De desdoblamientos y debilidades

En las últimas horas, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal ha logrado que el equipo político del Presidente comience a discutir una cuestión de estrategia electoral que, en alguna medida, refleja el actual estado de cosas en la coalición gobernante. Vidal reclamó a la Casa Rosada que le permitan convocar a elecciones en la provincia de Buenos Aires en una fecha anterior a la elección presidencial, es decir, competir en una boleta en la que no figure Mauricio Macri. En primera instancia, eso fue interpretado en el equipo de este como un intento de abandonar al Presidente ante la situación delicada que enfrenta. Con el correr de los días, la discusión se hizo más compleja.


El planteo de la discusión es en sí una señal de extrema debilidad del gobierno. Nunca se adelantó una elección bonaerense, y no hay motivo real para hacerlo.
Desde el búnker de CFK redoblaron la apuesta: si desdoblan, CFK es candidata a goberndora y agosto será candidata a presidenta. Sería una apuesta arriesgada para Cristina, pero si le gana a Vidal y después a Macri...

Macri no quiere desdoblar, Peña y Durán Barba tampoco.

El gobernador de la provincia siempre tuvo el blindaje de no ser responsabilizado por los problemas y de ser visto como co responsable de los éxitos. Scioli era parte del éxito en 2011 y nadie lo señalaba en 2014. A Scioli no le entraban las balas, y a Vidal tampoco. Pero a Scioli llegó el día en el que le entraron las balas todas juntas.

Los argumentos de Vidal parecen, a primera vista, bastante razonables. El kirchnerismo tiene una carta fuerte en la provincia de Buenos Aires que es Cristina Fernández de Kirchner. Cambiemos, en cambio, tiene una carta débil en el mismo distrito: el presidente Mauricio Macri. Si las elecciones presidenciales y las bonaerenses se realizaran el mismo día, seguramente los votantes privilegien la boleta presidencial frente a la bonaerense, sobre todo porque Cristina no repetirá el error del 2015, cuando colocó un candidato muy vulnerable en la provincia. En esas condiciones, puede ocurrir que en la primera vuelta electoral Cambiemos pierda la provincia de Buenos Aires porque allí Cristina parece más fuerte que el Presidente. Eso dejaría a Macri muy debilitado para un ballotage. Eso no sucedería si las elecciones se desdoblaran: Vidal, la candidata más fuerte de Cambiemos, sería la cabeza de lista en Buenos Aires y Cristina, la más fuerte del kirchnerismo, no estaría en esa contienda.



La primera reacción en la Casa Rosada ante este planteo fue negativa. En el 2015, la candidatura de Vidal en la provincia de Buenos Aires fue clave para el triunfo de Macri. A Marcos Peña y a Jaime Durán Barba les disgusta la idea de que Macri pelee solo por su reelección, sin la compañía directa, el mismo día, en la misma boleta, de los líderes de los distritos más fuertes del país: la Capital y la provincia. El contraargumento de Vidal se podría expresar con las siguientes palabras: "Es más probable ganar la provincia si las elecciones se anticipan. Cambiemos ganará también la Capital. Eso generará un clima de derrota para el kirchnerismo que empujará la candidatura de Macri a la presidencia. Además, dejará a Cristina sin el apoyo del aparato de intendentes bonaerenses en la provincia".



Finalmente, la decisión recaerá sobre la dupla que desde hace muchos años conforman Marcos Peña y Jaime Durán Barba. Ambos tienen para el Presidente un aura de infalibilidad. Junto a ellos, Macri ganó todas las elecciones en las que se presentó e, inclusive, supo retirarse a tiempo de la carrera presidencial del 2011, cuyo resultado hubiera sido catastrófico. El argumento central de ambos es que Cambiemos hoy es la agrupación política que representa a una mayor cantidad de argentinos y que eso funciona mejor cuando sus líderes más representativos se presentan juntos, el mismo día. En última instancia, todo esto es cuestión de instinto. Hasta ahora no les ha fallado y por eso Macri está donde está.


Toda esta discusión se apoya en un hecho que nadie discute y que es muy revelador sobre cómo funcionan las cosas en la política argentina: María Eugenia Vidal es una candidata más fuerte que Mauricio Macri. Desde hace tres años y medio, cuando enfrentó y derrotó, por primera vez desde 1983, al peronismo en la provincia de Buenos Aires, Vidal se transformó en la política argentina con mejor imagen del país. Los indicadores de Macri, en cambio, aunque en las últimas semanas han recuperado un poco, siguen siendo muy pobres. En ese contexto, es lógico que Vidal se preocupe por no ser arrastrada hacia abajo por Macri, como este por no ser abandonado por la figura política más popular que, al fin y al cabo, fue su propia creación. En el entorno de Vidal, algunos se preguntan. "Si necesitan tanto a María Eugenia, porque sin ella no pueden ganar, ¿por qué entonces la candidata presidencial no es ella?