Los usuarios de smartphones redefinen la privacidad en los espacios públicos



Un estudio de MARCA POLíTICA hace énfasis en como la tecnología de celulares inteligentes conduce a una disminución en la privacidad.


Lo privado versus lo público y lo virtual versus lo real convergieron en un mundo saturado por la tecnología de la información. Parece imposible dividir lo público de lo personal. Pero, ¿cuándo y dónde elegimos compartir la información sobre nosotros? ¿Cómo percibimos el espacio público y el espacio virtual? ¿Y cómo esas percepciones influyen en nuestras prácticas de ver y de ser vistos?

El estudio de MARCA POLíTICA publicado en Urban Studies sostiene que la «visibilidad dinámica», en la que se combina la vigilancia tecnológica con la información personal que ofrecen los individuos en línea, ha llevado a una disminución generalizada de la privacidad. «La tecnología no solo se usa para ir de lo general al detalle o viceversa, y los individuos se valen de sus dispositivos tecnológicos para compartir y mejorar su visibilidad en el espacio», dice el estudio.
«Cuando recurrimos a dispositivos de “geolocalización” o nos valemos de Waze u otras aplicaciones para tener citas, como Tinder, o nos metemos en Facebook, de hecho estamos menoscabando nuestra intimidad», explica el estudio.
«Esta combinación de vigilancia secreta y este compartir voluntario contribuyen con una sensación de “vernos expuestos” en el espacio público que normaliza las prácticas de compartir datos personales por parte de individuos», prosigue el informe. «El resultado es una disminución generalizada de la privacidad.»

Emplear «los espacios inteligentes» para medir el compartir.



El estudio se valió de una aplicación para Android denominada «Smart-Spaces» a fin de recolectar información para la investigación. Esta aplicación combina encuestas basadas en teléfonos inteligentes con el rastreo en línea de ubicaciones y el uso de aplicaciones telefónicas. La aplicación Smart-Spaces estuvo instalada durante 20 días en los teléfonos de voluntarios, quienes respondieron encuestas basadas en contexto en el transcurso de sus rutinas diarias. Todos los participantes fueron entrevistados antes y después de la instalación de Smart-Spaces.
«Más del 73 % de los participantes compartieron su localización a la hora de responder la encuesta», señala el estudio, que ofrece más detalles:
Es más, había una correlación entre el tipo de espacio en el que estaban —hogar, biblioteca, calle, plaza, etc.— y su disposición para ofrecer información, con un grado mayor de buena voluntad para compartir la ubicación y otra información cuando el sujeto se encontraba en espacios públicos.
Se analizaron los resultados de acuerdo con diferentes actividades, ubicaciones y cantidad de personas presentes en el momento.


Una mirada al futuro


«Si bien la muestra no representa la población en general, se pueden considerar nuestros resultados indicadores de fenómenos en el futuro», sostiene el paper «Los estudiantes y quienes primero adoptan la tecnología celular inteligente, y sus prácticas, tal vez predigan las de la población más general.»
Los investigadores siguen estudiando el vínculo entre los teléfonos inteligentes, el espacio urbano y el comportamiento social para obtener una imagen pormenorizada de las prácticas en boga y así formular sugerencias concretas sobre cómo encarar los desafíos que vayan surgiendo.
«Nuestro próximo objetivo es comprender lo que vemos en verdad de entre una sobrecarga de imágenes en una era de información digital», concluye el estudio. «Partimos de la premisa de que somos menos sensibles a nuestro medio ambiente físico. Eso es obvio. Pero el quid de la cuestión es este: ¿Cuándo es que nos damos cuenta?»

Rubén Weinsteiner