Conspiraciones, realidad y proactividad

Mientras siga la negociación por el Fútbol, Clarín va a seguir publicando notas que reflejen la realidad de los despidos, caída de la actividad, inflación y demás datos que pintan un panorama poco auspicioso de cara a lo que viene.


Como ocurrió con el 4G para Nextel, una vez resuelto satisfactoriamente para Clarín el tema, volverán las noticias sobre los patos en la laguna de Villa Cagliostro y la abuela de 92 años que se reencontró con su primo , del que siempre estuvo enamorada.

La realidad parece no obedecerle a los comunicadores del PRO, y se enojan. Hay cadenas de mails, whats app, y mucho chimento oral entre los periodistas oficialistas y los integrantes del gobierno, que señalan como que existiera una conspiración para derrocar al gobierno.

Si al gobierno los número le cerraran, estas teorías conspirativas no tendrían lugar.

Los cacerolazos de hace algunos años no tenían la mera intención de que el gobierno anterior virara en su rumbo. Los que iban a los cacerolazos organizados por muchos de los que hoy son ministros, odiaban profundamente al gobierno, y deseaban fervientemente que se vayan.


Le pasa a muchos gobiernos le pasó al menemismo, al kirchnerismo y le pasa al macrismo. Seguramente muchos partidarios del gobierno anterior querrán que macri se vaya, como lo querían las personas que desataban su furia en los cacerolazos.

Un gobierno debe lidiar con eso, forma parte de la seguridad que debe trasmitir no quejarse, y gestionar.

El macrismo tiene un apoyo sólido de por lo menos un 34% de la gente, que es la que lo votó en la primera vuelta teniendo a Massa y al Kirchnerismo como opciones.

Esa gente puede apoyarlo, quizás haya sufrido alguna erosión por el clima social y los magros logros en la gestión, que se vuelque hacia Massa, pero esa base está sostenida por el rechazo al kirchnerismo, es el voto cacerolazo.



Si al gobierno le va bien, no hay cacerolazo, denunciator, ni ‘conspiración’ que le pueda si al gobierno le va mal, hasta una lluvia puede ser parte de “plan de desestabilización”.