Santamaría y Casado lucharán por presidir el PP y reemplazar a Rajoy, tras superar a Cospedal

La exvicepresidenta y el vicesecretario se imponen en el voto de los afiliados

Soraya Sáenz de Santamaría (36,9% de los votos) y Pablo Casado (34,3%) sobrevivieron este jueves a la disputada primera vuelta de las elecciones internas del PP, superando a María Dolores de Cospedal (25,9%), José Manuel García Margallo (1,17%), José Ramón García Hernández (1,15%) y Elio Cabanes (0,32%). El resultado permitirá al vicesecretario negociar para lograr el apoyo de los derrotados e intentar voltear el voto popular en el Congreso del 20 y el 21 de julio, que decidirán los compromisarios.


Soraya Saenz de Santamaría, votando en la sede del PP del distrito madrileño de Salamanca, en las primarias del partido. Carlos Rosillo

Nada está decidido en la lucha por sustituir a Mariano Rajoy como presidente del PP y candidato del partido a La Moncloa. El exiguo margen con el que Sáenz de Santamaría se impuso a Casado en la votación de la militania puede ser corregido por los compromisarios del partido en el congreso del 20 y el 21 de julio. En consecuencia, se abren dos semanas de negociaciones en las que solo hay una cosa clara: el vicesecretario de Comunicación no se plantea aceptar la oferta para integrarse en el equipo de Sáenz de Santamaría y buscará el apoyo de los delegados de Cospedal, Margallo y García Hernández para ocupar el poder. Casado —al que aún persigue la sombra de la investigación sobre las inexactitudes de su currículo— quiere llegar hasta el final. Si no le convencen en los próximos días, habrá batalla hasta el último suspiro.

“Nuestros militantes quieren y merecen un esfuerzo de unidad e integración, y yo quiero que Pablo y yo se lo ofrezcamos”, dijo anoche Sáenz de Santamaría, que no descartó ofrecerle a Casado la secretaría general del PP a cambio de que ambos unan fuerzas. “Haré el máximo esfuerzo de generosidad”, prometió la exvicepresidenta del Gobierno. “Quiero abrir un diálogo muy amplio con Pablo”, aseguró. “Mi opción tiene el aval de haber sido la lista más votada por los afiliados y de haberlo sido en la mitad de las circunscripciones”, recordó, reivindicando su derecho a ganar el cónclave popular sin que los compromisarios corrijan el voto de las bases.

La propuesta de Sáenz de Santamaría fue interpretada por el equipo de Casado como una señal de la que victoria está a su alcance. El vicesecretario no intentó esconder su estrategia tras una intensa quincena en la que movilizó a las bases populares. Casado da por descontado que todos los delegados vinculados a Margallo y García Hernández le darán su apoyo en el congreso extraordinario. Y espera que

Cospedal le ayude a voltear la decisión de los afiliados, sumando sus compromisarios a la causa de derrotar a Sáenz de Santamaría, rival y contrapeso interno de la secretaria general desde hace una década.

“Esta es la candidatura en la que cabe todo el mundo”, dijo el vicesecretario de Comunicación nada más conocer el resultado. “Yo he respetado las normas en todo momento, cuando me iban bien y cuando no. La doble vuelta es democrática, y es así como hay que decidir”, argumentó. “Los dos tenemos un resultado muy igualado y hay candidaturas que no han pasado que tienen muchos apoyos y líderes con los que me siento muy identificado”, siguió sobre los escasos 1.500 votos de diferencia entre los dos aspirantes. “Lo más justo es respetar las normas y dar la voz a muchos militantes a los que con esta segunda vuelta les gustaría opinar quién de los dos que han pasado les representa mejor”, añadió.

Esa es la carta que aún le queda por jugar a Cospedal en la partida por ocupar el poder en el PP. Su ascendiente entre los cargos orgánicos de la formación, labrado durante una década como secretaria general, le permitirá intentar redirigir el voto de los compromisarios que le son afines. Junto a ella, que también es presidenta del PP en la Castilla-La Macha, la clave para decantar el resultado la tendrán los delegados de Madrid, con el presidente Ángel Garrido al frente; Galicia, con Alberto Núñez Feijóo; Castilla y León, con Alfonso Fernández Mañueco; Andalucía, con Juan Manuel Moreno Bonilla; y la Comunidad Valenciana, con Isabel Bonig.

“Yo no aspiro a ninguna responsabilidad ni cargo en el PP, otra cosa sería improcedente, pero hay muchas personas que han apoyado a esta candidatura, ganadoras de elecciones, y respetadas en el partido, que tienen que estar presentes en el futuro”, pidió la todavía secretaria general, defendiendo en su derrota el futuro de quienes apostaron por ella. “Tenemos un tiempo todavía para reflexionar”, añadió sobre la posibilidad de que sus compromisarios apoyen a la candidatura de Casado, enmendando el voto de las bases para darle la victoria al vicesecretario de comunicación.
Candidatura a La Moncloa

Los días que descontará ahora el partido hasta el Congreso marcarán su futuro, del que ya se sabe que no se parecerá en nada a su pasado.

El relevo generacional en la cúpula del PP ya es un hecho. El paso atrás de Rajoy, de 63 años, dejará espacio para Sáenz de Santamaría, de 47, o Casado, de 37. El futuro de Cospedal, que ha sido la secretaria general durante toda una década, parece ya fuera de la política activa. Por primera vez se ha abierto una gran decisión del partido al voto de las bases. Y más importante aún: si los dos aspirantes llegan a un acuerdo, o los compromisarios respetan el voto popular en el congreso del 20 y el 21 de julio, el PP apostará por primera vez por una mujer candidata a la presidencia del Gobierno.

Lo nunca visto en una formación con opciones reales de ocupar La Moncloa.