por Leandro Querido
Ernesto Calvo es Profesor de Ciencia Política en la
Universidad de Maryland, EEUU. Se especializa en estudios comparados de
representación política y sistemas electorales. Conoce el peronismo porque lo
ha estudiado como fenómeno político. En esta entrevista reflexiona sobre su
presente y sobre la etapa de definiciones que se avecina.
Leandro Querido: tengo presente un artículo tuyo sobre el
peronismo titulado “El peronismo y la sucesión permanente. Mismos votos,
distintas élites.”, contanos de qué se trata.
Ernesto Calvo: El problema más interesante del peronismo o
tal vez una de sus mayores ventajas electorales es que el peronismo tiende a
cambiar mucho a nivel de élite pero tiene un votante muy estable. En El voto
peronista, el libro de Llorente y Mora y Araujo, Llorente dice que el peronismo
si se parece a algo es siempre a sí mismo. Porque los votos territorialmente se
encuentran siempre en el mismo lugar. Uno encuentra que es muy fuerte en el sur
del conurbano, es muy fuerte en el noroeste. Tiene votantes que son muy
estables a pesar de que las élites que configura rotan. En el artículo lo que
trataba de demostrar es cómo desde la democratización hemos visto por lo menos
tres generaciones a nivel nacional de peronismo y al mismo tiempo cómo el voto,
los votantes han sido muy estables.
LQ: ¿se puede definir al peronismo o es inclasificable?
EC: no evidentemente creo que sí se puede clasificar. Es un
partido muy masivo, con muchas líneas internas, muchas luchas internas muy
intensas, con lo cual es un partido que está en constante cambio; eso hace que
sea más difícil de analizar que otros partidos que tienden a ser muy estables,
que no cambian. Nosotros trabajamos mucho la comparación entre Brasil,
Argentina, Chile, México. Cuando uno piensa en el partido socialista tiende a
creer que se puede clasificar fácilmente porque es un partido posicionado a la
izquierda que cambia poco de posición, tiene un electorado medianamente
estable. Pero en realidad el peronismo tiene muchas regularidades, no son regularidades
programáticas como las del socialismo en Chile, pero son regularidades de
electorado, de políticas públicas. Y de hecho el peronismo tiene muchos
cambios, pero no tiene tantas sorpresas. Por sorpresa se entiende por ejemplo
cuando Menem derrotó en la interna a Cafiero, eso fue algo parecido a una
sorpresa. Pero no hay mucha sorpresa, uno sabe en general con qué políticos
ara. Y eso es cierto a lo largo del tiempo. Hay muchos sacudones, mucha
competencia interna, pero no hay muchas sorpresas. No es impredecible, es
simplemente un partido con muchas aristas.
LQ: ¿en ese electorado estable que vos planteas cuánto hay
de control electoral, control social, clientelismo y demás “situaciones
autoritarias” en términos de Rouquié?
EC: si puede ser, hay algo de clientelismo. En verdad, es un
partido donde hay políticos que ofrecen de todo como en botica. Entonces uno
puede enfocarse en ciertos distritos no muy competitivos, en donde se
distribuyen más bienes y allí hay clientelismo y una parte del electorado es
muy sensible a la distribución de bienes. Pero también hay un electorado muy
sensible al rendimiento de la economía, a lo que en inglés se llama
‘responsiveness’, en EEUU, al voto económico. El peronismo no es siempre un mar
tranquilo. Cuando la economía sube el oficialismo dentro del peronismo se
asienta, cuando la economía baja no. Y eso es porque el clientelismo puede
explicar algunas de las causas del voto pero no la mayoría. En realidad el
votante del peronismo vota por el rendimiento en administrar la economía, vota
por clientelismo, vota por identidad y tradición y también por ideología. Hay
un paquete de cosas que el peronismo da como cualquier otro partido político y
los votantes en general no usan anteojeras y se enfocan en un solo bien sino
que miran un conjunto de cosas por las que vota. Votan por todo ese paquete de
cosas. Y justamente la estabilidad del peronismo está dada porque no distribuye
una sola cosa, sino un conjunto de cosas. Es como si uno pensara en un inversor
que maneja un portafolio de cosas que ofrece, cada una de ellas contribuye al
voto. Cuando uno lo ve a nivel general, es cierto que en algunos lugares puede
haber una distribución específica de bienes pero también es cierto que el
peronismo es muy estable en el norte de Santa fe, en Entre Ríos, en La Pampa,
en donde el clientelismo tiene un papel relativamente modesto. Por eso hay que
pensar en todo el portafolio de cosas que distribuye que es lo que le permite
ser estable.
LQ: en nuestro país no hace mucho se produjo una reforma
electoral que tiene que ver con la conformación de las primarias abiertas
simultáneas y obligatorias, que ha modificado un poco el juego político y de
hecho hoy las élites del peronismo tienen frente a sí un escenario que es la
realidad de las PASO.
EC: así como tienen las PASO ciertas ventajas como forzar la
competencia, asegurarse que distintas facciones si no hay una resolución por
arriba puedan tener acceso a participar mediante el voto, también intensifica
el problema de la sucesión permanente, porque pone a todos a competir de modo
general en todos los niveles de una forma que antes no sucedía. Así que la
interna del peronismo va a ser mucho más dinámica, mucho más agresiva, mucho
más difícil de manejar. Las PASO
fueron introducidas como una forma de coordinar el voto del peronismo detrás
del liderazgo que en su momento detentaba Cristina Fernández Kirchner. Eso ya
no es así hoy, de modo que eso que era una forma de asegurarse que todos
compitieran adentro estabilizando la dirección del partido, y si alguien quería
ir por afuera no tuviera respaldo del partido, ahora lo que hace es
intensificar la lucha por la sucesión de modo muy abierto. Además trae gente de
afuera del partido, los extrapartidarios que pueden jugar en las internas, lo
cual no es fácil para los candidatos que son del tronco del partido, y
particularmente para los que apuntan a cargos que no sean ejecutivos, como
presidencias o gobernaciones. De modo que la introducción de las PASO tuvo
motivos muy estratégicos como respuesta a la 125, como forma de evitar que
Duhalde compitiera dentro del partido con Cristina Fernández, y lo obligara a
estar afuera. Pero ahora ha abierto el juego y lo ha vuelto mucho más
competitivo de modo que va a traer cola.
LQ: Ernesto, ¿es posible considerar al kirchnerismo una
élite política dentro del peronismo? Te lo planteo porque estamos en una etapa
de transición en donde quizá otras élites, como el sciolismo o el massismo hoy
le disputan el liderazgo.
EC: sí, definitivamente el kirchnerismo es una élite
política como en su momento lo fue el cafierismo, justamente despegándose de
una vieja tradición del peronismo de tener raíces en sindicatos, raíces más
corporativas. De hecho eso es lo interesante de esta élite, que es plenamente
política, cuyas raíces están en la militancia de base, en órdenes que no son
corporativos. Con los que está compitiendo también son élites muy parecidas por
la misma característica. No sé si Massa va a competir en los mismos términos
que Scioli. Porque en el peronismo es muy difícil ir por fuera del partido y
después volver a recapturarlo. Esas son cosas que en el partido peronista son
internamente muy costosas. Para realmente reabsorber el partido Massa debería
ganar la presidencia para utilizar los recursos que le de la presidencia y
realinear al partido al que en algún sentido abandonó. Aunque sea peronista no
es un miembro del peronismo como tal. Eso lo pone en un brete para competir en
una interna del partido más adelante. Creo que va a traer cola, mucho más que
la de Duhalde cuando decidió competir por afuera porque eso era una elección,
en cambio esta situación es diferente. Él ha abierto un frente que está por
fuera del partido que desde mi punto de vista hace muy difícil que el peronismo
lo perdone. Desde el punto de vista del sciolismo, es una línea mucho más
tradicional del peronismo de la provincia de Buenos Aires, aunque extrañamente
él no es de origen peronista, como Reuteman y otra gente ingresada por Menem en
el partido, y que ha sabido muy hábilmente mantenerse en los márgenes
interiores del partido integrando espacios. Todos ellos son muy distintos a los
votantes del partido, provienen de orígenes no sectoriales, y marcan el rumbo
que va a tener en los próximos 5 o 10 años el peronismo.