Trump apoya ahora castigos a Rusia

La semana más larga con Donald Jr y Jared Kushner en Congreso
 
El presidente estadounidense, Donald Trump cambia de idea y apoya los esfuerzos bipartidistas en el Congreso para imponer nuevas sanciones a Rusia, un "castigo" por su presunta interferencia en las elecciones estadounidenses de 2016 y por las intervenciones agresivas en Ucrania y Siria.

Y lo anuncia en vísperas de la "semana más larga" por el Rusiagate, con los esperados testimonios de Donald Trump Jr y Jared Kushner ante las comisiones del Senado y de la Cámara.
Lo confirmó la flamante portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, después de alcanzarse un acuerdo en el Capitol Hill para una propuesta de ley lista para el voto, que incluso es posible esta semana: "la administración está de acuerdo con ser duros con Rusia, en particular modo en la adopción de sanciones -dijo- el texto original estaba escrito mal, pero somos capaces de trabajar conla Cámara y el Senado para aportar los cambios necesarios".
Un claro intento de alivianar las tensiones y desviar la atención.
Una decisión que también le costará al presidente, visto que hasta ahora su "No" parecía ser inflexible, sobre todo por no "saltar" al Congreso en el dictado de línea sobre la política exterior, y sobre Rusia después, informe sobre el cual había prometido para Estados Unidos el cambio definitivo de ruta con su ingreso a la Casa Blanca.
Una intransigencia que Trump evidentemente decidió suavizar, evitando un potencial enfrentamiento con el Congreso difícil de "manejar" con las investigaciones sobre el Rusiagate en curso, que para la oposición es una bomba de tiempo ya activada.
En tanto quedan desilusionados aquellos que ya ven a Donald Trump Jr sobre el banco de los importados y en directo por TV.
El hijo primogénito del presidente es esperado el próximo miércoles en el Senado, citado para declarar ante la Comisión de Justicia sobre el encuentro en junio de 2016 con una abogada rusa convencido que esta contaba con material comprometedor sobre la excandidata demócrata Hillary Clinton.
La audiencia no será pública como se pidió en un primer momento, sino a puertas cerradas. Resultado de una tratativa en el que Donald Jr (y el ex director de la campaña electoral de Trump, Paul Manafort, también citado a testimoniar) garantizó máxima colaboración, por ahora con la entrega de diversos documentos.

Y a puertas cerradas también hablará el yerno del presidente estadounidense, Jared Kushner, esperado este lunes en la Comisión de Inteligencia del Senado y el martes en aquella de la Cámara.
El marido de Ivanka Trump logró hasta ahora, mientras está en el ojo del ciclón, a no decir una sola palabra públicamente: ninguna entrevista, ninguna declaración a un costado, y en el Congreso, de hecho, también lo hará a puertas cerradas.

En este clima se suma desde Moscú la confirmación oficial de la salida de escena del embajador ruso en Estados Unidos, Serghiei Kislyak -uno de los personajes más implicados en el Rusiagate convertido en la primera pieza que provocó el efecto dominó: la renuncia de Michael Flynn porque había mentido sobre sus contactos con el diplomático- con la comunicación del fin de su mandato en Washington.
Su sucesor no fue aún nombrado oficialmente aunque se espera que sea Anatoly Antonov, viceministro de Exteriores y ex viceministro de Defensa, considerado exponente del ala dura hacia Estados Unidos.

"Mientras esa falsa cacería de brujas rusa continúa, dos grupos están riéndose de esta excusa por una elección perdida, que arraigan, demócratas y rusos!", escribió en su cuenta de Twitter Donald Trump.
"Es muy triste que republicanos, incluso algunos fueron sobre mis huellas, hagan muy poco por proteger a su presidente", añadió el magnate.

Dos muertos en un tiroteo en el interior de la Embajada israelí en Amán


Fuerzas de seguridad jordanas custodian las inmediaciones de la Embajada de Israel.

Con Jerusalén como renovada fuente de enfrentamientos con los palestinos y tensión con algunos países árabes, Israel lidió anoche con un tiroteo en su embajada en Jordania. Dos jordanos murieron por disparos mientras que un israelí resultó herido de gravedad al ser apuñalado en el pecho. Según las autoridades locales, poco antes dos jordanos habían entrado para realizar trabajos de carpintería. Varias horas después, Israel seguía sin ofrecer detalles sobre los hechos y sin confirmar o desmentir la hospitalización del oficial de seguridad herido tal y como informaban desde Jordania.

Los dos países mantienen relaciones diplomáticas desde 1994. El viernes, miles de personas se manifestaron en Amán contra Israel acusándola de intentar cambiar el Statu Quo en el "Noble Santuario" (Islam) o "Monte del Templo" (judaísmo) situada en la Ciudad Vieja bajo control jordano hasta la guerra del 67. Al igual que las facciones palestinas y líderes musulmanes en Jerusalén, Jordania (como custodio) exige la retirada de los detectores de metales colocados en varios accesos del recinto el pasado domingo tras el asesinato allí de dos agentes israelíes dos días antes a manos de tres árabes del norte de Israel.

Si para Israel es una "medida de seguridad para evitar que el centro sagrado para musulmanes, judíos y cristianos sea usado para atentados terroristas" negando querer variar el Statu Quo, para los palestinos es "una imposición del ocupante que viola el Statu Quo". El Wakf-ente islámico que lo administra en contacto directo con Amán- pidió a los fieles no pasar por el arco electrónico israelí y realizar sus oraciones fuera de Al Aqsa que acaban con enfrentamientos diarios.

Desde el último "Viernes de la Ira", los jóvenes palestinos Mahmud Sharaf, Mohamed Abu Ghanam, Yosef Kashur y Mohamed Lafi han muerto en enfrentamientos con policías israelíes en Jerusalén Este. Tras penetrar en la casa de una familia judía que celebraba la cena del Sabbat en la colonia de Halamish, Omar Al Abed asesinó a cuchilladas a Yosef Salomon, su hija Haya y su hijo Elad. El palestino, simpatizante del grupo islamista Hamas fue disparado por un soldado (de permiso) y detenido.

Tras el cierre durante dos días de la Explanada de las Mezquitas y la posterior colocación de detectores, Al Abed había avisado a Israel en su página de Facebook donde expresó su deseo de llegar "al Paraíso como shahid" y lamentó la falta de reacción palestina: "Hijos de monos y cerdos, si no abrís las puertas de Al Aqsa, estoy seguro de que hombres me seguirán y os golpearán con mano de hierro. Quedáis avisados (...)".
Dos visiones sobre el detector de metales

La "crisis de los detectores de metales" ha traspasado las fronteras de la Ciudad Santa. "Jerusalén es una línea roja que los árabes y musulmanes no permitirán que sea cruzada. Israel está jugando con fuego y se arriesga a una crisis con el mundo árabe y musulmán", advierte Ahmed Aboul Gheit en nombre de la Liga Árabe que ha convocado una reunión urgente de sus ministros de Exteriores para este 26 de julio.

El presidente palestino, Abu Mazen, tradujo su protesta con la suspensión de las relaciones con Israel hasta que no retire sus nuevas medidas de seguridad en torno al recinto sagrado. Con el proceso de paz estancado desde hace más de tres años, la verdadera importancia de su anuncio es cómo influirá en la cooperación de seguridad entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e Israel. Una coordinación que, según Abu Mazen y oficiales israelíes, contribuye a la seguridad de ambas partes y que suele ser criticado por Hamas.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que denunció que el atentado de Halamish fue obra "de un animal incitado por el odio a los judíos", está en contacto con Jordania y Estados Unidos para resolver una crisis que amenaza desembocar en una gran explosión de violencia en Jerusalén Este, Cisjordania así como amenazar sus relaciones con Jordania y Egipto. Con motivo del atentado y la tensión en Jerusalén Este, Netayahu se reunió este madrugada con su minigabinete de seguridad.

Tras la colocación este domingo de cámaras de seguridad en algunos accesos de la Explanada de las Mezquitas, la Policía israelí no descarta desmantelar los detectores de metales tal y como aconseja desde hace días el servicio secreto interno y la Inteligencia militar.

El sistema visual de vigilancia instalado tiene una detección selectiva con un "sistema inteligente" localizando personas que escondan armas. La nueva medida ha sido criticada por el Wakf que exige a Israel devolver la situación a como estaba antes del ataque armado de hace diez dias.

La disputa por el detector es la lucha por el control del acceso y sobre todo la pugna por la soberanía del recinto sagrado. Abu Mazen reivindicó anoche desde Ramala la soberanía palestina sobre el "Noble Santuario" mientras desde el Gobierno israelí replican que el "Monte del Templo" está bajo su soberanía añadiendo que desde 1967 los creyentes de todas las religiones pueden disfrutar allí de la libertad de culto. Una afirmación con la que el liderazgo palestino no está de acuerdo.

La previsión es que aunque se llegue a un acuerdo entre Israel y Jordania y se desmantelen los detectores de metales, los disturbios no cesarán de forma inmediata. Lo que está claro es que la tensión seguirá instalada mucho tiempo en la disputada Ciudad Vieja de la milenaria villa.Con o sin modernos arcos electrónicos.

El pragmatismo empuja a Reino Unido hacia un Brexit suave

La precariedad de Theresa May y el lento avance de la negociación se llevan por delante el dogma de la ruptura radical y preparan el terreno para concesiones


Algo ha cambiado en Downing Street. La precariedad en que ha quedado Theresa May y la constatación de lo ajustado de los plazos de la negociación se ha llevado por delante el dogma del Brexit duro. Mientras la primera ministra se dispone a cargar sus pulmones con aire puro de los Alpes antes de afrontar un curso político decisivo, dos paisajes se dibujan en el horizonte de Reino Unido: una ruptura suave y escalonada con la UE o un salto al vacío sin red.


La primera ministra británica, Theresa May. WILL OLIVER EFE


Dos factores explican el cambio en Londres. El primero es el resultado electoral del pasado 8 de junio. Al despojar a May de su mayoría absoluta, los votantes rechazaron el Brexit duro que venía defendiendo desde que llegó al poder hace un año. Una encuesta de YouGov para The Economist publicada esta semana constata que, en efecto, el 51% de los británicos quiere un Brexit suave frente al 44% que prefiere una ruptura radical.

Tampoco la realidad parlamentaria aconseja esta última opción. A la vuelta de vacaciones, se empezará a debatir la primera gran ley para el Brexit. Los diputados tendrán al fin su verdadero escrutinio del proceso, y la oposición promete una dura pelea, para la que buscarán aliados entre los tories rebeldes. Los partidarios de un Brexit duro no cuentan con mayoría en la Cámara: perseguirlo sería una batalla suicida para May.

El segundo factor es el reloj que, como advirtió Michel Barnier, jefe negociador de la UE, sigue avanzando inexorablemente hacia el 29 de marzo de 2019, fecha en la que, en virtud del artículo 50 del Tratado de Lisboa, Reino Unido deberá estar fuera de la UE. Los Veintisiete han dejado claro que, antes de empezar a hablar de un acuerdo que rija las relaciones en el futuro, necesitan avances sustanciales en los términos del divorcio. Estos incluyen tres asuntos peliagudos: el futuro de los ciudadanos europeos residentes en suelo británico y viceversa, cómo evitar una frontera entre Reino Unido e Irlanda y la factura económica del divorcio. Han pasado ya cuatro meses desde que se activó el artículo 50 y, concluidas ya dos rondas de negociaciones en Bruselas, no hay constancia de avances en ninguna de las tres cuestiones.

Los términos del divorcio y del futuro acuerdo deberían estar cerrados en otoño del año que viene, para que el Parlamento Europeo pueda ratificarlo en plazo. Y ahí sí que parece que se ha alcanzado un acuerdo: es materialmente imposible. Por eso, esta semana el Gobierno ha reconocido que será necesario un periodo transitorio –“fase de implementación” es el eufemismo elegido- después del 30 de marzo de 2019, que evite el salto al vacío.

Durante sus paseos por los Alpes italianos, May tendrá ocasión de pensar qué forma tendrá esa transición. No es asunto fácil, sobre todo para una primera ministra cuya autoridad en el Gobierno, el partido, el Parlamento y la sociedad ha quedado gravemente dañada. Se trataría de mantener a grandes rasgos el statu quo, durante tres o cuatro años, hasta que se firme la “profunda y especial relación” que busca May.

Resulta evidente que no es el escenario soñado por los más antieuropeos, temerosos de que el periodo transitorio acabe convirtiéndose en permanente, como secretamente desea el otro bando, o de que se llegue a las elecciones de 2022 sin que se haya salido efectivamente de la UE, y estas se conviertan en un plebiscito sobre un asunto que desean dar por cerrado. Por eso, los más recalcitrantes siguen prefiriendo un portazo.

Diversos estudios coinciden en que la economía británica sufrirá más cuanto mayor sea su separación de la UE. Y muchos, entre ellos el ministro de Economía, Philip Hammond, ven las orejas al lobo. La caída de la libra y la inflación pesan ya en los bolsillos. Quienes, apoyados en los buenos datos económicos que siguieron al referéndum, desdeñaron el “proyecto miedo” de David Cameron y otros agoreros, deben enfrentarse a una nueva realidad: Reino Unido ha pasado, en el primer trimestre de 2017, de ser una de las economías que más crecía de la UE a ser la que crece más lentamente.

El país llega a las vacaciones parlamentarias con dos escenarios en el horizonte: un periodo de transición que difumine la salida o un salto al vacío. Durante sus paseos alpinos, May tendrá tiempo para reflexionar sobre cómo vender esto a una opinión pública a la que los políticos populistas y la prensa irresponsable convencieron de que podían conservar las ventajas del mercado único y mantener el control de las fronteras y las leyes o, en palabras del hoy ministro de Exteriores, “tener su pastel y comérselo”.

Diálogo con los empresarios


Muestra del cambio de actitud de Theresa May en los últimos días respecto al Brexit es su nueva relación con el mundo empresarial. Durante sus primeros meses en Downing Street, la primera ministra propicio un enfriamiento un colectivo tradicionalmente aliado del Partido Conservador. Su empeño en un Brexit duro no gustó en el mundo empresarial, generalmente partidario de mantener el mayor acceso posible al mercado único y la posibilidad de contratar mano de obra extranjera. Pero ahora May ha abierto el diálogo con los empresarios. Esta semana recibió a una representación en Downing Street y les transmitió su voluntad de evitar un ruptura radical. El creciente poder de Philip Hammond, canciller del Exchequer que se está imponiendo a los ministros más euroescépticos, supone también un guiño al mundo empresarial. Hammond y Damian Green, el también proeuropeo vice primer ministro oficioso, serán los encargados de sustituir a May durante sus vacaciones.

Putin cambia a su embajador en Washington, figura clave de la trama rusa

Jefe de una operación secreta o simple diplomático, los contactos de Sergéi Kislyak con el entorno de Trump han desatado las sospechas de colusión

  Donald Trump posa con el embajador ruso en Washington en el Despacho Oval.


Moscú retira del juego a su hombre en Washington. Sergéi Kislyak, el personaje más misterioso y ubicuo de la trama rusa, abandona la Embajada. Tras casi 10 años en el puesto, este diplomático algo rechoncho y extremadamente educado regresa a su tierra en un momento crucial de las relaciones y con un interrogante que le perseguirá hasta el fin de sus días. ¿Cuál fue su papel en el caso? Nadie tiene aún la respuesta, pero jefe de una operación secreta o simple embajador, atrás deja un escándalo que amenaza con arrasar la Casa Blanca. El sueño de cualquier espía.



Su salida fue comunicada escuetamente en la cuenta de Twitter de la Embajada como un "fin de misión". Su sucesor no ha sido designado aunque se especula con Anatoly Antonov, antiguo viceministro de Asuntos Exteriores.

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Kislyak, de 66 años, se había vuelto tóxico. La propia Administración Trump, tan proclive a Putin, sufrió su veneno. Primero fueron sus conversaciones con el teniente general y antiguo director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa, Michael Flynn. Las mentiras sobre su contenido forzaron su dimisión cuando llevaba sólo 24 días como consejero de Seguridad Nacional.

El siguiente en sentir su tacto eléctrico fue el fiscal general, Jeff Sessions. En sus audiencias de confirmación ante el Senado, ocultó que se había reunido dos veces con el embajador durante la campaña electoral. Al destaparse la verdad, el incendio alcanzó tales proporciones que, para salvarse, se recusó en todo lo relacionado con el caso. Una mutilación que desde entonces le ha impedido controlar la investigación del FBI, la pesadilla de Trump.

El tercer golpe llegó cuando se descubrió que Kislyak también se había reunido con el yerno del presidente, Jared Kushner. En la mismísima Torre Trump, el chico de oro le había pedido al siempre amable embajador que le abriera un canal secreto y directo con Putin. Dicho de otro modo, que fuera Rusia quien, de espaldas a la seguridad nacional estadounidenses, dispusiera la forma de comunicación con el mismísimo presidente de Estados Unidos. A diferencia de los otros, Kushner se salvó por su proximidad a Trump. Pero quedó malherido. Tanto que se especuló con su dimisión.

Flynn, Sessions, Kushner. La proximidad con Kislyak se ha vuelto tan peligrosa que ha recibido el título periodístico de “embajador más radiactivo de Washington”. Las sospechas de espionaje le persiguen. Es el funcionario ruso de mayor rango en EEUU y sería difícil que se escapase de su conocimiento una operación de esa magnitud. Pero quienes le conocen, niegan que sea el nigromante que algunos desean ver. Hablan de su excelente cocina en la sede del número 2659 de la avenida Wisconsin, de su simpatía y sus destrezas políticas.

Físico, casado y con una hija, empezó su carrera diplomática en la Guerra Fría. Ocupó un puesto medio en Nueva York y pronto escaló hasta ser representante de Rusia ante la OTAN, embajador en Bruselas y viceministro de Exteriores. De sus años ante la organización atlántica guarda buen recuerdo. Kislyak, como ha contado el antiguo embajador de EEUU en Moscú, Michael McFaul (2012-2014), es un especialista en negociación armamentística y tecnología nuclear. Alguien de modales bruscos, pero de gran capacidad de convicción. Más un político que un maestro de espías. En sus intervenciones públicas siempre ha defendido con habilidad los excesos de Putin. Desde la anexión de Crimea a la represión de opositores y homosexuales.

Pero ni todas sus dotes han podido frenar el constante deterioro de las relaciones entre Washington y Moscú. Una distancia que Obama ahondó y que ahora bracea en un punto extraño. Mientras el presidente propugna una reconciliación y se ha reunido largamente con Putin en el G20, sus halcones temen el acercamiento. Y la realidad no ayuda. El ciberataque contra Clinton y enjambre de empleados de Trump que revolotearon alrededor de Kislyak han mostrado el lado oscuro de Rusia.

Ni el gobierno ruso ni el estadounidense han querido explicar el motivo de su marcha. Nueve años son muchos y el ciclo ha entrado en fase negativa. Son argumentos suficientes. Pero a nadie se le escapa que se había vuelto una pieza más del escándalo. Cierto o no, era visto por muchos como el guardián del laberinto. El hombre que tenía y tiene las claves del mayor escándalo del siglo en Washington. El embajador de Putin en la trama.

Juego de espías


La trama rusa es el escenario de una titánica batalla entre los servicios de inteligencia estadounidenses y el Kremlin. Los americanos, alarmados por la peligrosidad del acercamiento de Trump a Moscú, filtran continuamente información para demostrarlo. El último paso lo dieron la semana pasada al destapar que en la reunión celebrada en plena campaña entre el embajador ruso y el actual fiscal general, Jeff Sessions, se trataron asuntos electorales. Un extremo que había sido negado por Sessions y que ahora le puede costar el puesto. El origen de la información era una informe enviado por Kislyak a sus superiores en Moscú y que fue interceptado por los servicios secretos estadounidenses. Puro espionaje.

Chaco: el PJ le ganó a Cambiemos en la primera elección del año

El oficialismo provincial obtiene la primera minoría, pero reduciría la cantidad de bancas que tiene en la legislatura provincial.

El gobernador Domingo Peppo festeja la victoria en Chaco junto con Daniel Caran, diputado provincial en Corrientes.


Faltan tres meses para las elecciones legislativas de octubre, pero este domingo se celebraron los primeros comicios del año en la provincia de Chaco, y los resultados no fueron los mejores para Cambiemos. Si bien la alianza oficialista aumentará la cantidad de bancas bajo su órbita en la legislatura provincial, queda en segundo lugar frente al peronismo local.

El frente Chaco merece más, liderado por el PJ, se imponía con el 44,6 por ciento de los votos, mientras que Cambiemos alcanzaba el 35,5% y el Partido Obrero llegaba a seis puntos, según el diario provincial Norte. Estos datos surgían del escrutinio provisorio de aproximadamente la mitad de las 3104 mesas de la provincia.

No todas son buenas noticias para el peronismo local: Chaco merece más se quedará con ocho de las 16 bancas en juego, con lo cual pierde una de las nueve que poseía. Cambiemos obtiene siete y el PO podría acceder a un escaño, siempre según los primeros resultados.

El gobernador, Domingo Peppo, estimó que en la elección realizada hoy "habría votado poco más del 60 por ciento del electorado" de 908.073 ciudadanos. El mandatario expresó que la jornada cívica se desarrolló "con normalidad", en relación a las 641 mesas voto electrónico incorporado al sistema de cómputos provisorios y una porción del voto en papel.

Desde Cambiemos reconocieron la derrota en la mayoría de la provincia, aunque destacaron la labor en Resistencia. “Los miramos a los ojos y nos comprometimos con los vecinos de esta ciudad. Agradecemos a los que han puesto alma, corazón y vida para que Resistencia tenga la posibilidad de cambiar, crecer, soñar y no resignarnos”, dijo Leandro Zdero, candidato de Cambiemos en la provincia.En ese sentido, reconoció el trabajo de quienes trabajaron en la campaña: "A quienes hicieron el esfuerzo de llegar con el mensaje, de manera austera y con mucho sacrificio, cara a cara con la gente”.

Comenzaron las elecciones legislativas en El Chaco: se renovarán 16 bancas, la mitad de la legislatura provincial




Las elecciones generales legislativas en Chaco para renovar 16 bancas, la mitad de la Legislatura provincial, comenzaron esta mañana sin inconvenientes. Con un total de 3.104 mesas de votación distribuidas en los 69 municipios de la provincia comenzó la jornada electoral en la que unos 908.073 chaqueños están habilitados para sufragar.

La particularidad de esta elección está dada por el hecho de que 3.104 mesas, 641 de ellas funcionarán bajo la metodología del voto electrónico. Estas mesas estarán repartidas entre Resistencia, Barranqueras, Charata, Fontana, General San Martín, Juan José Castelli, Las Breñas, Machagai, Presidencia Roque Sáenz Peña, Quitilipi, Villa Ángela y en Margarita Belén.

Los chaqueños eligirán entre los candidatos de la alianza oficialista Chaco Merece Más, y los de los frentes Cambiemos y Progresistas, así como de los partidos Obrero, Frente Grande, Frente Renovador, Proyecto Sur, Movimiento Independiente de Justicia y Dignidad, Ciudadanos a Gobernar, y Nacionalista Constitucional.

Los referentes de cada uno de los partidos, frentes y alianzas que participan de las elecciones coincidieron en que se espera un mayor número de votantes que en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de junio pasado, donde solo el 56 por ciento del padrón concurrió a las urnas.

En las PASO, el Frente Chaco Merece Más obtuvo el 49,95% de los votos, mientras que Cambiemos alcanzó un 33,79%, el Partido Obrero 4,43% y el Frente Grande 3,17%.

Chaco desdobló su calendario electoral para separar las fechas de concurrencia a las urnas de las PASO nacionales del 13 agosto y los comicios legislativos del 22 de octubre, en los que se elegirá a cuatro diputados nacionales chaqueños.

El duro cruce entre Sergio Massa y Diego Santilli

En un segmento especial del programa de Andy Kusnetzoff, el precandidato a senador y el vice jefe de Gobierno se criticaron mutuamente cara a cara


El vice jefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, y el precandidato a senador por la Provincia del frente 1País, Sergio Massa, protagonizaron un duro cruce en el que señalaron qué cosas les disgustaban del otro.



Uno de los segmentos programa PH (podemos hablar) de Andy Kusnetzoff propone poner frente a frente a dos personas y pedirles que comiencen por reconocer los atributos positivos de su par.


Massa habla mucho y no resuelve los temas de fondo



Santilli fue el primero en hablar y dijo que le gustaba que hace 21 años que Sergio está en pareja con Malena Galmarini y tiene "una linda familia". Por su parte, Massa reconoció que "el colorado siempre es el mismo y no se la cree".


Santilli está bancando cualquier cosa de este Gobierno



Pero el diálogo rápidamente tomó temperatura cuando tuvieron que enumerar los aspectos negativos. El hombre del PRO criticó al tigrense por "hacer la suya" luego de acompañar al Gobierno "en temas que son importantes" durante los primeros meses de mandato.



La respuesta fue aún más belicosa. "Santilli está bancando cualquier cosa de este Gobierno", dijo Massa y enumeró algunas promesas incumplidas como no eliminar Ganancias, subir el transporte o dar de baja el Fútbol para Todos. "Cuando uno les lleva una buena idea la descartan porque es de otro", ejemplificó en referencia a la propuesta de quitar el IVA a los alimentos de la canasta básica.







"Massa habla mucho y no resuelve los temas de fondo", cortó el vicejefe de Gobierno porteño y agregó que ahora "tenemos un presidente que no miente". "Está claro que gobiernan para poquitos, para el grupo de empresarios amigos de Macri", retrucó el líder del Frente Renovador.



"Gobernamos para todos, esta semana empezó a trabajar la tuneladora que le va a dar cloacas a dos millones de bonaerenses", dijo el candidato de Cambiemos.



"La empezó el kirchnerismo esa obra, la fue a inaugurar Cristina", chicaneó el diputado nacional. Finalmente, el conductor tuvo que intervenir para mantener el buen clima del programa.

Sarah Huckabee Sanders, la mujer con el trabajo más difícil de Washington

De 34 años e hija de un exgobernador conservador, sustituye al dimitido Spicer como portavoz de Trump


Sarah Huckabee Sanders, este viernes en la Casa Blanca


En marzo, Sarah Huckabee Sanders frenaba la especulación sobre si algún día podría convertirse en secretaria de prensa y portavoz de la Casa Blanca. Lo hacía fiel a su estilo: a la defensiva. “¿Cuándo Eric Schultz salía en televisión alguien decía que John Earnest iba a ser despedido? ¿Se escribió alguna vez esa historia?”, dijo en referencia al portavoz y su adjunto durante la fase final de la presidencia de Barack Obama.



Cuatro meses después, la especulación se ha convertido en realidad. Sean Spicer no ha sido despedido. Ha dimitido después de que Donald Trump nombrara al financiero Anthony Scaramucci como jefe de comunicación de la Casa Blanca, el encargado de supervisar al portavoz y toda la estrategia con los medios. En señal de protesta, Spicer se ha marchado y el presidente ha decidido que Sanders pase de adjunta a portavoz oficial.

La designación culmina el meteórico ascenso de esta mujer de 34 años y madre de tres hijos. Ha pasado de ser una asesora en la sombra de su padre, el exgobernador republicano de Arkansas Mike Huckabee, a tener el trabajo más difícil de Washington. Ser la cara visible de un presidente que no tiene reparos en contradecir a sus colaboradores, que considera a los medios de comunicación el “enemigo del pueblo” y que desata incendios con sus mensajes en Twitter.

Será una transición sencilla para Sanders. Desde finales de mayo, ya era la portavoz de facto de la Casa Blanca. Señalado por Trump, Spicer dio un paso al lado. Sus choques constantes con la prensa y sus meteduras de pata lo habían convertido en demasiado protagonista para un presidente que rechaza verse eclipsado. Las ruedas de prensa diarias del portavoz, que eran un espectáculo de confrontación, fueron sustituidas por encuentros sin cámaras con periodistas. Y en la mayoría de ellos, quién habló fue Sanders.

Comparten con Spicer el estilo agresivo y desafiante, pero Sanders tiene una actitud menos condescendiente y sobre todo pierde menos la paciencia. “Seré tan abierta y transparente como sea posible humanamente”, dijo este viernes en su estreno como portavoz oficial en la sala de prensa.

Lo que no se espera es un viraje radical. Como Spicer y Trump, Sanders ataca sin piedad a los medios que considera críticos y se suma a la cruzada contra las supuestas “noticias falsas” que en el universo del presidente se traduce en cualquier información de su desagrado. En junio, protagonizó un encendido choque con un periodista que la interrumpió durante una rueda de prensa después de que ella acusara a los medios de no tolerar el más mínimo error de la Administración y esconder los errores de periodistas.

Pero, a diferencia de su predecesor, la nueva portavoz tiene más músculo político. Es el mundo en el que ha vivido desde pequeña gracias a su padre. “Siempre digo que cuando la mayoría de niños de siete u ocho años estaban fuera saltando a la cuerda, ella estaba sentada en una mesa en la cocina escuchando análisis de resultados de encuestas”, dijo en mayo Mike Huckabee, que fue gobernador de Arkansas entre 1996 y 2007 y que integra la corriente más religiosa de los conservadores.

Huckabee y su hija nacieron en Hope (Arkansas), el mismo pueblo en que lo hizo Bill Clinton, que fue gobernador del Estado antes de alcanzar la Casa Blanca. En cambio, Huckabee nunca logró cumplir su sueño presidencial. Lo intentó en 2008 y 2016, pero se retiró tras las primarias iniciales. A su lado, siempre estaba su hija Sarah.

Tras la suspensión de la candidatura de su padre, que aspiraba a la nominación republicana, ella se unió a la campaña de Trump. Trabajó como asesora del magnate inmobiliario el resto de la campaña y se ganó su confianza. Le atrajeron los paralelismos con el exgobernador. “Una de las grandes cosas que promovía mi padre era cambiar Washington, romper ese ciclo”, dijo. “Pensé que el componente de outsider [de Trump] era importante y pensé que tenía la habilidad de ganar y vencer a Hillary [Clinton]”.

Sanders empezó sus andaduras oficiales en política en 2004 al trabajar para la campaña de reelección de George W. Bush. Luego se mudó a Washington y trabajó para el Departamento de Educación durante la etapa del republicano. Y desde entonces ha permanecido en el universo político de la capital excepto para ayudar a su padre en sus aventuras presidenciales. Creó con su marido una consultora para asesorar a políticos en campañas electorales, lo que la ayudó a conocer la maquinaria y trastienda del poder.

Su papel en la campaña de su padre le valió que la revista Time la incluyera en 2010 en su lista de personajes influyentes con menos de 40 años. Entonces explicó que su héroe era su padre, con el que suele hablar cada día antes de las 6 de la mañana. “Me desafía cada día a ser una mejor persona y siempre le estaré agradecido por ello”, dijo.

Admitió sus diferencias ideológicas con el demócrata Obama, pero le elogió por poner en el foco la necesidad de ayudar a las familias monoparentales. Y cuando se le preguntó dónde se veía en cinco años, contestó: “No sé ni dónde estaré en cinco semanas, menos en cinco años. Pero si estoy todavía involucrada en política espero que nunca pierda de vista por qué me involucré en primer lugar”.

Un ejecutivo de Wall Street para la propaganda de la Casa Blanca

Anthony Scaramucci, de 53 años, fue donante de las candidaturas de Barack Obama y Hillary Clinton y criticó con dureza a Donald Trump


El nuevo director de comunicación de la Casa Blanca JONATHAN ERNST


El nuevo responsable de dirigir la maquinaria propagandística de la Casa Blanca es un hombre con tres décadas de carrera en Wall Street. Anthony Scaramucci empezó trabajando para Goldman Sachs, el banco de inversión más influyente en el mundo de las finanzas, y es el fundador del fondo especulativo SkyBridge Capital, que está en proceso de vender desde que entró en el equipo del presidente Donald Trump.


Scaramucci se puso el mes pasado al frente del US Export-Import Bank, una agencia que asiste a las empresas que tienen operaciones en el exterior. Durante el proceso de traspaso de poderes de la Administración Obama y la futura de Trump fue una figura permanente en la Torre Trump, donde el también conocido como "The Mooch" -el birla- se encargaba ya de mantener una comunicación directa con los medios que se instalaron en la entrada.

La política, sin embargo, tiene sus matices. Antes dejar el mundo de las finanzas para ponerse al servicio de Donald Trump, apoyó con su fortuna y sus contactos las candidaturas de Jeb Bush y de Scott Walker. Y también realizó diferentes donaciones a las campañas de políticos demócratas, como Barack Obama, John Kerry y la propia Hillary Clinton. Su cuenta en Twitter estaba, además, plagada de comentarios favorables a los demócratas y críticos con el magnate..

Anthony Scaramucci, que se muestra muy confiado ante las cámaras, empezó a trabajar para Goldman Sachs al graduarse de la Escuela de Derecho de Harvard. Le echaron del banco y volvieron a contratarle. El abogado fundó SkyBridge Capital en 2005. Es un hedge fund que invierte fondos de clientes que no cuentan con el patrimonio suficiente para entrar en las grandes firmas y que vendió a la filial del conglomerado chino HNA Group, por unos 200 millones.

También es el fundador de SALT, una conferencia que cada año reúne a gestores de fondos en el hotel Bellagio de Las Vegas. Pero sobretodo era conocido en los círculos financieros porque le encantaba atraer la atención de la prensa y utilizaba sus apariciones en televisión para promocionarse. Como él mismo admitió en un evento público, siempre tuvo claro que quería ser un vendedor.
Comentarista

La imagen de Scaramucci en la Casa Blanca, de hecho, es surrealista vista desde el parqué neoyorquino, donde estaban más acostumbrados a escuchar sus opiniones de inversión en programas que asesoran a la audiencias, como Fast Money de la cadena CNBC o en el programa que el mismo dirigía en Fox Business. Poco a poco se fue introduciendo en el mundo de la política con sus comentarios.

Su figura fue objeto de controversia a raíz de una información de la cadena CNN en la que aseguraba que el ejecutivo estuvo en contacto con el Kremlin días antes de las elecciones. La historia resultó ser falsa y los tres periodistas fueron despedidos. El desliz dio nuevos argumentos a Trump para atacar la prensa. Pero el nuevo director de comunicación llega con la mano tendida para rebajar la tensión.

Anthony Scaramucci, de 53 años de edad, conoció al presidente cuando trabajaba para Goldman Sachs. Coincidió un par de veces con el empresario en eventos. Pero establecieron un contacto más estrecho cuando el financiero participaba en el equipo que recaudaba fondos para la campaña presidencial de Mitt Romney. Organizaron varios eventos en la residencia de Donald Trump en Manhattan.
Críticas a Trump

“Quiero al presidente”, dijo en varias ocasiones durante la rueda de prensa en la que se presentó como nuevo director de comunicación de la Casa Blanca. También destacó su capacidad para llegar al público con su mensaje y la maestría con la que maneja los medios sociales. Pero no siempre fue así. Scaramucci llegó a acusar durante la campaña a Trump de ser “antiamericano” por la división que estaba creado con su retórica y un “hacker político”.

El financiero hizo estos comentarios en la cadena conservadora Fox Business. Se defendía del ataque que hizo el entonces candidato contra los gestores de fondos. “Quizás va a nombrar a Elizabeth Warren para que le acompañe en la campaña como vicepresidente”, comentó. La senadora demócrata es de lejos la que más carga contra las prácticas de las firmas financieras. En las horas sucesivas a su nombramiento, limpió debidamente su cuenta en Twitter.

Alarma en el Gobierno porque Randazzo le saca más votos a Cambiemos que a Cristina

La apuesta a levantar entre agosto y octubre genera dudas. El riesgo del voto racional.


María Eugenia Vidal visitó la quinta de Olivos en enero con un diagnóstico claro: sin una tercera lista peronista, no sería fácil ganar en la provincia de Buenos Aires.

La escuchaban radicales espantados, molestos por cualquier roce con sus rivales históricos. Y Mauricio Macri, que se tomó en serio el consejo, al menos para no evitar que Florencio Randazzo se convierta en esa tercer boleta con orígenes en el PJ.

Pero las primeras encuestas que llegaron a los laboratorios de campaña del Gobierno no son muy alentadoras, porque los no más de 5 puntos que mide Randazzo no los habría captado de su ex jefa.

"Si no se pega a Cristina, lo pagaremos nosotros", se escuchó en los arquitectos de campaña del PRO. Los mayores reproches recaen sobre Federico Salvai, tal vez porque sabe cómo llegar al ex ministro.

La sesión para expulsar a De Vido también buscaba exponerlo, pero Randazzo se cubrió y le pidió la renuncia. Oscar Romero, diputado y candidato a reelegir por su lista, pediría la remoción de su par del FPV, en sintonía con su nuevo jefe.


Una de las zonas donde cosecha algunos puntos es en la primera sección y en el Gobierno detectaron que le reconocen su gestión ferroviaria.


Son votantes de sectores medios, "pensantes" y no del todo conformes con la gestión de Macri. Los mismos que Cambiemos busca persuadir para desnivelar en octubre, con el fantasma de la vuelta del kirchnerismo.


En sus entrevistas, Esteban Bullrich comenzó a hablar del 22 de octubre como fecha de elección real, o sea, en agosto será sólo un ensayo.

Según esa lectura, perder no sería tan grave si despierta a la gente que optó por Massa y Randazzo a votar Cambiemos en octubre.

Pero hay voces de Cambiemos que se animan a confiarse tanto, porque rara vez los bonaerenses votan en la general para levantar a un derrotado.


En el Frente Renovador también descreen de esa tesis, porque el votante pensante, molesto con el Gobierno, es el menos emocional. Y por lo tanto más difícil de hacerlo cambiar de idea.

Las recorridas de Macri por el Conurbano y sus repentinos planes de créditos populares denotan un problema casi irresoluble: sigue sin hacer pie en los sectores bajos, donde Cristina manda cómoda.

Tanto, que en el massismo ya le empezaron a pedir a su líder más estrategias para pelear ese voto.

"El bajemos los precios, es para la clase media", diferenciaron. Su visita a La Matanza de este jueves, buscó contentarlos.

Como a Randazzo, para robarle votos el Gobierno quieren emparentar a Massa con el kirchnerismo tras las primarias y jugar a fondo la grieta.

Ya intentó hacerlo durante el debate de la ley de responsabilidad penal empresaria y en el proceso para remover a De Vido.
En ambos debates, Nicolás Massot recordó siempre que pudo el paso de Massa por el Gabinete de Cristina Kirchner. Pero antes tienen que impedir que crezca Randazzo. O que no le robe votos.

EL POLAQUITO EN TELEVISION Algo más que un mal ejercicio de la práctica periodística

Tras la polémica entrevista de Periodismo para todos, la autora, que coordinó las recomendaciones de Unicef para este tipo de coberturas, advierte sobre el riesgo de generar estigmas y estereotipos.


Cielo Salviolo



periodismo. Más allá de las implicancias ideológicas del informe de Jorge Lanata, la vida del niño de la historia se torna aún más vulnerable a partir de dar datos concretos sobre su historia. Cuando se trata de menores, según la autora, las fallas en la forma son también de fondo.


Los niños, niñas y adolescentes aparecen muchas veces en la prensa con imágenes estereotipadas que, a fuerza de repetición, se naturalizan. La sociedad crea representaciones sobre determinados grupos: selecciona características que les son propias, las simplifica, las generaliza y les adjudica un juicio de valor. Una de las representaciones que tiene más fuerza y más presencia en los medios es la que vincula a la infancia pobre con la violencia y la delincuencia.

El caso debatido largamente esta semana con relación a la nota emitida en el programa Periodismo Para Todos, protagonizada por un niño de 11 años que habría confesado frente a cámara haber cometido varios delitos reproduce de manera amplificada los problemas que presenta el tratamiento de estos temas. La recurrencia a fuentes policiales como únicas voces de la noticia, el abordaje del caso o episodio sin investigar el contexto, el uso de términos peyorativos, la falta de mención a la legislación que protege los derechos de los chicos hasta la manipulación efectista y morbosa de la información son lamentablemente elementos comunes en el tratamiento de estos temas.

La vulneración del derecho a la intimidad de los chicos y chicas en este tipo de coberturas merece un párrafo aparte. La difusión de datos como el nombre, el apodo, los grupos de pertenencia o el lugar de residencia o tránsito de chicos en estas circunstancias no hace más que aumentar el riesgo social en que viven. Y en general, la mayoría de las veces hay muy poca preocupación por cuidar este aspecto y respetar la ley. Y aun cuando se oculte la cara, es una intrusión en la privacidad de la cual los chicos no pueden defenderse.

El riesgo de esa intrusión es la criminalización de los niños pobres y marginalizados, la discriminación y la expulsión de cualquier circuito de sociabilidad. Y esa exclusión, que es una doble exclusión, es una marca o etiqueta difícil de sacar.

Por ello, la cuestión clave aquí es comprender que las malas coberturas de estos temas no representan sólo un mal ejercicio de la práctica periodística. La pluralidad de fuentes, la mención a la legislación, la información de contexto, la protección de la identidad de las personas involucradas en hechos violentos deberían ser requisitos mínimos de cualquier cobertura periodística preocupada por darles a los ciudadanos herramientas para un análisis crítico de la realidad y sus temas. El principal problema de estas coberturas radica, especialmente, en los estigmas y estereotipos que se construyen sobre los chicos en situación de vulnerabilidad, como el caso del niño en cuestión y en la vulneración de derechos que ello implica.

La asociación entre pobreza, violencia y delincuencia que abonan estas coberturas termina por construir una sospecha sobre una clase peligrosa, ligada con la pobreza. Se invierte la condición en la que viven: los que están en peligro son vistos como posibles peligrosos. Estas imágenes estereotipadas además naturalizan las inequidades en la distribución de los recursos económicos, educativos, de vivienda y de salud. Vale la pena recordar que el término “pibes chorros”, por ejemplo, surgió de un programa de televisión que tituló así una nota con chicos en estado de vulnerabilidad.

La forma en que se narran los hechos, las presencias y ausencias, tienen un profundo impacto en las relaciones que se establecen entre la infancia y el mundo adulto. Si los tratamientos periodísticos refuerzan la construcción del joven pobre como “peligroso” o “violento”, esto encuentra un correlato en la justificación de la represión y las medidas legales e ilegales que se emprenden en contra de los jóvenes y que atraviesan discursos políticos, periodísticos, religiosos y de manera muy fuerte los discursos y las opiniones del común de la sociedad.

En un contexto en el que se discute cada vez más la reducción de la edad de imputabilidad de las personas menores de edad, ninguna cobertura está exenta de responsabilidad.

Por ello, esas coberturas deben respetar de manera ineludible la legislación relativa a la difusión de información que involucra a niños y niñas, los principios que protegen su integridad, dignidad y privacidad; diversificar las fuentes de información para tener una visión plural, amplia y que aporte datos para conocer el contexto de las noticias; trascender la perspectiva focal y abordar el hecho concreto desde sus causas y sus efectos; utilizar un lenguaje respetuoso, inclusivo, que no estigmatice a los chicos por encontrarse en situaciones conflictivas con respecto a la ley. Y finalmente no deben victimizar: cuando un niño, niña o adolescente comete un delito, hay personas que se ven vulneradas en sus derechos, pero esto no quiere decir que los periodistas deban tomar partido por los afectados –es mucho más complejo y profundo el análisis– porque eso refuerza la visión de que la sociedad se divide en víctimas y victimarios.

Los medios masivos de comunicación son espacios de lucha por el sentido y esto implica, siempre, la posibilidad de construir otras representaciones que ayuden a comprender los problemas sociales complejos que nos afectan como sociedad sin simplificaciones, manipulaciones o búsquedas de efectos.

Esa es una de las grandes apuestas con relación a los medios: la construcción de coberturas comprometidas profesionalmente con la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes. Lograrlo o no también tiene ver que con la posibilidad de demandar socialmente un periodismo distinto al que estamos leyendo, viendo o escuchando por estos días.

*Directora de Latinlab, Laboratorio de medios, comunicación e infancia, y secretaria del Comité de seguimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño.

Voto y alianzas electorales en Corrientes






Por Pablo Garibaldi

Ya está la fecha. El 8 de octubre se llevarán adelante las elecciones a cargos ejecutivo y legislativos provinciales en Corrientes. Para que esa jornada corone un gobernador electo, alguna de las ofertas debe obtener el 45% de los votos o el 40% más diez puntos porcentuales de diferencia con la segunda fuerza. Si ninguna oferta logra cumplir con uno de esos dos requisitos, los correntinos sumarán una segunda ronda entre la primera y segunda opción más votada, a celebrarse el 21 de octubre, como nueva cita a su exigente calendario electoral. De todos modos, el primer domingo de octubre de 2017 nos asegura certezas: sabremos cómo se repartirán las cinco bancas de senadores y las quince de diputados de la legislatura provincial. Todos estos cargos legislativos se distribuyen de acuerdo a una fórmula proporcional en distrito único.

Esta elección tendrá lugar después de dos sucesos relevantes. Por un lado, en los primeros días de junio de este año, una coalición liderada por el radicalismo recuperó la intendencia capitalina que se encuentra en manos del peronismo y sus aliados. Las alianzas allí enfrentadas se presumen similares a las que disputarán la pelea por la gobernación, aun no confirmadas. Más adelante retomaremos este punto. En segundo lugar, las Primarias, Abiertas, Simultáneas, y Obligatorias proveerán información sobre las preferencias de los correntinos a la hora de optar por su representación en el Congreso de la Nación. Los espacios que pican en punta para llevarse una o más de las tres bancas pertenecientes a la cámara baja, la magnitud efectiva de este turno, son ECO+Cambiemos, Juntos Podemos Más y 1País. La primera oferta es la coalición liderada por el radicalismo que cuenta con un recurrente socio local pero ahora muy fortalecido, el PRO. Hasta hace poco, el partido del Presidente era un jugador fragilísimo en la política correntina. ¿Cuánto rindió para el PRO la Casa Rosada en la negociación con el ejecutivo provincial por la conformación de la boleta? Los primeros tres lugares de la lista única responde con la secuencia UCR (Estela Regidor) – PRO (Sofía Brambilla) – Encuentro Liberal (Alfredo Revidatti). Las elites peronistas más rentables electoralmente y que tendieron a jugar integradas en el Frente para la Victoria hasta 2015 se alinearon en Juntos Podemos Más. Los juntados se revolverán entre siete listas en las primarias de agosto. El espacio 1País adelanta una única propuesta, cuyo primer lugar corresponde a Eugenio “Nito” Artaza, con la expectativa de terciar con éxito. Este sistema electoral de partidos de tercios desiguales se instaló en 2013 a partir de la aparición de un frente referenciado con Sergio Massa a nivel nacional y protagonizado por Artaza a nivel provincial. Los votos correntinos en las categorías de intendente capitalino y de diputado nacional, sin embargo, no solo son predictores poco confiables del ganador en la pelea por la gobernación sino que además resultan altamente insuficientes para abordar la política correntina.

El voto correntino

En 2001, 2005, 2009 y 2013, los ciudadanos correntinos apoyaron mayoritariamente a las distintas coaliciones electorales que lideró la Unión Cívica Radical en las elecciones a gobernador y vicegobernador de la provincia. En el mismo período, sin embargo, sostenidos respaldos se inclinaron hacia opciones peronistas cuando la presidencia estaba en juego. En 2003, la fórmula Menem – Romero obtuvo 35,02% de los votos mientras que la de Kirchner – Scioli alcanzó el segundo lugar con 26,39%. Posteriormente, el Frente para la Victoria – FPV logró, siempre en las elecciones presidenciales, 54,13% en 2007, 68,04% en 2011, y 50,26% y 55,36% de los votos en la primera y segunda vuelta de 2015. El ganador correntino coincidió con el ganador nacional en todas estas querellas menos en el ballotage de 2015. Como es de prever, las sólidas mayorías en la categoría presidencial se tradujeron en la arena legislativa nacional. Cuando hay concurrencia, entonces, la propuesta peronista gana la pelea por las bancas de diputados y senadores. Por esta dinámica, Carlos “Camau” Espínola, actual candidato a gobernador por el peronismo, asumió una de las dos senadurías capturadas por el FPV. En síntesis, las ofertas lideradas por el peronismo obtuvieron un extendido apoyo en las elecciones concurrentes mencionadas mientras que la propuesta respaldada por el radicalismo correntino fue relegada. En los turnos electorales que solo dirimieron cargos legislativos nacionales, se registran resultados parejos aunque inclinados hacia el radicalismo: una coalición radical-justicialista logró el primer lugar en 2003 y 2005 mientras que ajustados triunfos en 2009 y 2013 permitieron a la UCR y a sus socios derrotar al peronismo.



Si abordamos las últimas elecciones a gobernador, las bases territoriales de apoyo exhiben ciertas tendencias interesantes. El peronismo correntino ha mostrado desempeños competitivos en los dos principales municipios de Corrientes: la capital provincial y Goya. La tercera ciudad en términos de su caudal de votantes es un bastión radical: Paso de los Libres. De allí proviene uno de los posibles candidatos a gobernador, el ex intendente y actual Ministro de Coordinación y Planificación Eduardo Vischi. Observando las elecciones de 2013, los márgenes de victorias que le permitieron al radicalismo mantener el poder surgen más significativamente, además del infatigable aporte libreño, de ciudades medias -Mercedes, Monte Caseros, Virasoro, Bella Vista- y chicas -La Cruz, San Cosme, Itá Ibaté, Mburucuyá, Mocoretá, Juan Pujol, entre otras-.

La oferta electoral provincial

El radicalismo venció una y otra vez a sus adversarios en las elecciones a gobernador en la provincia de Corrientes entre 2001 y 2013. No lo hizo solo. En todas las disputas disfrutó de la contribución de socios menores pero decisivos. Sin embargo, no puede hablarse de una misma coalición en todo el período radical debido a que existe variación en términos de la composición y del número de integrantes. Este mayor número de socios no se relaciona directamente con un mayor apoyo ciudadano. En 2005, una alianza de 8 partidos obtuvo el 60,56% de los votos y ganó la elección. Acompañado de 18 fuerzas, entre las cuales se destacan al Partido Nuevo y Proyecto Corrientes, el radicalismo obtuvo 50,78% de los votos en 2013 y consagró en primera vuelta la reelección de Ricardo Colombi. En 2005, el aliado principal era el peronismo. En 2013, el peronismo era el desafiante a vencer.

El escenario de 2013, protagonizado por una coalición liderada por el radicalismo y otra por el peronismo, parece reeditarse este año con algunas novedades ineludibles. Pasemos a mencionarlas. Por un lado, Encuentro por Corrientes – ECO prepara y sufre la sucesión de Ricardo Colombi. Sin posibilidad de reelegir al líder, varios radicales sueñan con heredar la Casa de Gobierno: Gustavo Valdez, Sergio Flinta, Carlos Vignolo y Eduardo Vischi. El PRO es ahora un jugador fortalecido y ha intentado posicionar a Ingrid Jetter, titular de la gerencia regional NEA Región V de Vialidad Nacional, como candidata a la gobernación. Hoy, ese movimiento puede ser mejor leído como una jugada orientada a incrementar el poder de negociación en la arena electoral multinivel antes que como una apuesta estratégica en sí misma. El cargo a la vicegobernación de ECO suele corresponder al líder de uno de los partidos asociados más relevantes. En 2009, ese puesto fue asignado a Pedro Braillard Poccard del Partido Nuevo – PaNu y en 2013 a Gustavo Canteros de Proyecto Corrientes. Nuevamente, Braillard Poccard suena fuerte como el posible vice. El 14 de julio se disiparán las dudas.

Por el lado del peronismo, novedades emergen como consecuencia de la derrota del FPV en la carrera presidencial: restricción de recursos y extinción de la presidencia como un jugador con incidencia en la confección de la coalición. Asimismo, un mal desempeño del peronismo correntino en las elecciones a gobernador y a intendentes puede profundizar el debilitamiento de su “partido en las instituciones públicas”. Sin la presidencia de la nación y sin la capital provincial, una derrota en la elección a gobernador y a intendentes en Goya y Mercedes repercutirán en interesantes realineamiento internos. Por último, existen negociaciones para integrar a Cambio Popular, el espacio liderado localmente por Artaza, y el Partido Renovador Federal, conducido por Germán Braillard Poccard, a la coalición peronista que de prosperar pueden consolidar en la primera vuelta un nivel de concentración del voto entre la primera y segunda fuerza que agregue más del 90% de las preferencias ciudadanas.

Muy recientemente, Carlos Vignolo, Secretario General de la gobernación, afirmó públicamente: “Va a ser la primera vez que tendremos la oportunidad de insertar a Corrientes en un circuito Nación-Provincia-Municipio”. La política electoral es un vínculo que comunica este circuito. Pero no es el único. Las administraciones y dirigentes radicales en Corrientes piensan y esperan una mesa intergubernamental abierta a un menú de políticas bastante más amplio.

Que sostiene a Maduro en el poder?



Venezuela: ¿por qué no «bajan» de los cerros?


En entrevista exclusiva, el investigador Alejandro Velasco analiza el papel de los sectores populares en las protestas de Venezuela, que ya llevan más de 70 días, con muertos y heridos, en el marco de una multiplicidad de crisis.





Mucho se habla, y se escribe, sobre la crisis venezolana pero faltan algunos eslabones. Entre ellos está la pregunta por los sectores populares: ¿participan de las protestas?, ¿cuál es su relación con la oposición?, ¿y con el gobierno de Nicolás Maduro?, ¿quiénes son y cómo operan los famosos «colectivos»? Alejandro Velasco, autor de Barrio Rising. Urban Popular Politics and the Making of Modern Venezuela (2015), responde a algunos de estos interrogantes.





Una de las dudas que aparecen al leer sobre la crisis venezolana es qué factores sostienen a Nicolás Maduro en el poder. Siempre parece estar por caer y no cae, mientras la crisis se agrava. ¿Cuál es su interpretación?

Se combinan varios elementos. Por una parte, está el aparato estatal y la elite chavista. En la medida que vienen cerrándose espacios de maniobra en el plano doméstico e internacional, y tiene que recurrir más y más al autoritarismo, las figuras centrales del gobierno van atrincherándose al percibir una amenaza no solo a su permanencia en el poder sino verdaderamente existencial. Para algunos, es cuestión de principios: ante una oposición envalentonada y con amplio apoyo en el país y en particular en el extranjero, lo que está en juego es el legado de Hugo Chávez, en particular el avance hacia el estado comunal. Más allá de la oposición misma, esto siempre iba a significar una batalla contra la propia Constitución de 1999 –redactada en los comienzos de Chávez–, y con sectores internos del chavismo menos dados a la corriente socialista que a la de democracia participativa, base de esta Carta. De modo que, para los sectores más radicales, de cierta manera es un conflicto bienvenido aunque muy demorado, quizás demasiado para ser exitoso, pero darán la batalla de todas formas. Para otros, no obstante, el interés es más prosaico: los lazos de cuadros claves del chavismo con la corrupción desmedida –sea vinculada con el dólar preferencial o en algunos casos, con el narcotráfico– hace que cualquier salida del poder implique la cárcel, en Venezuela o en el exterior. De modo que la crispación del conflicto, vista en términos existenciales, tiende a cerrar filas, aunque por motivos muy diferentes.

Claro, hemos visto fisuras importantes en el chavismo, con gente que se ha desmarcado, como es el caso de la fiscal general Luisa Ortega Díaz. La fiscal ha mantenido una posición muy crítica frente a los dictámenes del Tribunal Supremo que invalidaban a la Asamblea Nacional, así como ante la convocatoria a la Constituyente y la represión de protestas. Pero por ahora no se han visto quiebres sustanciales. De cierta manera, incluso, las críticas de la fiscal, que por más duras que sean tienen poco peso jurídico más allá de palabras, benefician en parte al gobierno en el sentido de que demuestran cierta disposición a darle espacio a voces distintas dentro del aparato estatal. Pero es posible que la presión a la que se ha visto sujeta, especialmente en medios de comunicación del Estado, tenga mayores consecuencias, o bien que su ejemplo inspire más críticas e incluso quiebres claves. Por ahora, no obstante, son pocos esos ejemplos.

Por su parte, la oposición –aunque más unida que en años previos– peca como en otras oportunidades de exceso de confianza y cortoplacismo, en base su certeza de una victoria inminente. En esta oportunidad, esta dinámica ha sido alentada de manera acentuada y –estoy convencido– irresponsable, por voces como la del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, cuyas declaraciones llegan a sonar más fuertes que las de la propia oposición. El acercamiento opositor al gobierno de Donald Trump, la emergencia de gobiernos de derecha en Brasil y Argentina, y los intentos de diálogo carentes de sinceridad por parte del gobierno debilitan cualquier incentivo tendiente a moderar posiciones y buscar espacios para negociar. Ante este escenario, el atrincheramiento por parte del gobierno tiene su espejo en la actitud, también atrincherada, del liderazgo opositor, del cual, de hecho, se nutre.

Por último, está el «factor pueblo». Como en otras oportunidades, las manifestaciones opositoras han sido multitudinarias. Pero a diferencia de otros momentos, estas han logrado mantener día tras día, durante mucho tiempo, niveles de participación importante. También tienden a incorporar sectores sociales más diversos que en el pasado, aunque resultaría exagerado decir que hay un verdadero cruce de clases. De hecho, la brecha entre sectores populares y la oposición se mantiene y se manifiesta en las calles. La oposición lo atribuye a temor o control social de los barrios, sea por el Estado en su función de distribuidor de recursos –los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP)– o por los llamados «colectivos». De eso hay algo, pero está sobredimensionado, y creo que obedece más bien a una falta de capacidad de autocrítica por parte de sectores de oposición para entender por qué, luego de dieciocho años, y a pesar de la crisis severa, aún no han logrado encausar un mensaje que atienda a la enorme desconfianza por parte de sectores que no creen que la oposición reunida en la MUD abogue por sus intereses a futuro. Ante esa enorme falla, resulta mucho más fácil atribuir la falta de participación masiva de los sectores populares a un aparato coactivo.

Esto no solo se remonta a la polarización en la era chavista. La desconfianza por parte de sectores populares se extiende más allá, hacia sectores de clase media y alta cuyo discurso sobre derechos humanos y democracia tiende siempre a enfocarse en los derechos civiles y políticos más que los económicos y sociales. Pero incluso existe una deuda moral de la oposición vinculada a lo que fue la represión no solo durante el golpe de 2002, sino bajo el Caracazo de 1989, además de varias masacres en los años 80 y 90 que ponen en entredicho el apego real de sectores antichavistas hacia los principios democráticos que enarbolan. Todo eso impide una revuelta masiva por parte de sectores populares, lo cual tiende a darle márgenes de maniobra al gobierno.

Vinculada a esta descripción que hace de los sectores populares, ¿por qué finalmente no «bajan» de los cerros, como suele decirse, dadas las privaciones crecientes provocadas por el descontrol económico?

Primero es importante entender que así como la oposición es heterogénea y en el chavismo hay diferencias importantes en su interior, los sectores populares son un actor complejo y a veces contradictorio. Dos ejemplos solo en Caracas: en 2015 la parroquia 23 de Enero, vista como un bastión de la revolución, votó mayoritariamente por la oposición en las elecciones parlamentarias. Y en el municipio Sucre, que abarca el barrio más grande de América Latina – Petare– gobierna la oposición desde 2008, aunque también allí operan consejos comunales muy afines al gobierno. Como esos hay muchos otros ejemplos importantes de zonas populares con representación política mixta, lo cual permite matizar sus repuestas ante la crisis, que de hecho son diversas.

Por ejemplo, si bien es cierto que no hemos visto participación masiva de parte de aquellos sectores más afectados por la severa crisis, sin duda sí hay protestas en los barrios. Tienden a verse más y más saqueos, sea de comercios o de camiones de abastecimiento. Esto ocurre de manera particular en el interior del país, donde el aparato de seguridad del Estado es más tenue que en las grandes ciudades. Además, se reportan disturbios en zonas del oeste de Caracas, de corte más popular, toda vez que el sistema de abastecimiento de comida en los barrios –los CLAP– presenta fallas y retrasos.

Por varios motivos, tales eventos no suelen contabilizarse como protestas. Uno, porque la oposición tiene interés en proyectar una imagen, sobre todo en el exterior, de organización, no-violenta, centrada en reclamos de tipo político: elecciones generales, libertad de los presos políticos, recuperación de poderes para la Asamblea Nacional. Son reclamos fácilmente entendidos como violación de derechos humanos en el ámbito internacional, por tratarse se derechos civiles y políticos más que económicos y sociales. Ante esto, si bien es claro que una rebelión popular masiva y multisectorial sería bienvenida por la oposición, también sería difícil situarla y canalizarla dentro de los marcos discursivos y estratégicos que se han trazado. De modo que esas protestas están latentes, pero aún circunscriptas a los márgenes.

Luego está el hecho que la idea de barrios que «bajan» está muy atada a lo que fue el Caracazo de 1989 y tiende a limitar lo que se imagina como protesta popular en Venezuela. Se piensa en términos de explosiones sociales masivas y repentinas, no como han venido trascurriendo en sectores populares propiamente identificados con los reclamos de la oposición: a cuenta gotas. Hoy, el tipo de protesta popular que se ve en sectores populares suele tener un carácter reivindicativo más que político partidista. Pero las cifras del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social muestran protestas continuas y a escala nacional; protestas barriales contra los efectos de la escasez, la inflación, el colapso de servicios públicos, etc. De modo que los barrios han venido protestando y seguirán haciéndolo.

Pero, y esto es clave, una cosa es la protesta ante el gobierno, y otra la protesta anti-gobierno. En el pasado reciente, cuando la oposición logró una incidencia importante en sectores populares, lo consiguió enfocando su mensaje precisamente en aquellos reclamos que tienen eco en los barrios. Pero tiende a perder terreno cuando se aleja de estos y se enfoca en demandas de corte más político: cambio inmediato del gobierno, cese de la represión y violencia del Estado, ausencia de representación política. No es que estos sean temas que no importen en sectores populares. Todo lo contrario: precisamente estas fueron las bases sobre las cuales Chávez en su discurso y, por un tiempo en la práctica, logró el apoyo de estos sectores otrora marginados por las elites políticas y sociales. Pero hoy, el foco en la condena hacia el Estado por su represión de la oposición –sin duda correcto en principio– luce en los barrios como privilegio de clase, ya que la violencia y el abuso policial es pan de cada día en los sectores populares. Y ante ese escenario vemos el repliegue de las protestas puntuales en estos sectores, ya que, por más grave que sea la crisis, no van a apostar a un cambio de gobierno sin alguna señal más o menos concreta sobre lo que vendría, y encima con gente al mando que por décadas ha demostrado poca voluntad de acercamiento y menos aún de comprensión de las exigencias de los sectores populares; que no se esforzó en entender por qué Chávez logro cautivar los sueños de tantos venezolanos, lo que no ocurrió por meras dádivas, por carecer sofisticación ni por ser «enchufados».

Esto es lo que subyace lo que refería arriba: la desconfianza. Sin duda, en los barrios, el gobierno no solo está debilitado, sino desprestigiado, incluso entre los chavistas más comprometidos, para quienes el gobierno reacciona con timidez e incoherencia ante lo que perciben como una oposición violenta. Pero las encuestas demuestran que la oposición cuenta con una clara mayoría de aproximadamente 55% de apoyo contra un 15-20% del gobierno. Significa que a pesar de la crisis, una parte de la población otrora simpatizante del chavismo y hoy decepcionados con el gobierno, aun no se decide a apoyar a la oposición. Y ciertamente, van a pensarlo muy bien en el marco de protestas que se tornan más y más violentas, de manera particular en momentos como el actual en el que las protestas van dirigidas a cambiar el gobierno sin una idea más clara del futuro.

¿Hasta qué punto funcionan los CLAP y los colectivos como mecanismos de disciplinamiento social?

Sin duda existen esos mecanismos pero su impacto, en particular el de los llamados «colectivos», está sobredimensionado en el discurso y en el imaginario opositor y en sus ecos en el exterior. Unos días atrás, por ejemplo, un dirigente opositor tildó a la Guardia Nacional de «colectivos», mientras que hace unas semanas corría una cifra, en reconocidos medios internacionales, que indicaba que los colectivos «controlan» el 10% del país. Más allá de grandes interrogantes no solo sobre cómo se llega a ese porcentaje, sino lo que se define por «control» –territorial, demográfico, operativo– este tipo de análisis también apunta a un sujeto homogéneo que no se ajusta a la realidad. Aunque comparten características –entre ellas la más destacada, claro está, es el uso de armas de manera para-estatal– lo cierto es que existe gran variedad entre grupos que se autodenominan «colectivos» o así son conocidos. En su mayoría, se identifican con el gobierno, pero difieren tanto en su nivel de apoyo como en los motivos por cuales lo hacen, especialmente en momentos de abierto conflicto como el actual.

En términos muy generales, podemos hablar de tres tipos de colectivos: un grupo es de larga data, con orígenes anteriores al del chavismo. Tanto en ideología revolucionaria como en disciplina táctica están muy bien formados, y se remontan a la experiencia de las guerrillas de los años 60 de la que toman inspiración. También llevan adelante un trabajo social importante, además del de vigilancia contra bandas delictivas en los espacios donde operan, lo que les da legitimidad entre sus vecindarios, con excepciones, claro está. Estos grupos han chocado con el aparato estatal chavista, incluso con Chávez en su momento, toda vez que critican la falta de compromiso ideológico de la elite gubernamental en el marco de la corrupción galopante, porque reivindican su autonomía respecto del orden jerárquico del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y porque sobrepasan el control sobre las armas que Chávez quería canalizar, sin éxito, hacia las fuerzas armadas. De hecho, si bien otros componentes del aparato represivo del Estado tienen vínculos cercanos con colectivos, las fuerzas armadas por lo general los ven negativamente. Esto explica la dinámica que los hace salir y tomar acciones durante momentos de alto conflicto: menos en apoyo a Maduro que en defensa de lo que entienden que es una campaña militar sin cuartel para neutralizarlos en un contexto de transición.

Otro grupo surge entre 2007 y 2012, en pleno auge chavista. Toman como modelo al grupo anterior y desarrollan ciertas funciones similares de defensa en espacios muy reducidos junto a un trabajo social donde operan, pero su posicionamiento ideológico es mucho más comprometido con el «socialismo del siglo XXI»; es decir, mucho más allegados al chavismo y menos autónomos. Muchos están compuestos por gente más joven que los primeros colectivos, con menos trayectoria de lucha social en sus comunidades, pero dispuestos a desarrollarla en el marco de lo que fue la bonanza de recursos de esos años. A medida que esos recursos han escaseado bajo el gobierno de Maduro (e incluso antes), y por carecer de una base ideológica fuerte e independiente, algunos han ido pasando a actividades delictivas, haciendo uso de sus contactos en el gobierno, de su armamento y de su control de espacios reducidos.

Por último están lo que podemos llamar colectivos disfrazados. Surgen con la implementación del llamado Operativo para la Liberación del Pueblo (OLP), bajo el cual fuerzas especiales entran en barrios para desarticular supuestas bandas criminales, y a menudo sus acciones terminan en matanzas. En el marco de estos OLP, sectores de la policía han tenido contacto con colectivos en zonas donde operan, en principio para tratar de evitar enfrentamientos, pero en ese contexto, han ido también apropiándose de tácticas y accionarios de paravigilancia que utilizan los colectivos, pero ya con un fin netamente represivo. Además, con sus acciones ya no solo de intimidación sino de choque e incluso de intimidación de zonas opositoras confirman el imaginario extendido sobre los colectivos: el monstruo latente bajo la cama. A partir del ciclo de protestas de 2014, comenzamos ver a estos grupos, propiamente parte del gobierno pero que se arropan en la nomenclatura y accionar de grupos civiles armados, vestidos de civil y rodando en grupos de motorizados.

En este momento de crispación, los tres grupos están activos, pero su función es más bien de choque. De hecho, si las elites chavistas se aferran aún más al poder en la medida que el conflicto se torna más crítico, para aquellos percibidos como «colectivos» la dinámica de vida o muerte es aún más férrea, aunque difieran en sus motivos para actuar. La confusión sobre quién o qué son verdaderamente colectivos deja entrever que, en un contexto de transición, las fuerzas armadas –cuya relación con los ellos de por sí es tumultuosa ya que los ven como usurpadores de sus funciones– tendrían amplio espacio de maniobra para neutralizar cualquier cosa considerada bajo ese nombre. Esto, claro, tiende a profundizar aún más la sensación de defensa existencial por partes de colectivos que no obstante tienen numerosas críticas a Maduro y la cúpula chavista, sea por corrupción o por falta de compromiso revolucionario.

Más allá de esto, pensar que miles o millones de personas en los barrios no protestan aun cuando quieren hacerlo por estar atemorizados resulta más bien una manera de postergar, de nuevo, la pregunta acerca de por qué, a pesar de la crisis, y luego de más de tres lustros, la oposición no logra motivar a sectores populares decepcionados con el chavismo para que se arriesguen en las calles, así como lo han hecho en muchas oportunidades. Y así, resulta más fácil imaginar que debe ser o por estupidez o por miedo que no salen de manera masiva. El miedo, en particular, no ha sido un factor limitante en otras protestas previas. Para entender esto basta, de nuevo, ver los niveles de protesta reivindicativa, por lo demás altísimos, así como el día a día de violencia y represión policial en los barrios, las cuales no concitan ni una mínima parte de las críticas que Almagro, Human Rights Watch, Amnesty International o un sin fin de otras organizaciones le reserva a la oposición movilizada en las calles.

¿Y los CLAP?

Los CLAP ejercen esa función de control social de manera más clara y con mayor impacto, ya que cubren mucho más territorio y, además, implican ayuda que se torna más crítica y necesaria en la medida que la crisis empeora. No por nada hubo un repunte importante en la aprobación de Maduro a principios de año, que coincidió con un operativo masivo y exitoso de distribución de los CLAP. Pero también es un mecanismo de doble filo. Mientras más se crea en los CLAP una expectativa de ayuda crítica y puntual, más precisa el gobierno darle un seguimiento oportuno. En la medida en que no lo hace, se vuelve no solo posible sino probable que este vínculo con el gobierno se deshaga y la gente salga a protestar. De hecho, ya hay reportes de sectores populares que protestan por las fallas en la distribución de los CLAP que se van entrelazando con las protestas de corte más cívico y político. Si persisten las fallas, y se derrumba la expectativa de ayuda, ese control que vienen ejerciendo los CLAP se esfumará.

¿Qué perspectivas imagina para la coyuntura venezolana actual?



Todo apunta a un escenario de más confrontación, lo cual, de hecho, marca un hito en la trama reciente de Venezuela. Lo que se comenta poco es que, dada la intensidad de la polarización, protesta y conflicto que ha vivido el país en las últimas dos décadas (e incluso antes), a lo cual se le suma el número descomunal de armas en la calle y los altísimos índices de violencia delictiva, resulta insólito que la tensión social y política no haya pasado a mayores, incluso a una guerra civil. Lo cierto es que en momentos en los que también se hablaba en términos del todo o nada, del fin del mundo, de un desenlace final ante un tablero cerrado –como en 2002, 2007 o 2014 – Venezuela y su gente, a pesar de todo, encontraron cómo frenar en el barranco.

Hoy estamos ante una coyuntura muy diferente de instancias previas de crispación, protesta y violencia. El gobierno no solamente está débil en cuanto a apoyo popular sino ante un panorama geopolítico completamente adverso, y con muchos de sus cuadros inmersos en la corrupción, lo cual reduce la posibilidad de inmunidad ante un contexto de transición. El gobierno se muestra arrinconado y sin ningún interés en negociar de buena fe, ya que lo que está en juego es el todo. Por eso hace uso de todas las piezas que controla en el aparato institucional para intentar frenar esa debacle total, aceptando los costos de legitimidad que esto conlleva en el ámbito doméstico e internacional. Claro, de parte de la oposición, con más apoyo que nunca dentro y fuera de Venezuela, tampoco hay voluntad alguna de negociar. Primero por cuestiones de principios –del tipo «la democracia no se negocia», aunque qué entienden por democracia está en entredicho– pero más que todo, por sentirse próximos a la victoria final.

No obstante, también es cierto, aunque resulte difícil aceptarlo, que, como mencionamos, ni la oposición ni el gobierno cuentan con el poder abrumador para salir victorioso. Por eso se estancan en una brutal lucha de trincheras sin un desenlace claro. El gobierno juega al desgaste opositor. La oposición a un quiebre decisivo dentro del gobierno –por ejemplo de fichas claves, especialmente en las fuerzas armadas– y al aumento de las protestas en sectores populares que obliguen a reprimirlas tal como se ha venido haciendo con las protestas más convencionalmente asociadas con la oposición. Eso le restaría muchísima credibilidad entre sectores que si bien mantienen serias críticas y desilusión, aun no se deciden del todo a apostar por una alternativa de gobierno opositora.

El comodín es la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Más y más resulta evidente y conocido, no solo a escala internacional sino en la propia Venezuela, sobre todo entre aquellos que simpatizan o simpatizaron con el gobierno, que sus cúpulas están metidas de pleno en actos de corrupción, especialmente en el tráfico de alimentos y de divisas que afecta de manera más directa a sectores populares. Pero al contrario de las elites civiles chavistas, los militares saben que son una ficha de negociación precisamente por controlar las armas del Estado y estar en la posición, en un momento dado, de dirigir esas armas en función de una «pacificación» de sectores, por ejemplo los colectivos, que se opongan de manera violenta a una transición. De hecho, la oposición mantiene lazos con la jerarquía militar y pide públicamente que se manifieste abiertamente contra el gobierno. Y puede que lo haga, pero más allá de la paradoja de una oposición que por años ha criticado al componente militar por sobreponerse al civil, quienes sufrirán las consecuencias son esos mismos sectores populares de los que tanto se habla. Vale recordar las palabras que el entonces flamante presidente Carlos Andrés Pérez, en vísperas de lo que sería el Caracazo de 1989, le apuntó a un dirigente de Acción Democrática: «Cuando el ejército sale a la calle, es a matar gente». De modo que no sirve hablar de ángeles y demonios en Venezuela. Quienes ayer enarbolaban los derechos humanos hoy los violan, y viceversa. Y el precio siempre lo pagan de manera marcada esos barrios de los que tanto se habla, y a los que tan poco se escucha, y menos aún, se entiende. Esto es, en resumidas cuentas, el nudo y tamaño de nuestra crisis.




Alejandro Velasco es historiador y profesor en la Universidad de Nueva York (NYU). Es editor ejecutivo de NACLA Report on the Americas.

Vidal acorrala al intendente de Mar del Plata, donde necesita ganar o ganar





La gobernadora María Eugenia Vidal consideró hoy “inaceptable” la muerte de personas en situación de calle en distritos de la provincia y le pidió respuestas, en este sentido, al intendente de Mar del Plata, Carlos Arroyo, sobre las polémicas declaraciones de su secretario de Salud, quien comparó a quienes duermen en las plazas con “perritos”.

La mandataria se refirió al tema en la conferencia de prensa que brindó en La Plata junto a la diputada nacional, Elisa Carrió y los candidatos Esteban Bullrich, Héctor Flores y Carolina Piparo. “Cada muerte duele y para mí es inaceptable, y mucho más inaceptables son las declaraciones del secretario de Salud del Municipio de Mar del Plata y espero la respuesta del intendente frente a lo que dijo”, dijo apuntándole directo al jefe comunal de Cambiemos que no logra hacer pie desde que arrancó su gestión, en diciembre de 2015.

Las declaraciones que provocaron el repudio generalizado en todos los ámbitos fueron realizadas por Gustavo Blanco, actual secretario de Salud de La Feliz. Tras la muerte de un hombre de 54 años en situación de calle, Blanco intentó deslindar responsabilidad municipal al advertir que muchos indigentes no logran ser llevados al refugio que tiene la comuna y puso el ejemplo de una mujer que duerme en una plaza céntrica a quien comparó con “un perrito”. “Hemos ido 17 veces a buscarla. La dejamos en el hospital y vuelve. Es como un perrito, vuelve al lugar donde se siente cómoda”, dijo y recibió una catarata de críticas y repudios. Hoy finalmente pidió perdón en una entrevista radial.

El pedido de respuesta pública a Arroyo deja al descubierto el creciente malestar de la gobernadora con la gestión que lleva adelante el intendente de ese distrito que a Cambiemos le interesa cuidar especialmente por el caudal electoral y por el apoyo que consiguieron ella y el presidente Mauricio Macri en 2015, y que buscan repetir este año en las urnas. Para apuntalar al intendente, Vidal envió en diciembre al ministro de Gobierno, Joaquín De la Torre, quien ofició de “interventor” para intentar solucionar los problemas administrativos, económicos y también políticos que golpean a Arroyo.

Vidal dejó en claro hoy la responsabilidad que le cabe al intendente. “La atención de personas en situación de calle es responsabilidad de los municipios, de hecho nosotros en la ciudad de Buenos Aires trabajamos mucho este tema. Yo salía personalmente con todo mi equipo y todo el gabinete del Gobierno de la Ciudad a atender a situaciones en situación de calle”, remarcó Vidal. No obstante, negó que haya crecido la cantidad de gente en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires, como aseguran las organizaciones sociales, y dijo que la cifra “se ha mantenido estable”.

Se recalentó la demanda por el dólar; el blue rozó los $ 18

Juan Pablo Marino


La demanda por cobertura ante la incertidumbre que generan las elecciones legislativas aceleró este viernes la escalada alcista del dólar, que alcanzó un nuevo máximo histórico: $ 17,66, exactamente 20 centavos más que el jueves, de acuerdo al promedio que efectuó ámbito.com en bancos y agencias de la city porteña.

En consecuencia, durante la semana el billete minorista anotó una fuerte suba de 51 centavos, o un +3%. Se trata de la segunda marca en importancia en este lapso durante 2017 (la más alta data de la tercera semana de mayo pasado, cuando por efecto de la crisis en Brasil -denuncias de corrupción sobre el presidente Michel Temer- la divisa se disparó 3,05%).

El fuerte ascenso de la moneda de EEUU tuvo correlación con la cotización mayorista de bancos, que sumó 22 centavos a $ 17,46 y tocó también un nuevo máximo, alentado por crecientes órdenes de compra para cobertura y para atender compromisos externos, que no encontraron respaldo en los montos ofertados. El Banco Nación cerró el tipo de cambio del dólar mayorista a $ 17,42.

La jornada estuvo marcada por una alta volatilidad: los máximos se ubicaron en los $ 17,46 y los mínimos en los $ 17,26. Y también estuvo signada por un importante volumen de operaciones, unos u$s 572 millones (26% más que el jueves), que se convirtió en la segunda marca más alta del mes, sin que se haya detectado participación del Banco Central.

"Los pedidos de compra formalizados desde temprano en el sector donde operan los grandes jugadores fueron empujando subas escalonadas que hicieron que el tipo de cambio alcanzara nuevos máximos históricos", comentó el analista Gustavo Quintana.

Es una demanda que parece no tener techo, en virtud de las próximas elecciones y algunas especulaciones, que hace que cambien los portfolios de empresas, inversores y bancos. "Estos jugadores suben sus posiciones en moneda dura y en otros activos más seguros y rentables, ya que con el rendimiento de las Lebac en pesos por ahora no alcanza a frenar la disparada del dólar, si bien esta por otro lado bajando la tasa de inflación", evaluó Fernando Izzo, de ABC Mercado de Cambios.

En la plaza un tanto agitada, operadores observan, a su vez, un limitado nivel de oferta ya que, por ejemplo, los exportadores cerealeros están liquidando solo unos u$s 80 millones diario pese a que aún estamos en el ciclo de comercialización de la soja, que dura hasta mediados de agosto.

De esta forma, durante la semana, la moneda estadounidense que se opera en el MULC (Mercado Único y Libre de Cambios) acumuló una suba de 58 centavos (+3,4%).

La persistente demanda que se instaló con fuerza en los últimos dos días refleja que el proceso de dolarización de portafolios (ante la incertidumbre que generan las elecciones primarias) es un fenómeno que todavía tiene terreno para recorrer, aseguran en las mesas de dinero.

El economista del Centro de Estudios Económicos del Sur (Cesur), Amilcar Collante, indicó a ámbito.com que "después de la mega licitación de Lebac del martes, ha quedado muchos pesos circulantes que presionan el tipo de cambio en un mercado que se ha vuelto volátil". Sumado a eso, añadió, "se registra una mayor demanda de divisas por turismo".

Por su parte, Fernando Izzo, de ABC Mercado de Cambios, comentó que "es lógico que el dólar suba porque aún quedan muchos pesos en poder de los bancos, empresas e inversores (tras la licitación de letras, que liberó $ 81.000 millones al mercado) que el miércoles no pudieron aplicar por la inestabilidad de los mercados".

A contramano de los que ocurre en la Argentina, el dólar cayó este viernes en el mundo frente a una canasta de divisas a su menor nivel en más de un año luego que en la víspera el jefe del BCE se abstuvo de hacer comentarios que presionaran al euro, y por los obstáculos que enfrenta la agenda política del presidente estadounidense Donald Trump.

Mientras tanto, el blue trepó 12 centavos a y rozó los $ 18, al cerrar a $ 17,96, su récord histórico, de acuerdo al relevamiento de este medio en cuevas del microcentro porteño. Durante la semana, el paralelo anotó un ascenso de 39 centavos (+2,2%).

En tanto, el "contado con liqui" y el Bolsa ascendieron 23 centavos a $ 17,55 y $ 17,44 respectivamente. En la semana, se dispararon 59 y 52 centavos respectivamente.

En el mercado de futuros del ROFEX, se operaron 305 millones, de los cuales el 54% fue para fin de mes a $ 17,5400 con una tasa del 25,14%TNA. El plazo más largo operado fue abril de 2018, que cerró a $ 20, con una tasa implícita de 19,1%. El promedio de suba de todos los plazos pactados fue de 20 centavos, de acuerdo a la suba del valor spot.

Renunció Juan Procaccini, presidente de la Agencia de Inversiones, la encargada de traer inversiones al país.






El presidente de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Exterior, Juan Procaccini, dejó su cargo este viernes luego de recibir críticas por el escaso volumen de inversiones para la economía real que llegaron durante su gestión.

Tras la puesta en marcha del organismo, la organización del mini-Davos y la gestión de 63.800 millones de dólares en inversiones-de los cuales 25% ya están en ejecución-, fuentes oficiales aseguraron que Procaccini prefirió volver a la actividad privada.



Desde su entorno aseguraron  que se trató de una decisión que el funcionario venía madurando hacía semanas. "Se ve que lo habló con Pancho (el ministro Cabrera) y se terminó de decidir. Vuelve al ámbito privado, a la administración de fondos de inversión", aseguraron.



Su gestión venía siendo criticada fuera y dentro de los pasillos de la Casa Rosada porque la lluvia de dólares de inversión extranjera directa nunca llegó. Como explicó Clarín, los hombres del Gobierno se preguntan reiteradamente: "si hacemos todas las cosas bien, por qué no llegan las inversiones".



En el mejor de los casos, la Agencia se dedicó a auxiliar inversiones que la macroeconomía argentina no imposibilitaban, pero no pudo con la incertidumbre de los empresarios extranjeros respecto de la capacidad de Macri de profundizar sus reformas, dudas que el banco Morgan Stanley dejó en evidencia cuando le negó la categoría de emergente a la Argentina. Tampoco pudo con las pujas internas del manejo del comercio exterior entre la excanciller Susana Malcorra y el ministro de Producción, Francisco Cabrera.



Así, la dimisión se produce pocos días de que la nueva repartida de funciones redefiniera la Agencia como había sido diseñada en un principio. De acuerdo al decreto que se publicó en el Boletín Oficial la semana pasada, la Cancillería -ahora a cargo de Jorge Faurie- se quedó con las negociaciones internacionales y el Ministerio de Producción podrá "intervenir en el ámbito de sus competencias". De esta forma, la promoción del comercio exterior pasó a manos de Cabrera y de ahora en más el perfil de la Agencia pasaría a ser similar al de las misiones comerciales.



Por el momento, la Agencia no confirmó un reemplazante. Por el contrario, aseguraron que la dirección será bicéfala y quedará en manos del mismo equipo: Pablo Tarantini, actual Director General Inversiones, y Juan Pablo Tripodi, Director General Comercio Internacional.



"Actualmente el equipo de la Agencia gestiona el aterrizaje de U$S 63 mil millones de inversiones, y unos sesenta mil millones más de inversiones latentes. Juan ha realizado un gran trabajo y queremos que en adelante la Agencia profundice la orientación hacia la ejecución de los proyectos de inversión", destacó el ministro de Producción, Francisco Cabrera, en el comunicado oficial.



Este documento precisó que "La Agencia avanzará hacia la simplificación del proceso de inversiones para lograr hacer que sea más fácil y menos burocrático".



"Estoy muy contento de haber formado parte del equipo de gobierno que está transformando el país aportando mi experiencia en la conducción de la Agencia en estos 18 primeros meses. Lideré un equipo de excelentes profesionales con el que hemos obtenido logros muy importantes. Mi objetivo es seguir aportando ahora desde el mundo privado para que las inversiones sigan llegando y generando oportunidades de crecimiento para nuestro país", expresó Juan Procaccini en el comunicado de prensa.