La jefa del FMI: “Estamos repensando nuestro asesoramiento a los mercados emergentes"


¿Cómo podemos hacer que los flujos de capitales sean más seguros para las economías del mercado emergente?

Encontrar la respuesta correcta a esa pregunta es esencial para la estabilidad financiera, el crecimiento y el empleo.

La buena noticia es que los países aprovechan la abundancia de capital extranjero, que se puede usar para financiar ideas nuevas y obras de infraestructura fundamentales. Pero también enfrentan episodios de alta volatilidad en los flujos de capital, lo que puede perjudicar la estabilidad financiera y las perspectivas de las empresas y los hogares.

Enfrentar la volatilidad de los flujos de capitales puede ser una tarea de enormes proporciones, ya que hay poco consenso sobre cuál es la combinación de medidas de política adecuada y cuál sería el mejor momento para aplicarlas.


Pensemos en el episodio de 2018 en el que los mercados emergentes sufrieron salidas de capital: Brasil y Malasia intervinieron en los mercados cambiarios para apuntalar sus monedas. Colombia y Sudáfrica apenas intervinieron.

Algunos bancos centrales aumentaron las tasas de interés, mientras otros no lo hicieron. La fuerte intervención muchas veces atenuó la depreciación, pero no siempre.

Todo esto plantea interrogantes, incluso para el FMI. Por lo tanto, estamos repensando y actualizando nuestro asesoramiento a los países miembro.

Nuestro objetivo es proporcionar asesoramiento específico para cada país sobre la combinación adecuada de políticas necesarias para preservar el crecimiento y la estabilidad financiera.
Nuevo marco de políticas integradas

Nuestro nuevo "marco de políticas integradas" reevaluará los costos y beneficios de cuatro herramientas -la politica monetaria, la política macroprudencial, las intervenciones cambiarias y las medidas relativas a los flujos de capitales- para ayudar a estabilizar las economías expuestas a shocks internos y externos.

Es importante que el aspecto "integrado" del nuevo marco capture la forma en que estas herramientas interactúan entre sí y con las circunstancias del país.


El actual marco del FMI, basado en un pensamiento económico más convencional, en líneas generales guía a sus miembros hacia el uso del tipo de cambio como amortiguador. Este enfoque brinda una buena aproximación de cómo las economías avanzadas se amoldan a los shocks externos y a los movimientos de los tipos de cambio. Pero puede pasar por alto importantes características de los mercados emergentes que modifican la respuesta de sus economías ante los shocks externos y pueden requerir una receta de política diferente.
Mercados emergentes y facturación en dólares

Las nuevas investigaciones indican que, si bien los mercados emergentes están profundamente integrados en el comercio mundial, su comercio se factura desproporcionadamente en dólares y, por consiguiente, los tipos de cambio flexibles brindan un aislamiento limitado.

Del mismo modo, si bien los mercados emergentes están esencialmente integrados en los mercados de capitales globales, su Deuda externa está mayormente nominada en dólares. Esto puede hacer que los tipos de cambio se conviertan en amplificadores del shock, ya que pueden aumentar repentinamente los costos del servicio de la deuda y de las obligaciones.

De hecho, la sorprendente diversidad de políticas que aplican las economías podría reflejar que tienen diferente exposición a los shocks externos. Los mercados emergentes también difieren enormemente en cuanto a la liquidez de sus mercados de divisas, lo que podría afectar a gama de herramientas con las que cuentan para lograr la estabilización.

Si bien la anterior orientación de política que brindaba el FMI a los países miembro consideraba las cuatro herramientas de política que componen el marco de políticas integradas, reconocemos que se necesita una comprensión más profunda sobre la forma en que esas políticas funcionan tanto de manera aislada como en coordinación con las demás.

Por ejemplo, si un país ha aplicado medidas macroprudenciales para evitar la acumulación de deuda y los desajustes cambiarios antes de un shock, ¿debería utilizar más, o menos, política monetaria para estabilizar la actividad económica después de un shock?

¿Debería utilizarse la intervención cambiaria para estabilizar el tipo de cambio y contener los riesgos para la hoja de balance en determinados tipos de shocks financieros externos - dando así mayor autonomía a la política monetaria para poner el foco en la estabilización de la actividad interna?

¿Cómo cambiaría la conveniencia y la eficacia de esa combinación de políticas en función de las características de un país?

Mientras nos esforzamos por responder estas preguntas, la orientación de política del FMI debe dejar claro que hay circunstancias en las que algunos instrumentos no desempeñan ningún papel en la respuesta óptima de la política. Y, aun después de haber identificado la mejor combinación de políticas, nuestro consejo a los países debe tener en cuenta que algunas políticas pueden provocar efectos secundarios no deseados.

Entre ellos: las expectativas de los inversores de una intervención cambiaria unilateral pueden inhibir el desarrollo a largo plazo de los mercados de divisas y conducir a una excesiva deuda en moneda extranjera.

Por último, nuestras nuevas orientaciones deberían tener en cuenta los importantes desafíos que plantea la comunicación y los problemas de credibilidad que pueden surgir cuando los bancos centrales utilizan múltiples instrumentos.

Al avanzar en nuestra reflexión, tras consultar a nuestra junta ejecutiva y las autoridades de los países, somos conscientes de que un mejor marco debería ser suficientemente flexible para abordar una amplia gama de objetivos.

Además, si bien nuestro foco actual se centra en las herramientas de política que pueden desplegarse rápidamente para hacer frente a los shocks externos, con el tiempo ampliaremos el marco para incluir la política fiscal.

Como siempre, en el FMI nos esforzamos por brindar a nuestros países miembro la mejor orientación disponible para perseguir sus objetivos de crecimiento y estabilidad.