Presidenciables K

Preparados, listos, ¡K!: los presidenciales del oficialismo

Los aspirantes a suceder a la presidenta Cristina Fernández fueron honrados con una vicepresidencia en el PJ. Scioli aventaja, pero Randazzo y Urribarri ya juegan fuerte. Nota de Revista Veintitrés.


El congreso nacional del Partido Justicialista dejó una foto de familia numerosa y los nombres de los presidenciables del oficialismo sobre la mesa. No es poco. Tras la cumbre partidaria, se oficializó la nómina de dirigentes con chances de competir por el Sillón de Rivadavia en 2015, algunos mejor posicionados en las encuestas y otros, algo rezagados pero más cercanos a la Casa Rosada.
Como una familia ensamblada, la peronista está integrada hoy por La Cámpora, el Movimiento Evita, el sciolismo, la CGT oficial y el peronismo ortodoxo. Todos juntos posaron para la foto y acordaron nombrar a Eduardo Fellner presidente del PJ, por su experiencia y porque no se pronunció a favor ni en contra de ningún candidato. También se nombró como vicepresidentes honorarios del PJ a todos los dirigentes que expresaron su voluntad de competir por la presidencia: Daniel Scioli, Florencio Randazzo, Sergio Urribarri, Agustín Rossi, Aníbal Fernández, Julián Domínguez y Juan Manuel Urtubey.
Hasta ahora, Daniel Scioli es el candidato mejor posicionado de cara a los comicios del año próximo. Es el que tiene mejor imagen y el que cosecha más adhesión en las encuestas. Además, es el dirigente más conocido del oficialismo. En cuanto a su estrategia, el gobernador bonaerense se presenta ante el electorado como un dirigente previsible al que no le agradan los gestos grandilocuentes ni los volantazos. “Por ahora, con esa receta le ha ido bien”, dicen en su entorno.
Los cargos electivos a los que accedió lo corroboran: fue vicepresidente de la Nación y dos veces elegido gobernador del distrito electoral más importante del país. Todo indica que su estrategia apuntará a conservar esa sintonía popular y que tratará de sumar intención de voto recorriendo el país y mostrándose en actividades que le permitan estar cerca de la gente. En casi todas sus declaraciones, ratifica su voluntad de ser presidente y se muestra alineado con Cristina Fernández a pesar de las reticencias que genera en los sectores más duros del kirchnerismo. Es sabido que el gobernador apuesta a una alianza con el resto de los gobernadores y con los intendentes peronistas y de otras fuerzas para imponerse en 2015. “El éxodo de dirigentes hacia el massismo que vaticinaron los medios no ocurrió. Más bien hay algunos que ya piensan en volver”, afirman fuentes cercanas al mandatario provincial, quien  en coincidencia con el acto que organizaron los sindicatos opositores empapeló el centro porteño con carteles promocionando su candidatura.

Tras la cumbre partidaria y hasta la hora de las definiciones, todos los aspirantes a suceder a la presidenta Cristina Fernández tienen vía libre para mostrarse y hacer propuestas. Casi todos tienen previsto intensificar las recorridas a lo largo y a lo ancho del país para hacerse conocer, mientras se cocina a fuego lento la estrategia final con la que competirá el oficialismo el año próximo. No está claro –todavía– si será la Presidenta quien elegirá a su delfín, para que compita con Scioli en las primarias, o si todos los anotados competirán en las PASO. Lo que sí es un hecho es que el oficialismo irá a las PASO, y en esa instancia dirimirá la sucesión.

“La diversidad permite que todos dejen los pies en el plato. Sirve para evitar fugas hacia otras fuerzas. Las PASO permiten que se acomoden los jugadores en la cancha y que hasta último momento se negocie el reparto de poder”, confió a esta revista un dirigente bonaerense con peso propio. “La idea –agregó la fuente– es que el que gane cuente con el apoyo del resto”.
Aunque las PASO surgen en el horizonte como la mejor manera de resolver la interna, en algunos sectores del oficialismo todavía campea la duda sobre el apoyo del kirchnerismo más duro a la candidatura de Scioli.

La otra duda es si la Presidenta se involucrará en las cuestiones internas o se mantendrá al margen de la disputa. Como todavía falta mucho para las elecciones, se abre un compás de espera que los aspirantes a ocupar la Casa Rosada aprovecharán para visibilizar su propuesta.
Uno de ellos es Florencio Randazzo. El ministro del Interior y Transporte fue uno de los primeros kirchneristas en largarse a la carrera presidencial. A diferencia de otros funcionarios de la primera línea del Gobierno, viene repitiendo –desde el año pasado– que si le va bien con los trenes competirá por el premio mayor. Esta semana, Randazzo logró hacerse oír al enfrentarse, ofuscado y en tono de denuncia, con los dirigentes del Ferrocarril Sarmiento, encabezados por Rubén “el Pollo” Sobrero, por las medidas de fuerza que realiza el sector en reclamo de una indemnización por el traspaso de la empresa al Estado. Parte de la estrategia de Randazzo es hacer pie en los medios de comunicación. Una de sus principales fortalezas es que sabe enfrentarse a los micrófonos y que, además, le va muy bien cuando lo hace. No les teme a los títulos y llega fácilmente a la población. Meses atrás dijo: “Nos mandamos cagadas”, en alusión a los errores que cometió el kirchnerismo desde que está al frente del Poder Ejecutivo y es mayoría en el Congreso. Con esas declaraciones, realizadas a Radio América, logró centimetraje en todos los medios nacionales. Su gestión eficaz, por veloz y acertada, cuando se ocupó de cambiar el sistema de solicitud y entrega de los DNI y de los pasaportes, también lo dejó en una posición envidiable frente a sus competidores internos.

Por su parte, Sergio Urribarri blanqueó su deseo de ser presidente presentándose ante el electorado como la contracara de Scioli. Además, a diferencia de Randazzo, quien por ahora se apoya en su gestión al frente del ministerio para hacerse conocido y cosechar simpatías, el gobernador de Entre Ríos eligió poner las cosas en claro. Dijo que, a diferencia de otros candidatos, él garantizará la continuidad del modelo K si llega a la Casa Rosada. En esa línea, se presenta como el mejor discípulo de Néstor Kirchner. La estrategia del gobernador mesopotámico es hacer ruido por el país con las consignas clásicas del kirchnerismo y con la promesa de profundizar el modelo.
Cuenta con el apoyo de La Cámpora y con el cariño de la Presidenta. Dos datos a tener en cuenta. Pero tiene en contra el escaso nivel de conocimiento que reúne en la provincia de Buenos Aires, que es la que inclina la balanza en cualquier elección. Por eso ya comenzó a recorrerla y tiene previsto continuar de gira.

A Scioli, Randazzo y Urribarri se suma  Julián Domínguez. El presidente de la Cámara de Diputados propondrá el traslado de la Capital Federal a Santiago del Estero y la reorganización del Estado porque está convencido de que la concentración de la población es perjudicial para la economía. Domínguez, otro de los vicepresidentes honorarios del PJ, es uno de los que creen que una campaña se hace con ideas.

Por eso también trabaja en una propuesta para el sector agropecuario, un área en la que se siente seguro, enfocada en el norte argentino. El ex ministro de Agricultura propondrá integrar unas seis millones de hectáreas al sistema productivo argentino para elevar la producción de cereales.
Sus estrechos lazos con la Iglesia Católica pueden resultar claves a la hora de inclinar la balanza. Es uno de los dirigentes que sintoniza con el papa Francisco y que integró la comitiva argentina que participó de la canonización de Juan XXIII y de Juan Pablo III en el Vaticano. Sin embargo, varios están convencidos de que Domínguez se vende como presidenciable, pero que en realidad quiere ser gobernador de la provincia de Buenos Aires.

El senador Aníbal Fernández dijo en varias ocasiones que quiere ser presidente. Desde que se plantó en la largada, no avanzó en acciones concretas, pero logró la adhesión pública de Hebe de Bonafini. “Hay muchos que me encantan. Me gusta Urribarri, Aníbal Fernández me gusta mucho”, dijo la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Y agregó sobre el ex jefe de Gabinete: “Es un tipo que cuando habla nos representa a todos”.
Hasta ahí entonces la lista de los dirigentes que ya están lanzados a la contienda.

La designación de autoridades del PJ tiene una carga simbólica, ya que las decisiones se tomarán en otro ámbito. Sin embargo, la decisión de contener a todos es, por el momento, un pilar en la estrategia oficialista para 2015. Casi todos los presidenciables comenzaron a moverse en la cancha. De ahora en adelante, se neutralizarán, tejerán alianzas o se irán bajando al ritmo del calendario.