Las razones subyacentes de la Larga Depresión

Michael Roberts
Hay dos nuevos papeles sustanciales que ofrecer un análisis interesante sobre las razones subyacentes de la Larga Depresión que las principales economías (o, al menos, los EEUU) han sufrido desde el final de la Gran Recesión en 2009 - en el crecimiento del PIB real, la productividad, la inversión y el empleo.

En primer lugar, se trata de un documento elaborado por economistas de la Reserva Federal de San Francisco. “The Disappointing Recovery in U.S. Output after 2009” (“La decepcionante recuperación de la producción en EE UU después de 2009”) de John Fernald, Robert E. Hall, James H. Stock y Mark W. Watson. Analizan la evidencia bien conocido de que el crecimiento real del PIB en los EEUU ha sido lento desde el comienzo de la recesión en 2009, en contra de las expectativas normales de una recuperación cíclica rápida. En el documento, se eliminan los “efectos cíclicos” de la Gran Recesión y se concluye que ya había una tendencia marcada a la desaceleración en el crecimiento subyacente antes de la crisis financiera global en 2008. Los economistas de la Fed concluyen que la tendencia a la baja refleja dos factores: el crecimiento lento de la innovación y la disminución de la tasa de actividad de la fuerza de trabajo.
El cuadro 1 muestra la producción per capita del sector empresarial en las últimas décadas. La línea verde muestra que la producción per capita se redujo drásticamente durante la recesión y permanece por debajo de cualquier curva de tendencia lineal razonable que extienda su trayectoria previa a la recesión. El cuadro muestra una de tales línea de tendencia (línea amarilla), basado en una simple extrapolación lineal 2003-2007.

Cuadro 1
La producción per capita: una profunda recesión más una tendencia a la desaceleración brusca


La línea azul en el Cuadro 1 muestra la estimación resultante de la producción tendencia per capita después de eliminar los efectos cíclicos asociados con la profunda recesión. Como era de esperar, el ajuste cíclico elimina la fuerte caída de la producción real asociada con la recesión. Pero desde entonces, la trayectoria de la línea azul se aleja de la proyección en línea recta desde el máximo de 2007. Por el contrario, la producción per capita cíclicamente ajustada se elevó lentamente a partir de 2007 y luego se estabilizó en los últimos años.
Los economistas de la Fed consideran que el lento crecimiento se ha debido a una desaceleración de la productividad del trabajo, que a su vez ha sido causada por una reducción de la inversión en innovación y nuevas tecnologías. En la economía convencional, esto se mide por la producción per capita marginal después de tomar en cuenta los aumentos en el empleo (insumos de trabajo) y los medios de producción (insumos de capital). El residuo marginal se llama productividad total de los factores (PTF), para designar el aumento de la productividad por unidad de producción total. La PTF supuestamente refleja los beneficios de productividad de la investigación y desarrollo formal y no formal, las mejoras en las prácticas de gestión, la reasignación de la producción hacia las empresas de alta productividad, y otras mejoras de eficiencia.
Los economistas de la Fed, utilizando este ajuste de los factores, encuentran que el crecimiento de la PTF se redujo significativamente, incluso antes de la Gran Recesión. Se recupero a mediados de la década de 1990 y se redujo a mediados de los 2000s- antes de la recesión, y luego se mantuvo estable o incluso cayó al iniciarse la recesión.

Cuadro 2
desaceleración previa a la recesión del crecimiento trimestral TFP


Los economistas descartan el argumento de que fue la Gran Recesión la que provocó la desaceleración de la productividad o que el crecimiento de la productividad gracias a las tecnologías de la información no está siendo medida correctamente: “tal medición ha sido errónea hace mucho tiempo y no hay pruebas que haya empeorado con el tiempo”. También descartan la idea común entre los economistas de la derecha neoclásica de que “el aumento de las cargas regulatorias han reducido el dinamismo de la economía”. No encuentran ninguna relación entre cambios normativos y el crecimiento de la PTF.
La explicación a la que recurren es defendida por Robert J Gordon en muchos artículos y libros: que el crecimiento de la PTF ha vuelto a su tendencia normal y que lo anormal fue el estallido de la innovación en la década de 1990 con el boom de las altas tecnologías y las dot.com. Pero terminó en 2000 y no se repetirá. “Todas las historias a finales de 1990 y principios de 2000 hacen hincapié en el papel transformador de las tecnologías de la información, a menudo sugiriendo una secuencia de acontecimientos únicos de mejoras, como la reorganización del comercio al por menor, por ejemplo. Plausiblemente, las empresas exprimieron la fruta madura; después, la tasa de crecimiento excepcional llegó a su fin”.
El otro factor en la desaceleración fue la disminución del crecimiento del empleo de las personas en edad de trabajar. Sí, se supone que se está cerca del 'pleno empleo' ahora en los EEUU y el Reino Unido, etc. Sin embargo, la participación en el empleo de los adultos en edad de trabajar ha disminuido considerablemente. Eso es porque las poblaciones están envejeciendo y los 'baby boomers' que comenzaron trabajaban en las décadas de 1960 y 1970 están jubilándose y no están siendo reemplazados.

Cuadro 3
fuertes caídas de tasa de actividad


Lo que los economistas de la Fed quieren decirnos es que la Larga Depresión no es sólo los restos de la Gran Recesión, sino que refleja una cierta desaceleración subyacente profundamente arraigada en el dinamismo de la economía de Estados Unidos que no se va a corregir con las actuales pequeñas mejoras económicas. La economía de Estados Unidos, básicamente, está creciendo más lentamente a largo plazo.
Lo que los economistas de la Fed no explican es por qué la economía de Estados Unidos ha desacelerado el crecimiento de la productividad y la innovación desde el año 2000. Lo que falta en el análisis es la causa que impulsa la adopción de nuevas técnicas y equipos de ahorro para ahorrar mano de obra. Gordon y otros se limitan a aceptar la desaceleración actual como un 'retorno a la normalidad' después de la década excepcional de 1990.
Lo que falta es el motor de la inversión en el capitalismo: la rentabilidad. Los estudios marxistas que se centran en este aspecto revelan que la rentabilidad del capital estadounidense y las nuevas inversiones alcanzaron su punto máximo alrededor de 1997 y luego cayeron. Fue esta caída de rentabilidad la que finalmente provocó el colapso de la burbuja dot.com en el 2000. La posterior recuperación de la rentabilidad no logró superar los niveles de 1997, y de hecho el crecimiento de los beneficios de las empresas se ha limitado principalmente al sector financiero y cada vez más a un pequeño sector de grandes compañías. La rentabilidad media se mantuvo estable o incluso bajo y el crecimiento de las ganancias fue principalmente ficticio (''ganancias de capital” en los mercados de bienes raíces, bonos y acciones) y alimentado por bajas tasas de interés y crédito fácil. Ese castillo de naipes se derrumbó en la Gran Recesión.

La rentabilidad alcanzó su punto máximo a finales de 1990 en los EEUU (y en otras partes, para el caso) debido a que las contratendencias a la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia de Marx (con el aumento de la tasa de explotación en el período neoliberal) y el crecimiento del empleo para impulsar la creación de nuevo valor globalmente ya no eran suficientes para superar una creciente composición orgánica del capital desde el boom de la tecnología de la década de 1990.

En contraste con este escenario, los keynesianos / poskeynesianos han estado defendiendo una explicación diferente de la caída de la inversión productiva desde 2000 - es el aumento del 'poder de los monopolios'. Ha habido varios estudios que lo analizan en los últimos años. Ahora, un nuevo papel de los economistas keynesianos de la Universidad de Brown pretende hacer lo mismo. Gauti Eggertsson, Ella Getz Wold etc afirman que el rompecabezas del enorme aumento en los beneficios de las principales compañías estadounidenses en paralelo al frenazo de la inversión en sectores productivos se explica por un aumento del poder de monopolio y la caída de las tasas de interés.
Los economistas de la Universidad de Brown sostienen que un aumento del poder de mercado de las empresas conduce a un aumento de las rentas monopolistas; lo que no es sino jerga económica para decir que las ganancias están por encima de las condiciones competitivas del mercado-y por tanto resultan en un aumento en el valor de mercado de las acciones (que poseen los derechos de estas rentas). Esto conduce a un aumento de la riqueza financiera y de lo que se conoce como la Q de Tobin, la relación entre el valor financiero de una empresa (capitalización bursátil) y el valor de sus activos (valor contable).

Con el aumento del poder de mercado, la proporción del ingreso generado por meras rentas aumenta, mientras que las del trabajo y el capital disminuyen. Por último, el mayor poder de monopolio de las empresas les lleva a restringir la producción. Al limitar su producción, las empresas disminuyen su inversión en capital productivo, aun a pesar de las bajas tasas de interés.
He analizado anteriormente en detalle este argumento: que es el aumento del poder de monopolio lo que explica la brecha entre los beneficios y las inversiones en los EEUU desde el año 2000, más o menos. Es en realidad una modificación de la teoría neoclásica. La teoría neoclásica sostiene que si hay competencia perfecta y libre circulación de capitales, no se generan beneficios en absoluto; solo intereses sobre el capital avanzado y los salarios en relación con la productividad de la mano de obra. Los beneficios sólo pueden ser 'rentas' causadas por las imperfecciones de los mercados. Los profesores de la Universidad de Brown, en efecto, aceptan esta teoría. Simplemente consideran que, en la actualidad, 'el poder de monopolio' está distorsionando los mercados. Esto implica que si hubiera competencia o se regulasen los monopolios todo funcionaria bien. Esa solución pasa por alto el punto de vista marxista de que los beneficios no son sólo "rentas'' o 'intereses' sino plusvalía de la explotación del trabajo.
Los profesores de la Universidad de Brown estiman que la rentabilidad promedio fue constante desde 1980, por lo que el aumento de las ganancias debe venir de la brecha entre la rentabilidad y la caída en el coste de los préstamos (tasas de interés). Pero, en realidad, se puede ver en el gráfico que la rentabilidad promedio aumentó desde el 10% en 1980 a un pico del 14% a finales de 1990 - es decir, un aumento del 40% y es totalmente compatible con mis estimaciones y las de otros economistas marxistas. La rentabilidad media fue plana desde el 2000, más o menos.

De hecho, la rentabilidad media se redujo en los sectores productivos no financieros de la economía, que es probablemente la razón por la que la brecha que se desarrolló entre la rentabilidad total, incluyendo las ganancias financieras (que se dispararon entre 2002 y 2007), y la inversión neta en los sectores productivos. El aumento sustancial de los beneficios empresariales (sí, concentrados principalmente en los bancos y las grandes empresas de tecnología) era cada vez más ficticio, basada en el aumento de los precios del mercado de acciones y bonos y las bajas tasas de interés. El aumento de capital ficticio y las ganancias parecen ser el factor clave después del fin del boom de las dot.com y el pinchazo de esta burbuja en el 2000.
 
Como señalé en una nota anterior, éstos análisis convencionales utilizan la Q de Tobin para medir los beneficios acumulados en relación con la inversión. Sin embargo, la Q de Tobin es el valor de mercado de los activos de una empresa (normalmente a través del precio de sus acciones), dividido por su valor contable o los costes de reemplazo. Pero en realidad lo que se estima así son ganancias ficticias. Dada la explosión financiera alimentada por crédito en la década del 2000, no es de extrañar que la inversión neta en activos productivos parezca menor en comparación con las ganancias Q de Tobin. Pero es una falsa comparación. Cuando el crédito financiero y el auge del mercado de valores fue mucho menor, como en la zona euro, los beneficios y los movimientos de inversión cuadran.
 
Pudiera ser que, en la era neoliberal, el poder de monopolio de las grandes empresas de nuevas tecnologías aumentara los márgenes de beneficios y sus niveles. La era neoliberal ha provocado una caída de la participación del trabajo en la renta nacional como consecuencia de la destrucción de poder sindical, la desregulación y la privatización. Además, la participación del trabajo se redujo por una mayor automatización (y el empleo industrial se desplomó) y por la globalización, en la medida en que la industria y el empleo se deslocalizaron a las llamadas economías emergentes con mano de obra barata. Y el surgimiento de nuevas empresas de tecnología que pueden dominar sus mercados y expulsar a los competidores, aumentando la concentración del capital, es sin duda otro factor.
Sin embargo, la reciente caída de la cuota de ganancia y el modesto aumento de la participación del trabajo desde 2014 también sugiere que se trata de una caída de la rentabilidad global del capital en Estados Unidos lo que está impulsando las cosas, en vez de cambios del 'poder de mercado’ monopolistas. Sin duda, gran parte de las mega ganancias de Apple, Microsoft, Netflix, Amazon y Facebook se deben a su control de patentes, la solidez financiera (crédito barato) y la compra de competidores potenciales. Pero las explicaciones convencionales van demasiado lejos. Las innovaciones tecnológicas también explican el éxito de estas grandes empresas.

Por otra parte, por su propia naturaleza, el capitalismo, basado en 'muchos capitales' en competencia, no puede tolerar indefinidamente ningún monopolio 'eterno'; una ganancia extraordinaria 'permanente' deducida de la suma total de las ganancias que se reparten entre la clase capitalista en su conjunto. La batalla para aumentar los beneficios y la participación en el mercado significa que los monopolios están continuamente bajo la amenaza de nuevos competidores, nuevas tecnologías y competidores internacionales.
La historia del capitalismo es la de un aumento continuo de la concentración y centralización del capital, pero la competencia sigue permitiendo el movimiento de la plusvalía entre capitales (dentro de las economías nacionales y globales). La sustitución de viejos por nuevos productos a la larga reduce o elimina las ventajas de monopolio. El control monopolista de GM y de los fabricantes de automóviles en los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial no duró una vez que las nuevas tecnología abrieron nuevos sectores a la acumulación del capital. El mundo de Apple tampoco va a durar para siempre.

El ‘poder de mercado' puede que este detrás de las ganancias ‘rentistas” de algunas empresas muy grandes en los EEUU la última década (y solo durante ese corto período), pero la ley de la rentabilidad de Marx sigue siendo la mejor explicación del proceso de acumulación. Las rentas de unos pocos son deducciones de beneficios de muchos. Los monopolios redistribuyen los beneficios a su favor en forma de 'renta', pero no crean beneficios.
Los beneficios no son el resultado del grado de monopolio o de la búsqueda de rentas, como sostienen las teorías neoclásica y keynesiana/kaleckiana, sino el resultado de la explotación del trabajo. La clave para entender el movimiento de la inversión productiva sigue siendo su rentabilidad subyacente, no la extracción de rentas por unos pocos líderes del mercado.

La Larga Depresión es el producto de la baja inversión y bajo crecimiento de la productividad, que a su vez es un producto de una menor rentabilidad de la inversión en los sectores productivos y un cambio hacia la especulación financiera improductiva (y sí, en parte, producto del poder oligopólico que apoya a los grandes a costa de los pequeños).

Los peligros de que Apple se adapte a la censura china


China es uno de los mayores mercados de Apple.


Hace un año, el FBI le hizo una petición extraordinaria a Apple. Para ver el contenido del iPhone de un terrorista muerto, los funcionarios de la policía querían que la empresa creara una versión hackeable del software que tienen todos los iPhone para poder desbloquearlo.


Para muchos expertos legales, no era obvio que Apple pudiera ganar el caso contra la petición. Sin embargo, ante una fuerte oposición política y legal, la empresa adoptó una postura. Timothy D. Cook, el director ejecutivo de Apple, argumentó que la empresa tenía el deber moral y financiero de proteger la privacidad y la seguridad de sus usuarios. Dejó claro que la compañía obedecería la ley estadounidense, pero solo después de intentar mantener su respeto por la privacidad.

La lucha rindió frutos. En la víspera de un enfrentamiento en los tribunales, el FBI retiró su petición. Vale la pena enfatizar este punto: cuando Apple adoptó una postura pública a favor de la libertad y la privacidad de sus usuarios, el gobierno estadounidense vaciló.


Sin embargo, en China fue Apple quien vaciló cuando se enfrentó a una petición por parte de la autoridad china que regula internet.


Apple eliminó varias aplicaciones VPN —programas de redes virtuales privadas que permiten a los usuarios de iPhone burlar el sistema de censura del gobierno chino— de su tienda de aplicaciones en China. Los desarrolladores que crearon las aplicaciones deben registrarse ante el gobierno, según una ley de ciberseguridad que entró en vigor en enero, y esa ley impone sanciones criminales a Apple y otras empresas que alberguen aplicaciones no registradas.

Sin importar lo que Apple haya hecho en privado para combatir la ley china, la empresa no ha expresado ni una sola crítica en público. En su única declaración pública en torno a la prohibición de las aplicaciones VPN, Apple indicó que le habían “pedido que eliminara algunas aplicaciones VPN en China, las cuales no cumplen con las nuevas regulaciones”, pero señaló que las “aplicaciones aún están disponibles en los demás mercados donde operan”. A pesar de la purga, Apple sostiene que aún hay cientos de aplicaciones VPN disponibles en su tienda de aplicaciones en China, algunas de las cuales siguen sin registro gubernamental.


Si intentan buscar una carta de Cook en el sitio web de Apple en la que se reproche públicamente la intromisión de China en la privacidad y la libertad de expresión de sus clientes, no encontrarán nada. La empresa aún no ha probado completamente su influencia política y económica en China. No ha puesto a prueba el inmenso amor que el público les tiene a sus productos. No ha amenazado públicamente con consecuencias a largo plazo, como recurrir a otras partes del mundo para fabricar sus productos.



Apple removió durante un fin de semana varias aplicaciones de VPN de su App Store en China.




El silencio podría ser táctico: muchos piensan que el gobierno chino no se toma de buen modo las amonestaciones públicas. Sin embargo, la capitulación silenciosa de Apple ante el refuerzo de la censura en uno de sus mercados más grandes constituye de cualquier manera un precedente peligroso.




“La respuesta de Apple es muy decepcionante”, dijo Eva Galperin, directora de ciberseguridad de la Electronic Frontier Foundation, un grupo de defensa de derechos digitales. “Creo que es posible que Apple esté desempeñando un papel más importante tras bambalinas. Pero el problema con eso es que desde afuera parece que no está haciendo nada”.


Esto no solo es un golpe para las libertades de sus clientes en China. Rusia acaba de aprobar una ley con la que se limitan los VPN. A principios de este año, Apple eliminó la aplicación de The New York Times en su tienda de aplicaciones en China, y tanto Apple como Google eliminaron la aplicación de LinkedIn de sus tiendas de aplicaciones en Rusia. En Estados Unidos, el presidente Donald Trump ha pedido medidas legales más firmes contra la prensa. Además, se puso del lado del FBI en la batalla de los iPhone.

Lo que pasa en China no se queda en China.

“Creo que es posible que Apple esté desempeñando un papel más importante tras bambalinas. Pero el problema con eso es que desde afuera parece que no está haciendo nada”. Eva Galperin, directora de ciberseguridad de la Electronic Frontier Foundation


Podría ser ingenuo esperar que la empresa adopte una postura pública respecto al gobierno chino. Claro, se trata de la compañía más valiosa del mundo con extensas inversiones y operaciones en China, justamente ahí Apple también es una empresa extranjera; por lo que debe obedecer leyes locales y enfocarse en sus resultados. El mercado chino representa un cuarto de las ventas de Apple y muchos analistas consideran que la región es un área clave de crecimiento para la compañía.

¿Entonces qué debían hacer? ¿Arriesgar sus operaciones por unas cuantas aplicaciones?
Además, el silencio de Apple no es inusual. Mientras que las empresas estadounidenses de tecnología a menudo critican las decisiones de funcionarios estadounidenses, se muestran reacias a hacer lo mismo en China. La última semana de julio, Amazon también comenzó a prohibir los servicios de VPN de la versión china de su plataforma de cómputo en la nube, llamada AWS. Facebook ha estado explorando maneras de ganarse al gobierno chino. Google eliminó muchos de sus servicios del mercado chino en 2010, y culpó a la censura de ello, pero últimamente están estudiando nuevas formas de regresar.




También hay una defensa moral para la decisión de Apple de someterse sin un enfrentamiento público: a pesar de la prohibición de las aplicaciones VPN, a los usuarios chinos de internet les podría ir mejor si Apple está presente en China que si se va. Su tienda de aplicaciones aún les proporciona acceso a millones de estas aplicaciones que quizá no encontrarían en otros sitios en China. Además, las aplicaciones de comunicaciones de Apple en China siguen estando libres de la censura gubernamental. Por ejemplo, iMessages –la aplicación de mensajes de texto de Apple– y FaceTime –su aplicación de video y llamadas– están protegidas mediante cifrado de extremo a extremo, lo cual permite que los usuarios chinos se comuniquen libremente.




Sin embargo, esto podría tener una utilidad limitada.




“La situación solo puede empeorar”, dijo Xiao Qiang, un activista chino de derechos humanos y profesor adjunto en la Escuela de Información de la Universidad de California en Berkeley. Xiao considera que las más recientes prohibiciones son el comienzo de una nueva ola de censura al internet en China. Y no se cree el argumento de que decir algo públicamente habría sido contraproducente para Apple.




“Deberían decir algo”, comentó. “Son una empresa estadounidense, después de todo. Y son una compañía global que establece estándares de privacidad y libertad de expresión en muchos mercados fuera de China. Así que si tienen que hacer las cosas de manera distinta en China, deberían explicar públicamente por qué… porque esa actitud podría ser importante internacionalmente, incluso para Estados Unidos”.

¿Qué es el VPN?




Las aplicaciones VPN, de redes virtuales privadas, son una manera de cifrar los datos que envías y recibes mediante una conexión a internet, y ofrecen cierto grado de seguridad cuando se utilizan con una conexión wifi pública. En China se utilizan para acceder a sitios bloqueados por el llamado Gran Cortafuegos.

En el conurbano, el 55% apoya la marcha del 21-F

Un sondeo de Analogías revela qué opinan en los partidos más poblados de la Provincia de Buenos Aires sobre los temas de actualidad.




Una encuesta realizada por la consultora Analogías revela que en el Conurbano bonaerense existe un amplio respaldo a la manifestación convocada por Hugo Moyanopara reclamar contra las políticas económicas del Gobierno y el fin del techo a las paritarias.

Según el sondeo, un 55% de los consultados en los distritos más poblados de la Provincia se manifestó a favor de la marcha convocada al 21 de febrero, encabezada por el gremio de Camioneros pero que contará con el respaldo de las dos CTA, la Corriente Federal y diversos movimiento sociales.

Respecto del reclamo por la paritaria docente, un 61,5% se manifestó algo o muy de acuerdo con el pedido de los maestros, que rechazaron la oferta de la gobernadora Vidal de 15% en tres tramos, sin cláusula gatillo.

La actitud de la gobernadora en relación al conflicto está más repartida pero se inclina hacia el mismo lado: la mayoría (50,1%) rechaza la postura del gobierno bonaerense, en tanto un 41,5% lo aprueba.

U.S. Hispanic population growth has leveled off

The annual growth rate of the U.S. Hispanic population remained flat between 2016 and 2017, but Hispanics continue to account for more of the nation’s overall population growth than any other race or ethnicity, according to a new Pew Research Center analysis of preliminary population estimates from the Census Bureau.

Asians had the highest annual growth rate (3.0%) of any major U.S. racial or ethnic group in 2017. The Hispanic growth rate followed at 2.0%, exceeding that of blacks (0.9%) and whites (decrease of <0 .1="" 0.7="" 2011.="" annual="" at="" br="" growth="" has="" held="" overall="" population="" rate="" since="" steady="" the="" u.s.="">
Following a Hispanic population boom in the 1990s that was driven by immigration and high fertility rates, the Hispanic population’s annual growth rate peaked at 4.2% in 2001. It then started to decline as fertility rates fell and immigration slowed, a trend that accelerated during the Great Recession. While the foreign born accounted for 40% of Hispanic annual population growth in 2006, that share dropped to 34% by 2015. Fertility rates declined from a peak of 98.3 births per 1,000 Hispanic women in 2006 to 71.7 in 2015.



Despite its slowing growth rate, the Hispanic population continues to expand, reaching a record 58.6 million in 2017, according to the Census Bureau’s latest estimates. As the second-largest racial or ethnic group in the U.S., Hispanics play a significant role in the nation’s population trends. Overall, the U.S. population increased by more than 2.2 million people between 2016 and 2017, with Hispanics accounting for 1.1 million, or about half (51%), of this growth.

While Hispanics continue to disperse across the nation (though at a slower pace than before the Great Recession), the nation’s Hispanic population remains centered in three states that drive much of the group’s population growth. California (15.3 million), Texas (10.9 million) and Florida (5.1 million) made up 54% of the U.S. Hispanic population in 2016 (state population data are not available for 2017). However, Texas grew faster than California, adding an estimated 233,000 Hispanics from 2015 to 2016 and accounting for 21% of the nation’s Hispanic population increase during this time. Hispanic annual population growth in California (176,198) and Florida (167,138) each accounted for more than 15% of the national total.

Harris County in Texas, which encompasses Houston, added 39,639 Hispanics in 2016, the largest annual increase of any county in the nation. Maricopa County, Arizona, where the city of Phoenix is located, was next with an increase of 34,064, followed by Riverside County, California, with an increase of 29,167. Los Angeles County, California, which has the largest Hispanic population of any county at 4.9 million, had an annual increase of 22,061 Hispanics.

Elecciones en Italia: Fuerte crecimiento de la centroderecha

Pese a un tercer puesto,Renzi podría volver a conformar gobierno





A solo dos semanas de las elecciones generales que definirán la composición de un nuevo Parlamento y por consiguiente la conformación del futuro gobierno de Italia, la alianza de centroderecha encabezada por Fuerza Italia se perfila como el espacio con mayores chances de obtener la victoria.

Los sondeos conocidos en las últimas horas pronostican que Fuerza Italia, el espacio del ex primer ministro Silvio Berlusconi, integrado además por la Liga del Norte (LN) de Matteo Salvini, los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni y la lista de Independientes Quatro Polo, podría obtener entre un 35 y un 37% de los votos en los comicios del próximo 4 de marzo, resultado que los dejaría a las puertas de conformar gobierno por si solos.

Por su parte, el anti sistema Movimiento Cinco Estrellas (M5S) liderado por el dirigente Luigi di Maio, rondaría entre el 28 y el 30% de los votos por lo cual terminaría siendo el partido más votado, pese a lo cual y a raíz de su política anti alianzas, estaría lejos de gobernar la península.

En tanto que el oficialista bloque de centro-izquierda encabezado por el Partido Democrático (PD) de Matteo Renzi, con el 28 por ciento de los votos quedaría en un tercer lugar, pese a lo cual, sería la fuerza política con más chances de poder conformar gobierno en caso de que la centroderecha no alcance los sufragios necesarios.

La policía israelí detuvo a dos colaboradores de Netanyahu y se complica su situación

Es el tercer caso de corrupción en la que el primer ministro está vinculado



La Policía de Israel detuvo ayer a varios ejecutivos del gigante de las telecomunicaciones Bezeq, entre ellos a dos colaboradores cercanos al primer ministro, Benjamin Netanyahu, lo que lo puede complicar más en el tercer caso de corrupción que lo salpica, informaron medios israelíes.

Si bien hay una orden de censura sobre la identidad de los arrestados y sobre cualquier otro detalle adicional de la investigación, tal como informó la unidad de crimen organizado y fraude que investiga la causa, el diario israelí Haaretz aseguró que dos de ellos son antiguos asesores del jefe de gobierno.

Uno de ellos es el dueño de la empresa de telecomunicaciones Bezeq, Shaul Elovitch, sobre quien pesan sospechas de un presunto intercambio de favores con Netanyahu, en el tercer caso de corrupción en el que está involucrado el premier en los últimos meses, indicó la agencia de noticias EFE.

Según la investigación, Elovitch, el mayor accionista de Bezeq y dueño también de la popular web de noticias Walla, exigió a sus empleados una cobertura favorable a Netanyahu y a su esposa a cambio de beneficios para la empresa de telefonía.

Además, el que había sido director general del Ministerio de Comunicaciones, Shlomo Filber -elegido por Netanyahu- ya había sido acusado de permitir a Bezeq comprar ilícitamente acciones de la compañía proveedora de contenidos por satélite YES. Y si bien Netanyahu no fue señalado como sospechoso en la investigación, la emisora israelí Kan informó que podría ser próximamente interrogado "bajo caución", lo que significa que podría ser acusado más tarde.

Desde la oficina del primer ministro señalaron que es otra acusación falsa. "El primer ministro no trabajó para beneficiar a Elovitch y a Bezeq, ni por cobertura positiva ni por ninguna otra cosa", sentenció el comunicado.

Pese a los desmentidos del gobierno, estas detenciones complican más la situación política de Netanyahu. Hace sólo dos días, la Policía recomendó al fiscal general que impute a Netanyahu en otras dos causas de corrupción, conocidas como Caso 1.000 y Caso 2.000, por cohecho, fraude y abuso de confianza.

El tercer caso, que está aún en etapa de investigación, es conocida como el Caso 4.000 o Caso Bezeq y sigue la presunta relación entre Netanyahu y el propietario de Bezeq y el sitio de noticias Walla.

Theresa May, Ed Miliband, and the problem of the ‘personalised political’


Should political leaders strive to make voters identify with their values and interests? Judi Atkins looks at Ed Miliband and Theresa May’s attempts to this effect, and explains why they failed.


On 13 July 2016 the new Prime Minister, Theresa May, announced her intention to lead a ‘one-nation government’. Her carefully cultivated image of strength and stability provided much-needed reassurance in the aftermath of the vote to leave the European Union, and the Conservatives were soon rewarded with a 16-point poll lead over Labour. The Party’s popularity remained high and, in the view of many commentators, May sought to capitalise on this by calling a snap general election for 8 June 2017.

May’s stated rationale was that a decisive victory for the Conservatives would strengthen her hand in the upcoming Brexit negotiations, and on this basis she made the general election about ‘which leader and which team people trust to take the big decisions that matter to Britain’. Thus, she offered the electorate ‘strong and stable leadership to guide Britain through the years ahead’ and, moreover, presented herself as the personification of this narrative. However, the ubiquity of the ‘strong and stable’ mantra attracted ridicule, with critics describing May as ‘robotic’ and lacking in empathy. Following a ‘terrible’ campaign the Conservatives lost 17 seats, leaving May a weakened Prime Minister without a parliamentary majority.

May’s leadership performance is an example of the ‘personalised political’ which, as John Gaffney and Amarjit Lahel explain, involves ‘bringing the self in some way into responses to wider issues’ and so affords the speaker a populist means of inviting an audience to identify with their values and interests. This strategy – and its failure – recall the fate of Ed Miliband, which I examine in my contribution to the edited volume Voices of the UK Left: Rhetoric, Ideology and the Performance of Politics. Here, I demonstrate that Miliband’s case for One Nation Labour employed the same three narratives of modernisation – party traditions, ‘new times’ and national renewal – that Tony Blair and Harold Wilson once used to great effect. However, by offering himself as the embodiment of these narratives, Miliband created a self-referential rhetoric that had limited appeal beyond Labour’s core supporters.

The first modernisation narrative centred on party traditions. In constructing this narrative, Miliband made references to luminaries from his party’s history, notably Clement Attlee and William Beveridge who, though a Liberal, was a key architect of the welfare state. This enabled him to locate his approach within Labour’s traditions, reaffirm his commitment to its principles, and cultivate his leadership character by allying himself with pioneering figures from its past.

A second narrative stressed the necessity of breaking with the Blair-Brown governments, to which end Miliband characterised the present as ‘new times’. This was achieved through an ideological periodisation, which was based on the assumption that the certainties of the New Labour era were swept away by the global financial crisis of 2008. These developments rendered New Labour’s approach outdated and, to meet the challenges of ‘new times’, Miliband contended that his party needed to be bolder in its efforts to realise its core values. He thus framed modernisation as Labour’s only option, while laying the foundations for a radical programme of national renewal.

Labour’s ultimate goal was to rebuild Britain as One Nation, an objective that underpinned a third narrative of national renewal. As Miliband told his party conference in 2012:


I didn’t become leader of the Labour Party to reinvent the world of Disraeli or Attlee. But I do believe in that spirit. That spirit of One Nation. One Nation: a country where everyone has a stake. One Nation: a country where prosperity is fairly shared. One Nation: where we have a shared destiny, a sense of shared endeavour and a common life that we lead together. That is my vision of One Nation. That is my vision of Britain.

Here, Miliband sought to win the assent of his listeners by inspiring them with a vision of a better future for Britain, one that contrasted starkly with the divided society he claimed the Coalition’s policies had created. He also articulated ‘One Nation’ in terms of his personal beliefs, a move that would have significant consequences for his leadership.

By aligning himself with historical party figures, Miliband offered himself as the present embodiment of Labour traditions. Although he acknowledged the achievements of New Labour, Miliband rejected as ill-suited to ‘new times’ those aspects of its approach – notably the disregard for the duties of those at the top of society – that were contrary to his own principles. Meanwhile, ‘Old’ Labour’s way was discarded due to its neglect of rights and responsibilities per se, which again ran counter to Miliband’s values, though he endorsed its commitment to collective endeavor.

Miliband was therefore positioned within, and in opposition to, aspects of Labour’s ideological heritage by virtue of his personal convictions. In the same vein, his commitment to inclusion and social justice provided a basis from which to criticise the ‘unfair’ policies of the Coalition. The three narratives thus converged within Miliband’s leadership persona, creating a solipsistic rhetoric that failed to connect with the electorate. Indeed, his inability to reach out to this wider audience was seen as an important factor in Labour’s 2015 general election defeat.

Miliband’s problems seem minor in comparison to the challenges confronting Theresa May. Her ‘disastrous’ speech at the 2017 Conservative Party conference, her continued poor performance in interviews, and the recent ‘botched’ Cabinet reshuffle have only reinforced the widespread perception of her as a weak leader who is not up to the job. With May’s image as the embodiment of strength and stability now a distant memory, her political future is looking more uncertain than ever.

_______

Note: the above draws on the author’s chapter Voices of the UK Left: Rhetoric, Ideology and the Performance of Politics.

About the Author

Judi Atkins is Senior Lecturer in Politics in the School of Humanities at Coventry University. She is author of Justifying New Labour Policy (2011) and Conflict, Co-operation and the Rhetoric of Coalition Government (2018), as well as several articles on the relationship between ideas, language and policy in British politics.

Un pastor evangélico presidente enfrentará a Maduro por la presidencia de Venezuela


"Mi bandera será la esperanza y mi futuro la fe", afirmó

Pastor evangélico venezolano Javier Bertucci (Javier Bertucci, pastor y director nacional de El Evangelio Cambia, anunció hoy su postulación para las elecciones presidenciales del próximo 22 de abril, en las cuales Nicolás Maduro buscará la reelección hasta el 2025, con miras a continuar con la revolución bolivariana socialista.
"He decidido poner mi nombre como opción para las próximas elecciones presidenciales, vienen días de gloria para este país.
Mi bandera será la esperanza y mi futuro la fe", dijo desde un acto realizado en la ciudad de Valencia, del céntrico estado Carabobo.
Durante su discurso destacó que "el clamor de un pueblo ha subido al cielo, no solamente de un pueblo cristiano sino un pueblo con hambre" "Creo que es algo orgánico, algo que Dios quiere hacer (...) tal vez no tenemos la mejor maquinaria pero tenemos la fe y eso vale muchísimo", aseveró.
Asimismo se refirió al presidente y sin mencionarlo dijo que "solo un verdadero líder sensato reconoce cuándo debe ceder el poder, porque no se puede actuar en contra de la voluntad del Padre".
"Sensatamente esta persona debe entender que tiene que ceder el paso a alguien a ver si lo hace mejor, por responsabilidad, por sensatez sin el ardor político, solo con la sinceridad", sostuvo. En este sentido dijo que los problemas económicos del país se pueden resolver "muy rápido" ya que -aseveró- "los valores cristianos son los más eficientes para cambiar".
"Tengo una gran responsabilidad. Saciar el hambre de un gran grupo que no tiene que comer y saciar el hambre de otro grupo que pide libertad", enfatizó.
Bertucci de 48 años, dijo que formalizará su inscripción el próximo miércoles ante la sede del poder electoral en Caracas y que no dejará de predicar y leer la Biblia.
El pastor oriundo del estado Portuguesa (oeste del país) está casado con Rebeca Barrios, también pastora, con quien tiene tres hijos. En 2010 fue imputado por "contrabando (de diesel) agravado y asociación para delinquir", por lo que cumplió arresto domiciliario por seis meses.

Actualmente es miembro de la junta directiva de, al menos, tres empresas dedicadas a la construcción y venta de bienes y servicios.
Bertucci, quien asegura que "ha dedicado su vida al Señor", es uno de los tantos venezolanos que aparece en la controversial investigación periodística conocida como Panamá Papers.

De acuerdo con las investigaciones, el pastor habría contactado al bufete panameño Mossack Fonseca con el propósito de conformar una empresa valorada en 5 millones de dólares; sin embargo, el acuerdo no se realizó.
Su postulación fue tendencia en las redes sociales, mientras algunos usuarios advirtieron que "ya lo van a señalar como tarifa del gobierno, como la MUD no saca candidato aquí tienen el contrincante de Maduro", mientras que para otros "lo que faltaba para Venezuela, un pastor evangélico corrupto". "Que aclare primero lo de los Panamá Papers".
Aún se desconoce si en las presidenciales adelantadas por decreto por la Constituyente de mayoría chavista, participará o no la oposición.
Los comicios son rechazados tanto adentro como afuera de Venezuela.

Rebelión contra las redes

Manipuladoras de la atención. Vehículo de fake news. Oligopolios sin control. Las redes sociales han tenido en 2017 su ‘annus horribilis’.




Sean Parker siempre fue un tipo polémico. No en vano fue el creador de Napster, la plataforma de descargas que segó los tobillos de la industria discográfica en los años noventa. Cuando el pasado 8 de noviembre tomó la palabra en un acto de la firma Axios en Filadelfia para decir que se arrepentía de haber impulsado Facebook, echó más leña al fuego que viene quemando las redes sociales. Al fin y al cabo, él fue en 2004 el primer presidente de la plataforma que comanda Mark Zuckerberg. Explicó que para conseguir que la gente permaneciera mucho tiempo en la red, había que generar descargas de dopamina, pequeños instantes de felicidad; y que éstas vendrían de la mano de los me gusta de los amigos. “Eso explota una vulnerabilidad de la psicología humana”, afirmó. “Los inventores de esto, tanto yo, como Mark [Zuckerberg], como Kevin Systrom [Instagram] y toda esa gente, lo sabíamos. A pesar de ello, lo hicimos”.

Parker se declaró ese día objetor de las redes sociales. Culminó su intervención con una frase inquietante: “Solo Dios sabe lo que se está haciendo con el cerebro de los niños”.

Hubo un tiempo en el que al que renegaba de estas plataformas se le tachaba por defecto de resistente al cambio, de viejuno. Ese tiempo pasó. Una auténtica tormenta se está desatando en torno al papel que desempeñan las redes sociales en nuestra sociedad. Y son grandes popes de Silicon Valley los que han empezado a alzar la voz. Se acusa a Facebook y Twitter de haberse convertido en espacios que crispan el debate y lo contaminan con información falsa. Circula ya la idea de que hay que deshabituarse en el uso de unas plataformas diseñadas para que pasemos el máximo tiempo posible en ellas, que crean adicción; las redes (combinadas con el móvil) como invento contaminante, adictivo, el nuevo tabaco. Un problema de salud pública. Un problema de salud democrática.

El grupo de arrepentidos de las redes se ha ido nutriendo en los últimos meses. El pasado 12 de diciembre, un exvicepresidente de Facebook, Chamath Palihapitiya, aseguraba que las redes están “desgarrando” el tejido social. “Los ciclos de retroalimentación a corto plazo impulsados por la dopamina que hemos creado están destruyendo el funcionamiento de la sociedad”, declaró en un foro de la Escuela de Negocios Stanford. El 23 de enero, Tim Cook, consejero delegado de la todopoderosa Apple, afirmaba que no quería que su sobrino de 12 años tuviera acceso a las redes sociales. El 7 de febrero, el actor Jim Carrey vendía sus acciones de la plataforma y animaba a boicotear Facebook por su pasividad ante la interferencia rusa en las elecciones.

*

La percepción que tenemos de las redes ha mutado. Nacieron como un instrumento para conectar con amigos y compartir ideas. Paliaban el supuesto aislamiento que generaba Internet. Se convirtieron en una fuerza democratizadora al calor de la primavera árabe. Parecían una herramienta perfecta para el cambio social, empoderaban al ciudadano. “Daban voz a los que no tenían voz”, recalca en conversación telefónica desde Reino Unido Emily Taylor, ejecutiva del Oxford Information Labs que lleva 15 años trabajando en asuntos de gobernanza en la Red. “En tan solo siete años, todo ha cambiado. Preocupan esas campañas políticas de anuncios dirigidas a alterar los procesos electorales”.



Si Facebook te filtra la información, al final solo te muestra una visión de los hechos, te radicalizas”, dice la investigadora Mari Luz Congosto

El paso por las urnas del Brexit y la elección de Donald Trump son dos de los fenómenos que empujaron a todo el mundo a hacerse preguntas: ¿cómo nadie lo vio llegar?. La respuesta, en parte, se buscó y se encontró en las redes.

Facebook fue citada en octubre por el Comité de Justicia del Congreso norteamericano para explicar su papel en la interferencia rusa en las elecciones en EE UU en 2016. Admitió que 126 millones de personas habían podido acceder a contenidos generados por unos supuestos agentes rusos (la Internet Research Agency), que también colgaron cerca de un millar de vídeos en YouTube y 131.000 mensajes en Twitter. Entre todas esas noticias basura se deslizaban historias delirantes como la de que Hillary Clinton había vendido armas al ISIS.

Crispación


Un estudio de Pew Research publicado en octubre de 2016 señala que el 49% de los usuarios norteamericanos consideran que las conversaciones políticas en las redes sociales son más furiosas que en la vida real. Contribuyen a la crispación.

“En Twitter”, dice la investigadora Mari Luz Congosto, “el tono es muy áspero en los últimos dos años. Se ha incrementado el tono agrio, antes era más jocoso. Los mensajes se han vuelto más duros”.

Desde las redes se arguye que eso es algo imputable a los humanos, no al vehículo que las transmite.

Y desde Twitter recuerdan que las redes están sujetas a la ley y la legislación europea y que, por ejemplo, una evaluación independiente de la Comisión Europea apunta que, de media, las compañías tecnológicas han retirado el 70% de los discursos de odio ilegales que les fueron notificados.

Pero esta no ha sido la única polémica. Las redes han estado en el foco por la compra de seguidores ficticios por parte de influencers; por los linchamientos públicos de personas que son denunciadas en las redes y quedan condenadas al ostracismo sin juicio mediante; por siniestros episodios como crímenes emitidos en directo. Y en Myanmar, Facebook ha vivido uno de sus peores episodios: el año pasado fue acusada de convertirse en el vector fundamental de la propaganda contra la minoría rohingya, víctima de un genocidio. Annus horribilis.

Un reportaje de investigación publicado la semana pasada por la revista Wired pone de manifiesto el infierno interno que la organización ha vivido en los últimos dos años. La tensión sobre qué hacer una vez embarcados en lo que era una realidad — su condición de vehículo informativo global—, las dispu­tas sobre las dispu­tas sobre cómo enfrentar la avalancha de noticias falsas y la crispación que inundaba sus páginas ha segado el optimismo reinante, incluido el del propio Zuckerberg.

Es un hecho. Facebook es la plataforma líder en redirigir a los lectores hacia contenidos informativos desde mediados de 2015, cuando superó en esto a Google. Más de 2.130 millones de personas forman parte de su comunidad. Hay 332 millones en Twitter. Dos tercios de los adultos norteamericanos (el 67%) declaran que se informan vía redes sociales, según un estudio de agosto de 2017 realizado por el Pew Research Centre.

Facebook no crea contenidos, pero sí los ordena. Primero decidió llevar a cabo una labor editorial con un equipo de periodistas que elegían las noticias más populares. Después, tras varios escándalos durante la campaña, apostaron por los algoritmos, delegaron en la máquina. El tiro les ha salido por la culata.

*

El problema es el modelo de negocio. Así lo señala Emily Taylor. El usuario acepta ceder datos a cambio de un servicio gratuito. Los algoritmos usan esa información para determinar los intereses del usuario. Las firmas publicitarias pagan por ello. “No solo se extraen datos de lo que se cuelga públicamente”, precisa Taylor, “sino también de la localización, de los mensajes privados”. Cuanto más tiempo pasamos en la plataforma, más datos se pueden extraer. Una noticia chocante, sensacionalista, incluso inverosímil, llama más a la lectura que un sosegado y equilibrado análisis. Una deriva que afecta tanto a las redes como a los medios de comunicación tradicionales.



Facebook no crea contenidos, pero sí los ordena. Primero decidió llevar a cabo una labor editorial con un equipo de periodistas que elegían las noticias más populares

Luego está la cuestión del algoritmo. El usuario de una plataforma como Facebook no ve todo lo que publican sus amigos. Ve lo que la máquina elige conforme a una fórmula que Facebook no revela. “Te muestra lo que quiere el algoritmo, no sabemos con qué objetivo, si perverso o no”, dice Mari Luz Congosto, experta en redes e investigadora del grupo de telemática de la Universidad Carlos III. “Pierdes una parte de tu libertad y la plataforma hace negocio con eso. Manipula lo que la gente lee, marca el camino”.

Y el problema es que el algoritmo manda cada vez más. Hemos pasado de un Internet al que se accedía mediante ordenadores, en los que uno buscaba, exploraba, a uno al que se llega mediante aplicaciones instaladas en el móvil. Algo que sucede, sobre todo, con toda una generación de jóvenes que viven dentro de su teléfono. Y que ocurre en países pobres con mucho teléfono y poco ordenador. “Internet llega a ti mediante un algoritmo, no eres tú el que vas a buscar algo a Internet”, asegura en conversación telefónica desde Bogotá la abogada y activista digital guatemalteca Renata Ávila, asesora legal de derechos digitales de la World Wide Web Foundation, organización presidido por Tim Berners-Lee, el inventor de la world wide web. Y recurre a una metáfora: “Antes operábamos en la calle, el mundo era nuestro, entrabamos y salíamos de los edificios. Ahora estamos encerrados en un centro comercial con reglas estrictas que solo buscan maximizar el modelo de negocio”.



“Internet llega a ti mediante un algoritmo, no eres tú el que vas a buscar algo a Internet”, asegura la abogada y activista digital guatemalteca Renata Ávila

Para Ávila, el problema no es exclusivo de Facebook, ni mucho menos. Todas las plataformas funcionan igual: “El problema es la arquitectura del móvil, de las apps. El modelo de negocio”.

A todo ello hay que añadir el efecto burbuja. El usuario lee lo que le mandan sus amigos y la gente que le es afín ideológicamente: un estudio publicado en la revista científica norteamericana PNAS y que analizó 376 millones de interacciones entre usuarios de Facebook concluyó que la gente tiende a buscar información alineada con sus ideas políticas. “Si Facebook te filtra la información”, opina la investigadora de redes Mari Luz Congosto, “al final solo te muestra una visión de los hechos, te la refuerza y, por tanto, te radicalizas”.

*

El modelo de negocio también está detrás del problema de la adicción a las redes, diseñadas para enganchar al usuario. Algún día puede que tengan que responder por ello, como lo tuvo que hacer la industria del tabaco.

Personas esclavizadas por su perfil, por la imagen que deben dar a sus seguidores; chicas que con el paso del tiempo se fotografían cada vez con menos ropa en Instagram para conseguir más likes; adolescentes que no se despegan del teléfono por la cantidad de mensajes a los que se ven obligados a contestar y cuya amistad parece evaluarse en términos de rayitas que marcan sus interacciones en Snapchat. La lista de críticas al impacto social de estas plataformas es variada.

En la última edición del Foro de Davos, el multimillonario George Soros resumió en una intervención los problemas que, estima, plantean las redes. Dijo que mientras las compañías petrolíferas y de minería explotan el medio ambiente, las redes sociales explotan el ambiente. Que, al influir en el modo en que la gente piensa y se comporta, implican un riesgo para la democracia.

Ahora les llueven las críticas, pero tienen muchas líneas de defensa. Cuando el pasado 10 de enero el escritor Lorenzo Silva anunciaba que, harto de ruido, tiempo perdido e insultos, dejaba Twitter, la periodista y prolífica tuitera Carmela Ríos publicó un decálogo de las razones que le llevan a mantenerse en esta red social. Escribió: “Estoy en Twitter porque es una herramienta de comunicación política del siglo XXI”. Y a partir de ahí desgranó sus motivos en 10 tuits: “Porque las redes son necesarias en la era de la desinformación, no es posible detectar o combatir noticias falsas sin conocer su ecosistema natural”; “porque he aprendido con los años a racionar su uso”; “porque es una maravillosa fuente de conocimiento”; “porque he aprendido a discriminar entre sus mejores usos (el menos interesante, sin duda, la tertulia o el debate político)”; y porque permite “conocer a personas cuyas ideas, conocimientos, proyectos o sentimientos merecen la pena”.

Este periódico solicitó hablar con algún portavoz de Facebook y de Twitter para que pudieran responder a algunas preguntas. Ambas ofrecieron, en cambio, enviar información por correo electrónico.

*

La cuestión es qué hacer. Porque aunque Zuckerberg ha anunciado que está dispuesto a poner coto a noticias, marcas y memes, aunque vaya a retocar el algoritmo para que haya menos información y más relación entre usuarios, no querrá perder los ingresos en publicidad que entran en función del tiempo que se emplea en su red.

Jonathan Taplin, emprendedor que publicó el año pasado el libro Move Fast And Break Things: How Facebook, Google And Amazon Cornered Culture And Undermined Democracy (Muévete rápido y rompe: cómo Facebook, Google y Amazon arrinconaron la cultura y socavaron la democracia), tiene todas sus esperanzas puestas en la UE. “Europa está liderando al mundo en esto”, declara en conversación telefónica desde California este director emérito del Laboratorio de Innovación Annenberg de la Universidad de Carolina del Sur y exproductor cinematográfico. “Debemos agradecer, por ejemplo, que se multara a Google [2.420 millones de euros por abuso de posición dominante]".



El productor Jonathan Taplin aboga por reducir el tamaño de estos imperios. Que Facebook se desprenda de Instagram y Whatsapp

El nuevo Reglamento General de Protección de Datos de la UE, que se espera para mayo, es visto por múltiples expertos como un catalizador para fortalecer la protección de datos de los ciudadanos. “Hay que regular”, sostiene Taplin, “necesitamos leyes; no es el mercado el que va a solucionar el problema”. Taplin aboga por reducir por ley el tamaño de estos imperios: obligar a Google a que venda YouTube; a Facebook, a desprenderse de Instagram y WhatsApp; aplicar leyes de la competencia, redimensionar.

The Economist proponía en noviembre en un artículo que las redes deberían dejar más claro si un post viene de un amigo o de una fuente fiable, mantener a raya a los bots que amplifican los mensajes y adaptar sus algoritmos para poner las noticias pincha-pincha [las que provocan muchos clics] al final del muro para evitar así que los reguladores acaben imponiendo cambios en un modelo de negocio basado en monopolizar la atención.

Los grandes de Silicon Valley, mientras, han enviado a un ejército de lobistas a Washington. Temen que les ocurra como a Microsoft, condenada por prácticas abusivas de monopolio.

Hay voces que reclaman que las plataformas tengan que responder por lo que se publica en ellas. Algo a lo que las redes responden que se niegan a convertirse en árbitros de la verdad. Hay otras que reclaman que los programas educativos incluyan elementos prácticos que permitan a los más jóvenes aprender a manejar el componente adictivo de las redes.

Hay quien dice, en fin, en un claro alarde de optimismo antropológico, que la gente progresivamente pasará de ellas como de la comida basura, optará por dedicar su tiempo de lectura a bocados más selectos.

Lo mejor para la derecha brasileña es que gane Lula


Una nueva presidencia de Lula podría convertirse en un salvavidas para muchos políticos de la derecha incriminados por la justicia que sueñan con una amnistía general


Cuando la derecha involucrada en la corrupción afirma, como lo acaba de hacer el presidente Temer, que "es mejor derrotar a Lula en las urnas que convertirlo en víctima", lo que quizás esté queriendo expresar es que, en este momento, sería preferible para su gobierno que Lula ganase las elecciones. Sabe esa derecha que, dado el rechazo de la sociedad a la corrupción política, le será difícil que un candidato que haya sido apoyado por Temer sea elegido.

Podría parecer extraño, pero si Lula fuera condenado y obligado a salir de la escena política, la mayor orfandad podría ser para la derecha. Fue, en efecto, con los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff cuando la derecha adquirió mayor peso político. Los principales ministros y asesores de Temer en su gobierno ya lo habían sido en las cuatro legislaturas en las que gobernó la izquierda. Fue con el PT en el gobierno cuando la derecha extendió sus tentáculos en todos los órganos del poder que hoy mantiene.

Si a Lula le impiden disputar la presidencia, es posible que crezca un candidato progresista dispuesto a seguir combatiendo la corrupción.



¿Porqué esa derecha temería más, por ejemplo, a la ecologista Marina Silva o al ultraderechista Jair Bolsonaro que a Lula? ¿O a un Joaquim Barbosa, un Ciro Gomes y hasta a un Luciano Huck? Porque esos políticos alternativos a Lula no parecen dispuestos a acabar con la Lava Jato. Bolsonaro ya ha anunciado que si gana designará al juez Sérgio Moro para el Supremo.



La derecha, que teme una candidatura progresista que no sea la de Lula, sabe que si él volviera al poder, la lucha contra los políticos corruptos sería abordada de manera más politica de como lo haría un candidato con 'impoluto" en los tribunales. Una nueva presidencia de Lula podría convertirse en un salvavidas para muchos políticos de la derecha incriminados por la justicia que sueñan con una amnistía general. Al mismo tiempo, sabe esa derecha que Lula volvería a gobernar con ella más gusto que con la izquierda. Si Lula volviera a ganar, repetiría seguramente el pacto con el mercado, la empresa y la banca, y colocaría, de nuevo, a un liberal como el actual ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, al frente de la economía y del Banco Central. Ya intentó hacerlo con Dilma pero esta lo rechazó.



Lula es un candidato que nunca infundió miedo a la derecha mientras estuvo en el poder. Cuando en 1989 disputó las elecciones y las perdió contra Fernando Collor de Mello, confesó que había sido mejor para el país ya que "no estaba aún preparado para gobernar por ser demasiado radical". Fue el dirigente del PT, posteriormente condenado a cárcel, José Dirceu quien "le puso la corbata a Lula", como escribió entonces este diario. Le hizo recortar la barba de sindicalista, vestirse con elegancia y reconciliarse con los valores neoliberales de la economía. Y ganó dos elecciones.



Fernando Haddad, un intelectual del PT experto en marxismo, cercano a Lula, le recomendó que esta vez lleve al PT más a la izquierda. Lula sabe, sin embargo, que si vuelve al poder no podrá gobernar sin el apoyo de la derecha. Lo que sí le deberá haber gustado a Lula es el golpe publicitario de Hadadd, que lo bautizó como el "viagra de los brasileños". Ha pedido que en Brasil esa píldora "lleve el color rojo de Lula", el único político, según él, capaz de "devolver el tesón" a los brasileños. El mensaje subliminal de Haddad es claro: desde que Lula salió, los brasileños se volvieron impotentes para salir adelante y habrían perdido su fuego, algo que sólo el exsindicalista sabría devolverles.



Esa derecha, huérfana de candidatos, cuyo sueño es poder apagar el incendio de la Lava Jato para poder sobrevivir tranquila, sabe que Lula, sería más comprensible con la política que cualquier otro presidente de la izquierda y hasta del centro. Podría parecer una paradoja, pero esa derecha, con miedo a acabar en la cárcel, entre la que figura medio Congreso, no llorará si Lula fuera absuelto este miércoles y pudiera disputar las elecciones.Y mejor aún, si las ganara.

Lo que viene


La semana que viene arranca con un Lunes Feriado en Estados Unidos por celebrarse el Día del Presidente. Digamos que éste será el único detalle de color porque para el resto de la semana nos deparan varios acontecimientos.

En nuestro país, paro bancario Lunes 19 y Martes 20, plena puja distributiva, marcha de Camioneros y plena puja política, judicial y económica.

Pero también vencen $ 428.000 millones de Lebacs, algo así como US$ 21.000 millones, y será un día clave para dilucidar qué se decidió en el Cónclave de Chapadmalal, ¿subimos, bajamos o sostenemos las tasas...?

¿Cual será el porcentaje de renovación, que marcará el rumbo de la velocidad de suba del tipo de cambio?


De corto plazo y gracias a Fonplata (Fondo Financiero para la Cuenca del Plata), cuyos gobernadores por Argentina son Luis Caputo y Federico Sturzenegger, nos prestaron US$ 9.500 millones al 4.75%: la velocidad crucero se va a mantener.

La inflación del 1,8% de Enero será lo mejor que veremos en el año, Febrero superará el 3% y el resto de los meses son un interrogante, algunos con falta de modestia se animarán a predecirla.

Las multinacionales de la comida chatarra se hacen fuertes entre los pobres de Brasil


Celene Da Silva y su hija, Sabrina, entregando productos de Nestlé de puerta en puerta
 

Conforme el crecimiento de los países adinerados se desacelera, las empresas multinacionales se están expandiendo vigorosamente en países en vías de desarrollo gracias a su venta de comida chatarra y bebidas azucaradas.



 El eco de los gritos de los niños en el aire húmedo de la mañana mientras una mujer empujaba un reluciente carrito blanco a lo largo de calles deterioradas y llenas de basura. Estaba haciendo entregas a algunos de los hogares más pobres en esta ciudad costera; llevaba pudín, galletas y otros alimentos empaquetados en su ruta de ventas.

Celene da Silva, de 29 años, es una de los miles de vendedores de puerta en puerta de Nestlé; así ayuda a que los conglomerados de alimentos empaquetados más grandes del mundo expandan su alcance a un cuarto de millón de hogares en las esquinas más recónditas de Brasil.

Mientras entregaba paquetes con distintos sabores de pudín Chandelle, chocolates Kit Kat y cereal Mucilon para niños, había algo sorprendente acerca de sus clientes: era evidente que muchos tenían sobrepeso, incluso los niños pequeños.

Señaló una casa que se encuentra en su ruta y sacudió la cabeza, recordando cómo su patriarca, un hombre con obesidad mórbida, murió la semana previa. “Comió una rebanada de pastel y murió mientras dormía”, dijo.

Da Silva, quien pesa alrededor de 100 kilos, descubrió hace poco que tenía hipertensión, una afección que reconoce tal vez está relacionada con su gusto por el pollo frito y la Coca-Cola que bebe en cada comida, incluido el desayuno. 

Da Silva y otros vendedores como ella hacen entregas regulares para Nestlé a un cuarto de millón de hogares en Brasil.

El ejército de ventas directas de Nestlé en Brasil es parte de una transformación más amplia del sistema alimenticio que está entregando alimentos procesados y bebidas azucaradas al estilo occidental a los rincones más aislados de Latinoamérica, África y Asia. Conforme su crecimiento se desacelera en los países más adinerados, las empresas multinacionales de alimentos como Nestlé, PepsiCo y General Mills han estado expandiendo su presencia vigorosamente en los países en vías de desarrollo, a través de enormes campañas de mercadotecnia que están modificando drásticamente las dietas tradicionales de países como Brasil, India o Ghana.

Un análisis de registros corporativos, estudios epidemiológicos e informes gubernamentales realizado por The New York Times —así como entrevistas a numerosos nutriólogos y expertos en salud de todo el mundo— revela una enorme transformación en la manera en que los alimentos se producen, distribuyen y anuncian en gran parte del planeta. Es un cambio que, según muchos expertos en salud pública, está contribuyendo a una nueva epidemia de diabetes y cardiopatías, enfermedades crónicas que aumentan debido a los altísimos índices de obesidad en lugares que se vieron afectados por el hambre y la desnutrición hace apenas una generación.

La nueva realidad se ejemplifica con un solo hecho evidente: en todo el mundo, hay más gente obesa que con peso insuficiente. Al mismo tiempo, dicen los científicos, la creciente disponibilidad de alimentos altos en calorías y con pocos nutrientes está generando un nuevo tipo de desnutrición, uno en el que un número creciente de personas sufren al mismo tiempo sobrepeso y desnutrición.

“La historia prevalente es que este es el mejor de todos los mundos posibles: comida barata, disponible en todas partes. Si no se piensa mucho al respecto, tiene sentido”, dijo Anthony Winson, quien estudia la economía política de la nutrición en la Universidad de Guelph en Ontario. Sin embargo, un análisis más concienzudo revela una historia muy distinta, comentó. “Para decirlo de manera clara: esa dieta nos está matando”.

Incluso los críticos de los alimentos procesados reconocen que existen múltiples factores en el aumento de la obesidad, incluidos los genéticos, la urbanización, los salarios más altos y vidas más sedentarias. Los ejecutivos de Nestlé afirman que sus productos han ayudado a aliviar el hambre, han provisto nutrientes cruciales y que la compañía ha disminuido la sal, la grasa y el azúcar de miles de artículos para hacerlos más saludables. Sin embargo, Sean Westcott, gerente de Investigación y Desarrollo de la Unidad de Negocios de Nestlé Food, aceptó que la obesidad ha sido un inesperado efecto secundario de ampliar la disponibilidad de los alimentos procesados baratos.

“Nosotros no esperábamos cuál sería el impacto”, dijo.

Parte del problema, agregó, es una tendencia natural de las personas a comer en exceso porque pueden costear mayor comida. Nestlé, dijo, lucha por educar a los consumidores sobre tamaños de porciones adecuados, así como para fabricar y comercializar alimentos que equilibren “placer y nutrición”.

Ahora hay más de 700 millones de personas con obesidad en todo el mundo, 108 millones de las cuales son niños, de acuerdo con una investigación publicada recientemente en The New England Journal of Medicine. La proporción de personas que sufren obesidad con respecto al total de la población se ha duplicado en 73 países desde 1980, lo cual contribuye a la muerte prematura de cuatro millones de personas, descubrió el estudio.

Estados Unidos, el Pacífico Sur y el golfo Pérsico tienen los índices de obesidad más altos en el mundo: uno de cada cuatro estadounidenses es obeso. Sin embargo, los últimos 35 años ha habido un aumento en la obesidad – entendida como tener un índice de masa corporal mayor a 30 – en América Latina, África y Asia.


La historia se trata tanto de economía como de nutrición. Conforme las empresas multinacionales se adentran más en el mundo en vías de desarrollo, están transformando la agricultura local, lo cual obliga a los campesinos a abandonar cultivos de subsistencia a favor de materias primas de intercambio al contado, como la caña de azúcar, el maíz y la soya: los productos esenciales de muchos productos alimentarios industriales. Es un ecosistema económico que absorbe tanto a tiendas de barrio como a grandes almacenes, distribuidores y manufactureros de alimentos y a vendedores locales como Da Silva.

En lugares como China, Sudáfrica y Colombia, la influencia creciente de las grandes empresas de alimentos se traduce en poder político, obstaculizando a los funcionarios de salud pública que buscan poner impuestos a los refrescos o legislación con el objetivo de frenar el impacto a la salud que tienen los alimentos procesados.

Para un creciente número de nutricionistas, la epidemia de obesidad está intrínsecamente ligada a la venta de alimentos empaquetados, la cual creció 25 por ciento en el ámbito mundial entre 2011 y 2016, en contraste con el diez por ciento en Estados Unidos, de acuerdo con Euromonitor, una firma de investigación de mercado. Un cambio aún más evidente ocurrió con las bebidas carbonatadas: las ventas en Latinoamérica se duplicaron desde 2000 y superaron las ventas en América del Norte en 2013, reportó la Organización Mundial de la Salud.

Las mismas tendencias se reflejan en la comida rápida, que creció un 30 por ciento en todo el mundo de 2011 a 2016, en comparación con un 21 por ciento en Estados Unidos, de acuerdo con Euromonitor. Tomemos como ejemplo Domino’s Pizza, que en 2016 añadió 1281 tiendas —una “cada siete horas”, señaló su informe anual— y prácticamente todas, excepto 171, en el extranjero.

“En una época en la que parte del crecimiento es más atenuado en las economías establecidas, creo que la firme postura de los mercados emergentes será una posición ganadora”, dijo Mark Schneider, director ejecutivo de Nestlé, a inversionistas recientemente. Los mercados en desarrollo ahora proporcionan a la empresa el 42 por ciento de sus ventas.

Para algunas compañías, eso puede implicar ponerse como objetivo a los jóvenes, como se lo describió Ahmet Bozer, presidente de Coca-Cola International, a inversionistas en 2014. “La mitad de la población del mundo no ha bebido una Coca en los últimos 30 días”, dijo. “Hay 600 millones de adolescentes que no han bebido una en la última semana. Así que la oportunidad que hay aquí es enorme”.

Los defensores de la industria dicen que los alimentos procesados son esenciales para alimentar a un mundo creciente y urbanizado de personas, muchas de ellas con salarios al alza que exigen practicidad.

“No vamos a deshacernos de todas las fábricas y volver a cultivar solo granos. Eso no tiene sentido. No funcionará”, dijo Mike Gibney, un profesor emérito de Alimentos y Salud en el Colegio Universitario de Dublín y consultor de Nestlé. “Si les pido a cien familias brasileñas que dejen de comer alimentos procesados, debo preguntarme: ‘¿Qué comerán? ¿Quién los alimentará? ¿Cuánto costará?’”.

De muchas maneras, Brasil es un microcosmos de cómo los salarios en ascenso y las políticas gubernamentales han conducido a vidas mejores y más prolongadas y han erradicado el hambre a gran escala. Sin embargo, ahora el país enfrenta un nuevo y grave desafío de nutrición: durante la década pasada, la proporción de obesidad del país casi se ha duplicado hasta llegar a 20 por ciento y la cantidad de personas que tienen sobrepeso casi se ha triplicado hasta alcanzar 58 por ciento. Cada año, 300.000 personas son diagnosticadas con diabetes tipo II, una enfermedad fuertemente vínculos con la obesidad.

En Brasil también destaca la habilidad política de la industria alimentaria. En 2010, una coalición de empresas brasileñas de bebidas y alimentos acabaron con una serie de medidas que se habían planeado durante años y buscaban limitar los anuncios de comida chatarra dirigidos a niños. El desafío más reciente ha llegado por parte del presidente del país, Michel Temer, un centrista que favorece a los negocios y cuyos aliados conservadores en el congreso quieren echar por tierra el puñado de regulaciones y leyes cuyo objetivo es fomentar una alimentación sana.

“Lo que tenemos es una guerra entre dos sistemas alimenticios, una dieta tradicional de comida real alguna vez producida por los campesinos que te rodean, y los productores de alimentos ultraprocesados diseñados para consumirse en exceso y que en algunos casos son adictivos”, dijo Carlos A. Monteiro, un profesor de Nutrición y Salud Pública en la Universidad de São Paulo.

“Es una guerra”, comentó, “pero un sistema alimenticio tiene, desproporcionadamente, más poder que el otro”.
Entregas de puerta en puerta

Da Silva llega hasta los clientes de los barrios pobres de Fortaleza, quienes no tienen acceso fácil a un supermercado. Cree firmemente en los productos que vende y con entusiasmo señala la información nutricional de las etiquetas que presumen contener vitaminas y minerales añadidos.

“Todos aquí saben que los productos de Nestlé son buenos para ti”, dijo, y señaló las latas de Mucilon, una papilla para niños pequeños cuya etiqueta dice que está “llena de calcio y niacina”, pero también Nescau 2,0, que es un polvo de chocolate con mucha azúcar.

Da Silva con algunos de sus hijos y una prima en su hogar en Fortaleza

Se hizo vendedora de Nestlé hace dos años, cuando su familia compuesta por cinco personas tenía problemas para salir adelante. Aunque su esposo aún está desempleado, las cosas están mejorando. Con los 185 dólares mensuales que gana al vender productos de Nestlé, pudo comprar un refrigerador nuevo, un televisor y una estufa de gas para la casa de tres habitaciones de la familia al borde de un fétido pantano mareal.

El programa de ventas de puerta en puerta de la empresa cumple con un concepto que Nestlé articuló en su reporte anual de accionistas de 1976, que señaló que “la integración con el país anfitrión es un objetivo básico de nuestra compañía”. El programa comenzó hace una década en Brasil y les vende a 700.000 “consumidores de bajos ingresos cada mes”, de acuerdo con su sitio web. A pesar de la continua crisis económica del país, el programa ha estado creciendo en un diez por ciento al año, de acuerdo con Felipe Barbosa, un supervisor de la empresa.

Dijo que los bajos ingresos de los brasileños pobres o que pertenecen a la clase trabajadora habían sido un impulso para las ventas directas. Eso se debe a que, a diferencia de la mayoría de los vendedores de alimentos, Nestlé les da a sus clientes todo un mes para pagar sus compras. También ayuda que las vendedoras —el programa emplea exclusivamente a mujeres— saben cuándo sus clientes reciben la Bolsa Família, un subsidio mensual del gobierno para hogares de escasos recursos.

“La esencia de nuestro programa es llegar a los pobres”, dijo Barbosa. “Lo que hace que funcione es la conexión personal entre el vendedor y el cliente”.

Nestlé busca cada vez más presentarse como un líder en su compromiso con la comunidad y la salud. Hace dos décadas, se calificó como “una empresa de bienestar y salud nutricional”. A lo largo de los años, dice la compañía, ha reformulado cerca de 9000 productos para reducir sal, azúcar y grasa, y ha entregado miles de millones de porciones fortificadas con vitaminas y minerales. La empresa enfatiza la seguridad alimenticia y la reducción de desperdicio de alimentos. Trabaja con casi 400.000 campesinos en todo el mundo para promover la agricultura sustentable.

En una entrevista en el nuevo campus de Nestlé, con un costo de 50 millones de dólares, en los suburbios de Cleveland, Sean Westcott, gerente de Investigación y Desarrollo de la Unidad de Negocios de Nestlé Food, dijo que el programa de ventas de puerta en puerta reflejaba otro de los eslóganes de la empresa: “Crear valores compartidos”.

“Creamos valor compartido al generar microemprendedores: personas que pueden establecer sus propios negocios”, dijo. Una empresa como Nestlé puede impulsar el bienestar de comunidades enteras “enviando mensajes positivos en torno a la nutrición”, comentó.

La gama de alimentos de Nestlé es vasta y distinta de la de algunas empresas de bocadillos, que no se esfuerzan mucho en ofrecer productos saludables. Incluyen Nesfit, un cereal de grano entero; yogures bajos en grasa como Molico, que contienen una cantidad relativamente pequeña de azúcar (seis gramos), y un rango de cereales para niños, servidos con leche o agua, que están fortificados con vitaminas, hierro y probióticos. Continue reading the main story Foto

Algunos de los productos Nestlé a la venta en una tienda cerca de Muaná

Gibney, el nutriólogo que trabaja como consultor para Nestlé, dijo que la empresa merecía crédito por hacer un trabajo loable reformulando productos más saludables.

Sin embargo, de los 800 productos que Nestlé indica que están disponibles a través de sus vendedores, Da Silva dice que sus clientes solo están interesados en cerca de dos decenas de ellos; casi todos productos azucarados como Kit Kat; Nestlé Greek Red Berry, un vaso de yogur de 100 gramos con 17 gramos de azúcar, y Chandelle Pacoca, un pudín con sabor a cacahuate en un contenedor del mismo tamaño que el yogur, pero que tiene 20 gramos de azúcar —más de la mitad de la ingesta diaria recomendada—.

Hasta hace poco, Nestlé patrocinó una embarcación flotante que llevaba decenas de miles de cartones de leche en polvo, yogur, pudín de chocolate, galletas y dulces a comunidades aisladas en la cuenca del Amazonas. Desde que el bote quedó fuera de servicio en julio, propietarios de botes privados se han dado a la tarea de cumplir con la demanda.

“Por un lado, Nestlé es un líder mundial en agua, fórmulas infantiles y muchos productos lácteos”, dijo Barry Popkin, profesor de Nutrición en la Universidad del Norte de California. “Por otro lado, van a las zonas marginadas de Brasil y les venden dulces”.

Popkin cree que las ventas de puerta en puerta son emblemáticas de una nueva e insidiosa era en la que las empresas no dejan opciones intactas en un esfuerzo por crecer y hacerse fundamentales en comunidades del tercer mundo. “No dejan libre un solo centímetro del país”, explicó.

Activistas de salud pública han criticado a la compañía en ocasiones anteriores. En los años setenta, Nestlé fue el blanco de un boicot en Estados Unidos por haber publicitado fuertemente las fórmulas infantiles en países en vías de desarrollo, lo cual, según los nutricionistas, socavaba la lactancia materna saludable. En 1978, el entonces presidente de Nestlé Brasil, Oswaldo Ballarin, fue llamado para testificar en audiencias muy publicitadas del Senado de Estados Unidos acerca del asunto y declaró que las críticas en torno a la fórmula infantil eran producto de la actividad de la iglesia, que tenía por objetivo “socavar el sistema de la libre empresa”.

En las calles de Fortaleza, donde Nestlé es admirado por su linaje suizo y es percibido como de alta calidad, rara vez se escuchan sentimientos negativos acerca de la empresa.

La casa de Joana D’Arc de Vasconcellos, de 53 años, otra vendedora, está llena de animales de peluche con la marca Nestlé y certificados grabados que ganó en clases de nutrición patrocinadas por Nestlé. En su sala, ocupan un lugar especial las fotografías enmarcadas de sus hijos a los 2 años; cada uno posó frente a una pirámide de latas vacías de fórmula infantil de Nestlé. Conforme su hijo y su hija crecieron, cambió a otros productos de Nestlé hechos para niños: Nido Kinder, una leche en polvo para niños pequeños; Chocapic, un cereal con sabor a chocolate, y el chocolate en polvo Nescau.

“Cuando era bebé, a mi hijo no le gustaba comer, hasta que empecé a darle productos de Nestlé”, dijo con orgullo.

Joana D’arc de Vasconcellos con fotos de su hija, Vittoria, y productos de Nestlé


De Vasconcellos, a la derecha, tiene diabetes e hipertensión. Vittoria, de 17 años, tiene hipertensión y pesa casi 136 kilos.

De Vasconcellos tiene diabetes e hipertensión. Su hija de 17 años, que pesa más de 110 kilos, tiene hipertensión y ovario poliquístico, un trastorno hormonal fuertemente asociado con la obesidad. La mayoría de sus familiares padecen una o más enfermedades asociadas con dietas deficientes: su madre y sus dos hermanas, diabetes e hipertensión; su esposo, hipertensión. Su padre murió hace tres años, después de que le amputaran los pies a causa de gangrena, una complicación de la diabetes.

“Cada vez que voy a la clínica de salud pública, la fila para los diabéticos llega hasta la entrada”, dijo. “Sería muy difícil encontrar una familia aquí que no la padezca”.

De Vasconcellos previamente intentó vender productos de Tupperware y Avon de puerta en puerta, pero muchos clientes no pagaban. Hace seis años, después de que una amiga le comentó sobre el programa de ventas directas de Nestlé, De Vasconcellos no dudó en aprovechar la oportunidad.

Dice que sus clientes nunca han dejado de pagarle.

“La gente debe comer”, explicó.
La industria entra en acción

En mayo de 2000, Denise Coitinho, entonces directora de Nutrición del Ministerio de Salud, estaba en una fiesta del Día de las Madres en la escuela de sus hijos cuando sonó su celular. Era el director de Relaciones Gubernamentales de Nestlé. “Estaba muy molesto”, recordó Coitinho.

Nestlé se preocupaba por una nueva política que Brasil había adoptado y estaba impulsando en la Organización Mundial de la Salud. Si se adoptaba ahí, la política habría recomendado que los niños de todo el mundo se amamantaran durante seis meses, en vez de la recomendación previa de cuatro a seis meses, dijo Coitinho.

“Puede que dos meses no parezcan mucho, pero son muchos ingresos. Son muchas ventas”, dijo Coitinho, quien renunció a su puesto en 2004 y ahora es consultora independiente de nutrición para las Naciones Unidas, entre otros. Al final, las empresas de alimentos infantiles tuvieron éxito al frenar la política durante un año, dijo Coitinho. Nestlé dijo en respuesta a la anécdota de Coitinho que “cree que la leche materna es la nutrición ideal para los bebés” y que apoya y promueve los lineamientos de la OMS.

Es difícil sobrestimar el poder económico y el acceso político de los que disfrutan los conglomerados de bebidas y alimentos en Brasil, que son responsables del diez por ciento de la producción económica del país y emplean a 1,6 millones de personas.

En 2014, las empresas de alimentos donaron 158 millones de dólares a miembros del Congreso Nacional de Brasil, un aumento de tres veces en contraste con 2010, de acuerdo con Transparencia Internacional Brasil. Un estudio dado a conocer por la organización el año pasado reveló que más de la mitad de los legisladores federales actuales de Brasil habían resultado electos con donaciones provenientes de la industria alimentaria —antes de que el Tribunal Supremo Federal prohibiera las contribuciones corporativas en 2015—.

El donador más grande de los candidatos del congreso fue el gigante brasileño de la carne JBS, empresa que dio a los candidatos 112 millones de dólares en 2014; Coca-Cola dio 6,5 millones en contribuciones de campaña ese año, y McDonald’s donó 561.000 dólares.

Una mujer disfrazada como la Mujer Maravilla da la bienvenida a los clientes en un McDonald's en São Paulo. La compañía dio 561.000 dólares a candidatos al congreso en 2014.

El escenario estaba puesto para una enorme batalla política cuando, en 2006, el gobierno intentó aprobar regulaciones estrictas a la industria alimentaria para combatir la obesidad y las enfermedades. Las medidas, extraídas de la política previa para amamantar, incluyeron advertencias publicitarias para informar a los consumidores acerca de alimentos altos en azúcar, sal y grasas saturadas, así como restricciones publicitarias para disminuir el atractivo de alimentos altamente procesados y bebidas azucaradas, específicamente los que están dirigidos a los niños.

Tomando como ejemplo la exitosa iniciativa del gobierno para reducir la mercadotecnia relacionada con el tabaco, las nuevas regulaciones habrían prohibido que marcas como Pepsi y KFC patrocinaran eventos deportivos y culturales.

“Creímos que Brasil podría ser un modelo para el resto del mundo, un país que pone el bienestar de sus ciudadanos por encima de todo lo demás”, dijo Dirceu Raposo de Mello, entonces director de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, conocida ampliamente mediante el acrónimo en portugués Anvisa. “Desafortunadamente, la industria alimentaria no pensaba lo mismo”.

Cargando un bote en Belém, Brasil, con productos de Nestlé destinados para Muaná Credit William Daniels para The New York Times Continue reading the main story Foto

Dulces y barras de chocolate en una pequeña tienda en São Paulo, Brasil

Ana Cláudia Caranha y su hijo, Gabriel, regresando de una tienda en Muaná, en donde compraron comida para la semana, incluidos varios productos de Nestlé

Las empresas de alimentos adoptaron un perfil bajo y se reunieron en la Asociación Brasileña de Industrias de Alimentos, un grupo de cabildeo cuya junta de vicepresidentes incluyó a ejecutivos de Nestlé; Cargill, el gigante estadounidense de la carne, y Unilever, el conglomerado europeo de alimentos que tiene marcas como Hellmann’s, aceite Mazola y Ben & Jerry’s. La asociación declinó comentar para este artículo.

Durante los primeros días de audiencias públicas, la industria parecía estar negociando las regulaciones de buena voluntad pero, en privado, los activistas de salud afirman que abogados corporativos y cabilderos se enfrascaban en una pelea desde varios ángulos para descarrilar el proceso.

Los académicos financiados por la industria comenzaron a aparecer en la televisión para tachar las reglas de ser económicamente desastrosas. Otros expertos escribieron editoriales en los diarios en los que insinuaban que el ejercicio y una educación más estricta por parte de los padres podrían ser más efectivos que las regulaciones destinadas a combatir la obesidad infantil.

La consigna más efectiva de la industria, dicen los analistas, fue su denuncia estridente de que las restricciones publicitarias propuestas eran censura. La acusación tuvo una resonancia particular dadas las casi dos décadas de dictadura militar en Brasil que terminó en 1985.

En una reunión, un representante de la industria alimentaria acusó a Anvisa de intentar subvertir la autoridad paterna, al decir que las madres tenían el derecho de decidir qué darles de comer a sus hijos, recordó Vanessa Schottz, una defensora de la nutrición. En otra reunión, dijo, un representante de la industria de los juguetes denunció las reglas publicitarias propuestas y dijo que les quitarían a los niños brasileños los juguetes que a veces acompañaban a la comida rápida. “Dijo que estábamos acabando con los sueños de los niños”, recordó Schottz. “Estábamos perplejos”.

Perseguida por las críticas, Anvisa retiró las restricciones a finales de 2010; lo único que permaneció fue una propuesta que solicitaba que la publicidad incluyera una advertencia sobre la comida y bebidas no saludables.

Entonces llegaron las demandas.

A lo largo de varios meses, un conjunto desigual de grupos industriales interpuso once demandas contra Anvisa. Los denunciantes incluían a la Asociación Brasileña de Fabricantes de Galletas, el grupo de presión de productores de maíz y una alianza de empresas de chocolate, cacao y dulces. Algunas de las demandas argumentaban que las regulaciones violaban protecciones constitucionales en torno a la libertad de expresión, mientras que otras dijeron que la agencia no tenía la autoridad para regular las industrias de alimentos y publicidad. Continue reading the main story Foto

Comprando cereales de Nestlé en un supermercado en São Paulo

Aunque los defensores en materia de salud dicen que la litigación no era totalmente inesperada, estuvieron cegados por la respuesta del principal abogado del gobierno federal, el fiscal general Luís Inácio Adams, quien fue designado por la presidencia. Poco después de que las reglas propuestas se publicaron de manera oficial en junio de 2010, Adams se puso del lado de la industria. Unas cuantas semanas más tarde, una corte federal suspendió las regulaciones y citó la opinión redactada de Adams, la cual sugería que Anvisa no tiene la autoridad para regular las industrias de alimentos y publicidad. Adams declinó comentar para este artículo.

Raposo de Mello, expresidente de Anvisa, dice que lo sorprendió el cambio de parecer de Adams, dado el apoyo duradero que el fiscal general le había brindado a Anvisa. Siete años más tarde, con la mayoría de las once demandas aún sin resolverse, las regulaciones siguen estando congeladas.

“La industria realizó una maniobra de evasión contra el sistema”, dijo Raposo de Mello.

Mientras tanto, la industria de los alimentos y bebidas se hizo más agresiva conforme buscó neutralizar a Anvisa, a la que consideró como su más grande adversario.

En 2010, en medio de la batalla contra las regulaciones propuestas por la agencia, un grupo de 156 ejecutivos empresariales le expresaron sus preocupaciones a la campaña de Dilma Rousseff, quien contendía para el cargo de presidenta.

Marcello Fragano Baird, un politólogo en São Paulo que ha estudiado la campaña de cabildeo de la industria alimentaria contra las regulaciones en materia de nutrición, dijo que Rousseff les aseguró a los ejecutivos que reformaría Anvisa. “Les prometió que ‘limpiaría la casa’ si resultaba electa”, dijo, y agregó que él se enteró del encuentro a través de entrevistas con participantes.

Rouseff ganó y, poco después de su toma de protesta, remplazó a Raposo de Mello con Jaime César de Moura Oliveira, quien desde hacía tiempo era su aliado político y un antiguo abogado de Unilever Brasil, la subsidiaria local de la gigante empresa multinacional de alimentos.

Un vocero de Rousseff declinó facilitar el contacto con ella para realizar una entrevista.

Desde la izquierda: Michel Temer, presidente de Brasil; Dirceu Raposo de Mello, exdirector de Anvisa; Jaime César de Moura Oliveira, su sucessor; Dilma Rousseff, la expresidenta que instruyó el remplazo de Raposo de Mello; Luis Ignacio Adams, fiscal general de Brasil. Credit Desde la izquierda: Adriano Machado/Reuters; Agência Brasil; Marcelo Camargo/Agência Brasil; Apu Gomes/Agence France-Presse -- Getty Images; Fabio Rodrigues Pozzebom/Agência Brasil

En 2012, Anvisa organizó una exhibición ambulante para combatir la obesidad que hizo paradas en otros edificios gubernamentales en todo el país.

Con el título de Lose Weight Brazil (Brasil, pierde peso), la exposición alabó el ejercicio y la moderación como las claves para atacar la obesidad, pero descartó la evidencia científica dominante acerca de los peligros de ingerir demasiada azúcar, refrescos y alimentos procesados.

¿Quién fue el patrocinador de la exposición? Coca-Cola.
Alimentos irresistibles, dietas con muchas grasas

A más de 1600 kilómetros al sur de Fortaleza, los efectos de los hábitos alimentarios cambiantes son evidentes en un centro comunitario pintado con colores brillantes en el centro de São Paulo, la ciudad más grande de Brasil. Todos los días, más de un centenar de niños llenan los salones de clases de la guardería, cantan el abecedario, juegan y toman siestas grupales.

El programa, dirigido por una organización brasileña sin fines de lucro, tenía una misión clara cuando comenzó a principios de los noventa: acabar con el hambre entre los niños de algunos de los vecindarios más empobrecidos de la ciudad.

Actualmente, muchos de los que asisten a la escuela son considerablemente regordetes y, los nutriólogos del plantel indican, algunos son preocupantemente pequeños de estatura para su edad; es el resultado de dietas abundantes en sal, grasa y azúcar, pero carentes de la nutrición necesaria para un desarrollo saludable.

El programa, operado por el Centro para Recuperación y Educación Nutricional, incluye a niños prediabéticos de 10 años de edad con peligrosos hígados grasos, adolescentes con hipertensión y niños tan mal nutridos que tienen problemas para caminar.

“Están llegando hasta bebés, que es algo que nunca antes habíamos visto”, dijo Giuliano Giovanetti, quien se encarga de la difusión y la comunicación del centro. “Es una crisis para nuestra sociedad porque estamos produciendo una generación de niños con habilidades cognitivas dañadas que no alcanzarán a desarrollar todo su potencial”.

Casi el nueve por ciento de los niños brasileños eran obesos en 2015, un aumento de más del 270 por ciento desde 1980, de acuerdo con un estudio reciente por parte del Instituto para Métricas y Evaluación de Salud en la Universidad de Washington. Eso pone al país a una distancia dramática respecto de Estados Unidos, donde el 12,7 por ciento de los niños eran obesos en 2015.

Las cifras son aún más alarmantes en las comunidades atendidas por el centro: en algunos vecindarios, el 30 por ciento de los niños son obesos y otro 30 por ciento está desnutrido, de acuerdo con los datos de la organización, que encontró que 6 por ciento de los niños obesos también estaban desnutridos. Continue reading the main story Foto

Unos niños en el Centro para Recuperación y Educación Nutricional con letreros que dicen "Yum" después de comer un pastel hecho a base de frutas

Los crecientes índices de obesidad se asocian en gran medida con las mejoras en la economía, conforme las familias con mayores ingresos adoptan la practicidad, el estatus y los sabores que ofrecen los alimentos empaquetados.

Los padres ocupados llenan a sus hijos con sopas instantáneas y nuggets de pollo congelados, comidas que a menudo se acompañan de bebidas azucaradas. El arroz, los frijoles, la ensalada y las carnes a la parrilla —partes esenciales de la dieta brasileña tradicional— están perdiendo terreno, de acuerdo con lo que unos estudios han descubierto.

El problema se agrava a causa de la violencia desenfrenada en las calles, que mantiene a los niños pequeños encerrados en sus casas.

“Simplemente es demasiado peligroso dejar que mis hijos jueguen en la calle, así que pasan todo su tiempo libre sentados en el sillón jugando videojuegos y viendo la televisión”, dijo Elaine Pereira dos Santos, de 35 años, la madre de dos niños, de 9 y 4 años, ambos con sobrepeso.

Isaac, de 9 años, pesa 63 kilos y solo puede usar ropa fabricada para adolescentes. Dos Santos, quien trabaja en la farmacia de un hospital, recorta las piernas de los pantalones para que le ajusten a su hijo.

Como muchas madres brasileñas, se alegró al ver que Isaac comenzó a subir de peso cuando era más pequeño, poco después de que probó sus primeras papas a la francesa de McDonald’s. “Siempre pensé que cuando se trata de los bebés, cuanto más gordos mejor”, dijo. Felizmente satisfizo sus hábitos alimentarios, que incluían visitas frecuentes a lugares de comida rápida y prácticamente nada de frutas ni vegetales.

Sin embargo, cuando comenzó a tener problemas para correr y se quejó de dolores en las rodillas, Dos Santos supo que algo estaba mal. “La parte más difícil son las burlas de los otros niños”, comentó. “Cuando salimos de compras, incluso los adultos lo señalan y lo observan”, o lo llaman gordinho (gordito).

Isaac Pereira dos Santos, de 9 años, pesa 63 kilos y solo puede usar ropa fabricada para adolescentes.

Isaac comiendo ensalada en casa. Su madre, Elaine Pereira dos Santos, ahora le prepara comidas más saludables.

En la guardería de São Paulo, los trabajadores de atención médica mantienen registros acerca del desarrollo físico y cognitivo de los niños, mientras que los nutriólogos les enseñan a los padres cómo preparar comidas baratas y saludables. Para algunos niños, la cocina de pruebas del centro les proporciona su primer contacto con el repollo, las ciruelas y los mangos.

“Siempre pensé que cuando se trata de los bebés, cuanto más gordos mejor”. Elaine Pereira dos Santos, madre de dos niños con sobrepeso

Uno de los desafíos fundamentales es convencer a los padres de que sus hijos están enfermos. “A diferencia del cáncer u otras enfermedades, esta es una discapacidad que no se ve”, dijo Juliana Dellare Calia, de 42 años, una nutricionista que trabaja con la organización.

Aunque los miembros del personal dicen que el programa ha logrado cambios significativos en la manera en que se alimentan las familias, muchos niños de cualquier manera enfrentarán una batalla de por vida con la obesidad. Eso se debe a que un conjunto creciente de investigaciones sugieren que la desnutrición infantil puede provocar cambios metabólicos permanentes, reprogramando el cuerpo para que el exceso de calorías se convierta más fácilmente en grasa corporal.

“Es la respuesta del cuerpo a lo que percibe como inanición”, dijo Dellare Calia.
El dinero manda

Aunque los expertos en nutrición lamentan la creciente crisis de obesidad —y los costos médicos potenciales a largo plazo— un aspecto de la revolución de alimentos procesados es innegable: la expansión de la industria proporciona un beneficio económico a corto plazo para las personas en todo el espectro socioeconómico. Nestlé, que afirma emplear a 21.000 personas en Brasil, inició hace dos años un programa de becarios que ha entrenado a 7000 personas menores de 30 años.

Cerca del fondo de la cadena alimenticia está Da Silva, la vendedora de Fortaleza, quien se siente optimista acerca del futuro a pesar de las crecientes preocupaciones por su salud. La vida ha sido una lucha desde que renunció a la escuela a los 14 años, cuando se embarazó de su primer hijo. Ahora habla de arreglarse los dientes que le faltan y que afectan su sonrisa, así como comprar una casa adecuada, una que no gotee durante las fuertes lluvias.

Todo gracias a su trabajo con Nestlé.

“Por primera vez en mi vida, siento esperanza e independencia”, dijo. Continue reading the main story Foto

Unos productos de Nestlé para su venta de puerta en puerta en Fortaleza Credit William Daniels para The New York Times

Está consciente de la conexión entre su dieta y sus persistentes problemas de salud, pero insiste en que sus hijos están bien nutridos y señala los productos de Nestlé en su sala. Ser vendedora de Nestlé tiene otra ventaja: las galletas, el chocolate y los pudines que a menudo sostienen a su familia se compran por mayoreo.

Con una cartera de clientes en expansión, Da Silva ha puesto la mira en una nueva meta, una que, según ella, aumentará el negocio aún más.

“Quiero comprar un refrigerador más grande”.