¿Y si gana Cristina?

Por Ernesto Tenembaum para el diario El Cronista.
Artículo extraido del diario El Cronista - Por Ernesto Tenembaum


En poco menos de un año, el veredicto será contundente: el kirchnerismo estará muerto definitivamente, porque habrá quedado expuesta la debilidad de la única carta que le queda, o Cristina Fernández de Kirchner se empezará a probar de nuevo el traje de presidente de la Nación. Así de dramático.

La reaparición de la ex presidenta en Tribunales reavivó esta semana el fantasma o la esperanza -según quien lo observe- de que CFK esté una vez más dispuesta a dar pelea. La opinión dominante en el antikirchnerimo es que tiene muy pocas chances. "Su canddiatura es un chiste", dijo Eduardo Duhalde. "Hay un sector de la sociedad que es kirchnerista, pero no es para nada mayoritario", afirmó el jefe de Gabinete, Marcos Peña.


¿Será así?

Las abuelas dicen que si hay algo difícil de pronosticar es el futuro. Mucho más en tiempo en que las encuestas -no solo aquí, sino también ante los plebiscitos de Colombia o Reino Unido- son una herramienta poco confiable. Sin embargo, hay dos elementos estructurales y objetivos que permiten asegurar que las posibilidades de Fernández de Kirchner no deberían ser subestimadas.

El primero es que, si lo desea, Cristina será la candidata a senadora por el Frente para la Victoria. Basta seguir el razonamiento que esgrimió Duhalde esta semana: si Cristina tiene entre 24 y 28% de votos propios, como él admitió ¿cuantos votos tendría que sacar el peronismo en las PASO para que un adversario pudiera ganarle?

El segundo elemento es que si Cristina es candidata del PJ, su piso no será el propio sino el del justicialismo. ¿Cuánto es ese piso? ¿El 35,1% que obtuvo Aníbal Fernández, el peor candidato del PJ de su historia, el 32,1 que logró la lista encabezada por Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa en 2009? En una elección donde las tres fuerzas con posibilidades de ganar sumarán alrededor del 90% de los votos, nadie serio puede asegurar la derrota de una opción que, al parecer, tiene asegurado un 30%. Tampoco la victoria, obviamente.

Cristina atraviesa desde hace tiempo una situación de fragilidad evidente. De las cuatro elecciones que debió enfrentar desde que asumió en 2007, fue derrotada en tres: la única excepción es la de 2011, cuando su triunfo no puede despegarse de la conmoción social que generó la muerte de Néstor Kirchner. En cada acto de su sector se evidencia más su orfandad. Si hace seis meses reunió a casi todos los intendentes bonaerenses en el instituto Patria, ahora apenas junta media docena. Los dirigentes que la rodearon a la salida de Tribunales son electoralmente insignificantes. Hasta el presidente del PJ, José Luis Gioja, ignora sus mandatos en el bloque de diputados. La única personalidad significativa que apareció en el acto por el aniversario de la muerte de Néstor Kirchner fue la intendente de La Matanza, Verónica Magario. Sin ella, ese acto no existía. Que el kirchnerismo sufra de magariodependencia refleja muy bien la etapa que atraviesa.

E pur si muove: y sin embargo, puede ganar. ¿Por qué? Porque podría alcanzarle con los votos que recibió Aníbal Fernández. Las encuestas que miden muy prematuramente a los candidatos en la provincia de Buenos Aires reflejan que la dupla Sergio Massa-Margarita Stolbizer superan a la de Cristina Kirchner-Daniel Scioli, por una diferencia pequeña. Los candidatos del oficialismo aparecen siempre en el tercer lugar, bastante lejos. Ocurre, sin embargo, que los nombres de estos no se conocen y que, los mismos estudios, sostienen que la cantidad de votantes que se identifican a sí mismos como oficialistas superan el 40%, mucho más que las imágenes positivas de Massa o de Cristina. ¿Por qué los votan menos? Porque no tienen candidatos. El equipo de Cambiemos se ilusiona con que esa situación cambiará apenas empiece la campaña y sea María Eugenia Vidal quien encabece la búsqueda del voto.

Esa, justamente, es la misma esperanza del cristinismo. Si Massa supera por poco a Cristina, y la aparición en el horizonte de Vidal hace crecer a Cambiemos a expensas suyas, puede ocurrir una carambola notable: Cambiemos crece pero no al nivel de superar al FPV, y Massa cae por debajo de Cristina. El kirchnerismo, en ese contexto, podría competir en las PASO contra dos fuerzas que no se saquen distancia, con lo cual evitaría que una de ellas concentre el voto útil anti K. En ese contexto, el 30/35% de los votos alcanzarían para que Cristina gane. Esa noche, lanzaría su candidatura presidencial. Miles de seguidores cantarían ‘vamos a volver’. Los diarios del mundo hablarían de su regreso. Sería un golpe mortal -uno más- para el confuso proyecto económico de Mauricio Macri.

Por supuesto, hay mil condicionales en el medio. La carambola necesaria para que CFK gane es eso: una posibilidad muy finita. El riesgo de ser derrotada es muy grande y destruiría fatalmente el halo que sobrevivió a su debacle. ¿Se animará? ¿Se expondrá al esfuerzo físico de recorrer varias veces la provincia de Buenos Aires? ¿Bajará desde las alturas donde considera que está al barro de discutir de igual a igual con Sergio Massa y María Eugenia Vidal, dos dirigentes que claramente la superan en imagen positiva? ¿Irá por todo con el riesgo de ser humillada? ¿Cuántas fotos de patas en la fuente resistirá su campaña, cuántos Guillermos Moreno, Hebes de Bonafini, Aníbales Fernández, Josés Ottavis y Amados Boudous? ¿Armará las listas con sensibilidad social y política o con el escaso talento y la brutalidad de siempre?

Como ocurre en el comienzo de toda campaña, todos son muy optimistas. El equipo de Cambiemos sostiene que el veranito económico que anuncian incansablemente y se les escabulle un mes tras otro, más la imagen de Vidal, más la resistencia al kirchnerismo, harán maravillas similares a las del año pasado. El kirchnerismo se ilusiona en que la bronca contra el ajuste de Macri haga crecer a Cristina. Florencio Randazzo desea que la estructura peronista convenza sola a la ex Presidenta de que su momento ya pasó y que es hora de probar nuevas alternativas, como su propia candidatura. Y Sergio Massa cree que reeditará el triunfo del 2013, sumando a sus votos los desilusionados del kirchernismo y de Cambiemos al mismo tiempo.



No falta tanto. En apenas nueve meses, serán las Primarias. En menos de un año, el destino de todos ellos estará escrito. A Cristina le espera la gloria o Devoto. Es una metáfora. Solo eso.