El ascenso de la ultraderecha sueca enfría la euforia de la izquierda y condiciona su futuro Gobierno

La ultraderecha sueca se ha convertido en el timón que marcará el rumbo del gobierno del país en los próximos años. Su ascenso en los comicios generales que se celebraron este domingo la han situado como tercera fuerza política en el Parlamento y le otorga un papel bisagra clave que condicionará la formación de alianzas de la izquierda en su llegada al poder.

El partido Demócratas de Suecia (SD) duplicó sus votos -del 5,7% al 13%-, una situación que hará difícil que el resto de formaciones sigan haciéndole el vacío en el Parlamento, como ocurrió la pasada legislatura. Sólo en las primeras horas, estos resultados han provocado la dimisión del hasta ahora primer ministro de Suecia, Fredrik Reinfeldt, tras la debacle de la alianza de centroderecha (39,4% de los votos) que gobernaba el país desde 2006. Reinfeldt cumplió su promesa de dejar gobernar a la minoría más votada y no pactar con los nacionalistas del SD, que por medio de su líder, Jimmie Åkesson, habían anunciado que preferían que la coalición conservadora siguiera en el poder. De haber aceptado esta alianza, Reinfeldt habría conseguido una clara mayoría en el Parlamento, respaldada por un 52,2% del voto.

Sin embargo, será el líder socialdemócrata, Stefan Löfven, quien tendrá que decidir con qué apoyos quiere contar para sacar adelante a su Ejecutivo. La victoria de la alianza de izquierdas, con el 43,6% de los votos (un 31,2% para los socialdemócratas) no le ha granjeado la mayoría suficiente como para evitar los pactos, por lo que Löfven ha invitado a colaborar al resto de partidos políticos, con la excepción del SD.

Löfven tendrá que hilar fino para cerrar un pacto de gobierno, ya que el retroceso del Partido del Medio Ambiente, su aliado natural y que bajó del 7,3 al 6,8, le obligará a recurrir al Partido de la Izquierda, que mejoró ligeramente hasta el 5,7% y del que se había alejado en la campaña para ofrecer una imagen de centro. En este sentido, Löfven declaró en la sede de su formación, al término de la jornada electoral, que su mano está “extendida” a las otras formaciones, también las de centroderecha.