Las notas en EE.UU. y Europa que Burson Marsteller le vendió a la dictadura


Cómo funcionaba el operativo de diálogo con la prensa extranjera que Burson Marsteller le vendió a la dictadura. Michael Frenchman llegó a la Argentina en 1978 como enviado del diario británico The Times. Los militares montaron una audaz puesta en escena para que recorriera uno de los mayores centros del horror. Testimonio de ex detenidos.



Los sobrevivientes del centro clandestino de detención de la ESMA recuerdan un traslado de detenidos entre marzo y abril de 1978 ante la visita de un periodista inglés. El Casino de Oficiales fue vaciado para esconder uno de los principales campos de concentración de la dictadura y la mayoría de los prisioneros de ese momento fueron desaparecidos.



A partir del informe de Burson Marsteller (BM) para mejorar la imagen de la dictadura se conoció que ese periodista era Michael Frenchman, enviado especial a la Argentina por el diario The Times, y que días después escribió una nota para el periódico británico. Hasta ahora, su identidad era desconocida ya que los testimonios judiciales mencionan a "un periodista inglés" y el apellido "Friedman o Fridman". Su nombre figura junto a otros 50 periodistas de los principales medios de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, México, Colombia y Japón, que son ofrecidos por la empresa de publicidad como posibles invitados a visitar la Argentina. BM propone traerlos en grupos de entre 3 y 7 personas con el objetivo de que conozcan "el país, sus gobernantes, su economía y su gente", y así "ayudar a poner en foco y entender" la situación del país durante el Terrorismo de Estado.



"Michael Frenchman, The Times. Cubre Argentina para el diario y acaba de terminar una encuesta especial sobre las Islas Malvinas. The Times es el diario británico más influyente entre políticos y empleados del gobierno", describe el documento enviado a la dictadura.



Antes de su visita a la ESMA, la fisonomía del Casino de Oficiales cambió drásticamente para simular que se trataba de un centro de inteligencia: se vació de prisioneros, en los lugares de detención (Capucha y Capuchita) quitaron las cuchas, que eran colchonetas tiradas en el suelo separadas por tabiques de madera, y las remplazaron por camas.



Miriam Lewin, sobreviviente de la ESMA, recordó la visita de otro grupo de periodistas desde Estados Unidos.




Según recordó el sobreviviente Andrés Castillo en el juicio ESMA 2, un grupo de prisioneros fue llevado a una quinta que utilizaba el Grupo de Tareas y que pertenecía al padre de Antonio Pernías, miembro del sector de Inteligencia. En el mismo debate, la sobreviviente Graciela Daleo afirmó que ella fue llevada unas horas a su casa y otros prisioneros fueron a enviados a los camarotes del Casino, entre ellos Patricia Marcuzzo, que estaba a término de su embarazo. Muchos otros fueron 'trasladados', eufemismo para su desaparición.



Con el Casino vacío, el Grupo de Tareas montó el resto del simulacro: a algunos detenidos que hacían trabajo forzado en el sector 'Pecera', como los sobrevivientes Lisandro Cubas y Miguel Ángel Lauletta, los obligaron a vestirse como policías. "Nos disfrazaron y nos hicieron representar que éramos efectivos policiales que hacíamos trabajo de inteligencia. Estuvo (Jorge Tigre) Acosta, Pernías", relató Cubas ante la Justicia.



El sobreviviente recordó que tuvo que interactuar con el periodista en la visita guiada: "Acá hacemos seguimiento de la prensa del exterior sobre la dictadura", le dijo, y reconstruyó un diálogo increíble entre el visitante y otro detenido, Antonio Latorre, también vestido de policía: "El periodista le preguntó cómo fue que lo mataron a (Rodolfo) Walsh y él le respondió: 'Porque era terrorista'. El reportero lo miró y le dijo: 'Yo lo conozco como un periodista destacado'. Allí Acosta cambió el tema y le dijo: 'Sí, sí pero eso era antes'. Quedó como que todo era mentira y como medio impresentable", agregó Cubas.



En abril de 1978, Frenchman publicó una nota en The Times sobre su visita a la Argentina. Señaló que "la represión se ha hecho a un costo considerable, con violación de la libertad del individuo durante 1976 y la mayor parte de 1977", pero aclaró que en su reciente visita "la situación era completamente diferente en lo concerniente a la tranquilidad ambiente". El texto es reconstruido días después, en junio de 1978, por Luis María Bello, corresponsal de La Nación en Europa, en una nota publicada en el matutino argentino. Bello destacó que su colega inglés encontró a pocos meses del mundial de fútbol "gente más calma, las calles de Buenos Aires llenas de vida, los negocios repletos de mercaderías nacionales e importadas y, en general, se percibía una atmósfera de calma en la superficie".



La publicación de Frenchman no terminó de conformar al Grupo de Tareas de la ESMA con la visita. Días después, Pernías les comentó a los detenidos que la nota había salido en The Times, pero "no había cumplido con las expectativas de mejorar la imagen de la dictadura en el exterior", relató Cubas.



Miriam Lewin, sobreviviente de la ESMA, recordó la visita de otro grupo de periodistas desde Estados Unidos. Destacó ante la justicia que el Grupo de Tareas "estaba extremadamente interesado en generar una imagen positiva de la Argentina en el exterior", y que "todas las visitas de periodistas, incluso el gobierno había contratado una agencia, se relacionaba con el interés que ellos tenían en posicionar a la Argentina y por añadidura a Massera".



Balance



"Fue un error", reconoció días atrás Harold Burson, fundador de Burson Marsteller, al ser consultado por su relación con la Junta Militar argentina. "Le preguntamos al Departamento de Estado (de Estados Unidos) y dijeron: 'Si los ayudan a construir un democracia, no hay problema.' Nuestro trabajo fue económico, ayudarlos a pagar sus deudas. No fue político, pero sí fue un error", sostuvo a la revista británica PR Week.



Wikileaks



"Un grupo de periodistas estadounidenses visitará argentina auspiciados por Burson Marsteller desde el 4 de noviembre. El embajador (Hill) cree que la embajada debería ofrecer una conferencia y le gustaría recibirlos para un cocktail", señala un cable desclasificado por WikiLeaks enviado por el departamento de Estado estadounidense a la Embajada en Buenos Aires. El documento está fechado 29 de noviembre de 1976 y prueba que los contactos ofrecidos por la empresa publicitaria a la dictadura se concretaron con la invitación a periodistas extranjeros para visitar el país. El mensaje diplomático incluye el listado de los periodistas que viajaron, entre quienes se encuentran dos de los propuestos por Burson Marsteller a la dictadura: William Giandoni, editor de finanzas del diario Copley News Service, y Geoffrey Godsell, editor del periódico Christian Science Monitor. El grupo fue acompañado por el entonces vicepresidente de la empresa, Kenneth Huszar, una muestra de la importancia que le otorgó en su momento la firma a su relación con el gobierno de facto argentino.