El Papa Francisco festeja dos cumpleaños con un jaque mate político ante sus adversarios

Este viernes cumple 50 años de sacerdocio y el martes, 83 años de edad. El reciente nombramiento de un posible “sucesor” le da aire ante la embestida de los ultraconservadores.



El Papa ​cumple este viernes 50 años de sacerdocio y el martes 83 años de edad, con la satisfacción de haber recuperado la iniciativa en un año que le fue muy difícil por su batalla contra la conspiración ultraconservadora y los escándalos que lo pusieron contra las cuerdas. El domingo pasado, con la maniobra de alto vuelo más importante de sus casi siete años de pontificado, Francisco puso contra las cuerdas a sus adversarios nombrando en la práctica a su sucesor en un futuro Cónclave. Designó al cardenal filipino Luis Antonio “Chito” Tagle, de 62 años, que es también presidente de Caritas Internacional, como “ministro” de la estratégica prefectura de Evangelización de los Pueblos, que gestiona las misiones de la Iglesia en Asia, Africa y América Latina. En el fondo, con el nombramiento de Tagle se hizo magnifico regalo por los dos cumpleaños que está festejando.

“Chito” Tagle sintoniza al 100% con la línea de Jorge Bergoglio.Entre la presidencia de la Caritas y la condición de “Papa rojo”, como llaman al capo de Propaganda Fide porque gestiona las misiones, nombra a sus obispos y maneja un patrimonio inmobiliario de diez mil millones de dólares, el arzobispo filipino se ha convertido en la figura central de la acción caritativa solidaria y de vanguardia pastoral, con un poder enorme en las periferias existenciales y geográficas que el Papa exalta como el futuro del catolicismo.


El movimiento ha sido espectacular, en primer lugar por lo inesperado. De hecho, como se comenta con cierta ironía en los pasillos vaticanos, la Iglesia tiene ahora una Navidad con tres Papas: Francisco, el que es; Benedicto XVI. el emérito que fue, y el filipino Tagle, que muy probablemente será.

Esta es una realidad que todos toman muy en serio y que representa un gran triunfo del Papa argentino, que concluía el año sumergido en conflictos y el asedio creciente de los tradicionalistas que quieren voltearlo, pero ahora se encuentran con que si lo hacen tienen al mejor discípulo del odiado Francisco con las llaves de San Pedro al alcance de la mano. La mayoría de los cardenales electores del futuro Cónclave han sido nombrados por Jorge Bergoglio y esta hegemonía será abrumadora en los próximos años.


El cardenal filipino Luis Antonio "Chito" Tagle, ministro de Evangelización de los Pueblos.

El año 2019 se inició con el dramático encuentro mundial que convocó el Papa con los presidentes de las conferencias episcopales nacionales, para afrontar la marea de casos de pedofilia y abusos sexuales del clero. Y estaba concluyendo otra vez con la gestión de la Curia Romana, el órgano central de gobierno de la Iglesia, convertida en una pesadilla de querellas y conspiraciones internas en medio de casos de corrupción que ponen en aprietos al pontífice.

Este panorama demuestra que la reforma de la Curia ingobernable, que en parte fue responsable de la renuncia del Papa Joseph Ratzinger en febrero de 2013, primer caso en 700 años de la vida de la Iglesia, sigue siendo un objetivo aún no alcanzado.

El borrador de la nueva Constitución de la Curia, “Praeditate Evangelium”, ha sido blanco de una avalancha de enmiendas provenientes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo y de los mismos “ministros” que comandan los dicasterios del órgano central de gobierno de la Iglesia. Demasiadas enmiendas para no temer la existencia de una estrategia saboteadora que apunta a paralizar o retardar “ad infinitum” la Constitución de la nueva Curia Romana.

El Papa quiere una Iglesia más misionera y dará más peso a la acción de Propaganda Fide, como fue llamado al ser fundado hace 400 años el dicasterio de Evangelización de los pueblos, con el cardenal Tagle que tiene fama de ser muy eficaz. Es probable que el “Papa rojo” filipino incorpore por voluntad de Bergoglio el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.


El Papa encabezó en febrero pasado una cumbre histórica para abordar el escándalo de los abusos sexuales en la Iglesia.

En Asia viven 4600 millones de los 7500 millones de habitantes del planeta y la brecha seguirá ampliándose en favor del continente del futuro. La estrategia de Francisco apunta al centro de gravedad chino y si el acuerdo firmado con Beijing supera los problemas aún existentes, llegará la hora de plantear abiertamente la reapertura de las relaciones diplomáticas, cortadas desde principios de los Años Cincuenta.

El paso siguiente sería el viaje histórico del Papa argentino a China. En este aspecto crucial también jugará un papel especial el cardenal Tagle, que por parte de madre es de origen chino con fuertes relaciones con “la tradición china, que favorece una diplomacia de la sonrisa, de la comida, de la hospitalidad”, como comentó “Chito” al diario italiano La Repubblica.

Aunque el Papa goza de una buena salud, quiere que su mejor discípulo y probable sucesor vaya ganando experiencia (y malicia) ambientándose con tiempo en la vida de la Santa Sede y la cotidianidad compleja del Vaticano.

Un viejo dicho popular en el mundo católico afirma que quien entra Papa en el Cónclave sale cardenal. Una ingeniosa frase contra los candidatos puestos que circula cada vez que los cardenales electores son convocados a Roma para elegir al sucesor del pontífice. La realidad demuestra, sin embargo, que el dicho es inexacto.

Pacelli era superfavorito el 3 de marzo de 1939 cuando entró cantando el “Vieni Creator” con los otros cardenales a la Capilla Sixtina. El mismo día fue elegido como Pío XII, hasta hoy el último Papa romano de pura cepa.

Lo mismo ocurrió con Giovanni Montini, arzobispo de Milán. El Papa Giovanni XXIII (Giuseppe Roncalli), que pasó a la historia grande porque fue quién convocó el Concilio Vaticano II. El “Papa buono” que padecía un cáncer al estómago comentó para que todos lo supieran que “es Montini el que me debe suceder pues resulta el mejor para concluir el Concilio”. Así fue que llegó Pablo VI.


Con mucho tiempo porque el mal de Parkinson avanzaba, todo se preparó, con el consentimiento activo de Karol Wojtyla, san Juan Pablo II, para que el más importante teólogo de la Iglesia y guardian de la ortodoxia, el cardenal Joseph Ratzinger, lo sucediera. Ratzinger controlaba todos los mecanismos de la Curia y dirigió abiertamente el camino como sucesor oficial.

En 2005 fue elegido con el nombre de Benedicto XVI. Los progresistas le opusieron al argentino Jorge Bergoglio, que llegó a conquistar 40 votos en la tercera votación, pero el mismo arzobispo de Buenos Aires pidió a todos que se unieran para elegir a Ratzinger. La Curia quería a Ratzinger, que era imbatible. Bergoglio lo entendió. La Curia nunca le fue propicia. Hasta hoy.