La semana arrancó con 4 candidatos a ministros que le dijeron no a Macri. Melconián, Losteau, Sanz y Prat Gay no quisieron subirse al barco. Los ministros que quedaron, Dujovne, Faurie, Aguad y Finochiaro, quedaron muy debilitados, como esos jugadores lesionados que quedan en cancha porque no tienen reemplazo.
El mercado respondió y Macri intentó calmarlo
El discurso de Macri intentó mostrar a un presidente preocupado, que con la impostación y las pausas intentó comunicar preocupación y dolor, para generar empatía.
La semana arrancó con 4 candidatos a ministros que le dijeron no a Macri. Melconián, Losteau, Sanz y Prat Gay no quisieron subirse al barco. Los ministros que quedaron, Dujovne, Faurie, Aguad y Finochiaro, quedaron muy debilitados, como esos jugadores lesionados que quedan en cancha porque no tienen reemplazo.
El mercado respondió y Macri intentó calmarlo
El discurso de Macri intentó mostrar a un presidente preocupado, que con la impostación y las pausas intentó comunicar preocupación y dolor, para generar empatía.
Macri dijo que esto nos pasa por vivir más allá de nuestras posibilidades, debió tener en cuenta que nueve deciles de la población ganan menos de 50.000 pesos. Que es vivir más allá de las posibilidades? hacer un asado? ir a Santa Teresita una semana por año? comprarse una camisa?
La culpa es de los otros: intentar instalar que los problemas graves del país se produce porque alguien sobrefacturó una obra pública, llamese Devido o Caputo, Dietrich o Jaime, CFK o Macri, funciona sólo con los muy convencidos. Pero con ellos cualquier cosa funciona. Además el no admitir errores, fallos, pifias, debilita el discurso, lo hace poco creíible.
Macri se presenta como un paladín anti corrupción, cuando la marca política MM dispara significados vinculados a la corrupción. Macri toda su vida ha estado vinculado a causas penales, y el actual gobierno tiene muchas acusaciones, que aunque Laura Alonso repita mántricamente ' "Tecnicamente no es u delito", las balas, en términos de la construcción de la subjetividad, entran.
Otra vez las promesas defraudantes: Segundo semestre, lluvia de inversiones, brotes verdes, es una tormenta y pasa. La promesa de un futuro maravilloso ya no funciona con la marca política Macri.
Pedir compasión, comunica debilidad y como en el caso de las propinas de Carrió, suena hipócrita. Funciona sólo con audiencias redundantes, con los ultra convencidos.
Cualquier oferta de marca política que quiera competir contra el macrismo debería desplegar una comunicación unplugged, natural, real, para diferenciarse de la impostación de Cambiemos.
![](https://pbs.twimg.com/media/BqGDxYlIMAAZvTq.jpg:large)
No es una novedad que la comunicación oficial responde a un guión estricto, en el que ni siquiera se cuida la verosimilitud, bien al estilo de la publicidad comercial, en la que todas son sonrisas, ya se trate de pastas, bebidas o detergente. Un video muestra cómo se fraguó un falso desplazamiento en colectivo del presidente. En otros, se ensaya un viaje presidencial en subte y una visita al mercado central. Videos caseros muestran a una asistente presidencial indicando a las conductoras del subte que deben bajar junto con Macrì, y un puestero del Mercado Central explica que el día de la grabación dieron asueto al personal y lo reemplazaron por actores. Macrì y la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal saludan a plazas desiertas, con policías que custodian las vallas para que nadie intente acercarse. Pese a ello, el vocero de Vidal, Mariano Mohadeb, asegura muy serio que el secreto de Vidal “es mostrarse tal cual es. No hay una Vidal para los medios”.
![](https://pbs.twimg.com/media/DHXxEqlXkAIql1N.jpg)
Esa impostación genera cada vez más ruidos en los segmentos jovenes. Sensibles a lo trucho, los 16-34 (38% de electorado) se alejan cada vez más del gobierno.
Toda la esperanza de la tierra prometida o del nuevo segundo semestre, el gobierno la deposita en el FMI.
La pregunta que surje es: Si no pudieron pasar la primera revisión del FMI, ¿porque cumplirían algo más duro?
Argentina tiene un 40% de su economía en la informalidad, no paga impuestos.
Argentina tiene un 30% de pobreza estructural, consume lo mínimo indispensable.
Argentina tiene un 30% de su población que vive gracias a algún tipo de subsidio y/o jubilación.
Cuando se cae todo como un piano, como ahora, sufre el asalariado una caída de su poder adquisitivo en términos reales.
La crisis económica desatada por la corrida cambiaria a fines de abril se está transformando en una crisis política de desenlace imprevisible.
Megadevaluación, sin acceso al crédito internacional y tasas altísimas han encendido luces de alarma en el mundo empresario. En pocos meses hubo un derrumbe del valor de mercado de las compañías y pérdidas en los balances por la disparada del dólar
Los sectores productivos pierden capacidad de producción, sufre caída en las ventas, le aumentan los costos de financiamiento y, para colmo de males, le aumentan las cargas tributarias e impuestos en general.
Las grandes corporaciones están padeciendo un fuerte ahogo financiero, pero sin el auxilio de un prestamista de última instancia como el Fondo Monetario Internacional. Uno de los casos más notables de esta crisis es la imposibilidad de Telecom de colocar un bono de 1000 millones de dólares en la plaza internacional en lo que va de este año, pese a que lo tenía previsto para el primer trimestre, con bancos ya contratados para esa tarea. Algunas firmas tienen espaldas financieras para transitar estos meses de estrés cambiario (como Telecom), otras están cerca de la cornisa y casi todas, si no se frena la dinámica destructiva de la crisis, contabilizarán una fuerte caída de la rentabilidad en los próximos balances trimestrales y en el anual.
Esta situación explica en parte el modesto corrimiento que hicieron en estas semanas hacia posiciones críticas acerca de la forma de gestión de la crisis por parte del presidente Mauricio Macri y el devaluado mejor equipo de los 50 años, y proyectar a la vez su reemplazo a fines de 2019 con un político/a de similar ideología.
Los hombres de negocios no dan muchas vueltas: una cosa es odiar a CFK y no querer que vuelva el populismo, y otra muy distinta es seguir bancando a un gobierno que exhibe ineptitud para administrar la crisis, debacle que está afectando la rentabilidad de sus compañías.
La megadevaluación y su impacto en otros activos generan en el balance de las compañías una serie de quebrantos, que arroja el resultado final al rojo o a disminuir abruptamente las ganancias previstas. Las pérdidas por el ajuste cambiario se producen, principalmente, por:
1. la diferencia de cambio: la deuda en dólares implica un mayor costo en pesos por intereses y un aumento de los pasivos por el equivalente en pesos;
2. las tenencias de bonos dolarizados que registran una baja de las paridades;
3. el mayor costo en pesos de reposición de insumos importados; y
4. el alza de los costos por la dolarización de la tarifa de luz y gas dispuesta por el Gobierno.
A ese cuadro de retroceso, se agrega que la imposibilidad de emitir nueva deuda en el mercado internacional pone en aprietos a las finanzas corporativas, porque esos dólares podían estar destinados a expandir sus negocios o a fortalecer el capital de trabajo. Es más inquietante cuando esos dólares eran necesarios para refinanciar vencimientos de capital y pagar intereses de su deuda. Si no los consiguen, algunas firmas pueden obtener créditos puentes porque están en condiciones de entregar potentes garantías o porque tienen buena calificación crediticia. Otras que no reúnen esas cualidades se enfrentarían a una situación de estrés financiero, con necesidad de reestructurar la deuda o, en caso extremo, declarar la cesación de pagos.
Una batalla inmediata se desarrollará en la segunda quincena de septiembre con varios hitos: el 14 vencen u$s 895 millones de LeTes, el 18 es el martes mensual de renovación del stock de LeBac y el 28 vuelven a vencer u$s 785 millones de LeTes. A su vez, el 15 estaba pautado originalmente un desembolso del FMI de u$s 3.000 millones. El modo en que el equipo económico afronte esos avatares financieros- medido en el apoyo que reciba de los agentes económicos y del organismo multilateral- marcará la fortaleza con que encare el último trimestre del año, sobre todo para lograr la aprobación del Presupuesto 2019, que contiene las inalcanzables metas de equilibrio regresivo.
Un proceso en curso que aplica una fuerte contracción monetaria y fiscal sobre una sociedad golpeada por la inflación y el desempleo de dos dígitos sólo puede desembocar en una crisis política.
Bajar el número de Ministerios y transformarlos en Secretarías suena lindo, pero a la hora de los números, son nimios los ahorros.
> Resulta que se nos cerraron los mercados porque hemos sido los mayores colocadores de deuda del mundo de los últimos dos años, para que de todo lo descripto arriba nada cambió.
> Resulta que vamos a terminar el 2018 con una inflación superior al 50%, tasas de interés delirantes, una deuda colosal con pago de intereses anuales siderales, ¿para qué...? Para que nada cambie.
> Resulta que tuvimos que recurrir al Fondo Monetario Internacional para evitar que el mundo piense que estamos a horas de caer en cesación de pagos... como si el mundo -y mucho menos los mercados- fueran tontos.
Incumplimos todas y cada una las promesas que le hicimos a ese organismo multilateral en apenas 40 días.
Resulta que ante el incumplimiento precoz tuvimos que pedir un 'waiver' (perdón) para que nos dejen gastar reservas en contener un instrumento llamado tipo de cambio que estaba atrasado, y además hasta fuimos capaces de no respetar un punto de los estatutos del FMI que dice claramente que los préstamos que recibe un país no los puede utilizar para contener corridas cambiarias.
Nosotros usamos los dólares igual, no contuvimos el tipo de cambio, la inflación se disparó, la tasa de referencia pasó del 45% al 60%, la recesión se acentuó y ¿para qué?
El periodismo soviético derrocha optimismo, el fracaso del plan A y del B no significaría para ellos que debería fracasar el plan C, aún cuando se sigan haciendo las mismas cosas y nada cambie.
El FMI está lleno de pícaros, si te vuelven a prestar, lo harán dosificado, apretando, controlando y ahogando. Hoy prestarle plata a la Argentina, es como prestarle plata a un adicto, hay in momento en el que le vas a tener que dejar de prestar, y sabés que no te la va a devolver, y el próximo gobierno renegociará esa deuda.
Lagarde tiene aspiraciones políticas, Caldarelli quiere cuidar su sueldo, y la Argentina 2018 es un adicto que te pide plata todos los días.
No ir al default sería ganar la libertadores, contener la explosión social, sería ganar el mundial de clubes. Es posible para un un buen equipo, pero dificilísmo para este que pelea el descenso y tiene a todos sus jugadores lesionados y sin recambio.
El dólar podrá descansar unos días, pero subirá y fuerte. Ningún país es viable con una tasa del 60%, sin consumo, con una inflación de costos, que hace que la recesión no la detenga y configure el peor escenario.
El lenguaje optimista y lleno de aspiraciones fue reemplazado por un realismo crudo que se esfuerza por explicar un presente complejo. Los tres mitos fundacionales de Cambiemos (pobreza cero, acabar con el narcotráfico y unir a los argentinos) fueron reemplazados por nuevos ejes conceptuales mucho más complejos: equilibrio de las cuentas públicas y construir un estado sin corrupción.
Aparecieron en el vocabulario oficial palabras como “tormentas”, “crisis”, “pasaron cosas” y muchas otras expresiones que intentan delinear un marco conceptual que contenga la creciente decepción de la ciudadanía, y hasta logre revertir la creciente imagen negativa del Presidente y su gobierno.
Comenzó el pass through el pan aumentó 15% a $90 el kilo
El pan se está convirtiendo en el primer producto de consumo de primera necesidad en mostrar el traslado a precios de la fuerte suba del dólar. Según la Cámara de Industriales panaderos de la Capital Federal el incremento será del 15% debido a la suba en el valor de la harina. La bolsa de 50 kilos de ese insumo vital para el sector valía hace una semana $600 y este miércoles (5/9) se está vendiendo entre $900 y $1.000. Desde la entidad avisan que los aumentos en las tarifas de gas obligarán a nuevos incrementos. Se espera que el kilo de pan alcance los $90 en la Capital.
Todos los estudios que circulan muestran que la base más consolidada del gobierno ronda en torno al 20% a 25% de la población, escalable quizás a un 30% con algo de viento a favor. Es la base que les permitió llegar al ballotage en 2015.
La gran pregunta que circula es si podrán mantener fidelizado ese segmento con una economía que no ayuda.
Los números de la macroeconomía (caída de casi siete puntos de la industria, caída de dos puntos del PBI, 42 por ciento de inflación) asustan a los economistas y a los empresarios. Los precios de la leche, el pan y los alimentos indispensables asustan a la gente. Es difícil discernir cuál de las dos reacciones es más importante. Seguramente el susto de los empresarios hará caer aún más la economía. Pero lo que ya se extiende en las barriadas humildes y de clases medias bajas, más que susto es desesperación. No la están midiendo. Hay índices de PBI, de inflación y de pobreza, pero no hay un medidor de desesperación. El que no es pobre, el que no está desempleado ni tiene un salario por debajo de la línea de pobreza no tiene ni idea, no termina de entender, lo que está pasando.
Cambiemos es el PRO, el radicalismo relegado a ser el furgón de cola de la coalición gobernante, perdió hasta esa posición, hoy encerrado en la jaula del ostracismo del poder político, recibe algunas galletitas que arrojan los niños PRO mientras se divierten como pelean por ellas. Los radicales se acostumbraron a consumir y no a producirlo, por eso llegaron a esta penosa situación.
Si el radicalismo tuviera alguna injerencia en el esquema de decisiones de Cambiemos, podría, gracias a su capilaridad territorial, decirle a la mesa chica que la situación en los conurbanos de las diferentes ciudades no da para más. Que la gente no aguanta más.
La protesta callejera empieza a extenderse como reguero de pólvora y le recarga a la Casa Rosada el GPS, extramuros del duelo de pizarras por el dólar que se venía librando en el microcentro.
Lo describió el director de Poliarquía, Alejandro Catterberg, en el coloquio del Instituto de Ejecutivos en Finanzas que se llevó a cabo en Mendoza, al advertir que a la calma cambiaria sobreviene el “aumento combustible, de la pobreza, la protesta social. Mucha tensión social y una calma tensa con lo que el gobierno tendrá que lidiar”.
Pero lo peor no llegó, según los analistas como Rosendo Fraga, quien no obstante aclara que prefiere remitirse a los hechos antes que a pronósticos: “Lo que pasó con la economía en agosto, en setiembre va a bajar a la gente”, concluyó.
No sólo los trabajadores suman más pérdidas de poder adquisitivo del salario, que acumuló 7 meses de variaciones anuales negativas, de acuerdo con lo estimado por el coordinador del Observatorio de Derecho Social de la CTAA, Luis Campos. ”En junio se desplomó un 4,5% en comparación a un año atrás. En el sector público, la caída podría ser aún mayor”, sostuvo.
Si no que simultáneamente empiezan a notarse problemas laborales, que resienten el poder de compra de la gente, como reconoció el devaluado secretario de Trabajo, Jorge Triaca: "Hay un contexto donde dejó de crecer el empleo, después de la crisis que se desató en mayo", afirmó, para agregar que "en junio hubo salidas, sobre todo en sectores industriales y de comercio y, en menor medida, en el sector de la construcción".
La Administración Macri está viendo venir la conflictividad callejera en ascenso por los despidos, suspensiones e intentos de revisión de los incrementos paritarios que quedaron cortos y se apuró en reforzar asignaciones sociales con bonos de $1200 en setiembre y de $1500 en diciembre, lo cual para Daniel Menéndez, coordinador nacional del Movimiento Barrios de Pie, no alcanza ni para empezar.
Ferias barriales, municipales, americanas, donde las transacciones son en efectivo o a veces en trueque, sin AFIP ni contadores a la vista y donde las únicas facturas a la vista son las de panadería, ganan espacio en los hábitos populares a medida que la economía formal hace agua por la corrida cambiaria, las supertasas y los tarifazos. Los insultos invisibilizados en los timbreos, el nivel de endeudamiento de las familias, el rechazo a Vidal y a Macri, el aumento de la violencia, los negocios cerrados, la gente sentada a las 3 de la tarde en la puerta de la casa, se palpa todo el tiempo en la argentina conurbana.
En la pulseada entre proveedores y supermercadistas está en juego un diferencial estimado en el equivalente al 30% del stock de mercaderías a reponer en las góndolas.
Es porque “no hay referencia de precio”, como señaló el presidente de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo, al indicar que “nadie vende porque no sabe a cuánto repondrá”.
Es que a la tasa actual y con la cadena de pagos estirada a 90 días, siendo las Pymes las más perjudicadas, el contado manda en las transacciones. Recién están a cobrar órdenes de pago libradas hace más de 3 meses, cuando el dólar estaba a $20.
Lo que viene es incertidumbre. Salida anticipada, adelantamiento de las elecciones, crisis social, calle caliente. Las respuestas no la tiene el periodismo soviético pautado, ni el FMI, la respuesta está en la argentina profunda y arrinconada que hy tiene comprometida la seguridad alimentaria.
Macri dijo que esto nos pasa por vivir más allá de nuestras posibilidades, debió tener en cuenta que nueve deciles de la población ganan menos de 50.000 pesos. Que es vivir más allá de las posibilidades? hacer un asado? ir a Santa Teresita una semana por año? comprarse una camisa?
La culpa es de los otros: intentar instalar que los problemas graves del país se produce porque alguien sobrefacturó una obra pública, llamese Devido o Caputo, Dietrich o Jaime, CFK o Macri, funciona sólo con los muy convencidos. Pero con ellos cualquier cosa funciona. Además el no admitir errores, fallos, pifias, debilita el discurso, lo hace poco creíible.
Macri se presenta como un paladín anti corrupción, cuando la marca política MM dispara significados vinculados a la corrupción. Macri toda su vida ha estado vinculado a causas penales, y el actual gobierno tiene muchas acusaciones, que aunque Laura Alonso repita mántricamente ' "Tecnicamente no es u delito", las balas, en términos de la construcción de la subjetividad, entran.
Otra vez las promesas defraudantes: Segundo semestre, lluvia de inversiones, brotes verdes, es una tormenta y pasa. La promesa de un futuro maravilloso ya no funciona con la marca política Macri.
Pedir compasión, comunica debilidad y como en el caso de las propinas de Carrió, suena hipócrita. Funciona sólo con audiencias redundantes, con los ultra convencidos.
Cualquier oferta de marca política que quiera competir contra el macrismo debería desplegar una comunicación unplugged, natural, real, para diferenciarse de la impostación de Cambiemos.
No es una novedad que la comunicación oficial responde a un guión estricto, en el que ni siquiera se cuida la verosimilitud, bien al estilo de la publicidad comercial, en la que todas son sonrisas, ya se trate de pastas, bebidas o detergente. Un video muestra cómo se fraguó un falso desplazamiento en colectivo del presidente. En otros, se ensaya un viaje presidencial en subte y una visita al mercado central. Videos caseros muestran a una asistente presidencial indicando a las conductoras del subte que deben bajar junto con Macrì, y un puestero del Mercado Central explica que el día de la grabación dieron asueto al personal y lo reemplazaron por actores. Macrì y la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal saludan a plazas desiertas, con policías que custodian las vallas para que nadie intente acercarse. Pese a ello, el vocero de Vidal, Mariano Mohadeb, asegura muy serio que el secreto de Vidal “es mostrarse tal cual es. No hay una Vidal para los medios”.
Esa impostación genera cada vez más ruidos en los segmentos jovenes. Sensibles a lo trucho, los 16-34 (38% de electorado) se alejan cada vez más del gobierno.
Toda la esperanza de la tierra prometida o del nuevo segundo semestre, el gobierno la deposita en el FMI.
La pregunta que surje es: Si no pudieron pasar la primera revisión del FMI, ¿porque cumplirían algo más duro?
Argentina tiene un 40% de su economía en la informalidad, no paga impuestos.
Argentina tiene un 30% de pobreza estructural, consume lo mínimo indispensable.
Argentina tiene un 30% de su población que vive gracias a algún tipo de subsidio y/o jubilación.
Cuando se cae todo como un piano, como ahora, sufre el asalariado una caída de su poder adquisitivo en términos reales.
La crisis económica desatada por la corrida cambiaria a fines de abril se está transformando en una crisis política de desenlace imprevisible.
Megadevaluación, sin acceso al crédito internacional y tasas altísimas han encendido luces de alarma en el mundo empresario. En pocos meses hubo un derrumbe del valor de mercado de las compañías y pérdidas en los balances por la disparada del dólar
Los sectores productivos pierden capacidad de producción, sufre caída en las ventas, le aumentan los costos de financiamiento y, para colmo de males, le aumentan las cargas tributarias e impuestos en general.
Las grandes corporaciones están padeciendo un fuerte ahogo financiero, pero sin el auxilio de un prestamista de última instancia como el Fondo Monetario Internacional. Uno de los casos más notables de esta crisis es la imposibilidad de Telecom de colocar un bono de 1000 millones de dólares en la plaza internacional en lo que va de este año, pese a que lo tenía previsto para el primer trimestre, con bancos ya contratados para esa tarea. Algunas firmas tienen espaldas financieras para transitar estos meses de estrés cambiario (como Telecom), otras están cerca de la cornisa y casi todas, si no se frena la dinámica destructiva de la crisis, contabilizarán una fuerte caída de la rentabilidad en los próximos balances trimestrales y en el anual.
Esta situación explica en parte el modesto corrimiento que hicieron en estas semanas hacia posiciones críticas acerca de la forma de gestión de la crisis por parte del presidente Mauricio Macri y el devaluado mejor equipo de los 50 años, y proyectar a la vez su reemplazo a fines de 2019 con un político/a de similar ideología.
Los hombres de negocios no dan muchas vueltas: una cosa es odiar a CFK y no querer que vuelva el populismo, y otra muy distinta es seguir bancando a un gobierno que exhibe ineptitud para administrar la crisis, debacle que está afectando la rentabilidad de sus compañías.
La megadevaluación y su impacto en otros activos generan en el balance de las compañías una serie de quebrantos, que arroja el resultado final al rojo o a disminuir abruptamente las ganancias previstas. Las pérdidas por el ajuste cambiario se producen, principalmente, por:
1. la diferencia de cambio: la deuda en dólares implica un mayor costo en pesos por intereses y un aumento de los pasivos por el equivalente en pesos;
2. las tenencias de bonos dolarizados que registran una baja de las paridades;
3. el mayor costo en pesos de reposición de insumos importados; y
4. el alza de los costos por la dolarización de la tarifa de luz y gas dispuesta por el Gobierno.
A ese cuadro de retroceso, se agrega que la imposibilidad de emitir nueva deuda en el mercado internacional pone en aprietos a las finanzas corporativas, porque esos dólares podían estar destinados a expandir sus negocios o a fortalecer el capital de trabajo. Es más inquietante cuando esos dólares eran necesarios para refinanciar vencimientos de capital y pagar intereses de su deuda. Si no los consiguen, algunas firmas pueden obtener créditos puentes porque están en condiciones de entregar potentes garantías o porque tienen buena calificación crediticia. Otras que no reúnen esas cualidades se enfrentarían a una situación de estrés financiero, con necesidad de reestructurar la deuda o, en caso extremo, declarar la cesación de pagos.
Una batalla inmediata se desarrollará en la segunda quincena de septiembre con varios hitos: el 14 vencen u$s 895 millones de LeTes, el 18 es el martes mensual de renovación del stock de LeBac y el 28 vuelven a vencer u$s 785 millones de LeTes. A su vez, el 15 estaba pautado originalmente un desembolso del FMI de u$s 3.000 millones. El modo en que el equipo económico afronte esos avatares financieros- medido en el apoyo que reciba de los agentes económicos y del organismo multilateral- marcará la fortaleza con que encare el último trimestre del año, sobre todo para lograr la aprobación del Presupuesto 2019, que contiene las inalcanzables metas de equilibrio regresivo.
Un proceso en curso que aplica una fuerte contracción monetaria y fiscal sobre una sociedad golpeada por la inflación y el desempleo de dos dígitos sólo puede desembocar en una crisis política.
Bajar el número de Ministerios y transformarlos en Secretarías suena lindo, pero a la hora de los números, son nimios los ahorros.
> Resulta que se nos cerraron los mercados porque hemos sido los mayores colocadores de deuda del mundo de los últimos dos años, para que de todo lo descripto arriba nada cambió.
> Resulta que vamos a terminar el 2018 con una inflación superior al 50%, tasas de interés delirantes, una deuda colosal con pago de intereses anuales siderales, ¿para qué...? Para que nada cambie.
> Resulta que tuvimos que recurrir al Fondo Monetario Internacional para evitar que el mundo piense que estamos a horas de caer en cesación de pagos... como si el mundo -y mucho menos los mercados- fueran tontos.
Incumplimos todas y cada una las promesas que le hicimos a ese organismo multilateral en apenas 40 días.
Resulta que ante el incumplimiento precoz tuvimos que pedir un 'waiver' (perdón) para que nos dejen gastar reservas en contener un instrumento llamado tipo de cambio que estaba atrasado, y además hasta fuimos capaces de no respetar un punto de los estatutos del FMI que dice claramente que los préstamos que recibe un país no los puede utilizar para contener corridas cambiarias.
Nosotros usamos los dólares igual, no contuvimos el tipo de cambio, la inflación se disparó, la tasa de referencia pasó del 45% al 60%, la recesión se acentuó y ¿para qué?
El periodismo soviético derrocha optimismo, el fracaso del plan A y del B no significaría para ellos que debería fracasar el plan C, aún cuando se sigan haciendo las mismas cosas y nada cambie.
El FMI está lleno de pícaros, si te vuelven a prestar, lo harán dosificado, apretando, controlando y ahogando. Hoy prestarle plata a la Argentina, es como prestarle plata a un adicto, hay in momento en el que le vas a tener que dejar de prestar, y sabés que no te la va a devolver, y el próximo gobierno renegociará esa deuda.
Lagarde tiene aspiraciones políticas, Caldarelli quiere cuidar su sueldo, y la Argentina 2018 es un adicto que te pide plata todos los días.
No ir al default sería ganar la libertadores, contener la explosión social, sería ganar el mundial de clubes. Es posible para un un buen equipo, pero dificilísmo para este que pelea el descenso y tiene a todos sus jugadores lesionados y sin recambio.
El dólar podrá descansar unos días, pero subirá y fuerte. Ningún país es viable con una tasa del 60%, sin consumo, con una inflación de costos, que hace que la recesión no la detenga y configure el peor escenario.
El lenguaje optimista y lleno de aspiraciones fue reemplazado por un realismo crudo que se esfuerza por explicar un presente complejo. Los tres mitos fundacionales de Cambiemos (pobreza cero, acabar con el narcotráfico y unir a los argentinos) fueron reemplazados por nuevos ejes conceptuales mucho más complejos: equilibrio de las cuentas públicas y construir un estado sin corrupción.
Aparecieron en el vocabulario oficial palabras como “tormentas”, “crisis”, “pasaron cosas” y muchas otras expresiones que intentan delinear un marco conceptual que contenga la creciente decepción de la ciudadanía, y hasta logre revertir la creciente imagen negativa del Presidente y su gobierno.
Comenzó el pass through el pan aumentó 15% a $90 el kilo
El pan se está convirtiendo en el primer producto de consumo de primera necesidad en mostrar el traslado a precios de la fuerte suba del dólar. Según la Cámara de Industriales panaderos de la Capital Federal el incremento será del 15% debido a la suba en el valor de la harina. La bolsa de 50 kilos de ese insumo vital para el sector valía hace una semana $600 y este miércoles (5/9) se está vendiendo entre $900 y $1.000. Desde la entidad avisan que los aumentos en las tarifas de gas obligarán a nuevos incrementos. Se espera que el kilo de pan alcance los $90 en la Capital.
Todos los estudios que circulan muestran que la base más consolidada del gobierno ronda en torno al 20% a 25% de la población, escalable quizás a un 30% con algo de viento a favor. Es la base que les permitió llegar al ballotage en 2015.
La gran pregunta que circula es si podrán mantener fidelizado ese segmento con una economía que no ayuda.
Los números de la macroeconomía (caída de casi siete puntos de la industria, caída de dos puntos del PBI, 42 por ciento de inflación) asustan a los economistas y a los empresarios. Los precios de la leche, el pan y los alimentos indispensables asustan a la gente. Es difícil discernir cuál de las dos reacciones es más importante. Seguramente el susto de los empresarios hará caer aún más la economía. Pero lo que ya se extiende en las barriadas humildes y de clases medias bajas, más que susto es desesperación. No la están midiendo. Hay índices de PBI, de inflación y de pobreza, pero no hay un medidor de desesperación. El que no es pobre, el que no está desempleado ni tiene un salario por debajo de la línea de pobreza no tiene ni idea, no termina de entender, lo que está pasando.
Cambiemos es el PRO, el radicalismo relegado a ser el furgón de cola de la coalición gobernante, perdió hasta esa posición, hoy encerrado en la jaula del ostracismo del poder político, recibe algunas galletitas que arrojan los niños PRO mientras se divierten como pelean por ellas. Los radicales se acostumbraron a consumir y no a producirlo, por eso llegaron a esta penosa situación.
Si el radicalismo tuviera alguna injerencia en el esquema de decisiones de Cambiemos, podría, gracias a su capilaridad territorial, decirle a la mesa chica que la situación en los conurbanos de las diferentes ciudades no da para más. Que la gente no aguanta más.
La protesta callejera empieza a extenderse como reguero de pólvora y le recarga a la Casa Rosada el GPS, extramuros del duelo de pizarras por el dólar que se venía librando en el microcentro.
Lo describió el director de Poliarquía, Alejandro Catterberg, en el coloquio del Instituto de Ejecutivos en Finanzas que se llevó a cabo en Mendoza, al advertir que a la calma cambiaria sobreviene el “aumento combustible, de la pobreza, la protesta social. Mucha tensión social y una calma tensa con lo que el gobierno tendrá que lidiar”.
Pero lo peor no llegó, según los analistas como Rosendo Fraga, quien no obstante aclara que prefiere remitirse a los hechos antes que a pronósticos: “Lo que pasó con la economía en agosto, en setiembre va a bajar a la gente”, concluyó.
No sólo los trabajadores suman más pérdidas de poder adquisitivo del salario, que acumuló 7 meses de variaciones anuales negativas, de acuerdo con lo estimado por el coordinador del Observatorio de Derecho Social de la CTAA, Luis Campos. ”En junio se desplomó un 4,5% en comparación a un año atrás. En el sector público, la caída podría ser aún mayor”, sostuvo.
Si no que simultáneamente empiezan a notarse problemas laborales, que resienten el poder de compra de la gente, como reconoció el devaluado secretario de Trabajo, Jorge Triaca: "Hay un contexto donde dejó de crecer el empleo, después de la crisis que se desató en mayo", afirmó, para agregar que "en junio hubo salidas, sobre todo en sectores industriales y de comercio y, en menor medida, en el sector de la construcción".
La Administración Macri está viendo venir la conflictividad callejera en ascenso por los despidos, suspensiones e intentos de revisión de los incrementos paritarios que quedaron cortos y se apuró en reforzar asignaciones sociales con bonos de $1200 en setiembre y de $1500 en diciembre, lo cual para Daniel Menéndez, coordinador nacional del Movimiento Barrios de Pie, no alcanza ni para empezar.
Ferias barriales, municipales, americanas, donde las transacciones son en efectivo o a veces en trueque, sin AFIP ni contadores a la vista y donde las únicas facturas a la vista son las de panadería, ganan espacio en los hábitos populares a medida que la economía formal hace agua por la corrida cambiaria, las supertasas y los tarifazos. Los insultos invisibilizados en los timbreos, el nivel de endeudamiento de las familias, el rechazo a Vidal y a Macri, el aumento de la violencia, los negocios cerrados, la gente sentada a las 3 de la tarde en la puerta de la casa, se palpa todo el tiempo en la argentina conurbana.
En la pulseada entre proveedores y supermercadistas está en juego un diferencial estimado en el equivalente al 30% del stock de mercaderías a reponer en las góndolas.
Es porque “no hay referencia de precio”, como señaló el presidente de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo, al indicar que “nadie vende porque no sabe a cuánto repondrá”.
Es que a la tasa actual y con la cadena de pagos estirada a 90 días, siendo las Pymes las más perjudicadas, el contado manda en las transacciones. Recién están a cobrar órdenes de pago libradas hace más de 3 meses, cuando el dólar estaba a $20.
Lo que viene es incertidumbre. Salida anticipada, adelantamiento de las elecciones, crisis social, calle caliente. Las respuestas no la tiene el periodismo soviético pautado, ni el FMI, la respuesta está en la argentina profunda y arrinconada que hy tiene comprometida la seguridad alimentaria.