Mostrando entradas con la etiqueta facebook. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta facebook. Mostrar todas las entradas

#VotoJoven: consumir y votar

Por Rubén Weinsteiner



Cuando analizamos la oferta política que pretende interpelar al segmento joven, la oferta de los medios masivos para los jóvenes,  o la oferta de bienes y servicios de consumo para ese segmento,  nos encontramos  con un mismo mercado de sujetos de acción y elección,  con sistemas de preferencias muy diferenciados en lo que hace a consumir y en lo que hace a votar.
Es el mismo sujeto de acción y elección, entre 16 y 30 años,  que camina entre góndolas, de remeras, cervezas, celulares o autos,  de programas de tv, radio o sitios web, y de candidatos a puestos electivos.
Cuando se construye una oferta para vender bienes y servicios,  lo que prima son las preferencias individuales de la gente,  aun cuando tengan un sentido colectivo- tribal, enmarcado en tendencias, modas y mandatos, porqué el dinero en la billetera,  determina la preeminencia en la decisión, de la especificidad conductual individual por sobre el mandato tribal.

El joven gasta solo pero no vota solo

El joven va al mercado electoral con sus razones, convicciones,  deseos y emociones, que se van construyendo en tiempo real  y en forma permanente,  desde su mundo interior de imágenes, valores, creencias y actitudes,  como  así también desde sus intercambios con los demás integrantes de la tribu, a partir de la decodificación tribal e individual de los mensajes enviados por la oferta política. De esa construcción,  resulta la agregación de demandas, que constituye el sistema de preferencias del segmento joven.

Demanda agregada tribal

Los electores jóvenes pueden ser analizados en forma individual,  pero de hecho conforman sus sistema de preferencias en forma colectiva,  desde la agregación de demandas individuales,  resultante interactiva,  más que una suma de decisiones individuales.
La probabilidad  que seis jóvenes reunidos en un bar pidan lo mismo,  que si cada uno de estos estuviera solo,  es de un 15%. La probabilidad que seis adultos mayores de 40 años, pidan los mismo estando juntos o cada uno solo por separado, aumenta a un 60%. La decisión en ambos casos,  se modifica por el hecho de la reunión y el carácter no secreto de la opinión expresada.
En el segmento joven,  para que la diferencia entre el todo y las partes sea sensible,  no es indispensable que los jóvenes estén reunidos físicamente en una sala. La conformación de colectivos de agregación de demandas se da porque el joven difícilmente está solo, en  la esquina,  en la escuela, en  el club, en la universidad, en la web 2.0 y 3.0, en  el trabajo, en un grupo de amigos, o en marcos de pertenencia y pertinencia como las tribus urbanas, bandas, equipos de futbol, un deporte,  una afición o una disco. El achicamiento del espacio público  real y la expansión del espacio público virtual,  ponen al joven en espacios colectivos, que los mayores de 40 años  pueden y suelen evitar con mayor facilidad.

Para que la comunicación  con el segmento joven sea  emocionalmente persuasiva y técnicamente informativa, y  no al revés, se debe tener en cuenta que es más importante lo que dicen otros jóvenes, dentro o fuera de la tribu, por afirmación o por negación, que lo que dicen los padres, los medios o los políticos. Si los jóvenes cumplen con lo que está bien para los padres, incumplen con lo que está bien para los pares y la tribu, y viceversa. “No tomes, no entables relación con gente peligrosa, estudiá mucho, acóstate temprano, no te quedes hasta cualquier hora en la computadora” consejos sobre la vida sexual, las relaciones, el trabajo y finalmente la política.

En la mayoría de los casos donde las consecuencias no revisten inmediatez , amenaza o peligro, la tensión padres-tribu, se salda a favor de la tribu, por el peso del colectivo a la hora de la aprobación y legitimación social.

La conformación de la demanda agregada, conlleva una legitimación implícita  y demandada de valores, sentimientos, necesidades,  deseos y aspiraciones, colectivas  tribales. Esa legitimación se constituye en  el corazón de la demanda agregada joven. 
La demanda agregada,  a través del reconocimiento y la identificación con la tribu en tanto colectivo ordenador ,  es el eje de la racionalidad instrumental del voto joven. Para el joven, identificación es amor, para los adultos mayores  identificación, es solo empatía.

El abordaje de  la demanda agregada  joven,  como un sistema dinámico y complejo,  es una de las  precondiciones para cualquier construcción discursiva, políticamente significativa, para la interpelación y colonización de subjetividades dentro del segmento 16-30.

Relatos ocultos y #VotoJoven




Por Rubén Weinsteiner

Los relatos culturales, tanto públicos abiertos y difundidos, como los ocultos, privados y subterráneos, conforman las hegemonías dentro de los diferentes segmentos poblacionales.


Cada una de estas hegemonías constituye el contexto en el cual, las personas dan un significado a sus acciones y experiencias, percepciones de hechos a los cuales se los dota de significados y dan sentido a sus vidas, tanto en lo individual como en lo colectivo.

Los relatos ocultos son una parte muy importante en las matrices de construcción de los sistemas de preferencias y determinación del voto.


Son relatos privados, que no se verbalizan en el espacio público, ni en los medios 1.0, se remiten exclusivamente a los círculos de confianza, de “los nuestros”, a las charlas en familia o con amigos cercanos, o en los medios 3.0 al amparo de cierto anonimato o invisibilidad y comportamiento de masas, como cuando se cantan canciones racistas desde una tribuna en una cancha.


Doy un ejemplo de estos relatos ocultos: Muchos argentinos sintieron alivio apenas producido el golpe militar de 1976, algunos y no pocos de ellos siguen sintiendo hasta el presente apoyo y simpatía por ese gobierno militar, sin que les importe los crímenes cometidos por este. Sin embargo la difusión, resignificación y elaboración colectiva, impide hoy una reivindicación abierta de la dictadura en los medios, en la Universidad, en una reunión con gente desconocida, en el espacio público. Por eso la memoria se transforma para este grupo en un hecho privado que retorna a las vías de la oralidad propias de la intimidad.

Muchos de estos relatos ocultos contienen un desprecio por la otredad, por otro grupo o sector social, y si bien no se expresan en público, sobreviven subterráneamente, en lo familiar, entre amigos, allí donde hay redes de confianza, como dadores de sentido, de lo que Bordieu llama: la distinción.


Las redes orales han demostrado ser muy eficaces para preservar este tipo de relatos. Este relato-discurso de cada segmento se oculta en la oralidad ante la primacía de lo escrito y lo filmado.

Sin embargo esta oralidad está emergiendo cada vez más intensamente en la Web social, donde podemos leer construcciones discursivas significativas, impensables en lo escrito o en los medios masivos.

Esta emergencia de los relatos ocultos conocidos pero silenciados, constituye un cambio profundo de paradigmas, en un escenario novedoso y lleno de oportunidades.

Los segmentos jóvenes, los sub 30 son los que al mismo tiempo que ponen en la superficie estos relatos ocultos, visibilizándolos por ejemplo en la Web social los ponen en crisis, asumiendo un voto más blando, una flexibilidad y una predisposición al cambio, imposible de encontrar en segmentos de mayor edad, con un sistema de preferencias más duro.

Obama como señalamos en otras notas obtuvo el 66% de los votos en el segmento 18-30 en 2008, y el 60% de los votos en el mismo segmento en 2012. Esta última performance de Obama en Argentina, le hubiera otorgado 23% de los votos del total del padrón, lo que sumado a un despliegue moderado en el resto de los segmentos construye una victoria por más del 50% de los votos.

Las dos campañas de Obama desplegaron un tratamiento sistemático y quirúrgico sobre los relatos ocultos examinados, y operaron sobre el segmento 18-30 como el más permeable para su abordaje. Un ejemplo muy claro es la interpelación que hace Obama sobre el segmento joven de la “comunidad judía” que en la primera elección y por una compleja gama de motivaciones, se mostró adverso a la candidatura de Obama. En uno de los escenarios más adversos para Obama en la primera elección, el voto judío de Florida, Obama lanzó una campaña 2.0 , para que los jóvenes judíos convenzan a sus abuelos ( muchos judíos jubilados se vana vivir a Florida) que "Obama es bueno para los judíos". En la segunda elección, obtuvo el 60% del voto judío en Florida.


La interpelación transversal de los diferentes segmentos a través de sus relatos ocultos, se vuelve potente y eficaz en los segmentos que constituyen el voto joven, por visibilidad de estos relatos, por exposición y despliegue que determinan el quiebre del poder de la oralidad y lo oculto, y por lo tanto por la posibilidad de intervenir, influir, persuadir y acumular en estos segmentos.


Rubén Weinsteiner

Lessons political parties need to learn to woo young voters



Rubén Weinsteiner

Brands such as Adidas and Red Bull offer important pointers for political parties trying to win over young voters

When it comes to targeting young voters, political parties have found themselves in the same place brands were about 10 years ago.


At this time, a digital culture rapidly emerged and flourished but major brands – still over-reliant on their legacy models of broadcast advertising – were unable to engage in a successful dialogue.


Proof is in the stats. A recent poll has shown that 70% of 18 to 22-year-olds would most likely tick a box backing “none of the above” on their ballot papers, and that only 23% of young people definitely plan to vote at the general election.

Research also suggests that the youth turnout rate in the UK is the lowest of all the 15 members of the old EU. Clearly, UK politics and all key parties within it have work to do to connect more successfully with younger voters.


Communications experts rightly point to the extreme fragmentation and personalisation of the media landscape as a factor in this communication breakdown.

However, at the same time media convergence has stimulated a large number of new ways in which younger people engage with political causes and content. Young people are highly likely to view and share politically themed content – as long as it is targeted at them correctly.


There has been a proliferation of ways to sign up to and recruit others to petitions and pressure groups. However, little of this conversation is stimulated or guided by the major political parties.


But all is not lost. Brands such as Adidas and Red Bull have increasingly overcome this challenge and created meaningful relationships with this audience. Here are eight things that political parties can learn from their success.




1. Scaled and personal

A major party cannot choose between niche communications and a single inclusive campaign message. In the digital landscape it shouldn’t have to – the opportunity exists to create a clear, compelling vision but then position the most relevant elements of it to the most relevant sub-groups, using the data that is now at their disposal.




2. Personalities over institutions

For an audience that has grown up with social media, personality is much more compelling than institutional authority. Find the most compelling, authentic personalities and give them as many opportunities as possible to engage directly with people. It is as important to think about whether these personalities are good listeners, empathetic and engaging, as whether they are institutionally sound. The messenger is the message.




3. Compass and radar

Youth audiences will expect you to respond at speed to events, particularly on social media, so you need brilliantly sharp radar for what is going on in culture. But quick wins are often soon forgotten and too much reaction without clear purpose will be judged harshly. You need to know your direction and stick to your compass.




4. Video is everywhere

One of the main restrictions of UK politics is on political TV advertising, but the rules of digital video are far more relaxed – which means your video can be held in the palm of people’s hands and shared effortlessly. Digital video is a huge opportunity to engage with younger audiences, but political parties are only beginning to explore it.




5. Follow the journey

The use of behavioural data needs to be explored carefully and only ever in an anonymised form and at an aggregate level. However, it is clear that you would want to position different messages between the politically engaged and the apathetic, between the likely swing voter and the relative loyalist. These data signals exist and therefore the opportunity to avoid irrelevance has never been greater.




6. Close the gap to transaction

The hardest gap to close will always be the gap to action – submitting a postal vote or going down to the polling station. Don’t underestimate the importance of the last 10 yards and of sending many reminders, countdowns and directional communications.




7. Transparency is mandatory

Social media, Twitter in particular, is like a massive, crowd-sourced transparency unit. You have to assume that any historical inconsistency, the provenance of any images, set of words or video, the conflict between personally held and publicly stated views, will be discovered almost immediately. Don’t let issues of transparency become bigger than the message itself.




8. Don’t assume voters are only young

It is easy for marketers to patronise youth audiences and attach old-fashioned stereotypes. Younger audiences are extremely engaged with the challenges of globalisation, with the challenges of the labour market and the battle for values around cultural inclusion. The media and style required to communicate may differ, but the messages still need to be a reflection of your fundamental vision of society and the values of your cause.

Rubén  Weinsteiner

De las commodities políticas a las marcas políticas en el #votojoven



Por Rubén Weinsteiner

Para los inversionistas, los commodities son los productos como el oro, el cobre, el maíz, el trigo, el arroz, el petróleo y otros productos, que no tienen diferencia cualitativa independiente de quien los produzca.

Pero ¿qué es una commodity?


Según Kotler, es cuando los compradores perciben que todas las ofertas realizadas por las marcas en una determinada categoría de productos o servicios son idénticas, ¡no se diferencian una de la otra!

Cuando esto ocurre, merman los márgenes de utilidad y la lealtad tiende a desaparecer; ya que no hay beneficios que diferencien a un marca de la otra. Lo que quiere decir que no estás innovando con tu propuesta, solo tomaste algo que estaba en el mercado y lo ofreciste exactamente igual, o quizá a un menor precio.

Muchas ofertas políticas, no despegan de la categoría de commoditie políitca, porque no se construyen a sí mismas como marcas, con lo cual no pueden acumular valor, visibilizar atributos como discurso, personalidad, identidad, simbología y ritualidad, naming, lo que les impide construir un posicionamiento, un lugar en la cabeza de los sujetos de elecci´n, basado en una diferencia y en función de determinados segmentos.

La mayoría de las ofertas políticas son commodities políticas, muy pocas, logran transformarse en marcas políticas.

En la innovación y el marketing está el secreto para dejar de ser un commodities. Siempre debes tener como norma “estar creando algo nuevo, algo que te haga diferente a tu competencia”


Para pasar de ser una commoditie a una marca política, en especial en los segmentos jóvenes, hay que pensar en diferenciarse y microsegmentar. Estas dos acciones son claves para la construcción de valor de marca política.



El valor de una marca política en los segmentos jóvenes, lo podemos pensar a través de la promesa de la marca política, en función del grado de utilidad o aptitud para alinearse con la emocionalidad, deseos y miedos, evaluando su potencial aspiracional, la competitividad para satisfacer deseos y necesidades, solucionar problemas o proporcionar bienestar, placer o deleite, la capacidad de plantear batallas contra poderes importantes, y con final abierto que la marca plantea como necesarias, los permisos que dejaran atrás prohibiciones o imposibilidades, y fundamentalmente a través de la dimensión del desafío que propone como Reason Why (para qué).

En algunos casos el candidato portador de la marca política ya ha tenido la posibilidad de mostrarse en gestión, desempeñándose en el cargo para el cual se postula, o uno similar y donde se plantea como promesa de la marca un despliegue renovado, posición que entraña escenarios nuevos, ponderados por el desgaste, entropía y homeostasis de la marca política.

En muchos casos no hemos visto al candidato ejerciendo la función para la cual se postula, ni siquiera similar.

En los casos donde el político ya hubiera desempeñado algún cargo, pero no al que se aspira, podemos hablar de referencias valorativas relativas, pero de todas formas no es lo mismo, por ejemplo, ser diputado que gobernador o ser intendente que presidente. Ni desde la valoración funcional, ni desde la realidad mediatizada. En Argentina se constituyó un relato por el cuál, De la Rúa había sido un excelente intendente. Quizás relatar una buena gestión en la presidencia, cuando no la es, sea más complicado.

En términos comerciales la marca política en muchos casos, es “adquirida” y “pagada” sin que nadie pueda dar referencia del valor de la misma, para la función para la cual fue elegida.


Podemos hablar de valor de la marca política, siempre que tengamos en cuenta la dinámica de los anclajes, la entropía y la homeostásis, resignificaciones, y cambio de paradigmas de la marca.
Las marcas políticas construyen y acumulan valor. Ese valor está siempre ponderado y definido por el anclaje específico temporario y dinámico de la marca.

Como ejemplo, en 1998 Eduardo Duhalde era para muchos, un barón del conurbano con vínculos con el narcotráfico, un político mafioso y un exponente de lo peor del peronismo, el valor de su marca política, estaba signado por ese anclaje.

En los focus group de la campaña presidencial, aparecía el anclaje “narco” recurrentemente, frente a un De la Rúa que representaba “el cambio”.

En 2003 Duhalde era para la gran mayoría de los argentinos, un estadista, un piloto de tormentas, un hombre mesurado, inteligente, un tiempista, y alguien que seguramente pasaría a la historia como un gran presidente, que sacó al país de su peor crisis. El valor de su marca política, estaba atravesado por ese anclaje emocional, de alguien dotado de sabiduría, que daba seguridad, protección, y bienestar.

En 2006 Duhalde era para muchos un barón del conurbano, vinculado con factores del narcotráfico, un político mafioso y un exponente de lo peor del peronismo.


El valor de la marca cambió, su anclaje cambió, sin embargo, no fueron muchos ni significativos los cambios que realizó Duhalde en su despliegue discursivo, o en su vida adulta mayor. Cambió el anclaje de su marca política, por lo tanto el valor de su marca se vio modificado, y las percepciones y los significados que pasó a proyectar esa marca fueron otros.

El valor de una marca política en los segmentos jóvenes es la base sobre la cual se construye la promesa de esa marca para sujetos políticos que valoran la autenticidad por sobre la impostura, que barometrizan la cultura que viene.

El valor de una marca política en los segmentos jóvenes, esta dado por:

A) Visibilidad y reconocimiento

B) Nivel de compromiso que genera

C) Lealtad. “Love Brands”, “Love Marks”.

D) Atributos positivos aspiracionales

E) Nivel de autenticidad “unplugged”

F) Links de la marca

G) Valoración en la tribu y fuera de ella de la marca política

Esta “caja de herramientas” para la construcción de valor de una marca política en los jóvenes requiere de la recolección de insumos esenciales para el análisis y la elaboración de un plan de construcción de valor de marca.

Para obtener información cuantitativa y cualitativa importante para el desarrollo de una estrategia de valor de marca política en los segmentos jóvenes, hace falta y en tiempo real, buscar, hurgar, investigar, en las heridas abiertas, los miedos, los permisos denegados, las ambiciones, las aspiraciones obturadas, los relatos ocultos y las angustias de los jóvenes. Buscar entre las necesidades emocionales, los deseos y los problemas de sujetos de elección más complejos y sofisticados que los mayores de 35.

Estructura del valor de una marca política en el voto joven:

La estructura de valor de la marca política, es la base de la cual se parte para construir la promesa de la marca política. Es a partir de allí que se van construyendo los atributos que satisfarán los deseos y necesidades de los jóvenes.

El valor de la marca política, construye los atributos, y los atributos plantean los beneficios.

Por ejemplo la marca 3M, tiene como valor mejorar, de manera ingeniosa, creativa y divertida, la vida de la gente. Uno de sus atributos, es la especialización en adhesivos. Un beneficio que viene a lidiar con deseos y necesidades es el Post it, esos papelitos que usamos para pegar y despegar de papeles y pizarras.

Los votantes no recorren este camino, para ellos lo importante es el Post it, los beneficios, las soluciones, las promesas de la marca.

Pero para poder construir y comunicar esa promesa de beneficios y soluciones, que se hagan cargo de los deseos y necesidades, necesitamos identificar, reconocer y pensar el valor de la marca política, a través de sus fundamentals.

a) Visibilidad y reconocimiento: Sin visibilidad y reconocimiento no hay valor, y no hay posibilidad, por parte de la marca política, de acumular poder y potencialidad de marca política. Para la construcción de ese reconocimiento hace falta

1) Ubicuidad: estar donde están los jóvenes

2) Consonancia: hablar de lo que les importa

3) Repetición: Reiterar los contactos entre marca política y objetivos

b) Nivel de compromiso que genera, grado de utilidad o aptitud para alinearse con la emocionalidad, deseos profundos y miedos. Desafío que propone como “Reason Why”. La fortaleza del vínculo en términos del compromiso con la marca, se convierte en continente de uno de los factores más importantes en la estructura de acumulación de valor de la marca política en el voto joven; las experiencias compartidas.

c) Lealtad. “Love Brands”, “Love Marks”. Lo que hace que a pesar de las dificultades, contradicciones, críticas de propios y extraños, y “sapos” que se deban tragar, el sistema de preferencias se mantenga inalterable en función de la elección, más allá de el endurecimiento o debilitamiento del voto.

d) Atributos positivos aspiracionales, competitividad para satisfacer necesidades, solucionar problemas o proporcionar bienestar, placer o deleite. Poder verse en otro lugar, que es el que proyecta la marca política.

e) Nivel de autenticidad, marcas políticas “unplugged”

Las marcas políticas y corporativas se vuelven mucho más eficaces a la hora de ocupar el imaginario de los microsegmentos jóvenes, colonizar subjetividades, y sujetar a los sujetos de elección, si exhiben su versión unplugged.

En los diferentes públicos jóvenes, las marcas políticas, que “hacen playback”, que solo mueven los labios, suenan cada vez lejanas, artificiales, “gatos”Y “caretas”.

La identificación, en los públicos jóvenes está apoyada en el clivaje autenticidad-impostura. Gato no gato, lo autentico y lo artificial. La otredad es la impostura, los que dicen una cosa pero son otra. Contra eso, se plantea un modelo normativo de autenticidad, sencillez y transparencia. No ser “careta”, no ser “gato”, no ser “trucho”, ser o en realidad parecer verdadero y transparente.

Es difícil identificarse con algo “perfecto, las imperfecciones, lo real, la emergencia de las imperfecciones, limitaciones y zonas oscuras, acercan al votante joven a la marca política y facilitan su identificación.

Esta artificialidad e impostura, establece una barrera entre las marcas políticas y los votantes que impide la construcción de un vínculo emocional eficaz, de una positiva empatía e identificación y de establecer compromisos emocionales y de acción.

En los microsegmentos jóvenes, lo unplugged es esencial. Los tweets se mandan sin pulirlos, los sms se escriben acortando palabras, con errores de tipeo, sin revisarse ni refinamiento literario, los videos mas virales de You tube no llevan mucha edición.

e) Links secundarios de la marca: toda marca tiene links en su núcleo de anclaje, que remite a lo más esencial y presente, pero también tiene links asociados a la misma, y links periféricos.


Si hablamos de la marca Maradona, se nos dispara, Fiorito, Argentinos Juniors, Boca, el gol a los ingleses, pero también se nos dispara, Dalma y Giannina, el Napolí, drogas, doping, y también, “Te espero en Segurola y Habana” “se le escapó la tortuga” o “Pelé debutó con un pibe”.

Estos links asociados y periféricos, muchas veces son dejados de lado en la planificación estratégica de la arquitectura de las marcas políticas. Sin embargo son claves a la hora de operar sobre la estructura de valor de una marca política.

f) Valoración en la tribu y fuera de ella de la marca, batallas contra poderes importantes, y con final abierto que la marca plantea como necesarias. Permisos que dejaran atrás prohibiciones o imposibilidades


El valor de la marca política en los segmentos jóvenes, a través de la identificación -para el adulto mayor, identificación es empatía, para el joven identificación es amor- organiza atributos que se traducen en beneficios para los jóvenes. Beneficios funcionales que dan respuesta a problemas, beneficios emocionales que producen modificaciones positivas en el estado emocional o psicológico, y beneficios expresivos, que le permiten al votante joven, decirse a sí mismo o a los demás algo que considera importante, sin necesidad de verbalizarlo expresamente.

Rubén Weinsteiner

Debates; vos preguntame lo que vos quieras, yo te respondo lo que yo quiero

Debatir o no debatir



Por Rubén Weinsteiner 

Vos preguntame lo que vos quieras, yo te respondo lo que yo quiero


¿Sirve debatir en comunicación política? ¿Debe debatir el líder, el que va arriba? ¿Hay que apuntar a convencer, o a vencer emocionalmente? Preguntas que nos hacemos cada tanto, a favor de no relegar ni el lugar, ni el valor de la duda en el marco investigativo.
Una vez vi en un diario alemán un caricatura que mostraba a una pareja discutiendo, el marido le decía algo asi como : “querida se razonable” y la mujer le respondía : “que sea razonable, lo único que me interesa es ganar esta discusión”.
Es obvio que los debates no se ganan en términos de A vence a B, B lo reconoce, le da la mano y dice que cambiará de opinión. Los debates en comunicación se ganan o se pierden en el ring side, en la teleplatea, cuando se debate delante de otros. Se juegan en en el estudio, pero se ganan en los livings de las casas.
Lo que se dice, lo que no se dice, los argumentos, los giros, el manejo de  los gestos y fundamentalmente la respiración.

En definitiva la estrategia apunta a influir en los que miran, y en los que miran a los que miran. En las audiencias y en las audiencias de audiencias.

Parte de la biblioteca dice “el líder no debate”, otra parte dice “hay que dar la batalla discutir, todo y todo el tiempo”.

El problema de debatir todo el tiempo, y no digo que no haya que debatir a veces, es que acelera una entropía de la imagen, con una mutación pronunciada sin beneficio de homeostásis en tiempo real, donde cada round se hace interminable, y la estrategia, diseñada se desdibuja. Allí se le otorga al otro la enorme ventaja del codiseño de la propia imagen.
Cuando discutimos,  le estamos otorgando entidad a la otra parte, sin dicha entidad no podríamos establecer la discusión. El contrato discusional consiste en aceptar que el otro está en un lugar de equivalencia. Que este lugar esta legitimado desde la posición, desde el equipaje argumental o desde la entidad del otro. Cuando discutimos estamos aceptando nuestras propias limitaciones, sean estas dudas o límites de poder. Si tuviéramos la seguridad absoluta de tener la razón y el otro no tuviera ningún poder, no discutiríamos. Nadie discute con la abuela con Alzheimer. Con lo cual debatir es validar nuestras limitaciones y el poder del otro.

En la discusión se condiciona la imagen y la narrativa a favor de la victoria en el debate, y en ese momento se sale de la estrategia propia de marca política. No es grave, solo requiere mayor flexibilidad. El peligro consiste en que ese replanteo marcario, puede estar muy condicionado por el otro. Es como cuando quieren poner nervioso a alguien y le dicen cosas con ese propósito, para “sacarlo”. Ahí, si uno se “engancha”, el poder lo asume el otro. La solución, lo sabemos todos, esta en no responder.

Bajado al terreno de la comunicación, la traducción no es exactamente no responder, ante el modelo inquisidor. Inquirir o callar pone al otro en el lugar de “mover la ficha”. Es imposible no comunicar, todo comunica. Lo que se impone en ese caso es lo que en comunicación llamamos fogging, lo que nos permite jugar el juego sin patear el tablero.

No responder, porqué ahi le estamos dando el poder al otro, pero no responder no significa no decir, significa; VOS PREGUNTAME LO QUE VOS QUIERAS, YO TE RESPONDO LO QUE YO QUIERO
París, mayo de 1981. En el comando de campaña de Miterrand, se discute con qué estrategia el candidato socialista, François Mitterrand, deberá enfrentar a su adversario Valéry Giscard d’Estaing (presidente en ejercicio que busca su reelección) en el debate cara a cara que tendrá lugar antes de la segunda vuelta de la elección presidencial.

Se pasa , una y otra vez, el video del debate de 1974 entre los mismos dos candidatos, debate del que Giscard había resultado claro ganador, según los medios y la opinión pública de aquel entonces. En las urnas también ganó Giscard.
La táctica giscardiana consistía en hacer preguntas-trampa, destinadas a mostrar que su adversario es incapaz de responderlas, había funcionado, en 1974, a la perfección. Mitterrand había buscado ingenuamente, cada vez, una respuesta. Claro, el Presidente en ejercicio, sabía todos los pormenores, datos, cifras, mecanismos, que solo en el poder se pueden conocer.


En el debate Ibarra-Cavallo en 1999, Ibarra le preguntó a Cavallo si sabía cual era el presupuesto de la ciudad, una pregunta, cuya respuesta Cavallo debería haber sabido, sin embargo no la sabía. Cavallo cambió de tema, e Ibarra lo volvió a su pregunta, "Cavallo, sabe o no sabe cual es el presupuesto ?" Cavallo quedó muy mal parado.

La conclusión fue: principio básico para el inminente debate : Mitterrand no deberá, bajo ningún concepto, responder las preguntas que le haga Giscard.
Después, se puede discutir cómo tiene que reaccionar en cada caso (por ejemplo, poniendo en duda la legitimidad de su adversario para hacer la pregunta). Esa regla táctica fue sin duda una de las que salvaron a Mitterrand durante aquel debate de 1981; hizo posible el memorable “¡yo no soy su alumno!”, ante una pregunta “pedagógica” de Giscard.

Mitterrand fue 14 años presidente de Francia.
Rubén Weinsteiner

The Facebook's business model and the electoral process


Rubén Weinsteiner

Facebook's business model is such a problem for the electoral process because what they have done is essentially incentivize the more polarizing and extreme communications. You don’t know if someone is calling in a neighbor to watch an ad on TV, but Facebook knows if you’re sharing it.


It makes sense if you're selling, you know, swimsuits. If you're Facebook, you should absolutely want to serve up better swimsuit ads. But when it comes to politics, it makes less sense because if you have a super fired-up community that's going to love your content even if it's nutty or racist or untrue, then the platform shouldn't give that stuff an advantage.

Despite this grumbling, the idea that Washington might write new regulations to rein in the tech industry has so far amounted to a lot of heated words. Democratic Sens. Amy Klobuchar of Minnesota and Mark Warner of Virginia have, alongside Arizona Republican John McCain, pushed a bill that would force the social media platforms to disclose who’s paying for political ads, one response to the past year's revelations about Russian interference. But that measure has failed to gain momentum.

Elsewhere in Congress, there’s been high-level idea-floating about the need for government to act as a check on the tech industry — Sen. Elizabeth Warren (D-Mass.) and former Sen. Al Franken (D-Minn.) have been among those engaging in that discussion. But there’s been little appetite for turning that rhetoric into concrete legislative proposals.

Rubén Weinsteiner

Las consultoras ya analizan el número de likes, seguidores y posts como indicadores para las acciones en la Bolsa

Cinco veces sus ‘likes’: la influencia en redes se cuela en bolsa

Barclays, Bernstein y Exane BNP Paribas ya analizan el número de likes, seguidores y posts como indicadores de la salud de una empresa y su éxito futuro.





Ebitda, deuda, flujo de caja y likes. Junto con los tradicionales indicadores financieros, la repercusión online de las marcas gana cada vez más importancia a la hora de valorar una compañía. De hecho, bancos de inversión como Barclays, Bernstein y Exane BNP Paribas ya analizan el número de likes, seguidores y posts como indicadores de la situación de una compañía y signos para predecir cómo evolucionará en el futuro.

“Como marca, quieres engagement y participación, incluso si gran parte de esa audiencia online no es tu consumidor”, subraya Alison Levy, responsable de márketing de Launchmetrics, a WWD.

Según Bernstein, los medios digitales copan ya entre el 45% y el 50% del total de inversión en márketing de las empresas, frente al 10% de hace unos años. Barclays, por su parte, elaboró en noviembre un informe en el que subrayaba el valor de los likes.

El banco hacía referencia al número récord de me gustas que logró Louis Vuitton en Instagram cuando anunció que su exposición Volez, Voguez, Voyagez llegaría a Nueva York. “Esto es una prueba del valor de marca, ya que lo intereses de los consumidores no estaban ligados a un producto concreto sino a la marca en sí misma”.

Rubén Weinsteiner
Rubén Weinsteiner

El miedo a la movilidad ascendente de la otredad

 Resultado de imagen para inmigrante argentina progreso conurbano  argentino
Por Rubén Weinsteiner

Gino Germani planteaba que el italiano del sur o el español que habian llegado en los 20 a la Argentina tenian muchas similitudes con el chaqueño, tucumano, santiagueño que habian llegado en el 46.

Los Italianos del norte  y los españoles con mayor formaciónemiraron a EE.UU., al sur vinieron los menos cultos, de pueblitos chiquietos, con el cura como máxima referencia.

Muchas similitudes entre el tano del sur de un pueblito chico y el catamerqueño; religiosidad, formatos relacionales familiares, tecnologia aliementaria, precariedad laboral, cultura, etc.

Sin embargo planteaba Germani, el tano y el gallego eran comerciantes o capataces y el chaqueño empleado.
Germani planteaba que esto ocurría porque cuando  el chqueño llegó en el 46, el tano ya era capataz. La ventaja, la construyó el tiempo, los 20 años antes.


Esa mayoría basal argentina, es amorfa y colonizable, preexiste al mainstream mediatico, y se retroalimenta con él. Es decir los medios amplifican y reproducen ese miedo, traducido en xenofobia, en mano dura, en un discurso anti igualitario. Luego los medios cuando compiten por ese público, sesgan el discurso, volviéndolo más extremista para captar más audiencia.

Esa mayoría nieta de inmigrantres amorfa puede votar de muchas maneras, pero "menemistas son todos".

El despliegue económico macrista molesta a esa mayoría amorfa, porque esta ve reducido su poder adquisitivo y su nivel de vida.
Como la molesta?
La mayoría amorfa está dispuesta a bajar en su nivel de vida siempre y cuando los "morochos" también bajen, y en lo posible más que ellos.

Las clases sociales no son solamente cuanto tengo yo, sino cuanto no tiene la otredad.
La distancia relativa debe quedar claro, mientras eso funcione, está todo bien, aunque esté todo mal.

"-Señora, de cuantas pulgadas es su esmar?
-Que?
-La televisión
-ah, 55
-el Ramón trajo una de 65, sabe que bien se ve
-ehhhh..."


La queja moral anticorrupción, de los sectores medios es una impostura. A los caceroleros no les molestaba la corrupción de De vido como tampoco les molesta la de Aranguren, lo que les molestaba es que "los negros" tengan aire acondicionado.

 "-Señora, vio que ahora dan créditos para comprar autos?
-ah si
-el Ramón está pensando en comprarse un 0 km de alta gama
-Pero no... Lily, le va a costar un montón de plata
-si, Ramón dice que la cuota es de 15 mil por mes
-y la nafta? y el seguro? no Lily, uds no pueden gastar esa plata en un auto"


La corrupción es solo una herramienta de marketing político para castigar a quien no te gusta, pero te preocupaa CERO cuando el corrupto es alguien que cae bien.

El problema  empieza para esa clase media amorfa, cuando la recesión los empieza a empujar hacia abajo y las diferencias con la base de la pirámide se hacen menos perceptibles. Porque las diferencias deben ser perceptibles, sino no funcionan como tales.
Esto antes o después va a suceder.


El nieto del tano y del gallego nunca se sacaron el miedo a que el morocho del conurbano, bisnieto del chaqueño lo iguale. Es que  la informacion atávica indica que no son diferentes, y que el del conurbano, podria llegar a igualarlo.
Esa es la madre de todos lo miedos para el nieto del tano que vive en Caballito, es que el bisnieto del chaqueño viva como él. En ese escenario quien es él?


Rubén Weinsteiner

El segmento #Cumbia en el #VotoJoven

Rubén Weinsteiner

Los cumbieros configuran un segmento, numeroso, potente y horizontal. Dentro del segmento, su núcleo duro se constituye en una tribu urbana muy popular.

El segmento en sí es esencialmente popular, tanto por lo numeroso como por su extracción social.

Sus miembros son jóvenes de la base de la piramide, que legitiman, reivindican y transforman en su ADN identitario a la cultura de las villas.

Por Rubén Weinsteiner

La palabra cumbia, deviene de la expresión afroamericana “cumbé” que significa fiesta, es uno de los géneros más populares de la música latinoaméricana. Si bien tiene diferentes acepciones musicales en diferentes países, es un ritmo asociado a los sectores de bajos recursos, que fusionan ritmos africanos, aborígenes latinoamericanos y españoles.

Nace la cumbia

En la Argentina, la cumbia comenzó a formar parte del imaginario en los sesenta, con el Cuarteto imperial, en los setenta aparecieron los primeros galpones, antecesores de las bailantas, donde se bailaba cumbia, chamamé, y se fusionaban en ese conurbano heterogéneo, ritmos de muchas provincias. Vinieron Gilda, Sombras, los Palmeras, Antonio Ríos, cantante del grupo Green, del grupo Sombras y luego de Malagata.

En los 90 Ricky Maravilla fue el primer bailantero que hizo bailar a todas las clases sociales, incluso en Punta del Este “los chetos” medio en joda, bailaban su música





La cumbia se hace villera

Pero a fines de los 90, dio un giro disruptivo, y explotó como “cumbia villera”. Los cumbieros se negaban a ser la atracción de “los chetos”. El país iba al precipicio con las políticas de Menem y De la Rúa, y las contradicciones se agudizaron.

Apareció la cumbia de barrio, con bandas Metaguacha y Guachín, con un repertorio muy del conurbano profundo, contestario y reactivo a lo que estaba pasando.

Flor de Piedra intentaba autodenominar como cumbia cabeza -tal es el nombre de una de las canciones de su primer disco- a su estilo (el término cabeza deriva del término peyorativo cabecita negra), mientras que Pala Ancha y Sipaganboy lo intentaban imponerlo como cumbia callejera -nombre del primer disco de Pala Ancha, producido en el año 2000-. Por su parte, El Indio en el año 2000 comienza su carrera y edita su primer disco, llamado Cumbia de barrio, intentando así imponer ese nombre.

Términos como cabeza o de barrio ya eran usados desde hace algunos años en Argentina para caratular al estilo de rock and roll (rock barrial, rock cabeza, punk barrial, punk cabeza, etc.) de bandas como Ratones Paranoicos, Flema, 2', Attaque 77, La Renga, Bersuit Vergarabat, Viejas Locas, Jóvenes Pordioseros, etc., y de hecho ya en los '70 había un estilo de punk denominado street punk (punk callejero en inglés), más adelante llamado oi.

El nombre de cumbia villera aparece en el año 2000 debido al nombre homónimo (Cumbia villera) del primer disco (y de una de las canciones del mismo) de Yerba Brava (cuyo vocalista provenía de la ya disuelta banda Canto Negro).

Pablo Semán, sociólogo argentino, antropólogo, investigador en el CONICET y profesor en el Instituto de Altos Estudios Sociales y la Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional de General San Martín, argumenta que la cumbia villera está por fin siendo reivindicada en la década de los 2010s en los círculos de cultura, filosofía y pensamiento (como universidades y secretarías de gobierno) como un representante genuino de la expresión de los postergados.

Las nuevas acciones de apoyo y difusión desde las figuras más representativas de los otros géneros musicales, como la ascendente promoción en los 2010s de bandas de cumbia villera por publicaciones mainstream del rock y el pop como la revista Rolling Stone de Argentina, la organización de recitales y fiestas de cumbia villera en locales y clubes donde las bandas mainstream del rock y el pop suelen tocar, por fuera del circuito de bailantas tropicales (el conglomerado de discotecas de cumbia y música tropical), y por último, la cercana colaboración y producción financiera de bandas de cumbia villera por músicos mainstream como Andrés Calamaro, Vicentico y Fidel Nadal, es también un fenómeno de la década de los 2010s que es visto como un signo de buena salud en el género.
Con todo y más allá de los pormenores, la cumbia villera permanece en la memoria del imaginario colectivo como la más agresiva, la más desafiante y la más socialmente consciente forma de cumbia hecha en toda la historia, y uno de los últimos géneros hechos con auténtico compromiso social en toda la música en tiempos recientes.

La cumbia villera siempre recibió críticas feroces del establishment, por reivindicar a “los pibes chorros”, el consumo de drogas, demonizar a la policía, y enunciar estigmatizaciones de genero.

La aparición de la cumbia villera determinó un punto de inflexión, por primera vez el conurbano profundo expresaba una contestación social visible.

Cumbia y conurbano

En este segmento se mezclan argentinos de varias generaciones, generalmente con tatarabuelos que llegaron en los 40 al conurbano, a las llamadas ciudades dormitorio, expulsados de la ruralidad del interior por la crisis de los 30, que desencadenó una baja fuerte de las materias primas que exporta la Argentina, y convocados por el proyecto industrial del peronismo, que nutrió con estas migraciones a las fábricas que conformaban la incipiente industria nacional.

Según varias investigaciones, el trabajo no era la prioridad de estos migrantes, aunque obviamente venían “a laburar”. Lo que más buscaban era infraestructura para los hijos, concretamente, educación y salud.

De esa manera se fue conformando un conurbano macrocefálico, con una gran preponderancia electoral potenciada luego de la reforma del 94.

A ese conurbano llegaron inmigrantes paraguayos rurales, durante los 90 y 2000, sus hijos se integraron a los tataranietos de los chaqueños, santiagueños, tucumanos etc.

La cultura de la villa, eje central de la construcción identitaria del segmento #cumbia, reivindica la gestualidad villera, el marco epistémico, los oficios, las comidas y el folklore. La droga, los ladrones, la policía, los buchones, adquieren valoraciones intensas en este segmento.

El segmento #cumbia, ha contruido clivajes muy fuertes con respecto a sus otredades. Los “blancos”, la policía, “los chetos”, son “el otro” que los definen y solidifican en su identidad.

Un clivaje asimétrico, donde ellos se reconocen como “los negros”, “los grasas” frente a una otredad poderosa, “careta” que marca la agenda, modelos y valores, a los cuales los cumbieros no sólo que no adhieren, sino que rechazan. Una otredad que plantea un mundo del cual los cumbieros se sienten excluidos.

En los recitales de las bandas, podemos escuchar, “el que no salta es un cheto” “el que no salta maneja un patrullero”. Los “blancos” y “la ley” o “la gorra”(desde un policía hasta un patovica), dos otredades intensas, que plantean derivaciones múltiples.


La periferia asume un rol de centralidad en el segmento #cumbia. Una periferia definida por la exclusión, la ausencia del estado, (en términos relativos, en el conurbano bonerense hay muchísimo más estado, que en muchos conurbanos latinoaméricanos), y la fragmentación territorial, social, económica y cultural que determina una fuerte desigualdad sintetizada por una fotografía aérea de excluidos e incluidos, a pocos kilómetros de distancia, sin interfaces que estimulen las interconexiones socialmente eficaces.

En la cultura cumbiera, compartir la exclusión y sus consecuencias permite el reconocimiento de códigos, marcas y rasgos distintivos definidos y legitimados por el segmento como propios que definen su praxis social.

Territorialidad

Esa territorialidad marcada por la exclusión, ausencia del estado y postergación, define una identidad que teme rechaza las interacciones con la otredad, que legitimarían la asimetría que propone la realidad. Por eso sus límites y el “derecho de admisión” en ese sentido son muy estrictos.
La villa aparece en el imaginario del segmento cumbia como su lugar de referencia histórica, un “territorio sagrado”, base de las tradiciones, de los mitos, de la emotividad y el afecto, donde los cumbieros pueden desarrollar rituales, prácticas sociales, la construcción de nuevos saberes y de un entramado social eficaz.

La villa como lugar y los actores territoriales estratégicos, ya sea líderes, artistas, “chorros” puestos en la categoría de héroes, por su valor, su solidaridad o por haberse convertido en mártires, asumen un rol de centralidad identitaria en la vida del cumbiero.


Cantarse y narrarse

Pablo Lescano cuenta que el fue el primero que cantó sobre los que veía a su alrededor “Me crié adentro de un rancho/entre humo, cumbia y borrachos/por eso soy villero” “Yo fui a lo de Tinelli y le dije al director, loco, acá nos tenemos que vestir igual que los pibes que van a la bailanta, con equipo de gimnasia y gorra”.

Damas gratis, la banda de Lescano, tiene un disco llamado “100% negro cumbiero”, que se transformó en un slogan en el segmento.

Asumirse “negro cumbiero” es liberador para los integrantes del segmento. Muchos los desprecian, los rechazan, los estigmantizan, ellos se asumen y con eso siente que desarman a sus enemigos.

"Negro cumbiero"

Ser “negro cumbiero”, ser parte de “los pibes”, es sostener la cultura del “aguante” es un límite ser un delator un “botón”, o no bancar al compañero que está en problemas. El “bardo” es un estilo de vida, la ley es enemiga, corporizada en la policía, los patovicas o los límites culturales de las ciudades que no conforman su territorio, y los “chetos” son la otredad más extrema, con los cuales no se interactúa ni transa.

Los “chetos”, son caretas, son “gatos”, “vigilantes”, no tienen “aguante”, “tienen guita pero no saben lo que es la vida en la villa, que es lo bueno”, y básicamente, no comparten la territorialidad de “los pibes”, lo que los deja afuera del mundo cumbiero.


Marco epistémico y simbología

Rescatarse es ocuparse de lo de uno, la gorra es la policía, sustancia es la droga, santuario es el lugar de reunión, rati, yuta, Cobain es la policía, gato, es alguien trucho, chetos, atorrantes, bardo, buche, etc
En el plano de la simbología los podemos ver con ropa de gimnasia, gorra con visera, algunos con el pelo teñido de rubio, gel y “altas llantas” (buenas zapatillas).

Cumbieros vs Chetos

Este segmento tiene muy marcado el código de funcionamiento del #votojoven, de valorizar la autenticidad y la comprensión.

Para el cumbiero el cheto no es auténtico y tampoco es solidario. El cumbiero se piensa desde un lugar que altere la asimetría con “los chetos” desde un lugar humanamente más digno que estos. Para el cumbiero “los chetos” esconden sus problemáticas, que según ellos son muchas y graves. Esto le resuelve parte de la asimetría y le brinda una autopercepción menos desfavorable que la narrada por los medios.

Para los medios el cumbiero, es un “pibe chorro” alguien despreciable que debe ser señalado. Por eso los cumbieros priorizan sus medios locales, y si tienen que ir a “caretear” a los medios “chetos” los hacen por plata pero nada más.

La imagen del segmento que le devuelve el mainstream es muy mala, por eso los cumbieros se construyeron sus propios significados marcarios y percepciones de lo que es ser cumbiero.


La cumbia vota

El voto cumbiero es tribal, es más sensible a los vaivenes económicos que los blindajes y operaciones mediáticas, no confía en nadie que no se de los pibes o el entorno villero, pero sabe percibir quien está más cerca y más lejos.

Lo aspiracional puede funcionar en forma temporal y no como lealtad sustentable. Requerirá de una estrategia de sustitución de anclaje muy fuerte y de visibilidad y acercamiento.

Marcas como De Narváez o Macri, con un fuerte componente aspiracional, pueden llegar a obtener el voto cumbiero en alguna elección. De Narváez tuvo una performance aceptable en ese segmento en 2009. A Macri, en la villa lo votaron los mayores, entre los jóvenes cumbieros ganó claramente Scioli, pero hubo muchos cumbieros que lo votaron, porque se sintieron defraudados con la oferta del peronismo.

Esto de vivir como pobre, viajar como pobre, comer como pobre, vestirse como pobre, curarse como pobre, pero votar como rico, es algo muy horizontal a nivel global, y generalmente viene acompañado de un esquema aspiracional, con marcas políticas que se muestras cercanas y la defraudación de la oferta que naturalmente sería más acorde al segmento, Trump es el último caso.

El cumbiero valora lo unplugged, y condena la impostura, mostrarse tal cual se es, cantar la vida en el barrio con la pobreza, la droga, el alcohol y la violencia es revelador y portador de autenticidad.

El reptiliano -el sector cerebral más primitivo que determina el 55% del sistema de preferencias- del cumbiero demanda reconocimiento ante todo. Pide a gritos que lo consideren alguien normal, que no le teman, que lo incluyan, que lo piensen y que lo narren. Que le hablen a él, y que entiendan su entorno y circunstancia, sus limitaciones, motivaciones, escala de valores. Quieren respeto, quieren que les hablen a la altura de los ojos, sin impostaciones, crudo y duro. El cumbiero busca empatía e identificación asumiendo las diferencias.

El cumbiero, no interactúa con jóvenes ni adultos de diferentes a él, más que lo que puede llegar a imponer el trabajo. La tribu es todo, quiere cambiar muchas cosas, tiene futuro, mucha incertidumbre, algunas ilusiones y muchos miedos. Tiene deseos y necesidades, está abierto, espera mucho y es lábil.

Piden desde la promesa de la marca política, un sistema más flexible, que los registre, que los narre de otra manera, que los contenga, que les permita ingresar, ser parte y ascender, sin estigmatización ni demonización, que opera muchas veces como auto rechazo hacia adentro del segmento.

Entre los cumbieros popularidad no es lo mismo que influencia. La visibilidad es importante, pero es un segmento tan cerrado que la influencia requiere de una validación tribal muy estricta, apoyada en la marca política a través de la promesa de la misma, la narrativa de su identidad, personalidad, su discurso, posicionamiento y su simbología y ritualidad.

Hablar con los jóvenes cumbieros, impone ante todo reconocimiento, valoración y “hacerlos sentir parte”. Para que además de hablar con ellos, te escuchen, hay que revelar compromiso.

La comunicación entre una marca política y los cumbieros, en medio de la disputa de sentidos, emociones y ofertas simbólicas, requiere por parte del joven de una validación tribal y de construir vivencias y atravesar una instancia colectiva, donde se comprometan las emociones. Hay que “subirse al mismo barco” con ellos para lograr cambios. El estar arriba de ese barco le da sentido a la bronca y la transforma, proponiendo desafíos con la pasión de la acción y compromiso integrador.

Rubén Weinsteiner

Facebook noticias falsas y censura en China








El presidente ejecutivo de Google se pronunció en torno a las nuevas leyes chinas, que castigan con duras penas a sus ciudadanos “si rumores de internet” calumniosos son repetidos más de 500 veces en las redes sociales. El avance de las redes sociales en China llevará a la liberalización, y mientras cada vez más personas se conectan en línea el Gobierno chino no podrá detener los cambios, dijo el presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt.

Durante una conferencia en Londres, Schmidt recordó una reunión con el presidente Xi Jinping y el primer ministro Li Keqiang este mes, apenas semanas después de que China aprobara fuertes regulaciones a las redes sociales.




Bajo las nuevas leyes, las personas enfrentan duras penas si “rumores en internet” calumniosos que difundan son repetidos más de 500 veces.

“Lo más interesante sobre hablar con el Gobierno, desde el presidente hasta los gobernadores, es que están obsesionados con Internet, que es la razón por la que aprobaron estas leyes”, dijo Schmidt en la conferencia, organizada por la institución de políticas independiente Chatham House. El ejecutivo no ahondó en las conversaciones.

Citando censura, Google retiró de China en el 2010 su servicio local de búsquedas en internet, la segunda mayor economía del mundo, y ahora opera desde Hong Kong.

Sin embargo, la creciente popularidad de servicios como Weibo, un servicio de microblog que es la versión china de Twitter, y el sitio de mensajes instantáneos WeChat harán que la censura sea cada vez más difícil, dijo Schmidt.

“Simplemente no puedes apresar a suficientes chinos cuando todos están de acuerdo en algo”, dijo. “No podrán detenerlos incluso si no les gusta, y eso causará una liberalización”, sostuvo.

El #VotoJoven se resuelve por deseo, mas que por necesidad.






Por Rubén Weinsteiner

No hay que preguntarle a la gente lo que piensa, hay que ver que hace.

Si le preguntamos a la gente, nadie come mortadela y todos comen jamón o pastrón, sin embargo se consumen miles de toneladas de mortadela por mes en la provincia de Buenos Aires. Nadie votó a Menem, y ganó por el 52 % de los votos, y si le preguntamos a la gente donde compra los alimentos, la mayoría dirá en Carrefour, Coto o Jumbo. Si les preguntamos porqué, probablemente nos responderán que porque allí los atienden bien, el entorno es agradable, y la cadena de frío se respeta. Aunque si los seguimos probablemente nos encontremos que muchos entran al chino, donde en un lugar con poca luz, una mujer en ojotas y medias le gritará “deja bolso”. La necesidad indica quedar bien con el otro, el deseo, pagar menos.


En el recorrido entre lo que la gente dice y lo que la gente hace, se construye la brecha entre la necesidad y el deseo.



Luego de terminada la segunda guerra mundial, la empresa de energía General Electric, pensó en fabricar elementos que utilizaran electricidad para funcionar, y para ello encargó estudios de mercado donde se le preguntó a la gente: “¿Ud. usaría un cuchillo eléctrico?”


La gente respondió que no, que no lo necesitaba y que el cuchillo común era perfecto para ellos y que lo seguirían usando, sin embargo desde la General Electric habrán pensado que cortar el pollo es difícil con el cuchillo común, y que con un cuchillo eléctrico sería mucho más sencillo, por eso lo fabricaron y fue un éxito. Otra vez lo que la gente dice y lo que hace en realidad. Necesidad y deseo.



El que entendía claramente la diferencia entre necesidad y deseo era Carlos Menem. En un video que vi hace poco, estaba el entonces presidente siendo entrevistado en el programa de Susana Giménez, y las preguntas y las respuestas fueron:

SG-¿Ud. hizo el servicio militar?

CM- No, mi papá buscó a un general amigo, y le tiró … (sonrisa) unos mangos … (sonrisa) y me salvó.

SG-Dicen que Ud. Es muy mujeriego…

CM- Y io no sé, eso es lo que dicen

SG-¿Es verdad que manejó la Ferrari a 250 km por hora?

CM- y la verdad es que me gusta velocidad.





La gente desea pagar para no hacer el servicio militar, para que no le hagan una multa, y a muchos hombres les gusta o les gustaría estar con varias mujeres. También andar en una Ferrari a alta velocidad. Si le preguntamos a la gente, nadie coimeo nunca a un policía, nadie es mujeriego, nadie viola las leyes de tránsito, nadie “necesita” una Ferrari, pero muchos la desean.


La gente dice y pide lo que necesita, pero vota por lo que desea. En los jóvenes la brecha entre la necesidad y el deseo se potencia.


Los jóvenes desean y sin el “pragmatismo” de los mas viejos, sin el cinismo de aceptar lo que hay, por eso se animan a “demandar lo imposible”, y esa demanda de los “imposible”, es lo que construye el sistema de preferencias del voto joven.


El #votojoven busca a aquel que interpreta su deseo más que su necesidad.


La necesidad esta puesta, en la funcionalidad de zafar y quedar bien y no decir que se votó a Menem, decir que come mejores alimentos que mortadela, que no es mujeriego, que no coimea, que no viola las reglas de tránsito.


Hay que ir por lo que los jóvenes hacen, mirar, observar, investigar, analizar, y detectar allí los deseos, aquello que los jóvenes quieren que pase, más allá de lo digan que quieren que pase.

La necesidad en el voto joven es la frontera de la intención de voto, el deseo la profundidad.


Votar genera beneficios, ya que cubre necesidades y satisface deseos. Beneficios de funcionalidad, de expresión y de emocionalidad.


Mediante los beneficios funcionales se resuelve un problema fáctico; cumplir con el ritual de votar, tanto por la faceta legal normativa, como por el mandato de“hay que votar” “todos votan”.


Los beneficios emocionales del voto tienen que ver con la consonancia con la propia historia, que la marca política encarne valores afines, cercanos y que no contradigan las narrativas identitarias abiertas u ocultas, y fundamentalmente los deseos profundos.


Los beneficios de expresión del voto joven, se sustentan en lo que el joven quiere decir con su voto. Expresar valores e ideas no a través de uno mismo, sino con la marca política como intermediaria y legitimadora de estos valores

La beneficios de funcionalidad y expresión se constituyen a partir de la necesidad, los beneficios de la emoción se ordenan desde el deseo. El #votojoven se resuelve por deseo, mas que por necesidad.

Rubén Weinsteiner


Rubén Weinsteiner

Potential democrats candidates for 2020

At least a dozen potential candidates are bolstering their teams by adding aides with campaign experience.



Some aides — including one for former Virginia Gov. Terry McAuliffe — who would likely play large roles in potential 2020 campaigns have moved on to top-tier midterm races for this election cycle.

The hiring stage of the 2020 shadow primary is underway.

At least a dozen possible Democratic presidential candidates have begun bolstering their teams by adding aides with campaign experience to their Senate staffs, personal offices or 2018 reelection payrolls.


The hires are never explicitly advertised or designed to be about 2020. But the behind-the-scenes shuffle is a long-overdue stage in the traditional precampaign scramble. Potential candidates who have run before — like Vermont Sen. Bernie Sanders and former Vice President Joe Biden — largely have their core teams in place.

Yet in many other cases, chiefs of staff and senior strategists are now actively looking for new talent after receiving clear instructions from their bosses: I don’t know whether I’m going to run for president, but do everything you need to do to get me in position, just in case.

Recent moves have come in a variety of forms. Some consultants are working more than ever with potential candidates who are first up for reelection in 2018. Barack Obama’s former top digital strategist, Joe Rospars, for example, has been helping Massachusetts Sen. Elizabeth Warren’s team.

In other cases, aides who would likely be expected to play large roles in potential 2020 campaigns have moved on to top-tier midterm races for this election cycle, sometimes in a bid to gain even more experience. Former Virginia Gov. Terry McAuliffe’s longtime aide Michael Halle is now running a gubernatorial campaign in Ohio.


And still other potential candidates have brought campaign veterans into their official offices: New Jersey Sen. Cory Booker recently hired Tamia Booker (no relation) — Hillary Clinton’s national African-American outreach director in the 2016 general election and a veteran of the Obama administration and the 2016 Democratic convention — as his deputy chief of staff.

“Given the number of potential candidates running in 2020, it’s even more necessary to start early, because the political consultants tap out: There’s only so many of them. It’s a race to get the quality folks,” said Patti Solis-Doyle, the Democratic strategist who managed Hillary Clinton’s campaign in 2008. “It takes time to pull the team together: It takes time to really figure out whether you have the potential resources to run a national campaign, whether that’s national political support or the ability to raise money on a national level.”

By this point in 2016’s election cycle, Clinton’s core team had already been mapping out her political strategy for months, and Sanders’ top advisers were beginning to chart their own course.

“It’s time,” added Erik Smith, a former top aide to Obama’s 2008 and 2012 campaigns, “to have a plan in place.”

Though they've mostly occurred behind closed doors, the moves paint a picture of a Democratic Party slowly but surely building up to a raucous primary contest. But desperate to avoid painting a Donald Trump-shaped target on their backs, the potential candidates have largely tried keeping almost all of their political maneuvers quiet — a significant break from the practice of recent election cycles, at least ahead of competitive multi-candidate primaries.

Eager to avoid the spotlight or appear to be looking beyond the midterms so early, few White House aspirants have ventured far into the early-voting state territory of Iowa or New Hampshire politics. Washington-based veterans of other national campaigns say that when the possible candidates call for advice, it’s seldom about primary state strategy, and more about top-line political guidance.

The relative circumspection is due largely to the massive list of Democrats considering a run: Dozens of pols have asked aides to look into what it would take to mount a real campaign, potentially stretching thin the staffing pool and leading political professionals to be extra-careful about signing on with any one possible candidate.

Rubén Weinsteiner