La Presidenta viajará a Caracas por la Cumbre del
Mercosur y volverá con la presidencia del organismo: le toca a la
Argentina. Allí retomará el intercambio personal con jefes y jefas de
Estado de países que tienen comicios presidenciales este año, como
Uruguay y Brasil. También habrá competencia en Bolivia y Colombia.
Por Martín Granovsky
Cristina
Fernández de Kirchner inicia su penúltimo año de mandato con un
horizonte de cuatro elecciones presidenciales en el vecindario: Brasil,
Uruguay, Bolivia y Colombia.
Los tres primeros revisten importancia porque son países limítrofes y
uno de ellos, Brasil, es además el principal socio mundial de la
Argentina.
A las tres elecciones, por definición tres incertidumbres, se les
suma una certeza en Chile. En marzo asumirá Michelle Bachelet su segunda
presidencia después del interregno de derecha a cargo de Sebastián
Piñera, que sucedió a 20 años de gobierno de la Concertación encabezada
por socialistas y democristianos.
Brasil, San Pablo
En Brasil la coalición de gobierno encabezada por el Partido de los
Trabajadores sigue llevando de candidata para las presidenciales de
octubre a Dilma Rousseff, que así competirá por su reelección. En su
último congreso, el quinto, el PT volvió a proclamarla candidata como en
el 2010. Y, también como en el 2010, el ex presidente Luiz Inácio Lula
da Silva se comprometió a funcionar como el principal motor de la
campaña.
Lula y el PT se plantearon otro desafío más, que consiste en ganar
el Estado de San Pablo, todavía bajo mandato de los tucanos del Partido
de la Socialdemocracia Brasileña, el de Fernando Henrique Cardoso,
Gerardo Alckmin y José Serra. El PT obtuvo en 2013 la intendencia de San
Pablo con el ex ministro de Educación Fernando Haddad, que de ese modo
repite la experiencia de las alcaldes petistas Luiza Erundina y Martha
Suplicy. Pero el Estado es un premio mayor. Con 41 millones de
habitantes es más que una Argentina concentrada en 248 mil kilómetros
cuadrados, menos que la provincia argentina más poblada, la de Buenos
Aires con 307 mil kilómetros cuadrados.
Si nada cambia en el escenario, el candidato del PT para
arrebatarles San Pablo a los tucanos es Alexandre Padilha, el actual
ministro de Salud. Padilha es uno de los funcionarios responsables del
más nuevo de los programas sociales de Dilma, Más Médicos, que apunta
con profesionales de Brasil y sobre todo del exterior, en primer lugar
de Cuba, a cubrir la atención donde hoy no existe o no supera el nivel
de un puesto sanitario.
La salud, junto con el transporte público y el acceso a una
educación de calidad, fue uno de los temas movilizadores en junio
último, cuando cientos de miles de brasileños salieron a las calles. La
imagen de Dilma se deterioró hasta caer a la mitad. Pasó de una
aprobación de casi un 60 por ciento al 31. Pero un sondeo de Datafolha
de noviembre mostraba que si las elecciones fueran hoy, Dilma obtendría
el 47 por ciento frente a un 19 por ciento del tucano Aecio Neves o un
41 frente a un 24 de Marina Silva, eventual candidata junto al
gobernador pernambucano Eduardo Campos. En Brasil el ballottage es el
francés clásico. Gana en primera vuelta el que obtiene como mínimo el 50
por ciento de los votos más un sufragio. Si hay segunda vuelta, también
se realizará en octubre. La ganadora, o el ganador, asumirán la
presidencia el 1º de enero de 2015.
El desafío para el PT es aumentar la capacidad de ganar bien y
gobernar con solidez y, al mismo tiempo, crecer en solidez dentro de la
coalición que gobierna sobre todo con los jefes estaduales del Partido
del Movimiento Democrático Brasileño.
Por eso en el congreso de diciembre las fuerzas de Dilma y Lula
acordaron una resolución según la que “nuestras alianzas deberán ser
construidas teniendo en cuenta la mejor táctica para garantizar la
reelección de la presidenta Dilma, ampliar la bancada del Senado
Federal, en la Cámara de Diputados y en asambleas legislativas como
también conquistar victorias importantes en los Estados”. Una vez que el
PT de cada Estado decida su táctica electoral, sólo podrá registrarla
en la Justicia Electoral “después de la debida aprobación por parte de
la dirección nacional”.
El escándalo del mensalao, el proceso judicial que según el PT es
fruto de un montaje político y en simultáneo tiene debilidades
jurídicas, y que llevó a la cárcel a José Dirceu, ex jefe de Gabinete de
Lula, no parece haber influido en las encuestas.
Tabaré vs. Constanza
En Uruguay el Frente Amplio pondrá en juego su aspiración a un
tercer mandato en las elecciones del domingo 26 de octubre. Sin cláusula
constitucional que permita el derecho a la reelección, al revés de
Brasil y la Argentina e igual que en Chile, uno de los candidatos
proclamados el 3 de noviembre es Tabaré Vázquez, que fue presidente
entre 2005 y 2010. Raúl Sendic, líder de la línea interna 711,
Compromiso Frenteamplista, dijo el último lunes por radio que no está
procurando ser el compañero de fórmula de Vázquez, afirmó que el ex
presidente “es el mejor candidato que el Frente puede ofrecer” y admitió
que si la fuerza de izquierda “determina que sea yo el compañero de
fórmula de Tabaré Vázquez, por supuesto que lo voy a aceptar con
muchísimo gusto por el respeto y el afecto que tengo con Tabaré”. En
junio, Vázquez competirá en internas con la otra candidata postulada, la
senadora Constanza Moreira. De 53 años, 20 menos que los 73 que
cumplirá Tabaré el 17 de este mes, Moreira dijo en noviembre a Página/12
que quiere un relevo generacional y además defiende “una apuesta a la
solidaridad para con todos los países, especialmente con aquellos con
los que compartimos cierta continuidad ideológica como Brasil,
Argentina, Venezuela, Ecuador y Bolivia”.
Bolivia, Colombia
En Bolivia, Evo Morales, que el viernes inauguró la primera fábrica
estatal de papel de diario, quiere continuar el proceso político que
inició a comienzos de 2006 y revalidó en el medio con una reforma
constitucional. Esta vez tiene dos frentes abiertos. Por un lado, la
derecha asentada en Santa Cruz de la Sierra. Por otro, movimientos
indígenas que reivindican su autonomía frente a Morales. Hasta ahora,
sin embargo, el primer grupo parece menguado respecto de su antiguo
poder y el segundo no termina de plasmar una organicidad política capaz
de hacer tambalear la popularidad de Evo.
En Colombia, el 25 de mayo Juan Manuel Santos buscará ganar en
primera vuelta para asumir un segundo mandato de cuatro años el 7 de
agosto. Otra vez un asunto vinculado con la estabilidad política de
fondo rodea a Santos. Su primer triunfo lo mostró en un proceso de
diferenciación de Alvaro Uribe, de quien fue ministro de Defensa. Al
hacerse cargo del gobierno, en 2010, completó el diseño de un perfil
propio al aceptar la mediación del secretario de Unasur, Néstor
Kirchner, y normalizar las relaciones con la Venezuela de Hugo Chávez.
Colombia aprovechó entonces la estabilidad con Venezuela, sumada a la
recuperación de los vínculos normales con Ecuador, para concentrarse en
las negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia,
FARC. El conflicto armado entre las FARC y el Estado cumplirá 50 años en
2014. Las negociaciones se desarrollan en La Habana y en Oslo. Para
Santos, terminar la guerra con las FARC es una de las llaves de la
estabilidad política frente a otras violencias que azotaron o azotan a
Colombia: las que provienen de los paramilitares o los narcos, por
ejemplo, y produjeron la catástrofe humanitaria de un millón de
campesinos desplazados de sus lugares de origen o residencia y obligados
a emigrar dentro y fuera de Colombia.
Algunos de estos protagonistas se juntarán el 31 de enero en
Caracas, durante la cumbre del Mercosur. Habrá dos novedades. Una, la
presencia de Horacio Cartes, el nuevo presidente de Paraguay, que de
este modo se reintegrará formalmente a un organismo de cinco miembros
plenos: la Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela. La otra
novedad es que será el primer viaje al exterior de la Presidenta
argentina después de sus problemas de salud. En Caracas, la Argentina
tomará la presidencia pro témpore del organismo de manos de Venezuela.
Parte de los mismos protagonistas, y muchos otros, también se
encontrarán el 25 de enero en La Habana, cuando se reúna la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños y la presidencia pase de Cuba a
Costa Rica.