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Discurso de poder, tribalidad y voto joven



Por Rubén Weinsteiner


Para interpelar a los microsegmentos jóvenes en la era pre Web 4.0 y tener al sujeto de elección-objetivo rodeado, había que hablarle desde los referentes mediáticos o artísticos, desde las paredes, desde el diario, desde la calle y los carteles, para que nuestro mensaje impactara, reiterara la radio y mirara a los ojos la televisión para instalar anclajes poderosos.


Miramos un promedio de entre 400 y 500 veces el celular y cuanto más baja la edad, más se aplana la curva y más veces miran el celular por día.
Para qué? Ver si nos pusieron un like en Instagram, un fav o rt en Twitter, una reacción o comentario en Facebook, un whats app nuevo o enviar un mensaje nosotros, e-mails, juegos, alertas de apps, hablar por teléfono, ver fotos y videos, o simplemente porque no queremos mirar a los que viajan en el ascensor con nosotros o en la sala de espera del médico.
Vivimos conectados. Probablemente si nos olvidamos el celular en casa, volveremos a nuestra casa a buscarlo.


Hoy los jóvenes no pasan online "una gran cantidad de horas" como decíamos hace algunos años, los jóvenes viven online, habitan la dimensión 4.0, lo que va variando es la pantalla. Primero cortamos el cordón umbilical del cable con la wifi, entrabamos a cualquier bar, pedíamos un café, el mozo nos decía “dale” y nunca lo traía, pero estaba todo bien, porque no habíamos venido por el café, habíamos venido por la conectividad, para sentarnos a trabajar en un lugar, que no era ni nuestra casa ni la oficina. Con el salto cualitativo de los smartsphones, las tablets, y luego con los smartsphones más grandes, fuimos dejando a un lado a nuestras netbooks, y ahí la ubicuidad de la red, pasó a ser nuestra mano.

La Web 4.0 es ubicuidad. Hace 15 años era común escuchar: "llego a casa, me conecto y te respondo el mail", esa frase ya no la escuchamos, ya que el telefonito hace que internet esté donde estamos nosotros.

Muchos integrantes de las generaciones “Google” y “Y”, es decir 16-38 aproximadamente, lo primero que hacen cuando se levantan es mirar el teléfono, para ver cuantos likes tuvieron en la última foto posteada en Facebook, cuantos rt tuvo en twitter, o si el mensaje de whatsapp que le enviaron a esa chica tiene el doble tilde azul.


Las tribus entre los jóvenes son comunidades emocionales que expresan una nueva forma de sociabilidad. Se sustentan en la satisfacción del sentimiento de pertenencia , pertinencia y validación, y un sensación de proximidad intelectual, afectiva espacial, tanto física como como virtual.

La forma de sociabilidad de la tribu urbana tiene que ver con insertarse en un grupo sobre la base de compartir códigos estéticos, rituales, formas de escuchar música, lugares propios. El principal valor es el de la pertenencia. En la tribu urbana, el individuo siente que juega un papel en el grupo y no es solamente parte de la gran masa de la sociedad.

La ubicuidad, la pertenencia y pertinencia a la tribu 4.0, es intensa, no admite descansos o recreos en muchos casos compite y le gana afectivamente y en términos validatorios a la pertinencia familiar, y en muchos casos a la pertenencia.

El discurso político tradicional, que intenta interpelar al segmento joven, lo hace desde el paradigma individual introspectivo y adulto, frente al paradigma comunicacional colectivo de referencia externa y tribal, desde donde los segmentos jóvenes escuchan y construyen su sistema de preferencias.


El discurso de de negociación y creación de lealtades hacia la tribu.

El discurso para la construcción de subjetividades en el voto joven debe negociar y gestionar lealtades apoyadas en la identificación y el amor. A los jóvenes no hay que convencerlos, hay que enamorarlos.
El marco epistémico del discurso debe diseñar y habilitar espacios que traspongan los límites. El lenguaje es una construcción humana que construye al ser humano. en el caso de los jóvenes, los neologismos, los códigos y todas las innovaciones epistémicas, lo que hacen es legitimar la trasngresión. Por eso el discurso debe validar esas submodalidades discursivas. No estamos hablando de usarlas, porque puede parecer artificial, pero si validarlas y legitimarlas.
Hay que ayudar a los jóvenes a nombrar las cosas con un nombre que habilite el disenso formal activo, agrupando en torno a significantes nuevos, significados heterogéneos.

El discurso de poder en el voto joven, debe conectar con nuevas demandas, debe buscar construir expectativas en torno a esas nuevas demandas y ordenar los segmentos  a interpelar en torno a esas demandas.

El reconocimiento y la identificación con la tribu en tanto colectivo, ante un problema determinado por parte del discurso político, es el eje de la racionalidad instrumental del voto joven. Para el joven, identificación tribal es amor, desde una concepción mítica, para los adultos, identificación es esencialmente empatía.

Esa avidez por los likes, o por los rt, es sin duda esa legitimación que la tribu otorga. Esa legitimación compite con la de “la ley”, padres, escuela, familiares, medios, religión etc.

Para que la comunicación con los segmentos jóvenes sea esencialmente persuasiva y técnicamente informativa, y no al revés, debe tener en cuenta que es más importante lo que dicen otros jóvenes, dentro o fuera de la tribu, por afirmación o por negación, que lo que dicen los padres, los profesores, la religión, los medios o los políticos. Si los jóvenes cumplen con lo que está bien para los padres, incumplen con lo que está bien para los pares y la tribu, y viceversa. “No tomes, no entables relación con gente rara, estudiá mucho, acóstate temprano, no te quedes hasta cualquier hora en la computadora” consejos sobre la vida sexual, las relaciones, el trabajo y finalmente la política, son consejos que los jóvenes difícilmente puedan cumplir si quieren ser parte de la tribu.

En la mayoría de los casos donde las consecuencias no revisten inmediatez , amenaza o peligro, la tensión padres-tribu, se salda a favor de la tribu, por el peso del colectivo a la hora de la aprobación y legitimación social.

De esta manera, los jóvenes, gestionan el conflicto entre lo que está bien para los padres y lo que está bien para la tribu, y así, de esa manera, responder a dos expectativas diferenciadas. La demanda implícita es que sea aceptado lo inaceptable dentro de las condiciones objetivas, pero que como dice la marcha de la bronca de Pedro y Pablo, “haré de cualquier modo” .

La ocupación del imaginario por parte del joven, en tanto integrante de un colectivo, una tribu, con sus leyes, códigos y marcos transaccionales, es una precondición de cualquier construcción discursiva, políticamente significativa, para la interpelación y colonización de subjetividades dentro de los segmentos jóvenes.

En ningún macrosegmento se observa tan claramente la dinámica de la microsegmentación como hacia el interior del #votojoven. Porque los jóvenes, son más flexibles, adoptan nuevos intereses con especificidades y dinámicas atomizatorias, cambian, se enamoran de ideas más fácilmente, y se separan ellas con facilidad, se sienten parte de nuevos colectivos rápido, se juntan, se agregan, se separan, se vuelven a agregar, se comprometen mucho más rápido que los mayores.

A la hora de interpelar a los jóvenes, muchos inmigrantes digitales, es decir los que no nacieron con la web social, se les nota mucho “el acento” fuerte de inmigrantes, cuando no entienden como en una reunión de 20 adolescentes en una casa, los 20 se comunican por whatsapp entre ellos mismos, y no hablando con los mismos que tienen al lado. Es que la tribalidad 4.0 tiene sus propios códigos, su marco epistémico, sus jeraquías y validaciones y sus mecanismos de defensa. Las diferencias que sorprenden a los mayores de 40 son muchas y variadas, desde el discurso, la simbología y ritualidad, la ubicuidad como lugar, hasta el sostener el teléfono y escribir con la misma mano.




Esta comunicación 4.0 tribal, con jerarquías de liderazgos de diferente tipo e influencers, tiene tres características básicas:


a) la velocidad de distribución,


b) la viralidad en la redistribución


c) la potencia de reproductibilidad de los contenidos.


La Web 4.0 es una gran oportunidad de construir diálogos de gran densidad y valor con los diferentes microsegmentos jóvenes. En la Web social es posible microsegmentar de manera muy eficaz y por variables blandas, es decir, por lo que la gente hace y no por lo que la gente es. Para eso las conversaciones deben ser consonantes y ubicuas con las tendencias imperantes, y altamente virales para a ser reproducidas horizontalemente para dotarlas de potencia y legitimidad.

Esa posibilidad de impactar directamente en el núcleo de cada microsegmento, taylorizando el mensaje a medida del objetivo, permite pensar estrategias diferenciadas y profundas para cada microsegmento.

Las marcas políticas y corporativas se vuelven mucho más eficaces a la hora de ocupar el imaginario de los microsegmentos jóvenes, colonizar subjetividades, intervenir en su sistema de preferencias y sujetar a los sujetos de elección, si establecen una conexión emocional-vivencial con el joven en tanto integrante de diferentes tribus, signadas por las variables blandas que lo definen como sujeto de elección.

Rubén Weinsteiner

#MarcaFrancisco en los segmentos jóvenes




Rubén Weinsteiner

Lo que podemos aprender de la #MarcaFrancisco en el #votojoven

La marca Francisco tiene atributos que le dan mucha potencia en los segmentos jóvenes. Más allá de que todo discurso de un jefe de estado, de un líder social o religioso, siempre buscará interpelar a los jóvenes, las marcas no siempre tienen un despliegue congruente con ese discurso, y eso les impide desarrollar profundidad y potencia en el sistema de preferencias del #votojoven .

Los jóvenes no sólo no se sienten atraídos por los discursos que en términos de segmentar el abordaje marcario, los nombran, elogian y hasta veneran, sino que por el contrario, uno de los constituyentes del sistema de preferencias joven, el clivaje autenticidad-impostura, los hace desconfiar de ese tipo de discursos.

Todos los Papas le hablan a los jóvenes, la diferencia no está sólo en lo que dicen y en como lo dicen, sino en los significados que dispara la marca de cada Papa a la cabeza de los jóvenes.

La marca Francisco dispara links claros e intensos :

1) Austeridad: desde la simbología y ritualidad, vestimenta, formatos no verbales, historia en argentina (viajando en transporte público, recorriendo mucho el conurbano),Identidad; procedencia de un país periférico (vengo del fin del mundo) recorridas por barriadas pobre de Italia, sin mucho protocolo. Discurso, personalidad, posicionamiento, Naming (Francisco de Asís)

2) Autenticidad: Identidad: tipo franco. Discurso Unplugged. Simbología y ritualidad: caras que pone cuando el personaje no le cierra.Hace lo que piensa que tiene que hacer, aunque lo critiquen.

3) Lucha contra poderes inmensos con final abierto: lucha contra las roscas vaticanas, pedofilia, se planta contra líderes de diferentes países. Medio Ambiente.

4) Legitimación ( y exigencia) de la rebeldía de los jóvenes “Hagan lío”

5) Pone en duda tabúes

6) Contraste con Benedicto: viene de la periferia (“eligieron un Papa del fin del mundo”) frente al Papa anterior, venido de un país central, conceptuado como conservador, “de derecha”, e imposibilitado de enfrentar a poderes, a los cuales debe enfrentar, adentro y afuera del Vaticano.

7) Jesuíta; habilidad, astucia, diplomacia, gestualidad.

8) Argentino: significado sobredeterminado y ponderado por los links anteriores

Francisco pone en valor en los segmentos jóvenes la “marca Jesús”

"¿Qué juventud es -insistió- una juventud satisfecha, sin una demanda de sentido?".

"Jesús, a través de todo el Evangelio, en todos los encuentros que le ocurren a lo largo del camino, aparece como un 'incendiario' de los corazones. De aquí su pregunta de hacer emerger el deseo de vida y de felicidad que cada joven lleva dentro: '¿Qué buscas?". "
La marca Jesús dispara significados de juventud, de rebeldía, de cambio, de revolución, de enfrentamiento a poderes inmensos casi sin posibilidades de ganar, de autenticidad frente a la impostura, de puesta en crisis del clivaje prohibido permitido, de sufrimiento, de injusticia.

La marca Jesús, nos muestra a un joven rubio de ojos celestes, flaco alto, de pelo largo, con barba, quizás distinto del judío sefaradí típico que muestra el documental de la BBC, donde se plantea, a través de una reconstrucción científica que probablemente de acuerdo a su origen, entorno y época, Jesús haya sido morocho, bajo y de pelo enrulado.

Seguramente muchos de los atributos marcarios del catolicismo fueron adaptados a las demandas del imaginario romano, a quien se buscó interpelar luego, como pasar del sábado al domingo el día de descanso, las características físicas de Jesús, o incluso la adaptación de personajes de la mitología nórdica como Santa Klaus y otros.

Francisco toma los significados que dispara el significante Jesús, los recupera y resignifica con la intención de plantear un discurso de poder disruptivo e intenso en los segmentos jóvenes.

Durante una audiencia general en Agosto de 2017, Francisco comentó pasajes evangélicos y afirmó que "los jóvenes que no buscan nada no son jóvenes, están envejecidos antes de tiempo. Es triste ver jóvenes retirados".

"¿Qué juventud es -insistió- una juventud satisfecha, sin una demanda de sentido?".

"Jesús, a través de todo el Evangelio, en todos los encuentros que le ocurren a lo largo del camino, aparece como un 'incendiario' de los corazones. De aquí su pregunta de hacer emerger el deseo de vida y de felicidad que cada joven lleva dentro: '¿Qué buscas?". "También yo quisiera preguntar a los jóvenes aquí en la plaza y a quienes escuchan a través de los medios -observó- 'tú que eres joven, ¿qué buscas? ¿Qué buscas en tu corazón?'".

El discurso de la marca Francisco pone en emergencia la tensión prohibido-permitido, la forma en la que lo hace nos enseña que no hace falta plantear cambios revolucionarios para instalar esa tensión. Basta con visibilizarla, aceptarla y ponerla sobre la mesa para interpelar por lo menos la atención de los jóvenes.

Claramente Francisco es un Papa auténtico, no es careta, es transparente, es unplugged. Eso pega bien en el imaginario joven. Establece un puente, un crédito de credibilidad. Una simetría irreal pero míticamente necesaria para establecer un vínculo emocionalmente sólido .

Francisco plantea un clivaje, los de abajo contra los que concentran el poder, los que cuidan el medio ambiente contra los que lo degradan, los que quieren la paz contra los que hacen las guerras. En ese clivaje Francisco se pone paradójicamente y no tanto, en el lugar de los débiles, y desde allí plamntea luchas contra poderes enormes, con final abierto. Esas luchas convocan, comprometen, movilizan y enamoran a los jóvenes.
Rubén Weinsteiner

Con esas luchas Francisco invita a “hacer lío” a rebelarse, a ser disruptivo. De alguna manera le brinda a los jóvenes la legitimación de su contestación social.

Francisco además barometriza el cambio, un eje fundamental para construir subjetividades en los sujetos jóvenes, lo ve y lo acepta, no se resiste desde el discurso, aunque si lo haga desde el dogma. Lo hace escuchando, absorviendo, sumando emocionalmente al otro.

“Hagan lío”

“La juventud es tiempo de grandes ideales. A mí me viene decir muchas veces que me da tristeza ver un joven jubilado. Qué importante es que ustedes los jóvenes —y ¡vaya que hay jóvenes acá en Paraguay!—, que ustedes los jóvenes vayan intuyendo que la verdadera felicidad pasa por la lucha de un país fraterno”. Discurso en el estadio León Condou, Paraguay, el 11 de julio.
“Y eso es lo que necesitamos de los jóvenes hoy: jóvenes con esperanza y jóvenes con fortaleza. No queremos jóvenes debiluchos, jóvenes que están “ahí no más”, ni sí ni no, no queremos jóvenes que se cansen rápido y que vivan cansados, con cara de aburridos. Queremos jóvenes fuertes, queremos jóvenes con esperanza y con fortaleza”. Palabras improvisadas en el encuentro con los jóvenes en la Costanera de Asunción, el 12 de julio.

El discurso en Twitter de @pontifex es directo, es cercano y corre artificios y formulismos a favor de lo coloquial.

El Papa Francisco participó en una vigilia de oración en la que animó a los jóvenes a seguir adelante y a no detenerse a pesar de las dificultades, porque “solo el mundo puede cambiar si los jóvenes están en camino”. “El mundo hoy tiene necesidad de jóvenes que vayan ‘deprisa’, que no se cansen de ir ‘deprisa’ Francisco señaló que "si un joven no se arriesga está envejecido. Nosotros debemos arriesgarnos”. “Debéis arriesgaros, preparar el futuro, que está en vuestras manos” y “en el Sínodo toda la Iglesia quiere escuchar a los jóvenes, qué piensan, qué critican, todo.

Lo estáis oyendo, jóvenes: caminar contra corriente. Esto hace bien al corazón, pero hay que ser valientes para ir contra corriente.

Apostad por los grandes ideales, por las cosas grandes.

¡Juéguense la vida por grandes ideales!» El Papa a los jóvenes

En Cracovia, durante la apertura de la última Jornada Mundial de la Juventud, les pregunté varias veces: «Las cosas, ¿se pueden cambiar?». Y ustedes exclamaron juntos a gran voz «¡sí»”

Los jóvenes lo aman, las diferentes tribus y subsegmentos encuentran en el discurso marcario de Francisco ejes de identidificación, reconocimiento y legitimación y fundamentalmente una puerta abierta, con una narrativa sin prejuicios y sin censura.

El metadiscurso de Francisco a los jóvenes sería algo así como; “vení sentate, después vemos” “las cosas no están bien, no te sentís cómodo en estas condiciones y vos querés cambiarlas, y está muy bien que quieras cambiarlas.
Desde un posicionamiento formal que emite rigidez, Francisco comunica flexibilidad, cercanía, empatía y fundamentalmente se pone del lado del más débil.




Rubén Weinsteiner

La "colonización suave" de subjetividades en el #VotoJoven según Bill Bernbach


Lo que aprendimos de Bill Bernbach para potenciar la #marcapolítica en el #votojoven







Rubén Weinsteiner

Cuando hablamos en nuestras notas de los sistemas de preferencia de los segmentos jóvenes, señalamos la labilidad, los jóvenes cambian, los viejos menos, la necesidad de diferenciarse, de comunicar esa diferencia, de hacerse un lugar, lo que psicoanalíticamente llamamos matar al padre, hablamos de luchas contra poderes grandes, con final abierto, decimos que los jóvenes barometrizan el cambio y lo demandan. Pensamos en el clivaje falso-auténtico, es decir como los jóvenes valoran la autencticidad, lo unplugged por sobre la impostura. La tribalidad de las decisiones de los jóvenes, la dimensión colectiva de la estructuración de las adhesiones. El clivaje prohibido-permitido, y fundamentalmete nuevos formatos expresivos.

La institucionalización de la disruptividad es un condición clave en la estructuración de los sistemas de preferencias en los jóvenes, y uno de los hombres de la publicidad y la comunicación que mejor entendió esto fue Bill Bernbach.

Si David Ogilvy le aportó a la publicidad la dimensión de los datos duros, para apabullar al público, Bill Bernabach se resistía al paradigma de la época y se negaba a llenar de datos sus avisos, el apostaba a la colonización “suave” de subjetividades.

Bernbach ponía en juego humanidad, humor, simpatía y fundamentalmente creía en una publicidad menos intensa.

Menos es más

Cuál es el mejor sitio de la Web?

Sin duda Google. Que vemos en la página? Una página en blanco con la palabra Google y un rectángulo.

Anthony Hopkins decía hace poco que el había aprendido de Sir Lawrence Olivier, que el actor debía guardarse algo, no debía ser todo los intenso que podía ser, que menos es más. Hopkins decía que si entregás todo de una vez y no te quedás con nada, y fundamentalmente, no dejás que el público haga el proceso, la gente se va del teatro al bar de la esquina.

En comunicación, como me enseño mi maestro, socio y amigo Jorge Schussheim, lo único que no podés decir es aquello que querés decir.

Bernabach entendió que había decir una parte y que dejar que el público hiciera el resto.

Bernbach entendió algo que en el #votojoven es clave: no podés decir todo, no podés explicar todo, tenés que construir el marco con los elementos mínimos, para que los jóvenes hagan el resto, y construyan aquello que estás buscando como percepción a instalar.

Los espectadores no se levantaban del sillón cuando aparecía un comercial de Bernbach. Estaban signados por “menos es más” y con humor y amabilidad bajaban un enfoque contracultural contundente.

Junto a sus socios Maxwell Dane y Ned Doyle, tenían entre otras las cuentas de Volkswagen, Avis Rent a Car y Seagram. Bernbach exigía creatividad y más creatividad, el ambiente de la agencia era libre y rompía con las convenciones de la época.

Volkswagen fue su mejor campaña, la más disruptiva y una clara campaña con los paradigmas de los segmentos jóvenes. El Volkswagen, me refiero al escarabajo, era, es, un coche chico, muy, para los parámetros de los Estados Unidos de los 60, un coche poco atractivo, que no tenía un línea aerodinámica, y era muy difícil en EE.UU. Tengamos en cuenta además que los norteamericanos lo asociaban con el nazismo, ya que VW era el “auto popular” impulsado por Hitler.

Tenía todas en contra, en todos los segmentos, era un rechazo transversal.

Claro que los jóvenes son más lábiles, los jóvenes pueden cambiar, los viejos … no tanto.

Bernbach en lugar de abrumar al público con cifras y datos acerca de la indudable solidez del escarbajo, como lo hubiera hecho David Ogilvy, Bernabach capitalizó sus obvias limitaciones desventajas. En su lenguaje publicitario, se tomó al escarabajo en joda, el objetivo era hacer reir y que el público se sintiera bien ante todo. Bill Bernbach creía que si lograba este estado la gente iba a cambiar su actitud hacia el auto, y quizás hasta alguno lo compraba.

Think Small

El anuncio clave y genial de la campaña, que cambió la historia de la publicidad para siempre, mostraba una fotografía común del escarabajo en blanco y negro, bajo la cuál puso dos palabras “Think Small”, pensá chico, pero en realidad el metamensaje era, “no tengas pensamientos demasiado ambiciosos para vos, fuera de tus posibilidades” .

El segundo aviso decía que el motor del VW, no tiene la potencia del Super Skyrocket, e incluso algunas personas creen que tiene un motor ridículamente pequeño, pero así de pequeño mueve muy bien a este pequeño y cómico auto.

En todo el país se hablaba de estos avisos, y miles de consumidores iban a las agencias de VW para ver ese auto tan “pequeño y gracioso”.

El tercer aviso mostraba una foto del escarabajo con una sola palabra, “Lemon” (Limón ) un término negativo, agrio, que teóricamente espantaba a los clientes, pero abajo aclaraba que en la planta de Wolfsburg, la Volkswagen contaba con uno de los mejores sistemas de inspección y de control de calidad en todo el mundo, describiendo la minuciosidad “alemana” con la que los supervisores revisaban cada pieza y cada auto terminado, el aviso terminaba con: “Volkswagen recoge los limones, Ud se lleva lo mejor”

Los jóvenes empezaron a pensar en ese auto, tan feo, cómico, chico, pero divertido, llamativo, que permitía diferenciarse, comunicar como jóvenes un mensaje de rechazo a los establecido, coches enormes, llamativos, tipo el batimóvil, que era alemán, resistente, apto para viajes largos, que gastaba poco, a priori sólido, y en el que se podía un confiar. VW se convirtió en ese amigo que no deja de a pie.

La campaña fue un éxito y las ventas superlativas. Bernabach reforzó con un anuncio donde se veían huellas de neumáticos sobre la nieve, nada más que eso, y el texto decía “por fin una bella fotografía del Volkswagen”.

Cuando llegó 1973, y los jóvenes habían hecho suyo el escarabajo, llegó la crisis del petróleo y os precios de los combustibles se dispararon como nunca antes.

Las fabricas de autos competían con estadísticas para ver que auto consumía menos.

La agencia de Bernbach decidió que montado en el éxito de los jóvenes iba a ir por otros segmentos y produjo un comercial, donde no presentaba estadísticas, sino un hombre con una manguera de surtidor en la sien, como si fuera a suicidarse. Debajo de la imagen el texto decía :”O compre un Volkswagen”.

Para la fabrica de pan de centeno “Levy”, un pan típico judío de Nueva York, creo un aviso en el subte que mostraba a un negro, un indio y un asiático comiendo el pan Levy”, el texto deciá “Ud no tiene que ser judío para amar el pan de centeno de Levy”.

Para Avis Rent a Car, utilizó la misma estrategia que con Volkswagen. Los avisos decían que la verdad es que Avis está por debajo de Herz. El slogan que duró 10 años, era : “Somos el número dos” “tratamos de superarnos con todas nuestras fuerzas”. El metamensaje era tenemos que matarnos para superar a Herz, ergo, te vamos a dar un mejor servicio que Herz.

El deseo es el rey

En la comunicación con los segmentos jóvenes, -aprendemos mucho de Bill Bernbach- podemos apostar acompañar ese cambio barometrizado y demandado, con autenticidad frente a la impostura, con la versión más unplugged que podamos, enfrentando poderes inmensos con final incierto, aceptando limitaciones, problemas y defectos, y conectándonos más que con las necesidades y las fantasías con los deseos más profundos.



Rubén Weinsteiner

La centralidad de la visión de la #MarcaPolítica en el #VotoJoven

Por Rubén Weinsteiner


La visión que una marca política le propone a los sujetos de elección jóvenes en el proceso de negociación y construcción de lealtades, debe agrupar expectativas en torno significantes agregadores comunes de heterogeneidades intensas.

Reagan le planteó a los libertarios, a la derecha religiosa y a los que querían realnzar una política exterior más activa y de intervención en torno al significante libertad. Ese significante funcionó como visión de marca política.

Evo Morales le propuso una visión agregadora a dos grupos antagónicos hasta ahí: los indígenas que rechazan la propiedad colectiva y la socialización y los sindicatos bolivianos marxistas.

Aznar le presentó la visión de una alianza para el progreso a: los liberales en lo económico, los democristianos y los conservadores.

El significante alianza adquirió la submodalidad de libre mercado con los liberales, la de ética y moral con los democristianos y el republicanismo con los conservadores.

El diseño de visión y promesa de marca política se articula en una construcción de sentido para la marca política.
La promesa de la marca política, es lo que ésta "dice" sin decir, que hará por sus votantes y lo que sus votantes perciben que pueden esperar de ella.

Lo único que no podemos decir en comunicación política es aquello que queremos decir.

Macri en campaña decía que iba a generar 2 millones de puestos de trabajo, un millón de viviendas, sacar el impuesto a las ganancias, que no iba a devaluar, que nunca iría al FMI, que no iba a sacar el fútbol para todos, que no iba a ajustar. Nadie lo votó por eso. Lo votaron y lo votan por la visión y promesa de marca política: El kirchnerismo no sigue.

Esa promesa agrupaba a heterogeneidades intensas. Gente que lo único que tenía en común era su rechazo al kirchnerismo.

La visión prometida debe ser relevante para los votantes, y diferente a las de los competidores. Esa diferencia, debe ser visible y perceptible para los diferentes segmentos interpelados por la marca política, y debe marcar un límite entre dos estadíos.

El votante adulto va al mercado de las marcas políticas, a resolver problemas y a satisfacer deseos más que necesidades, y lo hace en un marco de clivajes y creencias muy instalados, que funcionan emocionalmente en piloto automático. Convicciones, amores, odios, tradiciones y prejuicios, articulados en historias personales, familiares, relatos culturales muchas veces ocultos, e internalizados en anclajes emotivos, que no son cuestionados a la hora de recrear el sistema de preferencias, salvo acciones específicas direccionadas en ese sentido, el de poner en crisis los relatos ocultos ordenadores.
El votante joven también busca resolver problemas y satisfacer deseos, pero en lugar de recrear valoraciones y etiquetas instaladas, el voto joven busca adoptar marcas políticas para cumplir sueños, desafiar poderes inmensos, en luchas con final abierto, y sobre todo interrogar a la marca acerca de quién es, en que cree y cuan autentica es.

El voto joven puede ser llevado a cuestionar, contestar y mutar, a través de una visión eficaz. Una visión que logre interpelarlo, no desde la demanda de un espacio o cargo, sino alrededor de “quiero hacer esto para mi ciudad, provincia, país”. No como un proyecto individual, sino como una propuesta colectiva inclusiva. El voto joven otorga el poder político como una herramienta de cambio de su mundo, y de él, como integrante de ese colectivo. Primer empleo, primera vivienda, propuestas enfocadas en su segmento del cual se siente parte.
El votante joven asigna valor de preferencia a la marca política que darle sentido a la vida del colectivo, no a su propia vida (la del candidato).






El voto joven asume la disruptividad en la visión, como un factor atractivo y potente. Mitterrand percibió y utilizó con resultados exitosos, el planteo de una visión disruptiva ante un problema concreto. Francia atravesaba una crisis, con centros urbanos dominados por la inseguridad, con un achicamiento del espacio público para los jóvenes, -segmento movedizo que utiliza el espacio público más que los adultos, y que además circula por las calles en sus salidas de noche-, que habían convertido a la ciudad en una amenaza más que en una oportunidad. Ante esa crisis que generaba en el segmento joven una demanda específica, Mitterrand propuso en un discurso público, una suba drástica del presupuesto de educación, como respuesta frente al pedido de mano dura. Fue heterodoxo y disruptivo, sonó a descolocado en los mayores, pero recibió gran aceptación en los segmentos jóvenes, y un fuerte apoyo de ese segmento en las elecciones.

El voto joven desea ver y conocer la visión del candidato, para decidir si le cree o no le cree, si este es “gato” o autentico, si efectiviza o no un contrato de adhesión y autorización para la representación política, y luego verificar si ese contrato es socialmente aceptado por la tribu. Es raro que un joven, a diferencia de lo que ocurre con el voto adulto, vote sin blanquear a un candidato rechazado por su entorno de pares.

La formulación de la visión, la enunciación y modulación de lo que se quiere y promete hacer, como se comunica esa visión, como se construye sentido alrededor de esa perspectiva planteada, como se ancla el mito necesario como herramienta simbólica y de contexto, y como se plantean los problemas para avanzar en la propuesta de soluciones, constituyen los fundamentals del desarrollo operativo de la propuesta de visión de la marca política


En el voto joven, como dijimos, el planteo y enrolamiento en una visión disruptiva es excluyente, como esencial el lenguaje llano, concreto, sin eufemismos, ambigüedades ni sofisticaciones innecesarias. Renovar el lenguaje es renovar la concepción, la visión del mundo según Ionesco. Un lenguaje que debe hacerse cargo de la trasngresión demandada por los jóvenes, construyendo significantes que reflejen la transposición de límites.


La negociación de lealtades sobre la plataforma de la visión debe reagrupar a esas heterogeneidades, estableciendo la centralidad del significante de la visión.

Esa visión, constituida en promesa de marca política es lo que agrupará y sostendrá dentro del mismo campamento a personas que jamás se hubieran sentado en la misma mesa, personas muy diferentes entre sí pero que se sienten interpeladas por la visión propuesta.


Pullcasting para jóvenes, broadcasting para los mayores


Rubén Weinsteiner


La revolución que produjo la transición de la Web 1.0 a la Web 4.0 estableció el cambio de paradigma del broadcasting al pullcasting, es decir, se pasó de la emisión por parte de los medios, de un mensaje, un programa, una propuesta comunicacional, lo que llamamos broadcasting, a la acción por parte del público de “tirar”, hacer pullcasting, armarse su propio recorte, su programa, su programación a través de las alertas, youtube, radicut etc. La microsegmentación en la oferta informativa, los canales en las redes sociales, las búsquedas en Twitter, sitios, instagram, facebook etc.

Por Rubén Weinsteiner

Las abuelas sentadas frente al televisor escuchaban "vamos al corte y después...", los nietos ven todo en youtube, miran cada vez menos TV abierta, no miran ni Intratables, ni Lanata, ni Majul, y se arman su propia programación On Demand.
El camino que está siguiendo la radio es incierto. Las generaciones nuevas no escuchan radio. Prefieren andar con sus listas de temas, Spotify.

En la transición de la Web 2.0 a la Web 4.0, el cambio pasa por la modificación de la conducta del público de visitar sitios para encontrar información, a tener la expectativa que esa información específica, ya no la general de la web 1.0 o la de medios como la Televisión, llegue a ellos. Esta es parte de la revolución de la Web social semántica.

Las personas como prosumidores, productores y consumidores de información, incorporaron la Web 2.0, y construyeron a través del tiempo sus propios canales customizados de provisión de información, desde donde reciben y donde también producen información, y ahora esperan que esos canales sean las autopistas a través de las cuales les llegue la información específica que les interesa.

La mutación del broadcasting al pullcasting ha traído consigo una alteración de la vida moderna en función de formas de interacción entre la media y los sujetos de elección, que, al no estar sujetos a las coordenadas espacio-temporales propias de los intercambios del broadcasting, amplifican tanto el volumen de la información como el acceso a ésta, además del alcance y la rapidez de circulación de sus flujos en un marco cada vez más global.

La oferta para los jóvenes ha perfeccionado los niveles de demanda cognitiva para no aburrir, para llegar y para impactar en las generaciones Y y Google, que conciben la comunicación emitiendo y recibiendo en su formato multitasking, esto es que mientras chatean, miran lo interesante de la TV de ayer en You tube, chequean su Facebook, abren otra ventanas para Twitter y para Instagram en el celular, visitan 2 o 3 páginas, y revisan los e-mails y hablan o chatean por whats up. Para ellos sentarse frente al televisor de brazos cruzados como nuestras abuelas resulta imposible.

Es cierto que la curva ha ido pronunciando su verticalidad, mientras las bisabuelas y abuelas se sentaban a mirar la radio mientras la escuchaban en la mesa de la cocina, los baby boomers hacían los deberes frente al televisor, y así hasta los google multitasking, la curva ha tomado una secuencia geométrica frente a la aritmeticidad de la curva hasta la generación X. Los segmentos jóvenes no aceptan como propio la modalidad del broadcasting, una tv y la personas mudas frente al aparato, comiéndose la tanda y cada chiste del presentador. Los segmentos jóvenes manejan el modelo de pullcasting, es decir, "tiran' los contenidos, ven lo que les interesa, videos cortados en you tube, que son recomendados por algún influencer o persona de referencia en la Web social, por ejemplo.
Un Twitt trae el link de una nota o un audio acerca de algo que pasó en la TV o en la radio, ese link es viralizado, y el contenido, llega recortado, pero On Demand, haciendo Pull Casting.

El fenómeno esta explicado por la velocidad de los cambios y el salto cognitivo de la generación Google. Este nuevo escenario de consumidores mas inteligentes, abre como decíamos en un post anterior la larga cola del rating, ya nadie tiene 60 puntos, la demanda cognitiva afina la sintonía, construyendo espacios intermedios en el dial de la comunicación en cualquiera de sus canales.


Este control absoluto del tiempo es un cambio que no tiene vuelta atrás, ya no alcanza con grabar, aún con las sofisticadas opciones de grabado múltiple y visualización casi en tiempo real, sin dejar de grabar, de los proveedores de cable, el nuevo paradigma plantea que el diálogo social en la Web 4.0 diga que es lo que “hay que ver” y luego en los tiempos propios de cada uno, verlo, bajarlo, enviarlo, comentarlo y hacerlo disparador de la charla social en las diferentes plataformas.
La atomización del rating a favor del cable de los 90, hoy atraviesa una segunda atomización a favor de Internet, solo que esta vez no hay merma en el rating, esta vez el rating se sostiene, lo que ha cambiado es la forma de consumir, lo que plantea un nuevo escenario para los creadores de contenidos, programadores, empresas de medición y fundamentalmente anunciantes.


El desafío de los creadores de contenidos de TV, de los programadores, los medidores de audiencia y fundamentalmente de los anunciantes, pasa por poder acompañar y asumir este cambio de paradigma en las nuevas formas de consumir por parte del público.
Diego Capussotto se quejaba con humor de su jefe el Sr You Tube, lo cierto es que el programa del genial humorista, nunca levantó en el rating de Ibope, pero sus videos tienen uno de los ratings mas altos en You tube en materia de contenidos Argentinos.


Estudio de Marca Política

Los smart TV le ganan a los smartphones al momento de consumir contenidos. Cada segmento etario “tiene sus preferencias”. ¿La coincidencia? Todos usan Netflix.

El consumo de contenidos desde los Smart TV están muy diferenciados según el segmento etario, donde los jóvenes prefieren los videos de YouTube, mientras que los adultos optan por la TV tradicional, de acuerdo al informe Internet y consumo audiovisual elaborado por la consultora Marca Política.


Las pantallas de TV siguen siendo el destino preferido para acceder a contenidos como series y películas, sea mediante un dispositivo conectado (Chromecast, Apple TV o similar) como desde un Smart TV”.


Los televisores conectados son utilizados por el 69 por cierto de los usuarios de forma diaria para mirar TV o acceder a contenidos audiovisuales, incluso con una mayor frecuencia que en los celulares”.


El consumo promedio de contenidos mediante Smart TV es de 3 horas, similar al tiempo dedicado a los smartphones. El horario nocturno es el momento de mayor encendido, de acuerdo al 93 por ciento de los encuestados. Además, un 67 por ciento también remarca que mira la pantalla del televisor bien temprano o antes de dormir.


Fuera del consumo de TV paga, el acceso a series, videos o películas está dominado por Netflix y YouTube en los Smart TV, con un 81 y 76 por ciento, respectivamente. Luego le sigue la TV tradicional, con un 65 por ciento, y escuchar música, con un 58 por ciento.


La elección de la TV tradicional como principal plataforma crece con la edad, siendo notoriamente más alta entre adultos que se ubican en el segmento de 34 a 53 años y en aquellos que tiene 54 o más años.



A su vez, la situación se invierte entre quienes eligen a YouTube, llegando a ser la principal plataforma para el 55% de los sub 30.


Los servicios bajo demanda son los que unen a ambos segmentos. Sobre este punto, la TV conectada mediante dispositivos como Chromecast, Apple TV o similares junto a los Smart TV son las opciones más utilizadas por el 88 por ciento de los usuarios de los catálogos de video on line como Netflix. La PC y el smartphone completan el podio, utilizadas por el 64 y el 38 por ciento de los usuarios de los servicios de streaming.



Rubén Weinsteiner

Oferta de las #MarcasPolíticas y demanda agregada tribal en el #Votojoven:



Por Rubén Weinsteiner



Cuando analizamos la oferta política que pretende interpelar al segmento joven, la oferta de los medios masivos para los jóvenes, o la oferta de bienes y servicios de consumo para ese segmento, nos encontramos con un mismo mercado de sujetos de acción y elección, con sistemas de preferencias muy diferenciados en lo que hace a consumir y en lo que hace a votar.


Es el mismo sujeto de acción y elección, entre 16 y 30 años, que camina entre góndolas, de remeras, cervezas, celulares o autos, de programas de tv, radio o sitios web, y de candidatos a puestos electivos.

Cuando se construye una oferta para vender bienes y servicios, lo que prima son las preferencias individuales de la gente, aun cuando tengan un sentido colectivo- tribal, enmarcado en tendencias, modas y mandatos, porqué el dinero en la billetera, determina la preeminencia en la decisión, de la especificidad conductual individual por sobre el mandato tribal.


El joven gasta solo pero no vota solo

El joven va al mercado electoral con sus razones, convicciones, deseos y emociones, que se van construyendo en tiempo real y en forma permanente, desde su mundo interior de imágenes, valores, creencias y actitudes, como así también desde sus intercambios con los demás integrantes de la tribu, a partir de la decodificación tribal e individual de los mensajes enviados por la oferta política. De esa construcción, resulta la agregación de demandas, que constituye el sistema de preferencias del segmento joven.

Demanda agregada tribal

Los electores jóvenes pueden ser analizados en forma individual, pero de hecho conforman sus sistema de preferencias en forma colectiva, desde la agregación de demandas individuales, resultante interactiva, más que una suma de decisiones individuales.


La probabilidad que seis jóvenes reunidos en un bar pidan lo mismo, que si cada uno de estos estuviera solo, es de un 15%. La probabilidad que seis adultos mayores de 40 años, pidan los mismo estando juntos o cada uno solo por separado, aumenta a un 60%. La decisión en ambos casos, se modifica por el hecho de la reunión y el carácter no secreto de la opinión expresada.


En el segmento joven, para que la diferencia entre el todo y las partes sea sensible, no es indispensable que los jóvenes estén reunidos físicamente en una sala. La conformación de colectivos de agregación de demandas se da porque el joven difícilmente está solo, en la esquina, en la escuela, en el club, en la universidad, en la web 4.0, en el trabajo, en un grupo de amigos, o en marcos de pertenencia y pertinencia como las tribus urbanas, bandas, equipos de futbol, un deporte, una afición o una disco. El achicamiento del espacio público real y la expansión del espacio público virtual, ponen al joven en espacios colectivos, que los mayores de 40 años pueden y suelen evitar con mayor facilidad.


Para que la comunicación con el segmento joven sea emocionalmente persuasiva y técnicamente informativa, y no al revés, se debe tener en cuenta que es más importante lo que dicen otros jóvenes, dentro o fuera de la tribu, por afirmación o por negación, que lo que dicen los padres, los medios o los políticos. Si los jóvenes cumplen con lo que está bien para los padres, incumplen con lo que está bien para los pares y la tribu, y viceversa. “No tomes, no entables relación con gente peligrosa, estudiá mucho, acóstate temprano, no te quedes hasta cualquier hora en la computadora” consejos sobre la vida sexual, las relaciones, el trabajo y finalmente la política.



En la mayoría de los casos donde las consecuencias no revisten inmediatez , amenaza o peligro, la tensión padres-tribu, se salda a favor de la tribu, por el peso del colectivo a la hora de la aprobación y legitimación social.

La conformación de la demanda agregada, conlleva una legitimación implícita y demandada de valores, sentimientos, necesidades, deseos y aspiraciones, colectivas tribales. Esa legitimación se constituye en el corazón de la demanda agregada joven.


La demanda agregada, a través del reconocimiento y la identificación con la tribu en tanto colectivo ordenador , es el eje de la racionalidad instrumental del voto joven. Para el joven, identificación es amor, para los adultos mayores identificación, es solo empatía.


El abordaje de la demanda agregada joven, como un sistema dinámico y complejo, es una de las precondiciones para cualquier construcción discursiva, políticamente significativa, para la interpelación y colonización de subjetividades dentro del segmento 16-30.


Rubén Weinsteiner

¿Es política la generación millennial?

El filósofo Franco Berardi (Bifo), autor de varios libros sobre la "generación conectiva", se pregunta en este artículo por la política de la generación millennial Interferencias - Franco Berardi (Bifo)



Seguidores de Bernie Sanders en un acto de la campaña del senador en Phoenix, Arizona, en 2016. Gage Skidmore CC


Dos artículos dedicados a los millennials salieron el mismo día en el New York Times y en El País. El artículo de Sarah Leonard y el de Antonio Navalón hablaban del mismo tema, pero de formas completamente distintas, incluso opuestas. Navalón tenía un tono arrogante y vagamente reaccionario: según él, los millennials no han producido ninguna idea que no sea relativa a una nueva aplicación para el smartphone y no tienen ninguna opinión política.

Sarah Leonard observa, por el contrario, que los más jóvenes han votado mayoritariamente por Sanders, Corbyn y Mélenchon, es decir, tres viejos políticos con un nivel cultural incomparablemente superior a sus oponentes, que reivindican los valores políticos del socialismo y encarnan la coherencia ética de quien no se ha plegado al conformismo de la izquierda neoliberal.
¿Existe la generación millennial?

Antes de preguntarme quién de los dos tiene razón, me pregunto si es legítimo el uso de la noción de generación. ¿Se trata de un concepto sociológicamente fundado o políticamente homogéneo? Diría que no. No existe ninguna homogeneidad generacional sobre el plano de las expresiones culturales o políticas. Existe sin embargo una homogeneidad generacional que depende del contexto tecno-antropológico. Y esto cuenta muchísimo, naturalmente, sobre todo cuando estamos hablando del salto técnico gigantesco que representa hoy la transición digital.

Por tanto, es legítimo indagar en la especificidad de la generación conectiva que los periodistas han llamado "generación millennial". Pero no me parece igualmente legítimo identificarla como si expresase comportamientos homogéneos sobre el plano electoral o el plano de la acción consciente.

El artículo de Sarah Leonard subraya el hecho de que esta generación está debiendo pagar las consecuencias de la agresividad neoliberal y busca ahora volver a vincularse a la generación de sus abuelos, experimentando un cierto disgusto por la miseria psíquica y moral de la de sus padres, que han aceptado el chantaje neoliberal. El artículo de Navalón me parece superficial e irritante, pero tampoco la aproximación de Leonard me convence del todo. Refiriéndose al comportamiento político, Navalón destaca el rechazo a comprometerse políticamente y la tendencia abstencionista de los más jóvenes, mientras que Leonard dice lo contrario. ¿Tienen razón ambos? ¿O ninguno de los dos?

La generación precaria, a pesar de estar capturada en el universo técnico conectivo, ha comenzado a rechazar la hipocresía de la izquierda neoliberal que la ha condenado a la precariedad y a los salarios de miseria en nombre del interés exclusivo del capital financiero. Pero me pregunto si en muchos casos los más jóvenes no manifiestan un desinterés total por la política por considerarlo un arte del pasado que no parece tener ya ninguna eficacia sobre el presente, reducido como está a ser un ritual de legitimación de los poderes financieros.

En los últimos días, todo el mundo se apresta a saludar al triunfador de las elecciones francesas, pero el acontecimiento significativo no ha sido la falsa victoria del polo de poder que promete desplegar una nueva ofensiva contra los trabajadores. El evento extraordinario ha sido que el 57% de los franceses no ha votado. Macron representa una minoría del electorado francés. Lo ha votado la burguesía de izquierda y la burguesía de derecha que pretenden hacer pagar a los trabajadores cada vez más precarios las cuentas de la sumisión al dominio financiero europeo.
Sufrimiento, malestar, precariedad

En el último decenio, he estudiado la primera generación conectiva (mis libros están dedicados sobre todo a este objeto misterioso). Pero no me he propuesto en absoluto definir a los millennials en términos políticos. Si queremos encontrar un elemento de especificidad es mejor no centrarse en las preferencias electorales, porque es un dato completamente superficial. Hay que enfocar más bien el sufrimiento, la soledad y el suicidio. Son el sufrimiento, el malestar y la precariedad como impotencia y como fragilidad las características que nos permiten, no tanto tener una definición, como aferrar un rasgo de subjetivación posible de la generación conectiva.

Tras la victoria de Trump muchas universidades americanas organizaron distintas iniciativas de apoyo psicológico para los estudiantes traumatizados por el giro que ha dado su país. Algo impensable para mi generación: habríamos arrasado la ciudad a hierro y fuego para detener el avance del fascismo. Pero sería un idiota si en esta oposición generacional me quedase con un aprecio reaccionario por la mitología agresiva de mi generación. La trayectoria de formación de la conciencia es indisociable de contextos técnicos y culturales que son totalmente diferentes.

En Estados Unidos se habla de snow flake generation (generación copo de nieve) para proponer una nueva definición de los súper-observados millennials. La fragilidad de un copo de nieve es una característica psicológica, tal vez estética, sólo de manera muy indirecta política.

Los blairistas-macronistas deberán responder ante el tribunal de la historia (que no existe) por la destrucción psíquica y la instrumentalización de una generación que contiene potencialidades inmensas, pero no ha sabido transformarlas en un proceso consciente y organizado. La izquierda neoliberal ha engañado a las generaciones emergentes, que ahora parecen empezar a comprender el truco y ya no se dejan capturar tan fácilmente en el mito idiota de la competición a muerte con fines de crecimiento y la auto-explotación.

Cuando los millennials se vuelvan capaces de transformar su fragilidad en autonomía comenzará quizá un proceso verdadero de liberación, que no pasa por las elecciones (o no sólo por ahí), sino que deberá involucrar la auto-organización del saber y la tecnología, la distribución de la riqueza, la libertad del trabajo y la emancipación del hacer.

Cuando los millennials se liberen de las mentiras en las cuales el blairismo-macronismo los ha enjaulado, cuando encuentren el camino hacia la amistad que hoy tanto les asusta, entonces tal vez la salida del infierno capitalista aparecerá como algo más simple de lo previsto: esta vía de salida coincide con la solidaridad y conduce a liberar la única potencia de la que disponemos (los millennials más que todas las generaciones precedentes): la inteligencia colectiva, la amistad en el conocimiento.

Iglesia, marca política, discurso y hegemonía



Por Rubén Weinsteiner

Si queremos entender que significa la construcción de hegemonía por parte de una marca política, tenemos que analizar la marca Iglesia Católica. Una marca que lleva más de 2000 años de vida, en la que ha sufrido entropía, ha desarrollado homeostasis, se ha resignificado, se ha dotado de nuevos significados, se ha adaptado y ha reconstruido su concepción mítica, sosteniendo una fuerte influencia en gobiernos, organismos internacionales, sindicatos, intelectuales, arte, etc.

La marca Iglesia como marca política, en el comienzo no acumulaba en segmentos homogéneos. El “plan de marca original” era apuntar a los judíos, que eran los que a priori más rápido iban a entender el mensaje. Al principio la idea era hablar en las sinagogas, no en las plazas, ya que los romanos no entenderían el mensaje. Sin embargo los judíos no se sumaron masivamente, algunos cercanos a Jesús y los apóstoles, pero no muchos más. Entre los que sí se sumaron estaban los llamados “gnósticos” que combinaban las enseñanzas de Jesús con creencias mágicas, por otro lado paganos, y por el otro algunos judíos que veían en Jesús como el salvador de Israel.

Saulo, luego San Pablo entendió que la marca tenía un potencial enorme. Que el diferencial no iba por el lado de ser una corriente reformista del judaísmo sino algo mucho más trascendente.

Lo primero que hizo fue leer las nuevas demandas de los segmentos objetivo. Un vacío espiritual en la sociedad romana, que no era llenado por las religiones politeístas. Ese vacío convertido en demanda era la necesidad de alcanzar “la salvación”. Las religiones politeístas no la aseguraban y los romanos recurrían a ritos y brujerías que requerían esfuerzos, travesías, donaciones e implicaban grandes dificultades, tanto físicas, de tiempo y hasta económicas.

Había otros segmentos, judíos disconformes con el establishment religioso, romanos pobres, esclavos, madres viudas que no tenían fuente de ingreso, viejos (más de 40) sin trabajo y sin seguridad alguna.

Frente a todos esos segmentos, a la hora de negociar y construir lealtades, Saulo planteó un agregador cómun de marca política: “La salvación”, personificada en la figura de Jesús.

El agregador común tiene como función disparar significados diferentes para cada uno de los segmentos. Para algunos era el mesías que estaban esperando, para otros era una deidad mucho más concreta que las divinidades romanas, para otros un maestro, un modelo a seguir, para otros un amigo a quien recurrir en momentos difíciles.

La narrativa de Jesús tenía un heróe, el padre, la madre, el viejo sabio, villanos, antagonista, conflictos, trama y desenlace y una promesa de marca; el mesías va a volver y va a salvar a todos. Todo para constituirse en una narrativa marcaria eficaz.

El ritual de iniciación no requería de dinero ni de dolores físicos. No era una circuncisión ni requería de un gasto económico, ni de una peregrinación, sino un bautismo que consistía en mojarse la cabeza o sumergir el cuerpo.

La marca política Iglesia católica, agrupó heterogeneidades intensas detrás del agregador significante “salvación” y una promesa de marca; la segunda venida del “mesías”.

Estos segmentos agrupados y ordenados por la marca constituyeron “una masa de votantes” de sujetos que elegían pertenecer. Esa masa constituyó la Asamblea que en latín se dice “Ecclesia” lo que dio origen al naming marcario.

San Pablo construyó el discurso plasmado en las “epístolas de San Pablo”, en un lengusje directo, fácil comprensible por las abuelas, con el objetivo de colonizar subjetividades hacia fuera, de cazar fuera del zoológico. Con ese discurso San Pablo buscó interpelar a los diferentes segmentos, romanos, corintios, filipenses etc.

Tras la muerte de Pablo, la Iglesia entra en crisis de discurso. La promesa de marca política de la vuelta mesiánica no se cumplía, y encima a los cristianos los persiguen.

Los que continuaron en el liderazgo del cristianismo tuvieron que redefinir el discurso para resolver “el problema de la marca”: el mesías no venía.

La solución fue los dogmas de fe, es decir la interpretación de la promesa de la marca.

Es decir no se trata de que el mesías venga o no venga sino que la interpretación a través de la construcción discursiva lógica-mítica de porque no viene es lo importante. Esta organización discursiva blinda la promesa ante los vaivenes de la realidad.

La reconfiguración discursiva, la organización jerárquica y la detección de nuevas demandas, le permitió a la Iglesia sostener la hegemonía aún en condiciones adversas de persecución. Recién en el año 313, Constantino legaliza la iglesia, para 67 años después se convierte en religión oficial del imperio romano.

Rubén Weinsteiner


Martin Hilbert, experto en redes digitales: “Obama y Trump usaron la Big Data para lavar cerebros”



Daniel Hopenhayn


Lo conocen en la academia de las TICs por haber creado el primer estudio que estimó cuánta información hay en el mundo, cifras que acá comenta en un castellano aliñado con modismos chilenos, tecnicismos gringos y erres alemanas. Martin Hilbert (39), Doctor en Ciencias Sociales y PhD en Comunicación, es alemán, pero vivió largos años en Chile como funcionario de la Cepal. Hoy trabaja en la Universidad de California, es el asesor tecnológico de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y vive a cuarenta minutos de Silicon Valley, donde un futuro inevitable toma forma. En esta entrevista, no apta para amantes de la vida retirada, explica cómo el Big Data permite a la información interpretarse a sí misma y adelantarse a nuestras intenciones, cuánto saben las grandes empresas de nosotros, y lo que más le preocupa: lo fácil que está siendo convertir la democracia en una dictadura de la información, haciendo de cada ciudadano una burbuja distinta. También habla sobre la posibilidad de que la inteligencia artificial llegue a generar una conciencia superior. Cree que eso va a ocurrir, pero no hay que tener miedo: “No va a ser Terminator contra nosotros”.




¿Cuánta información hay en el mundo?

–La última vez que actualicé este estudio, hace dos años, había 5 zetabytes. Un ZB es un 1 con 21 ceros, lo cual no te dirá mucho. Pero si tú pones esta información en libros, convirtiendo las imágenes y todo eso a su equivalente en letras, podrías hacer 4500 pilas de libros que lleguen hasta el sol. O sea, hay mucha información.




¿Y a qué ritmo está creciendo?

–A un ritmo exponencial. Se duplica cada dos años y medio. Entonces, ahora probablemente son 10 ZB.




O sea, ocho mil pilas de libros que llegan al sol.

–Ocho o nueve mil pilas, sí. Piensa en esto: desde el 2014 hasta hoy, creamos tanta información como desde la prehistoria hasta el 2014. Y lo más impresionante, para mí, es que la información digital va a superar en cantidad a toda la información biológica que existe en el planeta. La vida es procesamiento de información, ¿no? Toma del ambiente moléculas normalmente muertas, toma fotones del sol, y los convierte en estructuras complejas de información con un código base que es el ADN. Y ya existe más información digital que código genético humano. Aun contando cada copia de ADN en las trillones de células de cada persona en el mundo, en la humanidad hay como 1 ZB de información. Y durante este siglo, la información digital va a superar a toda la información genética que existe en la biósfera. Todo lo cual lleva a muchas preguntas sobre el futuro de la humanidad, ¿no?




Parece que la pregunta existencial más importante va a ser cómo interpretamos tantos datos.

–Y la respuesta es que la única manera de interpretarlos es con máquinas también. Este procesador [apunta a su cerebro] no aguanta eso, sabe hacer otras cosas. Ahora, lo bueno es que la información crece muy rápido, pero nuestro poder de computación crece tres veces más rápido. Se duplica en menos de un año. Porque la tecnología siempre es mejor pero también porque tenemos muchas más máquinas, ¿no? Tú mismo tienes ahora un celular, un computador, etc., que interpretan muchos datos por ti. Y ahí viene toda la cuestión de la inteligencia artificial [en adelante, IA] y el Deep Learning, que ahora es lo más importante.




¿Qué es el Deep Learning?

–Es la manera como se hace la IA hoy en día. Son redes neuronales que funcionan de manera muy similar al cerebro, con muchas jerarquías. Todo esto que hacen Apple y Google y todas las Siri en el teléfono, todo usa Deep Learning. Es una IA súper poderosa que descubrimos hace cinco años y ya todo el mundo la usa, porque es muy superior a todo lo que habíamos encontrado.




Y la otra pregunta existencial, ¿qué tan espiados estamos?

–Nooo, ¡súper espiados! Todo está espiado. Y es muy interesante, porque después de Edward Snowden la gente dijo: “¡Qué es esto, pueden ver mis fotos desnudo! Ya, bueno, qué tanto”. Nadie se fue a protestar a la calle, la cosa siguió tal cual. La NSA confesó que hizo un par de cosas demasiado ilegales y bueno, esas cosas se arreglaron. Pero las otras no, y cada vez te van a espiar más. Yo no digo que esto sea bueno o malo, pero la gente tiene que saber. Y si la gente sabe que está espiada y no le importa, está perfecto. Ahora, la pregunta delicada es qué pasa si esos datos llegan a las manos de alguien que pueda abusar de ellos. En Silicon Valley no están muy contentos con que sus herramientas ahora las pueda usar Donald Trump. Están muy decepcionados, la verdad.




¿Qué cosas de nosotros se pueden saber de un momento a otro?

–De partida, dónde estás y dónde has estado. Si tienes Gmail en tu celular con wifi, puedes ver en Google Maps un mapa mundial que muestra dónde estuviste cada día, a cada hora, durante los últimos dos o tres años (ver www.google.com/maps/timeline). Es una información que tú les permites coleccionar al aceptar los términos de licencia cuando instalas la aplicación.




Lo que uno nunca lee.

–Exactamente. Y en muchos casos tú puedes optar que no lo hagan, pero nadie se fija. Ahora, lo interesante es que con estos datos de movilidad se pueden hacer estudios. Y ya sabemos, por ejemplo, que se puede predecir con casi un 90% de probabilidad dónde vas a estar tú en cada momento de cada día del año que viene. Imagínate lo que vale esa información para una empresa que hace marketing, por ejemplo.




Cuentas que en África el celular hizo lo que nunca pudo hacer el certificado de nacimiento. La huella de que una persona existe es su teléfono.

–Claro, es súper poderoso. Es tu verdadera huella digital. Y África es el caso extremo, pero piensa en América Latina, donde hay tanto orgullo por los censos. El censo de Chile ahora fue un desastre y era una tragedia, ¿no? Pero con los datos de tu celular, si uso solamente lo que se llama metadata, o sea sin escuchar tus conversaciones ni saber con quién hablas, sino sólo con qué frecuencia y con qué duración usas tu celular, con eso yo puedo hacer ingeniería reversa y reproducir el 85% de tus resultados de un censo: si eres hombre o mujer, cuál es tu rango de ingresos, si tienes niños, si estás casado, tu origen étnico…




¿Sólo conociendo la frecuencia y duración con que uso mi celular?

–Sí. El censo que hacen cada 10 años, que es tan costoso y tan importante, lo puedo reconstruir en un 85% con esos dos datos. De eso se trata el Big Data: tenemos tantos datos y tanta capacidad de procesarlos, de identificar correlaciones, que podemos hacer a la sociedad muy predecible. Y cuando puedes predecir, puedes programar.




Y en el caso de las empresas de Internet que nos prestan servicios gratuitos, ¿qué tan importante es para su negocio la información que tienen de nosotros?

–Todo, eso es todo lo que tienen. Facebook vale billones de dólares por la información, no por otra cosa. De las diez empresas del mundo tasadas a un precio más alto, yo creo que cinco son proveedoras de información. Y la gente siempre dice “no, hay que regular todo eso, proteger a los usuarios”. Pero la demanda más extrema que he escuchado en todas esas conferencias donde voy, es que necesitamos derechos de propiedad de datos, como los de propiedad intelectual, para que tú puedas vender tus datos y no regalarlos. Y yo voy con este reclamo donde mis amigos en Silicon Valley y me dicen “pero hueón, ¡si ya lo estamos haciendo! Tú sigues siendo dueño de tus datos, pero aceptas que yo también lo sea al aprobar los términos de licencia. Y a cambio puedes usar Google Maps gratis y te ahorras una hora de taco al día, ¿no es fantástico?”. Ahí llegamos al fin de la discusión, no hay nada más que hacer. Incluso ante las propuestas más progresistas, Silicon Valley ya tiene respuesta. Y la verdad es que la gente se beneficia tanto de eso que no le molesta.




También las empresas telefónicas, que uno supone que sólo nos cobran el plan, hacen buena plata con nuestros datos, ¿no?

–Claro. Por ejemplo, Smart Steps es la empresa de Telefónica que vende los datos de la compañía. Si tú tienes Movistar, tus datos están ahí vendidos.




¿A quién le sirven?

–¡A mucha gente! Si tú quieres abrir una tienda de corbatas en una estación de metro, te vale mucho saber cuántos hombres caminan en cada salida del metro, entonces compras estos datos de Telefónica. Y también los puedes usar en tiempo real: saber a qué hora pasa la gente, e incluso si se detiene o no a ver el anuncio de oferta que pusiste afuera. Y lo más impresionante es que esto convirtió a las ciencias sociales, de las que siempre se burlaron, en la ciencia más rica en datos. Antes tenías que hasta negociar con diplomáticos para que te prestaran una base de datos de cien filas por cien columnas. Y en las universidades hacían experimentos con 15 alumnos de pregrado, que necesitaban créditos extra para pasar el ramo, todos blancos, todos de 18 años, y decían “miren, así funciona la psicología humana”. ¡De adónde! Nosotros nunca tuvimos datos, y por eso nunca funcionaban las políticas públicas. Y de la noche a la mañana, el 95% de los sujetos que estudiamos pasó a tener un sensor de sí mismo 24 horas al día. Los biólogos siempre dijeron “eso no es ciencia, no tienen datos”. Pero ellos no saben dónde están las ballenas en el mar. Hoy nosotros sí sabemos dónde están las personas, pero también sabemos qué compran, qué comen, cuándo duermen, cuáles son sus amigos, sus ideas políticas, su vida social. Se puede abusar también, como Obama y Trump lo hicieron en sus campañas, como Hillary no lo hizo y por eso perdió. Pero el gran cambio es que estamos conociendo a la sociedad como nunca antes y podemos hacer predicciones con un nivel científico. ¡Lo de antes era arte, no era ciencia!




TRUMP TE CONOCE









Entiendo que algunos estudios ya han logrado predecir un montón de cosas a partir de nuestra conducta en Facebook.

–Claro, esos son los datos que Trump usó. Teniendo entre 100 y 250 likes tuyos en Facebook, se puede predecir tu orientación sexual, tu origen étnico, tus opiniones religiosas y políticas, tu nivel de inteligencia y de felicidad, si usas drogas, si tus papás son separados o no. Con 150 likes, los algoritmos pueden predecir el resultado de tu test de personalidad mejor que tu pareja. Y con 250 likes, mejor que tú mismo. Este estudio lo hizo Kosinski en Cambridge, luego un empresario que tomó esto creó Cambridge Analytica y Trump contrató a Cambridge Analytica para la elección.




¿Qué hizo con eso?

–Usaron esa base de datos y esa metodología para crear los perfiles de cada ciudadano que puede votar. Casi 250 millones de perfiles. Obama, que también manipuló mucho a la ciudadanía, en 2012 tenía 16 millones de perfiles, pero acá estaban todos. En promedio, tú tienes unos 5000 puntos de datos de cada estadounidense. Y una vez que clasificaron a cada individuo según esos datos, lo empezaron a atacar. Por ejemplo, en el tercer debate con Clinton, Trump planteó un argumento, ya no recuerdo sobre qué asunto. La cosa es que los algoritmos crearon 175 mil versiones de este mensaje –con variaciones en el color, en la imagen, en el subtítulo, en la explicación, etc.– y lo mandaron de manera personalizada. Por ejemplo, si Trump dice “estoy por el derecho a tener armas”, algunos reciben esa frase con la imagen de un criminal que entra a una casa, porque es gente más miedosa, y otros que son más patriotas la reciben con la imagen de un tipo que va a cazar con su hijo. Es la misma frase de Trump y ahí tienes dos versiones, pero aquí crearon 175 mil. Claro, te lavan el cerebro. No tiene nada que ver con democracia. Es populismo puro, te dicen exactamente lo que quieres escuchar.




¿Y qué hizo Obama?

–Obama fue como el pionero en esto. En la campaña de 2012, para su reelección, invirtió en esto mil millones de dólares, mucho más que en comerciales de TV. Y con eso contrató a un grupo de cuarenta nerds, de Twitter, de Google, de Facebook, de Craigslist, tres profesionales de póker, otro que trabaja con células madres, en fin. A esos cuarenta nerds los puso en un subterráneo, les dio mil millones de dólares y un número para el servicio de pizza, ¿no? Y ahí en el subterráneo crearon los 16 millones de perfiles que les interesaban, los votantes indecisos. Sacaron datos de todos lados. Incluso tuvieron acceso a las Setup-Boxes, lo que sería el DirectTV en Chile, que registra cómo tú ves televisión. Si tienen acceso a eso, ya saben lo que te interesa, y empezaron a llevar comerciales individualizados. Lo más delicado es que no sólo pueden mandarte el mensaje como más te va a gustar, también pueden mostrarte sólo aquello con lo que vas a estar de acuerdo. Si Obama tiene sesenta compromisos de campaña, puede que 58 te parezcan mal, pero al menos con dos vas estar de acuerdo. Digamos que estás a favor del desarrollo verde y a favor del aborto. Bueno, empezaron a mostrarte en Facebook sólo estos dos mensajes.




¿Con avisos publicitarios?

–No, lo hicieron más sofisticado. Como algún amigo vas a tener que hizo un like a la campaña de Obama, ese like les dio acceso a los perfiles de todos sus amigos –esto también va en la licencia que nunca leemos–, entonces podían ver tu historial y clasificarte. Y además tenían acceso a postear desde el timeline de tu amigo, porque esto también está permitido. Él no lo ve, Facebook no se lo muestra, pero tú sí vas a ver muchos artículos así como “Obama el héroe de la energía alternativa”, “Obama el héroe del aborto legal”. No son propagandas de la campaña, son artículos de prensa bien elegidos. Y si tú por medio año ves “Obama héroe” de estas dos cosas que te gustan, al final vas a decir “oye, tan mal no está este Obama”. Bueno, en 2012 le cambiaron la opinión al 78% de la gente que atacaron así. Y Trump lo hizo con 250 millones. Creo que George Orwell se metería un tiro, porque ni él se imaginó algo así. La democracia es completamente inútil con algo así.




En un artículo explicabas que también los call center de Estados Unidos te clasifican mientras hablas, y cuando vuelves a llamar te

derivan a un empleado con una personalidad afín a la tuya.

–Así es. El que habla contigo no lo sabe, ¿no? Una vez conté esto en una conferencia y uno de mis estudiantes, la próxima vez que llamó a un call center, le dijo “¡oye hueón, deja de clasificarme la personalidad!”. El otro no entendía nada, ¡ja, ja, ja! El trabajo lo hacen alrededor de diez mil algoritmos que te escuchan hablar y clasifican tu personalidad en seis diferentes cajas. La última vez que hablé con esta compañía, me dijeron que ya el 30% de las llamadas a los call center de Estados Unidos están intermediadas así. Y ya hay sistemas que les dan inteligencia en tiempo real: el tipo está ahí con un monitor que le dice “ahora es el momento de ofrecerle tal cosa”, “ahora ya no”. Pero eso es reciente, por ahora lo más común es que te dejan clasificado. Y todo esto, al final, ¿a qué nos lleva? A crear burbujas, en todos los niveles.




¿Cómo así?

–Que la gente emocional sólo hable con gente emocional, la gente de acción con la gente de acción, los reactivos con los reactivos. Hablamos mucho de que ahora los demócratas no hablan con republicanos, pero esta fragmentación de la sociedad en subgrupos va mucho más allá de la política. La verdad, es una cosa triste. Pero no es culpa de la tecnología, es la manera en que la usamos hoy día. Toda tecnología es normativamente neutral, tú puedes usar un martillo para colgar un cuadro o para matar a tu vecino. Lo mismo con la tecnología digital: podríamos usarla para unir gente, para mezclar gente de opiniones opuestas, pero no lo estamos haciendo.




Y más rezagada aún queda la democracia, incapaz de mediar entre tanta información fragmentada. No hay denominador común.

–Claro, el Big Data permite poner a la gente en muchas más cajas que antes no veías, es un arma de fragmentación muy poderosa. Sí, esa es una amenaza. Esto de la privacidad y el comercio no es el gran problema, la gente tiene razón en no preocuparse tanto. Es útil que las chicas reciban comerciales sobre la píldora y los chicos sobre condones, ¿no? Ahora, Big Data para la democracia representativa… ahí termina. Tú sabes que la democracia siempre estuvo muy ligada a las posibilidades informacionales que tenía cada sociedad. Aristóteles fue muy claro en decir que la democracia no podía ir más allá de un radio de 70 km, porque la información no podía viajar más que eso en un día. Por eso la democracia griega fue para una ciudad. Y en Estados Unidos, ¿por qué crearon las primarias, los colegios electorales por cada Estado y todo eso que conocemos? Porque el viaje en caballo de costa a costa tomaba una semana. Como no había acceso a la gente y la gente tampoco estaba informada, se necesitó todo este constructo representativo. Pero con la tecnología actual, este constructo está completamente abusado y tiene potencial para constituirse en una dictadura informacional, esto hay que decirlo abiertamente. Esto es lo que más me preocupa. La democracia representativa de esta manera no funciona.




Obligados a pensarla de nuevo…

–La verdad es que tenemos que repensarla completamente. Y ya tampoco podemos ignorar que las redes digitales son globales. O sea, personas que están a miles de millas se pueden ofender con una información que les llega y presentarse en la redacción de una revista para matar a los dibujantes. Es que todo esto pasó muy rápido. Llevábamos miles de años separados en diferentes culturas y nos tuvimos que conocer en un par de décadas. En el Islam dijeron que no quieren ver mujeres desnudas, y un día llegamos nosotros con el TV cable y les forzamos a mirar las tetas de Pamela Anderson. Y nosotros no entendemos por qué ellos pueden tener dos esposas. Entonces, si la información fluye globalmente, ¿hasta dónde podremos prescindir de una gobernanza global? No lo sé. Pero esto va a ser un camino de ensayo y error, como siempre ocurrió con la tecnología. Ahora vimos que Facebook, después de la elección de Trump, empezó a limpiar sus fake news, estas noticias mentirosas. Hace tres meses decían “no, nosotros no somos editorial”, y ahora están sacando cosas. Ya es un comienzo.




Y los Estados, ¿están sabiendo aprovechar el Big Data para las políticas públicas?

–No, están muy atrás todavía. Pero tienen una oportunidad muy grande. Se estima que el Estado posee alrededor de un tercio de los datos de un país, lo que es mucho. ¿Acaso tiene un tercio del poder productivo? Ni loco. El gobierno sabe todo lo que pasa en los colegios, en los hospitales, en los servicios de impuestos, ¡cuánta información hay ahí! Se puede aprovechar mucho más para políticas sociales y económicas, sobre todo en América Latina. Y lo segundo es poner la información que es pública a disposición de la sociedad, lo que se llama el Open Data. Pero ahí estamos aún más atrasados, incluso acá. Por ejemplo, a mí me nombraron Chair of Technology de la Biblioteca del Congreso, que en EE.UU. siempre fue LA institución de la información. Ellos mismos me invitaron porque se dan cuenta de que perdieron el tren y Google les robó el show en diez años. Y cuando voy allá, veo que todavía podrían recolectar mucha más información, y hacerla pública. Los mapas… ¡el gobierno tiene un montón de mapas! No necesitamos Google Maps, los militares tienen todos los mapas que necesitas. ¿Por qué no los hacen disponibles? Los precios de terrenos, qué tipo de terrenos hay para qué tipo de agricultura, quién es el dueño del terreno, todo esto el gobierno lo tiene y socializarlo podría ser muy productivo. Pero es una buena noticia: si el insumo de esta nueva economía son los datos y el Estado tiene un tercio de ellos, los puede usar para democratizar la economía.




Si es que también se democratiza la capacidad de usarlos.

–Sí, esa será la clave, y todavía no está claro si la disponibilidad de información crea más o menos desigualdad. Pero si en otra época el Estado destinó recursos para llevar la telefonía a las áreas rurales, ahora tendrá que hacerlo para igualar el acceso a Big Data. Son cosas que estamos aprendiendo, aunque los gobiernos ya podrían estar haciendo mucho más.




EL FUTURO ARTIFICIAL




¿En Silicon Valley están muy locos?

–¡Ja, ja, ja! Depende. Algunos, como este alemán Peter Thiel, quien creó eBay y que ahora está con Trump, él está un poco loco. Pero la verdad es que no son locos, son un poco arrogantes. Pero son arrogantes con justificación, porque realmente cambian el mundo, mucho más que un gobierno. Por eso también les llegó pésimo lo de Trump. Estaban muy enojados, no podían creer que se usó su tecnología para poner a un fascista en el poder. No, la verdad es que todavía están muy confundidos con eso. Bueno, dicen que la caída viene después de la arrogancia.




Algo que cuesta asimilar es que los datos, al crecer tanto, ya se explican a sí mismos, descubren solos sus relaciones causa-efecto. Como el traductor de Google, que se pegó el gran salto cuando le quitaron las reglas de traducción y empezó simplemente a comparar datos.

–Y con eso, además, ya puede traducir entre dos idiomas aunque nadie en el mundo hable esos dos idiomas. Te cuento un caso. ¿Te acuerdas de ese juego para Atari y PC, parecido al pimpón, en que tenías que mover una barrita hacia los lados para achuntarle a una pelota que rebotaba arriba en unos bloques? Y sacabas puntos al ir destruyendo esos bloques.




Sí.

–Bueno. Al DeepMind, un programa de IA que usa el Deep Learning, lo pusieron frente a ese juego y le dijeron “tienes que ganar puntos”. Pero no le dijeron cómo se ganan los puntos. Ni siquiera le dijeron “vas a ver una barrita, una pelota y unos bloques arriba”. Solamente le dieron la capacidad de reconocer pixeles. A los diez minutos, el DeepMind casi no agarraba la pelota, porque no entendía frente a qué situación estaba. Después de dos horas, jugaba al nivel de un experto. Y a las cuatro horas, mejor que cualquier ser humano. Pero no sólo por su precisión técnica, sino porque descubrió una estrategia para ganar que poca gente descubre. Es decir, sólo correlacionando movimientos de pixeles y puntos ganados por azar, llegó a innovar y ser más creativo que la mayoría de los humanos. Es lo mismo que hace la IA con el ajedrez. Se suponía que Go era el juego en que nunca iba a pasar a los humanos, muchísimo más complejo que el ajedrez. Bueno, DeepMind le ganó hace medio año al campeón de Go. Entonces sí, la información se autointerpreta y son mejores que nosotros.




¿Es cierto que las grandes compañías ya toman decisiones sin saber por qué las toman? Sólo porque la IA ve los datos y les dicen “hagan esto”.

–Claro, y está perfecto. Además, las relaciones de causalidad, muy filosóficamente, nunca las podemos conocer. Como decía Popper, sólo podemos descartar causas: tú no puedes saber si realmente X causó Y, sólo puedes comprobar que Z no causa Y. Pero estas correlaciones nos sirven para explicar y predecir. Ahora, si tú cambias el sistema que produjo estos datos, ahí te puedes equivocar muchas veces. Pero ese ya es otro problema.




Pero también sería un problema si, por ejemplo, llegáramos a meter preso a alguien porque su conducta en Facebook, según un programa, predice que es un potencial asesino.

–Sí, pero esto también lo hacen las personas. Si un sicólogo dice que eres un peligro para la sociedad, también te pueden encerrar. Y la verdad es que la IA es muchas veces más exacta que un psicólogo. Al final, el juego con la tecnología siempre ha sido ver cuáles tareas se pueden automatizar y cuáles se quedan con nosotros. Los primeros imperios, por ejemplo, su gran innovación fue hacer canales de agua para sus plantaciones. Así ya no necesitaban usar un tercio de su fuerza laboral en ir cada vez al río y traer agua. Imagínate, qué brutal: un tercio de la gente quedó desempleada. ¿Pero qué hicieron con ellos? A la mitad los convirtieron en soldados y empezaron a dominar a otros pueblos. A otros los hicieron arquitectos y constructores y crearon las ciudades y templos más grandes de la humanidad. Otros se hicieron artistas, otros empezaron a escribir… ¡a escribir, hueón, no tenían nada más que hacer! Y es así como las sociedades han avanzado, ahorrando tiempo y automatizando tareas. Si un robot reconoce células de cáncer, te ahorras al médico. En San Francisco hay una farmacia donde no hay ninguna persona trabajando: yo soy un robot, tú me das una receta, yo te mezclo un poco de este polvo, un poco de este otro, lo pongo en una caja y te lo doy. Además el robot sabe exactamente qué interacción hay entre qué medicamentos, más que ningún farmacéutico. Más del 50% de los actuales empleos son digitalizables, incluso escribir noticias rápidas, como sabrás. Y ya no hablamos de reemplazar a los obreros, como en la revolución industrial, sino también los trabajos de la clase más educada: médicos, contadores, ¡abogados, hueón! Hay una aplicación en el teléfono que te dice cuánto estás obligado a pagar si te divorcias, según los detalles de tu caso. Te ahorraste mil dólares de abogado por pedirle ese estudio. Claro, es brutal. Pero esto ya ha pasado antes y no fue el fin de la historia. Inventaron hueás nuevas tan locas como escribir, que antes nadie tenía tiempo de pensar en eso.




Lo que sí sería nuevo, y es el gran miedo cuando se habla de la “era de la singularidad” que supuestamente viene, es que el robot pase a decidir por nosotros. En el fondo, que nos ganen.

–Claro, es la pregunta: si va a ser “el Terminator contra nosotros”. Mira, la singularidad viene. O ya está acá. Trata de deshacerte de tu celular por un año. Ya estamos fusionados con esta tecnología, como sociedad y como especie. Nuestra distribución de recursos ocurre básicamente en la bolsa, y acá el 80% de las transacciones de la bolsa son decididas por IA. El 99% de las decisiones de la red de electricidad son tomadas por IA que localiza en tiempo real quién necesita energía. Y si tú me dices “mira, Martin, recién descubrimos una especie donde un sistema que se llama IA distribuye el 80% de los recursos y el 99% de la energía”, yo diría “bueno, IA es una parte inseparable de esta sociedad”. Y ya no se puede deshacer, no se puede desenredar. Tú podrías irte a la cordillera, dejar tu celular atrás y nunca más tener interacciones digitales, pero ya no serías parte de nuestra sociedad. Dejarías de evolucionar con nosotros. El punto aquí es que la especie humana ya evoluciona en convergencia con la tecnología, que en algunos aspectos ya es mejor que nosotros… no en todos. De nuevo, la pregunta es qué cosas dejamos a la IA y qué cosas no.




Mientras eso lo decidamos nosotros y no ellos, si aprenden a pensar por su cuenta.

–Sí. Y si me preguntas a mí, digamos, filosóficamente, lo que creo que está pasando es que efectivamente estamos creando una supraespecie, otra especie superior. Pero la verdad es que no tengo tanto miedo de eso.




¿Por qué no?

–A ver… Normalmente entendemos que la selección natural, cuando hay dos especies, elige a una de las dos, la famosa “supervivencia del más apto”, ¿no? Pero también hay ejemplos de simbiosis en que las dos especies se fusionan, y yo creo que en este caso las dos especies se van a fusionar. Pero ya hablamos tanto que no sé si vale la pena explicar todo esto…




Parece que sí.

–Quizás para entenderlo hay que mirar cómo funciona la vida, los sistemas vivos. Como sabes, existen diferentes niveles de abstracción: abajo tienes partículas subatómicas que interactúan para formar átomos; los átomos forman redes para crear moléculas; las moléculas, para crear células, y las células se ponen en redes –cada una con su respectiva pega– para crear organismos. Después los organismos se ponen en redes para crear sociedades. Y ahora, ¿qué viene después? Sociedades que se ponen en red a través de la tecnología para crear algo superior. El punto es que cada uno de esos niveles cree funcionar con sus propias leyes, y no saben que gracias a esas leyes se han formado otras leyes que han creado un nivel superior. Mis células no saben que yo tengo conciencia. Se encuentran y dicen “mira, ahí hay una bacteria, ¿la atacas tú o yo?”. Piensan que son bastante libres, ¿no? Pero los grandes números crean una estadística confiable de que esa bacteria va a ser atacada, y gracias a la estabilidad de esos promedios es que mi sistema tiene la tranquilidad para crear lo que llamamos conciencia. Y lo que creo que va a terminar haciendo la digitalización es convertirnos a nosotros en células de un organismo mayor.




¿Cómo?

–A medida que la IA empiece a organizarnos, a programar a la sociedad. Y va a poder hacerlo porque si bien tú y yo creemos ser muy distintos, el funcionamiento de la sociedad, con los grandes números, consigue promedios muy estables. Entonces este organismo puede sobrevivir, hasta que yo me imagino que va a poder producir una conciencia. Pero nosotros ni vamos a saber que esa conciencia existe. Por eso te digo que no va a ser “Terminator contra nosotros”. Es un supraorganismo con el que nos estamos fusionando, y la digitalización es como el aceite que nos une. La verdad es que normalmente no hablo de esto en entrevistas públicas, pero eso significa para mí la singularidad: estamos convergiendo con la tecnología para crear un ente superior, que se llama sociotecnología, tecnosociedad o como lo quieras llamar.




¿Por qué no te gusta hablar de esto en entrevistas?

–Porque es muy loco, ¿no? Es muy profundo y hay gente que se preocupa más de la cuenta. Prefieren hablar del robot de Amazon que les mandó un paquete equivocado. Nos descoloca que nos hablen de un chip implementado en el cerebro, pero ya todos usamos tecnología para aumentar nuestras capacidades. No es en ningún caso el fin de la humanidad, es la evolución que sigue su camino. Y la manera en que esto ocurra va a depender de nosotros. Entonces nos conviene entender que tenemos por delante una gran responsabilidad, porque nosotros diseñamos las instituciones que van a definir el futuro de estas convergencias.