EEUU negocia aranceles con la UE


El presidente estadounidense, Donald Trump, abre las negociaciones con Europa sobre los aranceles, pero pide a Bruselas un compromiso concreto para rever muchas de las medidas que para el magnate dañan a los emprendedores, agricultores y criadores estadounidense.
"Primero eliminen sus aranceles", sostiene Trump, para luego asegurar que solo así el Viejo Continente podrá ser exento de los controles sobre las importaciones de acero y aluminio anunciado por la Casa Blanca, como ya decidió para países aliados como Canadá, México y Australia.

Además podrá evitar una nueva ofensiva en sectores como el automotriz, que pondría en crisis sobre todo a Alemania.
Será el ministro de Comercio, Wilbur Ross, en tratar con los europeos, en una serie de encuentros que deberían comenzar en los próximos días, probablemente la próxima semana.
Washington -come explicó el mismo Trump en su cuenta de Twitter- pedirá a Bruselas renunciar al uso masivo de aranceles, barreras y prohibiciones hacia muchos bienes "hechos en Estados Unidos, como automóviles, productos agrícolas modificados genéticamente, carnes bovinas con hormonas y otros.
Todas cuestiones ya puestas en la mesa y que deberían encontrar una solución en el Transatlantic Trade and Investment Partnerhip (Ttip), aquel acuerdo de libre intercambio que Bruselas estaba tratando con el gobierno de Barack Obama y que ahora terminó en el ático. Al menos por ahora.

No hay mucho tiempo, porque el presidente estadounidense firmó la entrada en vigor de los aranceles sobre el aluminio y el acero para el próximo 23 de marzo.
Pero, frente a un escenario de una devastadora guerra comercial, una claridad entre las dos orillas del Atlántico aparece en las últimas horas más "a mano".
Hay muchos observadores que ven en las palabras del magnate el principio de un punto de inflexión: es "así" también para Larry Kudlow, ex colaborador de Ronald Reagan y actualmente asesor externo de la Casa Blanca, en posición para tomar el lugar de Gary Cohn como asesor económico de Trump.

Kudlow habla también de una estrategia táctica bien precisa seguida por el presidente estadounidense: una táctica tomada del mundo de los negocios, destinada a aprovechar la amenaza de los deberes para obtener concesiones de los aliados. Concesiones como la renegociación del tratado del TLCAN al que México y Canadá están ahora disponibles. Y así -se afirma- también será con Europa y con los aliados asiáticos como Japón y Corea del Sur, con China que, al final, podría ser el único país en ser realmente golpeado primero por Estados Unidos de Trump.

La acción del presidente estadounidense representa entonces un desafío sin precedentes para la Organización Mundial del Comercio (OMC), que ve su futuro en juego. Si Trump tuviese que ir hacia adelante con los aranceles la OMC podría juzgarlos legítimos solo en un caso: si están dirigidos a países que exportan los productos en cuestión a precios más bajos respecto a los costos de producción estadounidense. De lo contrario, debería ponerse en contra de Estados Unidos, su primer accionista, en una dura lucha por los resultados más que nunca inciertos.