Segunda vuelta en Colombia: Santos o Uribe

Mariano Fraschini
El próximo domingo el candidato de la Alianza Centro Democrático (CD) Oscar Iván Zuluaga y el actual primer mandatario Juan Manuel Santos por el Partido de la “U” (PU) dirimirán en la segunda vuelta electoral quien residirá en la Casa del Nariño por los próximos cuatro años. Luego de una elección caracterizada por la fragmentación de las preferencias electorales (la diferencia entre el primero y el cuarto fue menor al 15%), el candidato uribista y el presidente-candidato se ungieron con el primer y el segundo lugar con escasas diferencias entre ambas propuestas. A pesar que se preveía una elección reñida y polarizada, los resultados reflejaron una importante segmentación del voto y una mínima ventaja superior al 3% a favor de Zuluaga. La suma de votos entre los dos candidatos más votados fue inferior al 60% y la asistencia electoral orilló el 40% de los votos, convirtiéndose, por la baja cantidad, en un record histórico en lo que hace a elecciones presidenciales en los últimos veinte años. En ese marco, el segundo turno electoral presenta más interrogantes que certezas y las primeras encuestas realizadas muestran un virtual empate técnico. Aquí se sugieren algunos elementos de análisis y escenarios a futuro:
• De cara a la segunda vuelta, el presidente Santos puede exhibir como dos activos de su administración el proceso de paz frente a la guerrilla y una aceptable situación económica, en línea con la media sudamericana. A pesar de mostrar niveles de aceptación de su gobierno superior al 40%, no pudo en esta primera vuelta electoral superar el 30% de los votos. Sin duda, los déficits en la política comunicacional, será uno de los factores en los que el primer mandatario deberá poner el acento en vistas a mejorar la perfomance electoral. Por otro lado, Zuluaga, ex ministro de economía de Álvaro Uribe, y su delfín en esta contienda, logró penetrar en las capas descontentas colombianas con un discurso basado, en líneas generales, en un fuerte tono anti acuerdos de paz. Logró instalar en la primera línea del debate al clivaje histórico uribista de guerra contra las ‘FARC’ en un contexto donde el mismo avanza a pasos agigantados, como nunca antes en la historia en materia de negociación entre el Estado y la guerrilla.
• Esta paradoja que exhibe la elección colombiana muestra que a pesar de los éxitos del proceso de paz con las ‘FARC’ propuesto por quien había sido el principal enemigo de la guerrilla durante el gobierno anterior (Santos fue ministro de defensa de Uribe en los momentos en que las ‘FARC’ sufrieron los golpes más fuertes: Reyes, Betancourt, etc.), no logró convencer al electorado de las bondades del mismo. Como así también, evidencia que las posturas más duras expresada por el candidato uribista contienen una suerte de evaluación positiva que reniega de contextos y fortalezas. Las ‘FARC’, hoy se encuentran en la mesa de negociación de La Habana como producto de un proceso de desgaste ante la opinión pública, una capacidad militar herida luego de años de acoso estatal y con una rotación en el interior de su conducción política militar luego de que varios de sus jefes fueran abatidos. Lejos de ser una fuerza con la capacidad militar de antaño, hoy la guerrilla sueña con una salida decorosa que el Estado colombiano está en condiciones de procesar sin los costos del pasado.
• En ese marco, las posibilidades del presidente de mostrar las ventajas del proceso de paz aumentan al compás del zigzagueo del candidato uribista, quien, desde la victoria en la primera vuelta, pasó de una oposición cerrada a los acuerdos de La Habana a un tímido apoyo a su continuidad con nuevas exigencias. En ese sentido, de cara a la segunda vuelta, las posturas más moderadas parecen a priori partir con ventaja, por lo que Santos puede ahondar en ese clivaje para alimentar su sueño reeleccionista. Sin embargo, el “factor Uribe” es un fenómeno que tiene a favor Zuluaga para neutralizar estas ventajas oficiales. La popularidad del expresidente permite comprender, a grandes rasgos, como un candidato prácticamente desconocido hace un mes logró alcanzar el balotaje en un escenario fragmentado.
• El dominio del uribismo durante los últimos doce años se expresa en que el expresidente ha sido durante los ocho años de gobierno (2002- 2010) una figura central de la política del país y ha sido el gran elector en las votaciones presidenciales 2010 y 2014. Inclusive, la candidata que obtuvo el tercer lugar en la elección del domingo 25, la representante del Partido Conservador Marta Lucía Ramírez ha sido parte del gabinete uribista en la cartera de defensa durante la primera presidencia del líder antioqueño. Los altos niveles de aceptación que concita la figura del expresidente aún se mantienen, aunque no en las alturas de los años presidenciales. En ese marco y con niveles de aceptación superiores al 70% durante sus dos gobiernos, Uribe no logró sortear los escollos institucionales para ir por una nueva reelección, a la cual buscó y la Corte Constitucional negó, y debió consolarse con ungir a Santas como su candidato a sucederlo en el interior del Partido de la “U”. Durante el actual gobierno, la figura de Uribe no logró ser eclipsada a pesar de que Santos (quien lo calificó como un dirigente del pasado) heredó la jefatura del PU y muchos de sus recursos de poder institucionales y financieros, otrora en manos del expresidente. En ese marco, el liderazgo político de Álvaro Uribe se convirtió, durante este último quinquenio, en el epicentro del sistema político, y a pesar de no haber sido candidato presidencial en las últimas elecciones, se convirtió en el protagonista principal de ambas contiendas electorales.
• Que las primeras tres fuerzas (CD, PU y PC) ostenten un discurso ubicable en el espectro de la derecha ideológica hayan obtenido más del 70% de los votos evidencia que en el país cafetero, los sueños integracionistas de Bolívar no calaron hondo en una sociedad que desprecia las alternativas de izquierda, que en muchos casos, asocia con la propia guerrilla. En el interior de los sistemas políticos sudamericanos, Colombia es el único país en el cual el “giro a la izquierda” que inundó el continente en estas últimas décadas pasó desapercibido, y no logró concretar una herramienta partidaria con potencial de votos que dé cuenta de estas transformaciones ideológicas en el continente.
• Las alternativas políticas de tinte conservadora y neoliberal han permanecido en Colombia manteniendo un atractivo entre los votantes y los guarismos obtenidos durante las últimas décadas así lo atestiguan. La izquierda colombiana no ha podido constituir una fuerza política con potencia electoral y continúa condenada a mirar desde la tribuna la definición del partido principal. Las opciones antineoliberales no lograron superar en esta elección el 15%, como atestigua la candidatura de Clara López del Polo Democrático, que a pesar de haber aumentado el caudal de votos en comparación con la elección presidencial de 2010, lejos se encuentra de empardar el caudal de votos (alrededor del 25%) de los años 2003-2007. Otra de las paradojas de esta elección, es que la izquierda colombiana con sus sectores más duros a la cabeza (Piedad Córdoba e Iván Cepeda, por mencionar dos) ya han declarado su apoyo a la candidatura de Santos, el “menos malo” de la derecha cafetera.
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Óscar Zuluaga, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos.
• Que los candidatos que compiten por la presidencia en el balotaje del 15J no revelen grandes diferencias en el terreno de la política económica, resulta una novedad para la media electoral de la región, pero no para el caso colombiano. Desde los años del Frente Nacional (1958-1974), su sucedánea alternancia entre los Partidos tradicionales Conservador y Liberal, y los años del uribismo, la discusión en Colombia sobre el modelo económico social se ha encorsetado en torno a una visión que combina en parte iguales dosis de neoliberalismo y conservadurismo. La ausencia de un potente partido de izquierda o progresista en uno de los países donde la desigualdad se extiende a pesar de los avances del PBI y del desarrollo económico, plantea nuevos interrogantes sobre el papel que juegan los liderazgos y el sistema de partidos en el interior de la política colombiana.
¿Qué impacto tendrá esta elección para la Argentina y Sudamérica? Sin lugar a dudas que el resultado sonará fuerte en Venezuela y Ecuador. Los chispazos de principios de año entre el gobierno bolivariano y Uribe alertan sobre nuevos desencuentros si el domingo próximo se repiten las posiciones de hace dos semanas. Para el resto de Sudamérica, un triunfo opositor crearía un importante signo de interrogación sobre la perdurabilidad de los acuerdos de La Habana e introduciría un elemento inquietante sobre el impacto que esto pueda generar en la región. Para la Argentina, quien gané el 15 de julio no parece ser una preocupación, ya que hay que recordar que los lazos entre el uribismo y el kirchnerismo no se conmovieron durante los siete años de relación y tuvieron picos de intensidad durante el fallido rescate de tres rehenes en manos de las ‘FARC’, en diciembre de 2007 en las selvas colombianas. Durante esas jornadas, el propio Néstor Kirchner en persona fue partícipe de esos sucesos que concentraron la atención de la región durante los días calientes de finales de aquél año.
El 15 de junio habrá nuevo (o mismo) presidente en Colombia. Las ramificaciones del resultado se extenderán por toda la región y su impacto será mayor de la que hoy predicen los medios locales. A cara o cruz se debate hoy la suerte que tendrá el proceso de paz en el país de Jorge Eliécer Gaitán, Gabriel García Márquez y Fernando Botero.
*El autor es Doctor en Ciencia Política por la Universidad de San Martín, y titular del Seminario "Liderazgos Presidenciales del Siglo XXI" en la carrera de Ciencia Política de la UBA. Además, es co-editor del blog colectivo Artepolítica.

Brasil: apuntes sobre causas e impacto electoral de las protestas antimundial


Desde el punto de vista electoral, el impacto de las protestas sociales en Brasil es marginal sobre el oficialismo que sigue preponderando de manera relativa muy ampliamente. La simpatiquísima Dilma hoy se ubica a más de quince puntos de Neves, su principal competidor. La fragmentación opositora es creciente y la reelección de Rousseff está hoy, fuera de riesgo. 
Sucede que los segmentos sociales que se movilizan con gran legitimidad en su reclamo, ya no pertenecen mayoritariamente al universo real o potencial de votantes oficialistas , que ancla su despliegue electoral sobre los segmentos medios bajos y bajos de las sociedad. 
Las críticas a las carencias de infraestructura y su impacto sobre la calidad de vida cotidiana , la ineficiencia y los elevados costos de los servicios públicos , se encarnan en los segmentos medios urbanos preponderantemente juveniles, encabalgados en un discurso antipolítico que impacta de pleno en el plexo del arco opositor sobre el cual los manifestantes no manifiestan expectativas.

Las movilizaciones no son entonces un indicador de erosión electoral oficialista relativa, sí muestran el estancamiento de la gestión petista en materia de infraestructura, calidad y extensión de los servicios públicos, salud , educación y transporte preponderando entre las carencias.

Por otra parte para evaluar la notable extensión de las protestas, debe observarse que como bien señalan en Harvard, "son muy poquititos los que viviendo como el orto (según sus criterios de evaluación, claro) defienden a un gobierno por la escuálida convicción de que la opo es neoliberal ".

He ahí una muy dura tarea de persuasión y convencimiento de mass media que ven una bocha de tele , conocida como " Batalha Cultural" , para la Secretaria de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Naciona Brasileño, la temible SECOESPENABRA , en cuyos frontispicios puede leerse la célebre sentencia heideggeriana: "El ser nacional ahí, es un ser que se la ha, relativamente".

Sobre el movimiento de protestas en Brasil , leemos:
Las protestas en las calles de Brasil han servido para que algunos hayan decretado la muerte del llamado “modelo de desarrollo brasileño”. Otros manifiestan desconcierto ante lo inesperado de las protestas: ¿cómo es posible que el país que logró sacar a 40 millones de personas de la pobreza sea el escenario de masivas manifestaciones populares? Moises Naím propone una respuesta en su artículo Turquía, Brasil y sus protestas, apoyado en Samuel Huntington:
“…Brasil no sólo ha sacado a millones de personas de la pobreza, sino que incluso ha logrado la hazaña de disminuir su desigualdad. Todos ellos tienen hoy una clase media más numerosa que nunca. ¿Y entonces? ¿Por qué tomar la calle para protestar en vez de celebrar? La respuesta está en un libro que el politólogo estadounidense Samuel Huntington publicó en 1968: El orden político en las sociedades en cambio. Su tesis es que, en las sociedades que experimentan transformaciones rápidas, la demanda de servicios públicos crece a mayor velocidad que la capacidad de los Gobiernos para satisfacerla. Ésta es la brecha que saca a la gente a la calle a protestar contra el Gobierno. Y que alienta otras muy justificadas protestas: el costo prohibitivo de la educación superior en Chile, el autoritarismo de Erdogan en Turquía o la impunidad de los corruptos en Brasil. Seguramente, en estos países las protestas van a amainar. Pero eso no quiere decir que sus causas vayan a desaparecer. La brecha de Huntington es insalvable.”
Sergio Fausto, polítólogo y Director del Instituto Fernando Henrique Cardoso, en su análisis de las causas de las protestas, pone el acento en algunas fallas concretas del gobierno nacional y de las gobernaciones:
“Hay una indignación latente en la juventud con los gobiernos, en general, y con el modo por el cual son elegidas las prioridades del gasto estatal y utilizados los recursos públicos en particular. Esto viene de lejos, pero se ha acentuado con las noticias recurrentes sobre corrupción, mal uso de los fondos públicos e impunidad de quien comete crímenes contra la administración pública. Incluso la condena de reos notorios en el proceso del ‘mensalão’ no aligeró la sensación de impunidad, dado que hasta hoy, y así será por un buen tiempo, el STF juzga, lentamente, recursos interpuestos por los abogados de los reos condenados.
Hay una indignación latente en la juventud con los gobiernos, en general, y con el modo por el cual son elegidas las prioridades del gasto estatal.
Las grandes cantidades dispensadas con la construcción de estadios de fútbol para la Copa de las Confederaciones, que comenzó el sábado pasado, y para la Copa del Mundo, en 2014, asunto destacado en los medios y en las conversaciones del día a día, le pusieron pimienta al caldo de la indignación. Sobre todo en un cuadro en que las inversiones en las grandes regiones metropolitanas quedan muy por debajo de la creciente demanda por servicios públicos. El transporte público en cantidad y calidad insuficientes, es uno de los puntos sensibles del problema. La seguridad pública es otro de ellos. La violencia se ha recrudecido en varias grandes ciudades brasileñas, inclusive en São Paulo, donde había disminuido a los largo de los últimos diez años. La ciudad está tensa, como hace mucho que no se veía.
A este escenario se suma la reducción del crecimiento económico y el aumento de la inflación, que ya comprometen el optimismo en relación al futuro característico de los diez últimos años. Aisladamente, ninguno de estos factores sería suficiente para desencadenar las protestas.
Combinados, en el tiempo y en el espacio, encendieron la mecha que dio impulso a las manifestaciones.”
“La gente protesta no sólo cuando debe sino cuando puede. Porque casi nadie sale a la calle cuando existe la posibilidad de ser atravesado por alguna bala. Por supuesto, la protesta democrática encierra peligros. Pero también requiere de ciertas seguridades. Razón que explica por qué casi siempre las grandes protestas sociales nunca tienen lugar en contra de fuertes dictaduras sino cuando esas dictaduras ya se han vuelto débiles. O en democracia.
De modo que hay una paradoja: las democracias son más afectas a protestas populares que las no-democracias. Y, lo más importante, las protestas populares en naciones democráticas no se dirigen en contra de la democracia. Por el contrario, sus actores exigen más democracia, más participación, o simplemente, ser más tomados en cuenta por los respectivos gobiernos.”
Creo que los análisis son complementarios y pueden, simplificando, resumirse en una serie de premisas:
a) El proceso de desarrollo lleva tiempo y, a pesar de que la mayoría se beneficie, no todos se benefician por igual ni en todas las dimensiones relevantes para el bienestar de los ciudadanos.
b) Un país puede crecer económicamente, pero eso no implica que la población esté satisfecha con la actuación de los políticos y el gobierno. Esa insatisfacción representa protestas latentes.
c) El crecimiento de la proporción de la población que pertenece a la clase media aumenta la probabilidad de protestas por fallas concretas en el gobierno. Esta relación entre crecimiento de la clase media y probabilidad de la protesta es aún mayor en países democráticos.
d) Las protestas tienen mayor probabilidad de ocurrencia en aquellos países y en aquellos momentos en el que la población cree se pueden obtener respuestas del gobierno (cuando la protesta tiene un fin político).
Creo que los que decretan la muerte del “Modelo de desarrollo brasileño” juegan posición adelantada. Curiosamente, estas protestas otorgan al gobierno y a la sociedad brasileña la posibilidad de replantear y resolver problemas que parecen cruciales para la insatisfacción de los brasileños: la corrupción, la mala calidad e insuficiencia de los servicios públicos, por ejemplo. Usando los términos de Hirschman, los brasileños están ejerciendo su voz y le toca al gobierno (y a la sociedad) rectificar. Ya veremos sí son capaces de hacerlo. Mientras tanto, el tipo de protestas que vemos en Brasil —y en Turquía— parecen inherentes a procesos de crecimiento económico y desarrollo.
Ya Amartya Sen lo ha dicho: nada como el hambre para suprimir la voluntad de protestar.

El Kirchnerismo le pidió explicaciones a Scioli por la reunión con Magnetto



En otra reunión oficialista, el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, fue el encargado de recordar la bronca del kirchnerismo duro con el gobernador Daniel Scioli, quien quedó expuesto luego de asistir a la reunión organizada por  el Grupo Clarín.
Desde temprano, todo fue alegría en el kilómetro 0 del peronismo. En el quincho Municipal, el intendente Enrique Slezack recibió a sus invitados a la espera del protagonista de la jornada que dejó varias definciones.
Apenas pasado el mediodía, el Ministro llegó en helicóptero a Berisso para encontrarse con el anfitrión y los intendentes que lo esperaban para recorrer las obras que forman parte de un suceso histórico en la región cercana a la capital provincial.
Sonrisas y abrazos se observaron en la previa del acto en el círculo italiano, donde un puñado de militantes, con remeras de la JP, entonaban los himnos kirchneristas que se escuchan en cada acto del Frente Para la Victoria.
“El Estado está presente. Julio de Vido, los intendentes, más no se puede pedir en un día así”. De esa forma comenzó el anfitrión a describir las sensaciones de los que llegaron, y hablaron maravillas de la gestión que comenzó en 2003.
Luego de elogiar a los concejales de Magdalena, distrito que maneja el ahora massistaFernando Carballo, recordó cada paso en la función que cumple y se sumó a la polémica que iniciaron Jorge Capitanich –hoy cambió su discurso–, Andrés “Cuervo” Larroque y Martín Sabbatella.
Hay fotos que duelen, que lastiman. Queremos saber qué dicen nuestros dirigentes que asistieron a esas reuniones corporativas. Que nos digan lo que se habló”, gritó, enfurecido, el Ministro nacional, quien recibió la ovación de los presentes.
A pesar de que la frase repercutió dentro del salón de la calle Montevideo, no dudó en ir más allá y utilizó una analogía histórica para darle mayor respaldo a las críticas contra el ex vicepresidente. “Los compañeros que hicieron el 17 de octubre, en este kilómetro 0 del peronismo, no lo hicieron sacándose una foto en la tapa de Clarín. Lo hicieron lo que había que poner: militancia y movilización”.
“La política se hace con territorio. Lo legitimo, se hace al lado del vecino porque resuelve las ambiciones de la sociedad, no lo que reclaman las corporaciones en conferencias o seminarios que sólo están hechos para el sentido de resolver sus propias ambiciones”, sostuvo De Vido.
Cuando los aplausos cesaron, en la puerta del edificio, y ante la consulta de Letra P, evitó nombrar una vez más a Scioli pero dejó en claro que el enojo se mantiene latente. “A buen entendedor, pocas palabras bastan. Está claro que nosotros no creemos en los seminarios corporativos, creemos en  estar en contacto con la sociedad. Eso es un Estado peronista”.

Deuda externa : todo empezó con el marketing

 


 Por Rubén Weinsteiner para ADN

Ahora que se debate si salir a endeudarse, o no, conviene tener presente como construcción de sentido, que este discurso, esgrimido por operadores, periodistas, lobbistas y economistas, se constituye fundamentalmente en un corporizador de estrategias de empresas , con el objeto exclusivo de hacer negocios. No hay ahí ningún interés ni preocupación por lo colectivo, lo nacional ni la otredad, es solo marketing.
Como ejemplo del condicionamiento terminal que ejerce el endeudamiento sobre nuestros países de Latinoamérica, tomé para analizar, un período de 8 años 1979-1987, durante ese período América latina destinó el 5% de su PBI para pagar deuda y aún así la deuda creció un 230%.

En 1979 la deuda latinoamericana representaba el 37% del producto, en 1987 el 60%.

Vamos a los casos:

En 1978 Brasil debía 52.187 millones de dólares, entre 1979 y 1987 Brasil pagó 88 mil millones de dólares (solo en concepto de intereses), y en 1987 debía 121 mil millones de dólares. Brasil pagó una vez y media su deuda y termino el período con una deuda superior al doble de su deuda original.
Argentina debía en 1978 13 mil millones de dólares, en el período 79/87 pagó 36 mil millones de dólares (solo en concepto de intereses) , y en 1987 debía 51 mil millones de dólares. Argentina pagó 2,76 veces su deuda y terminó debiendo casi cuatro veces lo que debía al comienzo.
México en 1978 debía 35 mil millones de dólares, entre 1979 y 1987 pagó 65 mil millones de dólares (solo en concepto de intereses) . En 1987 debía 105 mil millones de dólares. Pagó 1,8 veces su deuda, y terminó debiendo el triple.
Perú debía en 1978, 9 mil millones de dólares. Entre 1979 y 1987 pagó 8 mil millones de dólares (solo en concepto de intereses), al final del período debía 15 mil millones de dólares.
El caso más interesante es el de Venezuela, único país que pagó, además de los intereses, capital. En 1984 Venezuela debía 34 mil millones de dólares, En los 5 años subsiguientes pagó 8 mil millones de capital y 16 mil millones de intereses. En total pagó 25 mil millones de dólares. Después de este tremendo esfuerzo, en 1988 Venezuela debía 32 mil millones de dólares.

El marketing financiero encarna estrategias diversas para facilitar negocios a determinados grupos. Bernardo Neustadt en los 80, insistía en lo bien que funcionarían los servicios en caso fueran privados. Si le pasamos los videos de Neustadt a alguien que nació en 1994, cuando ya estaban hechas todas las privatizaciones, y que hoy tiene 19 años, usa celulares, es cliente de Edesur,  viaja en tren y vio lo que pasó con Aerolíneas o Repsol, solo entendería el video, si le explicamos que Neustadt cobraba mucha plata por decir lo que doña Rosa veía por TV y escuchaba por radio. Era marketing, no un estudio científico.
La crisis global por la que atraviesa fundamentalmente Europa, resignificó para muchos los conceptos de “ajuste”  y “disminución del gasto público”,que tuvieron una valoración muy positiva en los noventa. Hoy ajustar y disminuir el gasto remite a significados de valoración negativa. Sin embargo no se ha modificado el significado del concepto “endeudarse”. Una de los ejes fundamentales del discurso de sectores importantes de poder, es la crítica a no endeudarse y que como correlato de esa actitud se aumente la presión fiscal.
Si sumamos la valoración positiva del endeudamiento, a la tentación a obtener fondos y bajar tensiones en el corto plazo, y no tener que pelearse con nadie para  ver de donde sale la plata para pagar lo que tenemos que pagar, no resulta difícil hacer prognosis.
La plata siempre te la ofrecen cuando sobra, cuando esta barata, cuando hay poca y las tasas son altas, no se la prestan a Latinoamérica. No tomamos deuda cuando queremos o necesitamos, sino cuando los mercados necesitan que tomemos.
Muchos operadores, algunos de ellos que han pasado por la universidad y estudiaron economía, citan y con razón a las principales calificadoras de riesgo que mandan a marzo a la Argentina en las calificaciones. Si no te endeudás tu calificación de riesgo siempre será baja. Los que pagan siempre el pago mínimo con la tarjeta, tienen más y mejor crédito que los que pagan todo, o los que no tienen tarjeta. A los bancos les conviene que debas, no que pagues o que no tomes créditos.
Si mañana el gobierno saliera a buscar deuda y contratara consultoras y bancos para ese fin, las calificaciones de Argentina se volverían primero buenas, luego muy buenas y en pocas semanas,  excelentes como en los noventa y hasta septiembre del 2001 inclusive.
Los créditos del Banco Mundial que se tomaron en los 80 y 90, eran todos, para fines específicos, rutas, gas, obras hidráulicas, etc. Sin embargo una vez obtenido el crédito se usaba para tapar agujeros. Para que tomar deuda  sea conveniente, la tasa de generación de valor de lo que hacemos con los fondos, debería ser mayor que la tasa de interés.

A las épocas de dinero abundante y barato le suceden épocas de dinero caro y escaso. Cuando la tasa sube y el dinero se hace escaso, los banqueros se toman el avión piden las cuentas del deudor y te dicen: “mudate a una casa donde pagues menos expensas, vendé el auto que te trae muchos gastos, sacá a tu hijo del club que la cuota es muy alta, pará de comer carne, el arroz es muy rico, no te vayas de vacaciones y fijate de conseguir un trabajo los fines de semana”.
Los que corporizan estrategias para instalar el clima pro endeudamiento ganan mucha, pero mucha plata. Son periodistas, consultores, banqueros, que se dedican al marketing.
Los argumentos son muchos e interesantes, “no se puede seguir echando mano a las reservas, es peligroso que las reservas bajen” y por el otro se critica el cierre a importaciones que requieren de esos dólares que constituyen las reservas, “no hay peligro ya que la ratio deuda-PBI es baja” o  “las tasas hoy están extraordinariamente bajas”.
Los noventa evaluados en retrospectiva, nos ayudaron a pensar la economía y diferenciar realidad de marketing. Marketing que se pagaba con  comisiones de hasta 50 millones de dólares por cada refinanciación en la era Cavallo, comisiones de los Bancos y fees de empresas a lobbistas que  se constituían en el  verdadero “para qué” del marketing de “salgamos a endeudarnos”.
Rubén Weinsteiner

Voceros de Scioli, como Lorenzino, De Fazio y Telerman, proponen una interna Scioli-Massa

Dos figuras del sciolismo se sumaron a los dichos de Alberto De Fazio, que promueve una interna entre el Gobernador y Sergio Massa para definir candidaturas presidenciales hacia 2015. Guido Lorenzino y Jorge Telerman adhirieron a la propuesta.
“Creemos que el candidato que surja tiene que hacerlo de una gran interna, creemos que en el 2015 todas las candidaturas ejecutivas, de todos los partidos políticos, deben surgir de la Ley de Internas Obligatorias y Simultáneas”, expresó Lorenzino, en declaraciones a Radio Provincia. A la par, pidió que las PASO no sean “un formalismo, sino que sean candidatos legitimados por el voto y de eso modo fortalecer los partidos políticos”.
En el mismo sentido se expresó el titular del Isntituto Cultural, Jorge Telerman, quien evaluó que las candidaturas presidenciales tienen que definirse “por primarias”. “Hoy hay una ley, las PASO, entonces no hay duda. El mejor aporte para mejorar el sistema político electoral es sin duda aceptar la interna”, dijo a un matutino porteño.
En ese marco, convocó a “Scioli, Massa y De la Sota” a “participar de la interna”. “Sería, más que deseable, necesario para el fortalecimiento del sistema político definir las candidaturas a través del mecanismo más eficaz que son las elecciones primarias”, evaluó.

Indios que ascienden a la clase media quieren autos baratos, pero que no parezcan baratos

La india Tata remodela el Nano para atraer a los jóvenes, pero a un precio más alto



 
Pero la revolución automotriz de bajo costo se desvaneció. Con ventas débiles en India y las exportaciones en picada, el Nano se convirtió en una historia que advierte sobre las ambiciones fuera de lugar, además de un peso muerto para las ventas y ganancias de Tata Motors Ltd., la cuarta mayor automotriz de India y dueña de los fabricantes de autos de lujo Jaguar y Land Rover.
Resulta que las personas que ascienden a la clase media de India quieren autos baratos, pero no quieren autos que parezcan baratos, y están dispuestos a pagar más de lo que creía Tata por un vehículo con una imagen de calidad superior.
Ahora, Tata intenta convertir el "auto del pueblo" en el "auto de la gente cool". Para ello, renovó el vehículo, agregando un sistema de sonido, tapas para las ruedas y acabados en cromo, además de subir el precio y lanzar una nueva campaña de marketing para darle más prestigio.
Si la versión renovada no logra impulsar las ventas del Nano, un pilar de Tata, el panorama podría ser sombrío para la empresa. Tata Motors ha despedido empleados y ha reducido la producción. Analistas indican que sin un repunte de la demanda del Nano, la automotriz podría eliminar más puestos de trabajo el año próximo.
"Este era el producto bandera del mercado de autos de pasajeros. Las ventas decepcionantes son un (punto) bastante negativo para el grupo", indicó Anil Sharma, analista de la consultora IHS Automotive.
Tata apostó en grande al Nano. Gastó cerca de US$400 millones en desarrollar el auto y cientos de millones más en construir una planta capaz de producir entre 15.000 y 20.000 unidades por mes. En su momento también se habló de ambiciosos planes de expansión global, especialmente a otros mercados emergentes como América Latina, pero nunca se materializaron.
Ahora las ventas se ubican en alrededor de 2.500 autos mensuales, un descenso desde un máximo de unos 10.000 en abril de 2012. Esto se traduce en mucha capacidad sin utilizar en la planta en el estado de Gujarat, al oeste de India, y muchos concesionarios de Tata frustrados en todo el país.
Las ventas de Tata en India en septiembre cayeron 40% frente a un año antes. El ingreso neto del segundo trimestre para la empresa en conjunto bajó un 23% interanual, a pesar de un alza en los ingresos gracias a las ventas de vehículos de Jaguar y Land Rover. Fue la tercera caída trimestral consecutiva en las ganancias de la compañía.
La marcada desaceleración de la economía india este año tampoco ayuda. "Creo que sería imprudente decir que no estamos preocupados. Lo estamos", reconoció Ankush Arora, director del negocio de vehículos de pasajeros de Tata.
Cuando la automotriz diseñó el Nano por primera vez, los ingenieros intentaron reducir sus funciones para disminuir los costos. Cuando salió era el auto producido en masa más barato del mundo.
El primer modelo básico no tenía aire acondicionado ni sistema de sonido y venía con sólo un parabrisas. El interior austero no incluía guantera y los asientos muy poco acolchados no se podían ajustar.
Kunal Bahl, un agente de ventas de 28 años, consideró el Nano en 2011 cuando buscaba su primer auto. "No me gustó el sonido del motor, parecía un auto-rickshaw", dijo, en referencia a un vehículo de tres ruedas que es común en India.
Los nuevos modelos tratarán de atraer a los compradores de menos de 35 años y ser "un poco más aspiracionales". El nuevo Nano LX, el modelo más completo, costará US$3.578. Tendrán un sistema de sonido con cuatro parlantes, dos guanteras e interiores mejorados, además del exterior renovado. El lema de su campaña publicitaria es "Celebra lo increíble".

El Comercio de Perú se queda con el 80% del mercado, los peligros de un monopolio mediático según Vargas Llosa




El grupo El Comercio se ha hecho con el control del 80% de la prensa escrita del Perú, lo que es una seria amenaza para la libertad de opinión sin la cual cualquier democracia se desmorona
 Cuando, en julio de 1974, la dictadura del general Juan Velasco Alvarado estatizó todos los diarios y canales de televisión en el Perú, explicó que hasta entonces en el país sólo había habido libertad de empresa y que a partir de ahora, al pasar los medios de comunicación de sociedades capitalistas al “pueblo organizado”, comenzaría a existir la verdadera libertad de prensa. La realidad fue distinta. Los diarios, radios y canales expropiados se dedicaron a ensalzar todas las iniciativas del régimen, a difamar y silenciar a sus críticos y, además de desaparecer toda libertad de información, el periodismo peruano alcanzó aquellos años unos extraordinarios niveles de mediocridad y envilecimiento. Por eso, cuando, seis años después, al ser elegido presidente, Fernando Belaunde Terry devolvió los diarios y demás medios estatizados a sus dueños, una gran mayoría de peruanos celebró la medida.
Creo que a partir de entonces buena parte de la opinión pública en el país aceptó —algunos con alborozo y otros a regañadientes— que la libertad de prensa era inseparable de la libertad de empresa y de la propiedad privada, pues, cuando estas desaparecían, con ellas se esfumaba la información independiente así como toda posibilidad de criticar al poder. Por eso, la dictadura de Fujimori y Montesinos utilizó una manera menos burda que la estatización para asegurarse una prensa adicta: la intimidación o repartir bolsas de dólares entre periodistas y dueños de medios de comunicación.
Ahora bien, que haya una economía de mercado y se respete la propiedad privada no bastan, por sí solas, para garantizar la libertad de prensa en un país. Esta se ve amenazada, también, si un grupo económico pasa a controlar de manera significativamente mayoritaria los medios de comunicación escritos o audiovisuales. Es lo que acaba de ocurrir en el Perú con la compra, por el grupo El Comercio, de los diarios de Epensa, operación que le asegura el control de poco menos que el 80% de la prensa escrita en el país. (El Comercio posee también un canal de cable y el más importante canal de televisión de señal abierta del Perú). Esto ha generado un intenso debate sobre la libertad de información y de crítica, algo, me parece, sumamente útil porque el tema desborda el ámbito nacional y afecta a buena parte de los países latinoamericanos.
Ocho periodistas han presentado una acción de amparo al Poder Judicial pidiendo que anule aquella compra, pues, alegan, transgrede el principio constitucional prohibiendo que los medios sean “objeto de exclusividad, monopolio ni acaparamiento”. Por su parte, El Comercio sostiene que el modelo de compra que ha efectuado con los diarios de Epensa sólo concierne a su impresión y distribución, y preserva su línea editorial. Sin embargo, según precisó Enrique Zileri Gibson, uno de aquellos ocho periodistas, ni uno solo de los diarios de El Comercio y de Epensa informó que el Poder Judicial había dado trámite a la acción de amparo en contra de la fusión. ¿Esta unanimidad en el silenciamiento era puramente casual?
Elaborar una ley de medios para evitar el monopolio es un remedio peor que la enfermedad
Ningún país democrático admite que un órgano de prensa acapare porcentajes elevados del mercado de la información, porque, si lo admitiera, la libertad de prensa y el derecho de crítica se verían tan radicalmente amenazados como cuando el poder político se apropia de los medios para “liberarlos de la explotación capitalista”. La pregunta clave es: ¿cuál es la mejor manera de impedir el monopolio, privado o estatal, de la información? ¿Una ley de medios, discutida y aprobada en el Parlamento? Es lo que ha anunciado que presentará un congresista, Manuel Dammert, proyecto que contaría con el apoyo de dos de los partidos que sostienen al Gobierno del Presidente Humala.
Este sería, en mi opinión, un remedio peor que la enfermedad. En vez de garantizar la diversificación informativa, pondría en manos del poder político un arma que le permitiría recortar la libertad de prensa y hasta abolirla. Es verdad que en varias democracias avanzadas hay leyes específicas contra el monopolio y organismos de Estado que verifican su cumplimiento, como la española Comisión Nacional de la Competencia. Son organismos de Estado, no de Gobierno. Esta distinción sólo es real en las sociedades desarrolladas. En el mundo del subdesarrollo la diferencia entre Estado y Gobierno es retórica, pues, en la práctica éste último coloniza el Estado y lo pone a su servicio. Por eso, todas las leyes de medios que se han dado en los últimos años en América Latina, en Venezuela, en Argentina, en Bolivia, en Ecuador, han servido a gobiernos populistas o autoritarios para recortar drásticamente la libertad de información y de opinión y hacer pender, como una Espada de Damocles, la amenaza del cierre, la censura o la expropiación, a los órganos de prensa indóciles y críticos de su gestión.
¿Cuál es, entonces, la salida? ¿Aceptar, como mal menor, que un órgano de prensa controle más de tres cuartas partes de la información y creer los sofismas de los valedores de El Comercio sosteniendo que la fusión carece de connotaciones políticas y resulta únicamente de la eficacia y talento con que han sabido vender su “producto” en el mercado informativo? Para semejante razonamiento, no hay diferencia entre un órgano de prensa y “productos” como las cacerolas o los jugos de fruta. La realidad es que cuando una cacerola derrota a sus competidores y se queda dueña del mercado lo peor que puede pasar es que el precio de las cacerolas suba o que “el producto” empiece a deteriorarse, porque el monopolio suele producir ineficiencia y corrupción. En cambio, cuando un órgano de prensa anula a los competidores y se convierte en amo y señor de la información, ésta pasa a ser un monólogo tan cacofónico como el de una prensa estatizada y con ella no sólo la libertad de información y de crítica se deterioran, también la libertad a secas se halla en peligro de eclipsarse.
Que el caso llegara a la Corte Interamericana es una buena cosa porque es independiente y capaz
La manera más sensata de conjurar este peligro es, creo, la que han elegido los ocho valientes periodistas que se han enfrentado al gigante: recurrir al Poder Judicial a fin de que determine si la fusión transgrede el principio constitucional contra el monopolio y el acaparamiento, como creemos muchos demócratas peruanos, o es lícita. Este proceso, con las inevitables apelaciones, puede llegar hasta las más altas instancias judiciales, desde luego, e, incluso al Tribunal Constitucional o a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de San José. A mí me gustaría que llegara hasta allí, porque ésta es una institución verdaderamente independiente y capaz, de modo que su fallo tiene más posibilidades de obtener el asentimiento de la opinión pública peruana.
Nada semejante ocurriría si llega a prosperar la iniciativa —inoportuna y profundamente perjudicial para un Gobierno que, hasta ahora, ha respetado las instituciones democráticas— del congresista Manuel Dammert. Por desgracia, el Congreso tiene muy poca autoridad moral e intelectual en el país —en todas las encuestas es una de las instituciones peor valoradas— y no hay posibilidad de que este debate fundamental sobre la libertad de prensa se lleve a cabo allí de la manera serena y alturada que requiere un asunto esencialmente vinculado a la supervivencia de la democracia.
Una ley de prensa sólo es aceptable si ella nace del consenso de todas las fuerzas democráticas de un país, como ocurre en Estados Unidos, el Reino Unido, España o Francia, algo que, en las actuales circunstancias, en el Perú, donde la vida política está fracturada y enconada hasta extremos absurdos —precisamente en el momento en que su economía marcha mejor, la democracia funciona, crece la clase media, progresa la lucha contra la pobreza y la imagen exterior del país es muy positiva—, jamás se produciría y la fractura y el encono aumentarían en un debate donde los argumentos legales y principistas serían arrasados en la incandescencia del debate político.
Pero, aún si se produjera aquel consenso, yo creo que una ley de medios es innecesaria cuando existe un dispositivo constitucional tan claro respecto a la necesidad de mantener el carácter plural y diverso de la prensa, a fin de que los distintos puntos de vista encuentren cómo expresarse. Es mejor que cuando se susciten casos como el que nos ocupa, se recurra al Poder Judicial, de manera específica, en busca de una solución concreta al asunto materia de controversia. Es un procedimiento más lento, sin duda, pero con menos riesgos en lo que concierne al objetivo primordial: preservar una libertad de opinión y de crítica sin la cual la democracia se desmorona como un castillo de naipes.

Lula: “Marisa, a partir de hoy, si queremos gobernar este país, no vamos a ver la televisión, no vamos a mirar las revistas, no vamos a leer el periódico”


Reproducimos y retitulamos, pasados por Google Translate con la supervisión del ojo-humano-desconocedor-del-portugués (?) fragmentos de una entrevista a Lula publicada  por revista Istoé. La entrevista fue realizada, por el sociólogo Emir Sader, y el especialista argentino en educación Pablo Gentili, y está incluida en el libro “Lula e Dilma, 10 anos de governos pós-neoliberais no Brasil”, de Editora Boitempo. La revista reprodujo los siguientes pasajes de la entrevista original, de 20 páginas. Tiene bastantes puntos para el debate, según parece.

¿Cuál es el balance que hace que los años de gobierno del PT y de sus aliados?

Lula –  Estos años, si no fueron los mejores, forman parte del mejor período que este país ha experimentado en muchos años. Si se analizan las deficiencias que aún existen, las necesidades vitales de la población con más frecuencia pasados ​​por alto por los gobiernos, nos damos cuenta de que todavía hay mucho por hacer para garantizar a las personas la conquista de una ciudadanía plena. Pero, si nos fijamos en lo que se ha hecho, nos daremos cuenta de que otros países no han logrado, en 30 años, hacer lo que nosotros conseguimos en diez.

¿Cuál fue el mayor legado de diez años de su gobierno?
Lula – (…) La gente sabe que este país tiene un gobierno que este país tiene una política, que este país pasó a ser tratado a veces como una referencia para muchas cosas que se decidieron en el mundo. Este es un legado que marcará estos diez años. Y estoy convencido de que, con la continuación del gobierno de la compañera Dilma, se estableció definitivamente. Supongo que vamos a llegar al 2016 como la quinta economía más grande del mundo.

Cuando comenzó su gobierno, debe haber tenido una idea de lo que sería. ¿Qué cambió desde aquella idea inicial, qué tuvo lugar, qué no sucedió y por qué?
Lula – Teníamos un programa y parecía que no estaba funcionando (…) Recuerdo que el ministro Luiz Furlan, cada vez que teníamos una audiencia, decía: “Ya estamos en el gobierno hace tantos días días, sólo faltan tantos días para que termine, y tenemos que definir lo que queremos que haya ocurrido al final de mandato. ¿Cuál es la imagen que queremos ?”  Y yo le decía:”. Furlan, se está tomando la fotografía “(…). Debe tener paciencia. Creo que fui  el presidente que más pronunció la palabra “paciencia”. Si no, te vuelves loco.

¿Cuándo perdió la paciencia?

Lula – (…) Al principio tenía mucha ansiedad. “¿Será que nos vamos a dar cuenta de hacer eso? ¿Será posible? “, Me pregunté. Tuvimos contratiempos, por supuesto. El año 2005 fue muy complicado. Cuando salió la denuncia (del mensalao) fue una situación muy delicada. Si nos descuidábamos, no discutiríamos más nada del futuro, sólo lo que los medios querían que habláramos. Un día llegué a casa y dije: “Marisa, a partir de hoy, si queremos gobernar este país, no vamos a ver la televisión, no vamos a mirar las revistas, no vamos a leer el periódico”. Tuve un equipo y creamos una sala de situación, de la que participaron Dilma, Cyrus (Gomes), Gilberto (Carvalho) y Marcio (Thomaz Bastos). Y fue muy divertido: llegaba al Palacio y todos estaban nerviosos. Y yo estaba tranquilo y les decía: “¿Ven por qué están nerviosos? Ustedes leen los diarios”.

 ¿Por qué su gobierno provocó muchas reacciones de la élite y los medios de comunicación? La reacción de la oposición a los gobiernos del PT no es desproporcionada a la vista de los resultados que se presentaron?
Lula – (…) Ellos creían que nosotros no pasaríamos de una cosa pequeñita, bonita y radical. Y nosotros no nacimos para ser bonitos ni radicales.  Nosotros nacimos para ganar el poder.

Pero ustedes nacieron radicales …
Lula – El PT era muy rígido y fue esa rigidez la que le permitió llegar adonde llegó.(…) Yo era un indeseado llegó allá. (…) Y luego trataron de utilizar el episodio del mensalao para terminar con el PT y, obviamente, con mi gobierno. En ese momento, hubo gente que dijo:. “El PT ha muerto, el PT ha terminado”. Han pasado seis años y los que acabaron fueron ellos. El DEM (Demócrata, no sé si existe más.. El PSDB está tratando de reanimar al joven Fernando Henrique Cardoso porque no crea líderes.

La negociación es una condición previa para la solidez del gobierno?
Lula – (…) Hemos aprendido a construir las alianzas necesarias. Si no, no podemos gobernar (…). Mi temor es que se pase a menospreciar el ejercicio de la democracia y se comience a aplicar la dictadura de un partido sobre los demás. No me gusta la palabra hegemonía. El ejercicio de la hegemonía en la política es muy malo. Incluso cuando se tiene la mayoría numérica, es importante que humildemente usted ejerza la democracia. Eso es lo que fortalece a las instituciones de un país, y eso es lo que ejercí durante mi mandato, y que Dilma está ahora ejerciendo con gran competencia.

¿Los tabúes se rompen a derecha y a izquierda? ¿Cómo te sientes al respecto?
Lula – (…) Fueron ocho años que nos han permitido, para concluir, poderle regalar a Brasil, la elección de la primera mujer presidente. Esto era otra cosa muy difícil de hacer. Yo sé lo que aguanté de mis amigos, amigos, no rivales, diciendo: “Lula, pero no es así. Ella no tiene experiencia, no es del ramo. Lula, por el amor de Dios “Y yo:”. Camaradas, hay que sorprender a la nación con una novedad “.
Brasil ha cambiado en estos diez años.

¿ Y usted también ha cambiado?

Lula – (…) He cambiado porque he aprendido mucho, la vida me ha enseñado mucho, pero con los mismos ideales. Sólo tiene sentido gobernar si usted puede hacer que las personas más necesitadas consigan evolucionar en la vida.

¿Y el PT cambiado?
Lula – (…) Hoy en día, o nosotros hacemos una reforma política y cambiamos la lógica de la política o la política se volverá más perversa de lo que ha sido en cualquier otro momento. Necesitamos que la gente entienda que no sólo debemos tener el financiamiento de campañas públicas, como debería ser un delito tener dinero privado en las campañas, que es necesario votar por la lista y renunciar a la lucha dentro del partido. Usted puede hacer un modelo mixto – un voto puede ser para la lista, el otro para el candidato. Lo que no se puede hacer es seguir el camino actual.

¿Por qué?
Lula – A veces tengo la impresión de que el partido político es un negocio, cuando en realidad debería ser un elemento muy importante para la sociedad.

¿El PT no necesariamente ha cambiado para mejor?
Lula – El PT cambió porque aprendió la convivencia democrática en la  diversidad, pero en muchos casos, el PT hizo las mismas desviaciones que criticaba como cosa totalmente equivocada de otros partidos políticos. (…) Usted comienza a ser cuestionado cuando es visto como alternativa de poder.Así que el PT tiene que saber esto. El PT, más fuerte es más serio tiene que ser. Yo no quiero tener ningún prejuicio en contra de nadie, pero creo que el PT tiene que volver a creer en los valores en que creíamos y que se han trivializado por la contienda electoral. Es el tipo de herencia que debemos dejar a nuestros hijos, a nuestros nietos. Es posible demostrar que la política se puede hacer con seriedad. Usted puede hacer el juego político, puede hacer alianzas políticas, políticas de coalición, pero no es necesario establecer una relación promiscua con la política. El PT debe volver con urgencia a tener esto como una tarea.

La "broma" de Massa sobre los narcos de Nordelta en el encuentro de Clarín

La "pesada" broma de Massa sobre los narcos al dueño de Nordelta

Sucedió en el encuentro que organizó el Grupo Clarín en el Malba. Polémicas palabras del candidato presidencial para con el Eduardo Costantini, a la vez desarrollador de Nordelta, uno de los lugares más apuntados por el narcotráfico.



Una curiosa broma le hizo Sergio Massa al dueño de Nordelta. Fue en medio del encuentro que organizó el CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, para lavar su imagen.
Massa le dijo con ironía a Eduardo Costantini, desarrollador de Nordelta y uno de los hombres más ricos del país: "–¡Ah, al final nos juntamos todos acá! ¡Yo que soy el jefe de los narcos y vos que sos el dueño de la capital del narco!", según consigna el diario BAE en su edición de hoy.
Ese sitio de Buenos Aires es uno de los más apuntados por narcos y lavado de dinero. Y ya lleva varias denuncias e investigaciones por las causas nombradas.

"La broma, pesada, la soltó un exultante Sergio Massa cuando apareció en el cine del Malba su dueño, Eduardo Costantini, a la vez desarrollador de Nordelta y uno de los hombres más ricos del país. Ambos se fundieron en un abrazo ante Magnetto; Héctor Aranda (también de Clarín); los radicales Ernesto Sanz y Ricardo Alfonsín; el jefe de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), Jaime Campos; la plana mayor del ruralismo y el líbero duhaldista Carlos “Tato” Brown", afirma el diario.
Políticos, empresarios, economistas y consultores coparon el martes el salón de reuniones del Malba, para participar del ciclo de debates "Democracia y Desarrollo", organizado por el Grupo Clarín "para pensar los grandes desafíos" de la Argentina "con una mirada plural y de largo plazo". Así Magnetto busca impunidad en las causas de lesa humanidad