Trump apuesta a plan multimillonario de obra pública

200 mil millones de fondos federales, más aportes privados
  El presidente Donald Trump reveló en la Casa Blanca, ante un auditorio de gobernadores y alcaldes, el esperado plan para renovar las "arruinadas" infraestructuras del país, uno de los talones de Aquiles de Estados Unidos y una de sus promesas electorales.
Trump colocó sobre la mesa 200 mil millones de dólares de fondos federales, que a su criterio deberían estimular una inversión de al menos un billón y medio de dólares en diez años, alimentada por privados y gobiernos locales y estatales. Un motor para impulsar el crecimiento económico y crear puestos de trabajo, según el mandatario.
"Tras haber gastado tan estúpidamente casi 7 mil millones de dólares en Medio Oriente, ahora es tiempo de comenzar en nuestro país", publicó Trump en Twitter. "Construiremos espléndidos nuevos caminos, puentes, autopistas y acueductos en todo nuestro país. Y lo haremos con el corazón estadounidense", anunció el magnate republicano, que cuenta también con la llegada de inversiones extranjeras.
"Hay muchos países, muchas personas que quieren de verdad colocar enormes cantidades de dinero para las infraestructuras", confió recientemente el presidente al Wall Street Journal, deslizando la hipótesis de que las inversiones pueden arribar hasta 1,8 billones de dólares.
El plan forma parte de la propuesta de la Casa Blanca para el presupuesto 2019, que prevé, entre otros rubros, un aumento de los gastos militares con 686 mil millones de dólares para el Pentágono (+13%), 18 mil millones para el muro con México y 23 mil millones para la seguridad de las fronteras, junto con recortes en los programas sociales y de salud.
Las primeras reacciones al plan de infraestructuras fueron de escepticismo. Muchos parlamentarios consideran que los financiamientos federales resultarán insuficientes y que las administraciones locales tendrán dificultades para recaudar fondos, salvo con aumentos de impuestos y peajes. Otros temen la explosión del déficit público, que el próximo año debería superar el billón de dólares, más del doble de lo previsto por la actual administración. De los 200 mil millones indicados por Trump, la mitad serían incentivos para atraer financiamientos locales y privados, con el objetivo declarado de generar 6,5 dólares por cada dólar del paquete federal, mientras que 50 mil millones de dólares irían al "desde hace largo tiempo olvidado" país rural.
Una invocación que busca volver más apetecible la propuesta ante los ojos de los parlamentarios de los "estados rojos", esto es los de tradicional mayoría republicana, en vistas a las elecciones de medio término de este año. Los últimos 50 mil millones serían subdivididos en préstamos y bonos para nuevos proyectos, financiamientos de obras en curso y programas de vanguardia. El proyecto presidencial incluye otras "zanahorias": la promesa de apoyo y refuerzo de la mano de la obra nacional, la devolución de poder decisorio a gobiernos locales y estatales, la remoción de reglas inútiles y la reducción de tiempos de obtención de permisos a dos años de máximo.
Así la dirección federal debería limitarse a la creación de una agencia única para gestionar todo el proceso de permisos. Una "desregulación" que le produce inquietud en particular a los ambientalistas.
Trump, en tanto, continúa impulsando su agenda en el frente migratorio: hoy el Senado comienza la discusión sobre los "dreamers" y algunos representantes republicanos adelantaron una versión del plan presidencial. Los republicanos están dispuestos a regularizar a 1,8 millones de inmigrantes pero solo a cambio de la aprobación por parte de la oposición demócrata de los fondos para el muro con México y el cambio de legislación respecto de inmigración legal e ilegal. Una partida decisiva en la que se jugarán además las expectativas para las próximas elecciones legislativas de medio término programadas para el 6 de noviembre próximo.