El dirigente de La Cámpora advierte que el tiempo de la organización
juvenil "es otro" y reivindica la militancia política.
Por:
Agustín Álvarez Rey
Un instante, tan sólo unos minutos en el primer piso del
Palacio Legislativo bastan para darse cuenta de que el despacho de Andrés
"El Cuervo" Larroque está ahí. El trajín de las dos oficinas que
ocupa el diputado están con el ritmo habitual del trabajo legislativo. El ir y
venir de gente es incesante. El Cuervo, como lo llaman casi todos, le imprime a
su tarea perfil ejecutivo: va de oficina en oficina, habla y recibe informes de
la gente que trabaja en su despacho, en el camino revisa su teléfono, se reúne,
arma reuniones, vuelve a cruzar el pasillo y saluda a cuenta persona se le
cruza y con todos intercambia algunas palabras. La rutina se repite todos los
días, salvo cuando las reuniones o las actividades lo requieren fuera del
Palacio Legislativo.
El despacho en el que Larroque suele llevar adelante este
trajín tiene su impronta. El escritorio rebalsa de papeles y las paredes lucen
desbordantes de peronismo. Una decena de pequeños cuadros, en los que conviven
una tapa de la revista El Ciclón que muestra a Héctor Cámpora abrazado con un
grupo de jugadores, fotos, y algún recorte de diario que recuerda el paso del
Cuervo por la vida política de los
centros de estudiantes, le dan vida a la pared más cercana al escritorio.
Hoy, a diferencia de hace tres años, cuando asumió como
diputado, La Cámpora gestiona, comunica y trabaja en el territorio. Larroque,
como Secretario General de la organización, asume el crecimiento y plantea a
futuro "la continuidad del proyecto nacional y popular". Sin embargo
asegura que la clave es no "obsesionarse con las presidenciales", y
advierte: este no es "el momento" de La Cámpora.
–El escenario político cambió el último año, introdujo un
nuevo niño mimado en la oposición y se comenzó a hablar de fin de ciclo. ¿Le
parece parte del proceso lógico después de diez años de gobierno?
–Había una idea de un festejo anticipado de aquellos
sectores que quieren terminar con un ciclo, que no es un ciclo de un gobierno
ni de un proyecto político, sino que quieren terminar con el ciclo que tiene
que ver con la recuperación de la política en la Argentina. Hay ciertos
sectores económicos, porque no hay que decir que son todos, que lo viven como una tragedia porque
estaban acostumbrados a definir todo de una manera absolutamente egoísta. Creo
que de alguna manera, con el escenario que se había generado en las PASO
pretendían que la Argentina viviera un momento de cierre de esta etapa en la
cual las decisiones se toman en la casa de gobierno y tiene que ver con
representar al conjunto del pueblo. Se envalentonaron y pensaron que podían de
alguna manera a través de esa combinación a veces perversa entre lo mediático,
lo vacío, el marketing político y figuras que aparecen para las coyunturas
electorales –sobre todo en las elecciones legislativas – cumplir ese sueño que
es el sueño permanente de la derecha que tiene que ver con interrumpir este
ciclo histórico. En ese marco se lidia una compleja batalla cultural que no es
nueva y tiene que ver con que los distintos sectores sociales deben identificarse
culturalmente con sus intereses
objetivos y reales. Muchas veces los sectores mayoritarios son arrastrados por
sectores minoritarios a defender intereses que no tienen que ver con sus
verdaderos objetivos. Entonces se
generan escenarios confusos, como ocurrió en las elecciones de medio término,
que desdibujan los resultados.
–¿Cómo ve al gobierno nacional y las medidas que se han
tomado desde las elecciones legislativas del 27 de octubre hasta hoy?
–El Frente para la Victoria volvió a ratificar su condición
de primera fuerza política después de diez años de gobierno, más allá de que en
algunos distritos se hubiera querido tener otros resultados. El FPV se
consolidó como primera fuerza a nivel nacional y lo que desde los medios se
quiso montar fue una cosa muy distinta. Sin embargo lo que demostraron nuestro
gobierno y la presidenta, en una coyuntura difícil para ella porque estaba
pasando una situación compleja a nivel de salud, es tener una gran
determinación y una gran iniciativa. El gobierno rápidamente recuperó la
iniciativa, se puso a la ofensiva. Tal es así que eso fue castigado con las
escenas bizarras que vimos a fin de año. Sobre todo en los días de diciembre
cuando cumpliéndose los aniversarios de la recuperación de la democracia el
pueblo argentino no pudo disfrutar esa fecha como lo merecía porque intereses
siempre subterráneos intentaron teñir ese momento con operaciones que buscan
bajo cualquier excusa generar escenarios de desestabilización para hacerle daño
a la democracia, a la política y a todo aquello que pueda generar cualquier
tipo de límite al poder económico.
Esa recuperación de la iniciativa fue leída por algunos
editorialistas como que "Cristina enterraba el modelo para salvar el
gobierno".
–¿Qué piensa de los cambios en el gabinete y de las medidas
que se tomaron desde noviembre de 2013 hasta hoy?
–Primero que llega (Jorge) Capitanich junto con Axel
Kicillof con otra serie de planteos que tienen que ver con profundizar. Creo
que este gobierno y este proyecto político han demostrado que siempre
profundizan y que siempre perforan hacia adelante todas las situaciones
complejas que se le han planteado. Este gobierno es permanentemente atacado
porque tiene una vocación de servir a los intereses populares. Por eso es acechado por las corporaciones y por
los poderes. Ante esa situación debe resolver esa coyuntura con osadía y
creatividad. En ese sentido la presidenta tuvo que tomar decisiones importantes
ante quienes desde enfrente intentan horadar la épica y la mística de este
proyecto político. Si vos te fijás esa idea de que se entierra el modelo o que
se dejan de lado los principios del proyecto es recurrente a lo largo de estos
años. En todo momento se intenta atacar la moral de quienes son el corazón de
este proyecto político que son los militantes. Porque este proyecto es
político, toda decisión económica de este proyecto está basada en una
concepción política. Este proyecto no lo dirigen economistas, lo dirige un
cuadro político que es Cristina Fernández de Kirchner. Entonces las definiciones
surgen de una cabeza y de un corazón político que piensa y siente en función de
las necesidades del pueblo. Nosotros encontramos en el "Coqui" y en
Axel una respuesta que a ellos los crispó. Por eso vinieron como vinieron a fin
del año pasado. Si lo de Coqui y lo de Axel no hubiera tenido potencia y
creatividad hubiéramos tenido un fin de año tranquilo y fue un fin de año
picante, por algo habrá sido.
–La Cámpora ha ido superando etapas. Pasaron del trabajo en
el territorio a ocupar lugares importantes en las listas. Ahora uno encuentra a
los dirigentes de la organización en lugares centrales de la gestión. ¿Cómo ve
ese proceso?
–Son etapas que se van dando, que son de necesaria
consolidación y de lógica maduración. Siempre hay que profundizar y ensanchar.
Siempre uno tiene que abarcar y tiene que ser siempre más profundo en lo
conceptual. Son desafíos que nos permiten seguir consolidando, mejorando,
aprendiendo y equivocarnos sin soberbia. Porque hay algo que está instalado que
es el tema de la soberbia, y que algún día tendremos que discutir. Porque puede
haber un compañero o una compañera que se equivoque, yo puedo tener una actitud
equivocada que puede ser tildada de soberbia, pero hay que salir de ese
concepto, en todo caso somos compañeros que hacemos un esfuerzo muy grande, que
damos todo por nuestro país y nuestro pueblo y que tenemos una vocación muy
profunda. Nosotros empezamos desde la nada hace muchos años, y día a día vamos
aportando nuestro granito de arena para seguir consolidando esa construcción.
Todo el mundo sabe que por donde va o donde recorre se encuentra un compañero
de La Cámpora, no solamente en los despachos de la administración pública sino
que desde Ushuaia a La Quiaca y desde Mendoza a Buenos Aires se van a cruzar un
compañero de La Cámpora. Eso nos obliga a nosotros a estar abiertos a escuchar
a los que saben más o a los que tienen otra mirada y a mejorar todos los días.
También tenemos que escuchar a los que no militan, porque hay muchos que no
militan encuadrados en una organización pero que también tienen el saber del
que patea la calle todos los días y tienen una militancia distinta. Queremos
escuchar y que nos escuchen, salir de esa cerrazón, de algunos que piensan
distinto y que estigmatizan a La Cámpora. Creo que tienen que empezar a ver que
los de La Cámpora no somos tan malos y nosotros que ellos tampoco lo son. Creo
que vivimos un momento en Argentina en el que el enemigo no está en la política
sino que el problema está en otro lugar y siempre se ha querido demonizar a la
política. Nosotros apostamos a reivindicar a los que hacen política,
equivocados o no, siempre es reivindicable. Lo importante es que esté abierto a
debatir.
–Hablaba de recuperación de la política. Las estructuras
partidarias parecen haber quedado por fuera de esa recuperación. Hoy La Cámpora
ha decidido participar de la estructura del Partido Justicialista. ¿Cree que es
central la recuperación de los partidos como estructuras centrales de la
política en este proceso?
–Yo creo que hay que darse a todas las estrategias. Nosotros
decidimos participar en el Partido Justicialista porque entendemos que hay que
participar por todos los canales posibles. Es muy variopinta la participación
hoy y entendemos que el Partido Justicialista es una expresión más que para
nosotros es reivindicable.
Creemos, desde nuestro movimiento, que la política no se termina ahí. Es
una expresión más. Hay otros partidos que hoy forman parte del movimiento que
conduce la presidenta y también hay sectores que se agrupan por fuera de los
partidos que también tienen su peso. Hay espacios que inclusive se organizan a
través de las redes sociales, que es un fenómeno muy de esta época, que también
hay que tenerlos en cuenta. Todo lo que sea voluntad de participar y de
organizarse nosotros tenemos que adaptarnos. El que quiere conducir tiene que
ser inteligente, tiene que darle cabida y darle un espacio. No nos podemos
cerrar en una sola estructura. Pero nosotros entendimos que era importante que
hubiese compañeros que acompañen esta experiencia hoy en el Partido en la
Ciudad, en la Provincia de Buenos Aires y en el resto de las provincias para
darle vitalidad al partido y como siempre quiso Néstor (Kirchner) tener un
partido dinámico de cara al pueblo, que se meta en los barrios y que tome
contacto con los problemas. Esa es la idea. Pero nunca hay que cerrarse a creer
que la política se resuelve en una institución determinada, porque más allá de
los partidos siempre van a estar los clubes de barrio, las sociedades de
fomento, las asociaciones civiles y las organizaciones libres del pueblo.
Nuestro país es maravillosamente rico y frondoso en todas las posibilidades que
tiene en cuanto a organización popular.
–El kirchnerismo no ha generado una figura descollante que
se imponga por propio peso en una lista de sucesión de cara a 2015. ¿Piensa que
eso es una falencia o que es parte de la decisión de que el proyecto colectivo
esté por encima de los individuos?
–Yo creo que es una fortaleza. Es la fortaleza que es la
política misma, que es el proyecto. Por supuesto que después discutiremos con
los compañeros, los compañeros plantearán
quiénes son los candidatos, y seguramente muchos querrán, ya algunos lo
están haciendo, expresarse con todo derecho como opción. Pero, yo lo decía esta
semana en un plenario, nuestro candidato va a ser el mercado interno, la
Asignación Universal por Hijo, la producción nacional, las netbooks, el 6,5% de
PBI para educación, las paritarias, los convenios colectivos de trabajo, el
Ministerio de Ciencia y Tecnología, la Unasur y la integración regional. Donde
uno pone la mirada tiene una política que se ha generado durante estos diez
años. Vos tenés una infinidad de políticas para decir en 2015 yo voy a las
urnas a defender esto. Esos son los candidatos que uno tiene en la cabeza, por
supuesto que después quien quiera ser tendrá que expresar el conjunto de los
logros y la garantía de proyectar eso en una profundización, siempre respetando
que la conductora de ese espacio es la compañera Cristina Fernández de Kirchner.
Creo que todos los compañeros que hoy se han planteado la posibilidad de
proyectarse hacia 2015 respetan claramente ese concepto.
–Más allá del derecho de cada uno de expresarse a
proyectarse públicamente para 2015. ¿Piensa que el momento en que se dan esas
expresiones es lógico o hubiese sido mejor esperar hasta el año que viene?
–Nosotros no opinamos de eso. No nos preocupa tanto el tema
de las presidenciales. Cuando nosotros decimos que el nuestro es un trabajo a
largo plazo es porque entendemos que por ahí hay muchos lugares desde donde se
puede hacer y a veces sólo se habla de la presidencial. Yo creo que se puede
ayudar desde un club, desde una sociedad de fomento, o una organización que
ayuda a los pibes con problemas con las drogas. Nosotros tenemos que ser
inteligentes en no obsesionarnos con el corto plazo. La política se murió
cuando la mercantilizaron y cuando la rifaron en los 30 segundos de fama.
Cuando nosotros hablamos de largo plazo hablamos de eso, de jerarquizar la
política y volver a darle contenido. Nuestro tiempo es otro y los que tienen
que hacer otras cosas ahora que las hagan.
–Muchos dirigentes comienzan a hablar de la supervivencia
del kirchnerismo más allá de los resultados de 2015. ¿Es esa la línea con la
que se está trabajando?
–Nosotros somos el movimiento nacional y popular que Néstor
refundó el 25 de mayo de 2003 porque lo habían condenado a la ciénaga del
neoliberalismo. Néstor vino a refundar el peronismo que es la continuidad del
yrigoyenismo, y a su vez éste la continuidad del federalismo. Ese federalismo
es la lógica herencia de los patriotas fundadores de este pueblo, y ellos,
continuidad de Túpac Amaru. Y de ahí venimos, de nuestros pueblos originarios.
Lógicamente nos sentimos continuidad de todo eso y esa es la impronta que vamos
a tener como proyecto político donde nos toque estar. «
Donde hay un militante, hay una solución
"El objetivo nuestro tiene que ser la reivindicación de
la militancia. Frente a tanta demonización nosotros tenemos que profundizar
nuestro trabajo para que cuando un vecino vea llegar a un militante de La
Cámpora vea una solución. Ese tiene que ser nuestro objetivo general, que los
vecinos se pongan contentos cuando llega un militante de La Campora, o de
cualquier organización, porque piensen que llegó una solución, porque llegó el
compañero que va tender el brazo solidario, que va escuchar, que si no te puede resolver va poner el hombro
o el oído para abrirse a lo que el vecino necesite. Esa es nuestra visión de la
vida y de la política. Estar al lado del vecino, ser un puente o una solución
hacia el estado o a la organización de la comunidad de una sociedad integrada.
Meternos en todas las problemáticas, no esquivar ningún problema. Eso en
términos generales, y después nuestra idea tiene que ver con seguir
consolidando nuestro entramado. Queremos que nuestros compañeros sean cada vez
más representativos pero que se ganen los lugares por representativos.
Nosotros, por ejemplo, en el Partido Justicialista de Capital Federal hemos
logrado un entendimiento que tiene que ver con respetar historias y respetar
presentes. Eso es lo que queremos
hacer en todos los lugares, que se respeten historias pero también el volumen
del presente. Y que los compañeros nuestros, por el trabajo que vienen
desarrollando día a día, se ganen los lugares que merecen ganarse, porque la
verdad es que trabajan. Y donde hay uno que no trabaje que vengan y me digan,
que nos avisen, porque nosotros somos muy duros con aquellos que no hacen las
cosas como las tienen que hacer y no tenemos problema en reconocerlo. Donde hay
uno que no haga las cosas como las tiene que hacer lo vamos a ordenar. Nosotros
queremos una organización comprometida que pelee la representación en los 2228
municipios que creo que tiene este país. Queremos estar en los lugares, no por
estar sino para ir a resolverle los problemas a la gente. Queremos romper esta
idea de demonización que han trazado sobre La Cámpora y la militancia en
general, porque creemos que lo mejor que le ha pasado al país es haber recuperado
la política y, dentro de eso, lo mejor que ha pasado es que se ha recuperado la
militancia".
El debate sobre las drogas
"Como organización estamos discutiendo el tema de la
despenalización. Tenemos distintas posturas, nos pasa también con otros temas.
Nosotros tenemos que respetar las posturas de todos los compañeros, a veces por
distintas procedencias tenemos posturas variadas. Nos es lo mismo la postura de
un barrio del centro de la Capital que de uno del conurbano profundo, o de
algunas provincias del interior del país. Hemos detectado que hay un debate.
Queremos terminar de debatir eso con todos los compañeros, porque cada uno
tiene su matiz, y más allá de la postura personal, lo importante es profundizar
la discusión. Resolver esa discusión, generar una síntesis, esa será nuestra
postura. Porque de lo contrario estaríamos tensionando a un sector u a otro.
Todas las posturas son válidas tienen que ver con historias familiares, con las
propias realidades sociales. Somos una organización nacional que tiene que
terminar de generar esa síntesis y eso lo queremos tratar de volcar en uno de
los próximos plenarios nacionales que vamos a tener. Nos pasa algo similar con
el aborto y con varias discusiones en las cuales tenemos que escuchar a todos,
más allá de que haya una mayoría que tenga una postura hacia un lado".