Las high tech chinas se mudan a Estados Unidos por costos más bajos





Foxconn, la mayor empresa manufacturera del mundo y principal exportadora de la República Popular, con una fuerza de trabajo de 1,15 millones de operarios, ha resuelto trasladar la producción de equipos de alta tecnología (iPhones) a EE.UU. como respuesta al pedido del comprador de más de 60% de sus productos, que es Apple, firma creada por Steve Jobs.

La razón económica de esta decisión es que virtualmente ha desaparecido la diferencia entre los costos laborales de China y EE.UU. (hoy la disparidad entre el costo de la fuerza laboral en Shanghai y alrededores y los de Alabama, Georgia, y Carolina del Norte es menos de 5%).


Por eso es que Foxconn, siguiendo el reclamo de Apple -su asociado simbiótico- ha resuelto realizar un doble movimiento: el traslado de la producción más avanzada a EE.UU. y la automatización de sus líneas de montaje en China, con la incorporación de 1 millón de robots a sus plantas en los próximos 3 años.

Lo mismo han decidido realizar otros proveedores manufactureros de alta tecnología de la República Popular, como Taiwán Advantech, el mayor fabricante mundial de computadoras industriales, cuyos clientes son IBM, General Electric/GE, Cisco Systems y Philips, entre otros; y también Quanta Computers, principal proveedor de los servers de hipercomputación de las grandes compañías estadounidenses de la “nube” o cloud computing, encabezadas por Amazon, Microsoft, Google, y Facebook. Quanta ya tiene plantas manufactureras en Nashville, Tennessee, y Fremont, California, y se apresta a multiplicarlas por 3 o 4 en los próximos 4 años. La tasa de retorno de Quanta en EE.UU. es superior al 10%, mientras que su margen de ganancias en China es 4%/5%.

La semana pasada, la Comisión Europea (CE) ratificó su decisión de imponer a Apple una sanción de 13.000 millones de euros (UUS$14.500 millones) por impuestos no pagados en Irlanda.

Las empresas high tech tienen US$1,5 billones de ganancias en el exterior, Apple a la cabeza (US$ 220.000 millones); y los capitales que se repatriarían (US$700.000 millones en 2017) abonarían una tasa 25 puntos inferior al que pagan por las ganancias domésticas.

Más de 2/3 de la inversión privada norteamericana se destina a investigación (I&D) de alta tecnología (electrónica, farmacéutica, aeroespacial), con especial énfasis en ciencias básicas, que es donde surgen las grandes innovaciones disruptivas, como la nueva revolución industrial.

El PBI manufacturero de EE.UU. creció 2,6% anual entre 1987 y 2015, y más de 2 puntos de ese alza fue obra de la tecnología del procesamiento de la información (IT), mientras que el resto de la producción industrial aumentó solo 0,6% anual en ese periodo. El crecimiento capitalista no es un proceso agregado de tipo cuantitativo, sino un fenómeno cualitativo que se produce por saltos y cuyo ritmo lo imponen las grandes ondas de innovación, profundamente disruptivas.

Los costos de producción en EE.UU. son hoy –shale mediante– los más bajos del mundo, con la excepción de China, Corea del Sur y México; y la diferencia de China y México con EE.UU. es hoy menos de 5%.

Ulrich Brand - Transformación Socio-ecológica


La góndola de los candidatos

Antes del segundo debate, un balance del primero

Por Ezequiel Adamovsky


«Día histórico”, repitieron los periodistas María Laura Santillán y Rodolfo Barili, enorgullecidos por la misión que les tocaba. Incluso con mayor entusiasmo lo habían dicho otros ya en la edición de 2015, la primera vez que los candidatos se midieron en la TV en la historia de la Argentina. Entre uno y otro evento medió la aprobación de una ley del Congreso, en noviembre de 2016, que convirtió a los debates televisivos en una obligación a la que los políticos, en adelante, deberán someterse. Los debates llegaron para quedarse, parece. Y lo de “histórico” se repite a cuento de un supuesto salto en la calidad democrática, pero cabe la sospecha de que sea exactamente lo contrario: el triunfo del formato acaso sea una victoria de la lógica del espectáculo por sobre la de la política.

Luego de tres emisiones se puede ya adelantar un balance. ¿Hubo un salto en calidad democrática? ¿Permitieron los debates evaluar mejor las propuestas de cada candidato? Las intervenciones, pautadas en lapsos brevísimos, no sirvieron para desplegar argumentos ni para abundar en otra cosa que en consignas genéricas o chicanas. No se produjo ningún “diálogo”. No hubo intercambio racional de ideas; el debate propiamente dicho brilló por su ausencia.

Para lo que sí brindaron espacio fue para la proliferación de falsedades sorprendentes. Por la distancia entre lo que Mauricio Macri dijo que iba a hacer en 2015 y lo que hizo luego, corresponde considerar a su campaña de ese año como la más falaz de la que se tenga registro. No sólo no cumplió con sus promesas de campaña (algo habitual entre políticos), sino que prometió específicamente no hacer cosas que sus opositores advirtieron que iba a hacer y que fueron las que efectivamente hizo apenas asumido. Alberto Fernández abrió su intervención en esta primera ronda de 2019 denunciándolo por ello. Pero eso no impidió que Macri volviera a mentir ostensiblemente en casi todos los datos que diseminó. Mintió sobre los motivos, los montos y los usos de la deuda externa que tomó. Contra toda evidencia, afirmó que había elevado el presupuesto de ciencia y tecnología. Presentó éxitos fantasiosos en la lucha contra el narcotráfico. Pintó un panorama irreal sobre los logros de su gestión y no dijo una palabra sobre las políticas que tomaría en un eventual segundo mandato.

Lejos de facilitar el acceso de los ciudadanos a información veraz sobre los candidatos, el formato de debate fue, al menos hasta ahora, una formidable plataforma para la mentira. Irónicamente, la ley prevé duras sanciones si un candidato falta a la cita, pero ninguna si miente de forma deliberada. Como si lo que importara fuese que el show tenga lugar, más que su supuesto fin de brindar información a la ciudadanía.

El entorno mediático, al menos el televisivo, no sirvió como contrapeso. Más bien lo contrario. Al finalizar el debate, las coberturas de la TV no advirtieron sobre la información falsa vertida por los candidatos. Más que analizar lo dicho, apuntaron a las formas y al modo de aparecer de cada uno. En sintonía con lo que señaló Macri durante la emisión, se detuvieron especialmente en el lenguaje corporal de Alberto Fernández y en su dedo índice en alto, tomado como signo de soberbia y autoritarismo. Lo mismo que en 2015, los medios continuaron luego con el gerenciamiento de las percepciones, al proclamar “ganador” y “perdedor” de la contienda. Al finalizar esta edición, TN anunció que las encuestas que acababan de realizar habían dado por ganador a Macri (algo que se demostraría falso). Al día siguiente la gestualidad de los candidatos y las percepciones de “la gente” dieron lugar a decenas de notas en la prensa gráfica. Sobre las mentiras vertidas se dijo poco y nada: el debate giró todo el día en torno del dedo índice de Fernández. Gestos, imágenes y sensaciones, a la misma altura que los contenidos verbales.

A esto se sumó la parcialidad de la labor periodística de quienes condujeron los debates. En 2015 había sido muy evidente: durante la primera ronda, a Macri le habían abierto el micrófono para una palabra final fuera del acuerdo (aprovechó para jactarse de su buen estado físico) y la última frase que escuchó la audiencia fue la de Luis Novaresio, el hombre de América TV, diciendo: “Gracias por demostrar que sí se puede en la Argentina” (usaba el eslogan “Sí, se puede” de la campaña del PRO). Pero eso no fue todo. En ambos debates de ese año, Marcelo Bonelli, del Grupo Clarín, aprovechó su turno para hacer una descripción sombría del estado de la economía que evidentemente perjudicaba al candidato oficialista. Incluyó además una referencia incorrecta al índice de pobreza infantil de UNICEF (por supuesto, exagerándolo). Nada de esto sucedió en esta primera ronda de 2019: por un acuerdo entre candidatos, los periodistas debieron limitarse a presentar a los oradores y medir el tiempo y no pudieron editorializar durante sus intervenciones, algo que lamentaron más de una vez en la previa.

Así y todo, los sesgos políticos de los conductores y de sus medios de pertenencia se hicieron notar. Los canales de TV aprovecharon la atención de una gran audiencia para editorializar sin dificultades desde los estudios, antes y después del debate. Pero además, la propia selección de los periodistas a cargo de la conducción de los encuentros de 2019 recayó sobre notorios antikirchneristas, incluyendo caras emblemáticas del “periodismo de guerra” del Grupo Clarín. Los profesionales más conocidos entre los que se identificaron con el kirchnerismo, por el contrario, quedaron fuera. El supuesto “campo neutral” para el debate no fue tal e, implícitamente, se dio legitimidad a las voces de algunos y no a las de otros.


La costumbre de organizar debates televisivos entre candidatos se difundió desde los Estados Unidos. Aunque hubo algunos antecedentes, el 26 de septiembre de 1960 se realizó en Chicago el primero de escala nacional, con el famoso cruce entre Richard Nixon y John Fitzgerald Kennedy. Desde entonces la práctica fue copiada por otros países y hoy se celebra en casi la totalidad de América Latina. ¿Significan realmente una contribución a la calidad democrática? En su país de origen los especialistas no están convencidos. Algunos los apoyan, pero otros han advertido que no ayudan a percibir los defectos y virtudes de los candidatos ni mucho menos la conveniencia de sus propuestas. Según sus detractores, los debates resaltan la habilidad de los políticos en el arte de la elocuencia, el magnetismo de su personalidad, su capacidad de manejar los tiempos televisivos o el atractivo de su imagen, antes que sus dotes de buen demócrata o la pertinencia de sus ideas. Lo que el público ve es una actuación, y es eso en definitiva lo que juzga. Una actitud o un rasgo físico poco agradable (como la sudoración nerviosa de la frente de Nixon en 1960), un momento de titubeo captado por la cámara, una acusación repentina, un mal chiste, una gestualidad agresiva o un pequeño error al hablar pueden afectar el voto. No porque demuestren que el político en cuestión sea menos capaz, sino porque crean la sensación de que lo es. Por supuesto, el público no decide sólo por lo que ve en un debate; puede informarse de muchos otros modos. Pero las encuestas muestran que una porción importante del electorado estadounidense confía en ellos como referencia principal (a veces única) a la hora de decidir su voto.







En la Argentina el formato se abrió camino a partir de un impulso decisivo que vino del campo empresarial. La iniciativa nació en 2014 en Pilar, en las aulas de la Escuela de Negocios de la Universidad Austral, entre un grupo de docentes e hijos de poderosos empresarios, algunos de ellos de conocida vinculación con el macrismo. La impulsó luego CIPPEC, un think tank fundado por personas que luego pasaron a ocupar altos cargos en distritos gobernados por el PRO y cuyos fondos provienen, entre otras fuentes, del gobierno norteamericano y de corporaciones multinacionales. La organización fue puesta en manos de una ONG creada para la ocasión, Argentina Debate, conformada por personas del mismo perfil sociopolítico y con un coordinador general que también terminaría designado como funcionario del PRO. Luego vino el acuerdo con los medios, por el que se dividieron la conducción del evento tres periodistas de los principales canales privados. El lugar elegido para el debate fue la Facultad de Derecho de la UBA, como para dar una falsa apariencia de cosa pública a lo que fue, en esencia, una iniciativa 100% del sector privado.

Faltaba todavía garantizar la participación de los candidatos. Y en 2015 la presión fue implacable: se exigió que los aspirantes a la presidencia se prestaran a una iniciativa mediática de origen empresarial, bajo el argumento extorsivo de que no hacerlo era prueba de insuficiente vocación republicana. La oportunidad de darse a conocer para los de menos intención de voto hizo lo suyo, de modo que todos aceptaron el convite, con excepción de Daniel Scioli, quien decidió no participar en la primera ronda. Por ello fue duramente castigado: la producción del evento decidió dejar un atril vacío en escena, de modo que su ausencia fuera visualmente sugerida como una falta de respeto a la “sana costumbre republicana” del diálogo, según las palabras de uno de los conductores de esa noche. Scioli aprendió la lección y concurrió a la segunda vuelta. La victoria de los medios quedó refrendada poco después, cuando el Congreso retomó la idea y le dio fuerza de ley (aunque les costara, como pequeña derrota, perder la potestad final sobre la organización, que ahora pasó a la Cámara Nacional Electoral).


Que la imposición de los debates implica la victoria de la lógica mediática sobre la del campo político se notó en el predominio de las formas y los códigos visuales por sobre los contenidos verbales de los candidatos. Alberto Fernández debe soportar hoy que la atención esté sobre su dedo índice y no sobre lo que dijo. Pero no es menos cierto que sus propias intervenciones –como las de Macri y varios de los demás candidatos– tuvieron el formato de pequeños spots publicitarios. Más que un debate, fue una sucesión de propagadas y slogans.

Como evento público, los debates están pasando a ser el clímax de la campaña electoral. Reemplazan así al otro acontecimiento que antes ocupaba ese lugar: el de los actos callejeros de cierre de campaña. La diferencia entre ambos no es menor. Ciertamente, los dos son puestas en escena, pero los sentidos que transmiten son diametralmente opuestos. La diferencia fundamental es que en los actos el candidato le habla a una multitud. Por supuesto que no se trata del Pueblo argentino, sino apenas de una parte: los militantes, votantes y curiosos que se acercan ese día. Pero de cualquier manera se trata de un colectivo interesado en la política que se hace presente para apoyar a su dirigente preferido. En la tradición argentina, además, la multitud “dialoga” con su referente: grita y exige definiciones, impone consignas con sus cánticos, lleva demandas en sus carteles, en fin, interpela al candidato de muchas maneras. Se trata, en definitiva, de una puesta en escena en la que la movilización colectiva y la voz popular tienen un lugar.

Por contraste, en los debates en TV los candidatos son sólo interpelados por otros candidatos y por periodistas. No hay participación de multitudes. De hecho, a los invitados que presencian el show se les exige permanecer en estricto silencio. El público implícito no es un colectivo activamente movilizado: por el contrario, se compone de individuos que miran cada uno la televisión, pasivamente, en el espacio privado de sus hogares. Los propios candidatos apelan a ellos en tanto individuos. Macri, por caso, abrió su primera intervención en el segundo debate de 2015 diciendo: “Quiero empezar hablándote a vos, que estás en tu casa, terminando el fin de semana en familia, preparándote para ir a trabajar mañana” (estilo impensable en un acto callejero, donde la presencia popular obliga a referir a lo colectivo). También Scioli arrancó saludando a las “familias de todo el país”. En este evento, la presencia popular es doblemente borrada de una escena en la que no aparece de cuerpo presente y sólo es aludida como conjunto de individuos aislados.

Pero la supresión del protagonismo popular es incluso más profunda. Porque ante la falta de su presencia y de su voz, los que se autoproclaman sus representantes, en la puesta en escena, son los periodistas. En el debate de 2015 lo hicieron de manera candorosa. Rodolfo Barili, el hombre de Telefé en la conducción, fue el más entusiasta en el intento de borrar de la vista el papel central que ocupaban él mismo y sus colegas: en la primera vuelta afirmó que, en la preparación del evento había participado “toda la sociedad argentina” (algo evidentemente falso). En la segunda, sostuvo que lo que sucediera desde el comienzo de la emisión “no está en nuestras manos; forma parte de la historia”; al comprobar la abundancia de menciones al debate en Twitter, agregó que “la República Argentina, el ciudadano que va a elegir a uno o a otro, ha estado pendiente de este debate” y aprovechó para despedir a los candidatos agradeciéndoles “en nombre de toda la sociedad”. Apelando a la misma legitimidad, Novaresio asumió el papel de legislador cuando proclamó, en la primera vuelta, que el debate se transformaba desde entonces en “un bien público” y un “derecho de los ciudadanos”. En la segunda vuelta llevó su potestad legislativa hasta el futuro, al agregar, en tono imperativo y arrogante, que “desde hoy y para siempre” en la Argentina habrá debates televisivos.


Al actuar como si su propio protagonismo no hubiese existido, como si su voz pudiera confundirse con la de “la gente”, como si el show hubiese sido definido por la ciudadanía y respondiera a sus derechos, los periodistas se asumían como única voz autorizada a representar al Pueblo antes de que éste se expresase en las urnas. Asumían para sí la legitimidad que le cabría al Pueblo como sujeto (un atributo que en los cierres de campaña está al menos puesto en la escena a través de la presencia vociferante de una multitud ahora borrada del mapa). Y además, contribuían a definir al Pueblo como una colección de individuos sentados pasivamente frente al televisor, decidiendo qué candidato le parecía el mejor. O, dicho de otro modo, en un tipo de actividad que se vuelve difícil de distinguir de la del consumidor, puesto a elegir entre los productos que ofrece la publicidad con sus imágenes y slogans.

Jaime Durán Barba, desde hace años el estratega de campaña de Macri, lo dice sin tapujos: la comunicación política debe ocuparse de gerenciar las sensaciones. Argumentar es cosa del pasado. El tiempo de la palabra terminó: hoy reina la imagen y “la forma es el mensaje”. Alejandro Rozitchner, uno de los asesores más cercanos a Macri, coincide desde uno de sus libros: el dirigente político debe evitar dar explicaciones. Mejor es que sea como un “artista” que se comunica con el votante a través de sensibilidades y emociones.

Los debates presidenciales, al menos tal como vienen funcionando hasta ahora, colaboran con esa concepción. Lo que importa de ellos no es el supuesto diálogo que habilitan –por otro lado inexistente– sino justamente su formato, la manera en que moldea lo que puede decirse, el contrapunto que establece implícitamente con la movilización callejera, el modo en que obliga a la moderación de los gestos y, con ella, de la propia política. Si algo muestra la imposición de ese formato, como si fuese la expresión única e indispensable de la conversación democrática, es el avance de la visión empresarial sobre el espacio público, el de los medios de comunicación sobre la política, el de la imagen sobre la argumentación, el del espectáculo sobre la deliberación, el del individuo pasivo sobre la ciudadanía como colectivo activo.

Elecciones 2019: el lunes 28 se perfila como la línea de partida, ante el riesgo de un estallido social

La futura coalición de gobierno se enfrenta a un desafío mayúsculo que no admitirá errores. Además, hay temor por lo que pueda hacer Smartmatic y el exceso de confianza que generó el resultado de las PASO.


Nicolás Lantos





Para anotar en la larga lista de particularidades argentinas: una semana antes de una elección clave, nadie está pensando en lo que suceda ese domingo sino que la expectativa está monopolizada por lo que pase al día siguiente. El lunes 28 asoma en el horizonte como la línea de llegada de este largo esfuerzo de casi cuatro años. La sociedad argentina llega con la lengua afuera. El cuarenta por ciento de las personas que viven en este país, sufriendo a diario privaciones indignas e innecesarias. Pero también los empresarios, que en su mayoría salieron perdidosos de este experimento en el que tanto habían puesto, tal como quedó claro durante el último coloquio de IDEA, tan devaluado que no asistieron ni Alberto Fernández ni Mauricio Macri, quien en cambio eligió hacer una desangelada call ante una sala semivacía.

El problema es que esa marca en el calendario no es una línea de llegada sino más bien lo opuesto. A partir de esa mañana, cuando se despeje la resaca propia de los festejos de unos y las penas de otros, las cosas estarán en manos del nuevo presidente. Cuarenta y cuatro días antes de que el pase de mando se haga efectivo, según prevé la ley, el nuevo mandatario tendrá la responsabilidad de terminar de inmediato con el vacío de poder que se instaló en el país la noche del 11 de agosto, cuando Macri mandó a dormir a los argentinos sin reconocer el contundente diagnóstico de situación que le habían dado las urnas. No se puede pedir a la sociedad que espere un mes y medio más: para muchos argentinos es cuestión de vida o muerte, sin metáforas. Tampoco es razonable darle semejante ventaja a quienes ya comenzaron a conspirar para poner condiciones al gobierno entrante.

Esta semana vimos imágenes de violencia urbana en Barcelona, Culiacán, Santiago de Chile, Hong Kong y Quito. Cada una de ellas con sus propios motivos, todos diferentes, pero que marcan, con sus postales similares y simultáneas en las pantallas que miramos a diario, una tendencia global de impotencia gubernamental y ruptura de los lazos de representación. En la Argentina, la memoria de heridas sociales del pasado que aún no cerraron, el trabajo territorial de organizaciones sociales y políticas, intendentes y gobernadores, y el horizonte de un cambio próximo de dirección contuvieron hasta ahora los desbordes. El riesgo no está extinto para nada. Durante esos cuarenta y cuatro días en el limbo, con las fuerzas de seguridad aún bajo las órdenes de Macri y Patricia Bullrich, cualquier chispazo puede terminar en tragedia.

Y estamos parados sobre un magiclick gigante. El lunes los mercados abrirán al alza, empujados por la brecha creciente entre el dólar oficial y los tipos de cambio paralelos, por la cercanía a los comicios y porque quienes jugaron a la timba estos cuatro años buscarán maximizar ganancias antes de que se acabe el curro. Los medios, seguramente, dirán que es culpa de algo que diga o deje de decir el candidato del Frente de Todos esta noche en el segundo debate. Las chances de que el lunes posterior a la elección haya otro salto de la divisa, como sucedió el 12 de agosto, son altas si no se toman las precauciones correspondientes. Ni Macri, ni el presidente del BCRA, Guido Sandleris, están actuando en ese sentido. El viernes volvió a dispararse la caída de reservas, que ya suma más de cuatro mil millones de dólares desde que Fernández le pidió a Macri que las preservara.

Sin margen para otra cosa, el presidente electo deberá comenzar a gobernar en cuanto se confirme su triunfo. Los equipos del Frente de Todos trabajan con ese objetivo en mente. A primera hora del lunes, Fernández presentará sus equipos, al menos en el área económica, para designar interlocutores con todas las partes y abocarse al diseño del plan social que marcará los primeros meses de su gobierno. Una parte de este trabajo ya se está realizando sotto voce desde hace algunas semanas. Además, buscará darle actividad al Congreso, que durante los últimos dos años permaneció en estado de animación suspendida: antes del diez de diciembre quiere tratar algunos proyectos que ya están en marcha (como la ley de alquileres y la ley de góndolas) y enviar un par de iniciativas más. Sus hombres de confianza en ambas cámaras aseguran que tendrá número para aprobarlas sin problemas.

Hay, en cambio, otra preocupación en las filas del peronismo: a partir de la diferencia contundente que se obtuvo en las primarias, hubo un relajamiento en cuanto al interés que suscitan las irregularidades en el proceso de escrutinio provisorio, a cargo de la empresa SmartMatic. Los apoderados del Frente de Todos aseguran que los resguardos son aún menos que en agosto y temen que Juntos por el Cambio busque enturbiar el resultado para posponer el reconocimiento de la derrota y estirar la incertidumbre. Hace diez días, la juez María Romilda Servini consideró que la contratación de SmartMatic debe ser investigada en el fuero penal, el mismo día que varios cyberactivistas que habían denunciado las fallas de ese sistema fueron detenidos por la Policía Federal con la excusa de que habían participado de una filtración de datos de las fuerzas de seguridad.

El lunes 28, Fernández se encontrará con una madeja de cables rojos y una luz que titila, recordándole que no tiene un segundo que perder si quiere evitar la explosión. No estará solo. Como pudo verse el jueves en La Pampa, encabeza una coalición política de envergadura notable, quizás la más importante que haya encarado un gobierno en Argentina desde 1983. El desafío es de un nivel equivalente y la solidez del armado estará puesta a prueba desde el día uno, por cuestiones endógenas y exógenas. Las herramientas formales con las que contará el Presidente para desarmar la bomba serán escasas y muchas dependen de la voluntad de cooperación de su adversario, que hasta ahora resultó cercana a cero. Lo que le falte, deberá suplirlo con política. No hay excusas: es el reto para el que se preparó toda su vida.

Joseph Napolitan the father of modern political consultancy


Arde Santiago: Piñera envía tanques a reprimir las protestas por el aumento del metro

Desde la dictadura de Pinochet no se veían tanquetas militares en las calles de Santiago. Segunda jornada de protestas violentas luego de un aumento del 92% del pasaje de subte.


El presidente chileno Sebastián Piñera trabaja esta tarde en una serie de anuncios para contener a los manifestantes chilenos que entre ayer y hoy pintaron a Santiago de saqueos y desmanes.

De momento y en un intento de contener a las multitudes de manifestantes, el presidente dictó pasada la medianoche el "estado de emergencia" en la Región Metropolitana de Santiago de Chile, instancia previa al estado de sitio, y sacó a los militares a la calle. En las principales avenidas de Santiago se ven tanquetas, algo que no sucedía desde el fin de la dictadura de Pinochet.

La protesta comenzó el lunes con una convocatoria en las redes sociales a una "Evasión Masiva" del pago del boleto del Metro (el subte) en respuesta a la decisión de elevar el costo de un viaje de 0,6 dólares (420 pesos chilenos) a 1,15 dólares (830 pesos), lo que representa un aumento del 92% y el incremento del costo de transporte al 10% del salario mínimo. La medida fue esencialmente acatada por jóvenes y estudiantes, que fueron violentamente reprimidos por los carabineros el día viernes. Esto despertó una oleada de repudio y manifestaciones que fueron desde cacerolazos a incendios de colectivos, destrucción de algunas estaciones del Metro y saqueos.

Este sábado las manifestaciones se extendían por la Región Metropolitana con distinto grado de virulencia y sin referentes políticos que lideraran las protestas, en un marcado paralelismo con los chalecos amarillos franceses, que señalan su rechazo al alto costo del agua corriente, el privilegio de los militares de contar con una pensión pública (en Chile el sistema jubilatorio es esencialmente privado y no permite superar el 60% del salario mínimo para la mayoría de los jubilados) y un repudio generalizado a la clase política que se expresó con cacerolazos.

Grupos radicalizados, por su parte, incendiaron entradas al Metro -que cerró sus puertas ayer-, colectivos y también la sede de la empresa ENEL, distribuidora de energía eléctrica. Precisamente la suba del pasaje del Metro se justificó por la suba del costo de la energía.

En tanto este sábado, los más violentos se concentraron este sábado en la zona de Plaza Italia donde chocaron con carabineros primero y militares también.

El descontento se manifestó también en las redes sociales con insultos hacia Piñera acompañados de una foto que lo mostraba al presidente chileno cenando en una lujosa pizzería mientras parte de la ciudad estaba en llamas. Fue luego de esta cena y tras reunirse con sus ministros que el presidente decretó el "estado de emergencia", que suspende derechos civiles y habilita a los militares a salir a las calles "para retornar al orden público".

Analistas políticos, en línea con el caso francés, prevén que no bastará con la revisión del aumento de la tarifa del metro para aplacar el descontento social de los santiaguinos.

Macri habló ante una multitud en el Obelisco y llamó a dar vuelta la elección

Pidió salir a convencer a los indecisos y a que sea la elección de mayor asistencia desde 1983. La marcha se replicó en otras ciudades del país y del exterior

  Macri habló en el escenario montado al norte del Obelisco junto a su esposa Juliana Awada y su compañero de fórmula Miguel Pichetto
Una multitud se acercó al microcentro porteño a apoyar la reelección del Presidente
Macri aprovechó la ocasión para saludar y mezclarse entre la gente



 






El presidente Mauricio Macri llamó hoy a "dar vuelta la elección" de las PASO en los comicios del próximo 27 de octubre y a "no volver al pasado" ante una multitud en la denominada "Marcha del millón" en el Obelisco porteño, que se replicó en ciudades del interior y del exterior.

"Juntos tenemos futuro y vamos a dar vuelta la elección", afirmó Macri acompañado en el escenario por su esposa, Juliana Awada, y el candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio, Miguel Pichetto.

El mandatario, quien busca su reelección, sostuvo que "el domingo 27 es la elección real", y manifestó que "no es cualquier elección, porque define nuestro presente y futuro en muchos años". En ese sentido, pidió "salir a convencer a los que todavía están dudando", y "decirles a los que están enojados o que estén dudando que los necesitamos, no yo como persona, sino todos los argentinos", porque "se define la Argentina en la que queremos vivir".

El acto en el Obelisco representó la edición más importante de la marcha del "Sí, se puede", con la que el oficialismo guió su campaña para las los comicios generales a través de la realización de 30 movilizaciones proselitistas en 30 ciudades. La misma había comenzado el 28 de septiembre en Barrancas de Belgrano ( Ciudad de Buenos Aires), y culminará con el cierre de campaña del próximo jueves 24 de octubre en Córdoba.

"Tiene que ser la elección de mayor asistencia desde 1983, por eso, todos a votar!", expresó Macri hoy en el acto, en el cual también estuvieron presentes la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

Macri, quien pidió enfáticamente "fiscalizar" los comicios, destacó ante manifestantes que ocuparon varias cuadras de la avenida 9 de Julio: "demostramos que podemos tener políticas asistenciales sin clientelismo", y que "se puede gobernar mostrando el futuro que podemos construir".

"Se viene una etapa de crecimiento, de mejor trabajo y de alivio para los argentinos", prometió desde el escenario montado en la avenida 9 de Julio y Lavalle.

La intención de Juntos por el Cambio fue replicar de alguna manera la marcha del sábado 24 de agosto, cuando el Presidente había salido a saludar imprevistamente al balcón de la Casa Rosada a quienes se habían movilizado en su apoyo luego de su derrota en las PASO. Aunque en esa ocasión se había tratado de una autoconvocatoria de ciudadanos adherentes al Gobierno y no de una organización oficial como hoy.

En el Obelisco, Macri afirmó asimismo que "somos una mayoría que muchas veces miramos en silencio, a veces hasta con miedo, creyendo que la política era algo que había que mirar de lejos, que mejor no meterse porque nunca iba a cambiar".

"Y sin darnos cuenta fuimos regalando espacios, dejando el país en manos de unos pocos que se creyeron dueños del Estado y de lo público, que fueron por todo y hasta por nuestra libertad", advirtió ante los manifestantes que cantaban consignas como "justicia" y "sí, se puede".

En ese sentido, destacó que "por suerte fuimos despertando, juntándonos, alzando la voz y diciendo basta", y dijo que "así se van formando las revoluciones, con pequeñas rebeliones de gente que se va juntando. Esta es la rebeldía de la gente en paz y no queremos violencia, pero no estamos dispuestos a dejarnos llevar por encima una y otra vez".

"Estamos acá para decir que no nos vamos a quedar callados viendo como nos roban el futuro. No nos vamos a quedar callados por más que pensemos distinto. Ya lo vivimos muchas veces, con deditos, con atril, con canchereadas, con soberbia", manifestó Macri en referencia a la performance del candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández, en el debate del domingo pasado.

Y expresó que "no aceptamos que quienes destruyeron el país ahora nos digan con el dedo en alto que ellos son los que saben".

"Vamos a seguir teniendo desafíos que enfrentar, pero no lo vamos a resolver volviendo a los mismos del pasado", agregó el mandatario, y pidió que "no caigamos en espejismos, en las mismas promesas vacías de aquellos que tantas veces nos defraudaron con las mismas frustraciones de siempre, con los abusos que no queremos más, los privilegios defendidos con mentiras y patotas, no caigamos otra vez".

El presidente, que fue el único orador en el acto donde la mayoría de los manifestantes concurrieron con banderas argentinas, saludó al comenzar su discurso a "los compañeros venezolanos que nos acompañan, que defienden los valores que en su país perdieron".

La marcha en el Obelisco se replicó en ciudades del interior del país como Tucumán, Mendoza, San Luis y Bahía Blanca, entre otros puntos, mientras que en el exterior se hizo en Madrid, París, Londres, Roma, Sidney, Toronto y Melbourne, Ciudad de México, Miami, Los Angeles, Montevideo y Río de Janeiro.

Tres de Febrero: Valenzuela muy abajo en las encuestas, llama abiertamente a cortar boleta contra Macri



Valenzuela no para de caer en las encuestas y recurre al corte de boleta como últio recurso. Sabe que Macri resta y mucho y quiere despegarse todo lo posible de Macri.

El intendente salió a seducir votantes kirchneristas y el municipio sacó un video institucional que enseña a cortar boleta.

Los intendentes de Cambiemos ya no se molestan ocultar que apuestan al corte de boleta contra Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Sin llegar al punto de negar al Presidente como el candidato radical en Mendoza, el macrista Diego Valenzuela salió a blanquear públicamente su estrategia y a pedir el voto cruzado con el kirchnerismo.

El jefe comunal de Tres de Febrero celebró en una entrevista que presuntos votantes kirchneristas hayan expresado en un evento organizado por el municipio que van a cortar boleta por él.

"Pidieron el micrófono de manera espontánea y dijeron: 'somos kirchneristas y apoyamos a Diego y vamos a cortar' y lo dijeron ellos", aseguró Valenzuela. "Son personas que ven a su barrio mejor y se animan a tener una discusión madura y claramente esa persona no puede venir a la boleta completa porque ya tiene una posición tomada y yo tengo que ser agradecido porque alguien sea otra filiación partidaria nos confíe el gobierno municipal en base a lo que venimos haciendo", completó.

Valenzuela fue uno de los intendentes del PRO que se interesó en el "método San Miguel" de corte de boleta. En esa ciudad en las PASO se dio el mayor corte a favor de la gestión local, que ya había tenido una experiencia positiva en 2015.

Además del llamado público a cortar boleta, Macri y Vidal ya no aparecen en la cartelería oficial de campaña de Valenzuela, además de la súbita aparición de dirigentes peronistas que alientan el corte e inundan la ciudad con carteles alusivos, algo que también sucede en el resto de los distritos donde los intendentes macristas perdieron las PASO.

Otro método que se repite en distintos distritos es el impulso institucional para el corte de boleta. Ya lo hizo días atrás la municipalidad de Lanús y ahora lo repitió Valenzuela. A través de la página oficial del municipio, el intendente difundió un video con un instructivo sobre como cortar y la marca del "tijeretazo" en el tramo local.

En las PASO, el Frente de Todos sumó casi 47 puntos con cinco candidatos a intendentes (se impuso Juan Debandi) contra 35 por ciento de Valenzuela. El intendente sacó casi los mismos votos que Vidal, pero 9 mil votos más que Macri (30,75%). Los porcentajes del peronismo fueron similares en todas las categorías.

Chile decreta el estado de sitio por las revueltas contra el precio del subte

El Gobierno de Sebastián Piñera restringe las garantías constitucionales y moviliza al Ejército en la capital ante el desborde de las protestas

Una vista de la estación de metro Macul, tras las protestas. En vídeo, imágenes de los disturbios.


El Gobierno de Sebastián Piñera ha decretado este viernes por la noche Estado de Emergencia y ha cedido el control de Santiago a los militares, en un intento para controlar el caos en la capital. Se restringirá la libertad de reunión y locomoción y el presidente designará un jefe de la Defensa Nacional del Ejército, que se hará cargo de las provincias de Santiago y Chacabuco de la Región Metropolitana. La decisión extrema ha sido el corolario de una jornada de violencia que se agravó con el paso de las horas y pareció salirse de control.



Las protestas por el alza del precio del metro, que se agudizaron este jueves y viernes, derivaron en acciones vandálicas como no se había visto en décadas en Santiago. Los incendios se han replicado en estaciones de metro, autobuses, monumentos públicos, bancos, supermercados y universidades. La sede central de la eléctrica ENEL, en el centro de la capital, fue incendiada por un grupo de delincuentes que a esta hora actúan con total impunidad y a rostro descubierto. Las principales calles parecen tomadas por los vándalos. La clase política, tanto del oficialismo como de la oposición, no han estado a la altura de la emergencia.

"El Gobierno convocará a un diálogo transversal para que los más necesitados tengan la ayuda que necesitan", ha indicado esta madrugada Piñera desde La Moneda, sede del Gobierno.

Pese a que el presidente Piñera presumía hace solo algunos días de que su país era una especie de "oasis" en América Latina, las revueltas han desbordado a las autoridades. La red de metro de Santiago de Chile, uno de los mejores símbolos del país por su orden y buen funcionamiento, se ha convertido en el escenario de inéditas manifestaciones por el aumento de costo del pasaje, por lo que ha cerrado por completo. En diferentes sitios de la ciudad se han producido enfrentamientos entre los manifestantes y carabineros. Diversas estaciones resultaron destruidas producto de la violencia, según informan los propios trabajadores del subterráneo.

Las entradas masivas de usuarios saltando los accesos sin pagar comenzaron la semana pasada, en paralelo al alza del precio del pasaje, pero las movilizaciones se agudizaron durante las últimas 48 horas. Hasta este jueves, los destrozos estaban valorados en al menos unos 700.000 dólares, pero no existe todavía un nuevo balance sobre el estado en que han quedado muchas de las estaciones.

La situación general en la capital es de caos. Toda la red de metro, que transporta diariamente a 2,8 millones de personas, ha cerrado sus accesos por lo menos hasta el domingo. Miles de trabajadores caminaron por las principales avenidas —Apoquindo, Providencia y la Alameda— en busca de transporte público para regresar a sus hogares. Las paradas de autobuses, repletos de gente, no dieron abasto y no se encontraron taxis vacíos. Los coches generaron atascos en las principales calles, la policía desvió el tránsito en las zonas céntricas, los centros comerciales cerraron anticipadamente.

Desde la inauguración del sistema de transporte público Transantiago en 2007 —actualmente rebautizado como Red Metropolitana de Movilidad— el precio del billete ha subido una veintena de ocasiones. Hace 12 años tenía un valor de 420 pesos (0,59 dólares) y con la última alza pasó de 800 a 830 (1,13 a 1,17 dólares), lo que desató las protestas. Los sueldos no van de la mano con el aumento del precio de transporte.
Un desafío a Piñera

Estas manifestaciones representan un desafío político para el Gobierno chileno, que hasta ahora ha reaccionado con medidas policiales poco eficaces. Las protestas por el alza de precios en el metro reflejan un descontento profundo que —a diferencia del de 2011, protagonizado por los estudiantes con una clara agenda de cambios— resulta difícil de analizar.

Según apuntan sociólogos como Eugenio Tironi, se observan elementos similares a la protesta de los chalecos amarillos en Francia: ciudadanos de clase media golpeados por el coste de la vida y dificultades para llegar a fin de mes, que hacen transgredir masivamente la norma y logran colapsar el sistema policial y legal. La analista política y académica de la Universidad de Santiago Lucía Dammert explica que la población de menos de 25 años se rebela frente a las injusticias porque está cansada de ver a sus padres y abuelos trabajando para sobrevivir.

Los llamamientos a sumarse a las protestas —evasiones masivas, se les llama en Chile— circulan a través de las redes sociales. Indican el día, la hora y la estación en la que deben congregarse los manifestantes. De acuerdo con las imágenes, las protagonizan estudiantes, en su mayoría. Hasta ahora no está del todo claro si tienen el apoyo del resto de la población, sobre todo por los hechos de violencia que han protagonizado algunos grupos. Parece, sin embargo, existir un cierto consenso sobre los problemas que existen en el país. Según un reciente informe de la Universidad Católica, por ejemplo, el valor de las propiedades ha subido hasta 150% en el Gran Santiago en la última década, mientras que los ingresos lo han hecho solo en un 25%. En un país donde la salud y educación pública enfrenta serios problemas, un 70% de la población gana menos de 770 dólares mensualmente y 11 millones de chilenos tienen deudas, según cálculos de la Fundación Sol.



Repercusiones políticas

La clase política parece desconcertada ante el fenómeno, porque aparentemente no se trata de una movilización donde se agrupen las tradicionales fuerzas de la izquierda y de la derecha. Una buena parte de los líderes de opinión ha condenado la violencia, que ha quedado registrada en cientos de vídeos que circulan en las redes sociales. Para el diputado democristiano de oposición Matías Walker, “la desobediencia civil es válida frente a las dictaduras, no en democracia, donde existe derecho a la manifestación pacífica, también contra alzas en el transporte”. Para el parlamentario, no se justifica de ninguna forma “la destrucción de bienes que son de todos, y que ya se quisieran en regiones”.

Una parte de la oposición ha puesto su mirada sobre el uso de la fuerza policial que ha empujado La Moneda. “Expreso mi total rechazo a cómo Carabineros actúa frente a manifestantes en San Miguel. El Gobierno debe revertir el alza de los pasajes, esa es la mejor respuesta. #EvasionMasivaTodoElDía #metrosantiago”, escribió en Twitter el diputado y presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier.

Una de las líderes del Frente Amplio de izquierda, la excandidata presidencial Beatriz Sánchez, interpeló al Gobierno a través de las redes sociales: “¿En serio la discusión para las autoridades es si van a poner tres o cinco candados en la puerta del metro o si mandarán 10 o 15 carabineros? ¿No ven la desesperación de una familia que gana el salario mínimo 301.000 pesos (424 dólares) y que gasta 33.500 pesos (47 dólares) al mes para ir al trabajo? #EvasionMasiva”.

Un grupo de expertos ha determinado el alza del pasaje del metro y las autoridades lo han justificado por la guerra comercial y el aumento del dólar frente al peso, el incremento del coste de la energía y la potencia eléctrica junto con la trayectoria del IPC. El precio del metro de Santiago de Chile es uno de los mayores de la región. Está por encima del de Sao Paulo, Buenos Aires y Ciudad de México. En horario punta llega a los 830 pesos chilenos, lo que equivale a 1,17 dólares.

China; crecimiento, alimentación y salud

 
La casi meteórica transición de China, que pasó de ser una economía de bajos ingresos a una de medianos ingresos en cuatro décadas, suele percibirse como un milagro similar al desarrollo económico de Japón tras la Segunda Guerra Mundial.

El producto interno bruto (PIB) de China pasó de 200 dólares (actuales) en 1978 a 9.470 dólares en 2018 (según indicadores de desarrollo del Banco Mundial). No sorprende entonces que el crecimiento rápido y casi sostenible haya concentrado el interés de académicos y dirigentes políticos por igual.

China se embarcó en una serie de reformas sistemáticas en su planificada y centralizada economía en 1978, lo que permitió impulsar su crecimiento económico.

En las casi tres décadas que siguieron a las reformas, China multiplicó su crecimiento por ocho con un PIB y PIB por habitante de 9,5 por ciento y 8,1 por ciento respectivamente; siempre midiéndolo en dólares estadounidenses (Hofman and Wu 2009).

Los datos resultan más excepcionales cuando se comparan con la situación anterior de ese país, tanto en el período previo a la reforma, como con respecto a sus contemporáneos en ese entonces.

Con un PIB promedio de 2,1 por ciento, varios países superaban a China en las dos décadas anteriores a las reformas, pero en el período 1978-2005, su PIB por habitante se ubicó en lo alto de una lista de 105 países (Hofman and Wu 2009).

El extraordinario crecimiento de los ingresos parece haber acompañado otros indicadores económicos como el de pobreza y riqueza por adulto.

La pobreza disminuyó en más de cuatro quintas partes en menos de una década, pasando de 17,2 por ciento, en 2010, a 3,1 por ciento, en 2017 (según indicadores de desarrollo del Banco Mundial). Además, hubo un notable aumento de la riqueza por adulto, pasando de 4.292 dólares, en 2008, a 47,810 dólares, en 2018 (según Global Wealth Data Book 2018, Instituto de Investigación del Credit Suisse).

Además, la convergencia entre el momento de las reformas económicas y la transición demográfica disminuyó la dependencia que significa tener una menor proporción de población no trabajadora con respecto a la población económica activa, lo que creó una “tormenta perfecta” para impulsar el crecimiento económico.

La tendencia actual de un crecimiento económico de entre seis y siete por ciento sin duda indica una trayectoria descendente, pero las perspectivas en términos absolutos siguen elevadas.

Sin embargo, las proyecciones indican que ese escenario, más raro que desfavorable, tendrá un esperado y significativo impacto en la composición del perfil etario y epidemiológico de China. Todos los indicadores de salud estándares muestran que culminó lo que los demógrafos llaman transición epidemiológica.

La transición epidemiológica se caracteriza por dos elementos interrelacionados: una mayor concentración de la mortalidad en edades mayores y el predominio de una mortalidad causada por enfermedades degenerativas en comparación con las contagiosas.

La esperanza de vida en China entre 1990 y 2017 aumentó durante casi una década para las mujeres, pasando de 70,7 a 74, 5 años, y en más de una tercera cuarta parte de una década para los hombres, pasando de 66,9 a 74,5 años (según Global Burden of Disease).

El drástico aumento de la esperanza de vida obviamente se traduce en un aumento de la proporción de adultos mayores en la población total.

La proporción de personas mayores de 65 años aumentó a más del doble, de 4,43 por ciento, en 1950, a 9,33 por ciento, en 2015, y las proyecciones indican que aumentará a 11,97 por ciento, en 2020. Un análisis de esa tendencia indica que el número de adultos mayores, a diferencia del período entre 1950 y 1970, no solo aumentó de forma sostenida, sino que lo hizo de forma notoria después de 1990.

La proporción de adultos mayores proyectada de 11,97 por ciento, para 2020, es más del doble de la de 1990, cuando fue de 5,63 por ciento (según “Perspectivas de la Población Mundial 2019: Aspectos Destacados”, de la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas). Las proyecciones, considerando la edad de 60 años como referencia, indican que más de una de cada cuatro personas será un adulto mayor en 2040 (según la Organización Mundial de la Salud).

En cuanto al segundo componente de la transición epidemiológica, las enfermedades no transmisibles son responsables de más de 80 por ciento de las 10,3 millones de muertes prematuras y de 77 por ciento de los años de vida ajustados por discapacidad, lo que no está tan lejos de la situación de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Una revisión de las 10 principales causas de mortalidad entre 2007 y 2017 muestra la concreción de la segunda parte de la transición epidemiológica. Salvo por las lesiones de tránsito, las 10 principales causas de muerte entran dentro de la categoría de enfermedades degenerativas.

Además, tanto en 2007 como en 2017, las principales cuatro causas de mortalidad: embolia, enfermedad cardíaca, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y cáncer de pulmón están casi que inequívocamente relacionadas con el estilo de vida. Las dos primeras, que están vinculadas a la hipertensión, aumentaron 27 por ciento y 54 por ciento entre 2007 y 2017, respectivamente.

Además, aumentó 95,7 por ciento la proporción de muertes causadas por la enfermedad cardíaca hipertensiva, en el mismo período. Esta enfermedad pasó del lugar 11 al ocho.

Asimismo, la clasificación de las enfermedades por su impacto en el número de años de vida perdidos o que causaron muertes prematuras muestra que la embolia y la enfermedad cardíaca isquémica encabezan la lista tanto de 2007 como de 2017.

Además, entre esos años, el aumento de su impacto “mortal” correspondió 21,8 por ciento para la embolia y 43,9 por ciento para la enfermedad cardíaca isquémica. El correspondiente aumento de la enfermedad cardíaca hipertensiva fue de 79,8 por ciento. Y otra evidencia desconcertante del creciente efecto perjudicial de la hipertensión puede recogerse del creciente número de enfermedades que causan discapacidad.

Le embolia pasó del lugar 13, en 2007, al cinco, en 2017. Los efectos combinados que causan más muertes y discapacidad por embolia o enfermedad cardíaca isquémica fueron de más de 25 por ciento y 40 por ciento respectivamente.

Además, con respecto a los 10 países del grupo comparativo preparado por el Proyecto Global Burden of Disease, GBD (carga mundial de la enfermedad), basado en una clasificación regional del GBD de indicadores sociodemográficos y de socios comerciales, los años de vida perdidos y los años de vida ajustados por discapacidad debido a embolia o enfermedad cardíaca isquémica son más elevados en China.

Esos patrones y tendencias claramente muestran una transición hacia un estilo de vida más propenso a la incidencia de enfermedades cardiovasculares, un cambio que empíricamente se ha observado que está asociado al aumento de ingresos, a la mayor urbanización, la globalización y al consumo de alimentos procesados como sustitutos de la comida fresca y casera.

Esto último parece ser un elemento que ha incidido en que el perfil epidemiológico de China se incline hacia enfermedades cardiovasculares como la embolia, la enfermedad cardíaca isquémica y la enfermedad cardíaca hipertensiva. El riesgo asociado a la dieta resultó ser uno de los factores principales para explicar la mayor parte de las muertes y casos de discapacidad en 2007 y en 2017.

Además, hubo un aumento de 29, 6 por ciento del riesgo asociado a la dieta entre esos años (Global Burden of Disease).

Uno de los ingredientes responsable de que los alimentos puedan comerse y/o para mejorar su sabor es la sal. Pero esta es la principal fuente de sodio, y el aumento de su ingesta causa hipertensión y, por lo tanto, eleva las probabilidades de embolia, infarto y de otras enfermedades cardiovasculares.

El consumo de sal promedio para un ciudadano chino es de 10,5 gramos, por encima de los seis gramos recomendados por las Pautas para la Dieta de China (según la Organización Mundial de la Salud).

Además de la sal que se agrega a la comida casera y se lleva a la mesa, su utilización por encima del nivel óptimo se ha atribuido al aumento del consumo de alimentos envasados sumado a la disminución de la ingesta de frutas, verduras y fibras, como granos integrales.

El Índice de Sostenibilidad Alimentaria, que reúne promedios ponderados de indicadores de salud y nutrición, fue creado por la Unidad de Inteligencia de The Economist y el Centro Barilla para la Alimentación y la Nutrición. En él, China se ubica en el lugar 21 entre 38 países para los cuales The Economist también creó el Índice de Desafío Nutricional.


El papel enorme que tiene la sal a la hora de determinar si la dieta de la población es saludable y, por consiguiente sus años con buena salud, cobra mayor preponderancia cuando se considera el hecho de que la población china envejece con rapidez y que los adultos mayores son más susceptibles de tener hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

Además, la disminución del consumo de sal se considera una de las estrategias más rentables para mejorar los índices de salud y reducir el número de muertes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 2,5 millones de muertes podrían prevenirse en todo el mundo reduciendo el consumo de sal a los niveles recomendados.

La OMS, en colaboración con organizaciones locales y el gobierno chino, ha lanzado campañas públicas para generar conciencia y ha ofrecido apoyo para disminuir el uso de sal en hogares, escuelas, ámbitos laborales y la industria alimentaria.

El Consejo de Estado, como parte de la Iniciativa China Saludable 2030, se puso el objetivo de reducir la ingesta de sal en 20 por ciento. Además, la Fundación Barilla encabeza el reconocimiento de la urgencia de reformar la industria alimentaria para ajustarla con una producción sostenible de alimentos saludables, como lo muestra el informe “Arreglando el negocio alimentario, la industria alimentaria y los Desafíos de los ODS”, del 24 de septiembre de este año.

Además del activismo, un área que necesita una evaluación cuidadosa es el gasto estatal en salud. El enlentecimiento del crecimiento económico, sumado al cambio demográfico hacia un mayor número de adultos mayores aumenta la urgencia de planificar el futuro.

Se estima que el gasto en salud se multiplicará por tres y llegará a 10 por ciento del PIB en 2060 (según señalan el Banco Mundial y la OMS este año). Eso cobra mayor importancia considerando enfermedades como la hipertensión, que suele ser consecuencia del elevado consumo de sal. Como la hipertensión es asintomática en sus primeras etapas, es fácil que no haya un diagnóstico temprano.

En China se estima que 13,8 por ciento de los 270 millones de personas con hipertensión tienen controlada la enfermedad (según la OMS). Por ello es fundamental concentrarse tanto en la prevención como en el tratamiento del mal.

El costo de no hacerlo es elevado para la sociedad por la pérdida de años productivos por muerte o discapacidad.

Teniendo en cuenta el respeto que tiene China de la misión de la OMS y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que buscan no dejar a nadie atrás, parece que ese país está comprometido con el objetivo de reducir la ingesta de sal en la próxima década en el marco de una iniciativa mayor de garantizar una vida productiva y saludable a todos sus ciudadanos.

Macri piensa en liderar la oposición


Macri sabe que pierde, y su tropa se queja de nadie loa contiene. Temen. Saben que Comodoro Py será una estación insalvable para muchos. La justicia argentina huele sangre y se sienta a comer.
Macri aprendió de CFK. Quiere retener poder para enfrentar lo que se viene.

"Hay Gato para rato, eso me gusta". En tono de broma, el Presidente Mauricio Macri leía uno de los carteles de la plaza de Corrientes. Pero eligió sumarle un comentario nada antojadizo: quiso dar una pista de su futuro, sea cuál fuere el resultado de las elecciones del 27 de octubre. Es que, en los últimos días, le adelantó a su círculo más íntimo que quiere seguir en política y no se irá a vivir al exterior, tal como se especuló luego de las PASO.

No cree que pueda alcanzar el ballottage –ya ni hablan de "milagro"– y expresó su deseo de rearmar la oposición. "No se va a correr, no se va a la casa ni a pasear por Italia ni a vivir a Madrid", responde  tajante, uno de los hombres más cercanos al Presidente. Otro de sus interlocutores dilectos añade: "Si se va a vivir afuera confirmaría el prejuicio de que son CEOs que no les importa nada y les salió mal. Devaluás todo lo que hiciste. A lo sumo se va al Sur o a Los Abrojos (su quinta familiar) a descansar".

Es más: en Casa Rosada adelantan que la idea de Macri es intentar regresar a muchas de las ciudades que visitó en las marchas del "Sí se puede". "Va a depender de cómo nos vaya, pero si nos acercamos al 40% vamos a volver a casi todas", se entusiasma otro de los colaboradores del mandatario.

"Si gana, Alberto va a necesitar de la oposición y del liderazgo de Mauricio", completa una de las fuentes; y concluye que dada la coyuntura económica los primeros cien días del Frente de Todos van a ser "muy duros y con expectativas incumplidas".

Se trataría, entonces, de un "soft landing" –un aterrizaje suave– de Macri hacia la oposición, aunque con escasa base territorial (quedarían cuatro gobernadores, pero menos de la mitad de las intendencias) y con un escollo adicional: que la transición sea ordenada.

Ahora bien, ¿la oposición se reuniría bajo su liderazgo? Esa será una de las cuestiones claves a dilucidar si se confirman los resultados de las PASO. También habrá otra cuestión medular: si alcanza el ballottage o si supera los 35 puntos tendrá más fuerza para seguir. Por el contrario, en un escenario de derrota escandalosa sus chances se complicarán. Se trata, en definitiva, de una mesa hexagonal o redonda, en lugar de una rectangular donde se pudo sentar como Presidente. De esto ya hablan Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Martín Lousteau, el radical Alfredo Cornejo, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, entre otros.

También subyace, por lo bajo, en las sombras, otro dilema más oscuro: su supervivencia y el futuro judicial. En pasillos del Congreso y de algunos ministerios corrió la versión de que un juez federal –de los más enojados con la Casa Rosada– tiene todo preparado para avanzar contra Macri una vez que deje el poder. Acaso por ello la hipótesis de una candidatura en 2021: los fueros que salvaron a tantos.

De todos modos, quienes estuvieron estos días con el Presidente aseguran que "está enfocado en la campaña". El jefe de Gabinete, Marcos Peña, dejó, desde las PASO, de mirar encuestas cuantitativas. Cree que muchos lo engañaron y, a la vez, lo perjudicaron. Eso sí, entre los suyos, afirma que hay un fenómeno en las plazas que es difícil de medir. "Hay escépticos que dieron por terminado todo en las PASO", dijo Macri ayer en IDEA. Entre ellos habría que sumar funcionarios y candidatos de su propio espacio.

Desde la UCA creen que se puede terminar con la pobreza con el 0,3% del PBI

Así sorprendió el titular del Observatorio de la Deuda Social que depende de la UCA, Agustín Salvia, durante el nuevo Coloquio de IDEA que se dio en Mar del Plata. Pidió un gran “pacto político, económico y social” para superar la crisis en el país.

Durante una exposición en el Coloquio de IDEA en Mar del Plata, el director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina, Agustín Salvia, sorprendió al poner número exactos para que no exista más la pobreza en el país.

Según el dirigente social, requiere de un “gran acuerdo” y representaría el 0,3% del PBI anual del país. Lo que en aproximado equivale a unos 1.300 millones de dólares.

Es por esta razón que hizo énfasis en la necesidad de construir un “pacto político, económico y social” para encontrarle una salida efectiva a uno de los dramas más graves en la sociedad argentina.

De hecho, el terminar con el hambre y la pobreza son a menudo una de las promesas de campaña que más se escuchan, tanto por parte del oficialismo como de la oposición.

"Necesitamos empresarios valientes y solidarios", dijo Salvia, frente a un conjunto nutrido de empresarios de todos los sectores.

"Con $7500 por hogar por mes se puede salir de la indigencia y con $19.000 se sale de la pobreza", detalló después, el director de la UCA, que sorprendió a más de una en el recinto del 55º Coloquio de IDEA.

Según Giacobbe, Alberto Fernández amplia ventaja y crece la imagen negativa de Macri

La última encuesta de Giacobbe & Asociados ratifica el favoritismo en intención de voto del Frente de Todos para las elecciones del 27 de octubre. Es más, el sondeo amplia la ventaja de Alberto Fernández sobre Mauricio Macri que se obtuvo en las PASO.

La intención de voto coloca al Frente de Todos, con una proyección del 51,3 % para el binomio Fernández-Fernández. Por su parte, la fórmula de Juntos por el Cambio integrada por Macri-Miguel Ángel Pichetto, alcanza el 36,3 % de las adhesiones, lejos de la posibilidad de un ballotage. Mucho más atrás aparecen Roberto Lavagna (Consenso Federal) y José Luis Espert (Despertar).



“Los cambios más significativos registrados tienen que ver con la resignificación de la figura de Alberto Fernández en los mapas mentales de una parte de la población. Desde agosto, creció casi diez puntos su imagen positiva y, más importante aún, cambió mucho la nube de palabras con que los votantes lo definen”, expresó Jorge Giacobbe, titular de la consultora a AND Digital. En este sentido, recordó que antes de las primarias, la palabra más utilizada era “panqueque”, y luego del triunfo apareció “esperanza”.

“Creemos que se está solidificando el proceso de idealización positiva en torno a su figura. Los ciudadanos necesitan construir esperanza y depositarla en alguien, aunque pueda parecer forzado para casi la mitad de la población”, reflexionó. Y completó: “probablemente una parte de los argentinos están dando inicio a aquello que luego llamaremos ‘la luna de miel’. Un proceso de protección de aquel objeto donde se depositan las expectativas, al que luego le depositarán todo su desencanto, enojo y castigo en caso de no cumplir con las promesas”.

Lo negativo. Sorprende en el análisis el amplio porcentaje de encuestados que van por la negativa hacia un candidato. Así el 51,5% ante la pregunta "¿Cuál es su posición frente a las elecciones"? en lo que refiere a Macri respondió "quiero que pierda" y un 39,2% "quiero que gane". Del otro lado de la grieta, respecto de Alberto Fernández el 42,9% pidió que sea derrotado, en tanto que un 46,7% pidió el triunfo. El estudio se realizó del 5 al 14 de octubre. Fueron 2500 casos entre PBA y la Ciudad de Buenos Aires.

Las protestas por el precio del metro colapsan Santiago de Chile

Las manifestaciones, en las que ha habido enfrentamientos con la policía y destrozos, han obligado a cerrar todas las estaciones y han provocado la saturación del resto de transportes públicos
Una protesta por la subida del metro en Santiago de Chile.


Santiago de Chile ha sido este viernes por la tarde un verdadero caos. Pese a que el presidente Sebastián Piñera presumía hace solo algunos días de que su país era una especie de “oasis” en América Latina, la capital chilena se encuentra paralizada tras una jornada de protestas que han desbordado a las autoridades. La red de metro de Santiago de Chile, uno de los mejores símbolos del país por su orden y buen funcionamiento, se ha convertido en el escenario de inéditas manifestaciones por el aumento de costo del pasaje, por lo que ha cerrado por completo. En diferentes sitios de la ciudad se han producido enfrentamientos entre los manifestantes y carabineros. Diversas estaciones se encuentran destruidas, producto de la violencia, según informan los propios trabajadores del subterráneo. El Gobierno ha anunciado la aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado, según indicó el ministro del Interior, Andrés Chadwick, para endurecer el castigo contra los arrestados y condenados.



Las entradas masivas de usuarios saltando los accesos sin pagar comenzaron la semana pasada, en paralelo al alza del precio del pasaje, pero las movilizaciones se agudizaron entre ayer y hoy. Hasta este jueves los destrozos estaban valorados en al menos unos 700.000 dólares, pero no existe todavía un nuevo balance sobre el estado en que han quedado muchas de las estaciones. Toda la red de metro, que transporta diariamente a 2,8 millones de personas, ha cerrado sus accesos por lo menos hasta el domingo. Miles de trabajadores caminan por las principales avenidas —Apoquindo, Providencia y la Alameda— en busca de transporte público para regresar a sus hogares. Las paradas de autobuses, repletos de gente, no dan abasto y no se encuentran taxis vacíos. Los coches generan atascos en las principales calles, la policía desvía el tránsito en las zonas céntricas, los centros comerciales cierran anticipadamente.

Desde la inauguración del sistema de transporte público Transantiago en 2007 —actualmente rebautizado como Red Metropolitana de Movilidad— el precio del billete ha subido una veintena de ocasiones. Hace 12 años tenía un valor de 420 pesos (0,59 dólares) y con la última alza pasó de 800 a 830 (1,13 a 1,17 dólares), lo que desató las protestas. Los sueldos no van de la mano con el aumento del precio de transporte.

Estas manifestaciones representan un desafío político para el Gobierno chileno, que hasta ahora ha reaccionado con medidas policiales poco eficaces. Las protestas por el alza de precios en el metro reflejan un descontento profundo que —a diferencia del de 2011, protagonizado por los estudiantes con una clara agenda de cambios— resulta difícil de analizar. Según apuntan sociólogos como Eugenio Tironi, se observan elementos similares a la protesta de los chalecos amarillos en Francia: ciudadanos de clase media golpeados por el coste de la vida y dificultades para llegar a fin de mes, que hacen transgredir masivamente la norma y logran colapsar el sistema policial y legal. La analista política y académica de la Universidad de Santiago Lucía Dammert explica que la población de menos de 25 años se rebela frente a las injusticias porque está cansada de ver a sus padres y abuelos trabajando para sobrevivir.



Los llamamientos a sumarse a las protestas —evasiones masivas, se les llama en Chile— circulan a través de las redes sociales. Indican el día, la hora y la estación en la que deben congregarse los manifestantes. De acuerdo con las imágenes, las protagonizan estudiantes, en su mayoría. Hasta ahora no está del todo claro si tienen el apoyo del resto de la población, sobre todo por los hechos de violencia que han protagonizado algunos grupos. Parece, sin embargo, existir un cierto consenso sobre los problemas que existen en el país. Según un reciente informe de la Universidad Católica, por ejemplo, el valor de las propiedades ha subido hasta 150% en el Gran Santiago en la última década, mientras que los ingresos lo han hecho solo en un 25%. En un país donde la salud y educación pública enfrenta serios problemas, un 70% de la población gana menos de 770 dólares mensualmente y 11 millones de chilenos tienen deudas, según cálculos de la Fundación Sol.

Repercusiones políticas
Una protesta en el metro este viernes.


La clase política parece desconcertada ante el fenómeno, porque aparentemente no se trata de una movilización donde se agrupen las tradicionales fuerzas de la izquierda y de la derecha. Una buena parte de los líderes de opinión ha condenado la violencia, que ha quedado registrada en cientos de vídeos que circulan en las redes sociales. Para el diputado democristiano de oposición Matías Walker, “la desobediencia civil es válida frente a las dictaduras, no en democracia, donde existe derecho a la manifestación pacífica, también contra alzas en el transporte”. Para el parlamentario, no se justifica de ninguna forma “la destrucción de bienes que son de todos, y que ya se quisieran en regiones”.

Una parte de la oposición ha puesto su mirada sobre el uso de la fuerza policial que ha empujado La Moneda. “Expreso mi total rechazo a cómo Carabineros actúa frente a manifestantes en San Miguel. El Gobierno debe revertir el alza de los pasajes, esa es la mejor respuesta. #EvasionMasivaTodoElDía #metrosantiago”, escribió en Twitter el diputado y presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier.
Enfrentamientos entre policía y manifestantes, este viernes.


Una de las líderes del Frente Amplio de izquierda, la excandidata presidencial Beatriz Sánchez, interpeló al Gobierno a través de las redes sociales: “¿En serio la discusión para las autoridades es si van a poner tres o cinco candados en la puerta del metro o si mandarán 10 o 15 carabineros? ¿No ven la desesperación de una familia que gana el salario mínimo 301.000 pesos (424 dólares) y que gasta 33.500 pesos (47 dólares) al mes para ir al trabajo? #EvasionMasiva”.

Un grupo de expertos ha determinado el alza del pasaje del metro y las autoridades lo han justificado por la guerra comercial y el aumento del dólar frente al peso, el incremento del coste de la energía y la potencia eléctrica junto con la trayectoria del IPC. El precio del metro de Santiago de Chile es uno de los mayores de la región. Está por encima del de Sao Paulo, Buenos Aires y Ciudad de México. En horario punta llega a los 830 pesos chilenos, lo que equivale a 1,17 dólares.

La cúpula del HSBC desplazó a Martino por su ligazón con macri





El banquero preferido de Mauricio Macri tiene las horas contadas en Argentina. La cúpula del HSBC decidió desplazar a Gabriel Martino de la conducción de la entidad en el país.

Aunque en el entorno de Martino se habían esforzado en desmentir el rumor, finalmente se confirmó que su salida es inminente. Como suele suceder, será presentada de manera elegante: el banquero será designado en un cargo posiblemente en Londres, según informó El Cronista.

Como también anticipó este medio, su reemplazante será Juan Marotta, el director de la banca de empresas del HSBC para América Latina. Marotta es un argentino radicado en México desde hace varios años que tiene una amplia trayectoria en la entidad y que en los últimos tiempos ya venía absorbiendo funciones de Martino.

La salida de Martino es un efecto concreto de la debacle electoral de su amigo Macri. Sucede que el banquero era prácticamente un ministro sin cartera, que actuaba como consejero presidencial y tenía acceso directo tanto a la Quinta de Olivos como a Los Abrojos.

Su salida fue pensada por la cúpula de la entidad como un "gesto" para descomprimir la relación con Alberto Fernández. Es que en el caso de Martino no había lugar para un "garrochazo elegante", como hicieron otros hombres de negocios que supieron apoyar a Cambiemos, ya que su enfrentamiento con el kirchnerismo fue total.

En su último año de mandato, Cristina Kirchner ordenó al Banco Central que eche a Martino del HSBC por no haber tomado medidas para prevenir maniobras de lavado de dinero, después de la aparición de 4.000 cuentas sin declarar de argentinos en la sucursal suiza del banco. La avanzada kirchnerista incluyó multas de varios millones de pesos y denuncias judiciales contra Martino, que hasta se tomó unos meses afuera del país. Todo el embate judicial se frenó inmediatamente después de la llegada de Macri a la Casa Rosada.

En ese momento, el banquero preferido de Macri no solamente volvió a asumir la conducción del HSBC, sino que también participó en la mayoría de las emisiones de deuda y hasta colocó a la vicepresidenta de la Unidad de Información Financiera (UIF), la entidad pública que se encarga de combatir el lavado de dinero, delito por el cual estaba acusado. Martino fue el único en querer financiar los polémicos proyectos de PPP y estuvo detrás de la elección de Pichetto como vicepresidente.

Rattazzi : "Alberto es mi amigo y lo voy a acompañar".

Rattazzi: "Ojalá venga un peronismo parecido al de Menem"
El presidente de Fiat-Chrysler se entusiasma con un eventual gobierno de Alberto Fernández y asegura: "es mi amigo y lo voy a acompañar".


Cristiano Rattazzi es sin lugar a dudas uno de los empresarios más identificados con Mauricio Macri. Fue fiscal de Cambiemos en varias elecciones y apoyó al gobierno en todo momento, aunque nunca dejó de marcar sus diferencias. A veces, con tanta vehemencia que le trajo serios reproches desde el interior de la Rosada.

Ahora, en medio de un Coloquio de IDEA repleto de caras largas por la derrota oficialista, él mantiene el optimismo y se muestra entusiasmado con un eventual gobierno de Alberto Fernández, a quien considera su amigo.



"Lo voy a acompañar, voy a apoyar a cualquiera que venga para hacer un país mejor", asegura a LPO, casi como una justificación para dejar en claro la ausencia de contradicciones. Es que, lejos de haberse alejando de su filosofía liberal, el presidente de Fiat se ilusiona con un peronismo neomenemista que pueda impulsar las reformas que Cambiemos no pudo concretar, como había anticipado el economista Guillermo Calvo.


Usted fue uno de los empresarios que más apoyó al presidente Macri. Ahora, ¿qué balance hace de su gobierno?

Yo nunca apoyé a nadie específicamente, siempre apoyé políticas serias para el país. Cuando fue la presidencia de Menem yo estaba muy entusiasmado también. Y ahora creo que Mauricio hizo cosas enormemente válidas en todo lo institucional y tuvo un equipo formidable con el cual se podía hablar tranquilamente y plantear soluciones a los problemas. Evidentemente, en estos cuatro años no llegaron a demostrar que se pueda avanzar hacia un país nuevo. A mitad del período todavía pensaban que iban a poder seguir adelante tomando crédito y un día el mercado les dijo "no va más".

¿Cuáles fueron los errores más importantes?

Pensaban que todo era demasiado fácil y que el país se arreglaba un poco solo. Y tenemos problemas que vienen desde la década del 30'. De fondo tenías un déficit fiscal que no iban resolviendo. Y el discurso era que se iba a resolver con el crecimiento de la economía. Es una palabra muy linda que escucho hace 30 años, pero no es tan fácil.

En el gobierno de Macri pensaron que todo era demasiado fácil y que el país se arreglaba un poco solo, cuando tenemos problemas que vienen de la década del 30. De fondo tuvimos un déficit fiscal que no fueron resolviendo.

¿Considera que el equipo económico no estuvo a la altura?

No supo entender las limitaciones y en algún lado les faltó audacia. El problema fue que no se animaron a hacer el ajuste y todavía es necesario. Hicieron algunas cosas populistas. Atrasar el dólar como lo hizo Sturzenegger fue una pelotudez atómica. El país tiene que salir con un dólar alto, no con un tipo de cambio apuchungado para abajo para controlar los precios. Además, cuando vos llevas la tasa de interés al 70 u 80 % estas matando al país.

¿Cómo ve un posible gobierno de Alberto Fernández?

Yo a Alberto lo conozco hace mucho tiempo, siempre tuve un gran diálogo con él. Le tengo un muy buen concepto y lo considero un amigo. Pero el tiempo dirá si sabe llevar adelante este peso enorme, porque para ser presidente de Argentina tenes que ser un fuera de clase.

¿Cree que gobernará él o Cristina Kirchner?

Estoy seguro que va a gobernar él, no tengo ninguna duda. Por su personalidad y porque tiene la lapicera.

¿Está preocupado por la elección del gabinete económico?


El equipo todavía nadie lo sabe. Seguramente Kulfas va a tener peso y me parece un tipo muy sensato. Cecilia Todesca también creo que es una muy buena economista y además fue la más seria en la reunión que tuvimos en la Unión Industrial Argentina (UIA). En un momento cada uno estaba pidiendo algo y nos dijo: "Momento chicos, hay que ser equilibrados, cuidado que hay un sistema financiero que no lo podemos quebrar". Me pareció una intervención excelente.

Kulfas va a tener peso y me parece un tipo muy sensato. Cecilia Todesca también creo que es una buena economista y fue la más seria en la reunión que tuvimos en la UIA.

Tengo entendido que a Nielsen también lo valora

Sí, pero Nielsen parece más dedicado a la energía que es un problema enorme a resolver. Acordate que antes vos sacabas petróleo y podías estafar al inversor no dándole la tarifa porque el petróleo salía igual. Hoy con Vaca Muerta eso no pasa. El día que no les das el precio correcto se paran las inversiones y a los tres meses no sale más petróleo y gas.

¿Cree que en el equipo de Alberto son conscientes de eso?

Nielsen lo tiene clarísimo, fue él quien me lo explicó en detalle.

Al ver estas coincidencias que tiene con Nielsen y por las buenas impresiones que se llevó de Kulfas y Todesca, ¿piensa que puede venir un peronismo más parecido al de Menem?

Eso lo tendrá que decidir Alberto el 27 a la noche si quiere parecerse más a Menem o a los K. Pero la verdad, ojalá que sí. Lo que estoy seguro es que va a ser un peronismo mejor que el final de los K.

¿Coincide con la tesis de Guillermo Calvo? ¿Que el peronismo tiene una mayor capacidad de impulsar reformas profundas y aplicar un ajuste por su apoyo popular?

Sí, coincido con Calvo, el peronismo tiene esa ventaja. Cuando lo dijo me pareció un poco extemporáneo, pero ahora como estamos muy cerca veo la posibilidad que se dé. Aunque hay que tener cuidado, a la señora le gusta Gelbard que fue una tragedia. Entonces, se habla mucho de la necesidad de consensos, pero ¿consenso para ir a dónde? Eso es lo que tiene que definir Alberto.

Larreta o Vidal son números importantes, pero yo creo que Mauricio va a querer mantenerse como el líder de la oposición y se va a quedar en política.

¿Y Alberto que le dice a los empresarios como usted?

Ahora está en modo campaña, todo lo que le digas te va a decir que tenes razón. Como dice Juan Carlos De Pablo, en campaña electoral te van a decir todo lo que queres escuchar.

Cuénteme del plan económico que armaron en la UIA

Ese plan lo armó Diego Coatz, que habla todo el tiempo con Kulfas. Yo lo único que le dije es que tenía que estar basado en las exportaciones y cuando vi que lo hizo así lo felicité. Es un plan basado en las exportaciones, pero siempre en la industria hay algún sector heterodoxo que no le gusta competir y quiere mantener una ventaja. Eso lo va a tener que terminar de definir el presidente. Lo que yo sé es que Alberto desde un principio dijo que la salida es por ese lado y estoy seguro que lo va a hacer porque no tiene otro camino.

¿Se puede decir que usted acompañaría a un eventual gobierno de Alberto Fernández, entonces?

No hay ninguna duda, apoyo a cualquiera que venga para hacer un país mejor para volver a lo que fue el país en los años veinte. Y voy a criticar lo que tenga que criticar como lo he hecho con Néstor, con Cristina y con Mauricio. Yo no voy a cambiar, por eso siempre tuvimos una buena relación con Alberto.

Usted me habló del temor a un plan como el de Gelbard. ¿El acuerdo de precios y salarios no le recuerda a ese plan?

No, hay muchos países que hacen acuerdos de precios y salarios. Lo importante es que haya un buen plan que lo respalde. Es un acto político, puede frenar la inflación en un principio, pero tiene que tener un plan sólido.

El problema de la deuda es un falso problema. Si creas confianza, cualquiera te presta. Para eso se necesita mostrar que quieren mantener el superávit fiscal, eliminar impuestos distorsivos, ayudar a la actividad económica del país, reducir gastos inútiles, es decir, hacer las cosas bien.

¿Cuáles son las principales medidas que debería tomar el próximo gobierno en sus inicios? ¿El tema de la deuda es prioritario?

El problema de la deuda es un falso problema. Si creas confianza, cualquiera te presta. Para eso se necesita mostrar que quieren mantener el superávit fiscal, eliminar impuestos distorsivos, ayudar a la actividad económica del país, reducir gastos inútiles, es decir, hacer las cosas bien.

¿A quién ve liderando la oposición en el futuro? ¿A Vidal? ¿A Larreta?

Larreta o Vidal son números importantes, pero yo creo que Mauricio va a querer mantenerse como el líder y se va a quedar en política. Esperemos que no sea mucha la brecha entre él y Alberto en octubre para no ir al escenario del 54% y que entonces parezca que podes hacer lo que se te canta.

#PelosiMeltdown vs. #BeNancy: Trump postea una foto contra Pelosi y ella la convierte en su imagen de perfil

La imagen de la líder demócrata del Congreso plantando cara al presidente, antes de abandonar una reunión en la Casa Blanca, se convierte en símbolo de la polarización del país

Nancy Pelosi (en pie) se dirige al presidente Trump en la Casa Blanca.


Hay fotografías que se convierten en símbolo de un momento. Y en esa categoría acaba de entrar la tomada el miércoles por la tarde en la Casa Blanca, en la que la demócrata Nancy Pelosi, presidenta del Congreso de Estados Unidos, está en pie a un lado de una enorme mesa de reuniones, rodeada de congresistas y altos mandos militares, todos hombres, y señala con un dedo acusador al presidente Donald Trump, sentado al otro lado de la mesa.

Fue el propio Trump el que compartió la foto, desde su cuenta de Twitter, junto a un sucinto ataque a Pelosi que podría traducirse como: “La desquiciada pérdida de papeles de la nerviosa Nancy”. Según la congresista, en cambio, fue el republicano el que perdió los nervios. La imagen con la que Trump quería insultar a la tercera autoridad del país es, para muchos demócratas, la de una veterana política plantando cara con autoridad a un presidente descontrolado. Esa parece ser la interpretación de la propia Pelosi, que ha colocado la imagen en sus perfiles de Twitter y Facebook. El insulto de Trump exhibido como una condecoración.


La fotografía ha provocado una acalorada conversación en medios y redes sociales, bajo los hashtags, según los gustos, de #BeNancy (Sé Nancy) o #PelosiMeltdown (La pérdida de papeles de Pelosi). Ha suscitado debates sobre la desigualdad de género en la política y, sobre todo, ha sido enarbolada como símbolo del convulso momento político que vive un país inmerso en un proceso de impeachment o destitución de uno de los presidentes que más han contribuido a la polarización de la sociedad estadounidense en su historia reciente.

La reunión con los líderes demócratas del Congreso se celebró para debatir la situación en el norte de Siria, donde Turquía ha lanzado una ofensiva militar contra los kurdos, aliados de Washington en su lucha contra el Estado Islámico, abandonados a su suerte después de que el presidente decidiera retirar un pequeño destacamento de tropas estadounidenses desplegado en la zona que servía de elemento de contención. Este jueves, al día siguiente de la reunión, Estados Unidos y Turquía han pactado un alto el fuego. Durante la reunión, según declararían después los demócratas, preguntaron al presidente cuál era su estrategia y él respondió que era “mantener a salvo al pueblo estadounidense”. “Eso no es un plan”, le replicó Pelosi, “eso es un objetivo”.

El debate se calentó y Trump llamó a Pelosi “política de tercera”. Los demócratas se levantaron y se marcharon y, mientras salían, Trump supuestamente les gritó: “Nos vemos en las urnas”. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, rebatió la versión de los demócratas, de quienes dijo que “no tenían intención de escuchar o contribuir a una importante reunión de asuntos de seguridad nacional”.

Tras abandonar la reunión, Pelosi declaró que el presidente “no pudo manejar la situación y perdió los papeles”. “Creo que debemos rezar por su salud, porque estamos ante un pérdida de papeles muy seria por parte del presidente”, dijo. Trump le contestó en Twitter, con similares cartas pero jugadas con el estilo más bronco, marca de la casa: “¡Nancy Pelosi necesita ayuda rápidamente! O bien hay algo que no le funciona ahí arriba, o sencillamente no le gusta nuestro gran país. Ha tenido una pérdida de papeles total en la Casa Blanca hoy. Fue muy triste de ver. Recen por ella, ¡es una persona muy enferma!”.

Para el Financial Times, "el fiasco argentino debería hacer reflexionar al FMI"



De acuerdo con el artículo publicado en ese medio "la culpa no debe atribuirse únicamente a la Argentina" y cuestiona el rol del organismo multilateral de crédito.

El prestigioso diario británico Financial Times cuestionó este jueves el rol del Fondo Monetario Internacional (FMI) y calificó de "fiasco" su intervención en la crisis de la Argentina.

En su artículo el profesor de economía internacional en la American University, Arturo C. Porzecanski, asegura que en las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial "en la agenda de múltiples reuniones principales y secundarias, está el proverbial elefante en la habitación: Argentina".

Y advierte: "el fiasco argentino debería hacer reflexionar al FMI, llegó el momento de reflexionar seriamente sobre cuál fue el error del paquete de rescate del año pasado" para la Argentina.

En ese sentido Porzecanski advierte que "la culpa no debe atribuirse únicamente a la Argentina. La primera pregunta es si el FMI debería dedicar tantos fondos al esfuerzo de estabilización financiera de cualquier país como lo hizo en este caso, en lugar de desempeñar un papel más catalízador".

El especialista recordó que el FMI otorgó a la Argentina un crédito equivalente a 11 veces el tamaño de su cuota del FMI. Según el Financial Times, "la tinta de ese acuerdo apenas se había secado cuando el programa económico se descarriló".

"El mayor standby para Argentina eclipsa lo que anteriormente habían sido los programas más grandes del FMI con Brasil en 2002 (DEG 22.800 millones) y Grecia en 2010 (DEG 26.400 millones). El programa de reserva anterior de Argentina con el FMI (2001-03) fue un DEG más modesto de 16.900 millones".

En lugar de proceder con mayor cautela, en septiembre de 2018 el Fondo ofreció ampliar su préstamo a 57 mil millones de dólares o 13 veces la cuota de Argentina.

Los fondos ya desembolsados a Argentina representan el 47% del crédito total otorgado por el FMI en el mundo. "El tamaño y la concentración de dicho crédito único en los libros del FMI es alarmante", advierte Porzecanski y señala que además los riesgos crediticios crecen día a día porque la Argentina utiliza el dinero del crédito para apuntalar el peso. Desde principios de abril, el banco central se consumió más de 30 mil millones de dólares de sus reservas internacionales.

El FMI le echó la culpa de la crisis al Gobierno y adelantó que trabajarán con el ganador de las elecciones

Además, tampoco hubo novedades sobre definiciones sobre cuándo llegará el desembolso por U$S 5.400 millones.


El subdirector del FMI, David Lipton, confirmó que el organismo trabajará con las autoridades de Argentina luego de las elecciones presidenciales. Sin embargo, remarcó que el programa económico implementado en el país no fue diseñado por el Fondo, sino por el propio Gobierno.

Consultado sobre cuándo erogarán el desembolso de U$S 5.400 millones -pactado originalmente para mediados de septiembre- el directivo del Fondo sostuvo que el organismo financiero mantendrá el diálogo con las autoridades argentinas y buscarán ayudar al país a “lidiar con sus problemas”.


“Siempre trabajamos con quien gana las elecciones y dirige el país. Después de las elecciones es sensato mirar al futuro y ver qué forma para avanzar sería buena para la Argentina”, anticipó a la señal de noticias CNN en Español.

En el mismo sentido, añadió: “Desde sus elecciones primarias en septiembre hubo un giro muy abrupto en el sentimiento de los mercados que hizo mucho más inestable la situación financiera. Hemos estado en contacto constante con el Gobierno, el Banco Central, buscando ayudar en su difícil situación. Veremos a las autoridades argentinas aquí en la reunión y mantendremos el diálogo y la relación”.

Respecto a los dichos del candidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández, que acusó al FMI de ser responsable de la crisis económica, Lipton sostuvo: “Siempre trabajamos con quien gana las elecciones y dirige el país, buscamos puntos en común. Fuera de lo que se haya dicho, después de las elecciones es sensato mirar al futuro y ver qué forma para avanzar sería buena para la Argentina, para promover la estabilidad y lograr que vuelta a crecer”.

El viernes, la titular del FMI Kristalina Georgieva se reunirá con el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, en las oficinas del Fondo en Washington. En el encuentro también participarán Lipton y el presidente del Banco Central, Guido Sandleris.