La carrera que ya arrancó
Falta mucho, pero la competencia empezó, con todas
las preguntas que eso implica. Las opciones para la sucesión en el
kirchnerismo, los escenarios posibles de la oposición, las fortalezas y debilidades de cada uno.
Punto de partida
Artemio López elige concentrarse en el sistema de partidos a la hora
de encarar su visión del escenario. “La hegemonía electoral del
oficialismo es un dato central para evaluar las condiciones iniciales de
la carrera electoral –asegura–. El FpV posee un piso de 35 por ciento
al que ninguna fuerza opositora logra hoy superar y ni siquiera
acercarse a menos de diez puntos. La fortaleza del candidato del FpV es
la gestión iniciada en mayo de 2003 que permitió el mayor ciclo de
crecimiento económico con generación de empleo y descenso de pobreza,
marcando un notable record en la historia nacional. El punto débil es la
polarización que induce el kirchnerismo, lo que ofrece restricciones en
caso de acceder a la segunda vuelta.”
Para Manuel Mora y Araujo, la largada “tiene una tabla de posiciones
en la que casi todas las encuestas coinciden: puntos más, puntos menos,
Massa, Scioli, Macri, Binner, Cobos, Altamira”.
Enrique Zuleta Puceiro, en cambio, plantea sus dudas. “La ventaja
actual de Massa sobre Scioli es relativa. En los monitoreos nacionales
que hacemos los principales encuestadores –basados casi todos en
muestras nacionales de 1000 o 2000 casos–, Massa se beneficia por el
hecho de que la proporción de encuestados en la provincia de Buenos
Aires alcanza a la mitad de los casos. La incidencia muestral de Massa
en el territorio bonaerense le otorga una ventaja de cinco o siete
puntos. En encuestas más amplias y elaboradas, referidas a todos los
distritos, como las que hacemos para estrategias más exigentes, la
ventaja es para Scioli, mejor conocido y con mejor distribución de sus
apoyos en todo el electorado nacional.”
Por último, Analía Del Franco afirma que todavía no hay ventajas
decisivas. “La foto de la carrera electoral muestra por lo menos diez
candidatos de los cuales seis cuentan con más del 85 por ciento de
conocimiento entre el público. Sin embargo son sólo dos, Scioli y Macri,
los que presentan mayor nivel de ‘familiaridad’ con el electorado a
nivel nacional. Massa y Binner presentan este rasgo, pero focalizado en
sus provincias de origen, y en las grandes ciudades. Así las cosas,
¿cómo se presenta el electorado? Expectante, y con cierta atención sobre
2015. Como consecuencia ninguno de los candidatos presidenciales
presenta una diferencia significativamente mayor que el resto. Siendo
los mejores posicionados Scioli y Massa, y con más distancia, Macri”.
Ballottage
Eduardo Fidanza piensa que no habrá definición en la primera vuelta
electoral, es decir que nadie sacará la suficiente distancia. “La
campaña comienza con tres candidaturas definidas, las de Massa, Scioli y
Macri, y la conformación reciente de una coalición –Unen– cuyo
candidato depende de una interna que genera hoy interrogantes, porque
podría formar parte de ella Macri, lo que constituiría una novedad
significativa en los modos de construcción política en la Argentina, ya
que implicaría el intento de convergencia entre la centroizquierda y la
centroderecha. Por otra parte, es claro que la elección de 2015 se
definirá en una segunda vuelta.” Existen elementos que para otros
analistas obligan a poner condicionales a semejante afirmación. En
primer lugar la experiencia histórica del último período democrático,
que muestra triunfos en primera vuelta en casi todas las elecciones
presidenciales. En segundo término, todo apunta a que las PASO jugarán
esta vez un rol preponderante, lo que puede también hacerlas funcionar
como una primera vuelta real que ordena el voto para la real.
Una elección distinta
Roberto Bacman sostiene que la de 2015 es una elección peculiar, en
esencia porque no hay un Kirchner como candidato presidencial. “La
carrera electoral se lanzó muy temprano. Basta decir que faltan aún
quince meses para las PASO y de allí tres meses más para las elecciones
generales. Pero se justifica: el oficialismo por primera vez en once
años no tiene un candidato definido (o sobreentendido), y los dirigentes
de los partidos opositores son conscientes de que deben poner
inteligencia y esfuerzo para evitar que se repitan las condiciones que
les dieron formato y estructura a los escenarios electorales de 2007 y
2011: una oposición dispersa, heterogénea y sin un claro y definido
proyecto de gobernabilidad alternativo al oficialismo. Los resultados de
aquellos comicios, en especial la gran diferencia entre el Frente para
la Victoria y los restantes partidos, es un desafío que hoy han decidido
asumir, desde distintas tácticas y estrategias, con el principal
propósito de evitar a toda costa que se repita la estructura de voto de
2007 y 2011 en las próximas presidenciales.”
Razones del votante
Ricardo Rouvier cree que un punto decisivo estará en las cuestiones
de fondo: “Es una campaña que será sobre continuidad o diferenciación.
En estos momentos ya hay instalaciones de precampaña que van en ese
sentido. Dentro del oficialismo, la gama mostrará candidatos que se
presentarán como más genuinamente continuadores y otros que expresen
algo de distanciamiento. Las fuerzas de oposición se plantarán
fuertemente de modo adversativo, anunciando el desmonte de la mayoría de
los caminos emprendidos hasta ahora. Pero habrá alguno que será más
prudente. Hay dos aspirantes que picaron en punta, pero falta mucho y la
carrera no está definida”, redondea Rouvier.
Pero Zuleta pone el acento en las diferencias entre esas dos
elecciones. “No olvidemos que en 2015 se vota poder y no oposición. La
inmensa mayoría de los ciudadanos votará a quien juzgue más capaz de
gobernar y no a quien juzgue más capaz de oponerse o vetar al Gobierno.
Por el momento, la candidatura más sólida es la de Daniel Scioli. Con
más de veinte años de protagonismo en los primeros planos, es la figura
más conocida, con menores rechazos y con atributos personales y
funcionales casi ideales para una política de concertación nacional como
la que deberá representar y conducir el próximo presidente. Scioli
cuenta además con la adhesión, explícita o no, de la casi totalidad de
los gobernadores. Sergio Massa es el candidato hoy por hoy con mayores
posibilidades de disputarle la presidencia a Daniel Scioli.”
Candidatos y proyectos
Para muchos, los comicios –en especial, los presidenciales– se
definen por las características de los candidatos. El ciudadano va a
poner en manos de una persona –el futuro presidente– buena parte del
destino del país y el votante también cree que le da responsabilidades a
ese candidato que influyen en su vida personal.
“Massa es lo nuevo –señala Mora y Araujo–; Scioli es lo conocido y
confiable, cercano a la gente; Macri es la gestión; Binner es gestión
con sensibilidad social; Cobos es el que se jugó una vez y eso no se
olvida; Altamira es el ideológico en carrera y, además, honesto. Así
arrancan.”
“Respecto de las fortalezas y debilidades –señala Fidanza–, observo
que Massa cuenta con mayor apoyo en la opinión pública, pero debe
mantener la delantera en la agenda, lo que no es fácil; Scioli, por su
parte, mantiene buena imagen e intención de voto pero su suerte está
atada a que CFK termine relativamente bien su gobierno. Macri posee buen
desempeño nacional y un fuerte reconocimiento por su gestión en la
ciudad, pero carece aún de estructura territorial suficiente para apoyar
una candidatura presidencial.”
“Del lado del kirchnerismo –analiza Ignacio Ramírez–, hay una
propuesta política más densa: intervención del Estado, inclusión social,
épica reparadora. Eso le asegura competitividad. No obstante, tiene
distintos desafíos por delante: revertir las inquietudes económicas,
relanzar el sentido hacia el futuro del proceso político en curso y
transitar un proceso de internas donde el ganador pueda encolumnar
detrás de sí a todos los matices del oficialismo. En el universo
opositor creo que persiste una mala interpretación de los resultados
legislativos del año pasado en función de lo cual se articulan discursos
similares para interpelar o pedir un voto presidencial, cuya anatomía
motivacional es muy distinta a la del voto de medio término. El voto
presidencial está más anclado en factores de mediano y largo plazo y no
es un subproducto del humor circunstancial. En entornos globales de
incertidumbre, la oposición aún no consigue superar la etapa de emisión
de mensajes demasiado pegados a las encuestas o agendas mediáticas
epidérmicas.”
Bacman lo redondea de esta manera: “El oficialista Frente para la
Victoria tiene la ventaja comparativa del proyecto de gobernabilidad.
Viene gestionando desde 2003, lo realizado es su bien más preciado para
mostrar. El desafío: encontrar el mejor candidato para asegurar esa
ventaja inicial y desde allí potenciarla. El resto, tiene el mismo
desafío de los últimos años: demostrar que son capaces de construir un
proyecto concreto y contundente de gobernabilidad para la Argentina”.
En la línea de largada –y más teniendo en cuenta lo que falta–, las
alternativas están abiertas. En el oficialismo piensan que el ciudadano
común no querrá perder las conquistas de estos años y que el votante es
poco proclive a arriesgar en una elección presidencial. En la oposición
creen que la elección va a tener un signo de cambio y que eso pone la
pelota en su cancha.
Es cierto que la carrera es larga, pero también es cierto que todos ya empezaron a correr.