La era posterior al Covid-19 cambiará la forma en que comemos, trabajamos, compramos, hacemos ejercicios.

Las nuevas formas de trabajo y el desafío para los negocios tradicionales


La era posterior al Covid-19 cambiará la forma en que comemos, trabajamos, compramos, hacemos ejercicios. Las personas y empresas descubrirán los beneficios de una nueva forma de vida y trabajo.






El impacto del coronavirus se está manifestando en todos los niveles de nuestras vidas (personal y laboral) y de las empresas y estados. El Financiero


Los últimos informes acerca de las perspectivas económicas de organismos multilaterales dan cuenta de la difícil situación que se desató a raíz del coronavirus Covid-19 en términos económicos y sociales. Los documentos elaborados por distintas instituciones hacen referencia al impacto que tendrá el coronavirus en el sendero de crecimiento mundial y, a su vez, a que las economías están en términos generales, en peores situaciones para enfrentar este shock a lo que sucedía en la última gran recesión de 2009.

  El FMI, en su World Economic Outlook (WEO) publicado días atrás, estima que la economía mundial se contraerá un 3% en el corriente año mientras que la recuperación en 2021 se ubicaría en 5,8%. Sin embargo, esto se daría en un escenario optimista en el cual la pandemia alcance su pico al finalizar el segundo trimestre, cediendo así espacio para relajar las cuarentenas y retomar la actividad económica hacia el segundo semestre. Por otro lado, también enfatiza que esto se cumpliría de acuerdo al grado de efectividad que tengan las distintas políticas implementadas para paliar la crisis. En este sentido, cabe destacar que, según el Banco Mundial (BM), las economías están en una peor posición relativa para llevar a cabo medidas contra cíclicas en relación a la crisis subprime de 2009, lo cual implica un grado de dificultad adicional a la pandemia actual. Volviendo al WEO del FMI, la entidad menciona que de no cumplirse el escenario planteado al inicio, se podría profundizar la recesión (agregando otros 3 puntos a la caída en 2020 y 8 el año próximo).

La Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL) también dio cuenta de estas estimaciones, mostrando en una de sus recientes publicaciones que la caída de la economía mundial alcanzaría guarismos de entre 3% y 4% en el 2020 según datos de Bloomberg. Por el lado de América Latina, señala que la región caería en torno al 1,8% en 2020 aunque no descarta posibles empeoramientos en dicha performance según las distintas acciones que puedan llevar adelante los países, tanto en relación a sus políticas de aislamiento como económicas, pudiéndose observar niveles de caída del3 o 4%.

Por su parte, el BM comenta en su último informe que espera una retracción de la economía para América Latina (excluyendo Venezuela) del orden del 4,6%, recuperándose al 2,6% hacia 2021. Por su parte, menciona que el PBI argentino podría retroceder un 5,2% este año para luego avanzar al 2% promedio en los próximos 2 años. No obstante, una vez pasado el temblor que supone esta pandemia, el informe habla de efectos cuya disipación tomará tiempo. Las quiebras de empresas, el desempleo creciente y la falta de inversiones serán moneda corriente una vez superado este escenario de crisis. Para lograr el objetivo de paliar con la mayor eficacia posible la actual coyuntura, las economías están utilizando distintas herramientas de política monetaria y fiscal según sus capacidades presentes, dado que no todas se encuentran en igualdad de condiciones. Los paquetes de medidas implementados por Brasil, Chile y Perú pueden compararse en términos relativos a los llevados adelante por economías avanzadas (por ejemplo, paquetes fiscales de entre 6% y 7% del PBI)

De esta manera, queda claro que la recesión se propagará a casi todas las economías, restando por conocer cuál será el grado de profundidad de la misma, lo que estará determinado por las características inherentes a cada país y la posibilidad de aplanar cuanto antes la curva de infectados con coronavirus posibilitando de esta forma levantar las distintas medidas de distanciamiento social.

En el informe publicado a principios de mes por el BCRA (REM – Revelamiento de Expectativas de Mercado) se estima que la actividad en nuestro país se ubicará en -4,3% en 2020, habiendo corregido el -1,2% la proyectada apenas un mes antes.


Cambio de paradigma en distintos sectores de la economía

El low touch economy (economía de bajo contacto) llegó para quedarse, así lo define el Board of Innovation en su reciente artículo publicado, donde caracteriza a la economía conformada por nuevos hábitos y regulaciones basado en una interacciones reducidas, restricciones más estrictas en turismo e higiene, entre otras. La era posterior al Covid-19 cambiará la forma en que comemos, trabajamos, compramos, hacemos ejercicios, etc.

Las personas como las organizaciones descubrirán los beneficios de una nueva forma de vida y trabajo, desafiando negocios tradicionales y normas de estilo de vida.

Entre los cambios que se manifestarán en breve podemos citar a los siguientes:
además del trabajo típico realizado en la oficina, se optimizará el realizado en el hogar (mezcla de trabajo y vida privada);
se enfrentará niveles sin precedentes de desempleo global (reciclaje y capacitación remotos aumentarán);
aumento de la tensión y conflictos en todas las esferas (muchas personas y organizaciones están operando en modo de supervivencia);
restricciones en los viajes extendidos, inclusos dentro de un país (florecerá turismo local);
mayor ansiedad, soledad y depresión (por pérdida de empleo, enfermedades);
y desconfianza en la higiene de las personas y productos (implicando en rediseños de empaques sin contacto de entregas y devoluciones);
el valor de la inmunidad certificada de los consumidores, lo que conlleva a cambios en los modelos de negocios basado en gestionar muchas personas en espacios reducidos (cruceros, festivales, eventos, teatros, etc.).

En síntesis, el impacto del coronavirus se está manifestando en todos los niveles de nuestras vidas (personal y laboral), de las empresas y estados (cierres, quiebras, despidos, déficits fiscales sin precedentes y caídas proyectadas de la actividad económica) con cambios de hábitos en el consumo, nuevas formas de trabajo, cadenas de producción, logística, relacionamiento humano, etc.