El presidente dio por terminada su enfermedad de coronavirus y busca ahora sacarle rédito político.
Valiente guerrero. Trump, en la Casa Blanca en un coreografiado regreso.
Rubén Weinsteiner
La escena estuvo cuidadosamente planificada: Donald Trump descendió del helicóptero en el jardín sur de la Casa Blanca con su rostro tapado con el barbijo con el que había salido del hospital minutos antes. Caminó unos cuantos metros por el césped hasta llegar a la mansión, subió una escalera sin problemas hasta el primer piso y luego se frenó en el balcón, decorado con cuatro banderas estadounidenses de fondo. Allí miró a los fotógrafos y, en un gesto teatral y a la vez desafiante, se quitó el tapabocas y lo guardó en el bolsillo. Permaneció con rostro adusto por casi un minuto mirando hacia el horizonte, hizo la venia y se metió adentro de la casa.
Es imposible no comunicar, enviamos señales y significados todo el
tiempo, que se traducen en sentimientos, ideas y narrativa en la cabeza
de las personas. Ya sea que diseñemos esa narrativa de manera
estratégica, o que se articule por default, caótica, aleatoria y
espontáneamente.
Cuando hablamos de la personalidad de la marca política, hablamos del
“quien”, cuando hablamos de la narrativa, hablamos del “qué”.
Parecía el fin del show. Pero no. Pocos minutos después, el presidente tuiteó desde su cuenta un video con el resumen de ese momento, como una película que enmarcaba el regreso del héroe a casa, al ritmo de música épica. Nada debía connotar enfermedad o vulnerabilidad.
Trump dio por terminada su enfermedad y busca ahora sacarle rédito político. Así comienza el tramo final de esta inédita campaña electoral para los comicios del 3 de noviembre atravesada por la pandemia.
Los componentes estructurales de la Narrativa política son cuatro
1) Mensaje: La narrativa política debe bajar un mensaje, en lo posible
solo uno, que ancle emocionalmente en las personas. El mensaje debe ser
claro, con referencias empíricas y reales de la vida cotidiana y
establecer un posicionamiento, es decir, ocupar un lugar en el
imaginario de los segmentos objetivos. Debe ser una cuestión del debate
público, que este en la agenda y que preocupe a diferentes segmentos,
por distintos motivos. En el caso del voto joven el mensaje debe
plantearse desde el clivaje autenticidad-impostura, los otros son la
impostura “los gatos”, por eso el mensaje debe ser conceptualmente
lineal y directo, oraciones cortas donde cada palabra luche por su
supervivencia.
Para que el mensaje sea eficaz debe:
a) estar alineado con la promesa de la marca
b) encarnar valores que se van a comunicar activamente
c) tener en cuenta la competencia de marcas políticas que se da, que
posiciones están disponibles y que posiciones en situaciones de
debilidad
d) microsegmentar los públicos objetivo de nuestro mensaje
e) enunciar la personalidad de la marca emisora
f) contar con un equipaje de palabras potente
g) revelar visualidad, simbología y ritualidad, colores y formas
alineados homogénea y estratégicamente con el diseño de la marca
política
2) Conflicto: Los conflictos son los que generan interés en la
narrativa, sin malos no hay buenos, sin amenazas no hay salvadores, sin
comilonas no hay hepatalgina, sin manchas no hay Ariel, sin problemas no
hay soluciones para ofrecer. El conflicto plantea la pregunta: ¿cómo se
resuelve esto? Esta pregunta genera incertidumbre, tensión, ansiedad,
emoción, instalando un clima de interés, que hace que nos comprometamos
afectivamente con la historia.
El conflicto narrativo muestra a un protagonista que lucha contra otros
personajes, contra sus propios principios o sentimientos, o bien contra
su destino o una fatalidad. En definitiva, el conflicto es un suceso que
enfrenta al personaje principal con fuerzas antagónicas durante una
trama, cuya resolución tiene un desenlace.
Una narrativa sin conflicto nunca puede ser dramática. Es una
descripción. La intensidad del conflicto es producto de la naturaleza
del motivo y del carácter del personaje. Cada intención tiene obstáculos
que superar para lograr el objetivo. El conflicto es el resultado de la
intención y la dificultad.
Existen tres tipos de dificultades esenciales en el conflicto:
a) El obstáculo: Es circunstancial, como un río que se debe cruzar, la
falta de dinero o la imposibilidad de entender otro idioma. La
desventaja de este obstáculo es ser de tendencia estática, no poder
soportar cambios repentinos (el río no va a desaparecer ni podemos
aprender un idioma nuevo de golpe).
b) La complicación: Es accidental: un avión que debe aterrizar por el
mal tiempo, un mensajero que se fractura una pierna. Su desventaja es
que, al ser accidental, genera frustración, ya que no la planea ni la
desea nadie, el personaje no la puede evitar ni prever, no es una prueba
del poder del héroe.
c) La contraintención: es la intención de la contrafigura de evitar el
cumplimiento de la intención del héroe. Es la dificultad más efectiva
dramáticamente hablando, ya que es la más dinámica y la que da más
posibilidades de ampliar la historia y de darle giros nuevos.
3) Personajes: en toda narrativa intervienen personajes que juegan
roles, le dan vida a la historia, credibilidad, textura, color,
posibilidad de vivencia e identificación. La fortaleza de los personajes
potencia la intensidad y el involucramiento emocional.
Los cuentos infantiles y los mitos clásicos, tienen formatos de
personajes esquematizados que además de ofrecer un carácter universal a
tales personajes, los hace cercanos y comprensibles. Y esto es así,
porque estos personajes representan lo que Carl Gustav Jung denominó
ARQUETIPOS. Jung estableció una división de la psiquis humana en tres
partes: el consciente, el inconsciente y el inconsciente colectivo.
En esta última es en donde aparecen los arquetipos.
Algunos de los arquetipos que aparecen en las obras narrativas, y muy fuertemente en los cuentos clásicos son:
a) El viejo sabio: Son hombres, adultos y dotados de autoridad que se presentan como guía del héroe.
b) El padre: puede ser un viejo sabio, una metáfora de la historia, la
tradición o el reason why del protagonista. También puede encarnar la
debilidad que plantea un problema puesto en el padre, alter ego viejo
del protagonista.
c) La madre: el amor incondicional, el compromiso sin límites, la propia
historia, la posibilidad de retorno a las fuentes. Puede ser la
construcción arquetípica en cuya figura, se fusionan las costumbres
morales y sociales de una época.
d) El héroe: el protagonista central, entraña la épica, encarna la
misión, y sobre él esta puesto el foco. Según la acepción griega, el
héroe era un hombre divinizado que llega para restaurar el orden
quebrantado por la fuerzas del mal. Los héroes también tienen marcas
—las marcas del héroe—, que los ayudan a superar los obstáculos sin
hacerlos totalmente invulnerables. Pueden ser físicas, como en el caso
de Aquiles o psicológicas: la fértil imaginación de Ulises y la piedad
religiosa en Eneas.
e) El guerrero: acompaña al héroe, lo complementa y suplementa según el
caso. Encarna aquellas virtudes o aptitudes que el protagonista no puede
revelar porque entrarían en contradicción con su esencia, identidad o
misión. El guerrero puede no ser tan cumplidor de la ley como el héroe, o
tan prolijo o no tan sabio. El guerrero va al combate para defender el
orden y la justicia, en consecuencia, sus actos tienen un sentido de
liberación política y social.
f) La princesa: la figura femenina joven, promesa y desafío, es la
pareja femenina o masculina, es la que da sentido a la estructura
primaria familiar o de clan, por la que el héroe da sus batallas.
g) El demonio: el mal absoluto y poderoso, que explica también la acción del héroe, pero no la define como si lo hace la sombra
h) La sombra: es el arquetipo que personifica los rasgos personales que
el héroe niega de si mismo. Si el héroe es generoso, por lo tanto no
egoísta, ese rasgo egoísta, que indudablemente tiene en algún lugar el
héroe, lo deposita en la sombra. De esa manera se va construyendo un
negativo fotográfico del héroe, una imagen que almacena todas aquellas
cosas que no nos gustan y que rechazamos. En un primer estadio, esta
sombra puede aparecer como un ser monstruoso que nos acecha para
hacernos daño (los dragones, gigantes, bestias marinas etc. de los
cuentos) pero, una vez que nos percatamos de su existencia y la vamos
aceptando se convierte en algo más cercano a un ser humano, y cada vez
se va pareciendo más a nosotros mismos, a quienes somos en realidad. En
la literatura, el antagonista arquetípico del héroe, no es el demonio
sino la sombra. El demonio explica la presencia del héroe, pero no tiene
la incidencia en la acción que tiene la sombra.
En la Guerra de las Galaxias, el héroe es Luke Skywalker, que conoce a
un viejo sabio, Obi Wan Kenobi. El arquetipo del Guerrero, lo encarna
Han Solo y su nave, el Halcón Milenario. La sombra: Darth Vader, que
tiene un gran poder y una gran maldad, es el “negativo” de Luke. Al
final del enfrentamiento, descubrimos que Luke y Vader son padre e hijo.
Al final, el arquetipo de la sombra, se hace bueno y complementa
definitivamente a Luke, que se ha convertido en el gran héroe salvador
del universo.
La sombra es el malo perfecto, porque su atractivo reside en que
complementa al héroe. Luke y Vader, Sherlock Holmes y Moriarty, Jekyll y
Hide, Yago y Otelo, incluso Batman enfrentándose a un guason
desordenado y caótico, representante de todo aquello que Batman no puede
ser.
4)Trama: toda narrativa articula una sucesión de eventos que se insertan en tres componentes
a) Introducción: donde se da a conocer el ambiente en el que la historia
se desarrolla, se detallan las características de los personajes, del
lugar, tiempo y el comienzo de la historia.
b) Desarrollo: Es donde tiene lugar el punto culminante, la acción
transformadora de la historia. Es el momento donde la tensión narrativa
llega a su punto más alto. La tensión finalmente explota, supliendo la
carencia indicada en el marco escénico y transformando la situación
problemática que motivó la trama.
c) Desenlace: es la sección final donde se alivia la tensión narrativa, y
se le da sentido a las consecuencias de la acción transformadora, y se
describe la situación final de los personajes de la historia. Casi
siempre implica una inversión de la carencia inicial.
Si bien Trump minimizó desde el comienzo el poder del coronavirus, ahora presenta una narrativa renovada que refuerza con las imágenes que él valora tanto: el presidente es un valiente guerrero que venció el coronavirus y con esa entereza deben luchar los ciudadanos contra el mal. Sin temor ante la enfermedad.
Lo dijo con todas las letras: “No tengan miedo del coronavirus”, según reclamó a los estadounidenses.
Es difícil predecir el impacto que tendrá la enfermedad presidencial en la campaña, que ingresa en su etapa decisiva.
El presidente necesita retomar los actos de campaña porque sus arengas en los mitines electrizan a sus seguidores. El trumpismo es él. Por más que su vice Mike Pence lo reemplace en sus giras por el interior, está muy lejos de magnetismo de su jefe.
Segundo debate, presente
Pero Trump también necesita la televisión, su arma favorita. Aprovechó que todo el mundo estaría mirando su salida del hospital y montó una película. También, incluso antes de que le dieran el alta, su jefe de comunicaciones ya confirmó que se presentará en el segundo debate el 15 en Miami, tal como está previsto. A pesar de que el presidente tomó y aún toma tres drogas que usualmente se brindan a los pacientes en grave estado, busca mostrar que nada ha sucedido. Que todo continúa como antes.
Cuando recién llegó al hospital, Trump tuvo un par de gestos de empatía que podrían haber sido bienvenidos entre los votantes de los suburbios y las mujeres – dos sectores que le son esquivos-- porque agradeció los saludos bipartidistas que le habían mandado y dijo que “no lo iba a olvidar”. A veces mostrar vulnerabilidad, el lado más humano, suma votosporque te muestra real, unplugged, imperfecto.
Si embargo, lo último que quiere el presidente es mostrase débil. El suele colocar nombres despectivos a sus rivales asociados con la falta de energía. Entonces el tono viró luego rápidamente hacia otro lugar más belicoso, donde se siente mucho más cómodo.
El héroe invencible
Es muy posible que ese discurso de héroe invencible agrade y revitalice a sus bases electorales en el interior del país, que desdeñan “el virus chino” –como lo calificó el presidente-- y consideran el barbijo como una intromisión de la libertad individual.
La pregunta es como funcionará esa estrategia en el electorado independiente, tan necesario para ganar la Casa Blanca. Parte de este sector fue conquistado por la idea de cambio que ofrecía el magnate en 2016, pero ahora hay una gran incógnita sobre quién se inclinará. Es un grupo que se ha mostrado cauteloso con el coronavirus.
Una imagen difundida por la Casa Blanca muestra a Trump durante una llamada con su jefe de gabinete. Foto: AFP
Habrá provocado admiración en la decena de seguidores que lo esperaban, quizás también elogien en la America profunda ese gesto de romper las reglas tan habitual del presidente.
Trump, que siempre quiso minimizar la enfermedad, abrir enseguida la economía y que la gente se olvidara de ella, coloca ahora al coronavirus en el centro de la escena. El relato del héroe invencible es una jugada fuerte a la que apuesta su equipo de campaña.
Rubén Weinsteiner