Leemos en
Analytica una mirada a modo de descripción breve sobre la compleja situación regional
Se suele mirar con atención lo que sucede en el contexto regional,
con la esperanza de inferir de ello los escenarios próximos de la
Argentina. Y este año 2014, el más intenso de la década en materia
electoral, ofrece mucha información para analizar.
En Chile acaba de reasumir la Presidencia, gozando de una altísima
imagen positiva, Michelle Bachelet. Es la primera vez que un mandatario
vuelve al poder desde Alessandri. Y este aura de prestigio y popularidad
la proyectan más allá de las fronteras nacionales: reúne, ahora, las
condiciones para ser una líder regional. Que forma parte de un Cono Sur
que es vanguardia mundial en materia de liderazgo femenino: el ABC que
imaginaban Perón, Vargas e Ibañez, es gobernado por mujeres -Cristina
Fernández, Dilma Rousseff y Michelle Bachelet. En El Salvador volvió a
ganar la Presidencia el Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional, que hoy poco tiene que ver con la agrupación guerrillera que
le dio origen y se ubica en el cuadrante de la centroizquierda moderada.
En Colombia, que vota en mayo, el presidente Santos se juega por el
éxito de los acuerdos de paz y sigue siendo el favorito para la
reelección, con una intención de voto que se encuentra en los 30 puntos,
enfrentando a una oferta opositora fragmentada, que pareciera liderar
el uribista Oscar Zuluaga.
Otra elección que nos importa es la de Brasil, que tendrá lugar en
octubre. Allí, aunque faltan algunos meses, la ventaja de Dilma Rousseff
es muy pronunciada y luce irreversible. Hasta es posible que gane en
primera vuelta, como consecuencia del fenómeno antipolítica que se
apodera de la sociedad opositora, aquella que se manifiesta en las
calles contra el Mundial, la corrupción y las tarifas de los servicios.
Muchos de esos brasileños disconformes podrían no ir a votar en las
elecciones, con lo que el núcleo duro de la coalición oficialista
liderada por el PT, que supera el 40%, podría llegar a los 50 aún sin
sumar nuevos votos. En Bolivia, que votará para presidente el mismo día
que Brasil, todos los pronósticos anticipan la reelección de Evo Morales
y Alvaro García Linera. Y en las elecciones presidenciales uruguayas,
que tendrán lugar a fines de octubre, también se vislumbra una
continuidad de la coalición, ya que la segura candidatura de Tabaré
Vázquez mantiene un fuerte aval del electorado y está a poco0s puntos
del triunfo en primera vuelta..
En Ecuador, por su parte, no le está yendo del todo bien a Alianza
País, el frente electoral que lidera Rafael Correa. La popularidad del
Presidente se mantiene elevada, pero el oficialismo perdió las
elecciones municipales del 23 de febrero último en las más importantes
ciudades del país, incluyendo Quito, Guayaquil, Cuenca, Manta, Machala,
Riobamba y Santo Domingo. Y el Mauricio Rodas, el nuevo alcalde de la
Capital, se perfila como la cabeza visible de la oposición. El gabinete
de Correa puso su renuncia a su disposición como resultado de la
derrota. Por primera vez desde que Correa llega al gobierno, un
resultado electoral deja la sensación de que el Presidente no es
invencible. Y en Venezuela, aunque no hay elecciones en el horizonte
inmediato, el Presidente Maduro está bajo el embate de un clima político
adverso, transformado en violencia, donde conviven el malhumor social
por los problemas económicos, un sector de la oposición que se ha
lanzado a la protesta en las calles, y un sector del chavismo que le
juega en contra.
En suma, el panorama electoral y de la opinión pública de la región
muestra cierta heterogeneidad. En Chile, Brasil, Bolivia, Uruguay y El
Salvador, las coaliciones progresistas (desde la centroizquierda
moderada hasta el nacionalismo) siguen siendo exitosas en las urnas, con
una inédita continuidad de liderazgos, y también en Colombia la
reelección luce probable. En Ecuador y Venezuela, en cambio, los
presidentes siguen contando con apoyo pero enfrentan límites,
electorales en el caso ecuatoriano y un caos en las calles en el
venezolano.