Las naftas ya aumentaron un 30% en lo que va del año y afirman que todavía falta subir un 12% más

YPF aplicó el séptimo aumento del año y la Súper ya cotiza a $29,37 en el surtidor.



Los combustibles parecen no tener techo en Argentina. La petrolera de bandera nacional ajustó sus precios siete veces en lo que va del año -seguida por las otras compañías-, acumulando un alza del 30% y aun así se prevén nuevos incrementos.

Las principales petroleras le aseguraron a este medio que sus precios todavía se encuentran atrasados un 12% y que la actualización de los mismos se realizará durante los próximos meses. Si bien por el momento no hay confirmaciones, el escenario más probable sería desdoblar este incremento en dos o tres meses, pero no hay dudas que las pizarras de los surtidores estarán nuevamente actualizadas en septiembre.

Los vaivenes en el precio de las naftas van al compás de la intermitente política energética nacional. El 26 de septiembre de 2017 Aranguren comunicó la desregulación del precio de los combustibles, que liberados de hecho tras las elecciones legislativas de octubre, acumularon un alza de casi el 50% hasta la fecha.

En mayo de este año, cuando el Gobierno aún luchaba por intentar cumplir con la meta inflacionaria del 15% que habían fijado, Aranguren dio un giro de 180 grados en su política e impuso a las petroleras un congelamiento de precios por 60 días tal como acostumbraba el kirchnerismo.

En ese acuerdo, se estableció una fórmula para medir los futuros incrementos basada en la evolución del tipo de cambio, el precio del crudo Brent -que sirve de referencia para el mercado de exportación europeo- y el valor de los biocombustibles.

Como es sabido, todos estos indicadores se incrementaron significativamente y el congelamiento no llegó a cumplir ni un mes de duración, ya que los atrasos rondaban el 40%. Con la excusa de una actualización impositiva de AFIP que terminó modificando los precios de los combustibles, las empresas rompieron el pacto y aplicaron tres aumentos en cinco semanas.

Esto provocó la salida de Aranguren y el ingreso de Javier Iguacel, quién rápidamente pasó de intentar contener los aumentos a volver al sendero de liberación de precios. Uno de los motivos que explican este giro radica en el acuerdo con el FMI, donde se fijó como prioridad máxima la reducción del déficit fiscal, corriendo a un segundo plano la lucha contra la inflación.

De esta manera y para no tener que efectuar erogaciones que compensen a las empresas por vender a un precio debajo del precio de mercado, se autorizaron nuevas subas que en esta oportunidad se ubicaron en el 4,5% en la nafta súper y un 5,5% en la premium, que pasaron a costar $29,37 y $35,37, respectivamente en las estaciones de YPF y $30,28 y $36,95 en el caso de Shell.

Aun así, la refinación de petróleo cayó un 19,9% en junio dado que algunas empresas como Trasfigura decidieron paralizar sus refinerías "hasta que los combustibles no estén alineados a precio internacional".

Estos incrementos no tardarán en reflejarse en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), proyectando una inflación cada vez más al alza. Durante el mes de junio, que tuvo una actualización muy similar a la de agosto, el componente "Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles" representó 0,5 puntos porcentuales de los 3,9 que marcó la inflación para el Gran Buenos Aires.

Con seguridad durante los próximos meses la injerencia de este ítem en el conjunto de los precios será más importante, dado que además de la continua alza en los combustibles, lo acompañarán las recientes subas de luz y la muy próxima en el gas.