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ESTEBAN DE GORI*
Las elecciones primarias abiertas en Argentina. El triunfo de Scioli y el Frente para la Victoria. Los discursos, las imágenes, la pospolítica y el sello de una época. Los desafíos de la derecha que pretende revertir el resultado en octubre.
I.
Las elecciones primarias, por su misma lógica, dejan sobre la escena varias lecturas para el “consumidor” de análisis político. La primera considera la elección por candidato, donde Scioli obtiene (con el 97.84% de mesas escrutadas) 38.41%, Macri 24.00% y Massa 14.07%. La segunda agrupa los votos por lista o frente político, donde el Frente para la Victoria logra el 38.41%, Cambiemos el 30.07% y UNA 20.63%.
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La decisión de Cristina Fernández de Kirchner de apoyar a Daniel Scioli no sólo se fundamentó en las buenas encuestas, sino en aquello que el propio candidato representa. El gobernador de Buenos Aires y sus casi 39 puntos, es el “plus de época” que no puede concentrar o metabolizar el kirchnerismo duro. Mientras el kirchnerismo cree que desde el Estado puede formatearse subjetivamente la sociedad –ahuyentando el peso de la globalización-, Scioli cree que en ésta hay “cosas” que no pueden lograrse, ni pensarse desde el Estado. Por eso, el dirigente, “debe ir a buscarlas”. La sociedad no es el Estado, inclusive, este –muchas veces- no puede captar la complejidad de la vida cotidiana de los actores.
Mientras el kirchnerismo cree que desde el Estado puede formatearse subjetivamente la sociedad –ahuyentando el peso de la globalización-, Scioli cree que en ésta hay “cosas” que no pueden lograrse, ni pensarse desde el Estado.
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Si triunfa en las elecciones del mes de octubre, puede derrotar a la derecha e iniciar una reconfiguración del peronismo en clave moderada que logre persuadir y profesionalizar a los sectores juveniles. Los puede transformar, aunque suene disparatado, en una nueva clase política sólida y con perspectivas de futuro. Para Scioli, gobernar es gobernar y nada más.
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II.
En referencia a los números para las elecciones generales de octubre, es necesario contemplar que hay dos meses por delante para hacer campaña. Scioli es un candidato que tiene pocas posibilidades de perder los votos obtenidos; cuestión que no puede asegurar ni el macrismo ni el massismo. Ambos tendrán que hacer un mayor esfuerzo por retener los votos de Elisa Carrió y Ernesto Sanz, como los logrados por Manuel de la Sota. La inexistencia de lealtades férreas, de relatos envolventes y de maquinarias que empujen a los votantes puede complicar –en términos generales- más a la oposición que al oficialismo. En términos sociológicos y por su condición actual, el oficialismo es dador de mayores seguridades que el conglomerado opositor para suscitar adhesiones. Inclusive, tiene mayor capacidad para movilizar el voto en blanco (4.27%), que el de aquel “kirchnerismo ético” que castigó a Scioli y, sobre todo, ampliar la participación electoral que llegó al 74%.
La inexistencia de lealtades férreas, de relatos envolventes y de maquinarias que empujen a los votantes puede complicar –en términos generales- más a la oposición que al oficialismo.
El FPV venció en 20 de los 24 distritos que existen en Argentina y esa imagen es fuerte para aquellos que se preguntan cómo se puede gobernar un país sin mayoría en diputados, en senadores y sin algunos gobernadores de provincias importantes. La ingeniería parlamentarista es muy frágil para un país tan complejo en actores y en tradiciones políticas. El Ejecutivo es el imaginario más potente en nuestro país para pensar la densidad del poder y orientar la acción política.
El FPV está cerca de ganar en primera vuelta y de no ir al balotaje. Los resultados obtenidos por Massa han bloqueado –momentáneamente- un escenario de polarización. Por su parte, el macrismo desembarcó con una importante elección en la provincia de Buenos Aires (28.99%). La figura de Macri, el apoyo de algunos dirigentes peronistas y la adquisición en “comodato” de la estructura del radicalismo fue significativa. El massismo también sorteó el atolladero y siente que se encuentra en competencia (20.70%). Estos números, colocan a Massa en un lugar preferencial ante un balotaje.
III.
La resolución de las internas en la Provincia de Buenos Aires, en las diversas provincias y en los municipios ordena al peronismo en pos de la elección. Saben que pueden ganar y eso empujará a los actores involucrados a realizar todas las concesiones discursivas que la hora imponga. El poder es el poder y nadie quiere perderlo. El sciolismo dejará poco espacio para un moralismo de campaña imaginada por discursos épicos de las militancias juveniles. No habrá nada de los años 70 y de ese pasado que pueda ponerse en juego como reservorio moral; Scioli es puro presente –como el “siempre es hoy” de Cerati- y está lejos de cualquier revisionismo histórico. Nada del paso dramático del peronismo le pertenece. Su recreación del pasado es su padre, su empresa, su destacado paso por el deporte y su esfuerzo por recuperarse y gobernar. Lo otro es distractivo, polémico. Nada debe distorsionar aquello de lo que hay que hablar: el futuro de las vidas cotidianas. Scioli no se imagina ser el gran actor de un peronismo de multitudes, sino de un peronismo de habitación, de salón. Doméstico.
El sciolismo dejará poco espacio para un moralismo de campaña imaginada por discursos épicos de las militancias juveniles (…). No habrá nada de los años 70 y de ese pasado que pueda ponerse en juego como reservorio moral; Scioli es puro presente (…) y está lejos de cualquier revisionismo histórico. Nada del paso dramático del peronismo le pertenece.
El libreto oficialista ha dado buenos resultados, pero tendrá que
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El escenario está abierto. Hay novedades culturales que merecen ser destacas. No sólo el “plus de época” que expresa Scioli y los aportes de Rabolini, sino el lugar que ha tomado en la cultura política de los últimos tiempos el lugar de los asesores. Jaime Durán Barba ha salido victorioso frente a los espacios tradicionales, sobre todo porque ha logrado hacer del PRO una derecha moderna que tiene una importante representación ciudadana y popular. Un espacio que ha logrado subordinar y desplazar a un radicalismo en crisis, pero con ganas de mantener cuotas de poder territorial, y a un regeneracionismo moral –como el de Carrió- que poco resultado político trajo consigo. La estrategia del “purismo” tuvo un primer éxito y mucha legitimidad (radicales de la provincia de Buenos Aires preferían repartir la boleta de Macri, que la del propio Sanz).
Veremos si hacia octubre el plasticismo, más que el pragmatismo, reconfigura esta estrategia en pos de una mayor cohesión de la oposición. Hoy todos esperan para saber qué hará el consultor ecuatoriano, el nuevo rock star de este mundo político en constante movimiento.
* Sociólogo, investigador del CONICET y del IEALC, edegori@sociales.uba.ar © Copyright 2015 Inés, All rights Reserved. Written For: Cuadernos de Coyuntura - See more at: http://coyuntura.sociales.uba.ar/las-paso-y-el-kirchnerismo-revisado/#sthash.k4IMIYkF.dpuf