

A todo esto, hubo una reacción del jefe de Estado Bolsonaro, expresada por uno de sus hijos, Carlos, a través de un tuit. Decía textualmente el 31 de marzo: "Es mucho más valioso conversar con un humilde soldado que con un general, que ni siquiera usa silbato".

Discurso de poder: prepararse para ser mal interpretado o como lidiar con chicanas


Rubén Weinsteiner



Rubén Weinsteiner

En el discurso de poder tenemos que dar por hecho que vamos a ser mal interpretados, que nuestros dichos van a ser usados para beneficio de nuestros rivales con todo el potencial de sobredeterminación que nuestro discurso habilite.


Como esos humoristas de bajo nivel que toman cualquier palabra para aplicarle un doble sentido con connotación sexual por ejemplo, nuestros adversarios en un debate utilizarán cualquier ventana de oportunidad para trasladar significantes de nuestro discurso hacia posiciones desventajosas para nosotros.



Ni explicar ni negar


Si tenés que explicar mucho no funciona y si tenés que negar menos.

La funcionalidad de la negación en el discurso de poder, es inversa en términos de sus objetivos a la intención del emisor. Nadie que sea honesto debería decir “no robé ”, sería como para alguien que no tiene ninguna cicatriz en la cara, decir “yo no tengo ninguna cicatriz en la cara”. Si uno no tiene el deseo de tener algo ni nada con Claudia, difícilmente habilite los senderos neurológicos que le hagan decir algo relacionado con “tener algo con Claudia”, aún para negarlo, y eso las audiencias lo decodifican rápido, aunque no lo puedan poner en palabras y en emergencia, y fundamentarlo.

El primer problema que presenta la negación de algo dicho consiste en rebatir con una respuesta racional una instalación emocional que han “comprado” algunas personas, chicana mediante. Una vez que la emocionalidad generada se instala, corre por canales separados con la racionalidad.

El segundo problema consiste en la previsibilidad y obviedad, ya que lo que se espera siempre es la negación, con lo cual la predisposición del oyente es defensiva.



Estar preparado para la interpretación negativa
Nuestro discurso de poder debe contemplar esta búsqueda de nuestros rivales de la oportunidad para sobredeterminar significantes y por eso no debe dejar lugar para estas acciones. El lenguaje de precisión debe acotar el margen determinativo de nuestro verbatim.

Frases cortas, alineadas con la estrategia en términos de la construcción de sentido e independientes de las preguntas e interrupciones de nuestros oponentes o moderadores ( en la medida de los posible esto últimos). Es decir aplicar el “vos pregúntame lo que vos quieras y yo te respondo lo que yo quiero”, para no darle el poder al otro para conducir, interrogar, calificar y hasta examinar.



Y que se hace si ?
Que pasa cuando nos desviamos de esta estrategia y nuestro discurso contiene frases que requieren explicaciones largas o que su sobredeterminación habilita la utilización y la chicana?


En ese caso lo que se impone es una explicación y si hay que explicar mucho no funciona. Pero hay que explicar porque ya lo dijimos y no podemos hacer “undo” para borrarlo. En ese caso tenemos que construir rápido una explicación de una frase con impacto, con la menor cantidad de palabras, donde cada palabra tiene que luchar por su supervivencia. Esa frase tendrá dos objetivos; a) dar una explicación sólida pero no terminante b) imponerle al moderador “imparcial” la necesidad de repreguntar.

Ante la repregunta, debe venir una segunda frase también corta, que aclare pero deje espacio para que el moderador vuelva a preguntar.

Esto es clave porque no somos nosotros los que intentamos “aclarar” forzadamente, sino que obligamos al moderador a requerir de nosotros aclaraciones, que se las damos a cuenta gotas y haciéndonos rogar, construeyendo la necesidad en la audiencia, representada por el moderador, de obtener un corpus amplificado de la aclaración.



Conclusiones y buenos negocios
Terminada la batalla, se impone estudiar errores y aciertos para sacar conclusiones. Todo fase discursiva “mal interpretada” por la otredad, ergo por audiencias que esa otredad representa y por audiencia no comprometidas lábiles, debe ser analizada bajo la lógica de costo-beneficio.

Cual es el beneficio de decir algo? Cual es el costo?

Puede que decir algo tenga ver con sentir la necesidad de plantear un peligro o de denunciar un hecho o de advertir sobre alguna alternativa que no está siendo tomada en cuenta. Ok, ese el beneficio. Pero también tenemos que medir el costo, y una vez medido costo-beneficio, debemos evaluar si fue un buen negocio haberlo dicho.
El emisor del discurso de poder deber ser un buen hombre de negocios. Cuando se comete error, rápido tomar medidas y minimizar daños, pero en lo posible evaluar el negocio antes.



Rubén Weinsteiner

Suecia adopta un enfoque abierto contra el coronavirus:"las cuarentenas totales son insostenibles en el tiempo"


La gente habla en una calle del distrito de Sodermalm, en Estocolmo, mientras la propagación del coronavirus continúa en Suecia.

Día a día, el mundo se cierra cada vez más. El avance de la pandemia de coronavirus llevó a muchos gobiernos a tomar medidas drásticas para frenar su propagación, como confinamientos totales, en los que se persigue con las fuerzas policiales a quienes salen a la calle sin permiso, aunque solo sea para hacer un poco de ejercicio.


En este contexto, Suecia parece estar viviendo en otro planeta. Aunque tiene más de 6.000 infectados y 358 muertes confirmadas por COVID-19, la vida continúa con cierta normalidad para sus habitantes. Es cierto que se tomaron medidas que forzaron cambios de conducta, pero el enfoque liberal del gobierno permite transitar de manera menos traumática la pandemia. Por ahora.


Por ejemplo, las personas todavía pueden ir a restaurantes y comer allí sentados, algo que ya no se puede hacer en prácticamente ningún otro país europeo. También es posible ir a cortarse el pelo y los niños van a la escuela primaria, aunque las secundarias y las universidades cerraron. Todavía hay libertad para concurrir a reuniones sociales, aunque están vedados los eventos con más de 50 participantes.
Un cartel avisa que un bar está abierto en Estocolmo, Suecia, el 26 de marzo de 2020. (REUTERS/Colm Fulton/File Photo)


El objetivo del programa sanitario sueco está centrado en aislar a los enfermos y confiar en que los ciudadanos van a respetar las recomendaciones de distanciamiento social e higiene, cruciales para evitar nuevos contagios. Una muestra es que no hay restricciones a los viajes, pero el gobierno los desalienta. De la misma manera, si bien las personas todavía pueden concurrir a sus lugares de trabajo, se recomienda el home office y se estima que la mitad de la fuerza laboral ya se adaptó a esa modalidad.


Anders Tegnell, jefe de Epidemiología de Suecia, considera que las cuarentenas totales son insostenibles en el tiempo, a diferencia de un enfoque como el sueco, que se puede mantener de forma más prolongada. “Es importante tener una política que pueda sostenerse durante un período más largo, lo que significa quedarse en casa si se está enfermo, que es nuestro mensaje (...) Encerrar a la gente en casa no funcionará a largo plazo. Tarde o temprano la gente va a salir de todos modos”, dijo, citado por Reuters.


Por supuesto, esta estrategia no está exenta de críticas. Algunos médicos creen que es peligroso dejar tantas libertades y que es necesario imponer restricciones. Semanas atrás, más de 2.000 académicos firmaron una carta abierta en la que exigían medidas más estrictas.
Stefan Lofven, primer ministro sueco (Ludovic Marin/Pool via REUTERS/File Photo)


Suecia decidió en los últimos días cambiar el enfoque que estaba tomando para realizar las pruebas de COVID-19. En los primeros días y semanas del virus, las autoridades suecas realizaban pruebas a cualquier persona que informara síntomas después de haber viajado a zonas de alto riesgo en el extranjero, o después de haber estado en contacto con pacientes confirmados con coronavirus. Incluso se aislaba a todo aquel que hubiera estado en contacto con esas personas en los días recientes, y se les practicaba el test.


La Agencia de Salud Pública indicó que en estos casos, generalmente solo los contactos más cercanos, como miembros de la familia o colegas cercanos, también daban positivo. No así, siempre en líneas generales, aquellos que habían estado en el mismo vuelo o tren. No obstante, esa estrategia cambió. En estos momentos las autoridades han dejado de realizar las pruebas en todos los casos, y desviar su atención hacia los grupos más vulnerables. Es decir, personas de edad avanzada, otras con problemas respiratorios o con ciertas afecciones.
Un grupo de personas hace ejercicio en un parque en Estocolmo el 1 de abril (TT News Agency/Jessica Gow via REUTERS)


“La estrategia anterior de detectar todos los casos de enfermedad, al evaluar a las personas que presentan síntomas después de viajar a ciertas áreas en el extranjero, ya no es la más efectiva (...). Esto significa que todas las personas enfermas con síntomas de resfriado o gripe deberían estar en casa para no correr el riesgo de contagiar a otros”, explicó la Agencia de Salud Pública.


Por lo tanto, cualquier persona que no se encuentre en el grupo de riesgo, pero que tenga síntomas de coronavirus (como tos o fiebre), debe permanecer en su casa y limitar el contacto social hasta que quede libre de síntomas durante al menos dos días. La decisión de las autoridades suecas de cambiar el enfoque de cómo intentar detener la propagación del virus se dio luego de que se registraron los primeros casos de infección comunitaria. Es decir, aquellos que no pudieron vincularse con viajes al extranjero o casos confirmados previamente. La Agencia de Salud Pública remarcó que la decisión responde a una necesidad de priorizar mejor los recursos, y así centrarse en los pacientes más gravemente enfermos o en riesgo.


La rentabilidad de "convencer a los convencidos" en el #votojoven




Rubén Weinsteiner

Mucho se habla en marketing político de convencer a los convencidos, pescar en la pecera o cazar en el zoológico.

La sola enunciación de esta frase pareciera remitir a una pérdida de tiempo, a un desgaste innecesario en término de economía de fuerzas, y en casi todos los casos es presentado con una ponderación absolutamente negativa hablarle a la propia tropa.

La idea instalada es que “hay que hablarle a los de afuera”, “los de adentro ya están”. Sin embargo en los segmentos jóvenes, la rentabilidad de hablarle a la propia tropa es alta.

La convicción puede mover subjetividades en los fluctuantes.
Voto duro mensaje evangelizador. El discurso interpela a los propios, al antagonista y al votante “independiente”, “apolítico”, “fluctuante” o “desideologizado”, el que con sus vaivenes define resultados electorales y destinos nacionales. Hay que hablarle a los propios pero hay que tener en cuenta a este segmento con un discurso menos político 
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Uno puede intentar esmerilar, hacer entrar en contradicciones, colonizar subjetividades en los márgenes del adversario, digamos un 4% por derecha, un 4% por izquierda, pero abordar en una campaña electoral, el voto duro y puro del adversario, es muy costoso en términos de economía de fuerzas y genera beneficios extremadamente bajos. No así fuera de la campaña, donde un trabajo de mediano plazo, puede lograr resultados interesantes limando el núcleo duro del espacio opositor.

Las operaciones que apuntan a lo que se llama "convencer a los convencidos", resultan fundamentales en los segmentos jóvenes tanto en campaña como fuera de ella. La consolidación del espacio propio joven, no solamente fortalece a la agrupación, sino que se mide con la entropía natural de la misma, el espacio es una marca, y como toda marca se gasta. El trabajo de convencer a los convencidos jóvenes funciona como la homeostasis indispensable para atravesar las diferentes crisis, y la dureza del votante joven evangelizadora y amplificadora hacia adentro del #votojoven.

Esta consolidación del propio voto dentro de los segmentos jóvenes, de cara a un sujeto de elección naturalmente intenso, dinamico, activo, y evagenlizador, solidifica la plataforma continente de jóvenes que buscan y aún no han encontrado.

Lazarsfeld planteaba al término de la segunda guerra mundial que " Por lo que respecta al número de votantes , la propaganda de la campaña resulta no tanto en la ganancia de nuevos adherentes como en la prevención de la pérdida de los votantes ya inclinados de manera débil, favorablemente."

Joseph Klapper (1960) publicó The Effects of Mass Communication, donde exponía su tesis de que los medios más que tener el poder de forzar cambios en el comprotamiento y en las actitudes de los electores, reforzaban las disposiciones preexistentes. Los mecanismos con los que fundamentaba el proceso de "refuerzo" eran la exposición, percepción y retención selectivas.

El sujeto de elección tienen desarrollado un mapa interno, con coordenadas más o menos claras, donde el costo del cuestionamiento de esas coordenadas es alto. Por eso las personas desarrollan un proceso de homeostásis, priorizando los mensajes que están en consonancia con las propias creencias.

Esto quiere decir que las personas no cambian? Desde ya que no. Mucho más los jóvenes, con una labilidad en el sistema de preferencias que nos permite operar de manera amplia y eficaz.
Pero la matriz tiene que ver con la exposición selectiva a los mensajes y base emotiva alineada con la cancha interna.
El proceso de retención selectiva, es muy similar al de la percepción selectiva. Las personas tienden a recordar más las cosas que están alineadas con sus predisposiciones.

Los conceptos de exposición, percepción y retención selectivas ya habían sido planteados en la teoría de la disonancia cognitiva de Festinger (1957). Dicha teoría fue la má importante de las llamadas "teorías de la consistencia", que sostiene que los individuos tratan de mantener sus actitudes, creencias y comportamientos alineados. Cuando las personas se dan cuenta que alguno de estos tres elementos no es consistente con los demás, experimente un estado de incomodidad. Este estado es desagradable para la persona, por lo que trata de eliminar la inconsistencia.

Tomemos la situación de Menem en 2003 cuando Menem ganó la primera vuelta y no podía ganar la segunda porque tenía un piso alto pero un techo muy bajo, con una imagen negativa del orden del 65%. El voto a Menem, era un voto absolutamente blando, no era un voto comprometido, no era militante, era un voto que resultaba difícil alimentar y endurecer, porque no era un voto reptiliano, no estaba atado a un reason why emocional, no era profundo, tenía que ver más con la necesidad y la fantasía que con el deseo, estaba conectado a sensaciones muy lábiles y desprovistas de cenestesis, sin mitología necesaria, liturgia, etc. Y fundamentalmente era un voto mayor de 36, los jóvenes no los votaban.

Necesidad, fantasía y deseo:

El voto entre los jóvenes se endurece a través del deseo, la necesidad y la fantasia son constituyentes débiles del sistema de preferencias del #votojoven.

Cuando un taxista nos dice, "hay que rajar a todos los extranjeros" o un mozo tira un "hay que matar a todos los pibes chorros", esas expresiones tienen que ver con la fantasía o la necesidad.
Una fantasía es un deseo que uno no piensa llevar a la realidad. Pegarle una trompada al jefe es una fantasía que realizarla puede costar caro, como tener una aventura con la cuñada. La necesidad consiste en decirle a un amigo que uno le pegaría una trompada al jefe o que tendría algo con la cuñada. Pero para que esa fantasía y esa necesidad se transformen en deseo, la persona tiene que estar dispuesto a asumir los costos.

El sistema de preferencias en el voto joven se estructura a través del deseo, y no de la necesidad ni de la fantasía. En los mayores puede funcionar como motor el combo necesidad-fantasía, por eso Trump ganó entre los mayores y perdió entre los jóvenes.
Un candidato que dice "vamos a deportar a todos los inmigrantes" quizás llame la atención, y entre los mayores coseche votos, pero los jóvenes a la hora de estructurar deseos, se preguntarán "de verdad quiero que deporten a los inmigrantes?"

Tomemos el caso de la década de los sesenta en la Argentina, y observemos la interacción entre elos jóvenes hijos de familias peronistas y los jóvenes de familias antiperonistas, donde la dureza de un peronismo proscripto, atrajo a los hijos de los no peronistas de clase media y los hizo peronistas. La dureza del voto no solo garantiza el voto de los convencidos, sino que trackea en la batalla del día a día, del boca a boca, resiste embates comunicacionales, los enfrenta, se moviliza en forma directamente proporcional a la dureza, y como vimos en el ejemplo de estos jóvenes en los sesenta, la capacidad de atracción y multiplicación del voto, es directamente proporcional a su dureza.

La adhesión joven puede llegar a ser intensa e incondicional, la movilización, el compromiso, el territorio y la logística electoral requieren de altos niveles de compromiso.
El sistema tribal joven le otorga validez y legitimadad a los emisores intratribales, y el fervor, entusiasmo, compromiso hace que estos emisores se vuelvan evangelizadores potentes hacia adentro de la tribu y hacia sus periferias.

El trabajo sobre el espacio propio es un trabajo mas estratégico que táctico, y nadie gana una guerra solo con la táctica. Las acciones tendientes al endurecimiento del voto joven construyen estructuras sólidas que transforman adhesiones en un capital político sustentable, atado a creencias firmes, valores, pasión, voluntad y a intenciones que desde el espacio propio son valoradas como buenas, mas allá de un análisis objetivo. Esto es mucho mas sólido, fuerte y sustentable en el tiempo, que construir simplemente para ganar una eleccón o para que el que otro no gane.

Rubén Weinsteiner

El 70% de los millennials que trabajan en América latina lo hace en el sector informal

Un informe de IPEA de Brasil dice que 20 millones de jóvenes en la región no estudian ni trabajan


El sector informal absorbe a la mayor parte de los jóvenes




Unos 20 millones de jóvenes en América Latina y el Caribe ni estudian ni trabajan, lo que representa un 21% del total de este segmento de población en la región.

Por otro lado, el 70 % de los jóvenes que trabajan lo hacen en el sector informal, y entre los que están dentro del mercado formal, hay una alta temporalidad. Además, el 40 % de los entrevistados no son capaces de hacer cálculos matemáticos "muy simples y útiles para su día a día".

Así lo revela un estudio publicado por el estatal Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (Ipea) de Brasil, los mayores índices de los denominados "ninis" se registraron en México (25%), El Salvador (24%), Brasil (23%) y Haití (19%). La Argentina no fue incluida en el informe.

La crisis económica, la falta de políticas públicas, los problemas de salud y las obligaciones familiares figuran entre los factores que explican esos resultados en esos países, según la investigación "Millennials en América Latina y el Caribe: ¿Trabajar o estudiar?", que analizó los datos de unos 15.000 jóvenes de entre 15 y 24 años que viven en áreas urbanas de Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Haití, México, Paraguay, Perú y Uruguay.

"En todos los países investigados, hay un contingente expresivo de jóvenes que no trabajan ni estudian, en su mayoría de familias con menos recursos", señaló el informe, realizado por el Ipea en asociación con la Fundación Espacio Público de Chile, el Centro de Investigación para el Desarrollo Internacional de Canadá y el Banco Interamericano de Desarrollo ( BID).

En cuanto al sexo, el número de mujeres que ni estudian ni trabajan es casi el doble que el de los hombres en esas edades, un fenómeno que prácticamente se triplica en países como El Salvador y Brasil.

No obstante, informe señala que los jóvenes analizados, "con excepción de los haitianos", tienen "mucha facilidad para lidiar con dispositivos tecnológicos" y "poseen altas habilidades socioemocionales".

Asimismo, "los jóvenes de la región presentan altos niveles de autoestima y de autoeficiencia" para "organizarse" y "alcanzar sus propios objetivos".

En este sentido, los investigadores subrayaron "la necesidad de inversiones en el entrenamiento y la educación de los jóvenes" y sugirieron la "adopción de políticas públicas" que les ayuden a "hacer una transición exitosa" hacia el mercado de trabajo.

Zoom uno de los negocios que explotó con el Corona


Eric Yuan el el creador de Zoom


Es de las pocas personas que ha visto su negocio florecer en medio de la pandemia de coronavirus.



Eric Yuan, fundador y CEO de Zoom Video Communications, en la iniciación de oferta pública de la compañía en el mercado de Nasdaq Market, en 2019.



Desde clases de yoga hasta reuniones de negocios, pero también conversaciones entre amigos e incluso el Consejo de Ministros británico presidido por Boris Johnson desde Downing Street, todo bajo el signo de una APP. El auto-aislamiento o el encierro forzoso global impuesto por el coronavirus desató el éxito abrumador y repentino de Zoom, la plataforma de videoconferencia que en pocas semanas de un producto selectivo, se ha convertido en un elemento cotidiano para millones de personas en todo el mundo.
No solo es una herramienta de trabajo indispensable, en tiempos de cuarentena forzada, sino también una oportunidad de recreación para salvaguardar lo que queda de la vida social. Así es como lo soñó su fundador, el chino Eric Yuan. "Quería que la gente fuera feliz", dijo Yuan citado recientemente por los medios de comunicación del Reino Unido, explicando cómo se le ocurrió la idea original durante uno de los largos viajes para conocer a su prometida, ahora su esposa. "Odiaba viajar en tren durante 10 horas, soñaba con ahorrar tiempo", y cumplió sus palabras.



Con media humanidad aislada para prevenir el contagio de covid-19, las plataformas de videollamadas tuvieron un repunte histórico, y entre estas, la que más relevancia ha tomado desde altos niveles de la política mundial hasta las vidas cotidianas de millones de estudiantes y trabajadores ha sido Zoom. Detrás de esta está Eric Yuan, un hombre chino de 50 años que entró este año a la lista de multimillonarios de Silicon Valley.



Y de pronto fue un boom. El lunes 23 de marzo, el primer día de cuarentena forzosa en el Reino, Zoom fue descargado en este país por más de 2 millones de nuevos usuarios. Mientras tanto, las acciones de Zoom Video Communication saltaron de 70 a 144 dólares, llevando la valuación de la compañía a 42 mil millones de los billetes estadounidenses. Pero con el éxito y la mayor exposición de los medios, las controversias y las incursiones de los hackers se han multiplicado. Una encuesta reciente realizada por Vice encontró que el chat de Zoom comparte datos con Facebook sin hacerlo explícito. Se encendieron las alarmas.
Mientras que los expertos de inteligencia británicos advierten, como el FBI de Estados Unidos, sobre los riesgos de privacidad de los usuarios al denunciar la violación de varias cuentas.

En enero, Yuan no aparecía en esa lista de Bloomberg, que enumera a las 500 personas más ricas del mundo. En marzo ya estaba en el puesto 184, el valor de su empresa, Zoom Video Communications, subió 2.000 millones de dólares, que es el cuarto incremento de valor más alto de la historia registrado por Bloomberg.




Ese repunte se debió, por supuesto, a que ante la necesidad de que las personas se aislen del contacto con otros como la medida más efectiva para prevenir el contagio del virus, las videollamadas se convirtieron en la opción más efectiva para que alguna actividades cotidianas pudieran seguir. Y Zoom, por sus características (liviana, con capacidad para reuniones largas con un amplio número de participantes) ha sido la ganadora.

Yuan, a quien The Financial Times calificó como “el nuevo rey del trabajo remoto”, dijo a principios de marzo a ese medio que la emergencia por el covid-19 va a revaluar la urgencia de que los negocios se hagan ‘face to face’, pero también dijo que es muy pronto para dimensionar si habrá o no un verdadero cambio en el mundo post-coronavirus.

Llegó a Estados Unidos a inicios de la década de los 90, un momento de efervescencia tecnológica desde Silicon Valley en San Francisco, después de que ese país le negara ocho veces la visa de residente. Empezó a trabajar con la plataforma WebEx, en la que ascendió y, cuando esta se convirtió en Cisco, llegó a ser vicepresidente.

Allí, este admirador de Bill Gates tuvo en 2011 su punto de inflexión, pues su idea de crear una mejor plataforma de conversaciones en video no caló entre los directivos, en un momento en que ya se usaban otras aplicaciones como Skype y Hangout. Entonces, Yuan se fue de Cisco y empezó a trabajar en su Start-up. Dicen que su inspiración estuvo en la distancia entre su país de origen y el de su residencia y en que su esposa, también china, pudiera estar al alcance de un click y no a 10 horas de vuelo.

Yuan y Zoom mantienen conexiones con China, donde trabaja un tercio de la plata de la empresa, a quienes llaman ‘zoomers’.


Para 2019, cuando Zoom entró a la bolsa, Transparency Market Research auguraba que el mercado de videoconferencias crecería un 8 por ciento anual. La tendencia ya estaba sobre la mesa. Pero entonces no se preveía una emergencia que obligara a gobiernos, sectores económicos, empleados, docentes y estudiantes a quedarse en casa por semanas, y aunque es difícil saber si el hábito se mantendrá cuando pase la emergencia, es claro que a este momento de 2020 esas plataformas se han vuelto imprescindibles para la humanidad.

A Yuan lo describen como un hombre austero y sencillo, en línea con las palabras que le decía su padre en China: “Trabaja duro y sé humilde”. Usa transporte público y no viaja mucho por el mundo. Más bien, prefiere conectarse con el mundo por la plataforma que él mismo creó y que en medio de la emergencia ha sido salvavidas para millones de personas.

Los ni-ni: una visión mitológica de los jóvenes latinoamericanos


Por María del Carmen Feijoó

Los problemas de inserción educativa y laboral de los jóvenes son una preocupación constante en nuestra región. Quienes no trabajan, no estudian y no buscan empleo son fuertes candidatos a la exclusión. Para evitarlo, las políticas públicas deben apuntar a una mayor articulación entre el sistema educativo y el mundo del trabajo, donde el primero mire hacia afuera de las aulas y el segundo pueda explicitar claramente sus demandas. Solo así se podrá eliminar la transferencia generacional de la pobreza.


Socióloga por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ex investigadora del CONICET, profesora titular de la UBA, de la Universidad Nacional de Quilmes y de la Universidad de Columbia en Nueva York. Experta del Grupo de Consulta de la Sociedad Civil de América Latina y el Caribe de ONU Mujeres. Coordinadora de RedEtis en IIPE-UNESCO Buenos Aires www.redetis.iipe.unesco.org e investigadora de la Universidad Pedagógica (UNIPE)


La aparición de los Ni-Ni como un problema social de escala mundial obedece a dos grandes razones, los cambios que han tenido lugar en la economía y la producción en las últimas dos décadas y la construcción de agendas por los medios de comunicación, al producir un sentido común aparentemente inequívoco sobre una evidencia empírica de carácter estadístico u observacional. Así, los Ni-Ni son como sirenas o centauros contemporáneos, todos los conocemos aunque no existan como tales. Por eso, hablamos de una visión mitológica de los jóvenes latinoamericanos.
Además de la imprecisión, el concepto incorpora dos implícitos: el primero, que se es Ni-Ni por la voluntad de serlo; el segundo, que ese universo tiene propensión a incurrir en conductas desviadas de los comportamientos “normales” para ese grupo de edad.
Antecedentes

Los problemas de inserción educativa y laboral de los jóvenes, resultantes de crisis bien conocidas, son una preocupación tanto en Europa como en nuestra región. Es también un fenómeno de los adultos que enfrentan procesos de exclusión del mercado de trabajo de larga duración. Pero no es un fenómeno reciente ni nació en España a fines de los 2000 sino en Inglaterra a mediados de los ’90 bajo la denominación en inglés NEET (not in education, employment or training), para nombrar a los que no estaban ni en la educación, ni en el empleo, ni recibiendo formación. El término fue utilizado por primera vez en 1999 en un informe de la Unidad de Exclusión Social del Reino Unido, cuyo objetivo era caracterizar la magnitud y naturaleza del problema que afectaba a los jóvenes. El informe estimaba los costos sociales y económicos de vivir esa situación y delineaba intervenciones para apoyar a los jóvenes en su transición de la escuela al trabajo, focalizando en el grupo de edad de 16 a 18.

A comienzos del 2000, la Comisión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) retomaron el tema, considerando un grupo de 15 a 24 años de edad y otro que alcanzaba hasta los 29 años. El diario El País de España retoma en el 2009 la denominación y ayuda a su extensión en los países de habla hispana. El interés se sostenía en la crisis socioeconómica de algunos países de la Unión Europea, especialmente España, donde en el 2012 el 25% de los jóvenes entre 15 y 29 años se encontraba en esa situación, en Turquía alcanzaba al 30% y en Italia era de menos del 25%. El alto nivel educativo de los jóvenes no limitaba el desempleo y los ocupados eran “mileuristas” por los bajos niveles salariales aun para títulos de nivel superior. En América latina, la denominación fue difundida por el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Reconociendo que el uso facilista del término es un boomerang por la creación de obstáculos para abordar del problema, el BID ha dejado de lado su uso. En el reciente Desconectados: Habilidades, educación y empleo en América Latina, analiza los factores que inciden en la producción del fenómeno y avanza hacia una nueva caracterización de esos jóvenes enfatizando el desajuste existente entre sus habilidades y competencias, en lugar de sus carencias en términos de acceso al trabajo y educación, moviéndose hacia aspectos más relacionales que los enfoques tradicionales que depositan la explicación solo en las características de los sujetos. Una mesa de trabajo con actores, realizada en Buenos Aires en octubre de 2014, se enfocó en el proceso de transición entre educación y trabajo avanzando hacia la introducción del concepto de Sí-Sí. La OCDE, sin embargo, sigue utilizando esta denominación en su boletín Education Today del 2013 y aun hoy, el Blog Humanum del PNUD publica un artículo que lleva por título “La persistencia de ser Ni-Ni” sobre la encuesta CASEN 2011 de Chile.
Los adolescentes y jóvenes que no estudian ni trabajan en la prensa de la región

El Cuaderno Nº 17 del Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL) analiza quiénes son junto con su presentación en la prensa. Según el estudio, para tratar el tema hay que abordar varios problemas, entre ellos, la precisión sobre el rango de edad, la incidencia de la normativa de regulación del trabajo infantil y el impacto del desempeño escolar sobre los diferentes grupos incluidos.

Pocas citas alcanzan para describir la caracterización que se hace de los mismos: desde “legión de inservibles” en el diario El País de Uruguay; “cuadrilla de zánganos en prime time” en El Diario de Bolivia; “masas de desempleados prematuros y estudiantes exiliados” según El Universal de México. Respecto de sus actividades, se los caracteriza en el mismo periódico como “vagando por las calles, avenidas y centros comerciales...”, ocupando “su tiempo libre en los videojuegos, ver televisión, tomar licor con sus amigos, navegar en Internet y chatear en las redes sociales”, según La Hora de Guatemala. En otros casos, se los considera integrantes de bandas, carentes de proyectos de trabajo o perspectivas de crecimiento personal…..” y en Cuba, como “drama social que afecta al planeta”.

El diagnostico pone énfasis en el debilitamiento del vínculo entre estudio y trabajo, la centralidad del rol del sistema educativo, la necesidad de la adecuación de su oferta a los contextos locales y la demanda –pocas veces destacada– de asumir una perspectiva de género sobre el problema. No están presentes los temas de acceso a la salud sexual y reproductiva y, a lo sumo, el tema aparece como el tiempo de cuidado en términos de responsabilidades inter e intrageneracionales.
¿Quiénes son los jóvenes Ni-Ni?

La construcción de la categoría Ni-Ni es resultado de la asociación de dimensiones de por lo menos dos variables, la del estudio y la de la inserción en el mundo del trabajo. Pero su complejidad interna es mayor. Desde el punto de vista del trabajo, las personas pueden ser activas o inactivas, esto es, pueden estar trabajando o buscando empleo si son activas –desocupadas– o pueden definirse como inactivas, esto es que ni trabajan ni buscan empleo. Desde la dimensión educativa, pueden estar estudiando o no. La noción Ni-Ni sin mayor calificación oscurece la relación con el mundo del trabajo y opaca la pertenencia al sistema educativo. Ese híbrido binario no da cuenta de que la combinación de ambas variables arroja por lo menos seis categorías distintas que surgen de las combinaciones de ocupado, desocupado o inactivo con las de estudia o no estudia. Como decíamos en un artículo con L. Bottinelli, las categorías deben diferenciar por sector social y por sexo, pues ser mujer o varón, pobre o rico, tiene una alta incidencia, en una sociedad que conserva una fuerte división sexual de roles. La OIT complejiza el análisis incorporando a los Ni-Ni a los que no buscan, pues deja de considerarlos inactivos porque no buscan dado que la conducta socialmente esperada para ese grupo de edades activas incluye incorporarse al mercado de trabajo. Los llama entonces, Ni-Ni-Ni.

La referencia a los jóvenes como Ni-Ni supone que serlo es una decisión de carácter personal. Lo es, en la decisión de dejar o seguir en la escuela o incorporarse al mercado de trabajo. Pero esta decisión se subordina a los ciclos de obligatoriedad escolar de los países, las necesidades propias o del hogar y las oportunidades del mercado de trabajo. Es decir que no hay decisión subjetiva al margen de las condiciones sociales propias de cada contexto. Por otra parte, la categoría convierte la situación de Ni-Ni en una condición ontológica que no da cuenta del pasaje por situaciones cambiantes en el tramo de edad, vínculo familiar y oportunidades. No considera la disminución del número de jóvenes Ni-Ni por las malas razones, como cuando resulta del desestímulo por la falta de oportunidades. Es necesario revisar los supuestos que constituyen las dos categorías críticas, los desocupados que buscan trabajo y no estudian y los que son inactivos y no van a la escuela. Además, si el trabajo que las mujeres inactivas realizan en los hogares fuera considerado “trabajo”, como reclama la economía feminista, estas inactivas en realidad serían ocupadas en las tareas del cuidado.
¿Cuántos y quiénes son los Ni-Ni?

Un reciente estudio de SITEAL de V. D’Alessandre sobre adolescentes y jóvenes que no trabajan ni estudian en América latina con foco especial en las mujeres, brinda información con datos provenientes de las rondas de encuestas de hogares de 18 países cercanas al año 2010. Para el tramo de edad de 15 a 17 la información sobre adolescentes que no estudian ni trabajan muestra como valor más bajo al Estado Plurinacional de Bolivia con un 4,6% y con el valor más alto a Honduras con 20,9%, o sea, una de cada cinco personas del grupo. En otros países de América Central como Guatemala y Nicaragua los valores son del 17% y 19%, respectivamente. Por otro lado la tasa de escolarización para estas edades tanto en Honduras, Guatemala y Nicaragua es la más baja de la región (entre 50% y 60% en cada uno de estos tres países). Finalmente, el promedio de adolescentes que no estudian ni trabajan para el total de los 18 países de América latina es de 10,6 por ciento.

El informe presenta importantes diferencias por sexo. El mejor valor para los varones corresponde a la República Bolivariana de Venezuela donde alcanza a 2,5%, seguido por el Estado Plurinacional de Bolivia con 2,9%, el más alto corresponde a Uruguay con el 11,3%. Nicaragua y Honduras lo siguen con una proporción de varones que no estudian y son inactivos mayor al 10%. Finalmente, el promedio para el conjunto de los 18 países de América latina es de 6,8%. Por su parte para las mujeres, el mejor dato corresponde al Estado Plurinacional de Bolivia con 6,3% y el valor más alto a Honduras con 32,3%, es decir, existe una correspondencia con lo que se observa en los totales sin discriminar por sexo. Finalmente, el promedio de los países es de 14,8%, esto es, 8 puntos porcentuales mayor a lo que ocurría entre los varones. Se evidencian importantes brechas por género pero en los países del cono sur estas son muy bajas. En Argentina, Uruguay y Chile las brechas relativas son menores a 20% (1,1 y 1,2%) mientras que en países de América Central la proporción de mujeres que no estudian ni trabajan triplica a la de los varones.

Para el tramo de edad entre 18 y 24 años, el valor más bajo del total de los países estudiados corresponde a Uruguay con 11,1%, el más alto a Honduras, con 28.3%, y el promedio de los 18 países alcanza a 16,9%. Para los varones el mejor valor es el de Venezuela con 1,5% y el más alto el de República Dominicana con 14,5%; por último, para las mujeres, el valor más bajo es el de Venezuela con 13,6% y el más alto corresponde a Honduras con 47,1% así como Nicaragua y Guatemala con valores mayores al 40%. Por último, las brechas de género que se observan en este grupo de edad son aún más pronunciadas a las observadas entre quienes tienen entre 15 y 17 años.

Si, en cambio, para el tramo de edad de 18 a 24, analizamos la proporción de este segmento a nivel agregado de los 18 países, por máximo nivel de instrucción alcanzado, los datos muestran una consistente correlación para el total de mayor proporción que no trabajan ni estudian con los niveles educativos más bajos (29,8% con hasta primaria incompleta y 3,0% para nivel superior/universitario). Para los varones, el valor para primaria incompleta es de 5,9% y para el nivel más alto de 1,6% mientras que para las mujeres el nivel más bajo es de 56,9% y el más alto de 4,2%. Estos valores se modifican según la configuración familiar y su condición de jefes o cónyuges.

La publicación Trabajo decente y juventud señala que hay 108 millones de jóvenes de 15 a 24 años en América latina y el Caribe. De ellos, 37,2 millones solo estudia, 35,3 millones solo trabaja, 13,3 millones estudia y trabaja, 21,8 millones ni estudia ni trabaja. Entre estos últimos, 16,5 millones (75%) formarían parte del nuevo grupo caracterizado como Ni-Ni-Ni que tampoco busca trabajo.

La Población Económicamente Activa (PEA) está integrada por 56,1 millones de jóvenes, de los cuales 7,8 millones son desempleados y 48,3 millones están ocupados. Con déficit de empleo decente se encuentran 50 millones de jóvenes de los cuales los 16,5 millones Ni-Ni-Ni ya mencionados constituyen el núcleo duro, integrado por los jóvenes que no trabajan, no estudian y no buscan empleo, fuertes candidatos a la exclusión.

La ubicación de los que no estudian ni trabajan por quintiles de ingreso familiar per cápita evidencia que los mismos se concentran en los estratos de ingresos más bajos. Para el total de la población de los 18 países analizados, esos valores oscilan entre el 31,2% para el primer quintil hasta el 9% en el quintil más alto. Para los hombres, el 24% se encuentra en el primer quintil que se reduce al 6,6% en el quintil más alto mientras que las mujeres duplican la proporción de Ni-Ni de los hombres en el primer quintil pero también en el más alto, ascendiendo a 40,8% y 11,8%, respectivamente.
Nivel educativo de los jóvenes

La OIT informa sobre los jóvenes de 15 a 24 años por sexo según las actividades que realizan en el mercado de trabajo o su inserción en el sistema educativo. Para el total de la región en el año 2011, en el tramo de edad agregado, 34,5 del grupo de ambos sexos solo estudian, el 32,8% solo trabaja, el 12,4% estudia y trabaja y el 20,3% no estudia ni trabaja. Por sexo, las mujeres que solo estudian constituyen el 37,1% contra los hombres que son solo el 34,5%. Las mujeres que solo trabajan son el 23,7% contra el 32,8% de los hombres, los hombres que estudian y trabajan son el 14,2% y las mujeres el 10,6%, y en el grupo que nos interesa especialmente que no estudia ni trabaja, los hombres alcanzan al 12,0% contra un 28,6% de las mujeres. Es obvio que son mujeres que se dedican al cuidado, mostrando que esta clasificación invisibiliza dicho trabajo. En una perspectiva cronológica, el grupo de los que solo estudian ha aumentado desde el año 2005, ha disminuido levemente el grupo de los que solo trabajan, se mantiene estable el de los que estudian y trabajan y hay una mínima tendencia a la disminución de los que no trabajan ni estudian.
¿Qué hace este contingente de jóvenes en la región?

En la Conferencia de Población de América Latina y el Caribe de Montevideo una de las redes de jóvenes destacó la injusticia de que se estereotipen las condiciones de vida de los pobres de la región. Los jóvenes hicieron notar que los que no trabajan ni estudian son piezas fundamentales en las estrategia de los arreglos domésticos de sus hogares, desplegando actividades que van desde el cuidado de menores y ancianos, la atención de las tareas domésticas que los adultos no pueden cubrir, las pequeñas reparaciones en el hogar, los mandados y la articulación del mundo de los viejos con el nuevo mundo de los jóvenes. Describir ese despliegue cotidiano de actividades, del que hay poca información disponible, es una deuda pendiente con ellos que si no se salda, a su frustración objetiva puede sumar otra subjetiva consecuencia del hecho de que su caracterización como “Ni-Ni” los convierta en personas definidas más por la vida que no tienen que por la que tienen.

En este contexto, son relevantes los comportamientos por sexo determinados por la división sexual de roles sociales y, especialmente, por el papel que juegan las mujeres en el proceso reproductivo. Estas mujeres que no trabajan ni estudian, merodean continuamente alrededor de la maternidad, sea como evento reproductivo propio o por una maternidad social, que consiste en el cuidado de hermanos, hijos o sobrinos, que también se extiende en sus responsabilidades hacia otros miembros mayores de la unidad doméstica que necesitan cuidados. El paso de la maternidad social a la biológica se relaciona con la insuficiencia de políticas de salud sexual y reproductiva que les permitan decidir sobre su cuerpo aunque hay evidencia de que el embarazo adolescente es en muchos casos la búsqueda del único proyecto de vida posible y no solo resultado del desconocimiento o de la falta de acceso a recursos de salud.

El informe “Trabajo Decente y Juventud” de la OIT muestra algunas características de los jóvenes que no estudian ni trabajan según edad y sexo, focalizando en el tipo de desempleo que sufren y su dedicación a los quehaceres del hogar. Para el 2011, se puede ver que el desempleo alcanza al 24,6% (de los que 16,3% son cesantes, lo que señala que han estado previamente empleados) y 54,5% se dedica a quehaceres del hogar. Por sexo, el desempleo masculino total alcanza 41%, la situación de cesantía 28,7% y la dedicación a quehaceres 15% pero para las mujeres el desempleo alcanza al 17,5%, siendo cesantes el 10,9% mientras que la dedicación a los quehaceres del hogar alcanza a 71,4 por ciento.

La ocupación por ramas de actividad confirma la tendencia de la caída de la participación en la agricultura y en menor medida en la industria manufacturera, el crecimiento de la participación en construcción y sobre todo en el comercio. Estos datos dan pistas de los potenciales nichos ocupacionales para los que no trabajan ni estudian, en la medida en que la inserción en uno u otro sector de la economía requiere del desarrollo de diversas competencias. A nivel regional, el empleo de los jóvenes se concentra en tres ramas de actividad, 29,1% en comercio, 20,9% en servicios y 14,3% en industria. Estos datos son mucho más altos para las mujeres ya que solo 38% de los hombres se desempeñan en el sector terciario y esta proporción asciende a 69% de las mujeres. La mayoría de los jóvenes que trabajan lo hacen como asalariados en el orden del 65,7%, en segundo lugar, como trabajadores independientes en un 14% para los jóvenes y 12% para las mujeres, estas especialmente concentradas en la categoría de servicio doméstico. En materia de protección social, acceso a los sistemas de salud y previsionales, solo alrededor de 37% de los jóvenes ocupados son cotizantes en salud y 39,5% en sistemas de pensiones, con grandes diferencias entre los países. El 55,6% de los jóvenes ocupados tenía un empleo informal y esa proporción es mayor para las mujeres que para los hombres.

Por eso, las políticas públicas deben ser un haz diversificado de alternativas que den cuenta, a la vez, de los que no están todavía en el mercado de trabajo y de las condiciones vigentes en el mercado al que pretenden ingresar.
¿Qué políticas públicas para superar la condición de Ni-Ni-Ni?

La multidimensionalidad de las transiciones de la adolescencia y la temprana juventud en materia de articulación entre estudio o formación e ingreso al mercado de trabajo no pueden ser respondidas sólo desde los enfoques sectoriales tradicionales de las políticas educativas y laborales. La complejidad interna de la categoría indica que cada contingente de jóvenes tiene problemas distintos y requiere soluciones distintas. Sin poner en duda la centralidad de los dos primeros componentes, es notable la ampliación de demandas en materia de nuevas políticas que reclaman respuestas holísticas encarnadas en el diseño de políticas de juventud. En este sentido, la tarea de la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) ha consolidado una importante tarea de investigación y cabildeo poniendo en primer plano las demandas del grupo etario que, por supuesto, exceden a las previsiones que pueden proveer los sectores tradicionales.

Desde el punto de vista educativo, y en relación con la situación de los niveles educativos en los quintiles más bajos de la distribución del ingreso, la mayoría de los esfuerzos generaron planes y programas para la finalización de los niveles educativos formales, tanto primario como medio o secundario. En muchos países, estos esfuerzos tienen como canal principal de operación los programas de transferencias condicionadas que como condicionalidad para que los hogares sigan recibiendo la transferencia, requieren que se certifique la concurrencia de los jóvenes al sistema educativo. Casos como el Bono Juancito Pinto del Estado Plurinacional de Bolivia o la Asignación Universal por Hijo de Argentina son ejemplos en esa dirección. No es que se trate de programas educativos para adolescentes o jóvenes con bajo capital escolar, sino que se trata de programas de lucha contra la pobreza que requieren como condición que los chicos vayan a la escuela. Sin embargo, esta herramienta se encuentra subutilizada por no producir sinergias más dinámicas entre lucha contra la pobreza e incremento de la participación plena en el sistema educativo. El tema también fue ampliamente discutido en el Seminario 2013 del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE), cuyos debates quedaron plasmados en la publicación “Educación y políticas sociales: sinergias para la inclusión”. También se debe pensar cómo la focalización en mujeres puede convertirse en un desestímulo para convertirse en ocupadas.

En los casos de programas de acceso libre y universal, hay algunos como el Plan Fines en Argentina, donde se completan los ciclos escolares adeudados. También hay alternativas para grupos históricamente discriminados como los pueblos originarios o afrodescendientes, con discapacidades de distinto tipo o diversas identidades de género. Como señala la OIT, “América Latina, la región más desigual del mundo en términos socioeconómicos, se ha caracterizado por presentar una situación constante donde la relación entre los ingresos de la familia y la educación de sus miembros ha sido directamente proporcional. Así, la mayor y mejor educación se concentra en los sectores de mayores ingresos, mientras que la peor o más reducida se concentra de manera indeclinablemente marcada, en los sectores de menores ingresos”.

Además de su condición de derecho humano, la educación evita la transferencia generacional de la pobreza. Para eso, las políticas públicas deben reducir la brecha de nivel educativo entre quintiles con programas diversos, que superen el perfil de la oferta que previamente los expulsó. También la currícula de los distintos niveles debe incluir la formación para el trabajo, no como un elemento recursohumanista, sino rescatando su centralidad en la vida de los jóvenes, junto con la transmisión del estatuto de derechos y deberes que debe regir la vida laboral.

La OIT propone políticas diferenciadas según la situación de desempleo, empleo informal y los que denomina Ni-Ni-Ni desde políticas para capacidades de empleabilidad, incluyendo educación, formación y competencias, insumos para la transición entre escuela y trabajo y programas de inserción laboral como pasantías, aprendizaje y políticas de primer empleo para los que se encuentran ya en el empleo informal, programas de incentivos a la formalización que operen sobre los empleadores e incluyan educación, formación y competencias, desarrollo de los pisos básicos de protección social y políticas de mercado de trabajo, como iniciativas empresariales y desarrollo del empleo por cuenta propia de los jóvenes.

Por último, para el grupo que tiene las tres privaciones, si son mujeres en los quehaceres del hogar, el desarrollo de políticas de conciliación trabajo-familia, de cuidado y campañas de acceso a la salud sexual y reproductiva. Finalmente, para los inactivos que no buscan trabajo se trata de generar programas de segunda oportunidad, incluyendo formación y educación, transferencias condicionadas y programas de participación juvenil.

La OIJ, en su interés por alcanzar una definición transversal de políticas para la juventud, y promover una “agenda post 2015” propone políticas para jóvenes con un enfoque amplio y abarcativo más allá de las conocidas tradicionalmente como políticas de juventud. La propuesta es transcender a las que se dirigen al tramo etario y recuperar la integralidad del tema, en el marco de la enorme variación de las identidades de los jóvenes.
¿Qué habilidades necesitan desarrollar?

A pesar del aumento de la matrícula escolar en América latina, hasta los que fueron al secundario tienen dificultades para ocupar los puestos de trabajo disponibles. Una explicación es la calidad de la educación que reciben; otra, la poca pertinencia de las habilidades que forman las escuelas y las que demanda el mercado laboral. Este desacople requiere repensar la oferta educativa, superando las habilidades solo cognitivas y académicas dirigiéndose hacia las no cognitivas y socioemocionales, aspectos menos valorados en la oferta escolar tradicional. Los empleadores piden habilidades blandas, que incluyen habilidades sociales, de liderazgo, estrategias metacognitivas y autoeficacia o capacidad de percepción.

En síntesis, mayor articulación entre el sistema educativo y el mundo de trabajo. Esta convergencia de intereses y ofertas requiere el diálogo entre un sistema educativo que mire hacia afuera de las aulas, un mundo del trabajo que pueda explicitar claramente sus demandas y, por último, la participación de los jóvenes que expresen sus carencias, necesidades y deseos, todos ellos reforzados por políticas públicas orientadas al cumplimiento del objetivo del trabajo decente.

Si esta convergencia no se logra, buena parte de los jóvenes seguirán siendo estigmatizados como los Ni-Ni-Ni más allá de toda explicitación que podamos hacer revisando críticamente esa condición.

Jobs Destroyed Worldwide as Coronavirus Sparks Recession

World job losses could reach total of 25 million, ILO warns

Unprecedented since Great Depression, Deutsche’s Hooper says


Storefronts are seen closed as streets stand unusually empty in the Fashion District of Los Angeles, California, on April 1.
The world’s workers are reeling from the initial shock of the coronavirus recession, with job losses and welfare claims around the globe already running into the millions this week.

As the International Labour Organization warns of almost 25 million layoffsif the virus isn’t controlled, the cuts from Austria to the U.S. reflect the deepest peacetime recession since the 1930s as economies are frozen to beat the pandemic.

“We see unemployment rates in the U.S. and Europe getting up well up into the teens,” Peter Hooper, global head of economic research at Deutsche Bank AG, told Bloomberg Television. “Given the pain that we see near-term in the U.S. and Europe, this is unprecedented since the Great Depression, in terms of magnitudes.”


Rising unemployment will intensify pressure on governments and central banks to speed delivery of programs to either compensate workers who are made redundant, or try to persuade employers to hoard staff until the virus fades.

Failure would risk an even deeper recession or weak recovery that would require policy makers to consider yet more stimulus on top of that already deployed.

At JPMorgan Chase & Co., economists predict their measure of unemployment in developed markets will jump by 2.7 percentage points by the middle of this year, having started this year around its lowest in four decades. While there will be some healing as economies recover, they still predict elevated unemployment of 4.6% in the U.S. and 8.3% in the euro area by the end of 2021.
Stress Test

The shock to labor markets also marks a stress test for different social models. The U.S.’s more flexible culture means more will lose their jobs than in the euro area or Japan, where there is a greater onus on retaining staff during a shock.

A first glimpse of the U.S. devastation was apparent in its monthly labor report on Friday, showing employment fell last month for the first time in a decade. Payrolls slumped by more than 700,000, seven times as much as economists had forecast. Those figures are all the more worrying because they cover only the start of the labor-market damage in early March, prior to the biggest rounds of layoffs and closures.

A greater hit is coming therefore, not least since the number of Americans applying for unemployment benefits soared to a record 6.65 million last week, more than twice the record set in the prior week. The 9.96 million combined claims of those two weeks is equivalent to the total in the first 6 1/2 months of the 2007-2009 recession.


Goldman Sachs Group Inc. this week predicted unemployment there will soon spike to a record 15%.

In Europe, a report showed almost one million Britons applied for welfare payments in the space of two weeks, 10 times the normal amount. The country’s statistics office released a survey of businesses where 27% of them are reducing staff levels in the short term.

There was also a record jobless-claims surge in Spain, whose nearly 14% unemployment rate is already among the highest in the developed world. Austria’s rate jumped to 12%, the highest since the aftermath of World War II.

While German unemployment barely rose in March, like the U.S. report, that data was based on a cut-off date before most shutdown measures took effect. But Detlef Scheele, who runs the country’s labor agency, said next month’s data will show increasing joblessness.
Hours Cut

A record 470,000 companies applied for German state wage support in March -- a number that is likely to continue rising -- suggesting that so far around a fifth of the workforce could have working hours reduced.

French businesses have also rushed to benefit from government aid to keep workers on their payroll, while getting paid 84% of their salary by the state. As of Thursday, 400,000 companies applied for 4 million workers -- around 20% of the private sector labor force.

Nordic data already shows the region is suffering a major employment shock, with more than 800,000 people out of work there, including in excess of 620,000 on temporary furloughs in Finland and Norway, according to calculations by Bloomberg.

Jobless Spike

Unemployment forecast to surge from low base in U.S., tick higher in EU

Source: Estimates by JPMorgan economists as of March 27

In Asia, Japanese unemployment held at 2.4% in February, but there’s been a sharp drop in the ratio of available positions to the lowest level in three years. More recent developments showed a rapid taking up of emergency loans via a government program for people who have lost their jobs or face wage cuts.

Almost 23 million, or a third of Thailand’s population, registered for the government’s cash handout since it was made available on March 28. The grants are intended to cover only 9 million people, and will pay out 15,000 baht ($455) to each individual over three months.

Much focus will fall on China, whose economy is returning toward full capacity. Its rate of surveyed urban unemployment jumped to a record 6.2% in February as business shut down. Those interruptions threw an estimated 8 million people out of work, according to economists at Australia & New Zealand Banking Group.

As eye-watering as this phase of the global economic crisis may already be, Peter Hooper at Deutsche Bank says the outlook won’t seem as bleak when the virus outbreak ceases and demand rebounds.

“You should see a fairly quick drop from these very lofty levels of unemployment,” he said.

Trump se resiste a una cuarentena nacional



Donald Trump, presidente de Estados Unidos, en la rueda informativa.


El gobierno de Estados Unidos no dará una orden a nivel nacional de cuarentena obligatoria, el procedimiento queda librado a la decisión de cada estado, anunció hoy el presidente Donald Trump.

"Dejaremos la decisión sobre la orden de los ciudadanos de quedarse en casa para los gobernadores individuales, estado por estado", dijo el presidente.
De ese modo, descartó un orden nacional a pesar de la presión de muchos, incluso de los expertos que trabajan con la Casa Blanca como Anthony Fauci. "En Italia y España es diferente, tienen un problema mayor", deslizó Trump.

"No creo que vaya a usar la máscara", acotó el mandatario después de decir repetidamente que la recomendación de las autoridades federales de salud a todos los estadounidenses, para usar máscaras, es voluntaria. "Puedes hacerlo, no puedes hacerlo, es solo una recomendación", agregó. La prensa se preguntó hoy las razones de la ausencia del máximo experto en infecciones de Estados Unidos, Anthony Fauci, en la rueda de prensa diaria sobre el avance de la pandemia. "No lo sé! Cada vez que no él está aquí, los medios falsos me preguntan sobre él ...", respondió el presidente.

El número de muertes por coronavirus en los Estados Unidos ha superado las siete mil con un aumento de más de mil muertes en un solo día, un nuevo récord
abrumador Los casos comprobados en todo el país son 274 mil. Nueva York, el estado más afectado, alcanza las 3.000 muertes, el doble que hace tres días.

¿Quién gestionará políticamente el miedo? Entrevista a Bertrand Badie

Eduardo Febbro

La impotencia de las potencias, la disputa por capitalizar el miedo, la crisis de Europa, los esfuerzos de China por sacar provecho de su lucha contra la pandemia y la expansión del virus hacia el Sur: estos son algunos de los temas en juego en la «geopolítica del coronavirus». El destacado académico Bertrand Badie los analiza en esta entrevista.


El trastorno planetario provocado por la propagación del Covid-19 no tiene espejos en la historia. Siete años después de que China pusiera en marcha su programa más ambicioso de reconquista del mundo reactualizando el mito de la Ruta de la Seda, esa ruta se convirtió en un sendero de muerte. En 2013, Beijing desplegó una red de infraestructuras repartida por los cinco continentes mediante comunicaciones marítimas y ferroviarias entre China y Europa, pasando por Kazajistán, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Alemania, Portugal, Francia o el Reino Unido. El sueño de 1.000 millones de dólares dio lugar a la tercera extinción del siglo XXI: la primera fue financiera, con la crisis bancaria de 2008; la segunda fue la extinción de las libertades cuando el ex-analista de la Central de Inteligencia Americana (CIA) Edward Snowden reveló la extensión y la profundidad del espionaje planetario orquestado por Estados Unidos y sus agencias de seguridad; la tercera es sanitaria.

Ya nadie se pregunta hacia dónde va el mundo sino, más bien, si mañana habrá un mundo. Las máscaras del tecnoliberalismo y su construcción global, es decir, la globalización, se han caído. La máscara, ese objeto tan precioso para sobrevivir, se volvió el revelador del abismo mundial; sin máscaras se corrió el telón de la ausencia de consenso a escala europea para enfrentar la crisis sanitaria y financiera, o pactar ordenadamente el cierre de las fronteras; sin máscaras, la Organización Mundial de la Salud (OMS), supuestamente a cargo de la salud del planeta, demostró que era un gigante burocrático sin incidencia en la realidad; sin máscaras, la cooperación internacional apareció como una ficción desesperada. Las divergencias entre estadounidenses y europeos nunca fueron tan insuperables, tanto como las que atraviesan a los Estados que componen la Unión Europea. Entre insultos, incomprensión, golpes bajos y visiones antagónicas entre la preservación de la vida o la salud o la de la economía y las finanzas, los dirigentes de las potencias sobresalieron por su incapacidad para diseñar un horizonte.

El mundo que existía desde la Segunda Guerra Mundial dejó de respirar. Donald Trump enterró el multilateralismo heredado del siglo XX, mientra el coronavirus ponía la cruz sobre un sistema internacional que de «sistema» solo tenía el nombre.

Muchos de estos acontecimientos han sido anticipados por Bertrand Badie a lo largo de una obra consagrada a las relaciones internacionales. Profesor en Sciences Po París y en el Centro de Estudios e Investigaciones Internacionales (CERI), Badie desarrolló una obra del otro lado de los consensos. En 1995 se adelantó en La fin des territoires [El fin de los territorios], en 1999 exploró cómo sería Un monde sans souveraineté [Un mundo sin soberanía] y en 2004 empezó a tejer el análisis sobre la inercia de los poderosos, es decir, la impotencia de los potentes y publicó L'Impuissance de la puissance. Essai sur les incertitudes et les espoirs des nouvelles relations internationales. Los ensayos siguientes lo acercaron a la configuración actual: El tiempo de los humillados. Una patología de las relaciones internacionales y Diplomacia del contubernio. Los desvíos oligárquicos del sistema internacional (ambos editados por la Universidad Nacional de Tres de Febrero). En esta entrevista, realizada en plena crisis mundial, el profesor le sigue los pasos a un mundo que se cae y esboza los contornos del próximo.

Hemos cambiado de paradigma con esta crisis sanitaria. Usted sugiere que, desde ahora, la seguridad de los Estados ya no es geopolítica sino sanitaria.

Así es, y hay un conjunto de cosas. Están la seguridad sanitaria, la seguridad medioambiental, la seguridad alimentaria y la seguridad económica. Conforman varias seguridades que ya no son militares sino de naturaleza social. Se trata de un gran cambio con respecto al mundo de antes. En este momento, por primera vez en la historia, estamos descubriendo la realidad de la globalización. Este descubrimiento no atañe a los Estados, sino que toca a cada individuo. Esto es lo nuevo. En la historia, es raro que los individuos aprendan en directo, en su propia carne, en su vida cotidiana, cómo son realmente las transformaciones de la vida internacional. Antes estaban las guerras para acercar este aprendizaje, pero las guerras afectaban indirectamente a la población. Aquí, todo el mundo está afectado. Podemos entonces esperar un cambio de la visión del mundo y de los comportamientos sociales. Esta tragedia puede conducir a una transformación brutal de la visión que tenemos del mundo y de nuestro medio ambiente. Tal vez, se dejarán de lado todos los viejos esquemas, es decir, los esquemas como el de la concepción militar y guerrera de la seguridad, entiéndase, un mundo fragmentado entre Estados-nación en competencia infinita y una concepción de las diferencias que remite siempre a esa dualidad de la vida entre amigos y enemigos. Hoy ya no hay amigo o enemigo sino asociados que están expuestos a los mismos desafíos. Esto cambia completamente la gramática de la sociología y de la ciencia de las relaciones internacionales. El otro ha dejado de ser un rival, el otro es alguien de quien dependo y que depende de mí. Esto nos debe conducir hacia otra concepción de las relaciones sociales y de las relaciones internacionales, en la que estoy obligado a admitir que, para ganar, necesito que el otro gane; tengo que admitir que, para no morir, necesito que el otro no caiga enfermo. Esto es algo completamente nuevo.

Sin embargo, los desacuerdos entre los Estados nunca habían sido tan abismales. Las relaciones entre Europa y Estados Unidos han empeorado con esta crisis sanitaria mientras que, dentro de la Unión Europea, los antagonismos se han profundizado en el momento más dramático de la humanidad.

En la situación actual nos encontramos con desacuerdos entre Estados Unidos y el resto del mundo a los que ya estamos acostumbrados. Pero también vemos profundos desacuerdos dentro de Europa con, por ejemplo, el rechazo de Alemania a los famosos «coronabonos», es decir, la mutualización de las deudas. Ese será justamente el gran enigma cuando salgamos de la crisis. Seguimos estando coyunturalmente en un esquema de desacuerdos enormes y de competencia tal vez más agudos que antes. Pero eso es porque estamos en una situación de urgencia y, en estos casos, el reflejo natural es esconderse detrás de un muro, cerrar las puertas y las ventanas. Podemos esperar que el miedo suscitado por esta crisis conduzca a que se reconozca que no será viable enfrentar en forma duradera este tipo de nuevo desafío sin una profunda cooperación internacional. Es comprensible que los desacuerdos y la competencia entre los Estados sean densos en medio del incendio. Sin embargo, es necesario entender que, a corto plazo, habrá que cambiar de programa.

Queda entonces la tarea de redefinir una nueva geopolítica.


La geopolítica ha muerto. La visión tradicional, geográfica, de las relaciones internacionales no vale más porque estamos en un mundo unido. La realidad ha dejado de ser la confrontación entre regiones del mundo y Estados para volverse la capacidad o la incapacidad de gestionar la globalización.

El colapso sanitario explotó en un mundo ya muy trastornado por el surgimiento casi planetario de movimientos sociales y por la redefinición de las propuestas políticas marcadas por la nostalgia nacionalista. Las tres figuras emergentes de este contexto son los negacionistas de la pandemia: Donald Trump, Boris Johnson y Jair Bolsonaro.

La pandemia intervino en un contexto doble que no se debe olvidar. El primero es el ascenso vertiginoso del neonacionalismo en diferentes latitudes: en Estados Unidos, Gran Bretaña, Brasil, Europa e incluso en los países del Sur. Ese nacionalismo lleva a los dirigentes en el poder a promover o halagar a las opiniones públicas fomentando la ilusión de una respuesta nacional o de protección frente a los peligros. Ello agrava la situación porque esta tentación demagógica viene a complicar la gestión multilateral de esta crisis. El segundo contexto remite a que recién salimos de un año 2019 absolutamente excepcional. 2019 fue el año en que se dieron una multitud de movimientos sociales a través del mundo: América Latina, Europa, Asia, África, Oriente Medio. Estos movimientos sociales reclamaban lo mismo: un cambio de políticas. Las revueltas sociales denunciaban el neoliberalismo y la debilidad de la respuesta de los Estados y, también, de las instituciones y de las estructuras políticas. Hoy, para los Estados, la gran dificultad se sitúa en el hecho de que tratan de responder a corto plazo y con un perfil nacionalista mientras que, al mismo tiempo, cuentan con muy poca legitimidad en el seno de sus sociedades. La consecuencia de este esquema han sido las dudas, los tanteos y la ineficacia demostrada por los gobiernos. Una situación semejante obligará a cambiar la gramática de los gobiernos.




Hay, en toda esta tragedia, una contradicción cruel: justo antes de la crisis sanitaria, China se encontraba en plena expansión. En 2013 empezó a reactualizar el mito de la Ruta de la Seda y para ello desplegó una impresionante red de comunicación y de infraestructuras a través del mundo. Pero esa Ruta de la Seda mutó en ruta de la muerte.

Es cierto y hay dos puntos esenciales. En primer lugar, esta crisis que se inició en Wuhan golpeó muy fuerte a la economía china y, diría, a la propia credibilidad de los políticos chinos y sus políticas. La crisis también reveló las debilidades del sistema chino. No olvidemos que el virus nació debido a la fragilidad del sistema sanitario y alimentario de China: el coronavirus nació en esos mercados que no responden a las reglas elementales de higiene. Fue la base de su propagación. La credibilidad china se vio disminuida debido a esta fragilidad sanitaria. Al mismo tiempo, hay una paradoja: China ingresó antes que nadie en esta crisis, pero también salió de ella antes que los demás y de forma eficaz. No estoy seguro de que Europa tenga la misma capacidad de reacción que China. Salvo si, por desgracia, China conoce una segunda ola de contaminación, es muy probable que esté de pie cuando Estados Unidos y los países de Europa sigan de rodillas. China está tratando de probarlo enviando médicos y equipos y ofreciendo ayuda a los países que están en plena tormenta. Esto puede significar que cuando nosotros continuemos peleando contra el virus China se habrá levantado y tendrá, entonces, una ventaja frente a las viejas potencias.

A lo largo de esta crisis hemos asistido a una suerte de geopolítica de chez zoi, es decir, una geopolítica de casa para adentro. Cada país se concentró en su problemática cuando el imperativo no era financiero como en la crisis de 2008, sino sanitario.

La urgencia es doble. Es sanitaria ahora y será económica y financiera muy rápidamente. El problema radica en que Europa ha sido la primera víctima del coronavirus. Europa fue el primer muerto. Todos los reflejos que se esperan de Europa están ausentes. La primera intervención de Christine Lagarde, la directora del Banco Central Europeo (BCE), fue catastrófica. Hasta llegó a invitar a los Estados a que se las arreglaran por su cuenta. Luego, la respuesta de la Comisión Europea resultó igualmente débil. El desacuerdo entre los principales países europeos (Alemania, Francia, España, Italia, Países Bajos) en torno de la gestión de la mutualización de las deudas muestra hasta qué punto se carece de un resorte europeo. Luego de la Segunda Guerra Mundial, Europa se construyó por primera vez en su historia porque los europeos tenían miedo de una tercera guerra mundial y sabían que no podría reconstruirse ni salir de las ruinas únicamente con el esfuerzo nacional. Por eso se eligió una reconstrucción colectiva. Hoy, como todas esas metas han sido alcanzadas, la dinámica europea ha dejado de existir. No obstante, es precisamente allí donde está la clave de su porvenir. El miedo que los europeos tenían en 1945 lo vuelven a sentir ahora con el coronavirus. Los europeos van a descubrir que esa necesidad de reconstrucción que había en 1945 persistirá en cuanto salgamos de este drama sanitario. Tal vez, la conjugación de estos dos factores conduzca a que Europa renazca al final de esta crisis. Pero claro, cuando llegue ese momento habrá que cambiarlo todo.

Aunque los paralelismos puedan resultar tramposos, muchos analistas trazan un paralelo entre la situación actual y la crisis de 1929. Luego de aquella hecatombe vino la Segunda Guerra Mundial y, justo antes, el ascenso del nacionalismo. ¿Acaso el virus no podría volver a fecundar un contexto semejante?


Es demasiado pronto para saber cómo serán las consecuencias. Las cosas pueden ir en los dos sentidos. Pero quisiera igualmente señalar que, antes del fascismo y el nazismo, el primer resultado de la crisis de 1929 fue el keynesianismo y Franklin D. Roosevelt, es decir, la reorientación de la economía mundial que permitió su salvación. No hay que tener una visión exclusivamente pesimista sobre los efectos de esta crisis. Creo que todo dependerá de la manera en que el miedo actual evolucione y de cómo ese miedo sea gestionado políticamente. Si el miedo desaparece rápidamente, se corre el riesgo de que volvamos a comenzar con el viejo sistema. Si el miedo perdura, tal vez esto nos conduzca hacia las transformaciones que necesitamos. Sin embargo, desde ahora, se plantea el gran problema de la gestión política del miedo. ¿Quién se hará cargo? Seguramente, la extrema derecha utilizará ese miedo como recurso electoral explicando que es urgente reconstruir las naciones, los Estados y restaurar el nacionalismo. No obstante, la extrema derecha no es la única oferta política existente.

Sí, pero ya antes de esta crisis la extrema derecha se erigió como planteo político reestructurado y con mucha legitimidad.

Hay mucho de eso. Si se observan los Estados europeos, todos tienen un sistema político descompuesto. En Francia no hay más partidos políticos, en Alemania la socialdemocracia no cesa de debilitarse mientras que los demócrata-cristianos de la canciller Angela Merkel están sumidos en una crisis, en Italia la democracia cristiana y el Partido Comunista desaparecieron, e incluso en Gran Bretaña el sistema partidario que antaño estaba tan bien estructurado ya no existe más. Estamos en plena recomposición política. La versión optimista quiere que esta recomposición política desemboque en el nacimiento de partidos con capacidades de llevar las riendas de la globalización. De hecho, actualmente, ningún partido político sabe qué es la globalización. Tal vez advenga un keynesianismo político. Por el contrario, el horizonte negativo sería que esa recomposición no se lleve a cabo.

En uno de sus últimos libros y, más recientemente, cuando estallaron las insurgencias sociales en 2018 y 2019, usted planteó que estábamos ingresando en el segundo acto de la globalización. ¿Acaso esta crisis no ha barrido con ese segundo acto?

No, para nada, es el mismo. No hay que disociar lo que ocurrió en 2019 de lo que está pasando ahora. Es lo mismo, es decir, el redescubrimiento angustiado de una urgencia social. Ese es el segundo acto de la globalización, el cual consiste en distinguir globalización de neoliberalismo, es decir, dejar de confiarle al mercado la gestión exclusiva de la globalización. En el curso de este segundo acto se trata de construir una globalización humana y social. Estas fueron las demandas de 2019 y los mismos reclamos vuelven ahora con urgencia ante la crisis del coronavirus. Si somos optimistas, podemos esperar que esta crisis termine por acelerar el advenimiento del segundo acto de una globalización humana y social. De lo contrario, cabría pensar que la catástrofe sanitaria no hizo sino complicar y atrasar la marcha hacia la segunda secuencia.

2019 nos mostró a una humanidad ligada por lo que usted llamó un perfil intersocial. ¿Persiste aún esa dimensión de conexión, de diálogo y de compenetración entre identidades sociales?


Sí, claro, tanto más cuanto que esta crisis nos revela que las relaciones intersociales se vuelven determinantes a través del planeta. Estas relaciones intersociales son incluso más importantes que las relaciones entre los Estados, los gobiernos o los militares. El porvenir del planeta está en las interacciones sociales, en la tectónica de las sociedades, es decir, en esa capacidad propia de las sociedades para interactuar entre ellas más allá de la voluntad de los gobiernos.

Uno de los ejes constantes de su reflexión ha sido plantear la forma en que, en las relaciones internacionales modernas, es el Sur quien fija la agenda del Norte y, también, cómo ello desembocó en una representación geopolítica marcada por la impotencia de los poderosos. El coronavirus ha dejado al desnudo esa impotencia.


¡Estamos más que nunca en ese esquema!. Estamos viendo cómo los instrumentos clásicos de la potencia no pueden hacer absolutamente nada frente al coronavirus. Estados Unidos, que es la superpotencia de las potencias, conoce una propagación de la infección superior a la de China y Europa. Hemos dejado de estar en el registro de la potencia. Los recursos clásicos de la potencia nada pueden hacer. Debemos pasar ahora de la potencia a la innovación. Solo ganaremos si convertimos la vieja concepción de la potencia en capacidad de innovación para encontrar nuevos tratamientos, una vacuna, así como los medios técnicos capaces de remodelar la globalización para que esta no sea, como hoy, una fuente de dramas. Estamos ante un nuevo umbral de la historia.

Un nuevo umbral con un interrogante dramático: ¿qué ocurrirá cuando el coronavirus se expanda en los países del Sur carentes de toda estructura sanitaria?

Esa eventualidad anuncia una catástrofe. Si la pandemia llega al Sur, será todavía más dramática y lastimará más profundamente al planeta entero. Ello prueba que los centros de gravedad de nuestra historia y de nuestro porvenir están en el Sur. El auténtico momento de la verdad se planteará cuando África se vea confrontada masivamente a esta tragedia.

Se han caído tantas máscaras con esta crisis global. La búsqueda de una vacuna, por ejemplo. Cada país la elabora por su cuenta: Francia, Estados Unidos, Rusia, China, Cuba. Y en el medio está el espectáculo indecente de la OMS: no tiene voz, ni influencia, ni capacidad alguna de organizar acciones coordinadas. Se ve como un monstruo vacío y burocrático.

Este tipo de anarquías son frecuentes en las situaciones de urgencia porque se establece una competencia entre un conjunto de actores que trata, más o menos sinceramente, de encontrar un remedio. Es algo paradójicamente normal porque así se estimula y se aceleran las investigaciones. Ahora claro, si estuviésemos en un mundo ordenado, la OMS habría debido encargarse de la definición de los protocolos de investigación y de los protocolos terapéuticos. Pero la OMS se ha vuelto alguien que cada tarde lee comunicados carentes de interés. Pero la naturaleza humana termina siempre por triunfar. El problema consiste en saber qué sacrificio habrá que hacer para todo esto. Un muerto es un muerto de más y ahora vamos ya por miles de muertos. Pienso que la humanidad renacerá de todo esto más fuerte y más consciente.