La historia del origen de los seguros y su relación con las apuestas




Quería apostar que yo, Tim Harford, me voy a morir en este año... ¿puedo apostar por mi muerte?
No estoy segura, déjeme preguntar.
(Música)
Aló, ¿señor Halford? No, no aceptamos apuestas por la muerte, pues es una apuesta negativa.

Ese era yo, hace casi una década, tratando de jugar por mi vida en una de las principales casas de apuestas británicas, William Hill.

Debían haber aceptado; al fin y al cabo, todavía estoy vivo.

Pero ellos no apuestan con la vida y la muerte, a diferencia de las compañías de seguros.

Legal y culturalmente hay una distinción clara entre los juegos de azar y los seguros.

Económicamente, es más difícil encontrarla.

En ambos casos se acuerda que un suma de dinero cambiará de manos dependiendo de lo que suceda en el futuro.

Las herramientas del azar, como los dados, datan de hace miles de años y quizás se remontan a Egipto hace 5.000 años.

Es probable que los seguros también sean así de antiguos. Derechos de autor de la imagen Thinkstock Image caption Apostamos desde hace miles de años, pero ¿es distinto apostar a que el dado caerá en 6 o que un barco llegará a puerto a salvo?
De Babilonia al Mediterráneo

El Código de Hummurabi -un código legal de Babilonia, en lo que ahora se conoce como Irak- tiene casi 4.000 años de antigüedad.

Incluye 282 cláusulas dedicadas al tema de "préstamo a la gruesa ventura", que era un tipo de seguro marítimo empaquetado con un préstamo: un mercader recibía el dinero para financiar el viaje de un barco pero si éste naufragaba, no tenía que pagar el préstamo.

Si llegaba a puerto, debía pagar el capital y los intereses.

Más o menos en la misma época, los mercaderes chinos reducían sus riesgos intercambiando bienes con otros barcos, de manera que si alguna de las embarcaciones se hundía, todos perdían un poco.

Pero como era más eficiente estructurar los seguros como contratos financieros, un par de milenios más tarde los romanos lo hicieron, con un mercado de seguros marinos activo.

Más tarde, ciudades Estado italianas como Génova y Venecia continuaron con la práctica, desarrollando maneras cada vez más sofisticadas de asegurar los barcos en el Mediterráneo.
Y llegó la hora del café Derechos de autor de la imagen Getty Images Image caption Lloyd empezó ofreciendo café y el calor de la lumbre, pero después notó la sed de información para chismosear y apostar.

En 1687, una cafetería abrió sus puertas en Tower Street, cerca a los muelles de Londres.

Era un lugar cómodo y espacioso, así que se volvió muy popular.

Los clientes disfrutaban del calor de la chimenea, de una taza de café o té y, por supuesto, de los chismes.

Y había mucho de qué chismosear: Londres había acabado de sufrir la Gran Peste y el Gran Incendio, había visto a la armada holandesa navegado en el Támesis y una revolución que destronó al rey.

Pero más que todo, a los clientes de esta cafetería les gustaba chismosear sobre barcos: cuál estaba navegando de dónde y con qué carga, y si llegaría a salvo a su destino o no.

Además de chismosear, a les gustaba apostar. Apostar, por ejemplo, sobre si el almirante John Byng sería ejecutado por su incompetencia en la batalla naval contra los franceses. Derechos de autor de la imagen creative commons Image caption Pues sí, lo ejecutaron, así que los que apostaron a que lo harían, ganaron.

El propietario del café se dio cuenta de que sus clientes estaban tan sedientos de información para alimentar sus apuestas y chismes como de café, así que formó una red de informantes y creó un boletín con información sobre puertos extranjeros, mareas y las idas y vueltas de los barcos.

Su nombre era Edward Lloyd.

Apuestas y contratos

Su boletín informativo se empezó a llamar "la lista de Lloyd's".

En la cafetería Lloyd's se subastaban barcos y se reunían capitanes navieros a compartir historias.

Si alguien quería asegurar un barco, ese era el lugar indicado: el contrato era redactado y el asegurador firmaba debajo (de ahí el término "subscriptor").

Pronto, era difícil distinguir el límite entre las apuestas y los contratos formales de seguros que se hacían en el café Lloyd's.

Ocho décadas después de que Lloyd estableció su cafetería, un grupo de aseguradores que se la pasaban ahí formaron la Sociedad de Lloyd's.

Lloyd's de Londres pasó a ser uno de los nombres más famosos en la industria de seguros. Derechos de autor de la imagen Getty Images Image caption Lloyd's of London es toda una institución.

Pero no todos los aseguradores modernos tienen raíces en las apuestas.
Entre tanto, en los Alpes...

Hubo otra forma de seguros que no se desarrolló en los puertos sino en las montañas, y más que capitalismo de casino era capitalismo de comunidad.

Los campesinos de los Alpes organizaron sociedades de ayuda mutua a principios del siglo XVI, para cuidarse entre ellos si un niño o una vaca se enfermaba.

Mientras que los aseguradores de Lloyd's consideraban que el riesgo era algo que se analizaba y se comercializaba, las sociedades de seguro mutuo de los Alpes consideraban que el riesgo era algo que se compartía.

Una visión más sentimental de los seguros, quizás, pero cuando los campesinos descendieron de las montañas y fueron a Zúrich y Múnich establecieron algunas de las más grandes compañías de seguros del mundo.

Las sociedades de ayuda mutua de riesgo compartido son ahora unas de las organizaciones más grandes y mejor financiados en el planeta; las llamamos "gobiernos".
De la guerra a la expectativa

Los gobiernos inicialmente entraron en el negocio de los seguros como una manera de conseguir dinero, generalmente para financiar alguna guerra o algo similar en la tormenta política que era la Europa de 1600 y 1700.

En lugar de vender bonos que pagaban cuotas regulares hasta que expiraban, los gobiernos ofrecían una renta anual hasta que el que expiraba era el comprador.

Ese producto era fácil de suministrar y tenía mucha demanda pues eran una forma de seguro: te resguardaba contra el riesgo de vivir más tiempo que el que durara tu propio dinero.

Más tarde, proveer seguros dejó de ser sólo una forma de ganar fondos para los gobiernos.

Ahora es considerado como una de sus prioridades para ayudarles a los ciudadanos a manejar algunos de los más grandes riesgos de la vida: desempleo, enfermedad, discapacidad y envejecimiento. Derechos de autor de la imagen Thinkstock Image caption Cuando alguien invierte en algo, apuesta a que le va a ir bien, una especie de préstamo a la gruesa ventura que reconocerían los babilonios.
Una lástima

En las economías ricas, los ciudadanos esperan que el gobierno los asegure.

En los países pobres, los gobiernos no ayudan mucho en casos con riesgos que pueden alterar vidas, como problemas con cultivos o enfermedades. Y a las aseguradoras privadas no les interesa mucho tampoco: las ganancias son bajas y los costos altos.

Eso es una lástima.

Cada vez hay más evidencia de que los seguros no sólo proporcionan tranquilidad, sino que también son un elemento vital de una economía sana.

Un estudio reciente hecho en el Reino de Lesoto, África, por ejemplo, mostró que agricultores altamente productivos no se especializaban o expandían por el temor a las sequías, un riesgo contra el que no se podían asegurar.

Cuando los investigadores crearon una compañía aseguradora y les empezaron a vender seguros, los agricultores expandieron sus negocios.
¡Hagan sus apuestas! Derechos de autor de la imagen Thinkstock Image caption ¿En qué se parecen los mercados financieros a los casinos?

Hoy en día, el mercado más grande de seguros de todos desdibuja los límites entre asegurar y apostar: el mercado de los derivados financieros.

Los derivados son contratos financieros que permiten que dos partes apuesten en algo que puede ir desde las fluctuaciones del tipo de cambio hasta la posibilidad de que una deuda sea pagada, pasando por el precio de los cereales o el clima.

Pueden ser una forma de seguro: un exportador se cubre contra un aumento en el tipo de cambio apostando que subirá; una empresa de cultivo de trigo se protege apostando que el precio del trigo caerá.

En esos casos, la posibilidad de comprar derivados les permite especializarse en un mercado en particular. De lo contrario, tendrían que diversificarse, como lo hacían los chinos hace 4.000 años cuando evitaban poner todos sus bienes en un mismo barco.

Y cuanto más se especializa una economía, más tiende a producir. Derechos de autor de la imagen Thinkstock Image caption Si no se pueden asegurar, tendrían que diversificar, como los chinos hace 4 milenios, para no tener todos los huevos en la misma canasta.

Pero a diferencia del aburridor seguro de antaño, con los derivados ya no es necesario encontrar a alguien con un riesgo del que se quiera proteger.

Sólo tienes que encontrar a alguien que quiera apostar en cualquier evento incierto en cualquier parte del mundo.

Simplemente es cuestión de doblar la apuesta, o multiplicarla por cien.

A medida que se multiplican las ganancias, lo único que se necesita es la sed de riesgo.

Antes de la crisis bancaria internacional de 2007-2008, el valor nominal total de los contratos de derivados en circulación era mucho más alto que el de la economía mundial misma.

La economía real se convirtió en el espectáculo secundario; las apuestas laterales se convirtieron en el evento principal.

Lilita y Durán Barba

Las esquirlas del último acting de la heroína radical y la respuesta del gobierno

Por Horacio Verbitsky



El ex juez Carlos Rozanski ratificó el viernes una denuncia penal contra el presidente Mauricio Macri por el twitt contra las personas envilecidas que deben ser aisladas de la comunidad, inspirado en una página del libro Mi Lucha, de Adolf Hitler. En la mesa de entradas del juzgado federal de María Servini se encontró con un conocido, con el que habló un rato sobre la actualidad política. El abogado contó esta anécdota: “Estabamos comiendo en Los Inmortales de Recoleta, frente a la Plaza Vicente López, cuando entró Lilita Carrió. Cuando divisó en una mesa a Jaime Durán Barba empezó a gritar.

—Si este tipo come acá, yo no. No voy a almorzar en el mismo lugar que este señor despreciable.

A continuación la blonda republicana abandonó el local sin dejar de gritar.

En apariencia, se trata del mismo esquema que siguió respecto del ministro de Justicia , cuya renuncia exigió a Macri, con intimación de abandonarlo “si no me saca a Garavano”. Cuando el Presidente ratificó a su ministro con una foto tomada durante el J20, la diputada cívica libertadora dijo que había sido una broma. Otros la tomaron bien en serio. El analista Rosendo Fraga sostuvo que de cumplir su amenaza, Carrió le haría perder la reelección a Macri, ya que 3,4 o 5 puntos serían decisivos en una elección reñida. Y Jorge Asís dijo que la doctora Carrió recibió un sobre. Contendría una lista de las personas que le responden que quedarían fuera del gobierno si la cuestión pasara de una broma.

As Midterms Near, Democrats Are More Politically Active Than Republicans

No partisan gap in views of election’s importance

Across a range of political activities – from attending political rallies to donating to campaigns – voters who back Democratic candidates for Congress are reporting higher levels of political activity than GOP voters. But both sets of voters share a view that the upcoming election is important: About three-quarters in both parties say it “really matters” which party wins control of Congress in this fall’s election.

The new national survey by Pew Research Center, conducted July 31-August 12 among 4,581 adults, including 4,000 registered voters, finds that 14% of voters say they have attended a political rally, protest or campaign event in the past year.

Among registered voters who favor the Democratic candidate in their House district, 22% say they have attended a political event, compared with just 8% of those who support the Republican candidate.

The differences are more modest in the shares saying they have donated to political campaigns; still, 23% of Democratic voters say they have done this in the past year compared with 18% of Republican voters. Democratic voters are also more likely to have contacted an elected official (36% vs. 28%) and volunteered for a campaign (9% vs. 5%).

However, Republican voters are slightly more likely than Democrats to say they have expressed support for a candidate on social media (39% vs. 35%), while Democrats are a bit more likely to have expressed opposition to a candidate on social media (35% vs. 31%).

Overall half of Democratic voters (50%) report having participated in at least one of four campaign-related activities asked about on this survey (excluding social media activities). This compares with 40% of Republican voters.

In both parties, especially among Democrats, there are educational differences in reported political activism. Nearly two-thirds of college graduates who support the Democratic candidate in their House district say they have engaged in at least one of the four political activities, compared with 39% of Democratic voters who have not completed college. Among Republicans, the educational differences are less pronounced (45% of college-plus Republican voters, compared with 37% of non-college Republicans).

The survey finds no significant gender differences in political activism among voters in either party. About half of men (51%) and women (49%) Democratic voters say they have engaged in one of the four activities, compared with roughly four-in-ten men (40%) and women (39%) Republican voters.
No partisan gap in views of importance of midterms

Given a four-point scale on the importance of partisan control of Congress, a majority of registered voters (68%) place themselves at the top of the scale, meaning it really matters to them which party gains control. This opinion has changed little since February, when 65% said which party gained control of Congress really mattered.

Large majorities of voters who support a Democratic candidate (78%) or a Republican candidate (75%) say partisan control of Congress really matters; among those who do not express a preference for a major party candidate or say they are unsure, far fewer (23%) say it really matters.

While the overall partisan gap is modest, it varies substantially within subgroups of voters. For example, nearly seven-in-ten Democratic voters who are younger than 35 (69%) say it really matters which party wins control of Congress, compared with less than half of younger Republican voters (44%). By comparison, there is no partisan gap in these views among voters 50 and older.
Age differences in levels of political activism

Older voters are more likely than younger voters to report participating in many forms of political engagement. The divide is starkest in political contributions: In both parties, those 65 and older are about three times as likely as those under 35 to have made a financial contribution to a candidate or groups working to elect a candidate.

In contrast to most other forms of participation, younger voters – both Republicans and Democrats – are more likely than older voters to say they have attended a political rally, protest or campaign event in the past year.

Older voters are more likely than younger voters to report participating in many forms of political engagement. The divide is starkest in political contributions: In both parties, those 65 and older are about three times as likely as those under 35 to have made a financial contribution to a candidate or a groups working to elect a candidate.

Over four political engagement measures, the partisan gap between supporters of Democratic candidates and supporters of Republican candidates generally holds up across different age groups.
Political activism on social media

Overall, fairly comparable shares of Republican and Democratic voters say they have used social media to publicly express support or opposition for a candidate, elected official or political campaign on Facebook, Twitter or other social media.

However, there are substantial educational differences within parties – and the patterns differ among Republican and Democratic voters.

Supporters of Republican candidates with a college degree are substantially less likely than those without a college degree to say they have used social media to express support or opposition for candidates, elected officials, or political campaigns on social media.

The opposite pattern holds among Democratic supporters. Democrats with a college degree are significantly more likely than those without a four-year degree to say they have expressed support or opposition to political figures on social media.

There's Been a George Soros for Every Era of Anti-Semitic Panic

From Russia to Hungary to, now, Donald Trump’s America, a rising authoritarianism plays on an atavistic European hatred. We live in the Soros Age of Anti-Semitism.

Spencer Ackerman







Photo Illustration by The Daily Beast


It’s been largely forgotten, but when Russian military intelligence created online cutouts in 2016 to manipulate the American electorate, the Democratic Party wasn’t its only target.

The most prominent of those fake digital identities was Guccifer 2.0, which took credit for hacking the Democratic National Committee and then provided the pilfered information to WikiLeaks. The other was called DCLeaks. On Aug. 29, 2016, two months after the DNC hack became public, DCLeaks’ now-banned Twitter account told its followers to check out another of its projects: “Find Soros files on soros.dcleaks.com.”

Visitors to the now-shuttered site could find purported documents from the billionaire philanthropist’s Open Society Foundations, which promote liberal values and democratization. They had file names like “public health program access to medicine” and “youth exchange my city real world.” But before those curious about the leaks got there, the Russians wanted to put George Soros in a particular context.

The homepage displayed a photo illustration of a smug-looking Soros in the midst of four scenes of street chaos whose apparent perpetrators were conspicuously nonwhite. They were taken from the Ferguson, Missouri, protests in 2014, the birthplace—to the consternation of many white Americans whom the Kremlin sought to cultivate—of the contemporary civil rights movement. In both the image and the accompanying text, the Russians portrayed Soros as the puppet master.

“Soros is named as the architect and sponsor of almost every revolution and coup around the world for the last 25 years. Thanks to him and his puppets USA is thought to be a vampire, not a lighthouse of freedom and democracy,” the website proclaimed. The “oligarch” who sired the U.S. vampire, and whose “slaves spill blood of millions and millions people just to make him even more rich” [sic], had a particular background the Russians highlighted in the very first sentence: Soros is “of Hungarian-Jewish ancestry and holds dual citizenship.”



More than two years later, the president of the United States gave a similar portrayal of Soros, though Trump left Soros’s background unsaid. Soros, Trump said on Friday, Oct. 5, had paid for “professionally made identical signs” in the hands of women objecting to Brett Kavanaugh’s Supreme Court justiceship. On Tuesday, he followed up by implying that Soros had stiffed these hired “screamers.” In Trump-like fashion, his accusations were a form of mirror-imaging, as Trump himself had paid for people to support his presidential announcement and denied them payment for months, and he appears to have misunderstood a Fox News guest who spoke sarcasticallyabout Soros paying the protesters.

But it was not Trump’s first time making sinister allegations about Soros. He did so in the final advertisement from his campaign, run at the time by the blood-and-soil nationalist Steve Bannon. Its message was reminiscent of the darker periods of European history: the virtuous future of the forgotten, salt-of-the-earth people has been stolen by a predatory elite. As a shot of the Capitol Dome faded into a Wall Street sign, Trump narrated a message to “those who control the levers of power in Washington” right as the camera showed an image of Soros, giving way to a shot of then-Federal Reserve chairwoman Janet Yellen, who is also Jewish, as Trump continued speaking about “global special interests.” This followed months of the so-called alt-right transforming “globalism” into an anti-Semitic euphemism, and preceded Trump stocking his cabinet with ultra-rich financiers, Jew and gentile alike.


In the 1980s and 1990s, George Soros was hailed as an anti-communist and post-communist hero. His philanthropy helped smooth democratic transitions from the Soviet orbit in central and Eastern Europe. Alongside that track record was a different one: Soros was a ruthless currency speculator who benefited from, among other things, the 1992 British financial disaster and who once blithely dismissed second thoughts over the world-moving power of his investments, saying, “I am engaged in an amoral activity that is not meant to have anything to do with guilt.” In a 60 Minutes interview from 1998—one that Glenn Beck would famously butcher to paint Soros, who as a boy lived through Nazi occupation, as a Nazi collaborator—Jim Grant of Grant’s Interest Rate Observer, remarked that Soros was “Donald Trump without the humility.”

The current portraiture of Soros, now ascendant if not dominant online, isn’t interested in that sort of complexity. For the far right, from Russia to central Europe and increasingly, America, Soros is the latest Jewish manipulator whose extreme wealth finances puppet groups and publications to drain the prosperity of the Herrenvolk. This cannot be dismissed as the preoccupation of ignorable fools on the internet, nor as the equivalent of liberal criticism of the Koch Brothers. Instead, the attack on Soros follows classic anti-Semitic templates, grimly recurrent throughout western history, and some of the most powerful geopolitical figures in the world are pushing it. It’s fueled by Soros’s political activism against a revanchist right eager to view the world in zero-sum racial terms that is on the march across Europe, America and beyond.

“The attack on Soros follows classic anti-Semitic templates, grimly recurrent throughout western history, and some of the most powerful geopolitical figures in the world are pushing it.”

Other Jewish bogeymen may haunt the fever dreams of the vicious, but the scale and intensity of the attacks on Soros are unrivalled. They reveal what the global nationalist right believes is at stake in this present moment. We may one day look back on this era as the Soros Age of anti-Semitism.

“It’s important to distinguish between intent and effect. Of course a person who shares a conspiracy theory about George Soros may not intend to promulgate anti-Semitism, and of course not every Soros conspiracy theory is anti-Semitic. But the image of the rich, powerful Jew who manipulates social and political movements around the world for his own agenda is an ancient anti-Semitic trope,” said Aryeh Tuchman, the associate director of the Anti-Defamation League’s Center on Extremism.

“Because Soros’s Jewish identity is so well known, we are concerned that conspiracy theories about George Soros may have the effect of reinforcing this trope and spreading it throughout the broader population,” Tuchman added. “This is especially true when other anti-Semitic tropes are woven in, such as claims that Soros controls the media or the banks, or when he is described using terms that harken back to medieval claims that Jews are evil, demonic, or agents of the Antichrist.”

There will always be this sort of tentacular George Soros figure. There have been many before. One was said to have profited off the bloodshed at Waterloo.

Thirty years after the pivotal battle capping the end of the Napoleonic Wars, a pamphlet circulated across Europe claiming that Nathan Rothschild, a London banker and scion of the Jewish mega-financier family, sped from the battlefield to parlay his insider knowledge of the French defeat into a windfall on the London stock exchange. “This family,” charged an author writing under the nom de plume “Satan,” “is our evil genius.”

It was the fake news of its era. Nathan Rothschild was never at Waterloo. He died five years before the pamphlet’s publication in 1841, leaving him unable to rebut it. But the lie, after a series of adjustments to explain away its baseline factual mistakes, would reach escape velocity. One subsequent version, according to Brian Cathcart of Kingston University London, claimed Rothschild “deliberately provoked a collapse in stock market confidence by encouraging rumors that Wellington had been defeated.”


Nathan Mayer Rothschild (1777-1836), from a painting. (Photo by Culture Club/Getty Images)

Lebrecht

The form of conspiracy theories follows their function. Here was a Jewish family whose fortune was said to derive from exploiting European carnage. As Jews, they were considered a foreign presence on the continent, one that had taken advantage of their adopted countries’ naive openness to establish a shadowy power that could determine the fate of nations. Accordingly, European publics would not have to look to their distant autocratic governments for their political disenfranchisement, nor would they have to look to a confusing system of capitalist finance to explain obscene discrepancies in wealth. In place of a systemic critique was a Jewish face. More recently, you can find Rothschild references in the QAnon conspiracy theory, alongside, of course, Soros.

A recurrent theme of 19th-century anti-Semitism is that it finds substantial currency at moments when old regimes appear exhausted and fear about revolutionary dislocation intensifies. A tutor to Russia’s final two tsars demonstrated the utility of using Jews as an omnibus explanation for the anxieties of his age. Jews in Russia endured repression of their civil and economic rights—but they only appeared powerless.

“Yids,” wrote Konstantin Pobyedonostsev in August 1879, have “invaded everything, but the spirit of the times works in their favor. They are at the root of the Social Democratic movement and tsaricide. They control the press and the stock market. They reduce the masses to financial slavery. They formulate the principles of contemporary science, which tends to disassociate itself from Christianity. And in spite of that, every time their name is mentioned, a chorus of voices is raised in favor of the Jews, supposedly in the name of civilization and tolerance, that is to say, indifference to faith. And nobody dares say that here the Jews control everything.” Like many before and since, Pobyedonostsev did not pause to reconcile his claimed Jewish interest in exploitative capitalism with his claimed Jewish interest in the socialism designed to destroy it, but a man like George Soros offers Pobyedonostsev’s descendants a way to square the circle.

After Rothschild, there was Max Warburg. Warburg, another Jewish banker, was a member of the Hamburg parliament and said to have an open line to Kaiser Wilhelm II. Once Pobyednostsev’s fears came true in 1917, a forgery about Warburg appeared in Petrograd claiming that he and a “Rhenish-Westphalian syndicate” were financing the Bolsheviks, through the Jewish Trotsky.

A Russian journalist, Eugene Semyonov, provided the forgery to an American diplomat, Edgar Sisson. It had currency for the Creel Committee, an official U.S. government propaganda organ promoting participation in World War I, since it portrayed the Russian Revolution as a German plot financed by Jews. In September 1918, the committee published it under the title The German-Bolshevik Conspiracy. Leon Poliakov writes in the fourth volume of his History of Anti-Semitism that it was the first time that an anti-Semitic forgery was published by a government that was neither tsarist nor otherwise committed to anti-Semitism as a matter of policy. (Warburg himself, 20 years later, would immigrate to New York to flee the Nazis.)

According to Poliakov, the years between the world wars were a boom time for anti-Semitic forgeries in the United States. There was the fake George Washington missive, warning that the Jews, not the British Army, were the principal danger. And there was a fake Ben Franklin prophesy, forecasting Jewish world domination by 1950 or so. Detectives hired by the anti-Semitic industrialist Henry Ford traveled to Mongolia, of all places, in pursuit of an authentic Hebrew copy of the invented Protocols of the Elders of Zion. Another went “looking for the secret channel through which [Supreme Court Justice and Jew] Louis Brandeis gave his orders to the White House.”

Foreshadowing the present day, the upswing of American anti-Semitism came at the intersection of an immigration panic, an ascendant nativist movement, and fears about foreign-borne internal subversion. As the Bolshevik Revolution spread, so did a cottage industry of paranoiacs connecting it to mainstream American Jewry, just as a later generation of Islamophobes would do to American Islam after 9/11. In 1919, a Methodist minister recently driven from Russia, the Rev. George A. Simons, testified to a Senate subcommittee about the Jewishness of Bolshevism.

Simons, speaking through barely concealed euphemism, told the Senate that he had encountered “hundreds of agitators” in the former St. Petersburg who had come from “the East Side of New York,” meaning the Jewish slum. The typical sentiment of Russians to describe the post-revolutionary arrangement, Simons related, was that “it is not a Russian government, it is a Hebrew government.” But, Simons assured the Senate, he was no bigot: “I am not in sympathy with anti-Semitism. I never was and never will be. I hate pogroms of any type. But I am firmly convinced that this business is Jewish.”

Vladimir Putin and the global nationalist right have particular motivations to vilify Soros, though deploying anti-Semitism to do it is entirely their choice.

Soros was deeply involved in post-Soviet economic efforts in Russia in the 1990s, corresponding with the nadir of Russian power that Vladimir Putin considers a national humiliation demanding redress. And though he’s denied doing any such thing, Russians have long speculated that Soros profited off a Russian economic downturn in 1998, a year during which he boasted of being Russia’s largest single investor. (His Quantum Fund claims to have lost $2 billion from the episode.) Prophetically, Soros warned Charlie Rose in 1995 of revanchist eastern-European authoritarianism born of an alliance between nationalist politicians and business interests: “Russia is very much up for grabs. It’s very much a struggle which way it’s going to go.”


Soros’s solution to all of this is liberalism. He took his inspiration from the anti-totalitarian philosopher Karl Popper, best known for The Open Society and Its Enemies, and used Popper’s work to develop a critique of the rapacious capitalism Soros himself practiced as a threat to that open society—conveniently, after he had made his billions. Soros’s Open Society Foundations, which operate in over 140 countries, provide assistance and financing to civil-society institutions that promote transparency, the rule of law, higher education, refugee aid, the rights of marginalized peoples, and democratic accountability.

Accordingly, recipients of Soros’s philanthropy include groups such as NARAL, Planned Parenthood and the ACLU that in their various ways oppose the agendas of the American right. In 2003, Soros pledged what would for anyone other than him count as a fortune in a failed attempt to prevent George W. Bush’s re-election, fanning the flames of his enemies’ ire. Then, in October 2017, the elderly Soros transferred a gargantuan $18 billion to the foundation, making it the U.S.’ second largest philanthropic organization.

But it’s one thing to be a wealthy donor, even an unfathomably wealthy one: American politics, to its cross-ideological abasement, relies upon them, and scrutiny of them is vital for the very open societies Soros promotes. It’s quite another for such an unfathomably wealthy donor to stand as a singular, nefarious explanation for all manner of global political phenomena. A recent ADL study about anti-Semitism on Twitter took particular note of the frequency and virulence of invocations of Soros for “undermin[ing] western civilization, or following a long-standing pattern of Jewish behavior.” The ADL even found far-right warnings that Soros had engineered the lethal white-supremacist march on Charlottesville as a false-flag operation.

After the teenage survivors of the Parkland high school massacre began their demonstrations for gun control, some let the mask slip. One now-suspended “alt-right” account tweeted that it was “@georgesoros at work.” Softer versions of that sentiment are ubiquitous online. One more humorous version came after someone posted a picture of a bald Britney Spears attacking a car during her 2007 meltdown to joke that it was Parkland’s Emma Gonzalez – prompting an apparently elderly woman to tweet that “these children of Satan… are funded by Soros.” At an “alt-right” gathering in New York convened by Pizzagate conspiracy theorist Mike Cernovich, drunken panelists referred to Soros as the “head of the snake.”

Larger players in the “alt-right” firmament, echoing their 19th- and 20th-century antecedents, find the malevolent handiwork of Soros everywhere. WikiLeaks, on Twitter, sought to discredit 2016-era reporting in the Panama Papers concerning Vladimir Putin by portraying it as Soros-funded. Bannon’s former home for distorted news, Breitbart, ran a cottage industry connecting far-right targets to Soros, no matter how innocuous the connection. In a typical piece, H.R. McMaster’s consultancy at the International Institute for Strategic Studies – a minor thing, considering it overlapped with McMaster’s Army career – became “Soros-funded” through a IISS affiliation with the nuclear-nonproliferation Ploughshares Fund. Google and Facebook were hit with similar Breitbart smears-by-association through their sins of using credible organizations like the Poynter Institution, which take Open Society money, to reduce the onslaught of fake news. InfoWars similarly highlights Soros money taken by its critics to paint itself as unfairly persecuted.

In keeping with the broader trajectory of the extreme right, the paranoid conception of Soros has moved closer to the corridors of power. In December, the GOP nominee for Senate in Alabama, Roy Moore, castigated Soros in terms redolent with anti-Semitism. Soros’s agenda was “sexual” in nature, said a man accused of child predation, and it’s “not our American culture.” Soros, Moore told a radio host, “comes from another world that I don’t identify with. … No matter how much money he’s got, he’s still going to the same place that people who don’t recognize God and morality and accept his salvation are going.”

“Soros’s agenda was ‘sexual’ in nature, said Roy Moore, a man accused of child predation. Soros ‘comes from another world that I don’t identify with. … No matter how much money he’s got, he’s still going to the same place that people who don’t recognize God and morality and accept his salvation are going.’”

That same month, Erik Prince, brother of Trump’s education secretary and mercenary CEO, encouraged a GQ reporter to investigate the Clintons’ sartorial choices of purple shirts and ties. “Purple Revolution lore,” the wealthy Prince told GQ. “I think it’s a Soros thing.” (There is no such thing as the Purple Revolution.) A Prince associate and former CIA official, the Intercept reported last year, told would-be donors that McMaster used a burner phone to route the fruits of deep-state surveillance on Bannon and the Trump family to “a facility in Cyprus owned by George Soros.”

More recently, after the Kavanaugh confirmation fight, Senator Chuck Grassley stopped just short of validating the accusation that Soros had paid for those protesting Kavanaugh. “I believe it fits in his attack mode that he has, and how he uses his billions and billions of resources,” said the chairman of the Senate judiciary committee. Even Rudy Giuliani on Saturday retweeted someone who called Soros the “anti-Christ.” The “evil genius” that “Satan” concocted in 1841 had found its 2018 incarnation.

Nowhere has the attack on Soros been more geopolitically potent, or as clarifying, as in his native Hungary.

The Hungarian strongman prime minister Viktor Orban, for months ahead of his April reelection, united anti-Semitism and Islamophobia to portray Soros as the string-puller behind a transformational Islamic invasion of Syrian migrants. Whereas some Soros opponents mumble through their anti-Semitism, Orban roars it. Soros is out to deal “a final blow to Christian culture,” Orban charged in November. “It’s Soros’s plan for America, too. PM Orban’s view is deeply well informed & reasoned,” the racist Iowa Republican Congressman Steve King said in December while quote-tweeting an account that used the Soros photo illustration from the DCLeaks page.

In a March pre-election speech, Orban put Soros and immigration in existential terms for Hungary. He pledged to expel Soros as the Hungarians did previous remote tyrannies from the Ottomans to the Hapsburgs to the Soviets. And he applied anti-Semitic tropes not seen from a European leader since Hitler.


“We are fighting an enemy that is different from us,” Orban said, per a New York Times translation. “Not open, but hiding; not straightforward but crafty; not honest but base; not national but international; does not believe in working but speculates with money; does not have its own homeland but feels it owns the whole world.” Even a previously sympathetic writer, National Review’s Michael Brendan Dougherty, said the speech read like “a checklist drawn from the Protocols of the Elders of Zion.”

Perhaps it’s worth noting that Orban himself received a Soros-funded scholarship to Oxford. But it was not the only irony in this ugly episode. To its discredit, the Israeli government of Benjamin Netanyahu wilfully averted its eyes from Orban’s anti-Semitism. Billboards in Hungary last year promoted Orban’s anti-immigrant agenda by using a photo of a smiling Soros to warn Hungarians against letting him get “the last laugh.” Yossi Amrani, the Israeli ambassador, posted on Facebook that the campaign sowed “sad memories”—an apparent allusion to Hungary’s complicity in genocidal anti-Semitism—and “hatred and fear.”

Yet the Israeli foreign ministry undercut its own diplomat. It insisted it had no intent to “delegitimize criticism of George Soros, who continuously undermines Israel's democratically elected governments by funding organizations that defame the Jewish state and seek to deny it the right to defend itself.” That followed on Israel opting to accept official assurances against anti-Semitism after Orban called Miklós Horthy—Hitler’s Hungarian ally whose expulsions of Hungarian Jewry led to the slaughter of half a million people in the Holocaust—an “exceptional statesman.”

An Israeli journalist, Mairav Zonszein, contextualized the toleration of anti-Semitism within Netanyahu’s broader alignment with right-wing nationalist governments “if it will bolster the Greater Israel movement.” This appears to be an allusion to Soros’s funding of Israeli groups such as B’tselem and Breaking The Silence, which challenge the brutal Israeli treatment of Palestinians, an internal criticism that Netanyahu and his allies cannot abide. Netanyahu, who postures as the protector of diaspora Jewry when it suits him, had tacitly collaborated with an anti-Semite to turn a Hungarian-born Jew into a metaphorically stateless person.


Hungarian Prime Minister Viktor Orban and Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu shake hands after making joint statements at the prime minister's office in Jerusalem, Israel.

This spring, Orban’s government criminalized the assistance of asylum seekers and undocumented immigrants through what it called the “Stop Soros” laws. Ahead of its passage, the Open Society Foundations announced that it would cease operations in Budapest and transfer its local staff to Germany. In July, Netanyahu hosted Orban in Jerusalem and declared him a “true friend of Israel.”

Calculations like Netanyahu’s underscore the ascendancy and the purpose of the global far right. From Russia to America and beyond, the open society is on its back foot against an assault not seen since the 1930s. The assaulters are far from finished. Whereas the previous generation of European nationalists wanted to marginalize the European Union, the current one seeks to take it over. Orban and his Italian ally, Interior Minister Matteo Salvini, are crusading on an anti-immigration platform ahead of spring’s European Parliamentary elections. They’re joined, on the outside, by Steve Bannon, who dreams of a pan-European nationalist bloc and styles himself, as he told The Daily Beast’s Nico Hines, a counterweight to the version of George Soros so thoroughly cultivated for the reactionary European, Russian and American imagination.

Soros would not talk for this article. But the Open Society Foundations’ communications director, Laura Silber, called the attacks on him “a tribute,” as his philanthropy “strikes at the interests of autocrats, oligarchs and corrupt politicians” and supports human dignity.

“The voices that are loudest in speaking out against George Soros are those that are authoritarian, seeking to galvanize their bases and consolidate power, ignoring or silencing the most vulnerable,” Silber told The Daily Beast. “They’re doing it by circulating recurrent tropes. The billboards that the Hungarian government put up were eerily similar to World War II propaganda, and it’s telling that they were defaced with swastikas and hateful epithets.”

“The voices that are loudest in speaking out against George Soros are those that are authoritarian, seeking to galvanize their bases and consolidate power, ignoring or silencing the most vulnerable.”
— Laura Silber

The U.S. has been better to and for Jews than any other diaspora nation in history. It’s for that reason that many American Jews, particularly those whose white skin affords them access to the highest levels of the American Dream, often diminish the dangers posed by a mass movement comfortable, wittingly or not, with creating a Jewish scapegoat for its political frustrations. There is also a powerful Jewish collective instinct to avoid calling attention to empowered anti-Semitism for fear of provoking it to violence.

Nearly a century ago, as anti-Semitic propaganda backed by powerful white Americans like Henry Ford proliferated, an American Jewish lawyer and civil-rights leader urged his fellow Jews to confront it. “Events have shown that the policy of silence was a mistake. Not only do Ford’s articles appear every week with undiminished virulence, but worse, the Protocols is distributed in every club, placed in every newspaper,” wrote Louis Marshall in 1921. “It has been received by every member of Congress and put in the hands of thousands of personalities. It is the topic of conversation in every living room and in every social sphere.”

Eighteen years later, 20,000 Nazi supporters filled Madison Square Gardento preach their vision of an American Reich. It would not be long, across the Atlantic, before much worse unfolded.

“I’m concerned that the prevalence of conspiracy theories about Soros which paint him as a larger than life, powerful figure has the effect of shrinking that public space where anti-Semitism is not acceptable,” said the ADL’s Tuchman. “If you have fully embraced the notion that there is a powerful Jewish figure manipulating social and political movements around the world to promote his agenda, you’re inching toward the edges of that space where anti-Semitism is acceptable. Soros is a liminal figure in that way.”

La estrategia de Bolsonaro:pegarle a Lula


Bolsonaro, hundir a Lula como "leitmotiv"

Critica a comunistas y recibe respaldo de políticos

Jair Bolsonaro, enciende el nacionalismo en campaña

 El candidato de derecha Jair Bolsonaro, favorito en los sondeos, confirmó hoy su estrategia de campaña, al iniciarse el horario de propaganda para el balotaje, con críticas a Lula da Silva, el comunismo y la defensa del patriotismo asociado a los valores tradicionales. El militar retirado recibió fuerte apoyo de políticos de los principales colegios electorales.
En una mención implícita al expresidente arrestado Lula da Silva, Bolsonaro dijo hoy que "vamos a trabajar para que los presos controlen a sus empleados desde dentro de los presidios".

Con esa afirmación, divulgada cerca del mediodía brasileño por las redes sociales, Bolsonaro ratificó su estrategia de apuntar contra Lula, líder del Partido de los Trabajadores (PT), que purga una condena de doce años por corrupción y lavado de dinero en la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba.
El militar parece tener la situación bajo control luego de la holgada victoria obtenida el domingo pasado cuando logró el 46% de los votos, situándose a sólo cuatro puntos de ser electo presidente sin necesidad de disputar una segunda vuelta, prevista para el 28 de octubre.

La primera encuesta de Datafolha de cara al balotaje indica que Bolsoanro, del Partido Social Liberal (PSL), será el vencedor con 58% de preferencias contra 42% del alcalde petista de San Pablo Haddad, de izquierda.
En los medios políticos y periodísticos se habla de la "ola" prácticamente incontenible que llevará al capitán retirado del Ejército a la victoria a fin de mes y al Palacio del Planalto a partir del primero de enero del año próximo.
Su posible ministro de Hacienda, el economista Paulo Guedes, describió la situación como un "tsunami" que tornó invencible a Bolsonaro.
Este viernes Bolsonaro recibió un nuevo respaldo del candidato a gobernador de San Pablo, Joao Doria, que ganó el primer turno en ese distrito que es el más importante del país con 33 millones de electores.
El empresario Joao Doria anunció que viajará a Río de Janeiro para reunirse con Bolsonaro.

El candidato presidencial del PSL también tiene goza de la simpatía del candidato a gobernador Romeu Zema, favorito a vencer las elecciones en Minas Gerais, el segundo distrito electoral.
En una encuesta sobre el balotaje divulgada este viernes por Paraná Pesquisas Bolsonaro tiene el 68% contra el 27% de Haddad en el estado de Minas Gerais. Así las cosas Bolsonaro apostó a mantener los lineamientos de campaña trazados para el primer turno, con algunas correcciones menores.

"Llegó la hora de que Brasil se una, de virar pagina del pasado (...) precisamos políticos honestos y patriotas, tengo seguridad que así seremos gran nación", dijo en un spot publicitario radial divulgado en cadena nacional poco después de las 7 horas (10 GMT).
"Brasil encima de todo, Dios encima de todo", repitió Bolsonaro, que lleva siete mandatos consecutivos como diputado federal por Río de Janeiro, y en 2014 fue el congresista más votado de ese distrito, que es el tercero del país.
Así se inició a primera hora de mañana de este viernes la campaña de cara al balotaje, en la que Bolsonaro anunció su intención de no asistir a los debates televisivos con Fernando Haddad, el primero de los cuales iba a realizarse este viernes en los estudios de la TV Bandeirantes.

Los médicos le prescribieron no ir a debates esta semana mientras Bolsonaro se repone de las heridas sufridas el 6 de septiembre cuando fue apuñalado durante un acto de campaña en Juiz de Fora, interior de Minas Gerais.
La publicidad de este viernes incluyó una grabación de archivo de Lula en los años 1990 al hablar en el Foro de San Pablo una entidad que núcleo a partidos de izquierda latinoamericanos, creada por Lula y Castro.
"Cuba es el país más atrasado del mundo, Venezuela está devastada, Brasil gobernado por el PT durante 13 años está en su mayor crisis ética, estamos a la vera del abismo", señaló el spot de Bolsonaro.

Claves para un discurso de marca perfecto

Asier Albistur



La publicidad es una actividad que siempre ha tenido un halo de misterio y cierta leyenda negra. Desde que comenzó a destacar como técnica y profesión ha generado desconfianza y cierto rechazo por parte de la sociedad, ya que se le suponen hiperbólicos poderes de manipulación mental. ¡Cuántas veces he tenido que discutir eso de que las marcas generan necesidades que no existían! No es mi intención despertar este debate en este foro (que además es como lo del huevo y la gallina), pero sí me gustaría dejar claro, desde la humildad de alguien que trabaja “haciendo anuncios”, que ni de lejos tenemos esos superpoderes que se nos atribuyen. Y menos aún hoy en día.


Más bien al contrario: la publicidad siempre va por detrás de la sociedad y es reflejo de ella. Las marcas no tienen más remedio que tener en cuenta la forma de pensar y actuar de aquellas personas con las que desean conectar si quieren ser eficaces. Por supuesto, existe una voluntad de influir en ellos, pero si no se responde a sus percepciones, necesidades y expectativas, será un esfuerzo baldío.

Las propias marcas son cada vez más conscientes de ello, y así nos lo manifiestan continuamente a las agencias: “Que no parezca que somos los protagonistas.” “No demos a entender que tenemos un efecto mágico.” “No queremos hacer overpromise.” Existe una verdadera preocupación por recuperar la confianza de los consumidores, y también cierto complejo por que el aroma que despide su comunicación sea demasiado comercial.

Ahora ya no se lleva hablar de lo guay que es uno mismo como marca. Aquellas épocas de la prepotencia “busque, compare y si encuentra algo mejor” se han desvanecido. Hay que tener cuidado con prometer el oro y el moro para no defraudar a tus públicos. Lo mismo ocurre con la moda emocional que imperaba en épocas de bonanza: ya no se tiene legitimidad para hablar de cuidado, comprensión, empatía. En conclusión: ni creen el mensaje, ni confían en las marcas.

Pero, ¿qué ha pasado en todo este tiempo? La respuesta es bien sabida por todos: una crisis que ha hecho temblar las bases de la convivencia entre marcas y consumidores. Un fallo del sistema que se achaca a todo aquello que tenga aroma a establishment, incluidas las marcas comerciales). Los ciudadanos se han sentido engañados y han desarrollado un instinto de supervivencia enfocado en la alerta y la sospecha constante. Y sobre todo, ya no confían en que nadie vaya a ayudarles a salir adelante, creen que ellos mismos van a tener que sacarse “las castañas del fuego.”

Todo ello coincide con una revolución tecnológica que ha dotado a los usuarios de una capacidad de respuesta e influencia sin parangón. De esto también se ha hablado mucho.

Aunque queda muchísimo camino por recorrer, muchas marcas se están poniendo las pilas para adaptarse a esta nueva sociedad. Los nuevos tiempos requieren mensajes más sinceros y transparentes, pero sobre todo una nueva forma de comunicarse y de interactuar con los usuarios. Las siguientes son algunas de las claves:

Cuéntame una historia que me importe…

La relevancia es una norma básica en la comunicación. Lo que no responde a los intereses del público pasará desapercibido en el mejor de los casos. Las marcas siempre se han esforzado en buscar insights que sirvan para conectar con sus públicos de la forma más relevante posible. Hoy ese esfuerzo debería ser mayor: si quieres tocar su vena sensible, básate en sus problemáticas y preocupaciones diarias para contar tu historia.


O cuéntame una historia verdadera

El recurso del testimonial es tan viejo como la propia publicidad. Eso no quita que ya no sea válido. Como consumidores siempre nos resulta más cercano y creíble alguien “como nosotros” que una marca que trata de “vendernos algo”. Lograr que nuestros propios públicos cuenten cómo nos integramos en sus vidas puede ser la mejor manera de generar un vínculo muy sólido con ellos.


Recuérdame que has estado siempre conmigo

Las marcas están integradas en nuestras vidas. Vivimos rodeados de ellas y hemos crecido junto a las que se han ganado el privilegio de acompañarnos de forma cotidiana. Si eres una de las marcas que ha logrado integrarse en el espacio de confianza de tus públicos, sin haberlos defraudado, aprovecha para recordarlo.


Confía en mis fortalezas y poténcialas

Debido a décadas de mensajes comerciales excesivamente simplificadores y estereotipados, el consumidor tiende a pensar que las marcas lo toman por tonto, o potencian sus complejos para poder manipularlo mejor. Esta percepción negativa se ha acentuado en la actualidad, y por ello es siempre una buena idea posicionarse al lado de los usuarios haciéndoles ver que se cree en su potencial, o más allá, incitando a que actúen como personas inteligentes.


Inspírame para ser mejor

Aunque suene falso (y a constantemente lo sea), algunas marcas tratan de enfocar su poder de influencia en transmitir valores positivos y modificar el comportamiento de la gente para hacer sus vidas más fáciles. En el contexto actual este esfuerzo tiene que ser lo más sincero posible, y sobre todo se debe huir del paternalismo. La capacidad de mejorar está en las propias personas, la mayoría de las marcas sólo tienen legitimidad para despertarla.


Ábrete a mí y deja que manipule tu marca

Algunas marcas llegan al extremo de abrirse del todo a sus públicos, hasta el punto de dejar su imagen y su promoción en manos de estos. Involucrar a los usuarios en la creación y la comunicación de tus mensajes permite no sólo un acercamiento más estrecho, sino además apropiarse de ideas y descubrir nuevos caminos.

Crash the Superbowl


No todos los países pagan aranceles al acero de EE.UU.

Las importaciones norteamericanas provenientes de Japón y Tailandia fueron las que obtuvieron más exenciones del arancel al acero fijado por la administración Trump, mientras que las solicitudes de Canadá y Brasil fueron rechazadas según muestran los datos del gobierno.

Las miles de decisiones sobre el arancel tomadas por el Departamento de Comercio estadounidense, y posteadas en la web, muestran cómo ven los funcionarios la necesidad de importar acero y aluminio. Las vías de ferrocarril y el metal para las latas que contienen alimentos se encuentran entre los productos que obtuvieron exclusiones del gravamen, mientras que al alambre usado para fabricar autopartes y hojas de afeitar industriales se les negó la exención.

Cuando el presidente Donald Trump anunció en marzo nuevos aranceles a las importaciones de acero y de aluminio -de 25% y 10% respectivamente- para proteger a los productores locales, la administración instauró un mecanismo para que las compañías pidieran exenciones si podían demostrar que el metal que ellos están comprando no se puede fabricar en Estados Unidos.

El resultado fue que los funcionarios del gobierno norteamericano pasaron a ser responsables de tomar decenas de miles de decisiones que tienen un impacto significativo en los costos de las empresas. Desde el 20 de agosto, se presentaron más de 38.000 pedidos de exclusión del arancel, y más de 17.000 objeciones de productores estadounidenses de acero y aluminio argumentando que deberían negarse las excepciones.

A medida que suben los rendimientos de los bonos del Tesoro norteamericano, las acciones pierden su brillo. Sin embargo, la plaza volvería a tomar impulso

Un proceso similar se creó para las exclusiones de los aranceles fijados por el gobierno a los productos provenientes de China, lo que multiplica la cantidad de productos que requieren de una decisión de la administración Trump.

Lewis Leibowitz, abogado que representa a las compañías que piden exenciones, dijo que las razones del departamento de Comercio para otorgar o negar exclusiones de los aranceles de acero y aluminio todavía son "muy turbias", lo que crea incertidumbre sobre las decisiones del gobierno.

"Creí que los republicanos apoyaban la idea de que el mercado es el que elige a los ganadores y perdedores, no el gobierno", dijo.

En Ford Motor la semana pasada calcularon que los aranceles del acero y aluminio recortarán en u$s 1000 millones sus ganancias a fines del año próximo.

El Departamento de Comercio aseguró en un comunicado regulatorio el mes pasado que había recibido muchos comentarios de fabricantes estadounidenses preocupados por el impacto en sus costos, incluyendo una compañía que fabrica carrocerías para camiones volquetes, que aseguró que el 25% de aumento en los precios del acero provocaría un incremento de 11% en el precio mayorista de sus productos.

Sin embargo, otras empresas pudieron argumentar que deberían quedar exceptuadas de esa obligación adicional. Hasta el viernes pasado, el departamento había emitido decisiones sobre cerca de 8400 pedidos de exclusiones para el arancel del acero; otorgó cerca de 5300 y rechazó cerca de 3100.

Union Pacific, el grupo ferroviario, se encuentra entre los mayores ganadores en cuanto a esas exclusiones. Obtuvo el visto bueno para importar desde Japón cerca de 127.000 toneladas de rieles de acero.

Otra empresa a la que le fue bien en términos de solicitudes aceptadas es Ohio Coatings Company, que fabrica acero para producir latas para alimentos y moldes para hornear. Presentó múltiples solicitudes para importar desde Tailandia acero con especificaciones levemente diferentes, y consiguió la aprobación de 14 de ellas.

En general, las importaciones provenientes de Japón y Tailandia tuvieron más éxito en términos de toneladas permitidas para escapar de los aranceles.

Las importaciones provenientes de Turquía, Canadá y Brasil son las menos aprobaciones obtuvieron. Hubo 135 solicitudes de exclusión de aranceles para importaciones provenientes de Turquía, 32 de Canadá y 23 de Brasil. La administración otorgó sólo una a Turquía y ninguna a Canadá y Brasil.

Los banqueros brasileños le expresan su apoyo a Bolsonaro




El impresionante repunte de los mercados en Brasil no es el único factor que esta semana genera optimismo entre los altos directivos de empresas y ejecutivos del sector financiero de San Pablo.

La posibilidad de que el legislador derechista Jair Bolsonaro sea el nuevo presidente de Brasil y aplique un programa económico liberal despertó las esperanzas de que finalmente se reviertan décadas de políticas estatistas en el país.

"Lo primero que hay que hacer es respirar hondo", comentó un alto banquero refiriéndose al sólido resultado que obtuvo Bolsonaro en la primera vuelta electoral el domingo, donde el ex capitán del Ejército recibió el 46% de los votos pese a que suele elogiar la dictadura militar de Brasil. "No era mi primer candidato, pero definitivamente muchos de mis clientes están contentos, " agregó.

Paulo Guedes, el asesor económico de Bolsonaro y oficial de banca de inversión graduado en la Universidad de Chicago, estaría buscando otros profesionales exitosos de la industria financiera para que se unan al equipo de transición si Bolsonaro supera a Fernando Haddad del Partido de los Trabajadores (PT) en la segunda vuelta electoral el 28 de octubre.

A medida que suben los rendimientos de los bonos del Tesoro norteamericano, las acciones pierden su brillo. Sin embargo, la plaza volvería a tomar impulso

Haddad obtuvo el 29% de los votos el domingo y los analistas estiman que para ganar en la segunda vuelta debe atraer a más del 85% de todos los votantes que lo votaron a él o a Bolsonaro, una tarea casi imposible.

"Hay una sensación de moderada esperanza. Bolsonaro quizás no sea el catalizador del cambio que yo elegiría, pero es lo que dejó la democracia brasileña. Muchos de mis colegas se preguntan cómo pueden ayudar. Brasil lo necesita", dijo otro alto banquero.

Con un déficit presupuestario de 8% del PBI, la creciente deuda nacional y el clima de negocios que según el Banco Mundial se ubica en el lugar 125 de 190 países, los economistas sostienen que Brasil necesita una fuerte dosis de ortodoxia para salir del malestar económico.

Entre los ejecutivos de la industria financiera que suenan para conformar una administración Bolsonaro son Alexandre Bettamio, el presidente de la división Latinoamericana de Bank of America Merrill Lynch, JoÒo Cox, presidente del directorio de la unidad brasileña de Telecom Italia, y Roberto Campos Neto, director de mercados globales de Santander Brasil, informó el diario Folha de S.Paulo el martes. Ninguno de ellos hizo comentarios.

El hecho de que Bolsonaro, a quien a veces se lo llama el "Trump tropical" por sus comentarios impulsivos, sus políticas conservadoras y su plataforma pro iglesia, recurra al sector privado para conformar su gobierno también recuerda a una iniciativa similar del presidente de Estados Unidos después de ganar las elecciones de 2016.

Mauricio Macri, presidente de Argentina, también convocó a ejecutivos del sector bancario y altos directivos de empresas después ser electo en 2015 con la promesa de revertir las políticas estatistas de sus predecesores.

Sebastián Piñera, el presidente chileno y empresario multimillonario, esta semana elogió los instintos económicos de Bolsonaro, diciendo que "van en la dirección correcta".

El alza del 5% que registró esta semana el mercado de valores de Brasil y el 3% que repuntó su moneda, el real, sugieren que muchos inversores concuerdan pese a que Bolsonaro tiene reputación de legislador mediocre que patrocinó sólo dos leyes exitosas durante sus 28 años en Brasilia.

El temor a que Bolsonaro tenga dificultades para gobernar se disipó después de que su Partido Social Liberal (PSL) se quedó con 52 bancas de las 513 que tiene el Congreso. Los potenciales aliados, como Nuevo Partido de centroderecha, podrían ayudar a formar una coalición con mayoría.

Los militares retirados también podrían brindar solidez a la gestión, otra similitud con Trump. El compañero de fórmula de Bolsonaro es un general retirado, Hamilton MourÒo.

Sin embargo, con más de 30 partidos en el Congreso, los analistas advierten que la gobernabilidad todavía es un tema teniendo en cuenta el temperamento confrontativo de Bolsonaro y lo poco que sabe sobre cómo manejar el aparato estatal de Brasil. Trump también tuvo dificultades en Estados Unidos según informes que mencionan el caos que hay dentro de su administración.

"Bolsonaro no tiene probada su capacidad de elegir a un equipo de profesionales competitivo y dirigir una coalición de partidos amplia y diversa", dijo Paulo Sotero, director del Instituto Brasil del Woodrow Wilson Centre. "Bolsonaro quizás pueda ganar, pero está por verse si podrá gobernar eficazmente".

Quizás el mayor temor entre los muchos críticos de Bolsonaro es la creciente violencia, dados los frecuentes comentarios misóginos y homofóbicos que hizo durante la campaña, y que recomienda para resolver la creciente delincuencia en Brasil y liberar la portación de armas.

El PT, que ha gobernado Brasil durante la mayor parte de este siglo y preside la recesión más profunda y el mayor escándalo de corrupción del país, mientras tanto describe a Bolsonaro como un autoritario que podría convertir otra vez a Brasil en una dictadura.

"Brasil necesita agitar las aguas. ¿Lo hará Bolsonaro?, se pregunta un banquero. "Hay muchas dudas. Finalmente, hay que tener confianza en las instituciones del país. Y yo les tengo confianza", agregó.

No todos los profesionales exitosos de San Pablo apoyan a Bolsonaro. La chef de celebrities Helena Rizzo provocó un alboroto entre sus acomodados clientes, muchos de los cuales amenazaron con boicotear su restaurante Maní después de que posteó en Instagram una foto del personal de su cocina en la que muestran un gesto obsceno con los dedos y el brazo con el hashtag #EleNao, que es un movimiento que organiza manifestaciones en contra de Bolsonaro.

"¿Quién puede garantizar que una chef con esos modales no escupe en los platos de sus clientes?", reza un comentario. Rizzo se vio obligada a publicar una aclaración diciendo que el posteo era una opinión personal y que no tenía la intención de juzgar a sus clientes. "Mi gesto es una protesta al prejuicio, al chauvinismo, racismo, homofobia y misoginia", afirmó.

Nuevo desplome en acciones de Facebook tras confirmación de masivo robo de datos

Más dolores de cabeza para Zuckerberg La compañía admitió que hackers accedieron a la información de unas 30 millones de personas. La empresa señaló que esa información podría ser utilizada por un estafador en la red social. Si bien la noticia fue menos preocupante de lo esperado, los papeles del gigante volvieron a caer hasta un 3%.





Facebook sigue sumando dolores de cabeza a su rendimiento en los mercados. Este viernes la compañía de Mark Zuckerberg admitió que hackers lograron acceder el mes pasado a información de unas 30 millones de cuentas de la red social. Como era de esperarse, la noticia provocó un desplome en las acciones de la empresa que llegaron a caer casi un 3% para luego ir recuperándose a lo largo de la jornada.

Vale recordar que el mes pasado cuando se supo que la red social había sido vulnerada por parte de piratas informáticos, pero aún se desconocían los detalles del ataque, las acciones de Facebook se habían desplomado un 2,6%.

Por lo pronto, desde la red social advirtieron que no se descubrió el robo de mensajes muy personales o datos financieros al tiempo que tampoco se detectó que se hayan usados datos de acceso a la red social para entrar a otros sitios web, lo que habría sido motivo de una mayor preocupación. Sin embargo, los datos robados a 14 millones de usuarios incluyen fechas de nacimiento, empleadores, educación y listas de amigos.

De acuerdo a los especialistas, los datos robados podrían facilitar a un estafador a hacerse pasar por Facebook, el empleador o un amigo y con esa información, podrían crear un mensaje de correo electrónico más sofisticado para engañar a usuarios para que entreguen información de acceso en una página falsa.

A fines de septiembre, la red social dijo que hackers robaron códigos de acceso digital que les permite tomar el control de casi 50 millones de cuentas de usuarios, en la peor brecha de seguridad que ha registrado en su historia, pero no confirmó si realmente habían robado alguna información.

La más reciente vulnerabilidad de Facebook ha existido desde julio de 2017, pero la compañía la identificó por primera vez a mediados de septiembre tras percatarse de un incremento notorio en el uso de la función de privacidad "ver como". La empresa determinó que el ataque tuvo lugar el 25 de septiembre.

Industria: uso de la capacidad instalada se contrajo en agosto por cuarto mes seguido

Según el Indec



La utilización de la capacidad instalada en la industria descendió al 63% en agosto, su cuarta contracción en forma consecutiva, con relación a igual mes de 2017, informó este jueves el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

Según el organismo, el uso de la capacidad instalada en el sector manufacturero registró una merma contra igual período del año anterior en el que se había ubicado en el 67,3%.

Los bloques sectoriales que presentan, en agosto de 2018, niveles de utilización de la capacidad instalada superiores al nivel general son: industrias metálicas básicas (85,2%), refinación del petróleo (78,1%), productos del tabaco (76,7%), papel y cartón (76,1%), y productos minerales no metálicos (72,1%).

Mientras que los bloques sectoriales que se ubican por debajo del nivel general de la industria son: productos alimenticios y bebidas (61,7%), productos de caucho y plástico (57,6%), la industria automotriz (57,3%), sustancias y productos químicos (54,1%), la industria metalmecánica excepto automotores (53,9%), edición e impresión (53,9%) y productos textiles (53,4%).

Entre agosto de este año e igual mes del 2017, la actividad industrial cayó 5,6% y las expectativas hasta noviembre no son favorables, según destacó la encuesta que realiza entre empresarios el propio Indec.

En el relevamiento, el 59,7% de los empresarios consultados anticipó una baja de la demanda interna hasta noviembre, mientras que el 32,4% prevé un ritmo estable y solo un 7,9% espera un aumento.

Entre las firmas exportadoras, el 52,6% no anticipa cambios en sus ventas hasta noviembre, mientras que 31,1% espera una suba y 16,3% anticipa una disminución.

Marine Le Pen tomó distancia de Jair Bolsonaro: "Dice cosas realmente desagradables"


Marine Le Pen, del Frente Nacional francés


Marine Le Pen, la líder del Frente Nacional (FN) -partido de la extrema derecha francesa- ha salido a diferenciarse de Jair Bolsonaro, quien acaba de resultar victorioso en las elecciones brasileñas y competirá por la presidencia en una segunda vuelta a celebrarse el 28 de octubre.


"No veo qué hace al señor Bolsonaro un candidato de la extrema derecha", explicó Le Pen, entrevistada por el programa "4 verdades" de la cadena France 2, agregando que "él dice cosas realmente desagradables que no pueden trasladarse a nuestro país, Francia".


Así, Le Pen tomó distancia del líder derechista Matteo Salvini, quien celebró el triunfo de Bolsonaro en primera vuelta, y criticó duramente las declaraciones de brasileño contra los homosexuales y las mujeres.


La política francesa explicó que atribuye la victoria de Bolsonaro el pasado domingo con el 46% de los votos a su discurso sobre seguridad y contra la corrupción.

Jair Bolsonaro (AFP)


"Existe una criminalidad endémica que afecta la libertad de los brasileños, y que ha sido tolerada por el gobierno anterior (en referencia al Partido de los Trabajadores). Los brasileños lanzaron una alerta de que la seguridad es prioridad para ellos", aseguró en la entrevista.

Marine Le Pen llegó hasta segunda vuelta contra Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales del año 2017, pero fue derrotada por un 66,1% que obtuvo el centrista liberal frente al 33,9% que obtuvo ella.


El próximo 28 de octubre Jair Bolsonaro competirá en un ballotage contra el sucesor de Luiz Inácio Lula da Silva, el académico Fernando Haddad, quien obtuvo en la primera ronda un 29% de los votos.

Haddad cita al Papa tras reunión con la Iglesia

Candidato de izquierda critica a su rival, Jair Bolsonaro

Fernando Haddad, el candidato presidencial del PT


El candidato presidencial Fernando Haddad, fue recibido hoy por la Conferencia Nacional de Obispos católicos (CNBB, sigla portugués), donde citó un encuentro con el papa Francisco y lanzó duras críticas a su adversario Jair Bolsonaro, de cara al balotaje.
Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), destacó las coincidencias que hubo durante el encuentro con el prelado Leonardo Ulrich Steiner, secretario general de la CNBB.
"Uno de los temas de nuestra conversación" fue el encuentro con el papa Francisco en el Vaticano en 2015 cuando se habló de la encíclica Laudato Sí, sobre que versa sobre la preservación del medio ambiente "un tema que preocupa a la Iglesia", argumentó.
También se conversó con el representante de la CNBB sobre la "preservación de la vida, que es el mayor principio de la Iglesia (...) y nuestro programa de gobierno está alineado con esos principios, para una sociedad civilizada y de la paz", declaró Haddad. Por otra parte, el candidato petista elogió la "posición altiva" asumida por la jerarquía católca contra "las reformas del gobierno sobre el techo del gasto público y la reforma laboral, y me comprometí a derogarlas en mi gobierno".

Más adelante Haddad se refirió a las "fake news" (noticias falsas), un tema que es recurrente en el candidato del izquierdista PT y exalcalde de San Pablo.
"Le pedí a don Leonardo (Steiner) que se recomienda a las personas (...) a los ciudadanos católicos (...) que se tenga más cuidado con las informaciones falsas en Internet", dijo Haddad.
El representante del PT acusó a Jair Bolsonaro de "distribuir material impropio de menores", en las redes sociales como parte de una supuesta campaña sucia electoral. También responsabilizó a Bolsonaro de la campaña de agresiones contra ciudadanos de izquierda ocurrida en los últimos días, y recordó que el lunes falleció en el estado de Bahía un petista que era profesor de capoeira, apuñalado por un hombre seguidor del militar retirado.
Por su parte, Bolsonaro, del Partido Social Liberal y gran favorito a la victoria según los sondeos, dijo que los hechos de violencia son inventados o forzados por el PT.
"La muerte del profesor de capoeira fue inventada?. Decir eso es entrar en el campo del delirio, me parece que esto es simbólico de lo que él (Bolsonaro, ndr) piensa del mundo", embistió Haddad.

"Lo que pasa es que para Bolsonaro el mundo es una guerra, y el que hombre murió era un soldado no un ciudadano", acotó hoy tras la reunión con la CNBB en Brasilia.
La consultora Datafolha publicó el miércoles la primera encuesta con vistas al balotaje en la que el derechista Jair Bolsonaro del Partido Social Liberal (PSL) apareció con el 58% contra el 42% de Haddad, ahijado político del expresidente preso Luiz Inácio Lula da Silva.
Por su parte, la Iglesia divulgó un comunicado en el que aseguró que el encuentro se inscribe en los que se realizan habitualmente durante las elecciones y aseguró que la entidad "no tiene partido".

Fuerte interna económica en el entorno de Bolsonaro entre el ultraliberalismo de eventual ministro Guedes y los militares nacionalistas

El choque del pensamiento nacional de los militares con el ultraliberalismo de Guedes
Las propuestas del superministro de Economía que quiere Bolsonaro se contraponen con las ideas del entorno del candidato.


Paulo Guedes junto a Bolsonaro.
Familia Bolsonaro


El posible gobierno de Jair Bolsonaro comenzó a exhibir fisuras antes de llegar al poder por las contradicciones del manejo de la economía entre los militares que rodean al polémico candidato y su elegido para el ministerio de Hacienda.


Guedes tiene un perfil ultraliberal y Bolsonaro le prometió que se haría cargo de un "super ministerio de economía" que fusionaría las áreas de Hacienda, Planificación, Industria y Secretaría General.

El futuro ministro, si Bolsonaro gana el ballotage, había generado euforia en el mercado con propuestas rimbombantes como la venta de todas las empresas estatales, para recaudar un trillón de reales y pagar toda la deuda de Brasil, y una reforma previsional que Michel Temer no pudo llevar a cabo.

Le Pen en contra La líder de la extrema derecha en Francia, Marine Le Pen, afirmó que Bolsonaro "dice cosas extremadamente desagradables". "Desde el momento en que un candidato habla cosas desagradables, en Francia es catalogado de extrema derecha", señaló Le Pen para distanciarse de Bolsonaro, quien ha hecho comentarios denigrantes contra los negros, los gays y las mujeres.

Pero Guedes chocó de frente contra el propio Bolsonaro, que lo desautorizó una serie de veces en la campaña, y con el pensamiento nacionalista de los militares formados en la academia de Águilas Negras de Río de Janeiro, que metió al candidato a vicepresidente de la lista, Hamilton Mourâo.


El propio Bolsonaro hizo caer las acciones del Bovespa este miércoles cuando puso en duda la reforma previsional que en Brasil consideran una de las leyes ineludibles para quien sea el próximo presidente.

Los militares, en tanto, comenzaron a cuestionar la estatización de Petrobras, que representa el 10 por ciento del PBI brasileño, porque la consideran estratégica para el Gobierno.

Los cargos en las empresas estatales son la moneda de cambio del Ejecutivo brasileño para negociar con la parva de partidos que pueblan el Congreso.

La negativa de ese sector a meterse con Petrobras se plasmó este jueves, cuando el presidente del PSL, Gustavo Bebianno, salió a minimizar la privatización de la petrolera. "No puede meterse con Petrobras porque es un bien público y debe ser tratado como tal", dijo Bebianno.


"La compañía debe ser revitalizada, tenemos que sacar de allí a la gente del PT y del MDB y después quizás podamos pensar en una privatización, más adelante", detalló.

En este contexto, en Brasil creen que Guedes durará poco en caso de ser el superministro de Economía. Para colmo, Ministerio Público Fiscal lo comenzó a investigar por presunta asociación con ejecutivos ligados al PT en prácticas fraudulentas con fondos de pensiones estatales.

Para el 73% de los argentinos, la situación del país está cada vez peor

Apenas un 4,3% opina que la Argentina mejoró con respecto al año pasado. Además, los números muestran que la valoración positiva de Macri se deterioró en 2018.




El 73,1% de los argentinos considera que la situación del país es peor que hace un año atrás, mientras que apenas un 4,3% opina que es mejor que la del 2017, según arroja un nuevo estudio de opinión pública presentado por la consultora Synopsis.

Tales cifras sobre la visión negativa se refuerzan cuando se evalúan las percepciones sobre la situación personal de cada argentino. Un 69,2% cree que su situación empeoró durante el último año y tan solo un 5,1% cree que mejoró.



La investigación determina que la valoración del Gobierno de Mauricio Macri se siguió deteriorando en octubre al registrarse una caída en la valoración positiva (-0,9), y un incremento de la valoración negativa (+3,8), lo que profundiza el diferencial negativo de imagen (-23,3). O

En este sentido, los datos destacan que la preocupación por la inflación supera en octubre nuevamente la barrera del 40%, y junto a la preocupación por el Desempleo (que crece +0,5) impulsan las preocupaciones económicas al 58,9%.



Al mismo tiempo, se registró una caída de la preocupación por la corrupción (-5,3%), que queda relegada al tercer lugar en el ranking de preocupaciones. o La percepción negativa de la situación actual del país llega en octubre al 73,1% mientras que los que consideran que hoy el país está mejor que un año atrás solo representan el 4,4%.

La misma visión negativa sobre el presente se verifica a la hora de evaluar la situación personal de cada uno, ya que el 69,2% cree que su situación empeoró en el último año, y solo el 5,1% cree que mejoró.

El dato positivo del mes vino del lado de las expectativas ya que en octubre las expectativas sobre el futuro del país mejoraron +3,3% respecto de septiembre, mientras que el pesimismo cayó -0,1%.

Algo similar se observó respecto del futuro de la situación personal, donde la perspectiva sobre una mejora en la situación personal en el futuro mejoró un +2,1% en octubre ,mientras que el pesimismo sobre el futuro personal descendió -0,8%.

En materia electoral, la tendencia en el voto oficialismo/oposición se mantuvo estable en octubre, siendo que al igual que en septiembre, un 32,9% manifestó intenciones de votar por el oficialismo y un 52,7% a otra fuerza política (un incremento de apenas +0,7 respecto a septiembre).



Las tendencias electorales por espacio político tampoco observaron grandes modificaciones respecto del registro de agosto: el oficialismo conserva el 32,9% de intención de voto, y el kirchnerismo mejora +2,7% llegando a una intención de voto de 32,9%, similar a la del oficialismo. El Peronismo Federal sigue lejos con un 10,6%, casi sin variaciones respecto de septiembre.

Frente a la posibilidad de que la elección se resuelva en un ballotage, en un enfrentamiento Macri/ CFK, el Presidente muestra una intención de voto de 46,6% contra un 44,1% de la ex Presidenta. Al proyectar indecisos repreguntando por mayor inclinación, Macri llega al 52,0% mientras que CFK se queda en 48,0% (dejando una diferencia de 4,0%).

En tanto, en un escenario Vidal/CFK, la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires recoge una intención de voto de 51,6% y CFK de 44,6%. Proyectando indecisos, Vidal llega al 54,1% mientras que Cristina Kirchner se queda en 45,9% (diferencia de 8,2%).

Frente a un hipotético regreso del kirchnerismo al poder en 2019, un 47,8% manifiesta que no le gustaría, mientras por el contrario, un 37,6% manifestó que sí le gustaría. Comparado este registro con el obtenido en septiembre de 2017, los que manifiestan que les gustaría que el kirchnerismo vuelva a gobernar creció +11,6% y los que manifiestan que no les gustaría descendió -5,5%.

El salario argentino en dólares se desploma ante Chile y Brasil


La devaluación de los últimos meses tuvo un impacto directo en los ingresos de los argentinos, sobre todo si se mide en dólares. Esto se comprueba en un reciente estudio del Centro de Estudios de la Nueva Economía, dependiente de la Universidad de Belgrano.

Allí se aprecia que el sueldo promedio es de $ 18.012 en la Argentina, en base a los datos del Indec. A un tipo de cambio de $ 38,50 por cada dólar, da como resultado un ingreso de u$s 468 en el país.

En la comparación con países vecinos la Argentina queda muy relegada ante Chile, que tiene u$s 812. Es decir, un ingreso 73,5% superior. También se ubica por detrás del gigante regional: Brasil tiene u$s 529 de promedio de ingreso.

Si se compara con Europa, por ejemplo, la Argentina se encuentra lejos de los países de primer orden. Supera a Bielorrusia, (u$s 422) pero pierde ante Bulgaria (u$s 537).

Es la contracara de la caída generalizada que se observa en la producción industrial. Según estimaciones privadas en 2018 el sector manufacturero caerá entre 2,5% y 4%

Víctor Beker, director del centro de estudios a cargo del informe, aclara por qué se utiliza esta metodología: “Si bien se suele recurrir a la Paridad de Poder Adquisitivo (PPA) para calcular la ubicación de la Argentina en el mundo en materia de salarios, ello se lleva a cabo cuando hay una fuerte divergencia entre los precios externos y los internos medidos en dólares. No parece ser hoy la situación, con el actual tipo de cambio, luego de la reciente devaluación”.

Carrió arrugó: "Lo que dije fue una broma"

La diputada Elisa Carrió parece que recapacitó y se retractó ante la presión que quiere ejercer sobre el Presidente Mauricio Macri. Ahora, "Lilita" se retractó y dio marcha atrás a sus dichos. "Lo que dije fue una broma".

"Voy a amigarme con el Presidente cuando me lo saque a Garavano", disparó este jueves 11/10 Elisa Carrió

Luego de la polémica que generaron sus dichos contra el ministro Germán Garavano, a quien le pidió la renuncia y el juicio político, Elisa Carrió ha dado marcha atrás a sus declaraciones y ha bajado un tanto la intensidad de la interna Cambiemos.

"Yo no le pedí ni le voy a pedir la renuncia del Ministro Garavano al Presidente. Lo que dije esta mañana fue una broma, no condiciono ni disputo autoridad", explicó Lilita a través de su cuenta de Twitter.

Si bien la diputada pidió "disculpas por la forma", sí ratificó que ejerce "su facultad de diputada para pedir juicio político a los funcionarios establecidos por la Constitución Nacional".

En este sentido, Carrió dijo que con el objetivo de distender la situación, "voy a posponer por unos días la presentación del Juicio Político que ya hemos elaborado".

En la mañana de este jueves, en el acto de Argentina Exporta en el CCK, Carrió había dicho que se amigará con el Presidente "cuando lo saque a Garavano". Increíblemente, pese a que el auditorio estaba colmado por funcionarios del Gobierno, es decir pares de Garavano, tras la frase de Lilita hubo aplausos.


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