Erdogan va por todo en las elecciones y su rival cierra con una masiva muestra de fuerza



Desafiante opositor Ince sueña con un balotaje



Recep Tayyip Erdogan










Después de desplegar su fuerza para convertir a Turquía en una República presidencial mediante el polémico referéndum disputado el año pasado, Recep Tayyip Erdogan buscará mañana convertirse en un presidente con plenos poderes. Para tener mañana la mayoría absoluta de casi 60 millones convocados para las urnas, y cerrar el juego sin arriesgarse a una segunda vuelta complicada dos semanas después, en los últimos dos días Erdogan insistió en 12 comicios en varios distritos, en cómo progresó el país en los 15 años en los que él ha estado a la cabeza del país.




"Para ser presidente es necesaria la experiencia. Un presidente necesita el reconocimiento de la comunidad internacional", dijo, y concluyó así una campaña que juega a la defensiva, a raíz de crisis económica y las tensiones internacionales. En las mismas horas, su desafiante principal, Muharrem Ince, candidato por la fuerza socialdemócrata CHP, concluía su estrecha carrera -107 mítines en 65 ciudades- frente a una multitud de cientos de miles de personas en Maltepe, en el lado asiático de Estambul.




"Mañana se cambia", prometió a los suyos. Con estimaciones de alrededor de un 30% de los votos, en un eventual segundo turno podría desafiar a Erdogan de cerca, reuniendo para sí el consenso de otros competidores, desde la exministra del Interior, la nacionalista Meral Aksener , al kurdo Selahattin Demirtas, candidato desde la cárcel. Además de la presidencia, los partidos competirán por los 600 escaños en el nuevo Parlamento. En competencia estarán ña coalición del Pueblo de Erdogan y el heterogéneo grupo Nacional heterogénea coalición nacional, además del voto kurdo, que será crucial. Si el HDP de Demirtas supera el umbral del 10%, Erdogan podría perder una mayoría absoluta.

Entretanto, al menos 519 mil representantes de lista y observadores independientes serán distribuidos en más de 180 mil colegios electorales de toda Turquía para vigilar las operaciones de voto y el escrutinio. Contra posibles fraudes "tomamos medidas a prueba de bomba", aseguró Erdogan, después de que Ince amenazara acampar ante la Comisión electoral central de Ankara.


Observadores de ocho organizaciones internacionales también supervisarán las urnas, incluidos 350 delegados de enviados de la OSCE/ODIHR. Los temores principales son la validación de las papeletas no selladas -una práctica que suscitó una fuerte controversia en el referéndum de 2017- y la transferencia de escaños por "razones de seguridad", que afectarán al menos a 144 mil votantes del sudeste kurdo.


El principal candidato opositor turco cierra la campaña con un baño de masas

El partido centroizquierdista CHP congrega a cientos de miles de personas con la esperanza de derrotar a Erdogan en las elecciones de este domingo
  Sguidores de Muharrem Ince, principal opositor de Erdogan, en un mitin en Estambul (Turquía).

“Apretaos, apretaos todo lo que podáis”, dice un pasajero del metro que se dirige hacia el distrito de Maltepe, al este de Estambul (Turquía). El vagón es una masa de cuerpos sudorosos, tan repleto como está de seguidores del candidato opositor Muharrem Ince. Pero en las estaciones aún espera más gente con la intención de acudir al mitin de cierre de campaña del candidato de centro izquierda a la Presidencia turca en las elecciones de este domingo. “¡Somos soldados de Mustafa Kemal!” (el fundador de la Turquía laica), “¡Derechos, ley, Justicia!” y “¡Aire acondicionado!”, son algunos de los eslóganes que corean los pasajeros del metro.

El objetivo de todos ellos es observar de cerca a la gran esperanza del Partido Republicano del Pueblo (CHP), la principal formación opositora, para derrotar al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que nunca ha perdido en las urnas desde que su partido accedió al poder en 2002. Las encuestas sitúan a Ince con una intención de voto cercana al 30%, a más de 15 puntos del veterano mandatario islamista pero con posibilidades de forzar una segunda vuelta en la que podría concitar el apoyo del resto de partidos contrarios al oficialismo. Desde luego, en más de tres lustros de Gobierno islamista, no se había visto nunca a una oposición tan ilusionada por la posibilidad de un cambio de ciclo.

“Mañana [por este domingo] será un día completamente diferente”, asegura Ince desde el estrado, en un discurso en el que se compromete a restaurar “la independencia de los tribunales” y la democracia, así como a “viajar a todas las capitales europeas para acelerar el proceso de adhesión a la UE”, prácticamente congelado desde hace una década. No ahorra tampoco en promesas populistas que fueron recibidas por la ovación de los asistentes. Por ejemplo, eliminar Passolig, un sistema impopular pero que ha reducido la violencia en los estadios al obligar a los asistentes a identificarse antes del inicio de cada temporada; convertir en museos y centros culturales “los palacios utilizados por Erdogan” y devolver a su país a los más de tres millones de refugiados que residen en territorio turco. “Si gana Erdogan seguirán llegando sirios, si gano yo ganarán los 80 millones de habitantes de Turquía”, sentencia.

“Erdogan ha arruinado la justicia, nada funciona, hay procesos parados desde hace dos años. Ha acabado con las libertades individuales, ataca a las mujeres y utiliza la religión para manipular a la gente”, denuncia Gözde, abogada de profesión: “En cambio, Ince tiene un equipo de gente preparada y creo que podrá solucionar los problemas del país”. Entre sus seguidores, hay quienes se dejan llevar por el optimismo, como Hüsamettin, un pequeño comerciante del textil que se muestra seguro de que Ince ganará: “Y pondrá fin al fascismo al que nos conduce Erdogan”. Otros, como Nevin, joven empleada de una consultora, no las tienen todas consigo: “Queremos que gane Ince, pero Erdogan va a robarnos las elecciones. Necesita hacerlo, por pura supervivencia”.

Uno de los llamamientos de Ince, ante el creciente temor de un eventual fraude, es que los votantes “vigilen y defiendan las urnas” durante el recuento. Además, exige a las instituciones del Estado y a los medios de comunicación públicos —claramente escorados a favor de Erdogan— que se comporten de forma “imparcial” durante las elecciones. Peticiones que caerán en saco roto porque, durante el multitudinario acto de cierre de campaña del CHP, los principales canales de televisión del país, incluido los privados, prefirieron ofrecer imágenes de Erdogan u otras noticias.

Al contrario que en los actos del partido gobernante, en los que los autobuses municipales son ampliamente utilizados para transportar a los simpatizantes de forma gratuita, al de Ince cada cual llega por sus propios medios. Y pese a ello, todo indica a que en la batalla por las cifras de asistencia, Ince ha vencido al hasta ahora imbatible Erdogan. Con la habitual exageración de los partidos turcos de uno y otro signo, los organizadores cifraron en varios millones la afluencia al “Gran Mitin” del presidente turco la pasada semana en la explanada estambulí de Yenikapi, y los de su rival centroizquierdista aseguraron que en el de este sábado hubo cinco millones. Según una fuente policial citada por la agencia Reuters, Ince congregó a un millón de seguidores, si bien un cálculo de área y densidad realizado por este periodista reduce la asistencia a entorno medio millón de personas. Los mismos cálculos sitúan la afluencia al acto de Erdogan en entre 300.000 y 400.000 personas.