Aumentos a policías y el "efecto paritario"


La chicana opositora

Los alzamientos policiales en distintas provincias, que derivaron en aumentos salariales importantes para las fuerzas de seguridad, además de la gravedad institucional que suponen, sirven de argumentos para una oposición que busca discutir la política de convenios y aumentos salariales en otros ámbitos.




Los recientes alzamientos sediciosos iniciados en la policía de Córdoba, y que se dispararon coordinadamente en múltiples provincias, produjeron variados efectos institucionales, sociales y mediáticos que admiten varias lecturas.

 

Ninguna visión, sin embargo, podría menos que observar la gravedad institucional de lo sucedido, réplica de lo ya acontecido con las policías en Ecuador, Bolivia, Venezuela, asonada que sólo tendrá solución sancionando a los responsables materiales e intelectuales del alzamiento sedicioso tras apartarlos definitivamente de los cargos que ocupaban en las fuerzas.  
 

Dicho esto, hay sin embargo un efecto “paritario” que la oposición al Gobierno Nacional en su formato gremial pretende instalar, que supone a los aumentos porcentuales otorgados a las policías provinciales, como un nuevo piso de negociación paritaria para gremios estatales y privados.
 

Se trata, sin duda, de una chicana opositora, sin otro fundamento que promover el desgaste político del oficialismo, sometiendo la discusión paritaria a tensiones innecesarias y absolutamente arbitrarias observadas desde la lógica estrictamente salarial.
 

Al respecto, recientemente el economista Edgardo N. Rodríguez del Barrio analizó los alcances de las recientes actualizaciones salariales de las policías provinciales y advirtió que, como se puede observar en el Cuadro A que acompaña esta columna, el promedio de los salarios básicos de las catorce policías provinciales que ya arreglaron sus remuneraciones para el 2014 "era en noviembre del año 2013 de  $ 5.263, además con una dispersión muy amplia que iba de $ 3.800 a $7.000, mientras que el salario básico de convenio, promedio de acuerdos homologados, era de en ese mismo período de $ 7.170 y el salario promedio de 7.530."
"La utilización de las actualizaciones nominales de los salarios policiales como piso porcentual de actualización salarial para el resto de los trabajadores, sólo puede entenderse como ejercicio de la oposición política salvaje al gobierno nacional bajo el ropaje esta vez de discusión salarial."

Esto significa que ni el más alto de los salarios básicos de las policías provinciales que entraron en conflicto alcanzaba el básico de convenio promedio registrados. Más lejos estaba, aun, del salario promedio de convenio del año 2013, tal como se puede visualizar en el Gráfico Nº 1.

 

Cuadro A: Comparación salario policial promedio 14 provincias con salario promedio de convenio para trabajadores registrados






 Si observamos ahora el Cuadro A veremos que, tomando como referencia a las 14 provincias que ya dieron actualizaciones a los salarios básicos policiales, a partir del año 2014 estos ascenderán en promedio a $ 8.523. 

 

Aplicando a los actuales salarios promedio de convenio y al promedio de salarios básicos de convenio de los trabajadores registrados un 25% de aumento, estos resultarán de $ 9.412,50 y $ 8.962,50 respectivamente, de forma tal que con ese incremento porcentual -en línea con el IPC que propala mensualmente la bancada parlamentaria opositora-  los salarios de convenio en todas sus modalidades seguirían bien por encima del salario inicial promedio de las policías provinciales tras las actualizaciones.
 

En síntesis, desde el punto de vista institucional, el alzamiento sedicioso policial contra las instituciones democráticas es inadmisible y sólo cabe esperar que sea duramente sancionado.
 

Por otra parte, la utilización de las actualizaciones nominales de los salarios policiales como piso porcentual de actualización salarial para el resto de los trabajadores, sólo puede entenderse como ejercicio de la oposición política salvaje al gobierno nacional bajo el ropaje esta vez de “discusión salarial”. 

Oposición que, como insistimos tantas veces desde esta columna, debiera encontrar de manera perentoria canales de expresión político partidarios genuinos, para evitar manifestaciones tan extemporáneas como esta que comentamos, que a poco de analizarlas caen en el ridículo, del que según sostienen en Harvard “ya no se vuelve”.