Bolivia vota el 3 de mayo y el MAS lidera las encuestas



Todos los plazos más acortados. Segunda vuelta, 28 de junio



El 3 de mayo habrá elecciones presidenciales y parlamentarias en Bolivia




El 3 de mayo los ciudadanos bolivianos marcharán nuevamente a las urnas para elegir presidente y legisladores, tras la anulación de las elecciones del 20 de octubre pasado, bajo sospechas de fraude y reacciones populares que forzaron la dimisión de Evo Morales.

El flamante Organo Electoral Plurinacional (OEP) decidió que los nuevos comicios tengan lugar "el primer domingo del cuarto mes de este año, dos días después del Día del Trabajo", reveló al diario El Deber el vocal nacional de ese cuerpo Oscar Hassenteufel.

Este sábado las autoridades nacionales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) entregarán a las áreas y estructuras departamentales la convocatoria y el calendario que regirán durante el proceso.




Pero esos documentos serán difundidos públicamente y en detalles recién el próximo lunes.

Según los adelantos de la prensa, el cronograma contempla, inicialmente, 54 actividades, que se podrían extender a 91 si existe una segunda vuelta, que tendría lugar el 28 de junio.

La segunda vuelta se da si no hay un ganador con el 50% más uno de los votos o un triunfo con una diferencia de 10 puntos entre el primer y segundo de la preferencia electoral. Lo dispuesto establece que sean nueve los días para el empadronamiento de quienes cumplan 18 años hasta el día de sufragio o que hayan cambiado de domicilio, mientras se encarará un saneamiento para la depuración de los nombres de las personas fallecidas.

Se había anticipado que por temas de logística no existirá el registro de nuevos votantes en los 33 países del exterior donde viven residentes bolivianos.

El presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Salvador Romero, informó que el padrón electoral tendrá nuevos votantes, actualización de domicilio y depuración de fallecidos.

Hassenteufel dijo a El Deber que el proceso nacional tendrá dos objetivos fundamentales: "llevar adelante los comicios de manera transparente" y "devolverle al pueblo boliviano la credibilidad en su ente electoral".

El periódico informó que el calendario electoral contempla las mismas actividades que en otros procesos electorales, como el registro de alianzas, la inscripción de candidatos, impugnaciones y difusión de encuestas, pero con la peculiaridad de "una reducción considerable de los tiempos".




Respecto al proyecto de ley presentado por el Gobierno transitorio de Jeanine Añez, que busca que el intercambio de ideas en un debate entre postulantes a la presidencia y vicepresidencia sea forzoso, las autoridades electorales consideran que se trata de una buena iniciativa, pero no quedó confirmada.

El TSE espera las decisiones de la Asamblea Legislativa Plurinacional sobre un eventual debate obligatorio.



El Tribunal Electoral encontró que no existe ninguna ley que lo obligue a prohibir la participación del MAS en el proceso electoral y, en consecuencia, rechazó varias peticiones individuales que se le habían hecho para que disolviera legalmente a este partido, a fin de sancionarlo por su responsabilidad en el fraude electoral, como valoró la OEA, del pasado 20 de octubre.



La primera gran encuesta electoral, realizada hace poco por el canal de televisión Unitel, ponía al candidato del MAS, que aún no se conoce, en primer lugar, con 20,7%. Lo seguía en la intención de voto la actual presidenta del país, Jeanine Áñez, con 15,6% y Carlos Mesa, con 13,8%. Luis Fernando Camacho y Marco Pumari, los dos dirigentes del “movimiento cívico” que se atribuye la responsabilidad por el derrocamiento de Morales, que acaban de unirse para postular a la presidencia y la vicepresidencia, respectivamente, aparecen inmediatamente después. La encuesta los midió individualmente porque habían tenido un grave distanciamiento a consecuencia de la aparición de un audio de Pumari que supuestamente grabó Camacho, en el que el primero le pide al segundo 250.000 dólares y la dirección de una aduana a cambio de apoyarlo. Ahora los dos constituyen una sola alternativa bajo el lema “Dios, Patria, Pueblo”.

La dispersión de las opciones oficialistas llevó a la presidenta Áñez a convocar, todavía sin fecha, a una “cumbre política” de los líderes políticos contrarios a Morales, con la idea de formar un “frente único” que asegure que el MAS no vuelva a levantar cabeza. La popularidad de Áñez hace suponer que este cónclave estará orientado a asegurar su liderazgo sobre un gran bloque electoral. Sin embargo, la presidenta aseguró que ella no va a ser candidata.

Otros impulsores del frente contra el MAS son Camacho y Pumari, que no quieren en él a los “políticos tradicionales”, lo que deja fuera a Carlos Mesa, que encabezó a las fuerzas contrarias a Morales en las últimas elecciones; a Samuel Doria Medina, que lo hizo en las de 2014, y a Jorge Quiroga, que lo hizo en las de 2005. Todos ellos están preparándose para la campaña que comenzará en febrero.

La fórmula del MAS se elegirá este 19 de enero de entre, al menos, cuatro precandidatos, cada uno de los cuales representa a una facción del otrora poderoso partido izquierdista. Andrónico Rodríguez, de 30 años, el segundo de Morales en la dirección de los sindicatos cocaleros, es el postulante del “núcleo duro” del partido, pero no necesariamente el favorito del expresidente, que, en cambio, parece inclinarse por Diego Pari, de 43 años, su último canciller, quien se encuentra exiliado junto a él en Argentina. Estos dos aspirantes son quechuas, es decir, indígenas del centro y el sur del país. El tercero, David Choquehuanca, de 58 años, es el “histórico” ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno del MAS y representa a los aimaras, que habitan en el norte del territorio. El único político no indígena que suena como posible carta de la oposición es Luis Arce, de 56 años, antiguo ministro de Economía y, por esto, considerado artífice del llamado “milagro boliviano”, que aseguró el crecimiento de la producción y del bienestar durante 14 años.