Curva cerrada

Ni los logros de la década ni las tribulaciones de hoy dan cuenta de la situación y sus perspectivas. Es tan vano negar el ajuste como desconocer su carácter heterodoxo, con toda clase de defensas para los más débiles. El núcleo duro que pese al malhumor social mantiene su pacto de lealtad con CFK será la base de una identidad kirchnerista que dispute el futuro, o se reabsorberá en el justicialismo sin pena ni gloria. Las limitaciones estructurales que no pueden superarse en el corto plazo.
 
Por Horacio Verbitsky
 
La estrechez de las opciones económicas del gobierno nacional y la avidez de las oposiciones económica, política y mediática por sacar ventaja del momento más difícil del kirchnerismo sirven paradójicamente para medir la solidez de la construcción social realizada desde 2003. La peor coyuntura resulta moderada por los cambios previos en la estructura social y esto permite soportar un cimbronazo que de otro modo podría haber sido devastador, como ocurrió en las crisis cíclicas pasadas, en las que se hundieron el salario y la participación laboral en el ingreso. Junto a los inquietantes síntomas de los últimos meses debe ponderarse la consistencia de las políticas aplicadas en estos años, que han puesto un tope a la línea descendente que golpea sobre los hombros más débiles. Ni las teorías conspirativas sobre una crisis institucional, ni las propuestas de salida por izquierda dan cuenta fiel de la situación. El gobierno ha ingresado a una curva cerrada, pero tiene resto para disminuir la velocidad y tomarla sin derrapar ni perder el rumbo. Para más adelante quedará la evaluación del daño, económico, social y político. No tiene sentido negar que se trata de un ajuste, pero tampoco perder de vista su carácter heterodoxo y la decisión de atemperarlo con todo tipo de medidas que no desamparen a la base social del kirchnerismo. Este no será un año de avance, pero esas políticas pueden minimizar el retroceso.

Un contrato vigente

El adverso contexto internacional, con un flujo de capitales que vuelve a dirigirse de la periferia al centro; la merma de la actividad por los obstáculos a las importaciones que planteó desde Comercio Interior un especialista en jugar con cosas que pueden romperse y no tienen repuesto; el insoportable mes de diciembre (con la peor ola de calor que se conozca, los cortes de luz, los intencionados motines policiales y las consecuentes zonas liberadas); la opción del nuevo equipo económico por un gradualismo que da resultados en el agua destilada del laboratorio pero no en el barroso río de las pirañas; la aceleración del ritmo devaluatorio e inflacionario y la inmediata disparada de precios, no escalaron el conflicto social que en cualquier otra época de los últimos sesenta años hubiera producido llamas y derrumbes. A pesar de los padecimientos, la incertidumbre y la espantosa cantidad de vidas humanas perdidas en el diciembre tórrido de los saqueos, el contrato recíproco de lealtad entre CFK y la base social de su estructura política resistió. La presidente tiene conciencia de la importancia de ese pacto con un núcleo duro que, a pesar del ostensible malhumor social de los últimos meses, no la abandona porque sabe que no hay mejor opción. Durante sus últimas apariciones públicas, anunció medidas destinadas a atenuar las secuelas del salto inflacionario, como los programas de asistencia a los jóvenes de 18 a 24 años sin empleo ni estudios, el aumento a jubilados o la canasta escolar, a lo que se suman los acuerdos de precios anunciados desde la jefatura de gabinete, el Ministerio de Economía y la Anses, cuya aplicación es el nuevo terreno en disputa. Gracias a las medidas similares que se vinieron tomando durante años, no se produjo hasta ahora un salto brusco de la desocupación ni un desplome vertical de los salarios, dos variables sometidas a extrema tensión, que serán centrales en las inminentes negociaciones paritarias. Del mismo modo, la sorprendente dureza del discurso público contra el sindicalismo más dispuesto a defender las conquistas de estos años, se compensó con las reuniones privadas que Cristina mantuvo con los líderes de las centrales sindicales próximas: con Hugo Yasky en la Casa de Gobierno y con Antonio Caló en Olivos, en las que se exploraron fórmulas para que los convenios en discusión no dejen a los trabajadores a la intemperie ni realimenten la inflación. En ambos encuentros la presidente objetó la reapertura automática de las mesas de discusión dentro de cuatro o seis meses y las cláusulas gatillo de actualización a partir de cierto nivel de precios. Su contraoferta de un aumento anual pero fragmentado en tramos tampoco fue aceptada. Menos contundente fue su rechazo a un aumento inmediato de suma fija que permita aguardar hasta ver en qué niveles se aquietan las variables en movimiento, dada la dificultad de asentar algo sobre arenas movedizas.
Pese a la peor crisis mundial en un siglo, el producto interno argentino de estos años superó no sólo al de los países centrales, sino también al de los demás de la región, incluso aquellos cuya producción exportable gozó de mejores términos del intercambio. Además se mantuvieron los niveles de ocupación y de salarios, a expensas de la rentabilidad de las 500 empresas de mayor tamaño, que disminuyó casi diez puntos (de 35,8 a 26,5 por ciento) desde que Cristina asumió la presidencia en 2007, como se observa en el gráfico 1. También se redujo la incidencia de las 200 empresas más grandes del país en las exportaciones: del 74,4 en el primer año del mandato inicial de CFK al 64,1 en 2012. Lo mismo ocurrió con el peso de las empresas extranjeras y los grupos económicos locales dentro de ese total, que no obstante sigue siendo descomunal. Ese 64,1 por ciento de las exportaciones en manos de 200 empresas es una limitación estructural que explica el poder de los grandes actores en esos mercados. En 2012 el superávit comercial rozó los 13.000 millones de dólares. Pero las 200 empresas más grandes tuvieron un saldo comercial de casi 30.000 millones de dólares y el resto de la economía argentina un déficit que rondó los 17.000 millones (gráfico 2). Más acentuado es el cuadro si se limita a las cruciales exportaciones cerealeras: quince empresas representan el 95 por ciento de todos los porotos de soja exportados en 2013. La vida te da sorpresas: la primera de la lista no es Dreyfuss, Cargill, Toepfer, Bunge o Nidera, sino la Asociación de Cooperativas Argentinas, con casi el 18 por ciento del total. Sumado al 7 por ciento de Agricultores Federados Argentinos la cuarta parte de esas exportaciones son manejadas por cooperativas próximas a la Federación Agraria. No por casualidad, su presidente, Eduardo Buzzi, fue el primer dirigente que en plena corrida cambiaria puso el foco en las retenciones, para advertir que no aceptarían un aumento compensatorio de la devaluación. Pero quien perfeccionó el razonamiento fue el presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, quien dijo que no pedían una devaluación (¡si ya la habían conseguido!) sino “que se reduzcan y eliminen retenciones” para ganar competitividad. Se comprende: las retenciones tienen carácter estructural y cualquier territorio ganado se defiende como la casa propia. Lo mismo ocurrió con los aportes patronales reducidos por Cavallo hace dos décadas, con el mismo argumento de la competitividad. Nunca fue posible reponerlos y sólo contribuyeron a engrosar la rentabilidad empresaria sin mejorar su capacidad competitiva, que depende de decisiones macroeconómicas, de inversión y desarrollo tecnológico.

El piso o el techo

Es imposible responder en términos binarios si la fijación del tipo de cambio en 8 pesos por dólar fue una imposición de los productores y exportadores que se negaron a liquidar más de un décimo de la cosecha de soja, o una decisión soberana del gobierno nacional. El ministro Axel Kicillof prefería tipos de cambio diferenciales, pero no convenció al Poder Ejecutivo. La alternativa fue acelerar el ritmo de la devaluación, para acortar la distancia entre la cotización oficial y la ilegal del dólar. Esto pareció funcionar en las primeras semanas. Pero los exportadores agropecuarios advirtieron que si la cotización clandestina seguía como su sombra a la legal conseguirían un logro al mismo tiempo económico y político: forzarían una nueva aceleración devaluatoria y convertirían una reivindicación sectorial en el sentido común de la sociedad. Nunca antes lució tan racional el discurso de los ruralistas: a esa velocidad, “¿quién puede confiar en el peso que se le hace agua en las manos?”, como preguntó Etchevehere. En ese punto, el gobierno apretó el acelerador y recién clavó el freno en 8. La sacudida fue fuerte, como el impacto sobre precios y poder adquisitivo del salario. Para el gobierno ese número es un techo a sostener, para los exportadores un piso desde el cual planificar el ataque sobre las retenciones. Pero además, y como tardía compensación a la persistente falta de instrumentos de ahorro para quienes tienen excedentes, vino el aumento en la tasa de interés, cuyo daño colateral sobre el nivel de actividad aún no puede evaluarse. Las reservas perdidas fueron significativas pero bien empleadas, porque tendieron un puente hacia la liquidación de la próxima cosecha. Aún así, pasada la corrida, la brecha superior al 50 por ciento sigue siendo una incitación peligrosa. De abril a septiembre ingresará al cofre del Banco Central buena parte de lo que permitió salir ahora. Lo que pase a partir de octubre dependerá de otras variables: si el gobierno volverá a utilizar el tipo de cambio como freno de mano antiinflacionario, qué ocurrirá con el Club de París y los holdouts, la proximidad de la renovación presidencial.

Restricciones

Hay opciones de política económica que han tenido un efecto benéfico sobre el empleo y el consumo pero que plantean limitaciones estructurales. La elección de la industria automotriz y de la armaduría electrónica de Tierra del Fuego como dinamizadores del crecimiento ha sido un arma de doble filo, porque ambas tienen una balanza comercial muy negativa y además incentivan el consumo energético en rubros no productivos. La integración de partes nacionales es baja en el complejo automotriz y nula en la electrónica, a lo que se suma la deficitaria cuenta de combustibles. La corrección de estos desequilibrios no es fácil y mucho menos en los plazos exiguos que plantean el balance de pagos y el calendario electoral. El mecánico Ricardo Pignanelli y el metalúrgico Antonio Caló han sido los dirigentes de la CGT más comprensivos con la maniobra económica iniciada por el gobierno para salir de la trampa de los paralelos frenos cambiario y comercial, porque sus sindicatos están entre los que más crecieron desde 2003. Pero ahora serían los principales afectados por la corrección de ambos trastornos comerciales. Caló planteó una moderación de los reclamos salariales a cambio de un compromiso de mantenimiento de los niveles de empleo. La fragmentación sindical tampoco facilita las cosas. Los docentes privados de la CGT anunciaron un pedido de aumento del 61 por ciento, una cifra irreal de la que no les costará retroceder sin costo, ya que no deben responder en asambleas ante poderosas bases organizadas, a diferencia de la Ctera que forma parte de la CTA. Todos ellos coexisten, además, con otros dirigentes enrolados en la política de oposición, como Luis Barrionuevo y Hugo Moyano, cuyo petardismo verbal los asocia con marginales como Jorge Yoma, muy locuaz desde que le pidieron cuentas por sus gastos como embajador en México, o el ex senador Eduardo Duhalde quien, como el diario La Nación, lleva años penando por que se hagan realidad sus vaticinios sobre el final apocalíptico del kirchnerismo. La Nación hizo el suyo en 2003, antes de que asumiera Néstor; Duhalde en 2007, durante la primera campaña electoral de Cristina. La deriva de Moyano, del kirchnerismo ardiente a la alianza electoral con Francisco de Narváez, su reconciliación con Patricia Bullrich (quien ha perdido interés en las propiedades y cuentas bancarias del camionero) e incluso Maurizio Macrì, a quien prodigó elogios inverosímiles, es tan errática como la de un globo que se desinfla. Por intermedio de uno de sus hijos también tiende puentes con el diputado bonaerense Sergio Massa, quien no se apura por corresponderle. Con un Moyano le basta, y el juvenil Facundo le parece más atractivo que Hugo, quien hace un mes llegó a los 70 años sin encontrar la fórmula para convertir su fortaleza gremial en poder político, dada la desmesura de sus ambiciones y el desatino con que muta de alianzas, en las que no intervienen la reflexión ni el cálculo.

Altri tempi

Desde distintos sectores de lo que podría denominarse la izquierda K se plantean alternativas de profundización que eludan los condicionamientos señalados: alguna forma de intervención estatal en el comercio de cereales o la lisa y llana reforma agraria. Son inquietudes legítimas para no someterse a las condiciones que se intentan imponer al gobierno y la sociedad, pero su aplicación requeriría de adecuaciones para las que al actual gobierno no le sobra el tiempo. Suponiendo que ya existiera un organismo regulador como el IAPI del primer peronismo o la Junta Nacional de Granos que disolvieron Menem y su ministro Felipe Solá, no podría dar respuesta a las advertencias del vicepresidente de Confederaciones Rurales, Pedro Apaolaza (“El productor va a comercializar cuando quiera porque todavía estamos en un país libre”). La intervención manu militari de los silobolsas está fuera de cualquier hipótesis. Las condiciones del agro argentino tampoco permiten una proyección mecánica de aquellos modelos. En la primera mitad del siglo pasado, los pequeños arrendatarios resistían la explotación de los grandes propietarios pampeanos. En el actual paradigma sojero, en cambio, no median relaciones de explotación entre quienes ceden y quienes toman tierras ya que las economías de escala operan en pequeñas, grandes y medianas superficies. Los principales tomadores de tierras son también propietarios y no agentes económicos de otras actividades económicas. Muchos obtienen reducciones de costos al aumentar la superficie trabajada y otros alcanzan un buen pasar como rentistas. Una propuesta tradicional de reforma agraria unificaría a todos en contra y en todo el país, ya que la soja rompió los límites de la región pampeana. Pero ese agro que adquirió dimensión nacional sigue siendo manejado por los descendientes de la oligarquía pampeana. Peor aún, en esas nuevas regiones sojeras hasta los trabajadores podrían identificarse con los propietarios, ya que ganan más que con los cultivos tradicionales desplazados. Sin hablar del apreciable número de gobernadores, legisladores y sus familiares, del oficialismo y de la oposición, que se dedican a esos cultivos.

Activos

Además de la fidelidad de su base a Cristina, el gobierno cuenta entre sus activos con la falta de confluencia entre los intereses de los sectores dominantes. Sólo en ese sentido la situación es similar a la de los últimos años del alfonsinismo, cuando los acreedores externos competían con los grupos locales subsidiados por los escasos recursos que le quedaban a un Estado en bancarrota y sin acceso a los mercados internacionales. La solución que idearon Henry Kissinger y el Citibank y que Menem aplicó con la pasión del converso consistió en unificar esos intereses antagónicos en un negocio común: el desguace del capital social acumulado por generaciones de argentinos en las empresas del Estado, a precio vil. Para ello impusieron la formación de asociaciones que debían incluir a bancos acreedores que aportaban los títulos depreciados de deuda, operadores internacionales capaces de mantener en funcionamiento los servicios públicos y grupos económicos locales idóneos para aceitar las bisagras de las puertas que se necesitaba abrir, en el momento oportuno. Esos fueron los años excepcionales en los cuales se revirtió la tradicional fuga de capitales, porque los dineros fugitivos volvieron para aprovechar esa oportunidad única. Luego de la reelección de Menem en 1995, los grupos locales vendieron su participación a los extranjeros y realizaron sus ganancias extraordinarias en la producción agropecuaria y los depósitos en el extranjero, a la espera de la próxima gran devaluación, que en 2002 les concedería Duhalde. La fantasía de repetir hoy una o varias partes de esa operación no tiene asidero en los intereses y las relaciones de fuerza actuales. Apreciar el dólar y/o suprimir las retenciones es un programa del sector agropecuario al que adhirieron algunos dirigentes, como Hermes Binner, Elisa Carrió y Sergio Massa, pero que disgusta al sector industrial productor de bienes no transables y a los prestadores de servicios públicos, donde siguen prevaleciendo las empresas extranjeras. La modificación de precios relativos y el desfinanciamiento del Estado van en contra de ellos y no sólo de los trabajadores, porque de allí deberían salir los recursos que se resignen. Unificar esos intereses contrapuestos es una tarea para genios políticos y económicos, que no abundan. El debate instalado a partir de la insidiosa frase que el Papa Francisco le transmitió a José Mendiguren para que la repitiera aquí (“hay que cuidar a Cristina”, con todos los subtextos implícitos que cada uno pueda agregarle), es puro artificio. No hay condiciones estructurales para la hecatombe en la que sólo se interesan algunos vivillos irrelevantes, como Yoma, Duhalde o Barrionuevo.

De ahora en más

Las consecuencias políticas de todo esto son una incógnita que nadie puede dar por resuelta con alguna seriedad y lo único que proliferan son operaciones interesadas en favorecer alguna de las hipótesis. A lo sumo puede formularse el dilema que se desenvolverá en el próximo año y medio:
- El kirchnerismo consigue hacer pie en ese núcleo duro inconmovible, llega con un candidato propio a la disputa electoral y se consolida como una nueva identidad política con la que sea imprescindible contar de ahí en más, bajo la conducción de Cristina (ya sea que ese candidato se imponga, por dentro o por fuera del PJ, o que retenga un porcentaje apreciable de los votos, no inferior al 20 por ciento); o bien
- Se diluye sin pena ni gloria y estos años se recordarán con nostalgia como una encarnación efímera del justicialismo, igual que antes el menemismo.
Como corresponde, ambas opciones tienen firmes partidarios dentro del heterogéneo universo que en estos años acompañó al gobierno nacional.


“More market friendly”

 

Por Raúl Dellatorre

Las últimas medidas económicas, particularmente en materia cambiaria y financiera, parecieran haber logrado restablecer parcialmente la calma. El Banco Central da la impresión de tener otra vez bajo su control la paridad cambiaria, la corrida sobre “las cuevas” por conseguir dólares “como sea” se atenuó significativamente, y hasta los precios de bienes finales de consumo inmediato o durable (alimentos y electrodomésticos) vuelven a tener un precio relativamente estable, al menos, entre el momento de la consulta y el de decidir la compra. Lo que no debiera perderse de vista es reconocer qué provocó ese “estado de locura” que atravesó la economía argentina durante algunas semanas, y cuáles de esas causas se mantienen todavía latentes. Es decir: contra qué o quiénes se pelea para mantener en pie un funcionamiento productivo que permite crear los bienes, dar empleo y dotar al Estado de los recursos para garantizar las prestaciones sociales.
En el ataque especulativo que recibió Argentina contra su moneda hay elementos y condicionantes locales, pero también externos. Entre los primeros, fue muy visible en estos días la disputa con los sectores más concentrados del bloque exportador (las grandes cerealeras) por conseguir que liquidaran las divisas de las ventas al exterior. También, esta semana, el rol relevante que juegan los bancos del sistema financiero doméstico en el mercado de divisas: una decisión del Banco Central restableciendo un tope a la proporción patrimonial que pueden mantener en divisas provocó una inmediata corriente de oferta de dólares, aunque las entidades tengan dos meses para adecuarse a ese límite. Y un tercer elemento quedó también en evidencia, pero por la negativa: una oferta “controlada” de dólares para atesoramiento o ahorro de particulares demostró ser suficiente para calmar las ansiedades de un sector al que, errónea y malintencionadamente, se le adjudicaba un rol sobrevaluado: no era el “cuco” que se iba a quedar con todas las reservas, ni el principal interesado en arrancarle al gobierno una devaluación. Otros intereses se ocultaban detrás, controlando la escena.
Mucho menos visibles son los elementos y condicionantes externos. La forma en que, desde diferentes usinas internacionales, se promueve la fuga de los capitales financieros desde los países emergentes a los centrales, debería merecer una atención mayor en Argentina, por el impacto que le toca. El ataque financiero ha provocado importantes devaluaciones defensivas en los países perjudicados, acompañadas por subas de tasas de interés que tratan de mantener el atractivo sobre las colocaciones de fondos en monedas locales. Brasil, México, India, Turquía, Sudáfrica son algunos de los países que pagaron esas consecuencias. Argentina llega relativamente tarde a sufrir las mismas consecuencias, porque probablemente tenía una menor proporción de capitales especulativos en sus mercados financieros locales; pero el impacto le llega en una segunda oleada, cuando por la devaluación de esos otros emergentes (principalmente, Brasil), su intercambio comercial quedó desequilibrado por pérdida de competitividad (costos internos de producción más altos en dólares que los de sus competidores).
¿Qué está pasando, mientras tanto, en los países centrales? Podría decirse que tanto Estados Unidos como Europa han superado ya el peor momento de la crisis, pero sin solucionarla. Las mismas expresiones de los grupos financieros que provocaron la crisis se han recompuesto y hoy juegan, asociados a las autoridades monetarias de esos países centrales (Reserva Federal de EE.UU. y Banco Central Europeo), a favor del “retorno” de los capitales financieros al “centro”, después de haber hecho diferencias en la “periferia”. Es decir, buscando hacerle pagar a esta última los costos de esta etapa.
¿Cómo operan estos grupos financieros a favor de los intereses de los bloques centrales? Haciendo ver que las posibilidades de ganancias en los países emergentes están, por ahora, agotadas, y conviene migrar hacia destinos “más seguros”. Los mismos desequilibrios que esos mismos capitales especulativos han creado, provocando devaluaciones defensivas, ahora son presentados como “turbulencias internas” en los informes de las consultoras, que “podrían persistir en el corto plazo, lo que hace recomendable orientar las inversiones hacia destinos de menor riesgo” (informe publicado ayer por el diario Expansión, de Madrid).
Y vuelven a aparecer en escena argumentos usuales en épocas de reinado del neoliberalismo, que algunos ingenuamente creían definitivamente enterrados por el peso de la realidad. “Estos países no aprovecharon los años de bonanza para llevar a cabo reformas oportunas, con el fin de mejorar la transparencia y la seguridad jurídica para las inversiones extranjeras” (el mismo informe citado).
Si alguien todavía duda de la intencionalidad política de estas recomendaciones, basta echar una ojeada a algunos comentarios que desaconsejan invertir en empresas brasileñas, particularmente Petrobras, por caso. “Presenta una tendencia declinante de la producción y la explotación de sus nuevos descubrimientos off shore demandarán un enorme esfuerzo de inversión (...). Otro factor de volatilidad es que en octubre hay elecciones presidenciales y legislativas. Si Dilma Rousseff es electa, continuará la intervención gubernamental, dañando los beneficios empresariales. Pero si la economía de Brasil empeora este año, crecen las chances de los candidatos Aecio Neves y Eduardo Campos, que son más amigables para el mercado.” El informe, publicado en inglés en uno de los blogs más consultados por los inversores, usa la expresión “more market friendly”, un traje que ya varios candidatos opositores en Latinoamérica quieren probarse para conquistar el favor de estos capitales.
Es en este punto donde aparece fuertemente la asociación entre sectores opositores al Gobierno y capitales especulativos. Pasa en Argentina, pero también en Brasil, Ecuador y Venezuela. La embestida de los grupos empresarios dominantes busca corroer el poder de gobiernos con políticas activas de intervención en los mercados. Los sectores de oposición ven en esta ofensiva la posibilidad de mejorar sus chances electorales y van adaptando su discurso para presentar al gobierno como responsable de los males de la economía y diluir la responsabilidad de esos grupos dominantes. Esto se verifica hasta en candidatos de oposición provenientes de la izquierda, que también se anotan en la carrera por ser “more market friendly”.
Si no fuera por esa avidez de agradar a los poderosos externos, no podría entenderse el entusiasmo con el que algunos sectores locales han recepcionado las palabras del senador republicano de Florida Marco Rubio, anunciando la probabilidad de que “tengamos una crisis económica pronto en Argentina”. Lo señaló en el Congreso de Estados Unidos luego de calificar a la Argentina como “el aliado más peculiar en el mundo, porque no paga sus deudas y no coopera militarmente”. Alguien podría suponer que es falta de información, pero la descalificación hacia Argentina como país pagador proviene, en este caso, de quien financia sus campañas con recursos provistos por Paul Singer, titular del fondo buitre NML Capital, quien no sólo litiga contra Argentina en los tribunales de Nueva York (donde Rubio también acostumbra recoger aportes), sino que persigue a los emblemas argentinos por el mundo para embargarlos, como la Fragata Libertad, o arma campañas de desprestigio contra el país, a través de “Argentina Task Force Association”. Marco Rubio, candidato ultraconservador con aspiraciones presidenciales, respaldado por el ultraderechista Tea Party y por grupos anticastristas de Miami, vinculados al terrorismo internacional que Estados Unidos no condena, simplemente defiende intereses. Y cobra por ello.

Ferias, desconcentración y sinceramiento de cadenas de valor



Más de 300 ferias de pequeños productores ya funcionan en el país, que venden productos frescos y alimentos elaborados mucho más económicos que los de hipermercados. Otros precios son posibles, según explicó la secretaria de Desarrollo Rural.




Por Raúl Dellatorre


Mientras que en los grandes centros urbanos está planteada una complicada disputa por desarmar las prácticas abusivas en la formación de precios, con grandes cadenas comerciales y empresas productoras altamente concentradas en la mira, desde el interior del país se desarrolló una tarea muy distinta, pero que confluye hacia el mismo objetivo. No menos de 300 ferias y “plataformas” comerciales funcionan en distintos puntos del país, reuniendo a productores zonales para ofrecer una amplia variedad de alimentos a precios, habitualmente, muy inferiores a los que se pagan en las góndolas de Buenos Aires, Rosario o Córdoba capital. “Funcionan como mercados de cercanía, en localidades pequeñas o medianas de todo el país pero también en el conurbano bonaerense; se abastecen con la producción excedente de pequeños agricultores familiares pero con estándares de calidad muy elevados. Pueden ofrecer sus productos a una población de dos mil o de cien mil habitantes según el caso, no pretenden llegar a las grandes capitales ni a la góndola de los hipermercados, pero con la acción impulsora del Estado han logrado, en cinco años, generar una oferta alimentaria diversificada y accesible, inclusión social y equidad para una población a la que las leyes del mercado no se las garantizan”, describe Carla Campos Bilbao, secretaria de Desarrollo Rural, que desde 2008 lidera este proyecto.

Con distintos niveles de intervención estatal, desde el apoyo para la conformación de organizaciones comunitarias, a la instalación de centros de procesamiento para el agregado de valor a nivel local, el programa de desarrollo de la agricultura familiar ya engloba a 85 mil productores en todo el país. Su producción fluye por circuitos alternativos a los tradicionales, habitualmente muy concentrados en su manejo y centralizados en el abastecimiento a grandes centros urbanos. El desarrollo de este tipo de organización productiva ha posibilitado, por ejemplo, que en Misiones, que hasta hace cinco años “importaba” de otras zonas del país más del 80 por ciento de los alimentos que consumían sus habitantes, haya podido revertir esa relación y hoy produzca, en su territorio, más del 80 por ciento de sus alimentos a través de la agricultura familiar.

“La intervención pública es estrictamente necesaria para alcanzar estos logros, porque se trata de dotar a los pequeños productores de las herramientas para poder desarrollarse, encontrar los canales de comercialización y facilitar las condiciones de asociatividad”, señala Carla Campos Bilbao al explicar la tarea y sus resultados. “El desafío es garantizar alimentos básicos a la población, pero de la mano de estas intervenciones del Estado, que fueron más de 2500 en cinco años, también se logra el desarrollo social de las zonas rurales, que es lo que explica hoy las muy bajas tasas de desocupación y de mortalidad infantil”, sostuvo .

El modelo de desarrollo de ferias itinerantes y francas arrancó entre 2009 y 2010, como una forma de acompañar la reactivación del consumo y la necesidad de atender “una nueva ruralidad, no limitada al alambrado y al paquete tecnológico”, apunta Campos Bilbao, en referencia al modelo de producción extensivo que ata la producción primaria a la exportación y a los monopolios que le venden la semilla, fertilizantes y agroquímicos al productor dejándolo cautivo del monocultivo. “No podemos caer en la trampa de que el mercado resuelva la meta de las 160 millones de toneladas de producción, planteada en el Plan Agroalimentario 2020, aumentando simplemente la producción de soja”, advierte la funcionaria.

El programa de desarrollo de ferias regionales ya incluye a más de 30 puntos de concentración de producción y ventas en provincia de Buenos Aires (La Plata, Luján, Esteban Echeverría y La Matanza son algunos de los lugares donde más se han expandido), 6 en Corrientes, 4 en Entre Ríos, 3 en Salta. En Misiones, existen 55 ferias reunidas en la Asociación provincial de Ferias Francas. En Río Negro, funciona en la ciudad de General Roca la feria de horticultores, de lunes a viernes, a primera hora para mayoristas (de 6 a 9) y luego para el público en general (de 9 a 14). Los productores asociados siguen un protocolo interno por el cual garantizan un piso de calidad y se comprometen a que los precios entre los 30 puestos existentes no difieren mayormente para un mismo producto. Los precios son notablemente más bajos en que los supermercados y la calidad es superior. La manzana, por ejemplo, que las grandes firmas de la zona destinan prioritariamente a la exportación, y dejan para el mercado interno la de menor calidad y a precios elevados, en esta feria se obtiene a mitad de precio que en un supermercado (7 pesos por kilo contra 14). El modelo de comercialización en ferias zonales, lejos de reducir la dieta alimentaria a unos pocos productos de cultivo local, este tipo de organización ha diversificado notablemente la oferta de alimentos.

Es una forma distinta de entrar en el debate por la competitividad y la distribución de ingresos; en la instancia actual, donde salen a la luz los abusos de los sectores formadores de precios en la cadena de procesamiento y comercialización de alimentos, hay experiencias que revelan que, desenganchándose de los circuitos tradicionales, productores y consumidores salen beneficiados a la vez. “Donde hay concentración en algún punto de la cadena, cualquier medida que mejore el precio final no llega al productor, porque el que tenga el poder de control se la apropia y no la transfiere: es el caso de la devaluación, de la que al productor de una economía regional prácticamente no le llega nada”, sostiene Campos Bilbao.

La suprafuncionalidad de un candidato



Por Rubén Weinsteiner para El País
Las propuestas de gestión, las medidas a implementar,  los atributos personales de un candidato, construyen en el imaginario de los votantes,  la representación funcional  de un candidato, lo que en comunicación política llamamos,  Funcionalidad.
Es decir, alguien decide  votar  a Rodríguez,  porque Rodríguez  promete implementar un plan de suelo,  hábitat y viviendas revolucionario, una reducción del IVA, construir una autopista Buenos Aires-Mar del Plata de ocho carriles,  o subir el mínimo no imponible en consonancia con la suba del mínimo vital y móvil. O bien, vota a Rodríguez porque es inteligente, tiene experiencia, capacidad de gestión etc.
La realidad en comunicación política, es la percepción que se puede generar y sostener en la mente de los ciudadanos.
Nadie vota a un candidato por sus condiciones, sino por la percepción emocional, que la comunicación de esas condiciones, dispara en la mente de los votantes. Así como no se vota a un candidato por la promesa de una medida a tomar, sino por el impacto emocional que esa medida produce en la mente del elector.  
Y cuando caracterizamos los efectos de ese impacto lo hacemos en términos de un estado, una perspectiva, como nos vamos a sentir en el escenario en el cual el candidato electo gestione. Esto es la Suprafuncionalidad de un candidato.
Como señaló Mao “no hemos atraído al pueblo apelando a la razón, sino desarrollando la esperanza, la confianza y la fraternidad, frente a la pobreza, la voluntad de igualdad, adquiere la fuerza de un sentimiento religioso”
La principal función de la marca política, según mi experiencia, es generar confianza.  Las crisis económicas se dan por falta de confianza y los diferentes tipos de relaciones se destruyen por la misma razón. Por eso la dimensión de satisfacción más importante de la suprafuncionalidad de un candidato es la confiabilidad
No hay que proponer medidas, hay que proponer una perspectiva sólida, con poder de fuego para construir sensaciones poderosas, que determinarán como se va a sentir el votante con el candidato en el poder. Porque lo que vendemos en comunicación política
 no son las características de un candidato ni las medidas que va a implementar, sino las sensaciones que va a construir la gestión del candidato en la mente de los electores.

Pueblo chico, marketing político grande


Por Rubén Weinsteiner para Newsweek

En una ciudad de 30.000 habitantes, la Web 3.0 irrumpe y rompe contratos comunicacionales vigentes, imponiendo flujos de interacción nuevos,  en dos canales simultáneos, que se retroalimentan y potencian.
Flavio, u n empresario de 43 años, exitoso, dueño de un instituto de inglés, el único de la ciudad. Llegó al “pueblo” los 23 años, hoy está casado y tiene 3 hijos. Flavio quería hacer política; la fantasía: la Intendencia. Sin militancia alguna, en una ciudad con fuerte presencia de los dos partidos nacionales más importantes el PJ, la UCR, y alguna opción vecinal de acceso complicado.
En la era pre 2.0, las vías de instalación de una candidatura en ese y otros pueblos, eran básicamente dos: 1) territorial: caminando el pueblo, saludando, besando manos, alzando bebés, y dialogando con la gente. 2) mediática: mediante acciones locales y/o regionales.

Para lanzarse al mercado electoral ya sea desde un dispositivo partidario o desde una posición de preeminencia y fortaleza económica o social, hacía falta haber acumulado poder, como para subirse arriba del mismo y desde allí visibilizar, mensurar y abordar la decisión de ir por un cargo.

Traducir esa fantasía en deseo, en un pueblo y desde el llano, no era tarea fácil. Flavio era conocido en una ciudad donde todos se conocen, y valorado positivamente como alguien que había construido una empresa y una posición holgada desde abajo. Flavio llegó al pueblo con 300 pesos, en ese momento 300 dólares. Comenzó a dar clases colectivas de inglés en la casa de los alumnos, donde el que ponía la casa no pagaba la clase. Hoy Flavio tiene un instituto de media manzana, 35 empleados, 5 propiedades, 2 campos, 3 autos y un ingreso equivalente al de un CEO de una multinacional.

Flavio tenía visibilidad, todos lo conocían, los sub 30 lo habían tenido de profe de inglés, y  si bien no era un “nyc” no era el “de afuera”, y  pelearle la intendencia a los que llevan los apellidos de las calles del pueblo, era algo que se resistía a salir del estadio de fantasía. Construir el deseo era pararse en una esquina del centro o en una plaza o ir la radio y hablar de candidaturas. Estas acciones se parapetaban, detrás de pensamientos obturados por la inercia de la dinámica y las tradiciones lugareñas.

En la primera reunión Flavio hablo de su vocación,  de hacer y cambiar las cosas, hizo un elogio del atrevimiento, testimoniando ideas y ganas para ir más allá, haciendo cosas que a los referentes seguramente incomodaría, pero que la mayoría en silencio aprobaba. Aquello de lo que nadie se atreve a hablar en el espacio público, solo en sus casas.
Imaginen pararse en la calle,  o ir a un medio para plantear ideas que pondrían los pelos de punta a los factótums del pueblo.
Flavio no estaba dentro de lo que los europeos llaman “el consenso”,  aquellas bases sobre las que “estamos todos de acuerdo” y “no se tocan. Pero para ir a la plaza o a un medio, necesitaba organizar el deseo como última fase de la fantasía.

La web social es un dispositivo muy poderoso para desintermediar entre los líderes y la gente, pasando por arriba de los grandes medios y de los tradiciones establecidas, de los marcos epistémicos y de esos “consensos” que resultan funcionales a los poderes que se  reproducen y perpetúan en el tiempo.
La Web 3.0 permite establecer mecanismos de diferenciación y microsegmentación muy eficaces,  y llegar en forma directa y sin escalas a segmentos a los que difícilmente se les puede construir un mensaje diferenciado y taylorizado en los medios tradicionales. En la web social se puede identificar  determinados segmentos e impactar directamente en ellos.

En las grandes ciudades hay temas que los medios grandes no tocan, o si lo hacen le aplican el sesgo funcional a sus estrategias corporizadas. En una ciudad de 30.000 habitantes esos límites se potencian y se vuelven más rígidos, las tradiciones, mandatos y tabiques culturales, acotan el margen de movimiento, tanto en el terreno de las ideas como en la construcción territorial y mediática.
Lo prohibido, lo oculto, lo que se hace a escondidas y lo que “está bien” en el pueblo, disuaden a cualquiera de plantear cambios disruptivos, aun cuando la mayoría del pueblo estaría de acuerdo con esos cambios.

Comenzamos la campaña con un fuerte eje en la Web 3.0, la respuesta fue inmediata y potente. Los jóvenes se habían impreso las notas publicadas en los blogs y en Facebook y se las pasaban a otros en la plaza. En los bares y en los negocios las hojas impresas disparaban discusiones. Cientos de hojas impresas, pero no solo por los jóvenes, algunos más grandes y escandalizados por las notas las habían impreso para pasárselas a aquellos que no entran a la web, reproduciendo el mecanismo viral pueblerino del boca a boca seguido del juicio valorativo, en este segmento negativo.
Nos enteramos al día siguiente de esta impresión masiva de notas, y Flavio salió caminando rumbo su trabajo como todos los días. Las miradas no eran las mismas, pedían más, algunas eran serias, otras con una sonrisa cómplice, buscaban la charla y la explicación.
También tuvieron lugar las ironías, “el nuevo intendente” “ahí va el che Guevara”, “el revolucionario”, chistes que reflejaban bronca, temor, sorpresa y hasta alegría; algunos reclamos y las versiones al oído de la bronca de tal o cual referente.

En todo caso por acción de los que simpatizaban y de los enemigos, la decisión de Flavio había tomado visibilidad en un día. En el pueblo no se hablaba de otra cosa.
Había que gestionar las expectativas y profundizar la acción. La comunicación se hizo en una primera etapa solo vía web social, esto viralizaba muy rápido la información y desconcertaba a la clase política local, que no sabía ni dónde ni cómo responder. No porque no pudieran referirse al tema en los medios, en los clubes y en el espacio público, sino porque algunos jóvenes se habían apropiado del mensaje haciéndolo suyo y amplificándolo. No alcanzaba con responderle a Flavio, había que hablarle a una masa de jóvenes que articulaba con nosotros en la web 3.0 y se convertía en medio y mensaje.
Ese fue el problema que los “referentes” no pudieron resolver. Flavio llegó a los medios y al espacio público, y los “referentes” probaron en la web social, pero sin estrategia, sin segmentación, y sin narrativa.
El 35 % del electorado en la Argentino tiene menos de 30 años, la generación Google, es una generación que ha dado un salto cognitivo exponencial, es probable que no sepan cual es la capital de Portugal, pero hacen 5 cosas a la vez, piensan mucho más rápido, y el discurso de los de 50 les resulta ajeno emocionalmente, lento conceptualmente y aburrido discursivamente.
La web 3.0 es generación Google por funcionalidad, por cognitividad, por marco epistémico y por los “para que” en lo que difieren disruptivamente con los que hoy tienen 50.

Flavio no ganó las elección, obtuvo un sorprendente 20%. Pero transcurridos 4 años de la elección, Flavio tendrá 47, los Google serán el 40% y un 3% de los más viejos ya no votará.

En el Consejo de las Américas, Scioli hablará de “previsibilidad”

El gobernador de la provincia de Buenos Aires viajará esta semana a Nueva York para dar una conferencia a empresarios. “Este es el momento para invertir en Argentina”, aseguró el mandatario, al tiempo que anticipó que hablará de la “previsibilidad” de la Argentina. Brindará detalles de las medidas implementadas en Provincia.


El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, viajará a Estados Unidos para participar de una serie de conferencias del Consejo de las Américas. Destacará, en su discurso, la “previsibilidad” de la Argentina, para fomentar las inversiones en el país y la Provincia.

Viajará el miércoles a la ciudad de Nueva York invitado por el Consejo de las Américas para brindar una conferencia destinada a promover inversiones productivas de empresas estadounidenses radicadas en la provincia de Buenos Aires.

“Este es el momento para invertir en Argentina”, aseguró esta mañana Scioli y anticipó que en Nueva York dará “señales de previsibilidad y de confianza, ya que estos foros representan muy buenas oportunidades para los sectores productivos o de alimentos”.

El gobernador será el único orador ante un centenar de empresarios y su exposición está prevista para las 18.30 hora local (20.30 de la Argentina).

Durante su alocución, explicará las reformas administrativas y tributarias que le permitieron asegurar la sustentabilidad económica de Buenos Aires y reducir la deuda pública provincial a la mitad respecto de sus recursos propios, paso que le permitió disponer de más fondos para promover las inversiones a partir de la colocación récord de créditos al sector privado del Banco Provincia, la segunda banca pública más grande de la Argentina.

Asimismo, repasará las principales obras portuarias, logísticas, viales y de infraestructura productiva de su gestión.

A su vez, el Gobernador planteará como objetivo central para la última etapa de su gobierno una agenda de desarrollo centrada en educación, logística, energía y ambiente sustentable.

Los miembros del Consejo son compañías líderes a nivel internacional que nuclean amplios sectores incluyendo productos manufacturados y de consumo, energía, tecnologías, medios de comunicación y transporte, bancos, finanzas y consultoras.

Entre diciembre y enero viajaron por el país más de 15 millones de personas

Lo informó el Ministerio de Turismo, que admitió que la cifra superó "todas las expectativas planteadas al comienzo de la temporada". Entre diciembre y el mes pasado se movilizaron más de 15 millones de viajantes
 
Alrededor de 10,6 millones de personas visitaron los distintos destinos turísticos del país en enero de este año, lo que implica un crecimiento del 4,1% respecto del mismo mes de 2013.
Así lo informó el Ministerio de Turismo, que reveló que en la segunda quincena de enero se movilizaron 5,7 millones de viajantes, 5,3% más que el año pasado.
Si a la cuenta se suman las cifras de diciembre, el número total llega a los 15,7 millones, un 3,2% más que la misma época del año anterior.
El ministro de Turismo, Enrique Meyer, reconoció que "estamos superando todas las expectativas planteadas a comienzo de la temporada".
Meyer agregó que "es importante que se siga trabajando en la calidad de los servicios así el turista se encuentra con mejoras, tanto en infraestructura como en la calidad de atención".
Tras superar las proyecciones del inicio de la temporada, Turismo espera ahora un total de 28,1 millones de arribos a los destinos de Argentina para toda esta temporada de verano.

De crisis en crisis

Por: Nicolás Gutman

Nos acostumbraron a gobernar con frases metafóricas, que en algunos casos son un toque de color en medio del intercambio entre gobernantes y gobernados, pero por estas pampas en muchos casos los políticos, en su convicción de que son seres superiores y subestimando a millones de ciudadanos en su capacidad de entender la cosa pública, simplemente se despachan con mamarrachos célebres tales como “cirugía a corazón abierto” o “paciente muy grave y éste es el mal menor”. Generalmente asociadas a situaciones de crisis sociales, económicas y por ende políticas; parece que la vida política de un país es una caminata de otoño por las pampas, y sin avisar cae una crisis de connotaciones épicas, que requiere cambiar pactos sociales preexistentes, reacomodar fuertemente las estructuras de poder y si todo sale bien, barajar y dar de nuevo.
Y ante tanta desesperación por la incertidumbre diaria en la que nos acostumbramos a vivir, pocos se preguntan ¿de dónde surge esta crisis? ¿Quiénes están detrás, quienes se benefician? La crisis, casi siempre en un comienzo operando en las variables económicas, parece un destino inevitable. Como el “destino manifiesto” de los norteamericanos, los argentinos vivimos en la convicción de que deberíamos ser un gran país, pero alguien en la cúspide del poder nos está robando ese destino.

El ex banquero del JP-Morgan, Hernán Arbizu, dijo recientemente en una entrevista a la radio que “las maniobras tendientes a generar una desestabilización no son aleatorias, ya que existen organizaciones que trabajan para que eso ocurra y sacar el mayor provecho posible de la situación”. En tal sentido recordó que durante las crisis cíclicas que parecen recrudecer cada diez años, como la del 2001, “los presidentes y los ministros de economía eran pro-mercado, se hacía lo que el mercado quería” y sin embargo se llegó a una de las situaciones más críticas que hayamos enfrentado como sociedad. “No es aleatorio. Nosotros trabajamos por y para que eso pase y nos preparábamos para sacar el mayor provecho posible”, aseguró Arbizu.
En las situaciones de crisis, uno tiende a pensar en el conjunto, en que a todos “los argentinos” nos va mal, que es un problema de gobernabilidad, y que todos sufren las consecuencias. Nada más alejado de la realidad. En su peor crisis desde la guerra civil, España ha creado más ricos y súper-ricos que en todos los años desde la muerte del General Franco, los sectores más poderosos viven un auge, mientras que más de la mitad de los jóvenes españoles están sin trabajo y, por tercer año consecutivo, España se convirtió nuevamente en un país de emigración. Arbizu agrega en la entrevista que en una crisis como la de Argentina de 2001, se piensa que las empresas ganan menos plata, pero no es así.
El estado de situación, según el ex banquero, está programado; los que hablan son los mismos que vienen hablando desde hace diez años, profetizando crisis. La cuestión no es desenmascarar sus constantes y fallidas profecías, sino buscar los motivos por los que tienen un espacio tan destacado en nuestra sociedad para infligir ansiedad, descontento y en última instancia, si sus acciones logran su cometido, infligir un daño social grave, a través del funcionamiento de profecías auto-cumplidas. Ni hablar de los bancos que sacan informes diciendo que Argentina se va a ir al tacho, estas son estructuras armadas”, subrayó el banquero y remarcó que ya están preparándose, para que si pasa, sacar provecho de la situación.
Alguien en capacidad de dirigir una sociedad puede en su fuero íntimo querer que a millones de personas les vaya mal, que millones de argentinos vean sus sueños frustrados. Así es, y no es una teoría conspirativa: en el encuentro de esta semana del jefe de gobierno, Maurizio Macri con, entre otros los sindicalistas Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, este se despachó al aire en Radio Mitre diciendo que espera que haya otra crisis más profunda en este gobierno, agregando que los problemas económicos están basados en que es un modelo económico antiguo. Esto dicho al lado de Barrionuevo que comenzó en 1975 asaltando a mano armada la sede de la Unión de empleados gastronómicos para desplazar a Ramón Elorza; y a Hugo Moyano, del que sobran recordar los insultos que le propinó el propio jefe de Gobierno allá en el tiempo, más o menos un año y medio atrás.
En el libro “Plutócratas: el ascenso de los nuevos super-ricos globales, y la caída de todos los demás” la autora Chrystia Freeland, relata un estado de situación que no es diferente en el resto del mundo, la diferencia es que a los argentinos nos costó mucha sangre y mucho dolor llegar hasta aquí. La otra diferencia es que la forma en que nos quieren convencer de crisis que no existen para poder seguir acumulando poder en la cúspide de los super-ricos en estas pampas es bien berreta, para comprobarlo solo hay que escuchar a Macrí con Barrionuevo y a los “gurúes” de la city; a esta altura deberían darnos lástima.

La primera persona en la narrativa y el discurso político




Hablá de tu audiencia , no de vos



En el segmento 18-33 años, la autoreferencia en la narrativa y el discurso político es mal negocio.


Un estudio presentado por nuestro grupo MAOF, señala que las cuentas de Twitter de políticos y empresarios que hablan en forma recurrente y sostenida en primera persona, no consiguen aumentar su número de seguidores en significativamente. Y Los tweets planteados en primera persona logran una cantidad elocuentemente menor de retweets, que los que tienen un porcentaje menor de autoreferencia.


En una encuesta sobre lectura de blogs, se preguntó porqué se elegían determinados blogs para leer, las respuestas apuntaron a que se buscan puntos de vista específicos, más que historias personales.


No quieren oírte hablar de vos mismo, sino que quieren oírte hablar como vos mismo sobre ellos mismos.


La autoreferencia, el yo, yo, yo es absolutamente 1.0, plantea modelos asimétricos de comunicación, donde hay uno que es importante y muchos que no lo son. La comunicación 2.0 y mucho más la 3.0, se da entre muchos que son importantes. Y en ese escenario es mucho más trascendente lo que los otros dicen de uno, que lo que uno mismo dice de uno mismo.


Hay que hablar de nuestra audiencia, no de nosotros mismos, porque más importante que lo que decimos es a quién se lo decimos. Llegar, impactar emocionalmente para construir percepciones y posicionamientos en la cabeza de la gente, el lugar donde se ganan todas las batallas.

Rolezinhos de Brasil reclaman derecho juvenil al consumismo


Irrumpieron masivamente en los centros comerciales para divertirse. Pero la respuesta, una mezcla de temor, admiración y dura represión, hizo surgir en Brasil un nuevo movimiento juvenil, el de los “rolezinhos”.
En la jerga juvenil brasileña, “rolar” significa salir con amigos, y la convocatoria a estos paseos masivos se transformó en un movimiento revolucionario, para algunos, o espejo del deseo consumista de la clase media emergente, para otros.
Surgieron en diciembre, cuando unos jóvenes convocaron por Facebook a un rolezinho (salidita) por un centro comercial de la sureña São Paulo “para que ‘role’ algo divertido”, en un país donde el entretenimiento y la cultura son caros. Concurrieron unos 6.000 jóvenes.
La represión policial y el temor del gobierno de Brasil, que acogerá en junio y julio la Copa Mundial de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado), extendieron los rolezinhos a otras ciudades.
“Vinimos para mostrar que el joven pobre puede consumir”, explicó a IPS el estudiante de geografía Iata Anderson, cuando los rolezinhos se convocaron el 19 de enero frente al lujoso Shopping Leblon, de Río de Janeiro, y provocaron el cierre preventivo del establecimiento, pese a la escasa afluencia.
Anderson, como muchos otros rolezinhos, tiene menos de 20 años y, pese a vivir en una “favela” (barrio pobre), representa una nueva clase media brasileña, que estudia en una universidad pública y accede a Internet, al crédito y al poder de compra, gracias a una  década de gobiernos izquierdistas, de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y de la actual mandataria Dilma Rousseff.
“Vine a apoyar a los rolezinhos de São Paulo, a los que reprimen con gases y zurras de la policía. Solo pasa porque son negros de la periferia, que no cuadran con el patrón de lujo y sofisticación de los shoppings”, analizó. Los brasileños usan la denominación inglesa “shopping center” para centro comercial.
El 11 de enero, la policía militarizada enfrentó con balas de goma y gas pimienta a unos 1.000 rolezinhos en un centro comercial de la periferia paulista. Hubo 60 arrestos.
La Asociación Brasileña de Centros Comerciales aseguró que estos son “espacios democráticos que atienden a personas de todos los perfiles sociales y de diferentes edades” y que “acogen la diversidad y la inclusión social, muchas veces en regiones con escasas opciones de entretenimiento”.
También son “punto de encuentro de la mayoría de los jóvenes”, añadió.[related_articles]
Por eso, para el sociólogo Ignacio Cano, del Laboratorio de Análisis de Violencia de la Universidad de Río de Janeiro, “fue desproporcionada” la represión e incluso el cierre de los centros para evitar a los rolezinhos.
“Va contra la tendencia histórica de los shoppings, templos de consumo y ahora además centros de diversión, que atraen cada vez a más gente diversa, compre o no, y últimamente acogen servicios públicos”, dijo a IPS.
El sociólogo teme que los centros comerciales pierdan su vocación “universalista” para volverse “más elitistas”.
Pero muchos ya sufrían esto.
“Si uno es negro en un shopping, enseguida vienen atrás los de seguridad, pensando que uno va a robar”, relató a IPS el auxiliar de carga Diego Meier, quien calificó esos establecimientos como “lugares de la burguesía y del capitalismo”.
“A veces soy mal atendido y observo que los negros son los de seguridad o los que limpian los baños. Tenemos que tener los mismos derechos, independientemente del color, de la clase social o del poder adquisitivo”, añadió Anderson, afrobrasileño como Meier.
La propia presidenta Rousseff criticó la represión y el prejuicio contra los jóvenes pobres.
Su ministra de Estado para las Políticas de Igualdad Racial, Luiza Bairros, argumentó que los rolezinhos realizan “manifestaciones pacíficas” y que no debe asociarse que sean negros con el delito, como es habitual.
“Los problemas surgen cuando blancos… se asustan con la presencia de esos jóvenes”, puntualizó.
“El shopping es una novedad. Queremos conocer un lugar al que solo accedían las clases altas”, agregó a IPS el estudiante de informática Waldei Teixeira.
En Brasil la clase media y alta vincula la afluencia masiva de jóvenes pobres y negros a espacios públicos como las playas, a los “arrastrones” (tumultos para robar).
Pero los rolezinhos no saquean, ni roban, ni destruyen.
“Hay mucho más tumulto en los shoppings durante las compras navideñas. ¿Acaso eso compromete la seguridad del shopping?”, inquirió Anderson.
Pero lo que nació como una diversión colectiva evolucionó mayormente por la represión, que “genera un objetivo político, porque al sentirse desafiados los jóvenes intentan romper esas prohibiciones”, analizó Cano.
El mundial de fútbol y las elecciones presidenciales de octubre convierten a los rolezinhos en un instrumento político, dijo a IPS el periodista y exdiputado del Partido Verde, Fernando Gabeira.
“Pequeños movimientos pueden transformarse en grandes movimientos, como ocurrió en junio” de 2013, cuando estallaron grandes protestas contra el aumento del pasaje de transporte público, la corrupción y en demanda de mejoras en salud y educación, recordó.
Inicialmente, los rolezinhos “tenían el argumento de la democratización del espacio o de disfrutar de la belleza de los shoppings, para los que se la vean”, dijo Gabeira. Ahora cada quien pone al fenómeno “sus deseos políticos e ideológicos”, opinó.
Para organizaciones sociales y de izquierda, los rolezinhos expresan descontento popular o lucha contra la discriminación.
Desde el gobierno, en cambio, los consideran “expresión del dinamismo, de la movilidad social y de los cambios que caracterizan a la sociedad brasileña en los últimos años”.
Esa movilidad se expresó mediante el deseo consumista de este nuevo “nicho de mercado”, al que paradójicamente apostaron también los centros comerciales. Una nueva clase media ávida de celulares, computadoras, televisores de última generación o buena ropa.
Para Gabeira, los rolezinhos reclaman que, como parte de una sociedad de consumo, también tienen derecho a consumir.
La transformación de una clase social hasta hace poco sin futuro, en otra que tiene sueños, se expresaba ya en la música a todo volumen que escuchan jóvenes como los rolezinhos en los centros comerciales.
El “funk ostentación” muestra en letras y videos que el camino a la felicidad es el ascenso social, marcado por la posesión de bienes de lujo y, después de poseerlos, el acceso a mujeres rubias.
“Ese tipo de funk ya anunciaba el fenómeno de los rolezinhos. Muestra un deseo de integrarse socialmente, consciente o inconsciente. Pero también es parte de su cultura”, observó a IPS el estudiante de cine Gonzalo Gaudenzi, que siguió el surgimiento del género.
El funk brasileño (inspirado en el rap estadounidense) surgió en las periferias urbanas con letras sobre temas cotidianos como el narcotráfico, las drogas, la represión policial o el sexo.
Pero con el bienestar social, pasó a reflejar las aspiraciones de muchos de los 30 millones que salieron de la pobreza en este país de casi 200 millones de habitantes, gracias a un modelo económico que adopta el consumo interno como trampolín hacia el crecimiento.
“Si la música que escuchan todo el día les dice que para conseguir las mejores mujeres y estatus social hay que tener los mejores autos, ropas, relojes, aunque no los puedan comprar quieren estar cerca de ese mundo, sentirlo. ¿Y dónde se consigue eso?, en los shoppings”, sintetizó Gaudenzi.

Los premios de la vergüenza de Davos son para… ¡Gap y Gazprom!


Liana Foxvog, a la izquierda, y Kalpona Akter piensan llevar el antipremio de Davos a la sede de Gap en San Francisco, Estados Unidos. Crédito: Ray Smith / IPS
Liana Foxvog, a la izquierda, y Kalpona Akter piensan llevar el antipremio de Davos a la sede de Gap en San Francisco, Estados Unidos. Crédito: Ray Smith / IPS


 
DAVOS, 24 ene 2014 (IPS) - La estadounidense Gap y la rusa Gazprom, dos gigantes del sector textil y del energético, respectivamente, fueron galardonadas en esta ciudad suiza con los temidos premios Public Eye (Ojo público) por su falta de responsabilidad ambiental y social, mientras a pocos pasos se celebraba el Foro Económico Mundial.
El jurado, compuesto por organizaciones no gubernamentales (ONG), eligió a Gap, mientras 95.000 personas votaron a través de Internet por Gazprom.
“Lamentablemente, sigue existiendo la necesidad de campañas como la nuestra para exigirles transparencia a las empresas”, dijo Silvie Lang en nombre de las dos organizadoras, Declaración de Berna, promotora de una relación más equitativa entre el Norte y el Sur, y Greenpeace Suiza.
“Estamos aquí para recordarle al mundo empresarial y a quienes se esconden detrás de las puertas cerradas en Davos que las consecuencias sociales y ambientales de sus actividades de negocios no solo afectan a la gente y al medio ambiente, sino también la reputación de su firma”, afirmó.
Para Declaración de Berna, no es una opción la participación en el Foro Económico Mundial, que se realiza por 44 año consecutivo entre  el miércoles 22 y este sábado 25.
“Este tipo de inclusión es mucho menos eficaz que la crítica desde fuera”, según dijo su portavoz Oliver Classen a IPS. “Davos es el escaparate mundial de la política simbólica donde los incendiarios se disfrazan de bomberos durante unos días”, añadió.
Este año, las ONG internacionales propusieron 15 candidatos para los dos premios de la vergüenza. Entre ellos están Glencore Xstrata y BASF, como representantes de la industria de la extracción, productores de plaguicidas y Gap, la empresa de la vestimenta que se quedó con el premio del jurado.
“Le otorgamos esta vergüenza a Gap por sus monstruosas y poco sinceras prácticas comerciales que obstaculizan los acuerdos jurídicamente vinculantes para mejorar sustancialmente las condiciones de trabajo” de sus empleados, aseguró el director ejecutivo de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo, en nombre del jurado.
Gap no estaba presente para recibir el premio. En su lugar lo retiraron Kalpona Akter, del Centro de Bangladesh de Solidaridad con los Trabajadores, y Liana Foxvog, del Foro Internacional para los Derechos Laborales (ILRF).
Akter, una activista de base implacable, fue en el pasado obrera textil de prendas para niños. “Cosía ropa para las empresas multinacionales y ganaba menos de 10 dólares al mes por 450 horas de trabajo”, aseguró. Actualmente,  el salario mínimo en Bangladesh asciende a 68 dólares al mes. “Por la inflación, no es mucho más de lo que yo solía ganar”, explicó.
Pero su principal preocupación no son los bajos salarios. “Cuando los trabajadores reclaman con inquietud por los riesgos de seguridad, no se les escucha,” subrayó.
Hace tres años, 29 obreros murieron en un incendio en una de las fábricas proveedoras de Gap en Bangladesh. Después de esa tragedia, organizaciones sindicales y laborales negociaron con la empresa trasnacional para ponerle fin a la mortandad en constante crecimiento en la industria del vestido.
En total, 1.129 trabajadores bengalíes murieron en incendios desatados en fábricas de prendas de vestir el año pasado.
En un comunicado de prensa, Gap subrayó que es miembro fundador de la Alianza para la Seguridad de los Trabajadores de Bangladesh. “La Alianza es un compromiso serio, transparente y vinculante por parte de sus miembros para realizar mejoras urgentes por la seguridad de los trabajadores en Bangladesh”, aseguraba el escrito.
Para Foxvog, la Alianza es “poco más que un lavado de cara”. La activista se comprometió a llevar el premio directamente a la sede de Gap en la ciudad estadounidense de San Francisco.
“No queremos que las empresas abandonen nuestros países”, dijo Akter. “Queremos empleos, pero deben ser puestos de trabajo con dignidad. Las corporaciones mundiales deben dejar de lucrar con este sistema de doble vía”.
Una tercera parte de las 280.000 personas que participaron de la votación en internet eligió al gigante energético Gazprom para el premio popular. No es de sorprender, ya que la empresa recibió mucha atención en los últimos meses.
En septiembre, las fuerzas de seguridad rusas detuvieron a 28 activistas de Greenpeace y a dos periodistas durante una protesta contra la extracción de petróleo en su plataforma marítima Prirazlomnaya. El mes pasado, Gazprom se convirtió en la primera compañía en extraer petróleo en el océano Ártico.
Según Greenpeace, Prirazlomnaya no es en lo absoluto una unidad de perforación de vanguardia. A los activistas les preocupa mucho que no esté a disposición del público un plan de respuesta convincente ante un eventual derrame de petróleo en uno de los ambientes más extremos del mundo.
Greenpeace sostiene que los métodos tradicionales de limpieza que emplea Gazprom simplemente no funcionarían en condiciones heladas.
IPS solicitó a Gazprom sus comentarios sobre el premio que ganó por “conducta empresarial irresponsable a costa de la gente y el medio ambiente”. El portavoz de la firma rusa, Sergey Kupriyanov, no brindó detalles sobre si habrá reacción, pero sí destacó que la empresa está plenamente comprometida con loes estándares ambientales más elevados.
“Por lo tanto estamos muy sorprendidos por la decisión del jurado de los premios Public Eye, que al parecer está motivado por inquietudes ajenas a la ecología,” dijo Kupriyanov a IPS.
El portavoz señaló que la plataforma Prirazlomnaya fue diseñada específicamente para los climas más hostiles. “Las técnicas de perforación aplicadas evitan la contaminación del agua subterránea y la mezcla de residuos de la perforación y la producción con el agua de mar”, aseguró.
“Los planes de prevención y de respuesta especialmente diseñados para derrames de petróleo garantizan que la tripulación de la plataforma esté bien equipada para las situaciones de emergencia”, dijo Kupriyanov a IPS.
Naidoo, de Greenpeace, señaló que su organización considera realizar un llamado de boicot a Gazprom y su socia, Shell, que el año pasado recibió otro premio de la vergüenza en Davos.
“Nuestra protesta pacífica en el Ártico concientizó a muchos”, dijo a IPS. “Cerca de cinco millones de personas firmaron  nuestra campaña del Ártico, y lo mejor está por venir”, añadió.
Utilizar los premios Public Eye para concientizar aun más a la gente puede resultarles más fácil a las organizaciones que se ocupan de Gap, ya que su base de consumidores difiere mucho a la de Gazprom. La ropa de Gap no es imprescindible para nadie, pero muchos dependen del petróleo y el gas de Gazprom.
Es posible que las críticas a la empresa energética caigan en oídos sordos. “Pero incluso Gazprom, Rosneft y Chevron no son completamente inmunes a la presión pública”, sostuvo Naidoo. Y agregó que estas transnacionales ignoran que “las relaciones y la reputación son un capital que es tan importante para el éxito como el capital convencional”.

Lucha mundial por derecho a la tierra en punto de inflexión


Niños indígenas sostienen carteles de apoyo a la lucha por el derecho a la tierra en Cherãn. Crédito: Daniela Pastrana/IPS.


 
Las tendencias mundiales hacia el fortalecimiento de los derechos legales sobre la tierra para comunidades locales e indígenas parecen haberse enlentecido de modo significativo en los últimos años. Analistas advierten que la lucha por el control local de los bosques ha llegado a un punto de inflexión, con el peligro de dar marcha atrás en los avances.

En los últimos cinco años, menos de 20 por ciento de las tierras forestales mundiales quedaron bajo control comunitario, según una investigación divulgada el miércoles 5 en Londres por la Rights and Resources Initiative (RRI), una coalición de 140 organizaciones internacionales con sede en Washington.
Además, la organización señaló que en este último período se implementaron muchas menos salvaguardas legales, mientras que las leyes que se aprobaron son más débiles.
“Si las empresas privadas y los gobiernos de los países en desarrollo no intervienen, todo este avance se puede perder”, dijo Andy White, coordinador de RRI, en diálogo con IPS.
“Aunque ahora se habla mucho sobre este asunto, nadie está invirtiendo realmente, ni los donantes, ni las grandes empresas, ni los gobiernos de países industrializados. Nadie está poniendo dinero detrás de las palabras para ayudar a los países en desarrollo a hacer el mapeo, los registros, las consultas que se requerirán para que esto se haga”, añadió.
El enlentecimiento tiene lugar pese a un significativo aumento en el debate público sobre la tierra y los derechos indígenas, con corporaciones multinacionales, tribunales nacionales y donantes de Occidente, reconociendo cada vez más la importancia del asunto y comprometiéndose a fortalecer las salvaguardas para la gestión forestal.
“El panorama predominante en 2013 fue de continua apropiación de recursos por parte de elites locales y corporaciones, asistidas por gobiernos ansiosos de entregar tierra a inversores bajo prácticamente cualquier término”, señala RRI en su informe anual.
“Esto tiene que cambiar, y puede hacerlo. Si la presión política dentro de los países en desarrollo se conjuga con nuevos compromisos de los gobiernos y de empresas iluminadas con visión de futuro, las perspectivas de clarificar y respetar los derechos sobre la tierra pueden mejorar en 2014”, agrega.
Sin embargo, por ahora RRI dice que los últimos sucesos mundiales en esta materia han sido “funestos”.
Sesenta por ciento es propiedad del gobierno
Hasta el año pasado, comunidades indígenas y locales tenían cierto control sobre alrededor de 513 millones de hectáreas de bosques. Pero, particularmente en países de ingresos bajos y medianos, los gobiernos continúan administrando o atribuyéndose la propiedad sobre aproximadamente 60 por ciento de esas tierras.
Aunque el dominio gubernamental sobre los bosques comunitarios se redujo alrededor de 10 por ciento desde 2002, este avance está en gran medida limitado a ciertas regiones y a apenas unos pocos países.
En América Latina, por ejemplo, las comunidades controlan actualmente alrededor de 39 por ciento de los bosques, en comparación con solo seis por ciento en África subsahariana, y menos de uno por ciento en la cuenca del Congo.
Según RRI, entre 2002 y 2013 se implementaron 24 nuevas disposiciones para fortalecer alguna forma de control comunitario sobre los bosques. Seis de estas se aprobaron desde 2008, y las que entraron en vigor en los últimos tiempos han sido relativamente más débiles; ninguna es lo suficientemente fuerte para reconocer los derechos de propiedad. Activistas sostienen que esto se debe en parte a que la tendencias mundiales obligaron a los países en desarrollo a explotar agresivamente sus recursos naturales disponibles.
“No es ninguna coincidencia que el enlentecimiento mundial en la reforma ocurriera en el preciso momento en que se disparó el valor de la tierra, el agua y el carbono”, dijo Raúl Silva Telles do Valle, coordinador del programa de políticas y derechos del Instituto Socioambiental, una organización no gubernamental brasileña.
“A consecuencia, las ‘apropiaciones de tierras’ han aumentado, y países pobres y desesperados por un impulso económico ven los bosques como una materia prima, no como el hogar de sus ciudadanos. Estos gobiernos necesitan ver al bosque como más que apenas tierra para la explotación y una colección de árboles”, añadió.
En los últimos años, empresas multinacionales como Nestlé y Unilever e instituciones multilaterales asumieron una serie de importantes nuevos compromisos para cumplir y fortalecer los derechos comunitarios e indígenas sobre la tierra. Pero estos compromisos no parecen haber marcado una gran diferencia, por lo menos por ahora.
De hecho, los nuevos datos sugieren que uno de los más significativos programas multilaterales contra la deforestación, el de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques (REDD+), administrado por el Banco Mundial, todavía no ha logrado un impacto importante, pese a los objetivos declarados.
Estos compromisos van en línea con una creciente comprensión internacional sobre la importancia de la tenencia de la tierra para atender un amplio espectro de problemas en materia de desarrollo.
Sin embargo, en 2007 se dispararon repentinamente los precios de la tierra y de los alimentos, y esto, según analistas, parece haber frenado el proceso reformas agrarias que estaba en curso.
“En 2002, América Latina continuaba atravesando una serie de reformas democráticas que incluían el reconocimiento de los derechos indígenas como derechos humanos, pero la tragedia es que este relámpago democrático no ha ocurrido en África o Asia sudoriental”, dijo White, de RRI.
“En una coincidencia verdaderamente desafortunada, justo cuando estas regiones empezaban a asumir compromisos en materia de reformas, los precios de la tierra se fueron al techo. Varios gobiernos que habían implementado planes para promover reformas repentinamente lo reconsideraron, entre ellos Laos, Liberia y Camerún”, agregó.
Tensión versus inversiones
Media década después, los nuevos datos deberían preocupar a expertos en desarrollo y pobreza.
Ahora RRI considera que la situación de los derechos sobre la tierra se encuentra en un punto de inflexión mundial, varada entre la creciente comprensión sobre la importancia de la tenencia comunitaria, por un lado, y el estancamiento en la consagración legal y plena de estos derechos, por el otro.
Garantizar la tenencia de la tierra no es algo demasiado caro, particularmente si se compara con los costos de la violencia que ha crecido en torno a las disputas agrarias de los últimos años.
De hecho, esto podría servir de potente motivación económica para que los gobiernos de países industrializados vuelvan a priorizar las reformas a favor del control local de las tierras forestales.
“Aquí hay una oportunidad clara de aumentar las inversiones extranjeras y de fortalecer los ingresos y el alivio de la pobreza”, dijo White.
“Todos sabemos que los inversores con conciencia no ingresan a países donde las disputas por la tierra son un problema, y sabemos que hay billones de dólares chapoteando en el mundo en busca de un lugar al que ir, particularmente cuando se espera que la demanda mundial de alimentos se duplique para 2050. Este conflicto nos está saltando en el rostro, y no va a disminuir, pero uno puede atraer buenos capitales y buenos modelos empresariales si promueve estas reformas”, añadió.

Las grandes maniobras económico-financieras de las últimas semanas


Nos llega este aporte de mi amigo personal Juan Carlos Sánchez Arnau, Doctor en Economía, ex embajador ante la OMC, ex embajador en Rusia, entre numerosos cargos desempeñados en la gestión pública y ante organismos multilaterales

Preocupado por la constante pérdida de reservas y el aumento del dólar en los mercados “paralelos” (“blue” y “contado con liqui”), el Gobierno se decidió, finalmente, por adoptar un conjunto de medidas de ajuste (con perdón de la palabra) que están morigerando aquellos efectos y le están permitiendo ganar tiempo hasta la entrada de las divisas provenientes de la venta de la próxima cosecha de soja.
En este artículo tratamos de explicar el contenido, los objetivos y efectos de esas medidas.

1.     Apertura parcial del “cepo cambiario”: baja la presión sobre el “blue” o “paralelo” al atender la demanda del “chiquitaje”. El Central puede regular la cantidad diaria de operaciones vía las autorizaciones de la AFIP o las disponibilidades de dólares “cash” en los bancos.
2.     Incremento de la tasa de interés a través de las Letras colocadas a los bancos. Así llevó la tasa de interés  al 28,8% y de este modo retiró de la plaza en pocos días alrededor de $ 20.000 millones (se estima que el excedente de liquidez a fines de enero era del orden de los 150.000 millones). El objetivo es “secar” la plaza, bajar la presión sobre el dólar y enfriar la demanda.
3.     Un efecto colateral importante: encareció el crédito y redujo la capacidad de financiamiento de los grandes proveedores de crédito al consumo (cadenas de electrodomésticos, tarjetas de crédito, financieras asociadas a los bancos).
4.     Devaluación: comenzó acelerando la tasa diaria de devaluación y luego pegó un salto significativo hasta ubicar el dólar oficial alrededor de los $8. Esto tiene varios efectos:
a.     Incita a los exportadores a liquidar sus existencias. Esto incrementa las disponibilidades de dólares del BCRA pero, a su vez, lo obliga a emitir pesos para comprar esos dólares. De allí la importancia de la colocación de bonos del Central para sacar liquidez de la plaza a fin de evitar que aumente la demanda, cebada por el exceso de liquidez.
b.     Hace más competitivas las exportaciones de transables (alimentos, básicamente) y genera aumentos en los precios internos de esos productos. Este efecto no puede limitarse mediante la introducción o el aumento de las retenciones, dado que estas han dejado de cumplir el rol para las que habían sido concebidas (absorber parte de las ganancias extraordinarias originadas en una devaluación) y han pasado a ser un anticipo y complemento del impuesto a las ganancias (pero ligado al precio del producto y no a las utilidades del productor o del exportador).
c.     Encarece las importaciones de insumos básicos y especialmente de los combustibles, con el consiguiente efecto de traslado a los costos de muchos otros productos y de servicios básicos como la energía y el trasporte.
5.     Limitación de la cantidad de dólares que el Central entrega para pagar importaciones. Esto genera peores efectos que la prohibición de importaciones, porque no es una medida explícita. Genera incertidumbre y desde el punto de vista monetario complica la situación de las empresas, que han entregado pesos a los bancos o han obtenido créditos de los mismos para la apertura de los documentos necesarios para poder concretar la importación, pero que no pueden obtener las divisas para despachar a plaza las mercaderías importadas. El sistema no solo carece de transparencia (lo que permite abusos y corrupción) sino que además está generando un importante aumento de costos de las importaciones por el pago de las estadías de los contenedores en puerto, que lo deben solventar los importadores y que luego lo trasladan a los precios.
6.     Esta política, que se viene practicando desde hace tiempo, tiene otros efectos colaterales negativos: limita las posibilidades de exportación de aquellos productos que requieren insumos o partes importados. Aumenta el precio de esos insumos y de los productos finales a los que están destinados, haciendo menos competitivas esas exportaciones. Por otro lado, dado el costo incierto de la importación, termina por desalentarla, sin que en la mayor parte de los casos se cuente con sustitutos locales o exista capacidad para producirlos. De allí los “faltantes” crecientes de diversos tipos de productos.
7.     Presión sobre las grandes empresas importadoras para que financien sus importaciones con divisas obtenidas en el exterior, generalmente mediante préstamos de sus casas matrices o de bancos. Atento las limitaciones a la entrega de divisas para poder concretar importaciones, para ciertas empresas, como las automotrices, no queda otro camino abierto si desean continuar importando.
8.     Presión sobre las grandes empresas exportadoras para que liquiden sus stocks de la cosecha anterior (se estima que hay unos usd 3.500 millones pendientes de exportación, aguardando que el Central de una clara señal acerca del nivel al que quiere mantener la cotización del dólar). En algún momento el Gobierno también intentó acordar un “préstamos puente” (es decir una suerte de adelanto) de las exportadoras de cereales hasta tanto comiencen a liquidar la próxima cosecha. No se tiene conocimiento del estado de esas tratativas.
9.      Disminución al treinta por ciento del porcentaje del patrimonio neto que los bancos pueden mantener en dólares. Esta es una de las medidas más efectivas que ha tomado el Central: obliga a los bancos a desprenderse del “excedente” de dólares y de bonos emitidos por el gobierno en dólares. La mayor parte de esos dólares irán a parar al Central y están generando una baja en la cotización del dólar: por otra parte, la venta de bonos ha generado una fuerte baja en su precio que, a su vez, ha hecho bajar la cotización del “contado con liqui”. Es decir, la operatorio mediante la cual un particular adquiría con pesos bonos en dólares, liquidaba los mismos 72 horas después y se hacía, aquí o en el exterior, de dólares.

Resumiendo este análisis podríamos decir que:
1.     La devaluación y todas las medidas que la acompañan es posible que consigan disminuir y eventualmente detener la pérdida constante de reservas y le den tiempo al Gobierno para llegar hasta marzo/abril, cuando comience a venderse la próxima cosecha;
2.     El principal efecto de la devaluación será un aumento generalizado e importante de precios;
3.     Las medidas tomadas para limitar importaciones, secar la plaza y encarecer el crédito, limitarán la demanda y compensarán, solo parcialmente, los aumentos de precios, dado que estos están ahora más influidos por una inflación de costos que por una de demanda, lo que hace que los costos de reposición sean más elevados e impide los descensos de precios;
4.     Los efectos colaterales (y en algunos casos directos) de las medidas tomadas, generan una creciente incertidumbre y terminarán de paralizar las inversiones, con la consiguiente disminución en la creación de puestos de empleo;
5.     La disminución de la demanda podrá generar también pérdidas de puestos de trabajo, dado la necesidad de bajar costos o simplemente de bajar la producción por causa de esa caída en la demanda: mucho dependerá de la situación de cada empresa en materia de stocks y de su posicionamiento en el mercado.

Pensando en los próximos meses, los grandes interrogantes son:
1.     ¿qué sucederá con las negociaciones salariales? Pensar en paritarias que fijen aumentos de salarios por un año, en este contexto de incertidumbre y cuando el efecto de las medidas comentadas aún no ha terminado de trasladarse a los precios, es difícil. La lógica apuntaría a un acuerdo marco, con la definición de ciertos parámetros y una revisión de las metas salariales en algún momento del segundo semestre. Un aspecto a no perder de vista es la introducción del nuevo sistema de cálculo del índice de precios minoristas que deberá instrumentar el INDEC a fin de mes.
2.     ¿profundizará el Gobierno estas mismas medidas, introduciendo mayores restricciones para defender las reservas del Central, o se manejará con un criterio pragmático según cómo evolucione la situación? Este último es el escenario más factible aunque deja como efecto secundario una cierta incertidumbre sobre el “nivel de anclaje” de la divisa, que en una economía como la argentina es un dato clave: se trata en definitiva del valor de la moneda por la que se miden todas las transacciones domésticas.
3.     ¿continuará castigando a la producción y a los balances de las empresas impidiendo la actualización fiscal de los valores de los activos y manteniendo el mayor nivel de presión impositiva de la historia, a pesar de que estamos en la puerta de una recesión?
4.     ¿continuará incrementando la deuda interna mediante el atraso en la devolución de impuestos (como el IVA exportación), la demora en el pago a proveedores, la mora en el pago de las decisiones judiciales, o la incorrecta liquidación de deudas previsionales que ya han originado 456.000 juicios que aumentan a razón de miles por semana?
5.     ¿adoptará el Gobierno medidas más de fondo referidas al gasto público? Las más obvias son:
a.      la paulatina eliminación de los subsidios al gas, a la electricidad y al agua, mediante correcciones de tarifas y recortes a los subsidios que perciben las empresas y eliminación de los subsidios al trasporte en el área metropolitana de Buenos Aires;
b.     El recorte sustantivo del despilfarro en el gasto público. Es decir, recortar desde el Fútbol para Todos (o sea el subsidio a la caja de los clubes de fútbol) hasta la publicidad oficial y el gasto descontrolado de toda la administración nacional, y el de la totalidad de las empresas públicas nacionales, comenzando por el de Aerolíneas Argentinas.
Más allá de este nivel de recortes comienzan las rigideces del gasto público: salarios, jubilaciones y pensiones. Aquí la solución por la que ha optado el Gobierno es fácil: dejar que esos ingresos se licuen por vía de la inflación. Lo ha hecho de forma notoria con el índice que “fabricó” para el último aumento semestral de las jubilaciones mínimas. La incógnita en este caso está referida a la posible reacción de los afectados, especialmente los gremios de empleados públicos y docentes.
6.     Queda, por último, otro interrogante ¿continuarán al mismo ritmo del año pasado las transferencias del Tesoro a las provincias? ¿o el Gobierno central trasladará también a las provincias el proceso de ajuste? De ser así, hay varios casos donde no se está muy lejos de lo que los tesoros provinciales pueden soportar, comenzando, nada menos, que por la provincia de Buenos Aires. Si, como ha sido la práctica de los últimos años, el flujo de fondos a las provincias (y a los municipios vías ATN y otros subsidios) se hace en función de la simpatía política, en momentos en que vamos entrando en la definición de candidaturas mayores, podemos encontrarnos con situaciones muy complicadas en más de un distrito.
Digamos para terminar que este marco de análisis es válido para el primer semestre de este año. Más allá, reina la incertidumbre.