España: las izquierdas entre el “mal menor” y el “cuanto peor, mejor”





Gustavo Buster
Finalmente, Pedro Sánchez ha convocado las elecciones generales el 28 de abril. Y, con aplomo encomiable, se ha puesto al frente de la desbandada de las izquierdas provocada por la ruptura del diálogo con los independentistas catalanes, la presión interna del sector “felipista” del PSOE, la manifestación en Madrid del ya llamado “Trifachito” de las derechas (o “trifálico”, según la ministra de justicia Delgado), el espectáculo de un juicio eminentemente político que se pretende “justo” contra toda evidencia y el desmoronamiento de la ajustada mayoría de la moción de censura ante la prueba de los presupuestos de 2019.

No es fácil entender la lógica detrás de una decisión ante todo táctica. En el mejor de los escenarios, el gobierno Sánchez hubiera podido continuar gobernando hasta otoño, pero eso exigía una estrategia que fuese más allá del “mal menor” al que nos tiene emplazados. Implicaba una importante movilización legislativa para convertir en leyes sus promesas de cambio y una fuerte movilización en la calle, empezando por el 8 de Marzo feminista, para defender un giro social y sindical. Por mucho que insistan en darse la espalda, esas movilizaciones hacían coincidir las reivindicaciones sociales y nacional-democráticas en una común aspiración de superar el régimen del 78.

El escenario de un “superdomingo” electoral en mayo de municipales, autonómicas, europeas y generales implicaba una coincidencia de intereses entre aparatos políticos locales, baronías territoriales y supuestos estados mayores que no existen en unas izquierdas desnortadas, que compiten entre si, incapaces de ofrecer una alternativa política unitaria. Muy especialmente en el propio PSOE, donde siguen enfrentados dos proyectos políticos distintos de gestión del régimen del 78.

Así que la decisión del 28 de abril se basa en rentabilizar la propia movilización de la desbandada, del miedo a una victoria implacable del “Trifachito”, en una apuesta estrictamente electoral cuyo resultado tendrá un efecto dominó sobre la geometría del poder municipal y autonómico. En realidad, lo que esta decisión intenta es evadir la cuestión esencial de las alianzas, ignorar la problemática de la unidad de las izquierdas, cuando es esa la “prueba de estrés” de una alternativa progresista capaz de hacer frente con credibilidad al “Trifachito”.

En el anuncio presidencial de la convocatoria de elecciones del viernes 15, tras el consejo de ministros extraordinario, y en el primer mitin de campaña socialista en Sevilla al día siguiente, Pedro Sánchez reivindicó las buenas intenciones fallidas de sus ocho meses de gobierno, su firme defensa de la Constitución de 1978 frente a las mayoritarias aspiraciones democráticas catalanas al derecho de autodeterminación, su estrategia frente a la movilización de las derechas…pero no fue capaz de conectar su llamamiento a un voto al PSOE con la cuestión de que puede ganar las elecciones y perder el gobierno si Unidos Podemos sigue cayendo -entre la absorción socialista y la abstención desengañada- y si no se prevé un escenario de apoyo negociado con los nacionalistas catalanes y vascos.

Esta debilidad política, sin embargo, deja abierto el espejismo ilusorio de que el PSOE podría gobernar, si gana las elecciones, en una coalición con Ciudadanos que reconstruyese el bipartidismo centrista del régimen del 78, que la actual polarización política ha erosionado profundamente. Esa es la fórmula del sector “felipista” del PSOE y de amplios sectores de las clases dominantes y es el terreno de coincidencia tácita de la campaña del PSOE, como se visualizó en el mitin de Sevilla. No es la fórmula más realista para un Pedro Sánchez que ya ha pasado por el pacto programático con Albert Rivera y su rechazo por las izquierdas, cuya movilización -al menos electoral- necesita ahora. Ni para Albert Rivera, cuyo ascenso electoral se apoya en la credibilidad de la alianza de las derechas en Andalucía frente al antecedente de su victorioso fracaso en solitario en Cataluña. Por eso Rivera ha puesto ya sus líneas rojas y definido al enemigo: Sánchez. Pero como Arrimadas ha puntualizado en sus objetivos de la campaña de Ciudadanos: “ni con Sánchez, que ha traicionado a España, ni volver al bipartidismo de la mano del PP”.

La condición política de este escenario hoy improbable es la desmovilización social y nacional que permitiese un segundo golpe interno en el PSOE que desplazase a Sánchez para poder gobernar con Ciudadanos. Este caballo de Troya, esta quinta columna, es hoy el factor de división más importante en las izquierdas y la puerta de entrada a un gobierno del “Trifachito” de derechas, que Miquel Iceta. una de sus seguras víctimas- ha bautizado por su parte como el “Francostein”.



El reto que tienen ante si las izquierdas debe partir de la comprensión de que estamos inevitablemente ante un pulso que determinará la correlación de fuerzas durante todo un ciclo político. Que ese pulso es el resultado de una polarización extrema entre las derechas y las izquierdas por la gestión de la crisis del régimen del 78. Casado, lo ha expuesto con una claridad aznariana: “Acabar con el gobierno Sánchez apoyado por comunistas y secesionistas, que ha traicionado a España”. Es la urgencia de ese pulso inevitable el que le permite, a pesar de su pronosticada caída electoral, asegurarse el apoyo de la extrema derecha de Vox y chantajear a Ciudadanos para que priorice el nacionalismo españolista al regeneracionismo liberal.

A juzgar por las encuestas, a solo dos meses de las elecciones generales, el factor central de la desmovilización de las izquierdas se encuentra en Unidos Podemos, pero más concretamente en Podemos. Esa desmovilización, que supone entre 3 y 4 puntos, puede ser lo que incline la balanza. El discurso inicial de Irene Montero presentando a Unidos Podemos como el garante del fallido giro a la izquierda del gobierno Sánchez, abierto a un nuevo gobierno de las izquierdas, apunta a las aspiraciones unitarias de la izquierda movilizada -de los 10.000 sindicalistas de la Caja Mágica de Madrid, de la campaña del 8 de Marzo, de los pensionistas, e incluso del eco en Madrid de mas manifestaciones por la autodeterminación en Cataluña-, pero no es capaz de ofrecer una alternativa política que cuestione la hegemonía del PSOE, que es a su vez la principal debilidad estratégica de las izquierdas.

No es un problema nuevo, sino que resume todas las disyuntivas estratégicas de Podemos desde su creación en la estela del movimiento del 15 M. Su necesaria adaptación táctica a las distintas coyunturas de la larga crisis del régimen del 78 no ha ido acompañada de la construcción de una estrategia, ni de una organización capaz de sostenerla. Habiendo sido el sillar de la convergencia de las izquierdas, incluido las independentistas, que permitió acabar con el gobierno Rajoy, no ha sabido compatibilizar este frente amplio táctico frente a las fuerzas reaccionarias que quieren una contrarreforma del Régimen del 78 con una competencia estratégica por la hegemonía de las izquierdas que cuestione los limites de la sumisión monárquica y constitucionalista del PSOE. Y que de paso ofrezca una salida republicana y de izquierdas a la hegemonía de la derecha nacionalista catalana en el procés, en alianza con ERC. Muchos de los elementos de esa estrategia para disputar la hegemonía de las izquierdas al PSOE, al tiempo que garantiza la convergencia unitaria y la perspectiva creíble de un gobierno de las izquierdas, han estado en lo mejor de las reivindicaciones del ciclo de luchas abierto por el 15 M y por Podemos: la convergencia de procesos constituyentes entendidos como la convergencia de las movilizaciones sociales y electorales que apuntaban a un cuestionamiento republicano del régimen del 78.

Dos meses no es mucho tiempo, pero es del que dispone Podemos para dar su propio giro hacia la centralidad de las izquierdas y removilizar a su base social. Una renovación estratégica por su actual dirección en la línea apuntada es la respuesta necesaria a un debate estratégico larvado e incompleto, marcado por escisiones organizativas que ponen el acento en las necesidades unitarias o en las exigencias programáticas, pero que hasta el momento no han sido capaces de conjugar lo uno con lo otro y solo están sirviendo para la división y la confrontación impotente de las izquierdas, cuyo peor ejemplo es precisamente Madrid.

Lo otro es creer que “cuanto peor, mejor”, que no es sino la otra cara de la moneda del “mal menor”. No nos merecemos ni lo uno ni lo otro en este pulso estratégico con la reacción.

Rusia apoya a una compañía de videos virales americana dirigida a ‘millennials’ estadounidenses


Tres canales de video en línea diseñados para atraer a los ‘millennials’ han recopilado decenas de millones de visitas en Facebook desde septiembre. Pero las páginas que publican los videos no revelan que están respaldados por el gobierno ruso.

Las páginas están dirigidas por Maffick Media, una compañía cuyo accionista mayoritario es Ruptly, una subsidiaria de RT, que está financiada por el gobierno de Rusia. Aunque Maffick Media ha contratado contratistas y trabajadores independientes en Los Ángeles en los últimos meses, la compañía no está registrada en Estados Unidos, sino en Alemania.

Facebook suspendió las páginas este viernes y dijo que llegaría a las personas que las dirigían para pedirles que revelen desde dónde se ejecutan las páginas y su afiliación con su empresa matriz para poder volver a la plataforma.

El movimiento fue inusual para Facebook. La compañía no exige a los usuarios que proporcionen información sobre las empresas matrices, pero ahora desarrolla formas de intentar aumentar la transparencia sobre quién dirige las páginas populares de Facebook, y ha venido tomando medidas agresivas para abordar las operaciones de información secretas respaldadas por el Gobierno en su servicio. En 2016, un grupo de trolls vinculados al Kremlin desarrolló una red de páginas diseñadas para parecer que fueron operadas por activistas estadounidenses reales.

Las páginas de Maffick Media parecen haber caído en un área gris para Facebook. Las páginas no incluyen información sobre sus vínculos con el gobierno ruso, pero anteriormente no estaban obligadas a hacerlo.

“Las personas que se conectan con páginas no deben ser engañadas acerca de quién está tras ellas. Así como hemos incrementado nuestro cuidado del comportamiento inauténtico coordinado y el spam motivado financieramente durante el año pasado, continuaremos mejorando para que la gente pueda obtener más información sobre las páginas que siguen”, dijo un portavoz de Facebook en un comunicado.

CNN habló con representantes de Maffick antes de que Facebook suspendiera las páginas. El director de operaciones de Maffick, J. Ray Sparks, dijo que Maffick es editorialmente independiente de RT y afirmó que era una “práctica comercial estándar” no revelar la propiedad de una página de Facebook. “La audiencia general nunca está interesada en estas cosas y la práctica estándar simplemente no las menciona, porque la audiencia no está interesada”, dijo.

CNN se comunicó con la compañía para hacer comentarios después de la suspensión, pero no respondió de inmediato.



Al igual que RT, los videos de Maffick son generalmente críticos con la política exterior de Estados Unidos y los principales medios de comunicación estadounidenses, al tiempo que evitan en gran medida las críticas al gobierno ruso. Gran parte de su contenido, al igual que gran parte del de RT en Estados Unidos, encaja cómodamente dentro de la política estadounidense convencional, especialmente en la izquierda.

Una táctica típica de las operaciones de información rusas en EE.UU. en los últimos años ha sido tratar de explotar las divisiones y tensiones existentes en el país. Al cubrir y emitir en Estados Unidos, RT no ha inyectado en el discurso alguna nueva línea de crítica sobre el país; en cambio, ha reflejado críticas a las acciones del gobierno de EE.UU. en el país y en el extranjero que ya existían, y que, según algunas personas, merece más atención por parte de los principales medios de comunicación.

“Trabajar para In the Now, o trabajar para Soapbox, o Maffick, no es un apoyo alas políticas de sus patrocinadores, al igual que trabajar para CNN no es un respaldo de las compañías farmacéuticas o de armas que publican en CNN. O simplemente “Trabajar para la BBC o Al-Jazeera no es un respaldo a las políticas del gobierno británico o en el caso de Al Jazeera, la monarquía absoluta de Qatar”, dijo Rania Khalek, una comentarista estadounidense que presenta algunos de los videos de Maffick, en entrevista con CNN.

Maffick tiene tres páginas de Facebook, Soapbox, que se centra en temas de actualidad, Waste-Ed, un canal ambiental, y Backthen, un canal de Historia cuyo enfoque incluye lo que considera el imperialismo occidental. Juntas, las tres páginas tienen más de 30 millones de visualizaciones de video, aunque solo han estado operando durante algunos meses.

Desde el pasado mes de septiembre, Maffick ha contratado hasta una docena de contratistas y trabajadores independientes en Los Ángeles, donde operan desde una oficina compartida de WeWork en Hollywood, según dos personas familiarizadas con la compañía.

Los registros de la compañía en Alemania muestran que el 51% de la compañía es propiedad de Ruptly. El 49% restante está controlado por la expresentadora de RT, Anissa Naouai, quien es la directora ejecutiva de Maffick. Los registros fueron reportados por primera vez por el outlet alemán T-online y más tarde por la Alianza para Asegurar la Democracia (ASD), que llamó la atención de CNN. La Alianza para Asegurar la Democracia es parte del German Marshall Fund, que recibe fondos de Estados Unidos, Alemania y otros gobiernos. La Alianza para Asegurar la Democracia dice que, si bien forma parte del German Marshall Fund (GMF), la ASD en sí no recibe ningún financiamiento del GMF, y obtiene su dinero de fondos y subvenciones familiares privadas, pero no del financiamiento gubernamental.

Sparks le dijo a CNN que Maffick comenzó como una dependencia de otro canal centrado en los ‘millennials’ llamado In the Now.

In the Now fue originalmente un programa de televisión en RT, presentado por Naouai. Cuenta con más de 3 millones de seguidores en Facebook y sus vínculos con Rusia se han informado anteriormente.

Sparks le envió a CNN una lista de historias que, según dijo, In the Now había cubierto y que no mostraban a Rusia de manera positiva.

Facebook también suspendió en la página de Now del viernes.


Algunas de las páginas de Facebook controladas por Maffick Media.

RT es considerado el “principal centro de propaganda internacional del Kremlin”, según un informe de 2017 del Director de Inteligencia Nacional de EE.UU. sobre la intromisión de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016 en el país norteamericano.

La compañía de producción de RT en Estados Unidos dice que su función es “informar, no influir”.

Sparks le dijo a CNN en un correo electrónico la semana pasada que, aunque Maffick recibe fondos de Ruptly de RT, “no hay una estructura editorial de arriba hacia abajo en la estructura corporativa”. Sparks dijo que el control editorial recae completamente en Naouai.

Naouai trabajó como corresponsal de RT a partir de 2006, según su página de LinkedIn. Luego organizó In the Now como un programa nocturno en RT y continuó su relación con el canal incluso durante la intervención de Rusia en Ucrania, y en lo que el Director de Inteligencia Nacional de EE.UU. (DNI) llamó la participación de RT en la injerencia rusa en las elecciones de 2016 en Estados Unidos.

Según Sparks, Naouai ha sido amiga por “muchos” años de la editora en jefe de RT, Margarita Simonyan. El informe de DNI de 2017 alegó que Simonyan desempeñó un papel en la campaña de 2012 del presidente ruso Vladimir Putin y tiene vínculos con los principales funcionarios del gobierno ruso.

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“El Kremlin se ocupa de RT y supervisa de cerca la cobertura de RT, reclutando personas que pueden transmitir mensajes estratégicos rusos debido a sus creencias ideológicas”, dijo el informe del DNI.

RT dijo en un comunicado a CNN: “Es comprensible que algunas personas asuman que la actitud cálida de Simonyan es más que la de una relación profesional confiable con cualquiera de sus colegas, como parece haber ocurrido en este caso”. El comunicado de RT agregó que la actitud y cortesía de Simonyan “no es algo que se extienda a los proyectos editorialmente independientes”.

Simonyan ha rechazado anteriormente la idea de que el gobierno ruso controla RT.

Sparks dijo que la amistad profesional entre Naouai y Simonyan, además del exitoso crecimiento y contenido de la audiencia de Maffick, contribuye al nivel de independencia que se otorga a Naouai para administrar Maffick.

“Deberíamos juzgar a los periodistas por el contenido que producen. Entonces, si quieren juzgarme, juzguen por el contenido. Júzguenme por los hechos que estoy presentando”, dijo Rania Khalek a CNN. “Si tiene un problema con eso, desafíeme con eso. Pero en lo que respecta a la financiación, todos los medios son financiados por corporaciones o gobiernos. Entonces, si vamos a tener una conversación sobre la financiación, deberíamos abrirla para incluir todos los medios de comunicación, incluyendo CNN”, dijo.

Khalek le dijo a CNN que Naouai le da la libertad de escribir y producir su propio contenido sin injerencia ni control. Khalek se describió a sí misma como una izquierdista antiimperialista que desarrolló sus puntos de vista políticos en parte debido a que su familia proviene de una “parte del mundo que ha sido afectada negativamente por las guerras de Estados Unidos”.





“Si me opongo a una guerra en Estados Unidos, ¿significa eso automáticamente que me acusarán de estar alineada con el Kremlin?”, Preguntó Khalek durante una entrevista con CNN el lunes desde Berlín, donde se encuentra la base de Maffick. “Y con la histeria de Rusia que estamos experimentando ahora, siento que esta es una táctica muy, muy peligrosa para comenzar a decir que los puntos de vista izquierdistas, puntos de vista contra la guerra son solo puntos de discusión del gobierno del Kremlin”.

Ben Nimmo, miembro principal de defensa de la información en el Laboratorio de Investigación Forense Digital del Atlantic Council, dijo a CNN que, si bien los medios de comunicación rusos respaldados por el Estado afirman ser editorialmente independientes, “rutinariamente impulsan las narrativas del Kremlin, especialmente aquellas que representan a Occidente de manera negativa”.

Nimmo dijo que el tono de las páginas de Maffick es “ampliamente antiestadounidense y anticorporativo. Eso es sorprendentemente similar a RT. Maffick puede ser técnicamente independiente, pero su tono ciertamente coincide con la familia más amplia del Kremlin”.

El Atlantic Council es un think tank estadounidense que recibe fondos de múltiples gobiernos, incluido Estados Unidos.
La pregunta sobre FARA

Sparks le dijo a CNN que Maffick les dice a los contratistas sobre la conexión de la compañía con el gobierno ruso. Dos fuentes familiarizadas con el proceso de contratación de la empresa confirmaron esto de forma independiente a CNN.

Sin embargo, no es una divulgación que las páginas de Maffick compartan con sus audiencias.

Las tres nuevas páginas de la compañía en Facebook no incluyen ninguna mención de sus vínculos con el gobierno ruso, ni incluyen enlaces a sitios web externos donde pueda aparecer esa información.

Sparks le dijo a CNN que las páginas que no mencionaban a sus propietarios eran “prácticas comerciales estándar”, y afirmaban que CNN y Great Big Story, una compañía de videos propiedad de CNN, no enumeran a sus empresas matrices en sus páginas de Facebook.

CNN enumera a una empresa matriz en su página de Facebook, aunque la información está desactualizada, y enumera al propietario de la red como Time Warner, que fue comprada por AT&T y que pasó a llamarse WarnerMedia. La página de Facebook de Great Big Story no nombra a su empresa matriz, pero enlaza a un sitio web donde se detalla esta información.

Las reglas de Facebook aún no requieren que las personas detrás de las páginas digan quiénes son. Sin embargo, en una declaración que explica por qué se eliminaron las páginas de Maffick Media el viernes, un portavoz de Facebook dijo que la compañía estaba trabajando para mejorar su programa de transparencia de páginas. El portavoz agregó que Facebook se comunicaría con los administradores de las páginas de medios de Maffick “para pedirles que revelen esta información adicional y su afiliación con su empresa matriz para volver a la plataforma”.


Más allá de Facebook, hay otro problema potencial de divulgación para Maffick.

La compañía de producción de RT en Estados Unidos, T&R Productions, se registró en el país a finales de 2017 como agente extranjero para el gobierno ruso, según la Ley de Registro de Agentes Extranjeros (FARA). Al explicar el movimiento, el Departamento de Justicia de EE.UU. dijo en ese momento que “los estadounidenses tienen derecho a saber quién actúa en EE.UU. para influir en el gobierno o el público de EE.UU.”.

Preguntado por qué Maffick no se ha registrado como agente extranjero a pesar de que la compañía ha contratado a algunos trabajadores en Estados Unidos, Sparks dijo a CNN: “Acabamos de incorporarnos hace siete meses. Somos demasiado pequeños para tener una subsidiaria en Estados Unidos. “La compañía alemana y nosotros tenemos una red de trabajadores independientes y contratistas con los que podemos trabajar en muchos lugares, incluido EE.UU.”.

Pero Joshua Ian Rosenstein, experto en FARA y abogado de la firma Sandler Reiff Lamb Rosenstein, dijo que las empresas con sede en el extranjero no están automáticamente exentas de los requisitos para registrarse como agentes extranjeros.

“Si están trabajando en Estados Unidos con el objetivo de lograr los intereses rusos y son financiados por un brazo del gobierno ruso, entonces el registro de FARA podría estar justificado”, dijo Rosenstein.

El informe de DNI de 2017, que se publicó antes de que RT se registrara bajo FARA, dijo: “RT America se aleja formalmente del gobierno ruso al utilizar una organización autónoma sin fines de lucro con sede en Moscú para financiar sus operaciones en EE UU. De acuerdo con el liderazgo de RT, esta estructura se estableció para evitar la Ley de Registro de Agentes Extranjeros y facilitar la concesión de licencias en el extranjero”.

Las personas familiarizadas con la forma en que la empresa les paga a los trabajadores dijeron a CNN que Maffick les pidió a sus trabajadores en Los Ángeles que establecieran sus propias compañías de responsabilidad limitada (LLC) para que Maffick pudiera pagarles sus salarios mediante transferencia bancaria internacional. Las personas dicen que los pagos se realizan desde una cuenta bancaria en Alemania, donde se registra Maffick.

El Departamento de Justicia no respondió a las preguntas de CNN sobre si a Maffick se le podría requerir registrarse en FARA.
¿Transparencia en Facebook?

En 2018, YouTube comenzó a etiquetar videos en su plataforma producidos por medios de comunicación financiados por estados.

Los videos de YouTube publicados por RT, Ruptly e In The Now llevan la leyenda: “RT está financiada en su totalidad o en parte por el gobierno ruso”.

Facebook, donde se están publicando los nuevos videos de Maffick, no contiene exenciones de responsabilidad.

La plataforma de redes sociales anunció el año pasado que estaba introduciendo formas de hacer que las páginas de Facebook sean más transparentes, incluida la publicación de información sobre desde dónde se ejecutan ciertas páginas. Pero solo una de las tres páginas de Maffick, Waste-Ed, incluye información sobre la ubicación de las personas detrás de la página. Siete personas controlan la página de Waste-Ed, según Facebook, tres están en Estados Unidos, tres en Alemania y una en Rusia.

Facebook le dijo a CNN que, a diferencia de YouTube, no tiene una política de etiquetado de medios patrocinados por estados en la plataforma, pero dijo que actualmente está considerando opciones de transparencia que podrían ayudar a resolver el problema.

Bret Schafer, analista de redes sociales del German Marshall Fund, dijo que cree que la mayoría de las personas que ven contenido de las páginas de Facebook no tienen idea de que pueda estar vinculado a Rusia.

“Debería estar claramente etiquetado”, dijo a CNN, “y cuando no los etiquetan, necesitan que se los llame”.

Neuropolítica y gestualidad






Cuando nos enfrentamos a los estímulos del día a día, nuestro cerebro tiene una interacción con el entorno, nuestros órganos y sentidos nos informan de nuestro alrededor, gracias por ejemplo a las caras de la gente que nos transmiten una serie de información. También nos advierten de una posible amenaza. La imagen es muy importante. La predominancia de las emociones lleva a la persona a actuar sin una razón lógica. A veces no se sabe explicar por qué votamos a un partido y no a otro, por ejemplo, y esto también pasa con muchas cosas. Apelando a las emociones, se trata de buscar que una persona indecisa acabe tomando una decisión más que convertir un votante de una tendencia en otra.


Tecnologías como la codificación facial, biofeedback -técnica que se emplea para controlar las funciones fisiológicas del organismo humano- y de imagen cerebral han sido utilizadas por las empresas con la esperanza de ampliar los límites del marketing. Pero su uso por los partidos políticos y los gobiernos es un fenómeno creciente, evocando escenas de la película futurista «Minority Report», escribía recientemente «The New York Times». El reportaje citaba los casos de Enrique Peña Nieto, en México, y de Juan Manuel Santos, en Colombia, que se dejaron asesorar por un equipo de neuropolíticos en campaña electoral. La investigación neurocientífica es especialmente valiosa porque nos ha permitido descubrir con mayor precisión y objetividad qué piensa la gente, cómo percibe las cosas y cómo las siente.


El diario neoyorquino citaba a Marca Política :«La tecnología permite que una maquina pueda leer las emociones, y ahí se desarrolla el campo de reconocimiento. Es una mezcla de visión artificial, con algoritmos matemáticos», «Hablamos del concepto de credibilidad, no de oratoria solo, sino esta aplicada a poder ser creíbles. La oratoria tradicional no acaba de pulir en cuanto a cómo de creíble resulta el lenguaje del candidato y reduce sus oportunidades».

La inclusión de las emociones no es un fracaso de la racionalidad, sino una ampliación del conocimiento humano. Corremos el peligro de que la emoción se asocie a la política espectáculo Cuando Sánchez atacó a Rajoy con la corrupción tenía la opción de apelar a varias emociones: La duda está en si recurrir a la ilusión o la ira asco y desprecio, todas las emociones juegan un papel y el candidato socialista optó por la emoción negativa. En cambio, las emociones no se pueden entrenar, sino se trata más de una predisposición interna, la de meter caña o ilusionar. La clave parece consistir en activar la emoción correcta.


Vemos un choque generacional entre la forma de comunicar de los partidos de la Transición y los emergentes. Si PSOE y PP no cambian su forma de comunicar, perderán un sector importante entre los más jóvenes. Vemos los esfuerzos del equipo de Sánchez, quien acude siempre acompañado de su mujer, ella con chaqueta de cuero rojo y él con la corbata del mismo color socialista. Pedro Sánchez encarna la figura del gentleman. Ahora bien, ¿se puede entrenar el carisma?.



Análisis emocional de las marcas políticas españolas

—Mariano Rajoy: es el mayor de los cuatro, tiene una actitud paternalista. Incluso su reclamo electoral es "España en serio", es decir, frente a los jóvenes, el de la colita, nosotros tenemos experiencia en gestión, mas edad.
—Pedro Sánchez ha tenido una evolución desde el hieratismo, la rigidez facial, hacia un estilo más comprometido emocionalmente, pero dentro de las emociones negativas.


—Albert Rivera ofrece una perspectiva muy reformadora, planteando siempre el diálogo social, no se ven actitudes enconadas, sino que siempre se preocupa por emplear argumentos.
—Pablo Iglesias: mayor apelación a lo emocional todo el tiempo, a las emociones positivas, que cuentan en el discurso. Insiste mucho en hablar de la sonrisa y de las emociones para diferenciarse.


Tanto Iglesias como Rivera tienen una comunicación emocional muy acompasada con el discurso.


El caso Putin

Vladimir Putin camina enérgico, marcial como si desfilara liderando al Ejército ruso hacia las cámaras en el salón de San Jorge del Kremlin. Pero solo se impulsa con su brazo izquierdo: el derecho permanece inmóvil, colgante, relajado. Sus andares desafiantes alimentan su imagen icónica de líder de Rusia ¿Por qué? Los continuos rumores sobre la maltrecha salud del presidente ruso señalaron esta vez que su particular gesto podría indicar un estadio preliminar de la enfermedad de Parkinson. A cada duda sobre su entereza, Putin responde haciendo judo, hockey sobre hielo o montando a caballo. Esta semana un equipo de neurólogos europeos interesados en desórdenes del movimiento y motivados por la rumorología ha determinado que sus andares son resultado de un entrenamiento militar continuado o de los servicios de inteligencia. Putin fue oficial de la KGB y ahora lidera su país con mano de hierro.

Fuerte derrota para Mac Allister y el PRO en La Pampa a manos de los radicales


El candidato del PRO perdió en la interna de Cambiemos con el radical Kroneberger


“Los que estamos más cerca de Macri podemos tener una situación un poquito más complicada", había reconocido esta mañana Carlos Mac Allister, precandidato del PRO para gobernador pampeano. Finalmente fue derrotado por Daniel Kroneberger, de la UCR, que se quedó con la candidatura de Cambiemos. Las elecciones generales serán el 19 de mayo y el peronismo irá unido detrás de Sergio Ziliotto.



El "Colorado" Mac Allister junto al presidente Mauricio Macri. Imagen: Noticias Argentinas


La apertura del año electoral vino con malas noticias para el presidente Mauricio Macri. Carlos Mac Allister, ex secretario de Deportes y hombre cercano al mandatario, que buscaba ser el candidato de Cambiemos para la gobernación de La Pampa. Mac Allister fue derrotado en la interna por el radical Daniel Kroneberger.

Ya el colorado ex futbolista había anticipado esta mañana un pronóstico no del todo alentador al reconocer que los postulantes que están “más cerca de Macri” podían tener “una situación un poquito más complicada" en las elecciones.

Apenas una hora y media después del cierre de los comicios internos -y antes de que se pronunciara el Tribunal Superior Electoral de La Pampa- la UCR local ya anunciaba la victoria de su candidato sobre el postulante del PRO. Según los voceros radicales, Kroneberger obtuvo cerca del 65 por ciento de los votos contra el 35 de Mac Allister.

Kroneberger irá ahora por la gobernación el 19 de mayo, cuando deberá enfrentar a Sergio Ziliotto, el candidato de unidad del Frente Justicialista Pampeano, la amplia alianza construida en torno al PJ.

La directora de Comunicación de Facebook abandona la compañía




La directora de Comunicación de Facebook a nivel mundial, Caryn Marooney, ha anunciado, precisamente en su perfil en la red social, que abandona la compañía a la que se unió en 2011.

Marooney ha pasado ocho años trabajando en la firma de Mark Zuckerberg y, desde entonces, las necesidades de Comunicación de la empresa han cambiado considerablemente, como lo ha hecho también la red social en sí.


En los últimos 10 meses, 10 directivos top de Facebook han decidido abandonar la compañía

No sólo ha crecido en número de usuarios, sino que en este tiempo también ha afrontado importantes problemas de reputación en los que todavía continúa inmersa, tras el escándalo de Cambridge Analytica, la proliferación de noticias falsas en la red social o la injerencia de actores externos que influyeron considerablemente en los resultados de elecciones como las que llevaron a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, entre otros.

No son temas fáciles de gestionar desde el punto de vista de la comunicación corporativa y Marooney simplemente ha decidido reorientar su carrera profesional hacia otros derroteros. Según ella misma ha comunicado en su post de despedida, ha decidido, después de mucho meditarlo, “volver a sus orígenes” y profundizar en tecnología y temas de producto.

La salida se produce de manera amistosa y en su post Marooney agradece tanto a Mark Zuckerberg como a Sheryl Sandberg, la directora de Operaciones de Facebook y con quien trabajaba de forma muy cercana, su labor y compañerismo. Por su parte, el CEO de la compañía respondía a través de Facebook agradeciéndole “la dedicación y brillantez de su trabajo a lo largo de los años.

Es normal que un directivo, pasados ocho años desde incorporarse a una posición, decida emprender nuevos retos. Sin embargo, la salida de Marooney debe ponerse en contexto. Durante los últimos 10 meses, han sido 10 los directivos de Facebook que han decidido abandonar la compañía.

En este sentido no ha sido un año fácil el último en cuanto a retención de talento para Facebook. Entre otros, el año pasado abandonaron la firma Jan Koum, cofundador y CEO de WhatsApp, los cofundadores de Instagram Kevin Systrom y Mike Krieger y el cofundador de Oculus, Brendan Iribe.

Cronograma electoral

Elecciones 2019




El paso a paso el calendario electoral, que se iniciará el viernes con una reunión de funcionarios del Gobierno con los partidos políticos, continuará el 8 de marzo con la apertura de las ofertas técnicas para realizar el escrutinio provisorio, de cara a las elecciones presidentes del 27 de octubre.
22 de febrero: reunión del secretario de Asuntos Políticos, Adríán Pérez, con los apoderados de todos los partidos políticos nacionales para informarlos de todos los pasos del cronograma electoral.
8 de marzo: apertura de ofertas técnicas de las empresas que participan de la licitación para realizar el escrutinio provisorio de las elecciones PASO, el 11 de agosto; la presidencial y legislativa, del 27 de octubre, y en caso de haber balotaje, el 24 de noviembre.
30 de abril: cierre del padrón provisorio y fecha límite para la inclusión de novedades registrales.
10 de mayo: vence el plazo para la apertura del registro de empresas de encuestas y sondeos de opinión para las PASO.
25 de mayo: vence el plazo para que los electores realicen reclamos vinculados al padrón provisorio.
22 de junio: vence el plazo para la presentación de las listas de precandidatos para las PASO ante la Junta Electoral partidaria.
7 de julio: vence el plazo para el sorteo público de asignación de Espacios de Publicidad Electoral.
12 de julio: empieza la campaña electoral.
27 de julio: publicación de lugares y mesas de votación.
11 de agosto: elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). A las 22 se podrá conocer el 90 por ciento de las mesas escrutadas.
13 de septiembre: convocatoria al debate presidencial obligatorio.
22 de septiembre: inicio de la campaña electoral para las elecciones generales.
27 de septiembre: publicación del padrón definitivo.
2 de octubre: inicio de la campaña electoral en servicios de Comunicación Audiovisual.
12 de octubre: inicio de la prohibición de la publicidad de los actos de gobierno susceptibles de promover la captación del voto.
19 de octubre: prohibición de publicación de encuestas y pronósticos electorales.
27 de octubre: elecciones generales (presidenciales y legislativas). A las 22 está previsto se dé a conocer el 90 por ciento de las mesas escrutadas
24 de noviembre: eventual segunda vuelta electoral (elección a presidente y vice entre las dos fórmulas más votadas en las elecciones generales en caso de que ninguna de ellas hubiera alcanzado los porcentajes necesarios para ganar en primera vuelta)


Qué se vota:

Un presidente y un vicepresidente para el período 2019-2023.
Cámara de Diputados: En todas las provincias del país y en la ciudad de Buenos Aires se elegirán 130 diputados nacionales cuyos mandatos durarán 4 años.
Cámara de Senadores: En el distrito porteño y las provincias de Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego serán elegidos 24 senadores nacionales con mandato por 6 años.
También se elegirán 43 parlamentarios del Mercosur: 19 por el distrito nacional y 24 por distritos regionales provinciales y de la ciudad de Buenos Aires.


Novedades de las elecciones:

Regirá por primera vez la Ley de Paridad de Género para elegir legisladores (las listas deberán tener un 50 por ciento de mujeres y un 50 por ciento de hombres), para el Congreso y el Parlamento del Mercosur
Por primera vez en la historia política e institucional habrá al menos dos debates presidenciales obligatorios, uno en la ciudad de Buenos Aires y otro en el interior del país, y podría haber otro más en caso de haber balotaje. El candidato que no participe tendrá sanciones. Su silla vacía será mostrada por la transmisión televisiva.

La guerra de los autos: Tensiones entre Alemania y Estados Unidos.


"Espantoso" que Washington descalifique los vehículos UE, dijo

Tensiones entre Alemania y Estados Unidos. Se avecinan tasas arancelarias para los automóviles germanos (foto: Ansa)


 El Departamento de Comercio de Estados Unidos calificó a los automóviles europeos "como un peligro para la seguridad nacional" y raudamente la canciller alemana, Angela Merkel, calificó la declaración como algo "espantoso para Alemania".
"Nosotros estamos orgullosos de nuestros autos y con razón", añadió Merkel.
La clasificación de los automóviles europeos como un peligro para la seguridad nacional estadounidense sería un requisito previo para imponer en Estados Unidos duras cargas impositivas, especulan los entendidos.

"Todo lo que puedo decir es que estaría bien que consigamos llegar a verdaderas negociaciones", insistió Merkel.
La industria automotriz alemana sería la primera afectada por medidas arancelarias por parte de Estados Unidos.
La canciller hizo estas declaraciones durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde el vicepresidente estadounidense Mike Pence también tuvo que pronunciarse. Merkel dijo asimismo que los coches fabricados en Baviera, en el sur de Alemania, no representaban una mayor amenaza que los mismos vehículos producidos en Carolina del Sur, en Estados Unidos, donde "se encuentra la mayor fábrica de BMW en el mundo".
El departamento de Comercio de Estados Unidos concluyó que los autos y el material automovilístico importado eran una amenaza para la seguridad nacional del país, ya que debilitaba la industria automotriz.

Los grupos automotores alemanes, entre ellos los gigantes Volkswagen, Daimler y BMW exportaron en 2018 unos 470 mil automóviles de Alemania hacia Estados Unidos, según cifras de la federación de constructores VDA.
Se espera que este domingo el Departamento de Comercio estadounidense emita una comunicación formal acerca de si las importaciones de autos comprometen la seguridad nacional de Estados Unidos lo suficiente como para imponer aranceles. El presidente Donald Trump tendrá después 90 días para decidir si las aplica o no.
Empero, la cartera de Comercio podría postergar sus recomendaciones. O hacérselas llegar a Trump sin que se difundan al público.
Pero si recomienda las aranceles, se estaría endureciendo la combativa postura del gobierno hacia el comercio. Hasta ahora se han impuesto tasas a la importación de acero, aluminio, máquinas de lavar, paneles solares y cientos de artículos chinos. Los impuestos y aranceles son una pesada carga para las empresas estadounidenses que importan todas esas mercancías y repuestos, muchas de las cuales están aumentando los precios al consumidor. Numerosos economistas temen el impacto que puedan tener más aranceles en la economía.

El debate también es legislativo.

"No creo que las camionetas de Canadá o de otros aliados comprometan nuestra seguridad nacional", afirmó el senador republicano Rob Portman. "Espero que el gobierno reconsidera el tema de las tarifas a los autos", añadió.
Las tarifas pueden tener consecuencias de amplio alcance, afectando a las fábricas de autos, a menudo con partes importadas; a las concesionarias y a los consumidores.
Los vehículos de pasajeros y repuestos importados representaron 340.000 millones de dólares en 2017.
El 14% de los 17,2 millones de vehículos vendidos en Estados Unidos en el 2017 provinieron de México y el 11% de Canadá. El 10% eran japoneses, un 5% surcoreanos, un 3% alemanes y el 5% de otros países. No obstante, más de la mitad, el 52%, estuvieron fabricados en Estados Unidos.

The Most Important New Woman in Congress Is Not Who You Think



Bold progressives are getting the attention, but the Democratic Party owes control of the House to moderates like Mikie Sherrill. Whose agenda will prevail?


Mikie Sherrill had made a promise to the people in New Jersey who had made her a member of Congress. She would try to fire her boss on her first day at work. Now here she was. Would she? Could she? At 1:36 in the afternoon, in her opening salvo on the floor of the House of Representatives, she did—casting her vote for speaker not for Nancy Pelosi, arguably the most powerful woman in the history of American politics, but for … Cheri Bustos, the fourth-term congresswoman from Illinois. “It’s important to keep your promises,” she told reporters on her way out of the chamber.

Still, a few hours later, as the sun started to set on Washington, after Sherrill dashed across a traffic-clogged Constitution Avenue from a cab to the Capitol in bright red high heels, I asked her if she was afraid of having crossed Pelosi. Of retribution in the form of committee snubs. Of being rendered somehow less effective before she’d even gotten started.


“No,” she said.

Sherrill, a 47-year-old Navy veteran, is fit, with an easy, ready smile and sandy blond hair that she usually wears down. She had on a gray dress with flecks of color that more or less matched those non-shy shoes. And here, one half of one day into her time in Congress, she elaborated with a brief, bold assertion of the source of her power.

“She just got the majority, OK?” Sherrill said, referring to Pelosi. “And we did it with districts like mine. And we’re going to hold it through districts like mine.”

No—she was not afraid.

And she was right. Even as Pelosi punished some others who had spurned her, she would put Sherrill on the House Armed Services Committee—Sherrill’s top choice—and make her a chair of the science, space and technology subcommittee. In the wake of her unaccommodating, unruffled vote, Sherrill had emerged unscathed.

The best-known new member of Congress is obviously the ubiquitous and magnetic Alexandria Ocasio-Cortez of New York, the unreserved used-to-be bartender and millennial social media savant who has parlayed her outer-borough seat into a vanguard position at the head of a surging left. But she is not the reason Democrats are wielding a reclaimed wedge of power in the nation’s capital. Sherrill is. If there’s a Venn diagram of how Democrats wrested control of the House from Republicans —women, veterans, flipped districts in more affluent, more educated suburban terrain—smack at the center is Rebecca Michelle Sherrill: former Navy helicopter pilot, former federal prosecutor, mother of four (13, 11, 9 and 6). And even as Ocasio-Cortez and other younger, lefty, louder freshmen garner the limelight, “Mikie,” not “AOC,” is actually more materially the face of the Democrats’ fresh capacity to push legislation and check the agenda of a newly vexed President Donald Trump.




Congresswoman-elect Mikie Sherrill holds her daughter Marit's hand as she walks to the U.S. Capitol to be sworn in on Jan. 3, 2019.

Ever since November’s tectonic midterms, in my conversations with party strategists as well as nonpartisan operatives involved in the variety of efforts to get more veterans elected, Sherrill’s name not only kept coming up but typically was the first one mentioned. “So impressive,” Rye Barcott of With Honor told me. “No ceiling,” said Emily Cherniack of New Politics. “A rising star,” added Carrie Rankin, the former chief of staff to Massachusetts congressman Seth Moulton. Dan Sena, the former executive director of the Democratic Congressional Campaign Committee, told me Sherrill could be a governor, or a senator, and soon. “She’s a future fill-in-the-blank for the party,” Sena said. Republicans I’ve talked to concur.

The root of this big talk is the nature of her victory. She won as a first-time candidate in New Jersey’s 11th Congressional District, which stretches from commuter enclaves just west of New York City toward the more bucolic northwestern portion of the state—and hadn’t voted for a Democrat in 34 years. She raised record money, chased into retirement a powerful local political scion, trounced a host of opponents in the primary and drubbed a conservative state assemblyman in the general. Sherrill did this by campaigning not as a left-leaning incendiary but as a less partisan alternative. And one of the most conspicuous ways she assuaged redder voters was by promising she wouldn’t vote for Pelosi for speaker. It was by no means the foundation of her race; neither, though, was it a pledge those who disdain the longtime Democrat leader would be likely to forget.


And so in D.C. her first act was her first test. There was not, she told me, “a completely safe way to keep the promise.” In picking Bustos, she explained, Sherrill recognized her as a woman who has found a way to win in a district that backed Trump—an ascendant member of the caucus who could be the speaker. When I asked Pelosi about Sherrill, the speaker responded with a gracious if flowery statement that amounted to no hard feelings: “This election proved that nothing is more wholesome to our democracy than the increased participation and leadership of women. As a Navy veteran, former Assistant U.S. Attorney and a mother, Congresswoman Mikie Sherrill reflects the beauty, diversity and dynamism of her district and our country.”

New Jersey’s 11th is a mostly staid tangle of subdivisions, interstates and office parks, so Pelosi’s reference to the “dynamism” of Sherrill’s district is a nod not to some edgy vibe but rather its electoral volatility. Everywhere, and every cycle, is different, with myriad factors tipping the scales, of course, but one axiom is that a member of Congress is especially vulnerable in his or her first reelection campaign, before a combination of familiarity, incumbency and inertia set in. Ocasio-Cortez elicits conservative ridicule for her colossally ambitious Green New Deal; assuming, though, she doesn’t get sideswiped by redistricting, the reality is she’s in a much safer spot than Sherrill. And it’s Pelosi who will have the most say about whose respective agenda will get the green light—progressive or centrist—and when. Factored in those decisions: the fact that Sherrill is the one who needs greater shelter and leeway. Which of these women, then, will exert more influence over the shape of the party over these next crucial couple of years and beyond? Because while AOC’s New York City district isn’t going Republican in the foreseeable future, Pelosi knows Sherrill’s in North Jersey is a different matter. It’s worth keeping her happy, and Sherrill in turn needs to keep her red-tinged electorate happy, all while defending against potential attacks from within her own caucus.




On her first day in office, Rep. Sherrill rides an escalator in the Mandarin Oriental Hotel on her way to meet New Jersey Governor Phil Murphy (top), poses with her husband Jason and Speaker Nancy Pelosi for a mock swearing-in (bottom left) and takes a family photo at the Capitol (bottom right).

When Sherrill was in the Navy, she had to pass a test underwater in which she was blindfolded, turned upside down in a replica helicopter and forced to find her way out. She had to endure prisoner of war training that involved being waterboarded and punched. “After you’re a Navy helicopter pilot,” the DCCC’s Sena posited, “everything else is easy.” Perhaps. A month-plus into the 116th Congress, though, the task for Sherrill—and the several dozen other Democratic members like her—inevitably gets harder from here. It’s one thing to tout a résumé—it’s another to defend a record. Votes are choices, and choices have consequences, and she will have to toggle between serving the interests of those to her left who fueled her bid and those to her right who are equally if not even more responsible for her win. How will she vote on issues like defense spending and the use of force? Security on the Mexican border? What about “Medicare for All”? The prospect of impeachment? AOC’s Green New Deal?

But back in the Capitol, on the evening of that first day, Sherrill along with her husband approached Pelosi for her ceremonial swearing-in. “Congratulations to you,” said a smiling Sherrill, shaking her hand. Pelosi asked after the kids. Sherrill said they had gone back to swim in the pool at their apartment. “Say no more,” Pelosi said. Pleasantries completed, Sherrill put her hand on a copy of the Constitution. She raised her hand. Pelosi raised hers. They smiled for the cameras, rolling, clicking, flashing. “Thank you so much,” Sherrill said to Pelosi with another quick pump of a handshake. “Thank you. Thanks again.”


***

Trump was the trigger. Sherrill was alarmed by his election and the outset of his administration, “appalled,” she said. She was irritated, too, by Rep. Rodney Frelinghuysen’s refusal to hold town halls, which she considered a baseline of responsible representation. A friend suggested to Sherrill—who had left the U.S. Attorney’s Office in Newark in October 2016 and was looking to work in criminal justice reform—that she should run for his seat. Crazy, she thought at first. But the more she considered it, “the more I felt this real responsibility to do it,” she told me. She announced her candidacy in May of 2017.

Even then, a year and a half away from Election Day, before the driving themes of the 2018 cycle—of women, of veterans, of the primacy of smarter, richer suburbs—had come into full, vivid focus, Sherrill seemed tailor-made. She was not only a woman but a mother who helped coach her kids’ soccer and lacrosse teams in the suburbs, not only a veteran but a veteran who had been a pilot of an H-3 Sea King in Europe and the Middle East before becoming a Russia policy officer. A degree from the Naval Academy. A degree from the London School of Economics. A degree from Georgetown Law. “Her life before this,” Mollie Binotto, her campaign manager, told me recently, “really got her ready.” It produced a résumé, thought Saily Avelenda, executive director of the grassroots group NJ 11th for Change, that checked every conceivable box. “You couldn’t make one up that was better for this district,” she said.

Feeding off frustration with Frelinghuysen and the women-led antipathy for the self-styled alpha male in the Oval Office, Sherrill relentlessly rapped the president and worked to yoke Frelinghuysen with Trump’s “chaotic and reckless” administration.




When I talked to her in March 2018 for a story about New York candidate Max Rose and other veterans running for Congress, Sherrill made clear that Trump was her main motivation for running. “After a lifetime of serving the country,” she said, “to see all of the values that I had spent so much time supporting and protecting, values that I had really sworn to give my life to protect—things like attacks on women and minorities and Gold Star families and POWs and freedom of the press and the Constitution and the list really goes on—I knew I had to act.”

As for Frelinghuysen? “He has definitely been rubber-stamping Trump’s agenda,” she said. “In lockstep,” she said. “Complicit,” she said.

She tempered this prosecutorial rhetoric with a stream of disciplined nods to the area’s many moderates. She talked about infrastructure (in particular the importance of funding the Gateway tunnel), taxes (getting back the state and local deductions the Trump tax overhaul had diminished), health care (stressing availability and affordability over an outright scrapping of the Affordable Care Act) and sensible gun control (universal background checks), and she played up her credibility as a veteran who would “put the people of the country first,” rather than hew slavishly to the party line.

Helpfully for Sherrill, the 11th has been trending to the left for a decade. The last round of redistricting pulled in a piece of Montclair, where she lives, a blue bastion from whose hilltops one can gaze across the Hudson at the skyline of Manhattan. In 2008, GOP presidential candidate John McCain won the district by 9 percentage points. In 2012, Romney took it by 5.8. Trump won by less than 1. But he still won. “This district was not going to go for a liberal socialist,” said Patrick Murray, the top pollster at nearby Monmouth University. “It’s still conservative in its fiscal values, and she was able to play it right down the middle.”




Sherrill graduated from the U.S. Naval Academy in 1994 and flew H-3 Sea King helicopters throughout Europe and the Middle East. She left the Navy in 2003. | Courtesy of the office of Mikie Sherrill

It worked. At the end of 2017 and the beginning of 2018, she started racking up endorsements (the Democratic Party chairs from the four counties in the district, clusters of local and regional groups, EMILY’s List, NARAL, Moulton’s Serve America PAC, VoteVets, Joe Biden). Contributions rolled in. So did headlines. “Democrats gather to back Mikie Sherrill,” said one, which wasn’t so surprising. “Longtime donor to Frelinghuysen backing Democrat,” said another, which was. “PINK WAVE,” predicted ABC News. All of which contributed to the path-clearing late January jolt: “Frelinghuysen won’t seek reelection.”

As winter turned toward spring, projections had shifted from “likely Republican” to “leaning Republican” to “toss-up.” The Sherrill campaign was developing “this sense of inevitability,” as she would put it to me. Still, she needed moderate Republicans to side with her and would have to break with Pelosi to achieve that aim, and she was sufficiently astute to know the head of her party was going to need to be in the loop. Sherrill contacted Pelosi. The first time they talked was April, according to Sherrill, and she told Pelosi, she said, “about the district and what it looks like.” In May, Sherrill announced publicly she wouldn’t be supporting her for speaker if and when she got elected.

It had the desired effect.

“When she said that, I was, like, ‘That’s surprising and refreshing,’” said Nicholas Kumburis, a centrist from Parsippany who is the state chair of the fledgling, centrist Alliance Party. “She wasn’t going to just be a puppet.”

In the estimation of Michael Soriano, the Democratic mayor of Parsippany, this was “the smarter way to counter what we saw in 2016”—to not run as, in his words, “the as-loud and as-bombastic” candidate. She broke from Democratic orthodoxy, too, in areas like defense spending and taxes for large government programs—worried as she was that the brunt could fall disproportionately to her would-be constituents.

Finn Wentworth, a major donor who had contributed to Frelinghuysen in the past, credited this more middle-of-the-road approach for his ground-shifting switch to Sherrill. “Frankly, 20 years ago, she would have been a Kean Republican,” referring to Tom Kean, the former New Jersey governor. “She was not an extremist for left-wing causes or right-wing causes. … Put cable news aside. The vast majority of us live in the middle. And that’s where her voice comes from.”




On Martin Luther King Jr. Day, Rep. Sherrill attends several services throughout her New Jersey district, including at the New Light Baptist Church in Bloomfield (top), the Livingston Community Center in Livingston (bottom left) and New Light Baptist Church in Bloomfield (bottom right).

In August, on MSNBC, Moulton pointed to Sherrill as somebody with a winning formula for her district who also could be part of an answer to the intractable partisanship of D.C. “It’s important that we are a party that embraces a diversity of ideas and is willing to embrace people like Alexandria Ocasio-Cortez … and also amazing veterans like Mikie Sherrill … who is a much more centrist Democrat who can actually win a tough seat and take it back from a Republican, a seat that Alexandria would not be able to win.”

Given that her opponent was considered one of the most conservative in the State Assembly and had been endorsed in a tweet by Trump, it was perhaps not a surprise that, on November 6, Sherrill won. The surprise was that she won by as much as she did—by nearly 15 percentage points, an eye-popping swing in a district that only two years before had opted for Trump and given Frelinghuysen 58 percent of the vote. Gushed one headline: “Why Mikie Sherrill might be the best thing to happen to the Democratic Party in years.”


***

On a frigid night last month in Montclair, inside a warm diner on the main drag, a man working behind the counter started telling what sounded like an inappropriate joke.

“You know what helicopter pilots are good for?” he said.

Sherrill cringed.

“Uhhh …”

“They put themselves in the most dangerous places,” the man said, “for other people’s lives.”

Sitting across from me in a booth, Sherrill emitted a practically audible sigh of relief.

“Oh,” she said, “that’s nice. I have been called an Uber driver—that’s better, thank you—by Marines.”

For politicians, town halls are dangerous places, too, or can be. They’re unpredictable. Who’s going to stand up and ask what? But they make for illustrative snapshots of districts. And a few days after we talked at the diner, Sherrill held her first town hall, which was a priority given her criticism of Frelinghuysen. Outside the Parsippany Police Athletic League, officers directed cars into overflow lots. Inside, in a big gym with walls covered with banners for championship boxing, wrestling and basketball teams, and ads for insurance companies, labor unions and military recruiters, almost 500 people found seats in plastic folding chairs. Local Girl Scouts led the Pledge of Allegiance. A row of veterans of Korea and Vietnam stood by the rear wall.

Sherrill, wearing a blue dress and a black blazer, delivered a bit of a preamble, outlining her committee assignments, telling them about bills she had co-sponsored and explaining why she had joined two centrist groups within her caucus—the New Democrat Coalition and (“more controversially,” she granted) the Blue Dog Coalition.




Top left: Rep. Sherrill shows her Congressional pin and the spouse's pin to her husband Jason, outside the Speaker's Lobby in the Capitol on her first day. Top right: Inside Sherrill’s office is a framed Time magazine cover. Bottom: Sherrill speaks to supporters in Washington, D.C., on Jan. 3, 2019.

“People have come to me and said they’re concerned because they felt like the Blue Dogs Coalition was a white, Southern coalition that undermined the Affordable Care Act,” Sherrill said. “And their fears—I understood where they came from—they weren’t unfounded—but I will tell you what the Blue Dogs coalition is right now.” One of the chairs, she said, is a Vietnamese immigrant from Florida “who believes in choice, LGBT rights and minority rights.” More than a quarter of the coalition, she continued, consists of Democrats from New York and New Jersey. “And it was important to me to join because of their focus on infrastructure, and I will tell you: We have got to get our infrastructure, especially the Gateway tunnel, funded.” People clapped.

The first question, from a former federal employee, was about the just-ended shutdown and how to prevent any more. The second was about the environment. The third was about taxes. It wasn’t until the last half-hour of a two-hour convening that Sherrill was hit with a question about impeachment. The first question about Medicare for All came even after that. It can be risky to read too much into the order of these questions, but there was a notable lack of anti-Trump bloodlust. There was, however, a detectable concern about Democratic politics writ large.

She was asked about the “rift” in the party.

“It’s by no means clear that a rift won’t be coming,” Sherrill said. “I think the fear is what we saw in the Republican Party—people on the Tea Party movement breaking with the party, creating a rift and having some 30-odd members of the Tea Party pretty much control the entire House of Representatives.”

Floating in the air, at least to me, was AOC. Sherrill, it turned out, was thinking it too, so she went there—carefully.

“What I have seen in the party is a group of people who come from very different districts,” she said. “So, you know, there are districts—like Queens, for example, is very different from Morristown.”

Knowing snickers rippled through the crowd.

“There are people who have different ideas, different agendas,” Sherrill said. “But what can happen with that is people kind of breaking paradigms and raising ideas that maybe we just hadn’t thought about …”

Then she named the name.

Reporters, she said, “they come to me and they’re always, like, ‘How do you feel about”—and here she kind of crouched down and whisper-hissed in her most snakish, conspiratorial voice—“Alexandria Ocasio-Cortez?”

Now people laughed and hooted and clapped.

“And I say,” Sherrill said, “‘I think this young woman has gotten a whole generation of people engaged in our democratic process in a way that we haven’t seen—” Cheers drowned out what she even said next—years? “And I think that’s exciting. I don’t agree with everything she says. I’m not going to vote on a lot of things she says that she might put before the floor. But I’m more than happy to talk to her about what shaping the future of this country might need to look like and then to look at it and say, ‘Gosh, we really need to move forward on environmental legislation. Where can we move forward together?’”

She was asked about cutting defense spending.

“I am not committed to cutting our military expenditures because there are areas where I feel we’re underfunding them, such as satellite technology and cybersecurity,” she said.

The impeachment question came from the president of a club of Democrats at a local retirement community. “Would you support an effort to impeach President Trump?”

Murmurs. Shifting in seats.

Sherrill said she wanted to wait to see the final findings of special counsel Robert Mueller. “People know that impeaching our president is going against the democratic will of the people. … So going against the will of the people like that is a huge step to take. I think it undermines our executive branch. It undermines institutions of our democracy. I’m not saying it’s not a step that I would take. It’s simply a step that I would take very carefully.”

The Medicare for All question came from a young man who asked what he asked with ferocity. “Will you support a Medicare for All bill?” he said, before making the case himself for that system. It elicited what might have been the loudest and most sustained cheering of the afternoon.

Sherrill let it die down.

“So,” she said, “with respect to Medicare for All …” It’s not easy, she said. “There will be winners and losers,” she said. She wants to be sure the high-taxed taxpayers of New Jersey’s 11th aren’t going to be the losers, she said. “What we’re talking about here is moving a third of our economy into a different plan,” she said. She advocated a more cautious, more incremental approach.




Rep. Sherrill’s red shoes that she wore on the House floor when she made her promised vote for someone other than Nancy Pelosi to be speaker.

It was, I thought, an appropriate end to the event. To my eye and ear, every time the crowd started to get riled up, typically by a question from somebody clearly to her left, Sherrill listened, waited for a beat … and then used her answer to turn down the volume in the room. Mic'd up, she was this bipartisan defuser. It made me have two thoughts. One: It’s a heck of a skill. Two: Is that what people want right now?

“There are going to be people on the far, far end of the left,” Heather Darling, a Republican Morris County Freeholder, told me, “that are going to expect to see things, like really big things, that she can’t deliver.”

At the Parsippany PAL, though, I offered Sherrill my admittedly somewhat cheeky post-town hall assessment. No gotchas or shout-downs. No fireworks or fisticuffs.

“It was,” I told her, “a little boring.”

She laughed.

“That’s … OK?”

Pedro Sánchez, a sus ministros: "Resistir hasta octubre es una tortura"


JORGE ARÉVALO


Ante varios ministros que querían seguir, Sánchez defendió su doble arma: tapar el desastre del relator con el 'no' catalán a las cuentas y el acto de Colón, que mostró que «la convocatoria del PP ya no es lo que era»

El martes 12, mientras los 350 diputados de la Cámara daban vueltas a la cabeza sobre su futuro personal inmediato después de escuchar las campanas de la disolución y algunos parlamentarios de la antigua Convergència perseguían al Gobierno implorando un regreso al diálogo, el ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, explicaba en un rincón del pasillo cómo su partido había pasado en tres días de la postración al júbilo. Del abatimiento del relator al alborozo de la manifestación del domingo 10 en la Plaza de Colón.

El ministro y todo el PSOE habían temido en días anteriores -con el relator como combustible- que PP, Ciudadanos y Vox reventaran las calles de Madrid contra el Gobierno. Pero...

«El fracaso de la manifestación fue un alivio. Estuvimos realmente mal del martes al jueves, el viernes respiramos cuando se hizo pública la ruptura de la negociación con los indepes y el domingo nos dio un chute de optimismo cuando vimos que la capacidad de convocatoria del PP ya no es lo que era y que, en contra de lo que pueda parecer en la vida política madrileña, la sociedad española es más moderada que los partidos que convocaban. La foto de los tres fue un regalo inesperado para nosotros. El marco necesario para ir a las urnas. No pidas un deseo porque podrías conseguirlo. Los de Colón pedían elecciones, y ahí las tienen».

"'In extremis' el independentismo buscó un pacto", dice un ministro

Así resumen fuentes de la dirección socialista los vertiginosos acontecimientos que en los últimos diez días han culminado en la convocatoria de elecciones generales el 28 de abril. Primera vuelta de un proceso electoral que se conecta directamente con las autonómicas, municipales y europeas del 26 de mayo. Ambas convocatorias unidas por un cordón umbilical que impedirá la formación de Gobierno hasta que se constituyan los Ayuntamientos y las Comunidades. «Convocar el 28 de abril le asegura a Pedro Sánchez estar en funciones una temporada que puede ser larga», según la impresión de un diputado del PP que sabe de lo que habla porque compartió con Mariano Rajoy el tiempo del bloqueo.

Cuando el ministro Ábalos relataba el cambio en el estado de ánimo del partido que ha intentado gobernar durante nueve meses sin conseguirlo, porque el objetivo era un imposible con los partidos independentistas catalanes, ya sabía que las elecciones serían el 28 de abril. El mes de abril, según explica ahora La Moncloa, era el escenario previsto ya cuando se presentaron los Presupuestos. Lo habían tratado en la habitual reunión de los cinco -Sánchez, Ábalos, Iván Redondo, Adriana Lastra y Santos Cerdán- el lunes en La Moncloa. Las fuentes consultadas señalan que ni el 14 de abril -filtración que se hizo a la Agencia Efe- ni el llamado superdomingo de mayo fueron una opción real. Aunque este presidente del Gobierno haya tenido el primer mandato más efímero de la historia de la democracia, en el minuto final se ha comportado como todos sus antecesores a la hora de comunicar al país la fecha de las elecciones generales. Jugando al despiste y rompiendo los nervios de su partido y de todos los demás partidos de la Cámara.

Ferraz celebra: "Los de Colón pedían las urnas, y ahí las tienen"

Sánchez permaneció sentado durante todo el debate presupuestario -sin pedir la palabra, aunque podía haberlo hecho en cualquier momento-, y entró y salió del Congreso sin hacer declaraciones. Que es lo mismo que hicieron González, Aznar, Zapatero y Rajoy cuando el contexto político les apretó las tuercas como a Sánchez, por muy distintas circunstancias. Todos suelen refugiarse en el sanedrín de La Moncloa -cúpula o minarete, como lo llamaba Miguel Herrero- a salvo del exterior. Sánchez tiene un amplio sanedrín allí dentro. El resto del mundo, como ha pasado esta semana en el Congreso, suele vivir estos últimos momentos de confusión haciendo especulaciones acerca de la psicología presidencial. Los políticos de uno u otro partido se acercan a los que creen que saben. «Oye, tú que le conoces, ¿qué crees que va a hacer Sánchez?». Fuera de ese círculo, algunos socialistas entienden poco los acontecimientos de los últimos diez días. «Cuando Carmen Calvoadmitió la figura del relator, creímos que, aún pagando un coste político, el Gobierno tenía los Presupuestos cerrados y el panorama despejado hasta 2020. Casi un año de respiro, y en un año pueden pasar muchas cosas. Lo contrario era inexplicable. ¿Quién ha diseñado esto? Ahora estamos ante un salto en el vacío. Vamos a unas elecciones de alto riesgo, a todo o nada, con la posibilidad cierta de bloqueo, con Vox lanzado al alza y Podemos, que es nuestro socio para completar una mayoría, sin levantar cabeza».

«No hay escenario fácil, todo tenía sus pros y sus contras», aseguran fuentes del Gobierno. La hipótesis de aguantar hasta el otoño con Presupuestos prorrogados -que Sánchez podía justificar echando mano del juicio contra los líderes independentistas y del apretado calendario que marca el 26-M- no fue contemplada en esta fase final de la legislatura. El presidente del Gobierno -según han confirmado a este periódico varios ministros- les dijo en el Consejo extraordinario del viernes a primera hora de la mañana que «resistir unos meses más hubiera sido una tortura». Así lo explican. «Algunos ministros eran partidarios de seguir, pero hemos visto al presidente muy convencido de lo que hace. La derrota política de los Presupuestos habría pesado mucho sobre el Gobierno si no se convocan elecciones. Lo del relator nos hizo mucho daño, se gestionó mal y se explicó peor. Nadie lo entendió fuera de Cataluña. Y después del lío que se montó, al Gobierno ya no le interesaba nada una posible negociación de última hora para aprobar los Presupuestos. Hubo serios intentos por parte del mundo independentista para un pacto in extremis, pero en el Gobierno no se quiso, porque ya era imposible. En estas circunstancias, la convocatoria de las generales ha sido un alivio. Es seguro que el PSOE será primera fuerza, la cuestión es si se podrá gobernar o no. Es un riesgo, sí, pero cualquier otra decisión también tenía riesgos».

Muchos en el PSOE dudan aún: "¿Quién ha diseñado esto?"

Hay una circunstancia que ha servido para reconciliar -sólo en parte- a los críticos del PSOE con Pedro Sánchez. Él será el primero que se enfrente a las urnas, antes que los candidatos socialistas de Comunidades y Ayuntamientos. Otro peligro que asume el líder del PSOE, ya que los españoles no votan desde junio de 2016 y quién sabe si volcarán sobre estas primeras urnas el malestar por el desgobierno y la falta de acuerdos para legislar.

Los compases de inicio de la campaña electoral de tres meses que vivirá España hasta el 26 de mayo son bastante obvios en lo que se refiere a los mensajes. El relato del PSOE es claro. Sánchez, en el centro, frente a la foto de Colón. Los otros dos lo tienen más complicado porque compiten por un electorado similar. Comparten, sí, un mensaje en común. Son los partidos que defienden a España -PP y Ciudadanos- frente a quien quiere desguazarla pactando con Torra. El tercero de la foto, Vox, es la incierta expectativa del 28-A. Su capacidad de convocatoria en los actos que ha celebrado en algunas ciudades indican que es el partido de moda. Los estrategas de PP y PSOE se hacen cruces de que, ahora mismo, haya «un voto de ilusión» hacia esta fuerza política.Pedro Sánchez, durante un acto de precampaña en Sevilla. | GOGO LOBATO
Pedro Sánchez
¿Ganar es ganar?

Pedro Sánchez anunció la presentación de su libro Manual de resistencia diez días antes de convocar las elecciones. Quizá ya las tenía previstas. El presidente presenta su biografía esta misma semana. Nada mejor que revisitar su historia de líder resucitado frente a todos los que le daban por muerto para empezar una campaña electoral. Las generales como otras primarias. La épica del personaje Sánchez promete ser uno de los temas centrales de la campaña socialista. Ha sido presidente del Gobierno, a pesar de que su partido quedó segundo. Tras el 28-A podría no ser presidente, aunque ganara. Así es Sánchez, siempre viviendo en el alambre. Pablo Casado, durante un acto del PP en Zaragoza. | EFE
Pablo Casado
¿Basta la hegemonía?

Apenas ocho meses después de llegar a la Presidencia del PP en un Congreso abierto a las primarias, Pablo Casado afronta su primera prueba de fuego. Las elecciones llegan en el momento más difícil de la historia de este partido, acosado por su centro y por su derecha. Tal vez esta asfixia ayude a entender el porqué de su hiperactividad, la radicalización de su discurso y los adjetivos incendiarios contra Sánchez. Casado quiere que se sepa que el PP sigue ahí. Y que aspira a ser hegemónico en el centro-derecha. La suma de PP, Ciudadanos y Vox es la única posibilidad que tiene para ser presidente a la primera. Algo que sólo consiguió Zapatero. Pablo Iglesias, en el Congreso de los Diputados. | BERNARDO DÍAZ
Pablo Iglesias
¿Qué queda del líder?

Pablo Iglesias, el líder inesperado que hace cuatro años puso patas arriba la política, es ahora un hombre de baja paternal dedicado al cuidado de sus hijos en su chalet de Galapagar. Iglesias se ha tomado su baja con el misticismo propio de un monje de clausura. Como si por estar al cuidado de los hijos ya no se pudiera salir ni a la calle. Para dar ejemplo en la corresponsabilidad de los hombres en la crianza, dice su compañera y líder -interina o encargada- de Podemos, Irene Montero. En plena crisis, tras el abandono de Errejón, afronta el 28-A con malas expectativas y con su candidato encerrado en casa. Ni sombra de lo que era en 2016. Albert Rivera, en rueda de prensa en el Congreso. | EFE
Albert Rivera
¿Ocupará el centro?

Hace un año, Albert Rivera casi tocaba La Moncloa con sus manos. Los sondeos situaban a Ciudadanos a tiro de piedra de un PP sumido en la corrupción y un PSOE desaparecido. La moción de censura lo cambió todo. Aunque, al margen de las expectativas -o ensoñaciones- demoscópicas, es el único partido que ha crecido en todas las elecciones celebradas desde el año 2016: catalanas y andaluzas. Rivera -que llegó a la política nacional para ocupar el centro- ha ido modulando su posición hasta llegar a fotografiarse con Vox debido a la coincidencia en la cuestión nacional. Hasta el 28-A, intentará volver a marcar territorio por el centro.