Un gobierno que ya no tiene respuestas

La respuesta del banquero descolocó a Guido Sandleris. Fue durante uno de los varios encuentros informales que mantuvo con jerarcas de la City cuando despuntaba el pánico que se volvió corrida esta semana.

-O sea que si tenés éxito y el dólar se mantiene a raya vas a terminar el año pagando tasas del 60% en dólares -le espetó el financista, malhumorado.

-Bueno, no, porque cuando se estabilice retomaríamos la senda bajista de las tasas -respondió el jefe del Banco Central.

-¿A cuánto bajarías las tasas? ¿A niveles menores que la inflación?

-No, siempre mantendríamos tasas positivas.

-Entonces tu éxito sería bajarlas al 40% anual. Ahora están en 65%. Terminarías el año habiendo pagado 50% promedio en dólares en el mejor de los casos. ¿Después a cuánto tendría que subir el dólar para compensar?

Sandleris eligió esquivar la chicana. Pero el récord posterior de la divisa y el salto por encima de $60 que pegó en los contratos a futuro con fecha de enero expusieron nítido el pesimismo del establishment financiero, acaso la última fracción de los dueños del capital que se mantenía abroquelada en torno a la reelección de Mauricio Macri. Como cuando el Plan Primavera empezaba a crujir y Raúl Alfonsín decidió adelantar las elecciones presidenciales para el 14 de mayo aun cuando tenía mandato hasta el 10 diciembre, ya nadie se atreve a arriesgar un valor del dólar para el día siguiente.