Argentina, el primer problema crediticio global

Por Miguel Ángel Boggiano

El comienzo del gobierno de Macri coincidió con un momento de euforia crediticia global. Por eso, a la Argentina le prestaron monumentales cantidades de dinero sin ningún tipo de condicionamientos. No se le exigieron reformas, ni tampoco la más elemental promesa de nivelar las cuentas públicas.

El pico de esta euforia crediticia se dio en junio de 2017, cuando nos llegaron a prestar 3.000 millones de dólares a 100 años, algo sin precedentes para un país no calificado como “grado de inversión”.

Sin embargo, desde el 2018, con la suba de las tasas de interés de corto plazo a nivel global, el panorama comenzó a cambiar. Y fue así que, para sorpresa de todos los argentinos, en mayo de ese año tuvimos que volver a los brazos del Fondo Monetario, porque en el mercado de deuda voluntario ya nadie nos quería seguir prestando.

Recién a partir de ese entonces, el gobierno de Macri empezó a hacer tarde y por la fuerza lo que tendría que haber hecho desde el comienzo para enderezar las cuentas públicas. El problema es que entonces eso lo haría sin la suficiente fuerza política como para encarar las reformas que hoy sigue necesitando el país.

Desde que el Gobierno tuvo que ir al FMI perdió fuerza política y también chances de mejora, ya que aquellas reformas que no había hecho al principio ahora se volvieron imposibles de realizar.

La gran mayoría de los analistas locales se fijan exclusivamente en las condiciones domésticas. Esto es, cuántos son los intereses por pagar, cuántas son las amortizaciones de capital por pagar, etc.

Sin embargo, parecen olvidarse que a la Argentina le prestaron el dinero sin mirar prácticamente nada acerca de las cuentas nacionales, y probablemente nos dejen de prestar dinero porque nuestros números difícilmente sean muy alentadores.

El porqué de este motivo parece bastante sencillo, al menos de entender: hay momentos en los cuales las condiciones crediticias son inusualmente blandas –como fue en los primeros dos años del gobierno de Macri-, y momentos en los cuales las condiciones crediticias se vuelven mucho más exigentes.

Nosotros consideramos que hay muchos motivos para pensar que las condiciones crediticias a nivel global serán mucho peores que las actuales en el momento que la Argentina tenga que empezar a refinanciar su deuda en el mercado de deuda voluntaria en el 2020.

¿Por qué ese mercado se pondrá más complicado? Porque en realidad Argentina es uno de los tantos actores que tomó crédito de manera irresponsable, y son muchos los que ahora necesitarán refinanciar.

Esto no alcanza únicamente a la deuda soberana (donde además de la Argentina, tenemos a Turquía en problemas) sino que también observamos créditos tomados de forma irresponsable en todo lo que es deuda corporativa estadounidense, deuda corporativa china, deuda bancaria europea e incluso inversiones en private equity (WeWork, Uber, Lyft, Tesla: todas pierden cada vez más plata).

Todo es quiere decir que Argentina se vio beneficiada por las mismas facilidades crediticias que hizo que el dinero fuera accesible a diversos tipos de agentes a nivel global.

Todo parte del mismo fenómeno impulsado por la política laxa de los Bancos Centrales desde el 2008 (Reserva Federal, Banco Central Europeo, Banco de Japón). El virus de la tasa en 0% ha infectado al mundo. Argentina es el primero que empieza a mostrar las consecuencias de esa infección, pero seguirán muchos otros.

Y en ese entonces, se volverá muy difícil para la Argentina conseguir refinanciación.