Puigdemont exige poder para gobernar desde Bruselas

Junts per Catalunya quiere reformar la ley de la presidencia para amparar la investidura a distancia y la CUP se abre a investir a otro candidato
Puigdemont se dirige a la prensa durante una protesta ayer en Lovaina.




Carles Puigdemont no piensa ceder en su objetivo de dirigir Cataluña desde Bruselas. Su estrategia pasa por que ERC acepte crear un Consejo de la República y reformar la Ley de Presidencia para incluir una eventual investidura telemática; y si, como es previsible, esto último no es posible, proponer otro candidato pero manteniendo él ese cargo simbólico y con poder. Las negociaciones continuaban ayer en medio de la confusión: Junts per Catalunya dijo que el acuerdo era inminente y ERC se desmarcó. La CUP se abrió a que Puigdemont no sea president.



Las negociaciones prosiguieron sin que trascendieran, al menos en público, avances entre Junts per Catalunya y ERC, que continúan enzarzados en el jeroglífico de respetar la “legitimidad” que otorgan a Puigdemont, esquivando al Tribunal Constitucional, y formar un Gobierno efectivo. Los acuerdos —como el de la investidura fallida— son a veces efímeros y quedan en papel mojado. De momento, lo único que está claro es que Puigdemont quiere ser investido y si no puede seguir ostentando el poder desde Bruselas.

Josep Rull, exconsejero de Territorio, aclaró anoche, en 8TB, que trabajan en dos vías: aprobar en un pleno del Parlament una propuesta de resolución que abriría la legislatura para denunciar el 155 y “el fraude de ley” que impide restituir a Puigdemont y al Govern. Y, además, reformar la Ley de la Presidencia —no por lectura única— para permitir la investidura a distancia. “No queremos forzar los plazos”, dijo insinuando que los tiempos se alargarían.




“Si el Gobierno hace trampas, nosotros queremos cumplir la ley para que sea posible lo que votó el pueblo”, dice el exconsejero Rull

La estrategia matiza la hoja de ruta que Junts per Catalunya explicó el lunes en Bruselas a la CUP y que esta, a su vez, comunicó a sus militantes en una circular. El documento dice que la idea es celebrar el día 18 en la capital belga una asamblea de cargos electos secesionistas e investirsimbólicamente a Puigdemont como “presidente de la república”. “Este nuevo espacio exterior sería la dirección real del Principado y emplazan a que formen parte Junts per Catalunya, ERC, CUP e independientes”, detallan los anticapitalistas. Rull negó esa convocatoria y se negó a hablar de “doble investidura”.

El exconsejero sí que puso el acento en dos ideas que figuran en el documento de la CUP: la de la propuesta de resolución y la de reformar la Ley de Presidencia por la vía ordinaria. Esa fórmula, sin forzar plazos, se utilizaría para vencer las resistencias de ERC que intuye un recurso inmediato del Constitucional. “Si el Gobierno hace trampas, nosotros queremos cumplir la ley para que sea posible lo que votó el pueblo”, dijo Rull. “Tenemos la obligación de intentarlo”. Pese a todo, la CUP describe en su relato que Junts per Catalunya ya les comunicó que si es imposible investir a Puigdemont propondrían otro. No dijeron quién. Va cuajando así la idea de que pueda no ser presidente. “Esta posibilidad”, dice la CUP, “implicaría que la presidencia en Barcelona tendría un carácter simbólico obedeciendo los mandatos de Bruselas”.

La confusión siguió todo el día desde que Elsa Artadi, de Junts per Catalunya, dijo que el pacto con ERC era inminente y Sergi Sabrià (ERC) lo negó. “Queremos uno que legitime una investidura de Puigdemont y de inmediato un Govern efectivo para acabar con el 155 y hacer políticas republicanas”, dijo el portavoz. Esquerra sigue teniendo entre sus objetivos que no haya nuevas imputaciones de políticos independentistas. Escarmentada tras la investidura , la CUP no se pronunciará hasta que sus socios den con una solución. Su idea no es una investidura simbólica ni plegarse al Constitucional. Nuria Gibert, portavoz de la CUP, en declaraciones a La Xarxa, dijo que Puigdemont tiene “legitimidad”, pero se abrió a investir otro candidato: “Esto no va de una sola persona. Va de miles”.