Los chalecos amarillos contra la colecta para Notre-Dame: "Notre Dame no somos nosotros"


Alta tensión en París.
Los "chalecos amarillos" en marcha de la bronca por París

Más de 200 detenidos, vehículos incendiados y saqueos fue el resultado de la nueva protesta de los "chalecos amarillos" en París, quienes también manifestaron contra la millonaria colecta para restaurar la catedral de Notre Dame y volvieron a criticar al presidente Emmanuel Macron. "Notre Dame no somos nosotros"; "Caridad-Negocio = estafa", gritaban hoy los manifestantes entre otras encendidas consignas para darle nuevo aliento a la guerrilla que había desaparecido de París tras la devastación del pasado 16 de marzo.

Casi 250 personas fueron detenidas y muchos vehículos estaban en llamas entre las zonas de Bastille y République, donde también se produjeron saqueos en distintos negocios.
El vigésimo tercer acto de protesta de los "chalecos amarillos" contó hoy con dos manifestaciones: una autorizada, que partió de Saint Denis, y otra prohibida que avanzaba en las primeras horas de la tarde, con destrozos y saqueos, primero en la Bastilla y más tarde en la Plaza de la República. En todo ese recorrido, decenas de motocicletas fueron incendiadas, en especial en el boulevard Richar Lenoir y la Rue du Faubourg du Temple, con grupos de "matones" que atravesaron un furgón en la calle para impedir el paso de un camión de bomberos que llegaba para apagar las llamas.

Las escenas de hoy se parecían mucho a aquellas de los peores sábados vividos en la capital francesa, con las densas columnas de humo negro, los avances de la policía y los saqueos.
Las vidrieras fueron destruidas en el ingreso a la Plaza de la República: primero la de la gran tienda Go Sport, mientras camisetas e indumentaria deportiva era tomada por algunos manifestantes y lanzaban el botín a la multitud, que los aplaudía. Luego fue el turno de McDonald's y el de un negocio de teléfonos celulares.

La estrategia del jefe de policía, los pequeños grupos de agentes extremadamente móviles y capaces de intervenir rápidamente ante cada violación del orden público, funcionó solo en parte. Gases lacrimógenos y granadas ensordecedoras se lanzaron durante toda la tarde, mientras un gran camión lanza agua se instaló en la Plaza de la República, con líquido coloreado para identificar luego a los involucrados en los desórdenes.
En la mira de los manifestantes, un poco más numerosos en París que los últimos sábados (27.000 en todo el país, según el Ministerio del Interior; 9.000 en la capital, contra los 31.100 y los 5.000 de hace una semana), estuvieron la súper colecta para la restauración de la incendiada catedral de Notre Dame, la política de Macron y la postergación del anuncio de las reformas. De hecho, había sido fijado para el lunes pasado y fue postergado por el incendio de la catedral. Pero el contenido del anuncio se filtró y, ya dijeron los líderes de la protesta, no se acerca ni siquiera a los pedidos de los "chalecos amarillos": no incluyen el Referéndum de Iniciativa Ciudadana y, sobre todo, no habrá restauración de activos.

En el sexto mes de movilización, Francia, que con Macron abordó los problemas planteados por la protesta durante los tres meses del debate nacional, todavía parece estar luchando con la dificultad de evitar la violencia recurrente todos los sábados. La policía, que había sido advertida sobre la presencia de saqueadores, desplegó 60.000 agentes, 5.000 de ellos solo en París. Al inicio de la jornada, con un tuit, la fuerza había invitado a "aislar a los grupos violentos", pero el pedido fue solo tenido en cuenta por los manifestantes de la protesta autorizada, que no tuvo puntos de contacto con los Chalecos Amarillos de République. En tanto, la atención se centra ahora en el Eliseo, con Macron que deberá ilustrar sus decisiones el jueves próximo, mientras que en Facebook los "chalecos amarillos" llaman a la "Revolución" el 1º de mayo, jornada muy temida por las autoridades. Y hay quienes llegan a proclamar la próxima fiesta nacional como un "14 de Julio Amarillo".