La política comercial de Bolsonaro genera incertidumbre




Al mundo todavía le cuesta lidiar con la política comercial "Estados Unidos primero" de Donald Trump, y ahora quizás deba enfrentarse a "Brasil por sobre todo", el slogan del presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro.

Muchos creen que el autoproclamado fanático de Trump y nacionalista de ultraderecha con aversión a China seguirá los pasos de su par en Washington.

Y ya ha empezado. Confirmó que su gobierno trasladará la embajada de Brasil en Israel de Tel Aviv a Jerusalén. La medida podría afectar drásticamente exportaciones por u$s 13.600 millones hacia países árabes. Algunos se preguntan si éste es un avance de lo que se viene en el frente comercial de Brasil, un importante exportador de materias primas y alimentos.

Durante los 14 años de gobierno del Partido de los Trabajadores, Brasil desarrolló una inclinación hacia las asociaciones con naciones de Latinoamérica y África. Ha sido un eje del Mercosur. Pero el foco de Bolsonaro ahora sería la "liberalización comercial bilateral" con Estados Unidos, aseguró Sandra Ríos de CINDES, un think-tank de Río de Janeiro.

La desaceleración, el modelo económico cambiante y la guerra comercial convirtieron al gigante asiático en una mala apuesta a largo plazo

El zar económico de Bolsonaro, el Chicago boy Paulo Guedes, estará a cargo del nuevo "superministerio" de economía y los diplomáticos creen que tratará de negociar acuerdos bilaterales "sector por sector" con EE.UU.

Guedes ya dejó en claro que el Mercosur "no es una prioridad", lo que podría poner en peligro la culminación del tan demorado acuerdo entre la alianza sudamericana con la UE.

La otra gran pregunta es cuál será la postura de Bolsonaro con respecto a China. Si bien se mostró cálido hacia Washington durante la campaña pero frío con Beijing, queda poco claro qué significa eso en la práctica. Los productores agrícolas brasileños están ansiosos por saberlo.

El diario China Daily del partido comunista mostró cierta inquietud cuando dijo "mantenemos la sincera esperanza de que cuando Bolsonaro asuma el liderazgo de la octava economía del mundo, tome una postura objetiva y racional en cuanto al estado de las relaciones entre China y Brasil".

Antes de la victoria electoral, Bolsonaro visitó Taiwan, Japón y Corea del Sur, y habló de "Brasil asociado con Estados Unidos". Según Oliver Stuenkel, analista de FGV, la tarea de Bolsonaro será evitar enemistarse con China. "Mientras sus exigencias sean técnicas y específicas, China estará feliz de negociar y potencialmente renegociar la actual relación comercial bilateral" que mantiene con Brasil, agregó.