Mostrando entradas con la etiqueta millenials. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta millenials. Mostrar todas las entradas

Unique Selling Proposition de #MarcasPolíticas en el #VotoJoven



Rubén Weinsteiner


Uno de primeros que instaló en Madison Avenue el formato de clivar, blanco-negro, a o b. Fue Rosser Reeves quien luego de convertirse en uno de los número uno de la publicidad comercial, realizó la primera campaña televisiva de marketing político en EE.UU. para Dwight Eisenhower –IKE-, y que le permitió a Ike, ganar una elección que a priori la tenía perdida.


Reeves creía en potenciar los clivajes que rigen los sistemas de preferencias de los segmentos jóvenes.

Por Rubén Weinsteiner

El 55% del sistema de preferencias del sujeto de elección joven , se juega en la parte más primitiva de nuestro cerebro, lo que llamamos reptiliano. La zona cerebral que se encarga de los instintos básicos de la supervivencia: guarida, comida, salud, deseo sexual, reproducción, seguridad, venganza, codificaciones amigo-enemigo, respuestas pelea-huye, el futuro, la muerte etc.


El Reptiliano es lo que le aseguraba a nuestros antepasados la supervivencia. Es que nos decía cuando podíamos quedarnos y cuando teníamos que huir, cuando podíamos relajarnos, y cuando teníamos que luchar, donde y cuando podíamos conseguir comida, guarida y pareja, como cuidar y defender a los hijos, y cuando debíamos abandonar un lugar para buscar otro. Se trataba y se sigue tratando de decisiones binarias, on-off, blanco-negro, hacer o no hacer.

La protección, la venganza, la seguridad, el poder, la supervivencia y los hijos, son ejes centrales en el metadiscurso reptiliano.

Gran parte del comportamiento humano se origina en esta zona, profundamente enterradas en el cerebro, son las mismas que en un tiempo dirigieron los actos vitales de nuestros antepasados.


El reptiliano busca, guarida, alimentación y educación y salud para la cría. El reptiliano se conmueve cuando el candidato lo toca, come y baila. Tocar, comer y bailar, tiene que ver con rituales tan primitivos como el reptiliano, son rituales atávicos, a través de los cuales el reptiliano decodifica, cercanía, “amigo” y no “enemigo”, y predispone al 45% restante compuesto por el cortex y el límbico, para recibir con buena predisposición los mensajes específicos.


Este cerebro primitivo de reptil se remonta a millones de años y aún dirige parte de nuestros mecanismos para cortejar, casarse, buscar hogar y seleccionar dirigentes.

En los segmentos jóvenes el reptiliano lleva a su máxima expresión el esquema binario. Por eso el joven ama o no ama, mucho más allá de la limitada y ‘civilizada’ empatía que pueden sentir los mayores.

Las definiciones reptilianas tienden a desplegarse entre dos opciones, entre la cuales, no elegimos siempre las más racional, sino la que prefiere nuestro cerebro reptil. Y no siempre es la obvia.

El cerebro reptil es un enorme yo. Sin él nos habríamos extinguido. El reptil no tiene compasión ni empatía. Sólo entiende los grandes contrastes: blanco o negro. No tiene tiempo de más. El reptil joven reduce opciones a lo binario para sobrevivir, aunque la realidad es más compleja y comprenderla a fondo requeriría una lógica difusa. Se trata de un sistema que posterga las abstracciones, va a lo tangible, y es profundamente emocional y visual.

Los clivajes se constituyen para interpelar directamente al reptiliano.

Una de las dimensiones más importantes para la construcción de una marca política poderosa en el voto joven, es la arquitectura de un discurso de poder sólido, en función de un clivaje eficaz.

El clivaje en comunicación política, es la división traducida en competencia que construye las singularidades y particularidades de una marca política, permitiendo plantearle a los sujetos de elección, una competencia con las demás marcas políticas.


Este esquema es claramente el que necesita para operar el reptiliano. El debate en términos reptilianos se organiza a través del esquema binario


Desde los históricos derecha-izquierda, conservadurismo-liberalismo en Estados Unidos o peronismo-antiperonismo, en la Argentina; o la UCR desarrollando un clivaje en torno a institucionalidad-clientelismo, Carrió acerca de transparencia-corrupción, Macri; ineficiencia-gerentismo eficiente, el kirchnerismo inclusión-exclusión (todos/as-pocos),: otros probaron consenso-enfrentamiento, mano dura-garantismo, modernidad primer mundística-atraso (lo viejo), privado-estatal, liberación o dependencia, etc.


Detrás de la alternativa, se propone un posicionamiento claramente reptiliano, que no admite un análisis puramente racional para definir de que lado se está.

Rosser Reeves fue el creador de los USP (Unique Salling Proposition) , un tipo de mensaje donde debía quedarle claro al receptor que había 2 opciones, pero que solo una era la buena.


Las USP se desarrollan a través de la diferenciación y la segmentación. El mensaje debe marcas las diferencias en relación públicos determinados.

La clave de las USP consiste en definir UN diferencial. Pero sólo uno, aquel difeencial que se constituya en la plataforma del posicionamiento marcario. Colgate es deja los dientes más blancos, y no sigue argumentando que además tiene el mayor poder de eliminación del sarro.
EL DIFERENCIAL ES UNO, y no porque no esté bueno tener más atributos, sino porque contaminan el posicionamiento, sobrecomunicando y metiendo ruido en el diferencial inicial.


Reeves lo hacía sin el menor cuidados de herir susceptibilidades, era directo en el ataque y en la defensa.

Cuando las barras de chocolate Mars empezaron a ceder terreno en el mercado ante el incremento de ventas de Hershey, los primeros recurrieron a Reeves por auxilio. Reeves encontró rápido una clara ventaja de Mars sobre Hershey, e instaló un mensaje directo a las madres, “Mars se derrite en la boca, no en la mano”.

Reeves hizo de Bic el bolígrafo más popular y más vendido. Se dio cuenta que el problema de los bolígrafos baratos, era que no duraban mucho. El diferencial era que Bic si duraba. Con una campaña que resaltaba la duración, instaló “Bic escribe la primera vez y todas las veces”.

En la guerra de los dentífricos, Colgate vs Crest, inventó un escudo protector invisible, al que llamó “Gardol” que según la publicidad, sólo Colgate tenía, y que se constituía según la publicidad como escudo de blindado de los dientes. Algo parecido hizo en la guerra de los antiácidos donde reinaba Tums, y gracias a la campaña de Reeves, Rolaids se quedó con la mayor parte del mercado.

Son muchos los casos que podríamos traer de clivajes de 2 marcas, donde Reeves empleó la técnica de la USP. En la industria del tabaco, los jugos de frutas, los autos, hasta que llegó a la política.



Organizar el debate y definir un clivaje

Plantear el eje divisorio, el clivaje, es organizar el debate, y el que organiza el debate acumula poder. Los comentaristas, los que opinan y reaccionan sobre lo que hace el que organiza el debate y el clivaje, resignan poder. Gana el que instala, dirige y por lo tanto controla el debate.



A lo largo de la historia, la construcción de los clivajes políticos viraron de la clivación por variables duras como religión, etnia o territorio a establecer clivajes por variables blandas.



I like Ike

La campaña presidencial estadounidense de 1952 pasó a la historia por ser la primera campaña electoral moderna. Aunque en el ámbito estatal ya se había producido alguna inmersión de las modernas técnicas importadas del marketing, fue el republicano Eisenhower quien dio entrada de estas innovaciones en las campañas nacionales. Principalmente con la planificación de la campaña y el desembarco de la televisión y los spots políticos.

Ike venía de ser un general victorioso en la segunda guerra mundial, y le había ido bien en su gestión en la Universidad de Columbia, pero muchos, según las encuestas lo consideraban “cuadrado” y poco inteligente, mientras que su rival demócrata, el profesor Adlai Stevenson era considerado brillante, casi un genio en las mismas encuestas.

Reeves se encontró frente al primer problema, sustituir el anclaje de Ike, y bajar del pedestal a Stevenson.



El más conocido de los spots electorales que Reeves realizó para la campaña de Eisenhover fue “I like Ike”.Sin embargo, no fue el único hito por el que se recuerda esta campaña. A este anunció lo acompañó una serie de anuncios titulados “Eisenhower answers America” (“Eisenhower responde a América”) y también el célebre “Checkers speech” con el que Nixon (por aquel entonces candidato a la vicepresidencia por el Partido Republicano) se exculpó de las acusaciones de corrupción que recaían sobre él. Una campaña de avanzada en lo que a comunicación política se refiere.


Sin duda, lo que distinguió a esta campaña es el uso de la televisión y la aplicación de las técnicas del marketing. Hasta ese momento los candidatos presidenciales habían rechazo estas herramientas por la degradación que de la política, pensaban, se hacía. Adlai Stevenson, el candidato del Partido Demócrata, apostó por anuncios largos, de unos treinta minutos, en lo que pronunciaba larguísimos discursos. Por su parte, Eisenhower, el candidato republicano, acudió a Madison Avenue a buscar a Rosser Reeves, quién le propuso una serie de spots, “Eisenhower answers America”, basados en un formato sencillo e innovador de escaso metraje en el que el candidato republicano escuchaba y contestaba una pregunta de un ciudadano.




Ike compró el formato y Reeves encargó a Gallup que sondeara al pueblo estadounidense para averiguar cuáles eran las principales preocupaciones de los ciudadanos. Éstas serían las respuestas que el candidato debía ofrecer. La corrupción, el costo de la vida y la Guerra de Corea fueron los principales temas a los que los ciudadanos exigían respuestas. Con este material Reeves empezó a trabajar en su estrategia global.

Storyboard original

En primer lugar elaboró el storyboard de los spots. Un esquema sencillo en el que contextualizaban una situación cotidiana con unos ciudadanos (gente de la calle elegida cuidadosamente) que realizaba una pregunta a la Ike ofrecía una respuesta sencilla y directa. Muy próxima a lo que la gente de la calle demandaba. Un spot breve, del que se grabaron unos cuarenta, en la línea del moderno “I lile Ike” y muy alejado de los largos formatos que hasta entonces se habían empleados.

Para facilitar que el mensaje llegase adecuadamente a los ciudadanos y que fuese retenido, la estrategia debía cumplir con una serie de objetivos. En primer lugar preveía un bombardeo constante. Es por ello por lo que este formato, el del spot publicitario, era la fórmula perfecta. Por un lado permitía enviar mensajes de manera breve muchos mensajes, en poco menos de medio minuto, y optimizaba los recursos económicos. La compra de espacios en televisión resultaba sumamente costosa, por lo que estos formatos breves reducían la inversión que debía realizarse. Además, lógicamente, la potencia del ingenio comunicativo de Reeves necesitaba de un correcto emplazamiento en la parrilla televisiva. Por este motivo la campaña compró espacios en las pausas de publicidad de los programas más vistos de aquel momento.

En ningún momento se concibió como una estrategia aislada. Los spots debían estar en sintonía con los discursos, entrevistas, propuestas… que Eisenhower realizaba a lo largo de la campaña. El contenido debía relacionarse con todo lo dicho para optimizar su capacidad persuasiva. Con tal propósito Reeves aportó ideas para sus discursos integrándolas en los anuncios, y por otro lado, incluyendo frases e ideas que utilizaba en sus respuestas a América en los discursos que pronunciaba después de la emisión de los spots. Así se facilitaba la memorización de las principales ideas. Algo que, a juicio de los expertos contratados, influiría muy positivamente en el comportamiento electoral de los ciudadanos.



Eisenhower obtuvo una victoria rotunda en las elecciones. Muchos piensan que ante la inconsistencia del candidato demócrata hubiese ganado igualmente sin necesidad de recurrir a estas nuevas técnicas de comunicación. Sin embargo lo que es seguro es que esta campaña supone un punto de inflexión. Había nacido un nuevo modo de hacer política en el que lo visual se convertía en el eje de la acción. A partir de ese momento toda actividad política debe visualizarse. Debe mostrarse a los ciudadanos. La política cambió en sus formas.



Otredades y clivajes

Lo que trajo como innovación publicitaria y luego en materia de comunicación política es el formato de clivaje que observamos en el #votojoven

Desde el marco investigativo llegamos a la conclusión que hay ejes que no han servido para construir poder y votos, como seguridad y corrupción y otros que si, como economía y formas. Seguridad y corrupción han sido altamente eficaces para construir malestar, pero no para construir votos.


La otredad en el clivaje es el arquetipo que personifica los rasgos personales que nuestro espacio niega de si mismo. Si nosotros tenemos sensibilidad social, por lo tanto no insensibles, ese rasgo negativo, que indudablemente tiene en algún lugar nuestro espacio, lo depositamos en la otredad. De esa manera se va construyendo un negativo fotográfico del propio espacio, una imagen que almacena todas aquellas cosas que no nos gustan y que rechazamos.



La otredad en el clivaje es el "malo perfecto", porque su atractivo reside en que complementa al "bueno". Luke y Vader, Sherlock Holmes y Moriarty, Jekyll y Hide, Yago y Otelo, incluso Batman enfrentándose a un guason desordenado y caótico, representante de todo aquello que Batman no puede ser.


En 1944 en la Escuela de Frankfurt, Adorno y Horkheimer ya habían advertido el rol de la publicidad referido a este tipo de clivajes. Publicitás la marca no para que sea conocida, sino para generar en la mente de la gente una sensación de inseguridad al momento de toparse con la otra marca, y eso hace que dude en comprarla. Aunque esa marca de producto o servicio sea mejor que el que tiene mucha promoción. La lógica según Adorno y Horkheimer no es "COMPRAME A MI" sino "NO COMPRES LO QUE NO SOY YO".


El clivaje permite presentar lo que uno es, reforzado por lo que uno no es, en un esquema binario, si-no, blanco-negro, un planteo fácil de asumir, del tipo “de que lado estás” a los electores jóvenes. Y ese de que lado estás es muy movilizador, tanto para la decisión acerca de que lado uno se pone, para el compromiso de identificación y porque en los segmentos jóvenes, en definitiva, la lucha contra poderes grandes con final abierto, es uno de los más poderosos constituyentes del sistema de preferencias.


Por Rubén Weinsteiner

La construcción del #MitoConstituyente y necesario de la #MarcaPolítica en el #VotoJoven

Rubén Weinsteiner



Cuando pensamos los mitos constitutivos estructurales de una marca política, aquellos que determinarán la identidad, personalidad, posicionamiento, discurso, simbología y ritualidad, y potencialidad de la marca política en los segmentos jóvenes, recorremos el abanico mítico que va desde los relatos fantásticos asociados a divinidades o fenómenos naturales en la antigüedad, hasta los mitos sociales, políticos, de la cultura, del arte, publicitarios del presente, etc.





Por Rubén Weinsteiner 



El hombre primitivo constituía sus pensamientos míticamente a través de símbolos y mitos. Para Platón los mitos constituían en esencia mensajes cifrados, compuestos por símbolos y alegorías, que permanecían ocultos para el profano, pero que el hombre sabio podía llegar a comprender. Otros filósofos se basaron en la oposición entre mito y logos, es decir, entre lo fantástico y la razón, siendo esta el camino para llegar a la verdad.

La psicología, la antropología, la religión, la etnología, entre otros, desarrollaron diferentes abordajes de lo mitológico, para analizar su trascendencia en la vida de los que conviven con ese mito.

Mac Iver en un abordaje político, habla para referirse a los mitos de la soberanía, de la democracia, de la autoridad política, del liberalismo económico y del comunismo, como “todo sistema de valores situados fuera del saber exacto y ajeno a toda relación de verdad o falsedad”

Para pensar el mito en términos de nuestro sistema de preferencias y de las marcas políticas, tenemos que arrancar por diferenciar lo reptiliano, lo emocional y lo estrictamente racional en nuestro esquema de construcción de decisiones.

El mito político es ante todo cultural y social, dado que excede lo individual, y tiene una clara dimensión colectiva.

Jung aporta al análisis de los mitos, los mecanismos arquetípicos del inconsciente colectivo. Sin entrar a profundizar en las teorías de Jung, digamos que plantea que existen una serie de tendencias inconscientes básicas que tienden a expresarse en símbolos y mitos, cuyo mecanismo es el de la proyección, por la cuál sobre algún aspecto de la realidad objetiva se ha volcado al mundo subjetivo.


Aparece el proceso de divinización y demonización, donde se divinizan aquellos valores y arquetipos portadores de estos, que una cultura considera esenciales, y se demoniza lo temido, lo que angustia, lo que rechaza, y a los arquetipos portadores de esas características.

Mientras en la antigüedad, el proceso de divinización o demonización personificaba a las realidades objetivas proyectando todo el psiquismo humano sobre ellas, en el presente, este proceso revela una personificación mas light y encubierta.

Entre los mitos más importantes de la marca política, encontramos a los mitos de origen o mitos etiológicos, los que establecen la narrativa del origen, del pasado, de cómo se constituyó, de cómo se llegó hasta el presente. Este mito fundacional construido en tiempo pasado, plantea como promesa de la marca política, que aquellos valores que intenta instalar en términos narrativos ese mito, se convertirán en coordenadas de la hoja de ruta a futuro. Por eso los mitos de la marca política, también son mitos de futuro.

El mito de la marca política está ligado al conocimiento “intimo” que se intentará revelar a los sujetos de elección, a la esencia y estructura de la percepción de la marca política. No hay para el sistema reptiliano dos imágenes de la marca política, una objetiva y otra mítica, sino una sola.

El mito conecta directamente con el reptiliano, con las necesidades más primitivas, con los miedos, con las angustias, con las ansiedades, con las esperanzas, con la búsqueda primitiva de casa, comida, familia y seguridad.

El mito trasciende los límites de lo racional, para integrar lo profundo de la persona, lo latente, integrando ese mundo profundo desde una narrativa construida a base de símbolos, metáforas e imágenes.

El mito con una modalidad onírica hace vivir intensamente al reptiliano, a ese mundo interior y oculto, aunque como en el caso de los sueños, su interpretación, no lo agota, ya que la imagen siempre superará a la interpretación.

Así como no podemos ignorar los mitos de una sociedad para intentar analizarla y entenderla, tampoco podemos dejar de lado los mitos de la marca política, para desarrollar un estudio de la misma.

Plantearse el problema de la verdad o falsedad de lo referido por el mito, no resulta funcional, ya que las percepciones que ha creado ese mito, son reales, más allá del valor de verdad de la narrativa mítica.

Mito y religión son refractarios a un análisis meramente racional y lógico, y no existe fenómeno natural, histórico y de mediana complejidad, al que no le quepa una interpretación mítica y que no reclame semejante interpretación.

El mito de la marca política desafía nuestras categorías de análisis y pensamiento, y las interpela desde una lógica heterodoxa, “inexacta” y difusa, contraria a la verdad empírica o científica.

Cuando construimos la marca política y pensamos el mito constitutivo y demás mitos concurrentes, no podemos excluir a Freud que en su teoría psicoanalítica del mito, plantea que las reacciones míticas son variaciones y disfraces de la sexualidad. El componente sexual en el arquetipo mítico es esencial.

Levi Strauss plantea que el mito no tiene límites. Es una narrativa que no se ajusta a ninguna ley natural, en un mito todo puede suceder, como dice Levi Strauss, “todo sujeto puede tener cualquier predicado”, sin embargo los mitos, en apariencia arbitrarios, aparecen en las diferentes culturas con características similares. Aquiles tiene la debilidad en el talón, por que su madre lo agarró de ahí para sumergirlo en el líquido que lo hacía invencible, Sigfrido tiene su punto débil en la espalda porque una hoja de árbol se posó en su espalda cuando lo rociaban con el líquido mágico, y así.


Mitos de la marca política y sistema de preferencias en el voto joven

Solo el 15% del sistema de preferencias de los jóvenes se articula de manera racional, funcional, y analítica, con una estructura de secuencia lógica que se define en el cortex o corteza cerebral, que es la sede de la razón, la herramienta lógica que usamos para ver el mundo.

Es el que define menos en los jóvenes, pero es el emisor, el que habla, por eso nos parece que define todo.


“Voto al candidato C, porque promete mejor transporte público, porque promete incentivar el empleo, porque es inteligente y culto” “voto al candidato porque C porque es honesto” “Es un gran economista”. El listado de propuestas, los discursos y las consignas operan fuerte en el cortex, pero como dijimos solo determinan el 15% del proceso de decisión.

El 30% del sistema de preferencias en el voto joven se define en el sistema límbico o cerebro emocional, centro de la afectividad. Es aquí donde se procesan las emociones (penas, tristezas, angustias o alegrías).

“Voto al candidato A porque me emociona” “está comprometido con la tolerancia” “es sensible con los que menos tienen”, “es un genio” “es de los míos”. Los jingles, las canciones y los slogans operan fuerte aquí.

Aquí se ubica la empatía, “el es como yo”.

El sistema límbico o cerebro emocional, también llamado “cerebro medio”, está justo debajo de la corteza cerebral y comprende el tálamo, hipotálamo, el hipocampo y la amígdala cerebral .

Estos centros funcionan en todos los mamíferos, siendo el asiento de movimientos emocionales como el temor o la agresión. Y en el ser humano éstos son los centros de la emoción.

El sistema límbico es considerado también el centro de recompensa, por lo que se ve afectado en el caso de las adicciones. Ese centro de recompensas es el que se puede alinear con la ritualidad emotiva, con lo que emociona, hace llorar, reir enojarse, indignarse etc.

Reptiliano joven

Camuflado detrás de los 2 sectores ya mencionados y responsable del 55% de la constitución del sistema de preferencias en el voto joven, se encuentra nuestra fase más primitiva, el cerebro reptil.

El 55% del sistema de preferencias del sujeto de elección joven , se juega en la parte más primitiva de nuestro cerebro, lo que llamamos reptiliano. La zona cerebral que se encarga de los instintos básicos de la supervivencia: guarida, comida, salud, deseo sexual, reproducción, seguridad, venganza, codificaciones amigo-enemigo, respuestas pelea-huye, el futuro, la muerte etc.

El Reptiliano es lo que le aseguraba a nuestros antepasados la supervivencia. Es el que nos decía cuando podíamos quedarnos y cuando teníamos que huir, cuando podíamos relajarnos, y cuando teníamos que luchar, donde y cuando podíamos conseguir comida, guarida y pareja, como cuidar y defender a los hijos, y cuando debíamos abandonar un lugar para buscar otro.

La protección, la venganza, la seguridad, el poder, la supervivencia y los hijos, son ejes centrales en la narrativa mítica reptiliana.

Gran parte del comportamiento humano se origina en esta zona, profundamente enterrado en el cerebro, son las mismas que en un tiempo dirigió los actos vitales de nuestros antepasados.

El reptiliano busca, guarida, alimentación y educación y salud para la cría. El reptiliano se conmueve cuando el candidato lo toca, come y baila. Tocar, comer y bailar, tiene que ver con rituales tan primitivos como el reptiliano, son rituales atávicos, a través de los cuales el reptiliano decodifica, cercanía, “amigo” y no “enemigo”, y predispone al 45% restante compuesto por el cortex y el límbico, para recibir con buena predisposición los mensajes específicos.

Este cerebro primitivo de reptil se remonta a millones de años y aún dirige parte de nuestros mecanismos para cortejar, casarse, buscar hogar y seleccionar dirigentes.

En los segmentos jóvenes el reptiliano lleva a su máxima expresión el esquema binario. Por eso el joven ama o no ama, mucho más allá de la limitada y ‘civilizada’ empatía que pueden sentir los mayores.

Las definiciones reptilianas tienden a desplegarse entre dos opciones, entre la cuales, no elegimos siempre las más racional, sino la que prefiere nuestro cerebro reptil. Y no siempre es la obvia.

El cerebro reptil es un enorme yo. Sin él nos habríamos extinguido. El reptil no tiene compasión ni empatía. Sólo entiende los grandes contrastes: blanco o negro. No tiene tiempo de más. El reptil joven reduce opciones a lo binario para sobrevivir, aunque la realidad es más compleja y comprenderla a fondo requeriría una lógica difusa. Se trata de un sistema que posterga las abstracciones, va a lo tangible, y es profundamente emocional y visual.

Los mitos conectan directamente con el reptiliano, construyen percepciones, certezas, emociones y valores esenciales.

Arquitectura del mito de la marca política en el voto joven

Durante mucho tiempo se sostuvo que resultaba impensable una técnica del mito. El autor italiano, especialista en símbolos, mitos y comunicación, Guillo Dorfles, fue el primero desde la academia, que planteó como posible y necesaria la técnica del mito.

Dorfles plantea la técnica como dominio, es decir, el hombre dominando el mito y sirviéndose de él para obtener resultados.

En términos de la construcción de la marca política en los segmentos jóvenes, la técnica constructiva del mito reconoce tres fases

1) Análisis y detección de miedos individuales y tribales, angustias, problemas, necesidades, deseos, demandas,

para definir un paradigma de inconsciente colectivo tribal, ya que la tribu es el marco natural de los jóvenes.

2) Determinación del arquetipo que mejor pueda encarnar las soluciones a esos miedos, demandas, deseos, angustias, necesidades dentro del paradigma del inconsciente colectivo tribal.

3) Promesa mítica: escenario donde los soluciones se transforman en realidad

En términos publicitarios el auto que nos brinda reconocimiento social y mujeres, es la detección del deseo de reconocimiento y de levantarse chicas, el auto como arquetipo de poder atractivo y por último el cliente subido a bruta máquina rodeado de tremendas mujeres.El auto es un auto, el mito funciona.



Estructura del mito

Personajes del mito:

En toda narrativa mítica intervienen personajes que juegan roles, le dan fuerza al mito, credibilidad, textura, color, posibilidad de vivencia e identificación. La fortaleza de los personajes potencia la intensidad y el involucramiento emocional.

Los cuentos infantiles y los mitos clásicos, tienen formatos de personajes esquematizados que además de ofrecer un carácter universal a tales personajes, los hace cercanos y comprensibles. Y esto es así, porque estos personajes representan lo que Carl Gustav Jung denominó ARQUETIPOS. Jung estableció una división de la psiquis humana en tres partes: el consciente, el inconsciente y el inconsciente colectivo

En esta última es en donde aparecen los arquetipos.

Algunos de los arquetipos que aparecen en las obras narrativas, y muy fuertemente en los cuentos clásicos son:

a) El viejo sabio: Son hombres, adultos y dotados de autoridad que se presentan como guía del héroe.

b) El padre: puede ser un viejo sabio, una metáfora de la historia, la tradición o el reason why del protagonista. También puede encarnar la debilidad que plantea un problema puesto en el padre, alter ego viejo del protagonista.

c) La madre: el amor incondicional, el compromiso sin límites, la propia historia, la posibilidad de retorno a las fuentes. Puede ser la construcción arquetípica en cuya figura, se fusionan las costumbres morales y sociales de una época.

d) El héroe: el protagonista central, entraña la épica, encarna la misión, y sobre él esta puesto el foco. Según la acepción griega, el héroe era un hombre divinizado que llega para restaurar el orden quebrantado por la fuerzas del mal. Los héroes también tienen marcas —las marcas del héroe—, que los ayudan a superar los obstáculos sin hacerlos totalmente invulnerables. Pueden ser físicas, como en el caso de Aquiles o psicológicas: la fértil imaginación de Ulises y la piedad religiosa en Eneas.

e) El guerrero: acompaña al héroe, lo complementa y suplementa según el caso. Encarna aquellas virtudes o aptitudes que el protagonista no puede revelar porque entrarían en contradicción con su esencia, identidad o misión. El guerrero puede no ser tan cumplidor de la ley como el héroe, o tan prolijo o no tan sabio. El guerrero va al combate para defender el orden y la justicia, en consecuencia, sus actos tienen un sentido de liberación política y social.

f) La princesa: la figura femenina joven, promesa y desafío, es la pareja femenina o masculina, es la que da sentido a la estructura primaria familiar o de clan, por la que el héroe da sus batallas.

g) El demonio: el mal absoluto y poderoso, que explica también la acción del héroe, pero no la define como si lo hace la sombra

h) La sombra: es el arquetipo que personifica los rasgos personales que el héroe niega de si mismo. Si el héroe es generoso, por lo tanto no egoísta, ese rasgo egoísta, que indudablemente tiene en algún lugar el héroe, lo deposita en la sombra. De esa manera se va construyendo un negativo fotográfico del héroe, una imagen que almacena todas aquellas cosas que no nos gustan y que rechazamos. En un primer estadio, esta sombra puede aparecer como un ser monstruoso que nos acecha para hacernos daño (los dragones, gigantes, bestias marinas etc. de los cuentos) pero, una vez que nos percatamos de su existencia y la vamos aceptando se convierte en algo más cercano a un ser humano, y cada vez se va pareciendo más a nosotros mismos, a quienes somos en realidad. En la literatura, el antagonista arquetípico del héroe, no es el demonio sino la sombra. El demonio explica la presencia del héroe, pero no tiene la incidencia en la acción que tiene la sombra.

En la Guerra de las Galaxias, el héroe es Luke Skywalker, que conoce a un viejo sabio, Obi Wan Kenobi. El arquetipo del Guerrero, lo encarna Han Solo y su nave, el Halcón Milenario. La sombra: Darth Vader, que tiene un gran poder y una gran maldad, es el “negativo” de Luke. Al final del enfrentamiento, descubrimos que Luke y Vader son padre e hijo. Al final, el arquetipo de la sombra, se hace bueno y complementa definitivamente a Luke, que se ha convertido en el gran héroe salvador del universo.

La sombra es el malo perfecto, porque su atractivo reside en que complementa al héroe. Luke y Vader, Sherlock Holmes y Moriarty, Jekyll y Hide, Yago y Otelo, incluso Batman enfrentándose a un guason desordenado y caótico, representante de todo aquello que Batman no puede ser.

Trama mítica:

Toda narrativa mítica articula una sucesión de eventos que se insertan en tres componentes

a) Introducción: donde se da a conocer el ambiente en el que la historia se desarrolla, se detallan las características de los personajes, del lugar, tiempo y el comienzo de la historia.

b) Desarrollo: Es donde tiene lugar el punto culminante, la acción transformadora de la historia. Es el momento donde la tensión narrativa llega a su punto más alto. La tensión finalmente explota, supliendo la carencia indicada en el marco escénico y transformando la situación problemática que motivó la trama.

c) Desenlace: es la sección final donde se alivia la tensión narrativa, y se le da sentido a las consecuencias de la acción transformadora, y se describe la situación final de los personajes de la historia. Casi siempre implica una inversión de la carencia inicial.

En Ulises de la Ilíada, Ulises vive con Penélope y su hijo Telémaco en Ítaca. Su vida es feliz, pero un día tiene que marcharse a la guerra de Troya, dejando a su familia. Después de innumerables aventuras, de luchar contra monstruos terribles, de enfrentarse a la traición, a la tentación y a todo tipo de pruebas, Ulises regresa a su hogar (su meta u objetivo). Encuentra un trono invadido que deberá reestablecer en un apasionante final para recuperar el trono y a su familia.

Belleza americana: El protagonista es un hombre débil, con una mujer a la que detesta y una hija a la que no entiende. La llegada de un nuevo vecino a la casa de al lado, y la atracción que sentirá por una de las amigas de su hija, le sacuden la vida. Todo esto provoca cambios, comienza a hacer deporte, cambia su modo de vestir, su actitud se transforma en proactiva, se enfrenta a su esposa y todo cambia.

Este esquema narrativo mitológico, de héroes, guerreros, aliados, sombras y villanos, lo vemos en : Blade Runner, Terminator, La historia interminable, Spiderman, Trainspotting, Full Monty, Moulin Rouge, Ciudadano Kane, El fantasma de la ópera, París, Texas… y una larga lista de ejemplos, apoyados en los mitos clásicos que fundamentan nuestra cultura.

Conflicto del mito:

Los conflictos son los que generan interés en la narrativa, sin malos no hay buenos, sin amenazas no hay salvadores, sin comilonas no hay hepatalgina, sin manchas no hay Ariel, sin problemas no hay soluciones para ofrecer. El conflicto plantea la pregunta: ¿cómo se resuelve esto? Esta pregunta genera incertidumbre, tensión, ansiedad, emoción, instalando un clima de interés, que hace que nos comprometamos afectivamente con la historia.

El conflicto narrativo muestra a un protagonista que lucha contra otros personajes, contra sus propios principios o sentimientos, o bien contra su destino o una fatalidad. En definitiva, el conflicto es un suceso que enfrenta al personaje principal con fuerzas antagónicas durante una trama, cuya resolución tiene un desenlace.

Una mito sin conflicto nunca puede ser potente. La intensidad del conflicto es producto de la naturaleza del motivo y del carácter del personaje. Cada intención tiene obstáculos que superar para lograr el objetivo. El conflicto es el resultado de la intención y la dificultad.

Existen tres tipos de dificultades esenciales en el conflicto:

a) El obstáculo: Es circunstancial, como un río que se debe cruzar, la falta de dinero o la imposibilidad de entender otro idioma. La desventaja de este obstáculo es ser de tendencia estática, no poder soportar cambios repentinos (el río no va a desaparecer ni podemos aprender un idioma nuevo de golpe).

b) La complicación: Es accidental: un avión que debe aterrizar por el mal tiempo, un mensajero que se fractura una pierna. Su desventaja es que, al ser accidental, genera frustración, ya que no la planea ni la desea nadie, el personaje no la puede evitar ni prever, no es una prueba del poder del héroe.

c) La contraintención: es la intención de la contrafigura de evitar el cumplimiento de la intención del héroe. Es la dificultad más efectiva dramáticamente hablando, ya que es la más dinámica y la que da más posibilidades de ampliar la historia y de darle giros nuevos.

Mensaje del mito:

La narrativa mítica de la marca política en el voto joven debe bajar un mensaje, en lo posible solo uno, que ancle emocionalmente en los sujetos de elección. El mensaje debe ser claro, con referencias empíricas y reales de la vida cotidiana y establecer un posicionamiento, es decir, ocupar un lugar en el imaginario de los segmentos objetivos. Debe ser una cuestión del debate público, que este en la agenda y que preocupe a diferentes segmentos, por distintos motivos. En el caso del voto joven el mensaje debe plantearse desde el clivaje autenticidad-impostura, los otros son la impostura “los gatos”, por eso el mensaje debe ser conceptualmente lineal y directo, oraciones cortas donde cada palabra luche por su supervivencia.

Para que el mensaje sea eficaz debe:

a) estar alineado con la promesa de la marca

b) encarnar valores que se van a comunicar activamente

c) tener en cuenta la competencia de marcas políticas que se da, que posiciones están disponibles y que posiciones en situaciones de debilidad

d) microsegmentar los públicos objetivo de nuestro mensaje

e) enunciar la personalidad de la marca emisora

f) contar con un equipaje de palabras potente

g) revelar visualidad, simbología y ritualidad, colores y formas alineados homogénea y estratégicamente con el diseño de la marca política


En un mito todo puede suceder, como dice Levi Strauss. El mito es la profundidad constructiva de la marca política en el voto joven.

Rubén Weinsteiner

#VotoJoven: consumir y votar

Por Rubén Weinsteiner



Cuando analizamos la oferta política que pretende interpelar al segmento joven, la oferta de los medios masivos para los jóvenes,  o la oferta de bienes y servicios de consumo para ese segmento,  nos encontramos  con un mismo mercado de sujetos de acción y elección,  con sistemas de preferencias muy diferenciados en lo que hace a consumir y en lo que hace a votar.
Es el mismo sujeto de acción y elección, entre 16 y 30 años,  que camina entre góndolas, de remeras, cervezas, celulares o autos,  de programas de tv, radio o sitios web, y de candidatos a puestos electivos.
Cuando se construye una oferta para vender bienes y servicios,  lo que prima son las preferencias individuales de la gente,  aun cuando tengan un sentido colectivo- tribal, enmarcado en tendencias, modas y mandatos, porqué el dinero en la billetera,  determina la preeminencia en la decisión, de la especificidad conductual individual por sobre el mandato tribal.

El joven gasta solo pero no vota solo

El joven va al mercado electoral con sus razones, convicciones,  deseos y emociones, que se van construyendo en tiempo real  y en forma permanente,  desde su mundo interior de imágenes, valores, creencias y actitudes,  como  así también desde sus intercambios con los demás integrantes de la tribu, a partir de la decodificación tribal e individual de los mensajes enviados por la oferta política. De esa construcción,  resulta la agregación de demandas, que constituye el sistema de preferencias del segmento joven.

Demanda agregada tribal

Los electores jóvenes pueden ser analizados en forma individual,  pero de hecho conforman sus sistema de preferencias en forma colectiva,  desde la agregación de demandas individuales,  resultante interactiva,  más que una suma de decisiones individuales.
La probabilidad  que seis jóvenes reunidos en un bar pidan lo mismo,  que si cada uno de estos estuviera solo,  es de un 15%. La probabilidad que seis adultos mayores de 40 años, pidan los mismo estando juntos o cada uno solo por separado, aumenta a un 60%. La decisión en ambos casos,  se modifica por el hecho de la reunión y el carácter no secreto de la opinión expresada.
En el segmento joven,  para que la diferencia entre el todo y las partes sea sensible,  no es indispensable que los jóvenes estén reunidos físicamente en una sala. La conformación de colectivos de agregación de demandas se da porque el joven difícilmente está solo, en  la esquina,  en la escuela, en  el club, en la universidad, en la web 2.0 y 3.0, en  el trabajo, en un grupo de amigos, o en marcos de pertenencia y pertinencia como las tribus urbanas, bandas, equipos de futbol, un deporte,  una afición o una disco. El achicamiento del espacio público  real y la expansión del espacio público virtual,  ponen al joven en espacios colectivos, que los mayores de 40 años  pueden y suelen evitar con mayor facilidad.

Para que la comunicación  con el segmento joven sea  emocionalmente persuasiva y técnicamente informativa, y  no al revés, se debe tener en cuenta que es más importante lo que dicen otros jóvenes, dentro o fuera de la tribu, por afirmación o por negación, que lo que dicen los padres, los medios o los políticos. Si los jóvenes cumplen con lo que está bien para los padres, incumplen con lo que está bien para los pares y la tribu, y viceversa. “No tomes, no entables relación con gente peligrosa, estudiá mucho, acóstate temprano, no te quedes hasta cualquier hora en la computadora” consejos sobre la vida sexual, las relaciones, el trabajo y finalmente la política.

En la mayoría de los casos donde las consecuencias no revisten inmediatez , amenaza o peligro, la tensión padres-tribu, se salda a favor de la tribu, por el peso del colectivo a la hora de la aprobación y legitimación social.

La conformación de la demanda agregada, conlleva una legitimación implícita  y demandada de valores, sentimientos, necesidades,  deseos y aspiraciones, colectivas  tribales. Esa legitimación se constituye en  el corazón de la demanda agregada joven. 
La demanda agregada,  a través del reconocimiento y la identificación con la tribu en tanto colectivo ordenador ,  es el eje de la racionalidad instrumental del voto joven. Para el joven, identificación es amor, para los adultos mayores  identificación, es solo empatía.

El abordaje de  la demanda agregada  joven,  como un sistema dinámico y complejo,  es una de las  precondiciones para cualquier construcción discursiva, políticamente significativa, para la interpelación y colonización de subjetividades dentro del segmento 16-30.

Marcas Políticas, chips y bluetooth para disparar significados a la cabeza de los electores jóvenes





Rubén Weinsteiner

Toda marca política debe establecer un posicionamiento diferencial para ser visible. Es decir, debe ordenar las percepciones de los sujetos de elección en función de que “la diferencia” adquiera una centralidad tal que le permita lograr “una cabeza de playa” de la gente en la cabeza de la gente.


Posicionamiento es “la diferencia” en relación a segmentos específicos.
Es como si a través de llamar la atención, (ey estoy aquí) mostrar una diferencia ( tengo esto que no tienen los demás), pudiéramos insertar en la cabeza de la gente un chip.

El chip ya está, nos conocen, ahora hace falta “activar el bluetooth” y transmitir a ese chip en tiempo real.


Si lo que transmitimos no es reptilianamente ( lo primitivo, lo esencial, lo que el hombre prehistórico para no decir el mono buscaba, casa, comida, seguridad, futuro para la cría, protección etc) relevante, el chip se desactiva. Si conseguimos que siga activo pero lo que “transmitimos por blue tooth” no es emocionalmente impactante , empieza a fallar el chip, y si finalmente si las ideas más racionales no tienen brillo, el chip funciona en niveles bajos de actividad. Por último y con factor de incidencia menor señalamos el discurso racional, porque aquí no hay que convencer, hay que enamorar.

La “comunicación bluetooth” nos permite en el período de instalación, negociar con éxito nuevas lealtades.

Sin diferencial no hay marca política exitosa, todo lo que no es diferente es invisible. Nada es más importante en comunicación política que tener un diferencial poderoso. Un significado, una idea, un concepto que pueda decodificarse en imágenes, palabras, sentimientos, que sea llamativo, recordado, para que esa diferencia, rápidamente pueda construir percepciones para colonizar subjetividades y sujetar a los sujetos de elección.

Ese diferencial debe ser percibido pero no dicho. En comunicación política lo único que no podemos decir, es aquello que queremos decir. Ese diferencial debe ser internalizado por la gente a través de insights.


El activo es el chip, la gestión del día a día es transmitir flujos relevantes que construyan y ordenen percepciones en la cabeza de las personas, alineadas con nuestra estrategia.


Cuando una persona tiene más de 40, es más fácil caminar sólo por la vida. Se puede, si uno quiere estar sólo, no relacionarse, e incluso dosificar y elegir cuando tribalizar, y juntarse con amigos.

Cuando se es joven, lo natural es tribalizar. La escuela, la universidad, el club, la esquina, el pub, el barrio, todo es más colectivo y de puertas afuera.

Y la tribu controla, valida, vigila y castiga. Los conflictos entre los mandatos parentales y los tribales, de no mediar una excesiva punitividad, se resuelven a favor de la tribu.

El posicionamiento en los electores jóvenes requiere de la validación tribal. Las marcas comerciales le venden un jean a un joven, y ese jean debe ser validado por la tribu. El joven pide una cerveza y esa cerveza dispara determinados significados que deben estar alineados con los códigos de valoración tribal.


Con el voto, aún cuando se vota solo, uno tiene que sostener ante la tribu, por quien votó y porqué.

La negociación, construcción y gestión de lealtades de las marca políticas se hacen con el sujeto de elección joven como integrante de la tribu. Es como si estuvieramos negociando con el sujeto joven, pero un comisario político tuviera que firmar luego el acuerdo de lealtad.


Este despliegue tribal nos ayuda a microsegementar. Los microsegmentos definidos por variables blandas, en el voto joven, se ordenan por mandatos, valores y demandas tribales, que se constituyen en el imput para nuestra marca política. Si microsegentamos bien, podremos customizar el discurso y las submodalidades de promesa de marca política.


Sostener el canal de “bluetooth” abierto y activo es una condición excluyente para toda construcción de marca política significativa. Las marcas políticas sufren de entropía, se gastan, enferman, envejecen y pueden morir, y se renuevan, resignifican, se curan (homeostasis) y perduran y se potencian en la medida que se carguen de nuevos significados y se renueven los anclajes.

El valor de la marca política esta dado por el “chip” y por los datos que se disparen “vía bluetooth” a la cabeza de la gente.


Rubén Weinsteiner

Relatos ocultos y #VotoJoven




Por Rubén Weinsteiner

Los relatos culturales, tanto públicos abiertos y difundidos, como los ocultos, privados y subterráneos, conforman las hegemonías dentro de los diferentes segmentos poblacionales.


Cada una de estas hegemonías constituye el contexto en el cual, las personas dan un significado a sus acciones y experiencias, percepciones de hechos a los cuales se los dota de significados y dan sentido a sus vidas, tanto en lo individual como en lo colectivo.

Los relatos ocultos son una parte muy importante en las matrices de construcción de los sistemas de preferencias y determinación del voto.


Son relatos privados, que no se verbalizan en el espacio público, ni en los medios 1.0, se remiten exclusivamente a los círculos de confianza, de “los nuestros”, a las charlas en familia o con amigos cercanos, o en los medios 3.0 al amparo de cierto anonimato o invisibilidad y comportamiento de masas, como cuando se cantan canciones racistas desde una tribuna en una cancha.


Doy un ejemplo de estos relatos ocultos: Muchos argentinos sintieron alivio apenas producido el golpe militar de 1976, algunos y no pocos de ellos siguen sintiendo hasta el presente apoyo y simpatía por ese gobierno militar, sin que les importe los crímenes cometidos por este. Sin embargo la difusión, resignificación y elaboración colectiva, impide hoy una reivindicación abierta de la dictadura en los medios, en la Universidad, en una reunión con gente desconocida, en el espacio público. Por eso la memoria se transforma para este grupo en un hecho privado que retorna a las vías de la oralidad propias de la intimidad.

Muchos de estos relatos ocultos contienen un desprecio por la otredad, por otro grupo o sector social, y si bien no se expresan en público, sobreviven subterráneamente, en lo familiar, entre amigos, allí donde hay redes de confianza, como dadores de sentido, de lo que Bordieu llama: la distinción.


Las redes orales han demostrado ser muy eficaces para preservar este tipo de relatos. Este relato-discurso de cada segmento se oculta en la oralidad ante la primacía de lo escrito y lo filmado.

Sin embargo esta oralidad está emergiendo cada vez más intensamente en la Web social, donde podemos leer construcciones discursivas significativas, impensables en lo escrito o en los medios masivos.

Esta emergencia de los relatos ocultos conocidos pero silenciados, constituye un cambio profundo de paradigmas, en un escenario novedoso y lleno de oportunidades.

Los segmentos jóvenes, los sub 30 son los que al mismo tiempo que ponen en la superficie estos relatos ocultos, visibilizándolos por ejemplo en la Web social los ponen en crisis, asumiendo un voto más blando, una flexibilidad y una predisposición al cambio, imposible de encontrar en segmentos de mayor edad, con un sistema de preferencias más duro.

Obama como señalamos en otras notas obtuvo el 66% de los votos en el segmento 18-30 en 2008, y el 60% de los votos en el mismo segmento en 2012. Esta última performance de Obama en Argentina, le hubiera otorgado 23% de los votos del total del padrón, lo que sumado a un despliegue moderado en el resto de los segmentos construye una victoria por más del 50% de los votos.

Las dos campañas de Obama desplegaron un tratamiento sistemático y quirúrgico sobre los relatos ocultos examinados, y operaron sobre el segmento 18-30 como el más permeable para su abordaje. Un ejemplo muy claro es la interpelación que hace Obama sobre el segmento joven de la “comunidad judía” que en la primera elección y por una compleja gama de motivaciones, se mostró adverso a la candidatura de Obama. En uno de los escenarios más adversos para Obama en la primera elección, el voto judío de Florida, Obama lanzó una campaña 2.0 , para que los jóvenes judíos convenzan a sus abuelos ( muchos judíos jubilados se vana vivir a Florida) que "Obama es bueno para los judíos". En la segunda elección, obtuvo el 60% del voto judío en Florida.


La interpelación transversal de los diferentes segmentos a través de sus relatos ocultos, se vuelve potente y eficaz en los segmentos que constituyen el voto joven, por visibilidad de estos relatos, por exposición y despliegue que determinan el quiebre del poder de la oralidad y lo oculto, y por lo tanto por la posibilidad de intervenir, influir, persuadir y acumular en estos segmentos.


Rubén Weinsteiner

Debates; vos preguntame lo que vos quieras, yo te respondo lo que yo quiero

Debatir o no debatir



Por Rubén Weinsteiner 

Vos preguntame lo que vos quieras, yo te respondo lo que yo quiero


¿Sirve debatir en comunicación política? ¿Debe debatir el líder, el que va arriba? ¿Hay que apuntar a convencer, o a vencer emocionalmente? Preguntas que nos hacemos cada tanto, a favor de no relegar ni el lugar, ni el valor de la duda en el marco investigativo.
Una vez vi en un diario alemán un caricatura que mostraba a una pareja discutiendo, el marido le decía algo asi como : “querida se razonable” y la mujer le respondía : “que sea razonable, lo único que me interesa es ganar esta discusión”.
Es obvio que los debates no se ganan en términos de A vence a B, B lo reconoce, le da la mano y dice que cambiará de opinión. Los debates en comunicación se ganan o se pierden en el ring side, en la teleplatea, cuando se debate delante de otros. Se juegan en en el estudio, pero se ganan en los livings de las casas.
Lo que se dice, lo que no se dice, los argumentos, los giros, el manejo de  los gestos y fundamentalmente la respiración.

En definitiva la estrategia apunta a influir en los que miran, y en los que miran a los que miran. En las audiencias y en las audiencias de audiencias.

Parte de la biblioteca dice “el líder no debate”, otra parte dice “hay que dar la batalla discutir, todo y todo el tiempo”.

El problema de debatir todo el tiempo, y no digo que no haya que debatir a veces, es que acelera una entropía de la imagen, con una mutación pronunciada sin beneficio de homeostásis en tiempo real, donde cada round se hace interminable, y la estrategia, diseñada se desdibuja. Allí se le otorga al otro la enorme ventaja del codiseño de la propia imagen.
Cuando discutimos,  le estamos otorgando entidad a la otra parte, sin dicha entidad no podríamos establecer la discusión. El contrato discusional consiste en aceptar que el otro está en un lugar de equivalencia. Que este lugar esta legitimado desde la posición, desde el equipaje argumental o desde la entidad del otro. Cuando discutimos estamos aceptando nuestras propias limitaciones, sean estas dudas o límites de poder. Si tuviéramos la seguridad absoluta de tener la razón y el otro no tuviera ningún poder, no discutiríamos. Nadie discute con la abuela con Alzheimer. Con lo cual debatir es validar nuestras limitaciones y el poder del otro.

En la discusión se condiciona la imagen y la narrativa a favor de la victoria en el debate, y en ese momento se sale de la estrategia propia de marca política. No es grave, solo requiere mayor flexibilidad. El peligro consiste en que ese replanteo marcario, puede estar muy condicionado por el otro. Es como cuando quieren poner nervioso a alguien y le dicen cosas con ese propósito, para “sacarlo”. Ahí, si uno se “engancha”, el poder lo asume el otro. La solución, lo sabemos todos, esta en no responder.

Bajado al terreno de la comunicación, la traducción no es exactamente no responder, ante el modelo inquisidor. Inquirir o callar pone al otro en el lugar de “mover la ficha”. Es imposible no comunicar, todo comunica. Lo que se impone en ese caso es lo que en comunicación llamamos fogging, lo que nos permite jugar el juego sin patear el tablero.

No responder, porqué ahi le estamos dando el poder al otro, pero no responder no significa no decir, significa; VOS PREGUNTAME LO QUE VOS QUIERAS, YO TE RESPONDO LO QUE YO QUIERO
París, mayo de 1981. En el comando de campaña de Miterrand, se discute con qué estrategia el candidato socialista, François Mitterrand, deberá enfrentar a su adversario Valéry Giscard d’Estaing (presidente en ejercicio que busca su reelección) en el debate cara a cara que tendrá lugar antes de la segunda vuelta de la elección presidencial.

Se pasa , una y otra vez, el video del debate de 1974 entre los mismos dos candidatos, debate del que Giscard había resultado claro ganador, según los medios y la opinión pública de aquel entonces. En las urnas también ganó Giscard.
La táctica giscardiana consistía en hacer preguntas-trampa, destinadas a mostrar que su adversario es incapaz de responderlas, había funcionado, en 1974, a la perfección. Mitterrand había buscado ingenuamente, cada vez, una respuesta. Claro, el Presidente en ejercicio, sabía todos los pormenores, datos, cifras, mecanismos, que solo en el poder se pueden conocer.


En el debate Ibarra-Cavallo en 1999, Ibarra le preguntó a Cavallo si sabía cual era el presupuesto de la ciudad, una pregunta, cuya respuesta Cavallo debería haber sabido, sin embargo no la sabía. Cavallo cambió de tema, e Ibarra lo volvió a su pregunta, "Cavallo, sabe o no sabe cual es el presupuesto ?" Cavallo quedó muy mal parado.

La conclusión fue: principio básico para el inminente debate : Mitterrand no deberá, bajo ningún concepto, responder las preguntas que le haga Giscard.
Después, se puede discutir cómo tiene que reaccionar en cada caso (por ejemplo, poniendo en duda la legitimidad de su adversario para hacer la pregunta). Esa regla táctica fue sin duda una de las que salvaron a Mitterrand durante aquel debate de 1981; hizo posible el memorable “¡yo no soy su alumno!”, ante una pregunta “pedagógica” de Giscard.

Mitterrand fue 14 años presidente de Francia.
Rubén Weinsteiner

Potential democrats candidates for 2020

At least a dozen potential candidates are bolstering their teams by adding aides with campaign experience.



Some aides — including one for former Virginia Gov. Terry McAuliffe — who would likely play large roles in potential 2020 campaigns have moved on to top-tier midterm races for this election cycle.

The hiring stage of the 2020 shadow primary is underway.

At least a dozen possible Democratic presidential candidates have begun bolstering their teams by adding aides with campaign experience to their Senate staffs, personal offices or 2018 reelection payrolls.


The hires are never explicitly advertised or designed to be about 2020. But the behind-the-scenes shuffle is a long-overdue stage in the traditional precampaign scramble. Potential candidates who have run before — like Vermont Sen. Bernie Sanders and former Vice President Joe Biden — largely have their core teams in place.

Yet in many other cases, chiefs of staff and senior strategists are now actively looking for new talent after receiving clear instructions from their bosses: I don’t know whether I’m going to run for president, but do everything you need to do to get me in position, just in case.

Recent moves have come in a variety of forms. Some consultants are working more than ever with potential candidates who are first up for reelection in 2018. Barack Obama’s former top digital strategist, Joe Rospars, for example, has been helping Massachusetts Sen. Elizabeth Warren’s team.

In other cases, aides who would likely be expected to play large roles in potential 2020 campaigns have moved on to top-tier midterm races for this election cycle, sometimes in a bid to gain even more experience. Former Virginia Gov. Terry McAuliffe’s longtime aide Michael Halle is now running a gubernatorial campaign in Ohio.


And still other potential candidates have brought campaign veterans into their official offices: New Jersey Sen. Cory Booker recently hired Tamia Booker (no relation) — Hillary Clinton’s national African-American outreach director in the 2016 general election and a veteran of the Obama administration and the 2016 Democratic convention — as his deputy chief of staff.

“Given the number of potential candidates running in 2020, it’s even more necessary to start early, because the political consultants tap out: There’s only so many of them. It’s a race to get the quality folks,” said Patti Solis-Doyle, the Democratic strategist who managed Hillary Clinton’s campaign in 2008. “It takes time to pull the team together: It takes time to really figure out whether you have the potential resources to run a national campaign, whether that’s national political support or the ability to raise money on a national level.”

By this point in 2016’s election cycle, Clinton’s core team had already been mapping out her political strategy for months, and Sanders’ top advisers were beginning to chart their own course.

“It’s time,” added Erik Smith, a former top aide to Obama’s 2008 and 2012 campaigns, “to have a plan in place.”

Though they've mostly occurred behind closed doors, the moves paint a picture of a Democratic Party slowly but surely building up to a raucous primary contest. But desperate to avoid painting a Donald Trump-shaped target on their backs, the potential candidates have largely tried keeping almost all of their political maneuvers quiet — a significant break from the practice of recent election cycles, at least ahead of competitive multi-candidate primaries.

Eager to avoid the spotlight or appear to be looking beyond the midterms so early, few White House aspirants have ventured far into the early-voting state territory of Iowa or New Hampshire politics. Washington-based veterans of other national campaigns say that when the possible candidates call for advice, it’s seldom about primary state strategy, and more about top-line political guidance.

The relative circumspection is due largely to the massive list of Democrats considering a run: Dozens of pols have asked aides to look into what it would take to mount a real campaign, potentially stretching thin the staffing pool and leading political professionals to be extra-careful about signing on with any one possible candidate.

Rubén Weinsteiner

The Modern News Consumer: news attitudes and practices in the digital era




Wave after wave of digital innovation has introduced a new set of influences on the public’s news habits. Social media, messaging apps, texts and email provide a constant stream of news from people we’re close to as well as total strangers. News stories can now come piecemeal, as links or shares, putting less emphasis on the publisher. And, hyper levels of immediacy and mobility can create an expectation that the news will come to us whether we look for it or not. How have these influences shaped Americans’ appetite for and attitudes toward the news? What, in other words, are the defining traits of the modern news consumer?

A new, two-part survey reveals a public that is cautious as it moves into this more complex news environment and discerning in its evaluation of available news sources.

To be sure, news remains an important part of public life. More than seven-in-ten U.S. adults follow national and local news somewhat or very closely – 65% follow international news with the same regularity. Fully 81% of Americans get at least some of this news through websites, apps or social networking sites. And, this digital news intake is increasingly mobile. Among those who get news both on desktop computers and mobile devices, more than half prefer mobile.

In this digital news environment, the role of friends and family is amplified, but Americans still reveal strong ties to news organizations. The data also reinforce how, despite the dramatic changes witnessed over the last decade, the digital news era is still very much in its adolescence.

These findings come from a two-part study which asked U.S. adults a wide range of questions about their news habits and attitudes, and then over the course of a subsequent week asked them in real time about news they had gotten in the last two hours. The first survey was conducted, among 4,654 U.S. adults ages 18 and older who are members of Pew Research Center’s American Trends Panel. The second survey consisted of 14 short, online surveys that were administered two per day. Survey invitations were sent at different times each day, and responses were accepted for two hours after the invitations were sent. Panelists who completed the January wave on the web and reported that they get news online were asked to participate in the experiential study; 2,078 panelists participated and completed at least 10 of the 14 surveys.

In the Spanish language version of the questionnaire, “local television news” was mistranslated as “television news” for a question asking respondents how often they watch local television news (which resulted in a 46% share who said they do so often). This affected the 66 respondents who took the survey in Spanish (4% of the sample after weighting) The effects of this mistranslation were minimal and do not affect the report’s conclusions.




Pathways to news



Americans express a clear preference for getting their news on a screen – though which screen that is varies. TV remains the dominant screen, followed by digital. Still, TV news use is dramatically lower among younger adults, suggesting further shake-ups to come.
As of early 2016, just two-in-ten U.S. adults often get news from print newspapers. This has fallen from 27% in 2013.
This decrease occurred across all age groups, though the age differences are still stark: Only 5% of 18- to 29-year-olds often get news from a print newspaper, whereas about half (48%) of those 65 and older do.
Compared with print, nearly twice as many adults (38%) often get news online, either from news websites/apps (28%), on social media (18%) or both. (81% of adults ever get news on these online platforms.)
Still, TV continues to be the most widely used news platform; 57% of U.S. adults often get TV-based news, either from local TV (46%), cable (31%), network (30%) or some combination of the three. This same pattern emerges when people are asked which platform they prefer – TV sits at the top, followed by the web, with radio and print trailing behind.
But demographics speak to the fragility behind those TV numbers. While solid majorities of both those ages 50-64 (72%) and those 65+ (85%) often get news on TV, far smaller shares of younger adults do so (45% of those 30-49 and 27% of those 18-29). Alternatively, the two younger groups of adults are much more likely than older adults to turn to online platforms for news – 50% of 18- to 29-year-olds and 49% of those ages 30-49 often do so.
TV’s staying power over print is buttressed by the fact that Americans who prefer to watch news still choose TV, while most of those who prefer to read the news have migrated online.
The greatest portion of U.S. adults, 46%, prefer to watch news rather than read it (35%) or listen to it (17%).
When paired with the platforms people prefer, the data reveal that as of now, the web has largely pulled in “readers” rather than “watchers.” While those who prefer watching news predominantly opt for TV and listeners turn to radio, most of those who prefer reading news now opt to get news online rather than in print (59%, compared with 26% of news readers who opt for print).
Within the digital realm, mobile news consumption is rising rapidly. The portion of Americans who ever get news on a mobile device has gone up from 54% in 2013 to 72% today.
Two-thirds, 66%, of adults get news on both types of digital devices, while 13% get news only on a desktop/laptop and 5% only do so on a mobile device (15% do not get news on any digital device).
But, among those who get news on both, more prefer mobile (56% to 42% who prefer desktop).
One of the most prominent distinctions between those oriented towards mobile devices for their digital news and those oriented towards desktops is age. Fully seven-in-ten of those ages 18-29 either prefer or only use mobile for getting their digital news, compared with 53% of those 30-49, 29% of those 50-64 and just 16% of those 65+. When it comes to news attitudes and habits, the two groups are quite similar. This includes loyalty to news sources, trust in information from news organizations, discussion of news with others and level of engagement with news on social media.
Personal contacts are also a common source of news and can play an amplified role online. But Americans see clear distinctions between news organizations, friends and family, and more distant individuals.
About two-thirds (63%) of Americans say family and friends are an important way they get news, whether online or offline; 10% see them as the most important.
Still, online news organizations play the larger role: 36% of online news consumers often get news from news organizations, compared with about half as many who do so from people with whom they are close (15%). Even fewer (6%) say they often get news from people they’re not close with.
But those who get news from these sources are as likely to say the news from close friends and family is relevant as they are to say this of news organizations; 15% of those who get online news from close personal contacts say those updates are very near to their interests, compared with 11% who get news from news organizations and 4% of those who get news from more distant contacts.
The less newsy are more likely to say friends and family are important pathways to news: 69% of those who follow news less often say friends and family are important, compared with 57% of those who follow news all or most of the time. Additionally, women are more likely than men to say friends and family are important, young adults are more likely than older adults, and blacks are more likely than whites to say this.

Trust and accuracy

Few have a lot of confidence in the information they get from professional outlets or friends and family, but large majorities have at least some trust in both; social media gets substantially lower trust scores.
Only about two-in-ten Americans (22%) trust the information they get from local news organizations a lot, whether online or offline, and 18% say the same of national organizations, slightly higher than the 14% who say this of the information they get from their friends and family. While the portion saying they have a lot of trust in each group is low, large majorities have at least some trust.
Social media, on the other hand, is trusted by a slim minority – only 4% of web-using adults have a lot of trust in the information they find on social media. And that rises to only 7% among those who get news on these sites.
When those who get news online from each source type were asked specifically about each’s accuracy, news organizations again sit at the top; 15% of those who get news from news organizations online find them very accurate, compared with 7% who say the same about people they are close with and just 2% for people they are not particularly close with.
Democrats are more likely than others to have “a lot” of trust in the information from national news organizations: 27% do, compared with 15% of Republicans and 13% of Independents. Those ages 50+ (22%) are also more likely than those ages 18-29 (10%) and those 30-49 (16%) to trust information from national news organizations a lot.
U.S. adults see the news media as performing its watchdog function – but overwhelmingly say that news organizations are biased.
Three-quarters of Americans think that news organizations keep political leaders in check – preventing them from doing things that they shouldn’t be doing.
But about the same portion (74%) say that news organizations tend to favor one side – including 75% of those who say the media prevents leaders from doing things they shouldn’t.
Political differences emerge here with conservative Republicans most likely to think that news organizations are one-sided.
This ideological difference is reinforced by earlier research that asked about trust of individual news organizations. Of the 36 sources asked about in our 2014 survey, 28 of them were trusted more than distrusted by respondents who expressed consistently liberal political views across a range of questions about political values; 24 of them were distrusted more than trusted by consistent conservatives.
Americans are more evenly divided on whether online news they get from friends and family is one-sided – but many would prefer that it were not.
35% of online news consumers say the news they get from their friends and family online is one-sided; 31% say that it represents more than one side.
Most, 69%, of those who say that the news from friends and family online is one-sided would prefer that they post or send things that represent a greater mix of views. Three-in-ten are OK with the one-sidedness.
Conservative Republicans that say the news they get from friends and family is fairly one-sided are much more likely than others to say that this is OK (51%, compared with about a third or less of other political groups).


Loyalty and source attention





The numbers for source recall were updated to account for the small number of times respondents skipped the question. No number changed by more than one percentage point.
Attitudinally, Americans are split on whether they feel loyal to their news sources – but behaviorally, they tend to stick to the same sources anyway.
About half (51%) of Americans say that they are loyal to their news sources, while 48% say they are not particularly loyal.
At the same time though, 76% of Americans say they usually turn to the same sources for news.
Taken together, nearly half (46%) of Americans both describe themselves as loyal and also go to the same sources repeatedly (the “very loyal”). Just 18% are neither attitudinally nor behaviorally loyal (the “non-loyal”).
Older adults are more likely to be in this group: 58% of those ages 65+ are “very loyal,” whereas only 28% of those ages 18-29 are. And women are more likely to be very loyal (49%) than men (43%).
The “very loyal” news consumer tends to be a news cheerleader.
The very loyal follow news at much higher rates than others: 67% follow it all or most of the time, compared with 45% of the somewhat loyal and 32% of the non-loyal.
The very loyal are also more likely to trust national and local news organizations and think they do a good job informing people.
And they are also heavily reliant on TV; 54% of very loyal news consumers prefer to get news from TV. No other platform comes close. Among the non-loyal, however, there is a much wider mix of preferred platforms including more weight towards digital sources when compared with the very loyal.


There are also signs that people pay attention to the sources of news online, though less so among the “non-loyal” news consumers.
A follow-up survey asked about the news consumers may have gotten online in the past two hours. Panelists who completed the January wave on the web and reported that they get news online were asked to participate. Survey invitations were sent at different times each day, and responses were accepted for two hours after the invitations were sent. Respondents were asked if they’d gotten news in the past two hours about various topics, where they’d gotten news from and what they’d done with the news, if anything.
When asked if they remembered the source of an article they arrived at from a link, about 4-in-10 (38%) remembered every time; only 15% never remembered.
This is particularly true among the very loyal and the somewhat loyal. Of those who got news from links, 39% of the very loyal and 41% of the somewhat loyal remembered every time, compared with 28% of the non-loyal.
Social engagement

While many Americans get news from social media, few social media news users are heavily engaged with news there.
About a quarter of social networking news consumers (26%) often click on links to news stories on social media. But only 16% often “like” news stories and fewer than that often comment on or discuss news stories, or share/repost news stories on social media.
More social interaction about news still occurs offline.
While people get news online at very high rates, the conversation about the news is not happening there at nearly the same rate as it is offline – people still overwhelmingly share news with others in person or over the phone.
This is even true when it comes specifically to news people get online. In the follow-up survey in real time, researchers found that when they got news online, respondents were more likely to speak with someone about the news they got than they were to do anything else, including emailing or posting about it; on average, when people got news online, they spoke with someone else about it 30% of the time, more frequently than posting about it on social media, sending it via email or text, or commenting about it on a news organization’s website.


Digital distinctions

Intentionality matters when it comes to online news consumption: those who seek the news out behave differently than those who stumble into news while doing other things online.
Overall, more digital news consumers get their news online in the process of accomplishing other digital tasks (55%) than specifically seek the news out (44%).
Those who get news online by seeking it out (“seekers”) are more interested in news overall: 63% say that they follow the news all or most of the time, compared with 43% of those who do not tend to seek out news online.
Seekers are also more likely than other online news consumers to get news online from news organizations and news websites or apps, though their use of social media as a source for news is about the same when accounting for demographic differences.
Seekers are less likely to say that friends and family are an important way they get news: 56%, compared with almost seven-in-ten of non-seekers (69%).
Men and white non-Hispanics are more likely to seek out news online: 51% of men seek out news online, compared with 37% of women, and about half of whites (47%) are seekers, compared with 31% of blacks.
Only about a third of digital news consumers (36%) actually prefer the online world as their primary platform for news.
Those who prefer digital news (who also tend to be younger adults) have a more negative view of the news media overall. They trust it less (67% trust national news organizations at least some, compared with 81% of others) and sense more media bias: 81% say the media favor one side, compared with 71% of those who prefer other platforms for getting news.1
Online, though, they demonstrate a more active interest in news, seeking it out rather than just happening upon it while doing other things. They are also more likely to say that getting news online gives them a wider range of news than they would get otherwise.
Those who prefer to get news online are also more likely to often click on links to news stories on social media (35% of digital preferrers who get news on social media vs. 21% of other social media news consumers) and to at least sometimes post their own news links (42% vs. 32% of others). Those who prefer to get digital news are also more likely than others to share news digitally (27% say this is the most common way they share news, compared with just 8% of others). But even those who prefer digital platforms for news are most likely to share news with others by talking with them.
Younger adults are more likely to prefer to get news digitally: 54% of those ages 18-29 do, compared with 38% of those ages 30-49, 15% of those ages 50-64 and 7% of those ages 65+. Those with college educations are also more likely to prefer digital: 37% of those with college degrees and 33% of those with some college education, compared with just 17% of those with high school degrees or less.
Young adults

Young adults follow the news less closely, and they have more negative attitudes about the news media. But they are more likely than their elders to get news online.
Those ages 18-29 are less interested in local and national news, and they discuss the news at lower rates compared with those older than them. They are also less likely to get news often from legacy platforms like TV and print newspapers.
But when it comes to the news in the digital realm, these young adults outpace their elders. About a third often get news from social networking sites (32%) and from news websites and apps (34%). Their use of social networking sites for news is higher than among any other age group, while their use of news websites/apps is higher than that of those ages 50 and older.
Attitudinally, they are more negative toward the news media, displaying lower levels of both approval of news organizations and trust in the information they get from them. But earlier research by Pew Research Center found that they are no less trusting when it comes to specific news sources with which they are familiar. In other words, while they may be less trusting of the media in general, when it comes to news brands they’re familiar with, trust is less of an issue.
Despite this digital focus, young adults are no more likely to engage with news on social media than others.
The fact that young adults have greater interest in news on social media does not result in greater engagement with news there, as they are no more likely to share/repost news stories or comment on news stories than others.
Despite their lower levels of news interest in general, on social media, those ages 18-29 are at least as likely as others to often click on links to news stories (30%, which is on par with those ages 30-49 and higher than those 50+).


Party ID and news

Democrats overall express more trust than Republicans in the information they get from national news organizations.
Fully 31% of liberal Democrats and 24% of conservative/moderate Democrats trust information from national news organizations a lot (vs. 13% of conservative Republicans and 18% of moderate/liberal Republicans).
As noted earlier, conservative Republicans are the most likely to say the news media tend to favor one side (87%) and conservative/moderate Democrats are the least likely (57%). At the same time, though, about three-in-four liberal Democrats (73%) see news media bias, about equal to moderate/liberal Republicans (77%).
Online, those at either end of the ideological spectrum are somewhat more likely to get one-sided news from family and friends; Conservative Republicans are most likely to be OK with it. But both sides see personal contacts as an important news source.
Among online news consumers, roughly four-in-ten conservative Republicans (39%) and about as many liberal Democrats (44%) say news they get from family and friends online represents just one side, outpacing the more moderate members of each party.
But about half (51%) of conservative Republicans who said they see mostly one-sided news say this is OK, exceeding all other political groups, including liberal Democrats (34%).
The Center has seen similar differences across the ideological spectrum in the past. In our 2014 report on political polarization and media habits, we found that half of consistent conservatives say they only talk politics with other conservatives, while liberals were most likely to drop a friend because of politics.
These differences emerge despite the fact that both sides are about equally likely to consider friends and family an important source for news. Liberal Democrats are, however, somewhat less likely to say friends and family are the most important way they get news (5%, compared with 10% or more among the other groups).