La hora del tren

La modernización ferroviaria podría contribuir a preservar la competitividad del agro, sobre el cual se ciernen perspectivas de encarecimiento en sus costos por el alza del precio del gasoil. Si el petróleo se cotiza 10 veces más caro que en la década pasada no debe sorprender que se revalorice la importancia del transporte público ........
Si el petróleo se cotiza 10 veces más caro que en la década pasada no debe sorprender que se revalorice la importancia del transporte público (subtes, buses articulados y trenes urbanos) así como también la del ferrocarril, ya que la eficiencia en el uso de combustible es muy superior al automóvil o al camión. Al mismo tiempo, son muchos los países que están considerando los esfuerzos que deberán realizar para abatir las emisiones de dióxido de carbono, principal causante del calentamiento global, que se discutirán el año próximo en el ámbito de las Naciones Unidas, para definir los compromisos posteriores al 2012 del Protocolo de Kyoto. El transporte jugará un rol crucial ya que ofrece grandes posibilidades para impulsar alternativas, como las del tren que aseguran menos emisiones contaminantes y ahorro de petróleo.

Argentina es un país con altos costos logísticos, que en el caso de la soja se estiman en un 27 por ciento del valor FOB. Nuestros costos de exportación, cuyo principal componente es el transporte son el triple del vigente en Estados Unidos y los países industrializados, pero superiores también a los de Chile, México, Colombia y Brasil. Influyen en nuestros altos costos la decadencia del ferrocarril, que hoy transporta apenas el 7% de las cargas, mientras que el camión transporta más del 90%. La modernización ferroviaria podría contribuir a preservar la competitividad del agro, sobre el cual se ciernen perspectivas de encarecimiento en sus costos por el alza del precio del gasoil. El modelo a imitar es Canadá y los Estados Unidos, países con fuerte agricultura y con similitud geográfica, donde el ferrocarril transporta el 36% de las cargas, es decir proporcionalmente más de cinco veces del volumen argentino. La modernización de la red ferroviaria, apuntaría así a compensar los efectos negativos que la pérdida del autoabastecimiento petrolero tiene sobre los costos agrícolas. Esto es relevante para áreas productivas del interior del país, alejadas de los puertos; en estas zonas los mayores costos de transporte tendrán devastadores efectos sobre la rentabilidad de explotaciones agropecuarias que han prosperado en los últimos años. El ferrocarril apenas transporta el 5% de los contenedores, ya que los puertos carecen de accesos adecuados. El tren podría contribuir a la competitividad productiva mediante una mayor participación en el transporte de graneles y contenedores. La política de transporte debería orientarse hacia la modernización de nuestro decadente ferrocarril, comenzando por el estratégico Belgrano Cargas que hoy transporta apenas la mitad de cargas que hace una década. El objetivo inmediato debería ser un ferrocarril de cargas que circule con seguridad a 80 kilómetros horarios. Esta demorada modernización ferroviaria no podrá ignorar al ferrocarril de pasajeros de larga distancia (que podría circular a 100/120 kilómetros) ni tampoco a los urbanos. La decadencia aquí es notoria por la disminuida calidad del servicio por la ausencia de inversiones en renovación y mantenimiento. En el área metropolitana el ferrocarril transporta hoy menos pasajeros que en 1999, el caso más grave es el importante ferrocarril Roca que de tres pasajeros que tenia perdió uno. Nuestra extensión territorial y la importancia de la agricultura exigen mejorar el ferrocarril de cargas y además el desarrollo tecnológicamente asociado del tren de pasajeros, estimulando así una industria ferroviaria propia.

Cuatro naciones lideran la modernización ferroviaria (Japón, Francia, Alemania y España) con el súper veloz tren bala. Estas naciones tienen ingresos per cápita entre 5 y 8 veces superiores al nuestro y una densidad demográfica que asegura la rentabilidad de estas tecnologías de punta, pensemos que con apenas 2/3 de nuestro territorio tienen 8 veces más población. Pero lo más importante es que avanzan hacia la modernidad después de haber consolidado previamente un ferrocarril excelentemente desarrollado y bien mantenido, o sea lo contrario que nuestro caso. Por eso es errónea la decisión de avanzar en una costosa y oscura operación con Alstom, con un indefinido proyecto que viola la Ley 24354 y con un muy caro financiamiento. Argentina entra en un periodo de insuficiente abastecimiento de gas después de haber perdido 4 años discutiendo el inviable gasoducto desde el Orinoco; que no nos pase lo mismo ahora con los ferrocarriles. Estamos a tiempo de entrar en la modernidad ferroviaria con inversiones sensatas, que preserven el medio ambiente, atiendan los requerimientos de la producción y las necesidades de la gente que merece viajar decentemente.