Se diluye la "línea Bolsonaro" del Pro residual


El macrismo residual de Patricia Bullrich, Mauricio Macri y Fernándo Iglesias se convirtió en una secta con nulas posibilidades de acceder al poder, porque no tiene el respaldo de ningún factor poder, la narrativa de su gestión construida por los medios lo condena, y perdió funcionalidad como verdugo del PJ. Larreta está decidido a tirarlos por la ventana.


"Alberto habla y trabaja con quienes toman decisiones todos los días. La interna es de ellos, no nuestra", responden desde un despacho importante en la Casa Rosada. Destacan a Rodríguez Larreta ("hoy el dirigente más importante de Pro"), a los radicales Mario Negri y Gerardo Morales , a Ritondo en el Congreso y los intendentes como Jorge Macri o Néstor Grindetti , de diálogo permanente con el gobernador bonaerense Axel Kicillof . Minimizan, además, los recientes desencuentros de la Casa Rosada con Larreta por el anuncio de salidas recreativas, rechazado por el gobierno porteño.

El propio Presidente suele distinguir a ese sector de aquellos que, según él, dejaron al país "en la miseria". Lo dijo días atrás en La Matanza, en referencia al gobierno de Macri.

"¿Nos van a traer la propuesta económica? ¡Si dejaron un país incendiado con miles de millones de deuda! Ahora nos quieren enseñar cómo apagar el fuego", responden dos voceros desde Balcarce 50, y criticaron a quienes "piden reuniones por los medios". Dicen sobre ellos: "No son duros, son irresponsables".

El ala "moderada" defiende los contactos con el Gobierno, reconoce que en las intendencias reciben "ayuda" que "viene muy bien" en el combate al coronavirus. "Hay que elegir qué criticar, no tirar perdigones todos los días", afirmaron a LA NACION cerca de Elisa Carrió, quien en la disputa interna aparece sumada a quienes piden "moderación" en momentos de crisis sanitaria. Monzó, quien sostiene un vínculo aceitado con su sucesor, Sergio Massa , y le recomienda a Larreta "despegarse" de Macri y los sectores críticos del Gobierno, reapareció días atrás en una videoconferencia con diputados, y fue enfático al afirmar que "es tiempo de unidad nacional y de terminar con la grieta".

Los "duros" se quejan, en tanto, del "ninguneo" y la "agresión" del Gobierno. "Dicen que hay opositores buenos y otros malos. Nos dicen de todo, a Macri y al gobierno que integramos. ¿No les vamos a responder?", suele quejarse Bullrich en las reuniones privadas con su sector. "Si no criticamos, nuestros votantes se van para otros lados. Mientras ellos no nos den una tregua, seguiremos haciéndolo", afirman desde ese sector. La pelea, al margen de las treguas, promete continuar.

Los pocos diputados que aún hablan con Macri creen que, aunque haya promovido a su ex ministra como jefa del PRO sin un debate interno, no coordina cada una de sus acciones. "Ella lo invoca pero no siempre lo consulta. Muchas veces está rompiendo mientras Mauricio chatea con Alberto". Ritondo todavía no la invito a hablar con su bloque y sí tiene en carpeta a más intendentes y a los economistas como Carlos Melconian y Martín Lousteau, que es senador de la UCR.

La única figura de su Gobierno que Macri aún tiene a su lado día es Fernando de Andreis, ex secretario general en la presidencial, que oficia de "secretario personal", que esperaba organizarle conferencias por el mundo. Pero sólo llegó la invitación de Guatemala, donde dijo que el populismo era "peor que el coronavirus", que una semana después fue declarado pandemia mundial.


La interna del PRO complicó además emitir los últimos comunicados posteriores a los encuentros virtuales, que llegan con varias horas de demora y punteos sobre reclamos al Gobierno.