La participación del crédito productivo cayó 11 puntos durante la gestión de Cambiemos


Pymes, las más afectadas por la falta de financiamiento

Entre 2015 y 2019 la participación de los préstamos productivos sobre el total de los créditos en pesos bajó 11 puntos. Mañana el Indec publicará el Índice de Producción Industrial (IPI) de junio, hasta acá uno de los indicadores mensuales que le resultaron más esquivos al Gobierno. El sector manufacturero es, junto con el comercio, de los que más sufrieron a partir de las crisis cambiarias de 2016 y 2018, y para los números de junio no se proyecta un despegue. La caída del salario y la contracción del financiamiento a empresas, con una tasa que volvió a trepar por encima del 61%, son las principales explicaciones.

El economista Estanislao Malic explicó a BAE Negocios: "Los datos oficiales muestran que los préstamos productivos en pesos, es decir los adelantos, los documentos y los prendarios, pasaron de una participación de 42% sobre el total en 2015 a una de 31% en 2019. En el período además hubo un estímulo a la dolarización del crédito productivo. Pero si se incluye a los que son en moneda extranjera, la participación también cae desde el 49% hasta el 42%. El tema es que no es sólo por la tasa sino también por la recesión, que hace que haya menos demanda de préstamos".

Efectivamente, a partir de los datos publicados por el BCRA a través de la serie histórica del Informe Monetario Diario, se observa que del total de los préstamos otorgados por los bancos en 2015, los productivos representaban el 42%. Esa foto fue mostrando una dinámica de contracción hacia adelante: en 2016 la participación fue de 41%; en 2017 de 39%; en 2018 se desplomó al 36%; y en lo que va de 2019 se derrumba al 31%.


En el 2015 los préstamos productivos en pesos eran el 42% del total; en 2019 bajaron al 31%


De esa forma, este año marca un récord, de la mano de la súper tasa generada por la política monetaria oficial y de la recesión económica. Ese 31% es el punto más bajo de toda la serie, que arranca en 2003. Los créditos productivos tuvieron una baja real del 50% en el período Cambiemos, mientras que los de consumo subieron 125%.

Por eso los préstamos al consumo fueron ganando en importancia y pasaron de una participación de 50% en 2015 a una de 52% en 2016, otra de 54% en 2017, remitieron a 52% en 2018 y en lo que va de 2019 saltaron al récord histórico de 55%. El crédito hipotecario mejoró: representaba el 8% en 2015 y pegó el salto al 14% en 2019.

Dos fenómenos conspiran contra la actividad productiva: la caída del salario real, que según el Indec fue de 12% interanual en mayo, y la súper tasa, que hace que el acceso al crédito sea prácticamente imposible, en especial para las pyme. Mientras las Leliq perforaron el 61% la semana pasada, los adelantos en cuenta corriente cerraron encima de 62%, según el promedio relevado por el BCRA. La encuesta de Expectativas de Ejecutivos de IDEA mostró que para los industriales la cuestión de la obtención del crédito es la más importante a resolver este año (48% de las respuestas). También que el 90% de las empresas no prevé mejoras en los plazos de la cadena de pagos en los próximos meses.


La caída del consumo interno y la suba de la tasa conspiran contra la actividad productiva

El economista Leandro Mora Alfonsín dijo: "La dificultad no es sólo para la imposibilidad de invertir sino que aplica sobre el capital de trabajo y se vuelve un problema económico. Hoy un industrial lleva un cheque a 90 días por $400.000 y el banco se queda con $52.000. Con esa plata el industrial tenía que pagar servicios, tenía que pagarle a los proveedores, a los empleados y varias cosas más. ¿Qué pago atrasa? Cuando no lo puede sostener tiene que suspender o despedir empleados. Eso es lo que se termina viendo en los datos de empleo, con la pérdida de 147.000 puestos en la industria. También se lo ve en la contracción de 6,9% del IPI manufacturero".

Completó Malic: "La contracción del crédito productivo se da porque el estado dejó de orientarlo hacia ahí. La idea ortodoxa es que el ahorro se convierte en inversión pero los bancos prefieren orientarlo al consumo, porque les brinda tasas más altas, ya que su demanda es inelástica; el consumidor tiene menos idea de qué tasa está pagando y para una empresa un punto es mucha diferencia en sus costos. La caída del salario real lleva a que los hogares tengan que endeudarse para sostener sus gastos. El crédito al consumo no corrige sino que emparcha la baja del salario y por eso la actividad cae".