Austria preside la UE Los neonazis austríacos llegan con sus ministros al Consejo Europeo

El ministro de Interior es Herbert Kickl. En enero ya sembró la polémica al hablar de concentrar a los refugiados, un verbo que remite a los "campos de concentración" nazis.


El conservador Sebastian Kurz (de sólo 31 años) tiene en su gobierno a cinco ministros del FPO, un partido neonazi.

Austria asumió el domingo la presidencia semestral de la Unión Europea de las manos de Bulgaria. El mandato acabará el próximo 31 de diciembre. Semestre tras semestre, los gobiernos europeos se van turnando en esa función, que aunque no tiene poderes ejecutivos, sí les da la potestad de introducir o quitar de la agenda asuntos de su interés.

El caso de Austria es especial porque en el gobierno, dirigido por el conservador Sebastian Kurz (de sólo 31 años) se sientan cinco ministros del FPO, un partido fundado en los años 50 por antiguos SS nazis austríacos. Entre otras carteras, los miembros del FPO controlan Defensa y, fundamental ahora mismo en la Unión Europea, Interior. Los ministros de Interior son los encargados, entre otras cosas, de la política migratoria y de la cooperación judicial y policial, así como de la lucha contra el terrorismo.

El ministro de Interior austríaco es Herbert Kickl. En enero ya sembró la polémica al hablar de “concentrar” a los refugiados, un verbo que en países como Austria o Alemania levanta recuerdos de los “campos de concentración” nazis.


Kurz adelantó que la presidencia semestral de su gobierno se centrará en la política migratoria y ya lanzó un mensaje controvertido. El premier austríaco quiere que los migrantes y refugiados que sean encerrados en los campos que Europa prometió construir (en territorio europeo y en suelo norteafricano) no tengan derecho a pedir asilo.

Esa iniciativa choca de frente contra las convenciones internacionales, las leyes nacionales de los países europeos e incluso contra la directiva europea de asilo, pero Kurz argumenta que permitir que quienes huyan de la guerra y sean encerrados en esos centros pidan asilo constituiría un “factor de atracción increíble”.


El premier cree que sería “más inteligente ir a buscar a la gente directamente a zonas de guerra”, una bonita idea que nadie en Europa tiene intención de poner en práctica. Tampoco su gobierno. Tras la cumbre europea de la semana pasada, en la que recibió el testigo de parte del primer ministro búlgaro Borisov, Kurz dijo que se alegraba de que “la atención se ponga al fin en la protección de las fronteras exteriores” de la Unión Europea, su obsesión desde que llegó hace años a la alta política como canciller tras dirigir las juventudes de los conservadores austríacos.

Las otras dos prioridades de Austria serán la digitalización de la economía y acelerar las negociaciones de adhesión a la UE de los países de los Balcanes. Lo quiera o no, el Brexit también marcará su agenda, así como la negociación de los próximos presupuestos del bloque (para el período 2021-2027), que se hacen cada siete años.

Kurz se vende a sí mismo como “un puente” entre los gobiernos de partidos conservadores tradicionales (al estilo del alemán) y los de derecha populista y xenófoba, como el húngaro o el polaco. Su papel sería que los gobiernos socialdemócratas, liberales y de conservadores tradicionales en Europa terminen aceptando todas las ideas de la ultraderecha en materia migratoria. Un punto medio entre la alemana Angela Merkel y el húngaro Viktor Orban pero haciendo adoptar las políticas que defiende este último.
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Kurz presentará su programa este martes en el Parlamento Europeo. El 20 de septiembre próximo organizará en Salzburgo una reunión de dirigentes europeos centrada sobre “la seguridad y la lucha contra la inmigración ilegal”. La mezcla de ambos asuntos no es banal, es parte de la estrategia política de los populistas de derechas a pesar de que los datos dicen que un país como Alemania tiene su tasa de criminalidad más baja en tres décadas después de recibir en un año a más de un millón de refugiados.