Servicios
- Marca Política
- #VotoJoven
- Fundraising:consecución de fondos para una campaña llave en mano
- Gestión de articulaciones con alta dirigencia
- Campañas electorales integrales:
- Contacto
- Investigación
- Our approach in #marcapolitica
- Microsegmentación 4.0
- Clientes
- #MarcaPolítica Government & Political Campaigns
- Página principal
- #MarcaPolítica Public Affairs
- Foundations & NGOs
- Marca política y sujetos políticos
- Nuestro servicio de Advocacy en #marcapolítica
- Servicios
- #MarcaPolítica Government & Political Campaigns
- Ingeniería social
- GRASSROOTS & GRASSTOPS ORGANIZING
- Coaching y media training
- Stakeholder engagement
- Reputation management
- Comunicación 4.0
- #MarcaPolítica Country Branding
- Third Party Advocacy
La retirada, el contacto con la realidad y el comando de la misma
Las retiradas son díficiles. Es muy difícil evitar que una retirada se convierta en huída. Por lo general, el descontrol, la derrota y el peligro, hace que cada quiera salvarse a la vez que se pierde el contacto con la realidad y el comando la misma.
La espiralización de la crisis, no es una consecuencia directa del resultado de las PASO, sino de la debilidad intrínseca del gobierno frente todo lo que no sea liso. Las PASO, por lo menos, le dieron a los mercados y a la gente, una esperanza, la luz que anunciaba Michetti y nunca llegó. Después de "segundos semestres" , "brotes, verdes", lluvia de inversiones, "la inflación está bajando" y demás falsedades, aparece un dato que no proviene del menú de mentiras escritas por Durán Barba y repetidas de memoria por los integrantes del "mejor equipo de los últimos 50 años.
El blindaje soviético de la mayoría de los medios, se cayó como un piano. Los periodistas se fueron dando vuelta con mayor o menor velocidad. Un blindaje que volvió al gobierno, poco competitivo en términos mediáticos. Es como que el de Gallardo River juegue en un liga intercountry donde le cobran todo a favor y encima lo dejan ganar por 10 goles todos los partidos, y de repente y sin aviso, pase a jugar con contra un equipo de la A, sin ayuda arbitral y sin que lo dejen ganar.
Marcos Peña pensó que había descubierto la fórmula para hacer un ajuste brutal, bajar dráticamente el nivel de vida de los argentinos, desatar una profunda recesión, duplica la deuda, duplcar el desempleo, duplicar la pobreza y duplicar la inflación, nombrar jueces de la corte por decreto, meter presos a dueños de medios de comunicación críticos, hacer echar periodistas, meter presos twitteros, reprimir en la calle la contestación social, e igual ganar elecciones con los relatos de Durán Barba, la big data que le vendieron y que no es tal, la microsegmentación que le vendieron y que tampoco era tal y el alquiler, vía pauta, de periodistas y medios.
No fue sólo que la heladera pesó más que el televisor. Fue la decepción, la comprobación de la incapacidad, las promesas defraudantes, fue ver al rey desnudo y tonto. Fue no poder admitir de parte de muchos, que habían sido tomados por boludos.
La negación funciona hasta que no se puede seguir tapando la realidad. Los medios ayudan, las ganas de creer de los adeptos también. Como en Malvinas, con el "vamos ganando", como con el plan Austral, la convertibilidad, el megaganje y "que lindo es dar buenas noticias". Al Macri no le obedeció la realidad, y su proyecto, que nunca fue político, sino biográfico, demostrarle al padre que no era un tonto, no pudo plasmarse.
Si los tres años y nueve meses que lleva en la Casa Rosada fueron difíciles, las seis semanas que restan hasta el 27 de octubre se presentan mucho más desafiantes.
Antes de terminar su mandato, Mauricio Macri deberá conducir a la Argentina a través de la peor tormenta que le haya tocado enfrentar hasta ahora. Como diría el Presidente, será la madre de todas las tormentas. Si los tres años y nueve meses que lleva en la Casa Rosada fueron difíciles, las seis semanas que restan hasta el 27 de octubre se presentan mucho más desafiantes.
Para Mauricio Macri, el resultado de las PASO explica la disparada del dólar y el vacío de poder. No es novedad que los procesos se dan al revés de como los cuenta el presidente. Porque las PASO evitaron el estallido social al que irremisiblemente se dirigía el país empujado por una crisis de inflación y vacío de poder causada por el gobierno. A diferencia de otras situaciones explosivas, esta vez surgió de las PASO la confirmación de una alternativa política, lo que generó esperanza de una salida pacífica y alivió la tensión.
Macri deberá luchar contra las presiones cambiarias, cada día más intensas a medida que se acerquen los comicios. En todas las elecciones sube la demanda de dólares en momentos de definición, mucho más ocurrirá en las actuales circunstancias, con cepo y default incluidos. Además, desde las PASO ya se fueron más de 100 mil millones de pesos en depósitos bancarios y casi 10 mil millones en moneda extranjera. Como si fuera poco, a la crisis de confianza se agrega un aumento de las expectativas de devaluación. Se refleja en la ampliación de la brecha entre la cotización del dólar oficial y el ilegal, el blue, y especialmente con el mecanismo financiero que se utiliza para la fuga de divisas, el contado con liquidación. Este último precio para el dólar ya está arriba de 72 pesos. Es una referencia que empieza a pesar en el mercado.
La postergación del desembolso del FMI de un nuevo tramo del crédito por 5400 millones de dólares, si bien era previsible, alimenta el nerviosismo financiero. Una vez más los argentinos están viendo viajar a su ministro de Economía, Hernán Lacunza, a jugarse la ropa en Washington ante las autoridades del Fondo Monetario. A pedir clemencia. Como hizo Domingo Cavallo en 2001 o como le sucedió al gobierno de Raúl Alfonsín en 1989 con el Banco Mundial. Otra vez las palmadas en la espalda y las felicitaciones de un pasado cercano se convirtieron en desconfianza y ninguneo. Y en el medio un país. Las reservas del Banco Central, por su parte, tampoco ofrecen una garantía de estabilidad que tranquilice a ahorristas y especuladores.
Por lo tanto, en estas seis semanas Macri deberá guiar la nave con destreza para evitar que los formadores de precios anticipen aumentos para cubrirse de una eventual nueva devaluación; además, frente a la perspectiva de un inminente Pacto Social con Alberto Fernández que detendría las remarcaciones por algunos meses. Después de una inflación del 4 por ciento en agosto, para septiembre ya se espera un alza del IPC de entre 5 y 6 por ciento. El Presidente debe estar desconcertado por lo que ocurre con los precios. Pegan saltos históricos a pesar de las tasas de interés al 85 por ciento, el ajuste record del gasto público y la contracción monetaria. A Macri y a los economistas ortodoxos se les quemaron los papeles. Por eso el Gobierno apeló a Precios Esenciales y le bajó el IVA a algunos productos de la canasta básica, pero la falta de convicción en la utilización de esas herramientas se aprecia en la escasa efectividad que tienen las medidas en las góndolas.
La mayor inflación agudiza la tensión social. También por eso serán seis semanas que exigirán lo mejor de Macri. El Presidente no debe ver a las personas que reclaman en medio de tantas privaciones y sufrimiento como parte de la tormenta. Debe entender que su tarea es contenerlos y satisfacer demandas tan básicas como el acceso a la comida y la atención de la salud. Las manifestaciones no son por la baja del impuesto a las Ganancias. Son por la subsistencia. Dos millones de pobres y quinientos mil indigentes más este año debería ser suficiente grito de atención para que los funcionarios y legisladores del oficialismo se enfoquen en esta materia y dejen las especulaciones políticas de campaña electoral. Lo mismo vale para la prensa oficialista, que sigue gastando horas en averiguar sobre la salud de Florencia Kirchner.
Seis semanas con tensiones cambiarias, inflacionarias y sociales, todas en aumento. En ese tembladeral, Macri les dice a los empresarios que pongan el hombro. En la Unión Industrial Argentina y en cámaras pymes esa declaración fue recibida como un insulto. Sobre 44 meses de gestión de Cambiemos, la industria destruyó puestos de trabajo en 43. Se perdieron más de 150 mil empleos. Es la peor crisis desde 2001-2002, con derrapes dramáticos de la actividad. Las automotrices tienen el 70 por ciento de las maquinarias paradas, de acuerdo al Indec. Las autopartistas siguen detrás. Fuentes empresarias sostienen que hay una explosión de concursos y quiebras, además de cierres de pymes que ni se registran. Según la Cámara de la Mediana Empresa (CAME), el consumo se hundió 18,6 por ciento en agosto respecto de igual mes del año pasado, cuando ya había bajado 8,0 por ciento frente a 2017. Las ventas de electrodomésticos cayeron 71 por ciento en el primer semestre. Macri tendrá que hacer algo más que pedir colaboración a los empresarios en el tiempo que le queda como jefe de Estado si quiere que guarden de él un mejor recuerdo del que manifiestan en este momento.
El aumento de la mora de familias y empresas es otro grave trastorno que el sector financiero le manifiesta al Presidente. Los bancos están sufriendo al mismo tiempo una importante sangría de depósitos y el atraso en el cobro de los créditos. La mora de las empresas saltó al 4,6 por ciento el mes pasado, desde el 1,3 por ciento del mismo período de 2018. En las familias, el aumento fue del 3,5 al 4,8 por ciento. Las empresas, al mismo tiempo, tienen vigentes planes de pagos con la AFIP por 360 mil millones de pesos.
Seis semanas con un gobierno en retirada frente a semejante descalabro parece una eternidad. A Macri ya no lo atiende Trump, el FMI le da la espalda, el círculo rojo lo maltrata, los empresarios cuentan los días, los trabajadores protestan, los jubilados siguen esperando sentados.
Como se ha demostrado a lo largo de la crisis, Macri terminó adoptando medidas que antes repudiaba cuando se vio acorralado. Ahora, cuando faltan seis semanas para las elecciones, todavía le quedan en el menú un endurecimiento del cepo cambiario, el aumento de las retenciones a las exportaciones, la multiplicación de los planes sociales, la suba del monto de estas prestaciones y la mejora en los ingresos de jubilados y pensionados. Si Macri lo hace no será porque quiera, sino por imposición de la realidad. Las próximas seis semanas serán las más difíciles de su gobierno. Macri lo sabe, o debería saber, que lo peor no pasó.
Para que se pueda tomar dimensión del importante salto inflacionario de 2019, vamos a hacer una simulación de carácter ilustrativo.
Vamos a suponer una inflación de +6,5% en septiembre 2019 y luego una inflación promedio mensual de +5,0% hasta fin de 2019 (escenario optimista si se evalúa la posibilidad de nuevos saltos cambiarios).
En este ejercicio, la inflación cerraría en +60,4% interanual en diciembre 2019. Por el contrario, si asumimos un ejercicio cuasi imposible en el cual la inflación de agosto’19 (+4,0%) se “queda” hasta fin de año, la inflación 2019 terminaría siendo 52,1%, +4,5 p.p. que en 2018. Esta proyección está más en línea con el REM (N. de la R.: la polémica encuesta del BCRA a economistas privados), que estima +55%, habiendo subido su estimación +15 puntos porcentuales durante el último mes, lo cual refleja la poca seriedad de los resultados de este relevamiento.
¿Cuáles son los capítulos que subirán en los próximos meses?
Los precios relativos aumentan, pero no todos los hacen con la misma intensidad y en mismo momento. Por ello es fundamental mirar estos dos puntos: Argentina sufrió un shock devaluatorio o depreciación de su moneda de 197,9% en tan sólo 19 meses. Considerando que Argentina tiene 'money overghang' que termina convalidando monetariamente la inflación, el 'catch-up' de los precios es un goteo descontado.
En este escenario, es probable que los precios que menos hayan hecho el 'catch up' hasta ahora, pasen a ser los precios que más chances de subir en términos relativos tengan."
Image
"Los precios que menos hayan hecho el 'catch up' hasta ahora, pasen a ser los precios que más chances de subir en términos relativos tengan":
El mismo Alberto Fernández sugirió a las organizaciones que lo mejor era no estar en las calles hasta diciembre, lo cual, tanto lo exprese el candidato como los dirigentes de los movimientos sociales, no deja de ser más que una expresión de deseos ante el descalabro acelerado. En estos escenarios, puestos entre la espada y la pared, los más golpeados reaccionan en forma espontánea o eligen la vía más expeditiva para encontrar alimento.