La madre de todas las batallas en los sectores medios: apropiarse del concepto de racionalidad



Rubén Weinsteiner


La madre de todas las batallas consiste en ganar el medio en los sectores medios.

Se trata de apropiarse del concepto de racionalidad, funcionabilidad y sustentabilidad y ubicar a nuestro rival en el lugar de la irracionalidad.



Las nuevas paridades

En las matrices de representación actuales, no se gana una elección por diferencias holgadas, por lo general lo que vemos, son sociedades partidas en dos con un esquema grietario fuerte como el caso de EE.UU., Brasil o Argentina o a lo sumo en tres como en España, y donde las victorias se dan diferencias cada vez más pequeñas.

El posicionamiento de racionalidad debe construirse en el 5/10% que no revela posicionamientos adquiridos, el segmento más fluctuante, el menos politizado y el más lábil.

Entre los propios a priori no es determinante, aunque la sensación de que lo que se apoya ostenta la posesión de la racionalidad suma y mucho. En el núcleo duro del sector que nos rechaza, poco es lo que se puede hacer, pero apropiarnos del concepto de racionalidad se la pondrá difícil y a los subsegmentos superficiales y blandos, más todavía.

Subjetividad y equilibrio

La dinámica de intervención de la subjetividad es compleja. Hay que asumir que ese encuadre determina un universo de sentidos que puede producirnos incomodidad y rechazo entre un repertorio de sentimientos.

Tendemos a pensar en todo debate, polémica, grieta, un eje donde conviven dos posturas contrapuestas y en algún sentido extremas, y un centro que sintetiza las dos posturas o se coloca en un lugar de superioridad por la condición de equilibrio, por lo tanto adquiere una valoración de corrección. Toda oferta política tiene a los propios, nunca tendrá al núcleo duro de la otra parte y deberá ir necesariamente por algunos microsegmentos del medio para definir el partido.

Esos votos se cuentan doble, porque sino van para el adversario y vienen para nosotros valen doble.

Los ciudadanos no comprometidos políticamente tienden a sentir al centro como el lugar correcto.

Si preguntamos por religión aparece el cristiano no practicante, como término medio, moderado, ni fanático religioso ni ateo, término medio.

Desde el idioma, se asocia a la moderación como algo bueno, conveniente e inteligente.

Para la RAE:

Acción y efecto de moderar.

2. f. Cordura, sensatez, templanza en las palabras o acciones.

A Doña Rosa le gusta la racionalidad, le gusta sentirse racional, frente a la irracionalidad. El concepto de racionalidad la ordena, la tranquiliza.

Basta ver el lugar que le otroga la sociedad a la locura, al alzheimer, a lo que no es normal, para aferrarse con el alma a la razonabilidad, al equilibrio, al "sentido común".

Proponer la moderación como uno de los valores de la clase media se instaló como uno de los mecanismos de identificación de esa clase social como alternativa a la sociedad estamental; en oposición tanto a la clase alta de los privilegiados (especialmente la aristocracia) como a la clase baja de los campesinos pobres y la plebe urbana (que como ella eran miembros del tercer estado, pero carecían de riqueza). Se vinculó a la sobriedad, la estabilidad en las costumbres, la vida cotidiana y la familia, el ahorro, la posesión de una mediana propiedad y una honesta forma de ganarse la vida.

Para Max Weber estos valores conectan La ética protestante y el espíritu del capitalismo, al permitir la inversión necesaria por la acumulación de capital, y lo vincula al calvinismo, con lo que su tesis pretende explicar el diferente desarrollo social y económico del norte y el sur de Europa desde la Reforma. O porque catolicismo es sinónimo de atraso y protestantismo de desarrollo económico. Porque este último encontró el equilibrio. No obstante, también comportamientos similares estuvieron presentes en determinados entornos sociales de países católicos).

Este tema de la moderación aparece como una constante en las reflexiones morales de Robinson Crusoe (el héroe de la novela de Daniel Defoe), como la forma de vida que su padre le recomienda y en la que vuelve a encontrarse una y otra vez, a pesar de su búsqueda de la aventura. Similares conceptos se desarrollan, desde una mayor o menor actitud crítica, con el triunfo de estos valores en el desarrollo de la sociedad industrial o sociedad de clases; y pueden verse en las novelas de Charles Dickens (Los papeles póstumos del Club Pickwick, David Copperfield, Oliver Twist) o en Los miserables de Victor Hugo.

Medio y moderación

El centro es algo absolutamente relativo. Depende donde se ubiquen los extremos. En

Afganistán gobernada por los talibanes las dos grandes tendencias son por los integristas radicales islámicos y por el otro los que proponen un modelo occidental. El centro, en este caso, estaría representado por la Alianza del Norte que propone como moderación, lapidar mujeres adúlteras con piedras más chicas que las que tiran los talibanes, cierta representatividad electoral pero solo ejercida por hombres, permitir en algunos casos que las mujeres manejen, etc. En Afganistán los fundamelistas islámicos y los que proponen un sistema democrático occidental representan los extremos. Ser moderado en Afganistán es decir “ni la locura fundamentalista, ni el libertinaje occidental”.

En EE.UU. la segunda enmienda de la Constitución protege el derecho de cualquier ciudadano a tener y portar armas de fuego, una postura como la argentina o la española que prohibe la tenencia y portación libre e indiscirminada, se considera una posición radical extrema, un avance grave sobre los derechos civiles e incluso sería visto como irracional por algunos sectores de la izquierda americana. En Argentina o en España, defender la libre tenencia y portación, es vista como radical de derecha.

En marketing vemos que cuando una empresa lanza tres gamas de productos, la premium, mas cara, la económica y más barata y por otro lado la standard con un precio en el medio, este último es el más vendido.

Los sectores medios, tienden al medio, y este depende de donde estén los extremos.

La racionalidad es subjetiva

El concepto de racionalidad está atravesado por la relatividad subjetiva. Alguien podría plantear que no se puede dejar entrar inmingrantes de manera desordenada y masiva como con los que llegan de Venezuela, que bajan el salalrio de los nacionales, al aceptar trabajar en negro por salarios muy bajos etc, y sonaría racional. Otro podría argumentar sobre el mismo tema, que la Argentina es un país de puertas abiertas, que el espíritu argentino ha sido recibir, nutrirse, y más que preguntarle de donde vienen, preguntarle que quieren hacer. Que los hijos de los españoles, italianos, coreanos, cantan juntos el himno y son argentinos. Que EE.UU, es la nación más heterogenea del planeta y que quizás allí resida parte de su fortaleza, y sonará racional.
Algunos pueden plantear el déficit cero como racional, que la economía nacional es como la del ama de casa, que no hay que gastar más que lo entra y sonará racional. Otros podrán decir que EE.UU. salió de la crisis del 30, y de la del 2008, emitiendo y con déficit, para promover la obra pública y el consumo, y sonará racional. Ambas posturas podrían ubicar al otro argumento en el lugar de la irracionalidad y atribuirse el de la razonabilidad.

En deifinitiva es la lucha por la propiedad del "sentido común", ser razonable.

Anclaje de racionalidad

La hoja de ruta consiste en la construcción de un anclaje marcario de racionalidad, moderación, el medio, es decir estar en el lugar de equilibrio.

En 1998 Eduardo Duhalde era para muchos, un barón del conurbano con vínculos con el narcotráfico, un político mafioso y un exponente de lo peor del peronismo.

En 2003 Duhalde era para la gran mayoría de los argentinos, un estadista, un piloto de tormentas, un hombre mesurado, inteligente, un tiempista, y alguien que seguramente pasaría a la historia como un gran presidente, que sacó al país de su peor crisis.

En 2006 Duhalde era para muchos un barón del conurbano, vinculado con factores del narcotráfico, un político mafioso y un exponente de lo peor del peronismo.

No fueron muchos ni significativos los cambios que realizó Duhalde en su vida adulta mayor. Lo que se modificó fue su marca política, su posicionamiento, las percepciones, los significados que proyecta esa marca, y constituyen el anclaje marcario político y social de la misma.

La memoria es el último recuerdo poderoso que adquirimos, no todo lo que vivimos. El poder de ese último recuerdo, es el que constituye el anclaje.

Un anclaje es una percepción fundada y construida en una ponderación conceptual, dentro de un estado de gran intensidad, de experimentación de sensaciones con fuerte solicitación simultánea del intelecto, del cuerpo y del espíritu.

Como se sustituye un anclaje, es la madre de todas las preguntas. Como se hace para que alguien catalogado como corrupto sea visto de otra manera, alguien percibido como poco intelgente, pueda ser percibido de otra manera, una marca política signada por un acontecimiento histórico, pueda ser asociada a otros links de marca política?

Toda negación implica una afirmación, esto es Lacan.

Andá y decile a tu esposa: “tu amiga Claudia…, no me gusta” , “la verdad, que no me mueve ni un pelo”. A partir de ese momento, tu esposa va a estar completamente segura que te gusta mucho su amiga Claudia.

La funcionalidad de la negación en el discurso, es inversa en términos de sus objetivos a la intención del emisor. Nadie que sea honesto debería decir “no robé ”, sería como para alguien que no tiene ninguna cicatriz en la cara, decir “yo no tengo ninguna cicatriz en la cara”. Si uno no tiene el deseo de tener algo ni nada con Claudia, difícilmente habilite los senderos neurológicos que le hagan decir algo relacionado con “tener algo con Claudia”, aún para negarlo, y eso las audiencias lo decodifican rápido, aunque no lo puedan poner en palabras y en emergencia, y fundamentarlo.

No sirve negar, tampoco explicar. Es fundamental construir una narrativa que explique o niegue, pero no se desaloja un anclaje con eso.

Para desalojar un anclaje, que en definitiva es una estructura sensorial, un sentimiento, hace falta un sentimiento más fuerte. Un anclaje sustituyente.

El anclaje sustituyente refuta pero sólo de manera indirecta el anclaje original. Es decir el nuevo anclaje no viene a negar, viene a instalar un nuevo posicionamiento, un nuevo link-significado en la cabeza de las personas.

El nuevo anclaje debe ser sólido, congruente con la marca política y lo más importante, más fuerte que el anclaje a desalojar.

En el caso de Duhalde, la sustitución del anclaje no se hizo refutando y explicando que Duhalde no era un mafioso o que no estaba vinculado con el narcotráfico. El anclaje se hizo construyendo un posicionamiento muy poderoso, tanto que disparaba significados como los de “el piloto de tormentas” “el estadista” “el salvador” “ el que apagó el incendio”, a la cabeza de las personas.

Racionalidad y jaque mate

El anclaje de racionalidad construirá un posicionamiento sólido y dejará al oponente en un lugar de inmovilidad, haga lo que haga para defender o negar solidificará el nuevo anclaje.

El campo de batalla no son los medios ni el espacio público, sino la cabeza de los sujetos de elección, es ahí donde tenemos que construir el posicionamiento, que nos coloque arriba de la colina de la racionalidad.

Rubén Weinsteiner

Many citizens Get News on YouTube, Where News Organizations and Independent Producers Thrive Side by Side

Americans are as likely to often turn to independent channels as they are to established news organization channels; videos from independent news producers are more likely to cover subjects negatively, discuss conspiracy theories

Most Americans use YouTube, the massive, Google-owned video-sharing website where users can find and watch content on almost anything, from dancing cats to popular music to instructions on how to build a house.

YouTube also has become an important source of news for many Americans. About a quarter of all U.S. adults (26%) say they get news on YouTube. And while relatively few of these people say it is their primary news source, most say it is an important way they stay informed.

This raises the question: What kind of news are Americans getting on YouTube, and who are they getting it from? A new Pew Research Center study explores these questions in two ways: through a survey, conducted Jan. 6-20, 2020, among 12,638 U.S. adults that asked YouTube news consumers about their experiences on the website; and through an analysis of the most popular YouTube news channels and the contents of the videos published by a subset of these channels in December 2019. For the content analysis, researchers used a combination of computational methods and trained human coders to identify the most popular YouTube news channels and comb through thousands of hours of videos looking for their topic, tone and other attributes (see Chapter 2 and the Methodology for details).

Pew Research Center’s previous work on YouTube

The study finds a news landscape on YouTube in which established news organizations and independent news creators thrive side by side – and consequently, one where established news organizations no longer have full control over the news Americans watch.

Indeed, the survey finds that most YouTube news consumers say they at least sometimes turn to news organizations as well as independent channels for news on the platform, and identical shares (23% each) often turn to each type of source. (Channels associated with news organizations are either the official channel of a news outlet, like CNN or Fox News, or one that features a particular program, show or journalist from these outlets. Independent channels do not have a clear affiliation with any external entity.)

The content analysis confirms that both of these channel types play prominent roles in the YouTube media ecosystem. The 377 most popular YouTube news channels are largely a mix of established news organizations (49%) and independent channels (42%), with the rest associated with other types of organizations (9%).1

There are several key differences between the content found on independent and established news organization channels. For instance, during the period analyzed (December 2019), news organizations posted a much higher volume of videos than independent sources (33 vs. 12 for the typical channel of each type), while independent channels’ videos were typically much longer (more than 12 minutes, compared with about five minutes for videos from channels affiliated with news organizations).



The content analysis also finds that most of these independent channels are centered around an individual personality – often somebody who built their following through their YouTube channel – rather than a structured organization.

While 22% of popular YouTube news channels affiliated with a news organization use this personality-driven structure, seven-in-ten of the most popular independent news channels are oriented around a personality. And the people at the center of most of these independent channels are often “YouTubers” (i.e., people who gained a following through their YouTube presence; 57% of all independent news channels) rather than people who were public figures before gaining attention on YouTube (13%).2

These different offerings and approaches to the news could have a variety of implications for the experiences of people who get news on YouTube. On the one hand, most YouTube news consumers seem to have a positive experience. Clear majorities in this group say in the survey that the news videos they watch on YouTube help them better understand current events (66%) and expect them to be largely accurate (73%). And a similar share (68%) say the videos keep their attention and that they typically watch closely, rather than playing them in the background.

Not only that, but when YouTube news consumers were asked to describe in their own words why YouTube is a unique place to get news, the most common responses relate to the content itself – including access to news sources outside the mainstream and the plethora of different opinions and views that are available on the platform. Indeed, YouTube news viewers are about as likely to say they are primarily looking for opinions and commentary on the website (51%) as they are to say they are mostly seeking information and facts (i.e., “straight” reporting; 48%).
Few YouTube news consumers see very big problems with getting news from the site

YouTube news viewers recognize that the platform is not without problems, but few find these problems to be very big. Critics and observers have raised a number of concerns about news on YouTube, ranging from misinformation and political bias to the control YouTube has over its content creators, both in terms of their content itself and their financial relationship with the website.

The survey asked YouTube news consumers about these issues, among others. While no more than three-in-ten say any of these are “very big” problems, majorities say a few of these are at least “moderately big” problems, including misinformation, political bias, YouTube limiting advertising revenue for video creators (also known as demonetization), and censorship by YouTube.

Fewer say that harassment or a lack of civility are very big problems when it comes to news on YouTube, but still at least four-in-ten say these are moderately big problems.

Republicans and Republican-leaning independents are more likely than Democrats and independents who lean Democratic to say censorship, demonetization and political bias are very big problems. Democrats, meanwhile, are more likely than Republicans to say misinformation and harassment are very big problems.
Independent news channels more likely to focus on conspiracy theories, cover subjects negatively

The content analysis suggests that some of these problems may be particularly big concerns when it comes to videos produced by independent YouTube news channels rather than those affiliated with news organizations.

For instance, coverage of conspiracy theories was almost entirely concentrated among videos from independent channels and virtually absent from videos produced by channels affiliated with news organizations.

To determine the rate at which conspiracy theories were discussed, researchers analyzed videos to determine the extent to which they covered specific unproven claims or conspiracy theories that were prominent in news media in late 2019, particularly QAnon/deep state conspiracy theories, theories related to Jeffrey Epstein, and anti-vaccine theories.

Analysis of nearly 3,000 videos posted by the 100 most viewed YouTube news channels in December 2019 finds that 4% of all videos were primarily about the conspiracy theories studied. But when looking only at videos from independent channels, 14% were primarily about one of these conspiracy theories, and an even higher share (21%) at least mentioned one of these conspiracy theories. In contrast, just 2% of videos from news organizations mentioned at least one of the conspiracy theories studied and less than 1% were primarily about one.

Of these conspiracy theories, the ones collectively known as QAnon were the most commonly mentioned; 8% of videos from independent channels focused primarily on QAnon theories and 14% mentioned them, compared with news organization channels, which mentioned them in 2% of videos (and didn’t publish any videos that were primarily about them). Previous research has found that about half of U.S. adults (47%) say they have heard at least a little about the QAnon conspiracy theories.

In addition to being more likely to cover conspiracy theories, independent channels were more likely to produce videos with a negative stance toward their subject.

While watching the videos from the top 100 most viewed YouTube news channels in December of last year, researchers assessed whether the tone of each video was primarily positive or negative toward the person or group it addressed. Overall, videos were more likely to have a negative evaluation of the person or group the video discussed than a positive one (22% vs. 4%), although most videos (69%) were neither overwhelmingly positive nor negative (see the methodology for details on how videos were coded).

But negativity was notably more common in videos from independent channels – 37% of the videos produced by independent channels were negative, compared with 17% of videos from news organizations.

Moreover, negative videos were especially popular, drawing more views on average than other videos. Across all different types of channels, videos that were predominantly negative in tone received an average of 184,000 views, compared with 172,000 views for videos with a mixed or neutral tone and 117,000 for positive videos.
Donald Trump on YouTube: Videos about the president made up the biggest chunk of news videos and were viewed by more people

The examination of videos also highlights the important role that President Donald Trump played in news videos in December 2019: Videos that discussed topics related to his presidency or focused on him more generally received far more views than other videos.

The 2,967 videos that were examined were all posted in December 2019, during which time the U.S. House of Representatives voted to impeach Trump on charges of abuse of power and obstruction of Congress. In this context, impeachment was the most common topic of videos posted by the 100 most viewed YouTube news channels during this time.

At the same time, however, the 2020 election, which at that point was largely centered around the race for the Democratic nomination, was featured much less frequently. Despite several months of Democratic debates – including one during December 2019 – just 12% of videos were about the election. This is a third of the proportion of videos that were about the impeachment.

Other common topics included a range of domestic policy areas (31% of videos), including abortion, gun control, immigration and international affairs (9%).

The president’s presence showed up in other ways as well. For instance, more videos focused on Trump than any other person or group across all videos in December 2019 – no matter the topic (while topic refers to the primary story being discussed, focus describes the person or group the video is about; e.g., a video could be about impeachment but be focused on the president or Congressional Democrats). About a quarter (24%) of all videos studied focused on Trump or his administration, with the impeachment inquiry being the most common topic of those discussions.

And this also shows up in how popular videos are: Simply put, videos that featured the president got more views than others. Videos that were primarily about Trump’s impeachment or Trump’s administration averaged 245,000 and 257,000 views, respectively, while those about other topics averaged 122,000 views. And no matter what the topic, when Trump himself was the main focus of a video, those videos received 221,000 views on average, compared with 157,000 among all other videos.

The president’s prominence in these videos also appears to shape what viewers take away from them. In an open-ended question, the survey asked what political or social issue YouTube news consumers learned the most about from watching YouTube news in the year before the survey (which was conducted in January 2020), and a third mentioned Trump or his administration – more than any other category.

Other key findings from the study include:
Amid a debate about whether YouTube is an engine for political “radicalization,” the study finds that about half of YouTube news consumers describe the overall body of news videos about politics and social issues on the website as moderate. About a third (32%) see them as liberal and a smaller portion (14%) view them as conservative. When it comes to social media more broadly, about half of Americans (48%) say the news posts they see there are mostly liberal, according to previous research.
An examination of the most popular YouTube news channels shows that the vast majority do not clearly state a political ideology on their channel page – regardless of whether the contents of their videos take an ideological slant. Only 12% of popular YouTube news channels explicitly include language about their ideology in the channel description, with slightly more identifying as right-leaning (8%) than left-leaning (4%). Independent news channels, however, are somewhat more likely than news organization channels to describe themselves in partisan terms and are more likely to say they lean right.
Media and politicians were the most common sources cited in YouTube news videos. About half of all videos analyzed cited the news media as a source of information (51%), and a slightly smaller portion of videos (42%) cited a prominent Republican or Democrat, including Trump, the 2020 Democratic presidential candidates, or members of Congress.3 News organization channels were much more likely than independent channels to cite politicians (49% of videos from news organizations vs. 25% of videos from independent channels), while independent channels were more likely to cite the news media (68% vs. 45%).
Independent channels are far more likely than news organizations to raise funds through their channels (71% vs. 14%). Overall, about four-in-ten of the most popular YouTube news channels (41%) accept donations through a variety of methods – most commonly Patreon, a site where fans can support creators financially.

Imaginario instituido vs imaginario instituyente en la construcción del sistema de preferencias del #votojoven



Rubén Weinsteiner

Pensamos al imaginario social como el dispositivo productor y contenedor de significados colectivos.

Significados que determinan marcos, normas y pautas entre las cuáles los jóvenes viven, se adaptan, se integran a la vida adulta, al mercado laboral y se institucionalizan.

Discurso, consenso y disenso

El discurso del consenso se limita a reproducir lo dado. Si plantea innovaciones, estas tienen que ver con el retorno a un pasado ideal, a las “viejas costumbres” a “lo que hay que hacer”, “volver a las fuentes”. No entraña disruptividad, y por lo general no consensua rupturas, en el mejor de los casos acerca posiciones dentro de los estrictos límites de ese consenso.

La innovación en el discurso del consenso, no puede ir más allá de las necesidades de la agenda política y corporativa. Esa innovación propuesta o “el retorno a las fuentes” obtura el análisis científico, ya que este no admite límites, así como las preguntas, las dudas, su contraste y modelización con la complejidad, incertidumbre y disruptividad del presente. De alguna manera se vincula con el análisis científico y la inquisición intelectual como lo haría una religión cuando la ciencia habla de millones de años desde la creación del mundo y de la teoría de la evolución.

Jóvenes disenso y reproducción de formatos
Roberto Brito Lemus plantea que la juventud, comienza cuando se desarrolla la capacidad de reproducir la especie humana, y termina cuando se desarrolla la capacidad de reproducir el orden social.

Se es joven mientras se cuestiona, contesta y demanda cambios y se evita reproducir el orden social tal cual está planteado. Cuando se evita “transar”, cuando se quieren transponer límites, cuando se quiere forzar la realidad y enfrentar poderes constituidos y poderosos que frenan los cambios.

Cuando hablamos de disenso formal activo en los segmentos jóvenes, pensamos la diferencia entre el imaginario instituido y el imaginario instituyente, para elaborar una consideración dinámica entre las significaciones que consolidan lo establecido o proponer volver a pasados idílicos dotados de cargas míticas necesarias, y la capacidad instituyente de los posibles organizadores de sentido.

Ese disenso formal activo, es formal porque juega según las reglas de la sociedad, y es disenso porque cuestiona la producción de subjetividades que se amoldan a las organizaciones de sentido, y aseguran la reproducción de formatos que permitan corporizar determinadas agendas políticas y corporativas.

Cuando un paradigma cambia todos vuelven a cero

El disenso formal activo entre los jóvenes opera como aquellos cambios tecnológicos-culturales, que instalan nuevos paradigmas y con los que vuelven a cero todos los jugadores.

Cuando un paradigma cambia todos vuelven a cero, el pasado y los mitos no garantizan nada si los paradigmas cambian.

Con los relojes de aguja, los suizos dominaban el 95% del mercado. Cuando la tecnología del reloj de cuarzo ganó espacio, los suizos se quedaron con el 2% del mercado. Paradójicamente el reloj de cuarzo se inventó en Neuchatel, Suiza en 1967. Los inventores exhibieron el invento allí y este fue rechazado. Ese mismo año, el reloj de cuarzo fue presentado en la Convención mundial de relojería, y Texas Instruments y Seiko compraron la idea. Los suizos ni siquiera habían registrado la idea. Estaban tan seguros que lo que había funcionado hasta ese momento funcionaría siempre, que no pensaron que los paradigmas pueden cambiar y que cuando un paradigma cambia todos los jugadores vuelven a cero.

2001 y la metamorfosis de la representación en Argentina
Con la crisis del 2001 cambiaron los paradigmas de representación política en el voto joven en la Argentina. Lo que Bernard Manin llama “metamorfosis de la representación”, un cambio profundo del lazo que une a quienes eligen, con quienes son elegidos.

En Argentina, en las jornadas del 19 y 20 de diciembre, confluyeron muy diversos sectores: desde ahorristas a quienes el “corralito” no dejaba extraer su dinero de los bancos, el sector educativo, el de salud, partidos políticos de izquierda, organizaciones sindicales, los movimientos de desocupados, en su mayoría piqueteros, y también muchos sujetos jóvenes autoconvocados que repudiaban al sistema político en su totalidad. La consigna que se impuso fue: “¡Que se vayan todos!”, demostrando la profundidad de la crisis que terminó con 40 muertos y 2000 heridos.

Los cambios de paradigmas según Khun, tienden a ser drásticos y en muchos sentidos los jugadores vuelven a cero. Con los nuevos paradigmas del esquema formal de organización del sistema de preferencias, el votante joven se apropió del sistema de valoración de las marcas políticas, que antes subrogaba en los adultos, por tradición o mandato, educación o poder de fuego de los medios tradicionales, produciendo una síntesis entre su sistema de asignación de valores etáreos y tribales, y su propia racionalidad instrumental del voto.

La pobreza, la indigencia, la ruptura del contrato social y el desempleo constituyeron el núcleo de deslegitimación del sistema de paradigmas viejo. La pérdida de la legitimidad de las generaciones dirigenciales mayores, que revelaron debilidad e impotencia, les quitó autoridad y capital simbólico ante los jóvenes. Autoridades e instituciones, bancos, medios de comunicación y partidos políticos, perdieron autoridad validatoria de las marcas politicas. Junto con eso, el colapso de la ilusión del retiro del estado, la convertibilidad y “estar en el primer mundo”, encuentra a los actores sociales jóvenes, más afectados que ninguna otra franja en la dura lucha por la supervivencia, o bien irse del país. Encarnando en ambos casos un fuerte componente contracultural.

El voto joven a partir del cambio de paradigmas de 2001, ha dejado de organizarse a partir de identidades sociales tradicionales permanentes.

El radicalismo y el peronismo tal cual lo conocíamos, se resetearon. El primero brindando capilaridad territorial a Cambiemos, devino en un socio menor y en disminución progresiva del PRO, que se erigió en la referencia electoral de los ex votantes radicales. El peronismo se reconvirtió, atravesó su etapa kirchnerista y gestiona un nuevo formato entre CFK y la liga de gobernadores.

2002 la metamorfósis es global

En Europa durante la post guerra, los jóvenes desarrollaron una tendencia a valorar negativamente a la política pero por sobre todo a los políticos. En ese escenario como en el 2001 argentino, el proceso de deslegitimación fue ampliando la brecha entre dirigentes y jóvenes y dio cuenta de la falta de expectativas en la realización de cambios reales. Se fue gestando la percepción en el electorado joven, que los políticos tienden a confundir los intereses de su corporación con los del bienestar general y terminan por imponer aquéllos como lógicas de acumulación personal.

En este escenario, los partidos dejaron de funcionar como instancias articuladoras de las demandas de grupos sociales específicos, e incluso en un intento de adaptarse a esta nueva situación que estructura nuevos patrones de competencia política, retroalimentan el proceso de pérdida de su función representativa al elaborar discursos que pretenden alcanzar el voto de sectores más amplios de la población, lo que llamamos los “catch all party”, los partidos “agarra todo”, con la contrapartida de entablar vínculos más frágiles e inestables que antes.

En este contexto las propuestas partidarias se volvieron cada vez mas impostadas y artificiales. Ante este nuevo abordaje los jóvenes ponen en valor a la autenticidad como fundamento validatorio y al clivaje impostura-autenticidad, como eje del sistema de preferencias.

Límites entre consenso y disenso

La transposición de limites y la expresión de lo asistemático es lo significativo en el voto joven. Lo que no tensiona o fuerza la realidad, en el marco epistémico joven, debería ser utilizado solo como tecnicismo, para rodear el corpus del mensaje, y estrictamente, para resaltar los aspectos no sistémicos del discurso.

Discurso del disenso formal activo

El discurso en el voto joven, debe quebrar el punto de vista, construido por los procesos de standarización, limites y estereotipia de los mensajes de los medios, estructurados siempre con mecanismos repetitivos, que en realidad se constituyen como un control destinado a evitar la irrupción de mensajes nuevos y disruptivos.

Todo discurso significativo que pretenda interpelar al voto joven, tiene sentido solo si transita los límites, es crítico y se apoya en el cambio de paradigmas. Si se refiere a conflictos, utopías, incumplimiento de las normas, forzado de la realidad y convocatorias a luchas contra poderes enormes con final abierto.
El enfrentamiento para lograr los cambios, contra poderes hasta el momento “intocables” e “invulnerables”, le otorga vitalidad y dinamismo al vínculo, entre una marca política y los jóvenes. Ese final abierto, esa asimetría desfavorable, indignan, emocionan, convocan y le dan sentido a la bronca originaria y movilizadora, y la alegría de la acción y compromiso colectivos.

Tensión y significación en el #votojoven

El involucramiento en los cambios, contribuye a construir el nuevo campo de la mirada en la construcción del poder político. Esa construcción está dada por la puja por ordenar las percepciones sobre lo que pasa, de estructurar la narrativa y organizar el debate, en torno a los temas conflictivos.

Solamente en el terreno del conflicto y las contradicciones del sistema, el mensaje hacia el voto joven adquiere su máxima tensión y con ella la potencia y significación plenas.

Rubén Weinsteiner

Argentina se convierte en un gigante geográfico con aval de la ONU

El nuevo mapa oficial amplía la plataforma continental y se extiende por dos continentes

El rompehielos argentino Almirante Irízar, durante la campaña Antártica de 2018/2019.ARMADA ARGENTINA

Argentina ha crecido bajo el Atlántico. En 2016, la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar aceptó las reivindicaciones argentinas sobre su plataforma continental. Desde agosto pasado, por ley aprobada en el Congreso, esa plataforma y una gran porción de territorio antártico (no reconocida internacionalmente) se incluyen en un nuevo mapa del país que pronto será distribuido en todas las escuelas. La ampliación territorial supone 1,7 millones de kilómetros cuadrados (para hacerse una idea, la extensión de España es apenas superior a medio millón de kilómetros cuadrados) y confiere a Argentina derechos soberanos sobre las riquezas minerales en ese suelo y subsuelo marinos.Nuevo mapa de los espacios marítimos elaborado por Argentina.

La historia de la expansión oceánica comenzó bajo la presidencia de Carlos Menem, en 1995, con la entrada en vigor de la Convención de la ONU. Por entonces, Frida Armas Pfirter era una doctora en Derecho Internacional Público que trabajaba para el Tribunal Supremo. En 1997 se le encargó la coordinación de la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental y ya no dejó de ocuparse del asunto. Más de una docena de expediciones científicas bajo duras condiciones meteorológicas (tras la crisis de 2001 se dejó de pagar a los barcos, y éstos retuvieron la información) permitieron localizar el talud de la corteza continental y examinar los sedimentos sobre la misma. Fueron 20 años de trabajo que se concretaron, entre 2009 y 2016, en los 800 kilos de papel aportados como documentación a la Convención Internacional.

Los nuevos límites recibieron el visto bueno de la Convención (una comisión técnica independiente tutelada por la ONU), lo cual fue celebrado como un gran éxito nacional por la Administración de Mauricio Macri. Pero, por alguna razón, el anterior presidente no plasmó en una ley el mapa ampliado. Eso lo hizo el 25 de agosto de este año el presidente Alberto Fernández. “Ya se han impreso 15.000 nuevos mapas, necesitamos 50.000 para que cada una de las 42.000 escuelas argentinas tengan su ejemplar. También se confeccionan nuevas cartas náuticas”, explica la doctora Armas.

La legislación internacional establece la soberanía absoluta de los países hasta 12 millas marinas (unos 22 kilómetros) más allá de la costa. Luego, hasta las 200 millas marinas (unos 370 kilómetros), se reconocen derechos como Zona Económica Exclusiva. La extensión de las plataformas submarinas permite que en algunas zonas de Argentina, como en el golfo patagónico de San Jorge, la zona económica se prolongue hasta 369 millas, 683 kilómetros mar adentro.

En los actuales términos, Argentina se convierte en un país bicontinental, con presencia en América y en la Antártida. Tradicionalmente, el territorio antártico reivindicado se dibujaba en un cuadrito junto a la costa, algo de lo que ya se quejaba en los años cuarenta el general Perón. Ahora queda plasmado en su localización real, con lo que Tierra del Fuego, antaño el punto más meridional del mapa, casi un puerto en el fin del mundo, se sitúa ahora en el centro casi exacto del país.

Siete naciones reivindican territorio antártico: Argentina, Chile, Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Francia (por su expedición a Tierra Adelia en 1840) y Noruega (por su expedición a la isla Pedro I en 1821). Esas reivindicaciones están reconocidas en el Tratado Antártico por ser anteriores a 1961, pero permanecen congeladas y no resueltas.

En el nuevo mapa argentino, por supuesto, se incrusta el problema de las posesiones británicas en disputa en el Atlántico sur: Malvinas, Georgias y Sandwich. Las aguas controladas por el Reino Unido suponen “casi la mitad de la zona económica argentina”, según Daniel Filmus, secretario del Gobierno para Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, y ocupan buena parte de “la reserva de pesca más importante del mundo”.

Para Filmus, la aceptación por la ONU del mapa ampliado “reafirma la soberanía argentina” sobre las Malvinas y demás islas británicas en la zona. El ministro argentino de Asuntos Exteriores, Felipe Solá, señaló que la recién aprobada ley territorial “incrementará la seguridad jurídica para el otorgamiento de concesiones que tengan como finalidad la exploración y explotación de hidrocarburos, minerales y especies sedentarias”. “Somos los dueños de la columna de agua, del lecho y del subsuelo”, afirmó.

Miles de candidatos cambian de raza en Brasil ante las elecciones municipales

Una cuarta parte de los aspirantes a la reelección en los comicios de noviembre se declara más negro, o más blanco, que en 2016

Moema Gramacho protesta contra Michel Temer, en Brasilia, en mayo de 2016.

Desde hace unos años el Tribunal Superior Electoral de Brasil pide a los candidatos que declaren de qué color tienen la piel. No es una pregunta infrecuente en este país, uno de los más mestizos del mundo. Cuando un extranjero se saca la tarjeta sanitaria también debe detallar si es negro, mestizo, blanco, indígena o amarillo. Lo llamativo es que la respuesta puede cambiar con el tiempo, como demuestran las elecciones municipales de noviembre. Mas de 42.000 candidatos que aspiran a ser reelegidos como alcaldes o concejales declaran una raza distinta a la de 2016. Los cambios van en ambas direcciones. Unos se consideran más negros; otros más blancos.

Estas elecciones son trascendentales porque por primera vez en la historia, los candidatos no blancos son mayoría. En Brasil, la política es bastante más blanca que la ciudadanía. Para favorecer la presencia de negros y mestizos —es decir, del 56% de los brasileños— en las listas y en el poder, las autoridades electorales han aprobado unas cuotas obligatorias que se estrenarán en estos comicios de noviembre o en las presidenciales de 2022. Ese factor probablemente contribuya a explicar que el 36% de los que eran mestizos en las anteriores municipales ahora se consideren negros. Otro factor es el orgullo negro que poco a poco va calando sobre todo entre los más jóvenes como muestran las espectaculares cabelleras rizadas que muchos lucen. Pero evidentemente nada de eso explica los cambios en sentido contrario: otro 30% de los candidatos mestizos de 2016 se define como blanco. Estos datos, revelados por la Folha de S. Paulo, se desprenden de la detallada radiografía del medio millón de los candidatos inscriptos que las autoridades electorales difundieron hace unos días.

Gracias a esa base de datos sabemos que Heitor Freire, candidato a alcalde de Fortaleza y aliado del presidente Jair Bolsonaro, ha pasado de mestizo a blanco; o que Moema Gramacho, del Partido de los Trabajadores de Lula da Silva y aspirante a seguir de alcaldesa de un municipio de Bahía, ya no es mestiza sino negra. Son dos ejemplos entre miles porque incluso dentro de un mismo partido unos son ahora más oscuros y otros más claros. El concejal Caio Miranda, de São Paulo, ha explicado a G1 que pasó de blanco a mestizo tras una bronca de sus padres. “Me acusaban de negar mis raíces nordestinas”. Otros electos se han escudado en que en su día se confundieron el rellenar el formulario.Heitor Freire sostiene un retrato de Jair Bolsonaro y su esposa, Michelle, en febrero de 2019.

De todos modos, el cambio de color no es lo más llamativo de la política brasileña. El presidente Bolsonaro, que en su larga carrera ha pertenecido a nueve partidos está sin formación desde que el año pasado dio un portazo en la última. Más peculiar aún es el procedimiento que viene a regular el transfuguismo. Se llama ventana partidista y permite que durante un plazo un electo pueda cambiar de siglas políticas sin perder el escaño.

En Brasil, el color, la raza, es un asunto personal, complejo que levanta enormes suspicacias y que año a año va ganando peso en política, en parte como reflejo de lo que ocurre en Estados Unidos. Cada uno elige de qué raza es. El Estado solo interviene en casos de fraude flagrante. Por ejemplo, cuando un universitario de aspecto blanco indiscutible pretende acogerse a las cuotas reservadas para alumnos mestizos o negros, un asunto que desde su creación es controvertido como pocos. El caso del futbolista Neymar (que acaba de entrar en la lista de morosos de España) es paradigmático de cómo el asunto evoluciona. Nada más triunfar le preguntaron en una entrevista si había sufrido racismo. Dijo que no, y añadió: “No es como si fuera negro, ¿sabes?”. Hace solo un par de semanas la estrella brasileña denunció insultos racistas de un contrincante en un partido.

Brasil nunca tuvo leyes segregacionistas al estilo de las de Estados Unidos. El mestizaje es prácticamente norma desde hace cinco siglos. Primero, la colonización, después, la esclavitud y ya en el siglo XX los programas de reclutamiento de inmigrantes de Europa, Oriente Próximo o Japón para blanquear la población lo han convertido en uno de los países racialmente más diversos del mundo. Gracias a eso, los pasaportes brasileños están entre los más cotizados en el mercado negro internacional. Cualquier español, camerunés, alemán o norcoreano tiene aspecto de brasileño. El dictador Kim Jong Un y su padre viajaban al extranjero en los noventa con pasaportes falsos del país sudamericano, como revela la biografía The Great Sucessor (El gran sucesor).

Debate 2020,:quien ganó y que ganó

 

Trump a Biden
Tu hijo nunca trabajo y ganó millones con Ucrania y China de manera extraña,
responde Biden;
fue un Héroe en Irak tiene muchas medallas, Trump le dice; mentira, lo echaron del Ejército y Biden responde; el era Drogadicto pero ya se curó.

 

Es difícil determinar quien gan´ø un debate si antes no se determina en que consiste ganar. Si ganar es construir la percepción de haber conducido el debate, si es dejar sin palabras al oponente, si ganar es dejar mal parado y titubenate al otro, o si ganar es construir percepciones que intervengan de manera directa, efectiva y positiva en el sistema de preferencias.

Claramente Trump condujo el debate, lo lideró incomodando a su rival, llevándolo al barro, donde tan bien el juega y donde tan incómodo se siente Biden a pesar de ser un político con muchos años y mucho calzado gastado en la política.

Biden pareció lento y si bien es unos años mayor que Trump, parecía mucho mayor. Su operación facial no lo favorecía, sobre todo cuando fruncía la frente. Trump lucía más natural, rápido y agresivo.

Los medios claramente apoyan Biden, y el blindaje es tan obvio y fuerte que lo perjudica. Esa sobreprotección también le quita competitividad, que Trump adquirió a fuerza de la demonización que sufre y a la que contribuye.

El presidente de Estados Unidos fue el principal responsable de convertir en una sesión caótica y desprolija lo que debía ser el primer cara a cara entre los dos candidatos. También tuvo éxito en llevar a Biden a momentos de verdadera irritación, como cuando le espetó “¡¿Vas a callarte?!”.

Los medios estadounidenses fueron unánimes en considerar que Trump marcó la pauta del debate con su tono agresivo, una herramienta mal vista por la política tradicional, pero que es muy popular en su base electoral.

Trump dejó claro de entrada que apelaría a su clásica retórica de "nosotros" contra "ellos" que ha usado con frecuencia desde la presidencia.

"Nosotros ganamos la elección", dijo al justificar su polémica decisión de cubrir la vacante en la Corte Suprema sin esperar al próximo veredicto de las urnas.

"Nosotros tenemos el Senado, tenemos la Casa Blanca y tenemos una nominada fenomenal".

"Ellos vinieron detrás de mí tratando de dar un golpe, me persiguieron espiando mi campaña (de 2016), empezaron el día en que gané e incluso antes", dijo en otro momento.


Biden había dicho este mes que buscaría evitar "entrar en una pelea" durante los debates.


Sin embargo, pasó rápidamente de la sonrisa a un enojo que lo debilitó: "¿Quieres callarte, hombre?", le reclamó a Trump en una de sus interrupciones.


Y aunque también le pidió al presidente que salga de su "búnker" para buscar unir a demócratas y republicanos en soluciones para la pandemia, lanzó varias descalificaciones más contra Trump.


"Es difícil hablar con este payaso, perdón, esta persona", dijo Biden en un momento. "Él es racista", disparó un poco después.

 

El coronavirus, lejos de ser central

El tono del debate llenó de problemas a Biden para que pudiera explotar el punto más débil de la administración Trump y la principal razón de su descenso en los sondeos de intención de voto: la gestión de la pandemia del coronavirus.

Analistas y observadores que esperaban una discusión de mayor nivel sobre la crisis sanitaria en el país más afectado en el mundo por la enfermedad –Estados Unidos tiene 206.005 muertos y 7.191.349 contagios- vieron cómo el enfrentamiento se basó en burlas por parte de Trump y ataques de que el demócrata lo hubiera hecho peor.

El mandatario logró evitar dar respuestas por un tema incómodo, una marca de su campaña.


Si hay algo en lo que ha tenido éxito Trump es en explotar las tensiones internas del Partido Demócrata al acusar una y otra vez a Biden de ser un izquierdista disfrazado de moderado, obligando al exvicepresidente a aclarar su oposición a la línea más progresista dentro del partido, la cual su principal piedra en el camino durante las primarias.

“El partido soy yo”, dijo Biden en una declaración que podría traerle muchos dolores de cabeza en la puja interior de los demócratas, donde las bases que apoyaron al senador Bernie Sanders, no se sienten realmente cómodas trabajando para una eventual Presidencia suya.

Es sabido que el candidato demócrata no sólo debe conquistar el voto de indecisos sino incluso de sectores del ala izquierdista de su partido que le reprochan ser demasiado moderado y pro mercado.

Está en juego repetir el escenario de 2016, cuando la candidatura de Hillary Clinton eclosionó la grieta demócrata, en contraste con un Partido Republicano que ha sabido encolumnarse detrás de Trump, incluso dejando de lado varios de sus valores históricos.

 

Quién ganó el primer debate según los principales medios de Estados Unidos






“Un descarrilamiento”, fue el primer titular de Politico. “Primer debate lleno de intercambios exaltados e insultos”, el de Fox News. “Debate demente”, eligió Breitbart News; “Agudos ataques personales e insultos en el primer caótico debate”, The New York Times, y “Ataques personales e intercambios afilados marcan el turbulento primer debate presidencial”, The Washington Post. Algo similar sucedió en las redes sociales: en Twitter, por ejemplo, las primeras publicaciones celebraron, como un gran alivio, que los políticos no pronunciaran discursos de cierre.

La cobertura que los medios estadounidenses ofrecieron, en tiempo real y con análisis posterior, del primer debate presidencial de las elecciones 2020, que se celebrarán el 3 de noviembre, pareció también cubrir con la misma crítica a Chris Wallace. El moderador, periodista de la cadena Fox e hijo del legendario Mike Wallace de 60 Minutes, fue criticado porque no pudo impedir las sucesivas interrupciones mutuas entre Trump y Biden. “En las redes sociales, algunos espectadores pidieron que le cerrara el micrófono al presidente, pero Wallace no tenía ese poder: ninguna de las dos campañas hubiera accedido a tal mecanismo de antemano”, resumió The New York Times.

Una hora más tarde muchos medios comenzaron a publicar encuestas informales sobre la opinión del público. En general, mostraron una suerte de empate técnico, con una diferencia leve, de entre 3% y 5%, a favor del presidente. Pero varios otros —la cadena ABC, por ejemplo— mostraron cifras que levemente favorecían al demócrata, sostenidas por el argumento de que fue el único que, aun en los peores momentos, se separó del intercambio, miró a cámara y le recordó al televidente que el debate no se trataba sobre demócratas o republicanos, sino sobre el ciudadano común.

Entre otras encuestas, las de C-SPAN y Telemundo dieron por triunfador al presidente, del mismo modo que el analista Doug Schoen en Fox News: “Aunque, en términos de estilo, el presidente Trump fue el claro ganador: tuvo el control de la conversación y de la discusión, y si acaso no resultó presidencial, ciertamente estuvo más al mando”.

Lo cual, desde la perspectiva de Fox, fue lo central, ya que no hubo mucho más que estilo en la noche del 29 de septiembre: “Si bien el debate fue contencioso, y en ocasiones se puso personal, careció de sustancia real que pudiera cambiar las actitudes de alguna forma significativa”.

En un choque de ideas sobre la crisis del coronavirus, los impuestos, el cambio climático, el racismo, la Corte Suprema y la integridad del inminente proceso electoral, los dos candidatos de los partidos principales parecieron encontrar un lenguaje común que, paradójicamente, dejó fuera a buena parte de los votantes. “Ambos acertaron algunos golpes. Ambos interrumpieron demasiado y actuaron como niños”, dijo Matt Mackowiak, un estratega republicano y titular del partido en Austin, Texas, a The New York Post.

En el mismo medio, otra estratega republicana, Leticia Remauro le otorgó una ventaja “de un pelito” a Trump: “Fue enérgico y solidificó su base, pero perdió puntos por interrumpir. Biden no pareció tan fuerte pero transmitió compasión, lo cual alimenta a su base". Un poco más generoso que ella, Sean Hannity, columnista de Fox News, recurrió a su cuenta de Twitter para dar por ganador al presidente con un 60% sobre el 30% de Biden.

También entre los medios favorables a la actual gestión de la Casa Blanca, National Review ironizó: “Es una pena que Joe Biden no pudiera asistir al debate del martes por la noche. Bueno, Biden estaba presente pero durante los 90 minutos apenas si pareció que terminaba una frase". Si bien para el medio no hubo una clara victoria de Trump, en el sentido original de estos debates —cambiar la intención de voto de los espectadores—, con “sus incesantes abucheos y sus constantes interrupciones, Trump volvió imposible que Biden presentara sus argumentos”.

El medio subrayó que “unas cuantas veces, Biden perdió la calma”: en efecto, le preguntó a Trump si se podía callar, lo alentó a seguir ladrando y lo llamó payaso. “En otras circunstancias, al retador que asumiera ese tono con el presidente de los Estados Unidos le saldría el tiro por la culata. Pero Trump es diferente a cualquier otro presidente: dado que no reconoce decoro, restricción o reglas, es poco probable que Biden sufra mucho por sus propios arrebatos”.

Del otro lado del espectro político, CNN habló de “un horrendo debate entre Trump y Biden", hizo una serie de verificaciones de datos (según las cuales muchas de las afirmaciones del presidente fueron falsas) citó a dos republicanos, Rick Santorum y Scott Jennings, que criticaron la intervención de Trump. Según la encuesta instantánea de la cadena, Biden ganó el debate con el 60% del favor de los consultados, más del doble del 28% que Trump mereció para ellos.

Uno de los presentadores más conocidos de la señal, Jake Tapper, abundó: “Eso fue un desastre dentro de un incendio en un contenedor de basura que viajara en un tren que descarrilara. No fue un debate, fue una desgracia". También Rachel Maddow, de NBC, fue lapidaria: “Esta clase de debate no debería suceder en una democracia”, dijo la presentadora, para quien Trump pronunció “una sucesión de mentiras cada vez más locas y obscenas”, para concluir que Trump no luchaba contra Biden, “sino contra la elección”.

CBS News publicó una encuesta, realizada con YouGov, que dio por ganador a Biden, con el 48%, sobre Trump, a quien los encuestados otorgaron el 41%, cifras que —señaló el director de sondeos de CBS, Anthony Salvanto— “se acercan bastante al apoyo que obtiene cada candidato” hasta el momento.

Desde luego, los analistas de The New York Times, criticaron fuertemente al presidente: “Trump hizo durante el debate del martes lo que ha hecho en la vida política del país en sus cuatro años”, escribieron Matt Flegenheimer y Maggie Haberman. “Se negó a condenar a los supremacistas blancos y echó a volar oscuras conspiraciones sobre el proceso de votación”, además de perturbar el desarrollo de los argumentos de su opositor “con sus inveteradas interrupciones y sus quejas bien ensayadas”.

Por último, mientras algunos medios, como The Boston Globe, simplificaron la interpretación del debate en términos de calificaciones (Biden obtuvo una C, es decir, una aprobación con lo justo, mientras que Trump recibió una F, o reprobado), otros como la radio pública NPR, se detuvieron en detalles de importancia semiótica, como que Biden utilizara la expresión árabe inshallah (“si dios quiere”) al preguntarle al presidente cuándo mostrará sus declaraciones de impuestos (algunas de las cuales se filtraron esta semana), o que Trump se dirigiera al grupo supremacista Proud Boys y dijera “Den un paso atrás y esperen. Alguien tiene que hacer algo con Antifa y con la izquierda”.Minutos después del debate, de un extremo al otro del arco político, los medios parecieron establecer un acuerdo inusual: que ambos candidatos habían perdido (Reuters/ Brian Snyder)Donald Trump y Joe Biden completaron el primero de tres debates que realizarán antes de las elecciones del 3 de noviembre en EEUULas críticas al primer debate presidencial de las elecciones 2020 llegaron también a Chris Wallace, el moderador, porque no pudo impedir las sucesivas interrupciones mutuas entre Trump y Biden (Reuters/ Jonathan Ernst)

En el #VotoJoven, no hay que hacer campañas, hay que construir movimientos


Por Rubén Weinsteiner

“En el recuerdo los grandes hombres son más grandes que su realidad; lo que vemos en ellos es a la vez lo mejor de ellos y lo mejor de nosotros”

Alain (Émile-Auguste Chartier)

El proceso de construcción y gestión de un marca política, en medio de la disputa de sentidos y ofertas simbólicas en los segmentos jóvenes, se potencia cuando se despliegan experiencias compartidas entre la marca política y los sujetos de elección jóvenes.

Esas experiencias compartidas son potentes en términos emocionales y eficaces a la hora de consolidar anclajes, en un modo de asegurar la permanencia de una experiencia determinada como disparador de significados.

La emoción influye decisivamente en la toma de decisiones. El sistema de preferencias en los segmentos jóvenes, se constituye a partir de la emocionalidad. Aunque parezca que ciertas decisiones se toman a partir la racionalidad y el análisis, en realidad, en lo que interviene la racionalidad es en justificar, y construir un relato que explique porqué tomamos esa decisión.

Disenso formal activo

Los sujetos de elección jóvenes, más que leer o escuchar a las marcas políticas, las viven, las sienten y se conectan con ellas dentro de un esquema de conexión permanente en su sistema de relaciones, a través de la Web social, y fundamentalmente a través de una conexión emocional potente que convoque al disenso formal activo, a asumir una mirada crítica, a querer cambiar las cosas, al reconocimiento tribal y a dar batallas contra enemigos poderosos y con final abierto.

No hay que hacer campañas, hay que construir movimientos.

De esa manera se involucran, se identifican, se construyen flujos de pertenencia y pertinencia, y se comprometen con las marcas políticas, produciendo una selección sistemática que ordena y clasifica las percepciones a favor de la consolidación de un posicionamiento emocional, que combina “lo mejor” del candidato y “lo mejor” de ellos.

Tendencias

Las tendencias en los segmentos jóvenes son disruptivas y marcan la cancha en la forma en la que los jóvenes se comunican, sienten, descubren y comparten.

Para conseguir atención en los sujetos de elección jóvenes hace falta ubicuidad, consonancia, y la capacidad de traducir tendencias en oportunidades.

Esas tendencias-oportunidades, pueden instalarse y proyectarse en construcciones vinculares emocionales, en las propuestas de luchas contra enemigos poderosos con final abierto, en esquemas de valoraciones y valores, en las utopías a perseguir y los objetivos a alcanzar. La emocionalidad presente en las consignas, la ritualidad, la simbología y el discurso, ordenan percepciones y emociones a favor de la organicidad de un movimiento.

Para eso hace falta estar cerca, asumir la cultura de los segmentos jóvenes, y dotar a la marca política de capital imaginético; de imágenes, emociones, y links a ser disparados por la marca para proyectar una perspectiva de futuro, de cambio disruptivo, que siempre será mejor que el presente.

El “subirse al mismo barco” para lograr los cambios, le otorga vitalidad y dinamismo al vínculo entre una marca política y los jóvenes. El pertenecer, a ese barco-movimiento le da sentido a la bronca originaria y movilizadora, legitima la insatisfacción, y propone desafíos con la alegría de la acción y compromiso colectivos.



Rubén Weinsteiner

The #youthvote and the "cool politician"


Rubén Weinsteiner



Before the mid-20th century, young people weren’t exactly a prize demographic, largely because the voting age was 21. In the 1960s, however, young people became involved in politics despite their voting ineligibility. The Student Nonviolent Coordinating Committee was formed in 1960, formally integrating black youth activists into the Civil Rights movement. In 1961, both black and white college students traveled by the busload from around the nation to register black voters in the South. In 1964, student activists at UC Berkeley, many of whom were involved in Civil Rights activism, began fighting for free political expression on campus. This so-called Free Speech Movement shaded into the campus Anti-War Movement (led by the group Students for a Democratic Society) as military activity in Vietnam escalated.

“Freedom Riders” arriving in McComb, Mississippi, in December 1961. (AP Photo/Fred Kaufman)

By 1968, America’s young people had emerged as a vocal and powerful cultural and political force. The voting age was still 21, making most active students ineligible, but potential voters in their 20s were suddenly a demographic to be reckoned with, not ignored. The 1968 presidential election therefore saw the first overt attempts to capture the youth vote. In an attempt to appeal to youth of the dawning hippie era, Richard Nixon’s campaign made posters that were described by The New York Times as “quasi-psychedelic”. The groovy art was designed by a company called Jimini Productions. (For context, the musical Hair — with its breakout song “Aquarius” — had just hit Broadway that year.)

Nixon’s campaign went “quasi-psychedelic” in 1968. (Getty)

The voting age was lowered to 18 in 1971, creating overnight a new demographic numbering 11.5 million. The political establishment quaked in its boots. Youth suffrage threatened to “debase the voting pool,” wrote one concerned oldster; it would lead to “a more ideological politics” warned another, as though politics could ever be non-ideological. The town of Amherst, Massachusetts — home to the University of Massachusetts, Hampshire College and Amherst College — erupted in protest. “I don’t mind change, but they want to make a radical change,” said one older resident, in an article from 1971 titled “Amherst City Fears Youth Vote, Sees a Possibility of Students Taking Political Rule.”

But despite the misgivings of the older generation, the youth vote couldn’t be defeated. From now on, it could only be won or lost. Over the next few decades, horror at the youth vote turned into hunger for it; the 18–24 age bracket, it was discovered, might make or break an election, and strategists started paying attention.

In 1985, Maureen Dowd wrote a column asking, “Why are all the politicians watching rock video?” Professional political analysts on both sides of the aisle, she continued, “have begun watching MTV, the 24-hour all-music cable television station that is so popular with American youths.”

“Mr. Atwater says video music has established a new youth culture,” Dowd wrote, referring to Republican political strategist Lee Atwater, who had recently managed the campaign of the infamous racist Senator Strom Thurmond. “When Mr. Atwater watches video music, he often makes voluminous notes.”

In 1990, Virgin Records executive Jeff Ayeroff started an organization called Rock the Vote. The goal: get young people registered. The method: have Madonna say, “If you don’t vote, you’re gonna get a spanking,” on MTV. In addition to splashy celebrity-studded PSAs, the group also integrated technology into youth voter outreach. Rock the Vote set up the nation’s first register-by-telephone system, and later its first online voter registration system.

Democrats, in particular, became more brazen in their attempts to win young hearts and minds. Bill Clinton went on MTV’s Rock the Vote forum in 1992 and answered the question, “Boxers or briefs?” (It was briefs.) “At least he can relate to us,” said a student at the University of Georgia after hearing Al Gore give a speech where he name-dropped R.E.M. album titles like a cool uncle.

The Clinton-Gore ticket brought young voters back to the Democratic party after two decades of disillusionment and, believe it or not, right-wing ballot-casting. By the time Bob Dole visited a fraternity in 1996 to tell stories about pranks played as a frat boy — beginning feebly, “I remember being young once” — the damage to the GOP was done. Nixon’s psychedelic posters aside, the party had missed the boat on effective youth outreach, at least for the foreseeable future.

In 2008 Barack Obama set a new bar for youth appeal in a presidential election. (

But nothing before or since has rivaled the 2008 election that landed Barack Obama in the White House — and the mic-dropping, millennial-pleasing moments that have peppered his presidency. He was the perfect candidate, young, charismatic and personified change. If there was any remaining doubt that youth apathy can be overcome to dramatic effect, Obama killed it.

In some ways, Obama has ruined Hillary Clinton for millennials: he’s set an impossibly high standard of coolness for a 68-year-old who’s been in the public eye for three decades. Where Clinton’s “hot sauce in my bag” gambit might have worked in the pre-Obama era, it strikes today’s young people as phony — especially compared to Obama’s seemingly effortless pop-cultural fluency (and actual relationship with Beyoncé, for that matter).

Young people are savvy to the ways of marketing, they can embrace a brand, but only as long as they can trust it.


Rubén Weinsteiner



Merkel "muy preocupada" por el aumento de los contagios



La canciller alemana, Angela Merkel

En una videoconferencia de la presidencia de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), Merkel teme que los contagios diarios se incrementen en Navidad.
La canciller afirmó que Alemania debe hacer todo para evitar que continúen los aumentos exponenciales de los casos de Coronavirus, de lo contrario en Navidad tendrá los números de Francia.


Además Merkel expresó sus dudas sobre la gestión berlinesa de la pandemia, donde los números están subiendo: "En Berlín debe suceder algo", afirmó.
Merkel mañana se reunirá en la cancillería con los ministros que presiden las regiones.
Por su parte el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, dijo: "el desarrollo de los contagios nos preocupa mucho. No se produce en todas partes, sino de forma local y regional. No podemos permitir que en algunos lugares el virus se difunda exponencialmente".

Las intrigas políticas detrás de la caída del presidente de Cataluña


La inhabilitación de Quim Torra no ha pillado por sorpresa a nadie. Desde el Palau de la Generalitat llevan desde la semana pasada diseñando la marcha del ya ex president y los pasos a dar por un nuevo Govern en el que ERC y JxCat van a estar mirándose de reojo durante cuatro meses. Altos cargos del ejecutivo catalán, además, afirman que el fallo del Supremo "se esperaba para el jueves o el viernes". Y por ese motivo, el presidente Pedro Sánchez decidió no enviar al Rey a Barcelona a un acto de nombramiento de nuevos jueces.

Esa filtración, afirman fuentes del Govern contactadas por LPO España, llegó a los gobierno de España y Cataluña "a principios de la semana pasada". Fue entonces, cuando Moncloa decidió trasladar al Palacio de Zarzuela lo inconveniente del viaje de Felipe VI a la Ciudad Condal. Desde la Generalitat, incluso afirman que el presidente del Supremo Tribunal de España, Carlos Lesmes, "empujó para que la sentencia se conociera coincidiendo" con el acto al que estaba previsto asista el Rey. No obstante, agregan las fuentes, "el anuncio del fallo se pospuso al lunes, aunque el viernes todos en Madrid y Barcelona sabíamos lo que había".

El fallo del Tribunal Supremo inhabilitando al presidente de la Generalitat se esperaba para el jueves o el viernes y por ese motivo, Pedro Sánchez decidió no enviar al Rey a Barcelona al acto de entrega de despachos a los nuevos jueces.

Para entonces, JxCat y ERC -los partidos independentistas que gobiernan Cataluña- habían sentado las bases de la "transición tranquila" de la presidencia de la Generalitat, de Torra a Pepe Aragonés (el primero de JxCat, el segundo de ERC), una vez confirmada la sentencia. 

El presidente del Supremo Tribunal de España, Carlos Lesmes junto al ministro de Justicia, Juan Carlos Campo.

Fuentes del Govern explicaron  que la opción de dejar a Torra con una "presidencia simbólica" se descartó en el seno de JxCat, ya que "no se quería poner en peligro" la continuidad en el poder de Cataluña de la consejera de esa fuerza, Meritxell Budó: "Mantener al ex president en el despacho le podía suponer una inhabilitación a Budó, y es lo último que quiere JxCat".

El republicano Pere Aragonés, por tanto, será presidente en funciones, aunque tendrá en Budó un importante contrapeso en la cúpula del Ejecutivo. Según fuentes de ERC bien situadas en el Govern: "Ni Puigdemont ni Torra quisieron poner en peligro a Budó porque va a ser sus ojos y sus oídos hasta que haya elecciones". Además, recuerdan, "seguirá siendo la portavoz del ejecutivo, por lo que ese foco no lo pierde Junts".

Los integrantes de la coalición independentista reconocer que tras la caída de Torra, el nuevo Govern de Cataluña será "un gobierno partido en dos", ya que los dos partidos que lo integran (JxCat y ERC) van a estar tensionados por las próximas elecciones en las que competirán.

En todo caso, desde Esquerra (ERC) admiten que hasta la celebración de elecciones, el nuevo Govern en funciones de la Generalitat va a ser "un gobierno partido en dos", ya que los dos partidos que lo integran "vamos a mirar ya más a las elecciones, y a los posibles pactos postelectorales, que a otra cosa".


Ese análisis, de hecho, coincide con lo que piensan en JxCat. Los diputados de Junts consultados por este diario recuerdan que, una vez notificada la inhabilitación de Torra, el presidente del Parlament, Roger Torrent, dispondrá de un periodo de diez días para sondear a los diferentes grupos parlamentarios y constatar si se presenta un candidato alternativo. En caso afirmativo, y , sería la decisión de Torrent dar luz verde al proceso o no, si no considera que goce de los apoyos necesarios.

Meritxell Budó y Pere Aragonés, las caras del nuevo gobierno de Cataluña tras la inhabilitación de Torra.

En caso negativo, recuerdan en Junts, se abriría un periodo de interinidad de dos meses, con el hasta ahora vicepresidente Pere Aragonés ejerciendo como presidente en funciones. En este tiempo no podrá convocar elecciones, ni remodelar el Govern, ni aprobar proyecto de ley, pero sí decretos legislativos. Además, el Govern en funciones deberá someterse a sesiones de control en el Parlament y esto es lo que más temen en JxCat. Los republicanos podrán impulsar normas y ser mucho más visibles que ahora, en segundo plano desde la Vicepresidencia. Fuentes de JxCat confirmaron a LPO que "se ha hablado de este tema" y de cómo pueden seguir manteniendo la actividad para no perder esa visibilidad en el Parlament y entre la gente.

Los diputados de Torra aseguran que tras su inhabilitación, y con el 1-O a tres días vista, habrá "agitación" en las calles y aseguran que desde la ANC también se impulsarán actividades para que el asunto de Torra no quede en el olvido. Así, ya avanzan que se impulsarán distintas iniciativas para "luchar contra la represión del Gobierno" de España contra Cataluña, poniendo como ejemplo las caídas de Torra y el ex president, Carles Puigdemont.

Pero el temor de Junts es que desde la inhabilitación de Torra hasta la convocatoria de elecciones hay cuatro meses, en los que ERC aprovechará al máximo para hacer campaña, según indican las fuentes consultadas. Algo que es "urgente" contrarrestar. De ahí que la cercanía o no de los republicanos al Gobierno sea sibilina, ya que los de Torra podrían utilizar esa baza para intentar restar votos a su principal rival, que hoy en día sigue primero en las encuestas.

Pere Aragonés, nuevo presidente en funciones, mira a los fotógrafos mientras Torra se despide acompañado de todo el Govern.

El pacto anti-agresión entre las dos fuerzas podría romperse por parte de unos u otros. Las relaciones siguen débiles e, incluso, "inexistentes" en algunos niveles, según desvelan dirigentes de ambos partidos. El pistoletazo de salida comenzó este lunes con el fallo del Supremo. Ahora, se preparan para cuatro meses de campaña electoral.

Trump y Biden en el primer debate




Primer debate presidencial en Estados Unidos



Los temas de esta campaña electoral estaban claros. Una economía complicada en apenas unos meses pero con atisbos de rebote. Una gestión de la pandemia de covid-19 que es cuestionada en todos los países, casi sin excepción. Y sobre todo, un plebiscito sobre un presidente como Trump, frente a un candidato muy flojo como Biden. Donald Trump y Joe Biden, los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos en las elecciones del próximo 3 de noviembre.

 

Pero al menú se le agregaron temas. La muerte el pasado 18 de septiembre de la magistrada feminista Ruth Bader Ginsburg ha abierto una vacante en el Tribunal Supremo. Será sustituida por la juez conservadora y fuertemente religiosa Amy Coney Barrett. Los republicanos tienen mayoría para confirmarla en el Senado cuando quieran. Asuntos como la ayuda pública a la sanidad (Obamacare) o el aborto saldrían del tope dela agenda. Esta perspectiva ha enterrado todos los demás temas de campaña. Hasta el domingo, cuando The New York Times publicó 20 años de declaraciones de impuestos de Trump.

Las preguntas de este martes solo las conoce el moderador, el periodista Chris Wallace. Se trata de una de las voces más respetadas de Fox News, que ha sido de mantenerse independinete frente a la líneas editorial de la cadena y mantener más o menos intacta su reputación personal. Wallace es responsable de entrevistas sin cuartel a Donald Trump. Los temas elegidos por Wallace, en seis segmentos de 15 minutos, son: el historial de Trump y Biden; el Tribunal Supremo; la pandemia; la economía; tensiones raciales y violencia en las ciudades; la integridad del proceso electoral. Al menos el último tema se debe íntegramente a globos de ensayo lanzados por la campaña de Trump. Se da por hecho que la información del Times modificará esta agenda.
 

 Un Trump cada vez más histriónico y un Biden a quien le cuesta sorprender, tratarán de diferenciarse y proponer algo disruptivo para ir ganando de entrada.

Cualquiera de los dos será la persona de mayor edad que se haya sentado nunca en el Despacho Oval (Trump, 74 años; Biden, 78 en enero).

A pesar de ser el presidente y tener que defender su ejercicio de estos años, Trump ha conseguido poner la presión sobre un Biden lento y aburrido. Trump no es un político, pero ha demostrado ser un maestro del marketing. A base de sembrar dudas sobre la senilidad de Biden (ha dicho que, si Biden lo hace bien, debe ser porque ha tomado estimulantes, por lo que deberían hacerle un test antidoping), ha conseguido que uno de los puntos más interesantes del debate sea ver si el exvicepresidente titubea o se olvida de algo, algo que no es raro en Biden.

Los debates presidenciales van a marcar la agenda de todo el mes de octubre, que acabará dividido en periodos de una semana antes y después de cada uno. Son cuatro debates (tres, de los candidatos a presidente, y uno, de los candidatos a vicepresidente) que se van a retransmitir en todas las cadenas nacionales de 9 a 10:30 de la noche, hora de Nueva York, sin cortes publicitarios. El de este martes se celebra en la Universidad Case Western de Cleveland, Ohio. El debate se tuvo que mudar a esta localización después de que el emplazamiento original, la Universidad de Notre Dame, alegara problemas logísticos por la pandemia de covid-19. Los candidatos no se darán la mano y no llevarán mascarilla. Los siguientes debates se celebran el 7 de octubre (vicepresidentes), el 15 de octubre y el 22, moderados por periodistas de USA Today, C-SPAN y NBC, respectivamente.

La pregunta más importante, al final, es si los debates muevenla aguja y cuanto. Los estudios muestran que más del 90% de los espectadores de un debate ya tienen tomada la decisión y no son susceptibles de cambiar,. Solo hay un 3% o 4% que podría cambiar de opinión. Pero los debates tiene verdadero impacto en una campaña cuando las encuestas están muy igualadas y hay un alto porcentaje de indecisos.

A nivel nacional, esta no es esa clase de campaña. Las encuestas son sorprendentemente constantes desde hace cinco meses y muestran a Biden alrededor de 8 puntos por delante de Trump, pero achicándose y, aunque con menos margen, por delante también en todos los Estados clave. Pero el debate sí puede inclinar la balanza lo justo en algunos de estos, como Florida o Carolina del Norte, donde las encuestas son muy ajustadas. Es decir, aunque en general no parece que los debates de 2020 sean importantes para modificar la imagen de los candidatos que tiene la mayoría de estadounidenses, sí pueden acabar siendo fundamentales para mover márgenes decisivos en condados y Estados que luego deciden la elección.

¿Veremos este martes algún momento decisivo que pase a la historia de los debates electorales? Es difícil que cualquiera de los dos sorprenda al público, pero será la primera vez que EE UU vea la dinámica cara a cara de dos personajes tan diferentes y tan experimentados en lo suyo. Los grandes momentos que han pasado a la historia de los debates están bien documentados, y son grandes porque movieron al electorado. Básicamente son las campañas de 1960, 1980, 1992 y 2000.

El primer caso de estudio de los debates electorales lo dejaron John F. Kennedy y Richard Nixon en 1960. Nixon llegaba con la experiencia de ser vicepresidente de Eisenhower y era el candidato favorito. Kennedy tenía 43 años y debía compensar su imagen de poco experimentado (además de proceder de una dinastía de dinero). Fue el primer debate presidencial televisado de la historia. Nixon rechazó llevar maquillaje y no parecía preparado para el medio, porque por momentos no sabía donde mirar. Las imágenes más famosas son las de los minutos en los que empezó a sudar por el calor de los focos y a secarse con un pañuelo. Kennedy logró presentarse como un candidato viable y atractivo. La elección se decidió por el margen más pequeño hasta ese momento.

En 1980, el Partido Republicano apostó por una estrella de Hollywood que había sido gobernador de California. No era Arnold Schwarzenegger, sino Ronald Reagan. Alrededor del actor se montó una campaña con la idea principal de que la mayoría moral de EE UU iba a retomar las riendas de un país en decadencia. El presidente era Jimmy Carter, al que le tocaron una serie de crisis consecutivas. Carter acusó a Reagan de querer intensificar la tensión nuclear con el bloque comunista de la URSS. Reagan lo despachó con bromas, hizo reír al público, y al final dejó una frase para la historia: “¿Están ustedes mejor que hace cuatro años?”.

Reagan fue el presidente de mayor edad hasta ese momento (69 años en su inauguración) y esa cuestión siempre hizo sombra a su imagen. Su edad era a menudo objeto de bromas en la prensa y se le tenía por despistado. Su campaña de reelección de 1984 fue contra el exvicepresidente Walter Mondale, y la edad fue uno de los temas con los que los demócratas pretendían atacar al presidente, algo parecido a lo que está intentando Trump al sembrar dudas sobre la capacidad de Biden para ejercer la presidencia.

Reagan sufrió en el primer debate contra Mondale. En el segundo, el moderador le preguntó directamente por la cuestión de su edad. Reagan dejó otra frase memorable: “No voy a explotar políticamente la juventud y falta de experiencia de mi oponente”. El público se rio. El propio Mondale se rio. Se considera el momento en el que Reagan dio vuelta el problema y selló su reelección, solo con su simpatía y su capacidad de interpretación ante las cámaras, a pesar de que no había reactivado la economía como había prometido.

Otra elección que se movía en un margen muy estrecho y en la que el debate fue decisivo fue la de 1992. El vicepresidente George H. Bush venía de unir al país con la guerra de Irak. Se encontró en la carrera con un joven gobernador sureño, Bill Clinton. Además, se presentó un candidato centrista, el millonario Ross Perot, que pescaba en el electorado de Bush. En un debate a tres con preguntas del público, una mujer hizo una pregunta confusa sobre la economía. Bush dio una respuesta estándar, no sin antes decir que no entendía bien la pregunta. Además, miró su reloj como si estuviera impaciente. Después, Clinton se levantó, se dirigió a la señora y le preguntó en un tono personal que le contara más en detalle sus problemas. Clinton pudo desplegar ante las cámaras la cercanía que le había hecho triunfar en Arkansas y salió de ese debate como el líder moderno que el país buscaba en los noventa.

60 años después, otra televisión, otra política, otros EE.UU.:Kennedy vs. Nixon el debate que cambió la historia de las campañas presidenciales

60 años después, otra televisión, otra política, otros EE.UU.
John Kennedy vs. Richard Nixon: el debate que cambió la historia de las campañas presidenciales


Por David Halberstam *





Aunque la televisión tuvo un papel destacado en elecciones presidenciales previas, ésta fue la primera vez en que se convirtió en la fuerza dominante. En elecciones anteriores, a John Kennedy se le pudo negar la nominación porque los jefes de su partido —la mayoría de ellos, irónicamente, católicos— estaban en su contra, por miedo a una reacción anticatólica. Pero Kennedy usó las primarias para demostrar que podía ganar bastiones predominantemente protestantes, y la llave para esto fue su hábil uso de la televisión.

Kennedy era un pez en el agua: la cámara lo amó desde el principio. Era atractivo, no posaba, y era fresco por instinto: la televisión era un medio frío; cuanto más se recalentaba un candidato, peor le iba. Los gestos y la voz de Kennedy parecían naturales: quizás era una reacción a la anticuada y persuasiva dulzura de su abuelo irlandés-norteamericano, que hizo campaña cantando canciones irlandesas. A John Kennedy no le gustaban los políticos con discursos floridos; prefería un estilo menos enfático. Sus propios discursos estaban llenos de humor, ironía y no se tomaba en serio a sí mismo; eso lo ayudó en lo que fue el momento definitorio de la campaña de 1960: el primer debate presidencial. En cambio, la televisión fue un problema para Nixon. No sólo sus gestos eran extraños, sino que su manera de hablar era insegura y artificial. De lo que resultaba una sensación de falta de sinceridad.



El primer debate cambió la naturaleza de la política en Estados Unidos, y también coronó la importancia de la televisión, política y culturalmente. Desde entonces, la política norteamericana se convirtió en el mundo de la televisión y de los consultores televisivos; la maquinaria del partido pronto se encontró en declive cuando los jefes políticos de las grandes ciudades ya no tuvieron el monopolio de la habilidad de reunir a grandes multitudes: la televisión reunía a mucha, mucha más gente. Hasta esa noche en Chicago, Kennedy había sido un principiante, un poco conocido senador joven que ni siquiera se había molestado en tomarse seriamente al senado. Del otro lado, Nixon había sido vicepresidente durante ocho años; tenía experiencia, había visitado cantidad de países extranjeros y se había entrevistado con todos los líderes del mundo. Además, se consideraba hábil en los debates, y tenía confianza en que le iba a ir bien contra Kennedy.


Kennedy, que miraba a Nixon con un distante esnobismo, llegó temprano a Chicago. Había pasado la mayor parte de la semana anterior en California, y estaba bronceado y radiante de buena salud. Sabiendo que este era el momento más importante de la campaña, había minimizado sus compromisos y había pasado la mayor parte del tiempo en su hotel, descansando.

Nixon, en cambio, llegó en muy mala forma. Había estado enfermo al principio de la campaña, de una infección en la rodilla, y nunca se había recuperado del todo. Los integrantes de su equipo le habían sugerido que descansara pero no les hizo caso. Los consultores antiguos y alguna vez confiables habían sido retirados de su entorno. Frustrado por el trato que le había dado Eisenhower en los últimos siete años y medio, Nixon en 1960 era un megalomaníaco a los ojos de su equipo, y estaba decidido a ser su propio jefe de campaña además de candidato. Ted Rogers, su principal consultor televisivo, se enteró de que Nixon ni siquiera quería hablar con él para planear futuros debates.

En un momento Rogers voló a Kansas City para hablar con Nixon del debate, pero ni siquiera pudo verlo. ¿Le dieron de tomar batidos de crema?, le preguntó Rogers al personal del avión, y le aseguraron que el candidato estaba perfecto. El primer debate se fechó para el lunes 26 de septiembre. Nixon, enfermo y exhausto, voló tarde la noche del domingo hacia Chicago y atravesó con su comitiva la ciudad, parando para encuentros en cinco ocasiones; se fue a la cama muy tarde. El lunes, aunque estaba claramente agotado, hizo otra importante aparición de campaña frente a un sindicato. Su equipo le preparó una serie de preguntas y respuestas, pero no estuvo de humor para echarle un vistazo. En la tarde del lunes, a Rogers se le permitió un breve encuentro. Lo impactó el mal aspecto de Nixon. Su rostro estaba gris ceniciento, y sus colaboradores no se habían molestado en comprarle camisas nuevas; la que llevaba colgaba de su cuello como la de un hombre agonizante. Lo único que le preguntó a Rogers fue cuánto tiempo le tomaría ir del hotel al estudio de televisión.



Allí, los dos candidatos rechazaron el maquillaje ofrecido por los productores. Era un juego viril: los dos hombres temían que si el otro usaba maquillaje, al otro día iban a salir en los diarios notas sobre la vanidad de los candidatos o peor, una foto. Pero Kennedy tenía un buen bronceado y su asistente Bill Wilson le había hecho un pequeño retoque con maquillaje comercial comprado en una tienda a dos cuadras del estudio. Por su barba oscura, Nixon había usado algo llamado Shavestick. Los profesionales de la CBS estaban tan impactados como Rogers por el aspecto de Nixon. Don Hewitt, el productor (que más tarde fue el productor ejecutivo de 60 minutos) estaba seguro de que ocurriría un desastre y se culparía a CBS por el fracaso cosmético de Nixon (cosa que en efecto sucedió).

Nixon era extremadamente sensible al calor, y transpiraba profusamente cuando se encendían las cámaras. Había comenzado los debates viéndose demacrado, gris y exhausto. Después, cuando estuvo frente a 80 millones de espectadores, la cosa empeoró. Empezó a transpirar. Pronto hubo ríos de sudor en su rostro pálido, y el Shavestick empezó a chorrear por su rostro.

Cuando todo terminó, Nixon pensó que había ganado. Kennedy sabía que no era así, particularmente cuando vino a saludarlo Dick Daley, el jefe del partido demócrata en Chicago, que hasta entonces había desestimado a Kennedy. Ahora estaba listo para felicitarlo y acompañarlo. Para Nixon las noticias fueron bastante peores. Los padres de Rose Woods, su secretaria, lo llamaron desde Ohio para preguntarle si se sentía bien. Hasta Ana Nixon llamó a la secretaria para preguntarle sobre la salud de su hijo.

El debate entre estos dos hombres, ambos nacidos en este siglo, ambos lo suficientemente jóvenes como para ser hijos de Dwight Eisenhower, pareció marcar cuánto había cambiado la sociedad en corto tiempo. Mostró no solo cuán poderoso era el medio electrónico, sino cuánto se había acelerado la vida en los Estados Unidos. No todos estaban contentos ante el cambio en la política norteamericana que había traído la televisión. Den Acheson no se sintió conmovido por ninguno de los candidatos mientras miraba el debate, que lo hizo sentir viejo. Para él, los dos parecían frías figuras mecánicas que habían logrado, con la ayuda de encuestadores y ejecutivos de marketing, saber hasta el último punto decimal cómo pararse frente a cada asunto. Le escribió a Harry Truman: “¿No siente, de una extraña manera que, al menos hasta ahora, no hay candidatos humanos en esta campaña? Parecen técnicos hábiles e improbables. Ambos están rodeados de gente inteligente que les ofrecen ingeniosas listas de temas, Sus ideas parecen demasiado calculadas. Estos dos me mataron de aburrimiento”.



* David Halberstam murió el 23 de abril d 2007 en un accidente de tránsito. Fue uno de los grandes cronistas de la política norteamericana y de la Guerra de Vietnam, cuya cobertura le valió un Pulitzer; en los últimos años, se había dedicado a retratar el mundo del deporte. Este fragmento sobre el debate Kennedy-Nixon (otra de sus grandes crónicas) está tomado de su libro (1993), y es particularmente pertinente, por su mirada de primera mano sobre el evento, en estos días en que se acercan los debates demócratas y republicanos de cara a las elecciones presidenciales.